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"De cangrejo, a mi doncella" por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Gracias por leer ^^

Capítulo 12. "Hormonas"
 
- 🌸 -
 
Las dos de la tarde anunciaba el legendario reloj de fuego a la entrada de los templos zodiacales, Aioria llevaba en la casa de Milo alrededor de quince minutos, ambos estaban planeando la manera de saber si Aioros de Sagitario estaba interesado en el macho pelo en pecho de Deathmask de Cáncer —esto es más un decir pues el italiano y el resto de sus compañeros parecen modelos de Calvin Klein— ahora convertido en una bella y sensual señorita. Claro que los dos tenían sus propios motivos para querer saber esa información, en el caso del bichejo, era tener algo con que molestar al atractivo castaño, mientras que con Aioria era más la toma de una decisión complicada entre dejar que Aioros conquistara a la crustácea, o buscar la forma de sacarlo del camino así fuera arrojándolo de un peñasco.
—No puedo entender como no pude darme cuenta antes de la cercanía entre mi hermano y Deathmask, Milo. ¿¡Por qué nadie me lo dijo!? Debo haber parecido un idiota pensando que ellos dos nunca tendrían nada que ver… —exclamó frustrado llevándose la mano izquierda a la cara y dejándose caer en el sillón de la sala en gesto fatalista. 
Milo de pie a su lado y con los brazos cruzados negó poniendo los ojos en blanco.
—¿Por qué te afecta tanto gato? ¿A caso a ti también te mueve el tapete pincitas?  
Los verdes ojos de Leo se agrandaron, parecía que estaba siendo muy obvio con Milo que para colmo de males era demasiado alcanzativo para su gusto.
—No estamos hablando de mí, bichejo —expresó con falsa indignación—, estamos aquí para saber si Aioros anda detrás de Death, pero claro, tú aún no estás listo para esta conversación… 
Ahora el indignado era Milo.
—No me digas… —soltó con sarcasmo y molestia.
—Pues no me preguntes y mejor idea alguna manera para saber si Aioros quiere con la jaiba —se acomodó en el sillón para poder él mismo pensar en algo que fuera de utilidad para saber lo que necesitaba.
—No necesitas tanto Aioria —la voz de Milo sonaba maliciosa, el de Leo volteó a verlo—, no hay mejor método para despertar las emociones de una persona enamorada que provocarle celos… 
Aioria miraba a Milo con la sorpresa brillando en sus ojos verdes, se dio un zape mental al no considerar los celos en primer lugar. Aceptaba que la idea del de cabellos largos era lo que estaba buscando.
—Dioses Milo… ¡Al fin dices algo productivo! —celebró poniéndose de pie con velocidad— Tienes toda la razón, la mejor manera de saber la verdad es provocando a Aioros.
—¿Y cómo vas a hacer eso?
—¡Tú me ayudarás! —lo señaló con una sonrisa. Milo agrandó sus ojos.
—A no hermano, a mí ni me metas en eso, no quiero que Aioros quiera usarme de tiro al blanco por tu culpa, soy demasiado sensual para eso —se cruzó de brazos de nuevo en actitud negativa.
—Oh vamos Milo, no seas bestia y ayúdame, te aseguro que evitaré que Aioros quiera asesinarte de ser cierto su interés por Death —trataba de convencer al otro joven abrazándole por sobre los hombros.
—Vaya, nunca nadie se había preocupado tanto por mí… —respondió sarcástico, suspiró derrotado— De acuerdo gato, tú ganas sólo espero que recuerdes que me debes una.
—Lo tendré en cuenta —dijo sin mucha importancia—, ahora mejor preparemos lo que vamos a hacer para encender el fuego.
A Milo no terminaban de gustarle las ideas de Aioria, y menos mientras sentía como era arrastrado a la cocina de su templo, parecía que aquello iba a llevar su tiempo.
