El pequeño Kiki como todas las mañanas reparte en la puerta de los hogares el Saint Daily, noticias morbosas que tanto encantan a los curiosos, ese día no era la excepción. La rubia de cabellos rizados esperaba con ansias que el peculiar niño pregonero anunciara la primera plana.
– ¡Ladrones reciben una receta de su propio chocolate! ¡Compren el Saint Daily! ¡Extra!¡Extra!, ¡dos ladrones son sorprendidos por otro criminal!– gritó el pequeño Kiki a bordo de su bicicleta.
La adrenalina de Freya por leer tal nota llegó a tope a su pulso, era la noticia perfecta para leerla junto a su hermana Hilda mientras desayunaban.
–¡Niño!¡dame uno!– la chica detuvo al repartidor para comprar un ejemplar.
Dentro de casa, se encontraba Hilda colocando los panqueques, fruta y café para el desayuno.
–¡vaya!¡hasta que entras!– regaña la de cabellos lacios y albinos.
– Estaba comprando el periodico, andas muy amargada desde que terminaste con el tipo del gym– se queja la menor, desdobla el diario y revisa los encabezados.
– Vas a mancharte los dedos de tintura – señala Hilda mientras da un sorbo al café.
– Escucha esto, hombre hace justicia por su propia mano contra asaltantes en su casa – rie burlona la rubia.
– Hasta que alguien hace algo inteligente – responde Hilda.
–¡oh por dios! – el bochorno adornó las mejillas de Freya al leer lo que el hombre les hizo.
Continuó su lectura en voz alta...
El domingo por la madrugada dos hombres allanaron la casa del ex convicto Thor Phecda, mejor conocido por el gigante, narró en una entrevista exclusiva que tomó desprevenido al más bajito, le practicó una llave que hizo que se desmayara.
"No puso resistencia, lo llevé a mi habitación con cuidado de no hacer ruido, ya había visto al otro rondando mi cocina, lo hice lo más rápido que pude, le quité la ropa, su piel era suave que la lamí un poco antes de atarlo con el cable del teléfono, me sentí tan caliente que me desnudé también, me jalé un poco la verga, no hice más o el otro se daría cuenta, con mi boxer amordacé al de cabello rosa"
Por la hora en que sucedió el hecho, ningún vecino se percató de alguna actividad inusual.
El segundo ladrón apodado el fisicoculturista o chico fitness, llamado Siegfried Dubhé, asegura que el no entró a robar, que solo acompañó a Alberich a su casa a tomar unos tragos, pero desconocía que esa casa era de otra persona.
"Cuando el otro llegó a mi habitación, lo sorprendí, me escondí detrás de la puerta"- narra entre risas el gigante peludo.
"Vi ahí desnudo a mi amigo, dije... esto no es nada bueno y después sentí un golpe en mi espalda, todo se volvió negro, cuando desperté inició nuestra pesadilla" - menciona conmocionado por el trauma el instructor de gym.
Los afectados aseguran que pasaron varios días en los que fueron sometidos a actos contra su voluntad de índole sexual. Uno de los vecinos a quien llamaremos Dohko N. para resguardar su identidad en el anonimato. El anciano reportó ruidos extraños provenientes de casa de su vecino, el primer día no le tomó importancia, pues asegura que más de una ocasión tiene escándalos y gimoteos como si de orgía se trataran, pero esta vez los sonidos persistieron ¡por cinco días!.
Los agraviados no han dado más detalle, pero aseguran que por estar tomados se equivocaron de casa , por lo que continuan negando el robo. Sin embargo, dos mochilas identificadas por ellos como propias, traían posesiones que el señor Gigante asegura tomaron de su casa.
Cerca de las 4 de la tarde, la patrulla llegó a casa de Phecda, la puerta no estaba asegurada, por lo que los agentes Alcor y Zeta pudieron encontrar en pleno acto al hombre con sus asaltantes. Una vez que se dirigieron a donde los lamentos se hacían más fuerte, encontraron al joven Amatistas boca abajo en el colchón siendo sodomizado por un gran dildo de textura de puntas, junto a él, se encontraba recostado boca arriba el fisicoculturista, con un anillo en el miembro siendo penetrado por el "gigante" quien al ser descubierto no se inmutó y faltó al respeto a los oficiales invitándolos a unirse al acto sexual.
El mencionado amatista asegura que fue obligado a mantener relaciones sexuales con su amigo, mientras Phecda fumaba en el sillón mientras se masturbaba, siendo sostenida la versión por el exconvicto.
"Yo no los obligué a nada, las nenas bien que gozaron cogiendose entre ellos para que yo me la jalara"
Los tres finalmente fueron remitidos ante el ministro de justicia, tal cual como vinieron al mundo fueron subidos a la patrulla, solo cubriendo con unas sabanas en la cabeza para que los curiosos no tomaran imágenes y se les diera mal uso en redes sociales, aun no se sabe si serán sentenciados por robo o procederá alguna demanda por abuso sexual, o hasta se le perdone a Phecda por actuar en defensa propia.
–Oye ese Siegfried ¿no es tu ex?– pregunta la curiosa rubia al terminar de leer la nota.
Una pálida Hilda negó moviendo su cabeza nerviosamente.
– Pero mira hermana, aquí está la foto ¡si es!– le muestra el periódico a su hermana mayor quien no deseaba ver la realidad.
–¡Por Odín no quiero ver eso! ¡Quita eso no es él!– manoteo hasta botar el papel al piso.
– Jaja si es ¡que oso Hilda!-
–¡Ya compórtate, ademas no me importa ese fulano!- quería que se la tragara la tierra, estaba segura que no tardarían sus amigas en llenar su teléfono de mensajes preguntándole por ese patán que la engañaba con el tipo de cabellos rosa, aunque en el fondo le daba gusto que el destino los haya hecho pagar por indignos.