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Todo se trata de una buena estrategia por Solecitoyanass

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Se plantó frente al moreno con el objetivo de obstaculizar su paso.

— ¿Qué quieres Malfoy? —preguntó Finnigan. Harry se reservó a mirar a Draco desconcertado.

Draco sintió seca la boca, tragó un poco para concentrarse y es que desde que sus miradas se cruzaron se sintió perdido en los bellos ojos verdes de su enemigo. Los amigos del pelinegro soltaban estupideces las cuales no valía la pena escuchar. Al final se decidió, cerró los ojos y poniéndose de puntitas levemente, para poder alcanzar al moreno, que era unos centímetros más alto, le plantó un beso. Draco se mantuvo rozando los labios del Gryffindor contando; según Blaise, debía durar diez segundos o no contaría. Iba en el número nueve, cuando sintió los brazos de Potter rodear su cintura, y abrirse paso entre su boca con la lengua; esta vez abrió los ojos grandes al sentir como lo atraía hacia él e intensificaba el beso.

Draco dejó salir un ligero jadeo, con eso fue que despertó de su trance y poniendo toda su fuerza empujó a Potter. Una vez pudo soltarse de los fuertes brazos del chico, huyó del comedor dejando a un Harry perplejo, mirándolo fijamente, mientras tanto Blaise sonreía satisfecho.

— ¡Está hecho! —expresó complacido—. Lo ves Theo, ahora solo espera a que llegue tu momento.

— ¿De qué hablas amor? —Pansy pasó a plantarle un beso en la mejilla a su novio.

— Ya te explicaré después —la miró fijamente- por ahora necesito que me ayudes con algo.

***

— ¿Qué carajos fue eso? —un indignado Ron, daba vueltas por toda la sala común.

— Ron, calma —respondía Hermione que se encontraba sentada junto a Harry— seguramente era una broma para Harry, ya sabes cómo son esas serpientes.

— Si Hermi, pero te das cuenta de que esos cada día que pasa se burlan más de nosotros, quieren humillarnos y dejarnos mal frente a los demás. Harry, deberíamos averiguar ahora que se trae entre manos el Hurón, seguramente planea algo.

Pero Harry no respondió, estaba inmerso en la confusión. —El correspondió el beso ¿no? —el moreno pensaba en lo que acababa de pasar hace poco rato en el comedor, —Sus labios son muy suaves, cómo contenerse ante eso.

— Harry...

— ¿Harry?

La voz de sus amigos lo sacaron de su ensoñación.

— ¿Qué? —al dirigir la mirada a sus amigos pudo ver que ambos los miraban fijamente, —¿Qué me decían?

-Ay Harry, siempre andas en la luna — refunfuñó el pelirrojo—. Hablábamos del Hurón y sus ganas de fastidiarnos la vida.

— Ah... —es lo único que respondió.

— ¿Ah?, ¿eso es lo único que piensas decir? —Ron se acercó más a él como intentando adivinar su comportamiento.

— Chicos, estoy cansado, vamos a dormí —dijo, levantándose de su asiento para dirigirse al dormitorio.

Esa noche se la pasó pensando en Draco y ese delicioso beso, ¿Draco?, ¿Delicioso? Y para ser más preciso él comenzó a intensificar el beso, — ¿Acaso estoy loco?— Era eso o alguien lo había hechizado, es a la conclusión que llegó antes de, casi llegado el amanecer, quedarse dormido.

***

Durante el desayuno sus miradas se cruzaron un par de veces, al darse cuenta del acto no pudo evitar sonrojarse ante el recuerdo de ese beso. ¿Qué estaba pasando con su mente y su cuerpo? Definitivamente era culpa del insoportable cuatro ojos.

No quería asistir a la clase de Defensa contra las artes oscuras, pues Slytherin y Gryffindor compartían esa asignatura, pero tampoco le agradaba la idea de tener malas calificaciones. Su padre decía que en el futuro él manejaría los negocios de la familia, por lo que era indispensable sacar todos los EXTASIS para poder ir a una buena universidad.

Resignado caminó al aula de clase, esta vez no le importó perder su aspecto elegante, aun cuando sabía que los alumnos de los pasillos lo miraban y murmuraban sobre él. Eso sí, mantuvo la mirada de limón agrio con la intención de no bajar la guardia totalmente.

La comadreja y la sangre sucia, junto con otros insignificantes, estaban alrededor de Potter cuchicheando, seguramente tonterías. Cuando entró al salón, pudo ver cómo todos se volvían para verlo, pero fingió que no le importó, pues sí se encontraba algo molesto. Después, como si ya tuvieran planeado qué hacer, fueron a acomodarse en sus respectivos asientos, sin dejar de mirarlo en algunas ocasiones. Draco fingió no darse cuenta del suceso y se dirigió a un asiento junto a Goyle.

—Amigo, ¿Estas bien? —le preguntó con una media sonrisa.

— Si, no te preocupes —respondió mientras sacaba sus libros de la mochila.

La clase transcurrió algo tranquila, solo un par de veces cruzó su mirada con la de Potter, quien lo miraba de manera intensa, casi como queriéndole decir algo, pero decidió ignorarlo. Ya suficiente tenía que toda la escuela cuchicheando a su alrededor.

En cuanto la clase terminó se levantó lo más rápido que pudo y sin esperar a los demás salió del aula rumbo a la biblioteca, sería mejor que se concentrara en los exámenes finales, faltaba solo una semana para que estos comenzaran y no quería fallar, mucho menos siendo el último año.