- 🌸 - 
Después de un agotador día de ir y venir y además cargas como mulas bolsas y cajas, los santos de la cuarta, novena y doceava casa llegaban por fin al inicio de la casa de Aries. Death se dejó caer en las escalinatas bastante cansado y malhumorado, tenía calor, y pereza, la verdad de las cosas es que no deseaba dar un sólo paso más.
Aioros y Afrodita se detuvieron a su lado, limpiando el sudor de su frente, aquel estupor era tanto que incluso el sueco se había hecho una cebolla con su propio cabello para refrescar su nuca.
—Dioses, nunca pensé que un día de compras fuera peor que una guerra santa… —expresaba el pez exhausto dejando caer algunas bolsas.
—¡Estoy sofocada! —exclamó Death con la voz chillona en un gesto exagerado, lo que dijo hizo que Aioros alzara una ceja con extrañeza. 
—¿Ahora estás aceptando tu género femenino? —sonrió divertido de ver el rostro abatido y acalorado de Cáncer.
—¡No! —resopló— Es que quería sonar más frustrado y que mejor forma de hacerlo que actuando como una chica consentida —se alzó de hombros—, tengo mucho calor… —se dio aire con la palma de la mano.
—Y cómo no vas a tener calor —habló ahora el sueco ganándose sobre él la mirada azul metálico—, ahora tienes el cabello largo, es normal que estés asándote.
—Tienes razón —respondió con una mueca de fastidio—, estúpido cabello, ¿qué necesidad había de que también me creciera esto?
Death con su mano derecha tomó los largos mechones de su cabello desde su nuca para acomodarlos todos sobre su hombro del mismo lado, dejando su fino cuello expuesto al poco aire que recorría el espacio. 
—Es para que luzcas más femenino —aclaró Aioros, los otros dos se le quedaron viendo impresionados por la seguridad con la que dijo aquello.
—Aioros, ¿no crees qué con esto —se tocó el pecho y levantándose de su lugar siguió— y esto —se nalgueó la cola provocando el sonrojo del griego—, tengo más que suficiente para verme femenino? —terminó su cuestionamiento para cruzarse de brazos con hartazgo y en su angelical cara una mirada ceñuda— Tengo demasiado ya como para todavía aguantar este cabello, justamente es por estas cosas que nunca lo deje crecer… ¡Me cocino, maldita sea! —exclamó ya harta recogiendo su carga de nuevo para de mala gana comenzar a subir las escalinatas a Aries.
Los hombres se quedaron atrás viéndola partir con una sonrisa temblorosa en los labios pues en verdad la actitud del cangrejo les causaba cierta gracia que se resistían a expresar mediante una bloqueada carcajada. Sin más ellos también recogieron y acomodaron lo que llevaban para seguir a Masky.
—Tenga el cuerpo que tenga, este italiano no cambiará —expresó Dita negando con una sonrisa divertida.
—Es mejor así, es su esencia y a decir verdad no me gustaría que la perdiera —respondió el castaño también sonriendo.
Para Dita no pasó desapercibido el tono en el que Aioros dijera esas palabras, pensó en el momento que eran cosas suyas y que Aioros hablaba algo cansado, por eso no le tomó mucha importancia y siguieron subiendo.
Minutos fueron los que se tardaron para poder al fin entrar en el templo del carnero, encontrándose a Deathmask frente a un nervioso Mu.
—Hola Mu —saludó Dita en tono cansado llegando al lado del nombrado.
—Mu, ¿cómo estás? —le sonrió Aioros también llegando con los demás.
—¿Qué tal muchachos? —respondió el carnero recuperándose de su nerviosismo anterior.
La presencia de la muchacha había puesto al ariano inquieto, él sabía que era Deathmask, pero su trato con mujeres era un tanto nulo y le costaba un poco tratar a Cáncer, porque no sabía si debía ser caballeroso o actuar con camaradería.  
—Hace un calor terrible hoy —comentó Piscis.
—Bastante amigo, pero y ustedes, ¿de dónde vienen, y con tantas bolsas y paquetes? —se encontraba sorprendido por la carga de los tres. Death lo sacó de sus dudas.
