Hermanos.
La situación era desconcertante: un extraño abrazado a Peter de aquel modo tan impropio y justo delante de su chimenea. Lo que Thor no imaginaba era lo surrealista de las circunstancias, pues aquel desconocido no era otro que su propio hijo llegado desde el futuro.
- ¿Estás celoso, cosita? - Peter se echó a reír por la ridícula reacción de su marido. - No te preocupes, mi amor. Él no podría hacerme brillar, apenas si se tiene en pie.
Lyse, tan obediente como siempre, llegó arrastrando a duras penas la enorme hacha de su padre. Para tener sólo cuatro años estaba muy fuerte, la verdad.
- ¡Suelta a mi esposo de una vez o te las verás con el filo de Stormbreaker! - Escupió amenazante el airado dios del trueno al tomar su arma de las manos de su hija.
- Papi, no grites, estás asustando a mi hermano. - Le reprendió Lyse comprendiendo de pronto lo que estaba ocurriendo allí. - A los dos. - Añadió con una pícara sonrisa y un guiño dirigido al desconocido.
- ¿Pero qué dices, princesa? - Le preguntó su padre con esa expresión tan suya de no haber pillado el chiste. - Tú sólo tienes un hermano.
- Sí pero son dos, ¿no te das cuenta? - Dijo la niña señalando a la cuna y al hombre que su madre sostenía entre los brazos.
- Ahora que lo dices... - Thor observó bien la cara de aquel extraño que se les había colado en el salón y que aparentaba tener demasiada confianza con su esposo. - Este tío se parece bastante a mí. ¿Eres Tony? ¿Tony del futuro?
- Cosita, creo que nuestro hijo ha venido a visitarse a sí mismo. Anda, sujeta a Tony que voy a coger a Tony. - Su marido le miró confuso, sin saber muy bien qué tenía que hacer. Peter bufó antes de aclarar sus dudas. - Tú sujetas a este Tony y yo cogeré al otro, al bebé.
Thor asintió con la cabeza, dejó caer a Stormbreaker al suelo y tomó a aquel hombre desde atrás por debajo de los brazos.
- Cómo me alegro de estar en casa. - Murmuró el Tony adulto acariciando la barba de su padre y mirándolo con auténtica devoción.
- Creo que se va a desmayar. - Dijo Lyse dándose cuenta de la debilidad de aquel desconocido. - Mira sus labios, papi. Están resecos y pálidos.
- Agua... - Suplicó Tony cuando pudo al fin expresar su más acuciante necesidad.
La pequeña Lyse no perdió el tiempo y corrió a la cocina para traer un vaso que su hermano bebió de un trago en menos de un segundo.
- ¡Otro! - Ordenó Tony ahora con la voz más firme. Parece que al hidratarse un poco había recuperado algo de sus fuerzas.
- Ya voy pero no me hables así. - Protestó Lyse recogiendo el vaso para regresar a la cocina. - Soy tu hermana mayor aunque ahora sea más pequeña que tú.
- Es confuso. - Thor miró a los ojos a nuestro héroe y sonrió dándole un abrazo. - ¡Pero eres Tony, mi hijo! Vienes del futuro, ¿no es así? Yo también fui al pasado una vez y encontré a mi madre. Supongo que ya te lo habré contado, o te lo contaré un día de estos. ¿Tú recuerdas que te lo haya contado ya, lo de mi viaje al pasado para recuperar el...?
- El éter. - Le interrumpió Tony. - Sí papi, me has contado esa historia y muchas otras.
- No hables, no deberíamos saber nada de lo que nos depara el futuro. - Dijo Thor tapando la boca de su hijo casi como a él mismo le hiciera entonces su propia madre. - ¿A qué has venido?
- Mmm ni idea. - Farfulló quitándose de encima la manaza de su padre. - Yo solamente quería volver a casa. Creo que me he pasado.
- De largo, unos cuantos años. - Comentó Lyse entregándole el segundo vaso de agua. - Eso seguro, porque parece que tienes un montón.
- ¿Ah sí? ¿Cuántos crees que tengo? - Le desafió Tony acostumbrado a esos retos con su hermana. - Vamos, adivina... ¿A que no lo aciertas?
- ¡No quiero! - Contestó la niña algo enfurruñada. - No soy adivina, soy maga. ¿Sabes cuál es la diferencia, ceporro?
Peter mecía al bebé, que ya estaba mucho más tranquilo, mirando a los ojos a Thor con una expresión divertida en la cara. Sintió algo parecido a la satisfacción viendo a su hijo adulto tan fuerte, alto y apuesto, picándose con su hija como un par de hermanos normales y corrientes.