***

Harry vio a Draco salir, y comenzó a guardar sus cosas en la mochila lo más rápido que pudo.

—Tengo algo que hacer —dijo sin esperar respuesta y salió con la esperanza de alcanzar al rubio. 

Se había pasado la noche entera pensando en ese beso y la razón que pudo arrojar a Malfoy a hacer algo así.

Corrió por varios pasillos hasta que por fin pudo ver al rubio entrar a la biblioteca; pensó que no era buena idea abordarlo en ese lugar, así que decidió ir a su dormitorio y hacer uso de su capa y el mapa del merodeador para buscarlo más tarde.

Mientras tanto, en la biblioteca, Draco intentaba leer un libro de pociones, sin embargo, no lograba concentrarse por la plática poco interesante que Pansy intentaba hacerle.

— Y Potter, se quedó con cara de bobo por largo rato, bueno, de más bobo, porque siempre tiene la cara así.

— Ah... —es lo único que se dignó a pronunciar sin apartar la mirada del libro, pues en verdad de lo menos que quería hablar era de ese idiota.

— Escuché el rumor de que... —la chica lo miró de reojo esperando su reacción— dicen que lo besaste para felicitarlo por ganar el partido.

Draco dio un pequeño respingo y luego volteó a ver a su amiga. —¿Qué dijiste? —preguntó incrédulo.

— Eso que es tu novio y lo felicitaste, o algo así, el caso es que ya el rumor anda por toda la escuela.

— Pues... —titubeó por un instante, pero intentó no demostrarlo— pues lo que esa bola de perdedores piense de mí me tiene sin cuidado, y si no vas a decir nada importante, lárgate de aquí y déjame estudiar.

La chica únicamente se dignó a sonreír, esa plática, apenas era el inicio de todo lo que tenía planeado. Se levantó de su asiento y despidiéndose con un simple "Nos vemos" salió del lugar.

— ¡Carajo! —pensó molesto— ¡Qué se creen esa partida de ineptos para ponerse a hablar de mí! guardó todas sus cosas, pues la verdad ya no tenía ganas de estudiar así que prefirió ir a la oficina de su padrino, él siempre lo escuchaba y lo hacía sentir mejor.

Ya en la oficina de Severus Snape, sentado sobre el escritorio, no dejaba de quejarse. Su padrino no únicamente se limitó a continuar con la elaboración de unas pociones que tenía que preparar.

— ¡Todo es culpa de Potter! —exclamó furioso, al terminar de contar sus penas.

— Culpa únicamente de Potter, o también tuya —expresó su padrino.

— ¿Padrino? —exclamó avergonzado.

— Si, Draco —esta vez volteó para verlo directamente– en primer lugar, no debiste acceder a hacer esa ridícula apuesta, ¿Qué diría tu padre si te viera involucrado en ese tipo de situaciones?

Draco estaba anonadado, pues no se esperaba que esa fuera la reacción de su padrino, pero también era cierto lo que decía. —Bueno... —terminó por decir— tienes razón, no debí dejarme llevar de esa manera, pero es que Potter...

— Ah, no —interrumpió Snape— no aceptaré pretextos, además... ¿No te parece que te la pasas todo el tiempo hablando del hijo de los Potter?

Esta vez Draco pensó que su cara se quemaría de tan caliente que estaba.

— ¡Yo no habló todo el tiempo de Potter! —gritó antes de salir corriendo de la oficina. A pasos apresurados caminó lo más rápido que pudo.

— ¡Si! —exclamó Harry, quién esperaba el momento para acercarse al rubio— Malfoy está en la torre de astronomía —sin más, buscó su capa de invisibilidad y con el mapa se apresuró lo más rápido que pudo para interceptar al susodicho.

Iba caminando por los pasillos menos concurridos a esa hora, cuando escuchó a un grupo de Ravenclaws que decían su nombre. Asegurándose que Draco aún permanecía en la torre, decidió seguir, pero lo que a continuación escuchó, lo hizo detenerse.

— Pues a pesar de ser un arrogante, no puedo negar que yo también montaría ese lindo culito —dijo uno de ellos, un chico alto y delgado, pero poco atractivo.

— ¡Eres un idiota! —exclamó otro en tono divertido—. Además tarde para ti, Potter ya se lo está echando, agregando que seguro Malfoy nunca te haría caso, él no se mezcla con personas como tú.

— ¿Estás diciendo que soy poca cosa para ese aristócrata engreído? — exclamó enfadado.

— Seamos honestos Rupert —expresó otro poniendo una mano en el hombro de chico— no eres nada atractivo, en cambio Harry Potter pues...

— A pesar de los rumores de que no se calienta ni con el sol —completó el otro— es bastante atractivo, no dudo que Malfoy se haya fijado en él.

— ¿Qué? lo que acababa de oír —No era verdad— mucho menos la referente a su virilidad (maldita Ginny),  sin embargo dejó pasar eso por el momento y se concentró en la segunda afirmación; indudablemente Draco no podía gustar de él, pero algo extrañó sintió al escuchar esas últimas palabras. Sus amigos le habían hecho una infinidad de preguntas a la hora del almuerzo que la verdad ni recordaba, además, ni él mismo entendía que había ocurrido la noche anterior; también había escuchado los rumores de qué eran pareja, pero decidió hacer caso omiso a los comentarios y actitudes de sus compañeros, más aún, se pasó la mañana entera pensando y en ocasiones, acariciándose con los dedos, los labios que hace no mucho el rubio había besado, y cuando pensaba en lo bien que se había sentido negaba constantemente con la cabeza.


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