—Verás, mi estimada oveja —comenzó, a Mu le pareció nuevo escuchar ese mote con la voz suave y sensual que ahora tenía Cáncer—, a nuestra diosa le pareció cruel darme este cuerpo sin tener con qué vestirlo, así que le pidió a Dita y a Aioros que me acompañaran a comprar tooodo lo necesario para que estuviera cómodo el tiempo que deba lucir así.   
—Pues vaya que es mucho —expresó Aries sorprendido.
—Y ni te imaginas lo que pasamos por entrar a una tienda al azar… —el cuerpo de Death tembló al recordar la experiencia en la tienda de ropa íntima. Mu sonrió.
—Bueno, al menos Athena se ha preocupado por lo que puedas necesitar.
—Sí, supongo que sí… Es lo menos que puede hacer después de hacerme esto —resopló.
—No culpes a Athena, Death que tú te buscaste esto —regañó Aioros bastante serio, sin saber lo que ocasionaría.
—No me hables así… 
Los tres hombres miraron asombrados a la fémina, Death no se había dado cuenta pero su rostro adoptó una expresión triste y demasiado inocente. Parecía una auténtica doncella a punto del llanto, Aioros se sintió culpable por haber provocado aquello en la muchacha y buscó consolarla.
La reacción de Cáncer estaba ocurriendo por la liberación de hormonas pues podría ser pronto pero Masky estaba por entrar a su ciclo ovulatorio dentro de poco, en él esto se estaba mostrando mediante inesperados cambios de ánimo y sensibilidad emocional alta que apenas estaba empezando.
—Mask, perdóname no quise hablarte fuerte… —intentó acercarse a ella pero con los ojos húmedos la joven se alejó.
—No… déjame solo… 
La italiana tomó lo que llevaba y se fue a las prisas de ahí, parecía que comenzaba a darse cuenta que algo se estaba saliendo de control, se sentía débil y frágil tanto dentro como por fuera y no le agradaba para nada eso. Por ello tenía como objetivo llegar a su templo para resguardarse hasta que pudiera calmarse.  
Aioros se quedó apesadumbrado por lo que acababa de pasar, no fue su intención hacer sentir mal a Death, nunca pensó que su forma de hablar le afectara a la chica, se sentía mal.
—No quise lastimarlo… —susurró arrepentido, Aries y Piscis se acercaron a consolarlo.
—No te preocupes Aioros, quizás sea efecto de su femineidad —Afrodita quiso tranquilizar al mayor pero éste no se sentía a gusto.
—Quizás sea eso pero no quiero que se vaya así, tengo que alcanzarlo. 
Aioros no esperó palabras de Dita o de Mu, y emprendió el mismo camino que Death aún con los paquetes a cuestas. El sueco suspiró y Mu parpadeó confundido.
—¿Qué le ocurrió a Deathmask? —la sorpresa no dejaba sus finas facciones.
—No estoy seguro, creo que esto de que sea mujer comienza a tomar fuerza.
—Nunca pensé que vería algo como esto, sé que nuestras vidas no soy lo que tú digas que bruto, que normales las vidas de estos mens pero bueno no deja de ser algo impresionante… 
—Te entiendo pero no podemos hacer nada, será cosa de esperar —se alzó de hombros—, mejor voy a seguirlos, no vaya a ser que Death le arroje las sartenes a Aioros —rió empezando a acomodar las compras.
—De acuerdo —asintió viendo como el otro empezaba a alejarse, pronto recordó algo que quería comunicar a Piscis—. Espera Dita —el mayor se detuvo para verlo.
—Dime Mu —Aries se acercó de nuevo.
—Camus estuvo preguntando por ti en el entrenamiento. Creo que no sabía que estabas en el pueblo acompañando a Death.
Afrodita al escuchar lo que le decía Mu, se enterneció al pensar que su hermoso aguador extrañó su presencia. También sentía pena por no haber podido saludarlo antes de ir a buscar a su amigo, pero estaba seguro que podría remediarlo.
En Rodorio vio una preciosa cadena de plata con una pequeña amatista celeste, conocía la piedra al ser una de las principales que conectaban con la energía de Acuario. Sin pensarlo dos veces la compró ante la atenta y burlesca mirada de la italiana quien lo molestó una cuantas calles por su "cursilería". Claro está que el sueco la mandó al diablo diciéndole que sólo dejaba salir su propio resentimiento al no ser objeto de obsequios como ese. Death se cruzó de brazos sin debatirle más.
Ahora estaba feliz de tener la excusa perfecta para visitar a su bello Camus.
—¿E-en serio, preguntó por mí? —indagó con un tenue sonrojo en sus mejillas y una sonrisa ilusionada. 
Mu lo veía con una sonrisa sorprendida, pensaba que Dita era realmente transparente en sus sentimientos.
—Sí, lucía preocupado de no saber de ti, Shaka le dijo que quizás tuviste algo que hacer aún así estuvo algo apesadumbrado en el entrenamiento. Shura casi lo golpea un par de veces por su falta de concentración —comentó nervioso sobando su nuca.
Afrodita al escuchar eso sintió su sangre hervir de sólo pensar que la cabra macabra pudiera lastimar a Camus. Mu pareció notarlo bien y creyó correcto remediarlo.
—¡Pero no pasó nada! —se apresuró a decirle para calmarlo— Shura le pidió disculpas y Camus también se disculpó, después de un descanso se pudo enfocar al 100 por ciento.
Dita suspiró.
—De acuerdo Mu —le sonrió más tranquilo—, gracias por decirme todo eso, iré a visitar a Camie luego de dejar a Deathmask. ¡Y hablando de eso! —se exaltó de nuevo asustando a Mu— ¡Ya debería de estar llegando a Cáncer! Nos vemos Mu, muchas gracias por todo.
—Claro, ten cuidado, nos vemos luego.
Ambos guerreros se despidieron, Dita siguió el camino de los otros dos casi corriendo, esperaba con toda el alma no tener que intervenir en un altercado entre Cáncer y Sagitario, más aún por el lado de Cáncer, pero allá iba con la mejor intención de ayudar.   
- 🌸 -
Pasar por el templo de Tauro y Géminis fue una odisea, Alde se mostró caballeroso con él y le dejó pasar sin más pero en el templo de los gemelos, estos y su comportamiento lo hicieron sentir demasiado vulnerable para su gusto, Saga y Kanon le ofrecieron acompañarlo a su casa y cargar sus comprar pero él prácticamente escapó de ellos al llenarse de un miedo irracional de que los griegos pudieran hacerle algo, no sabía que pero era mejor no averiguarlo. Cuando llegó a su templo lo primero que hizo fue correr a su pieza como si lo persiguieran. Ahora Death se encontraba encerrado en su habitación privada dentro de Cáncer, al entrar arrojó las cosas que llevaba a un rincón para acto seguido ir a su cama donde subió y se sentó con la espalda pegada al respaldar, abrazando sus piernas y liberando sus lágrimas. Pensaba enojado qué diablos le estaba pasando.
—Maldición, qué es esto… yo no soy así, no soy débil no puedo permitirme actuar de esta jodida forma y menos frente a los demás, es ridículo, patético, no puedo permitirlo, no debo permitirlo… —seguía llorando con mayor fuerza, algo dentro suyo le dictaba liberarse de esa forma pero no le gustaba y estaba poniéndose furioso consigo mismo por no ser lo suficientemente fuerte como para controlarse. 
- 🌸 -
Aioros acababa de ingresar al cuarto recinto, ahora estaba más desesperado por encontrar a Deathmask porque los geminianos le explicaron que cuando la italiana cruzó por ahí, lucía afectada de alguna forma por algo que ellos desconocían, esa información preocupó en sobremanera al arquero que dejó lo que llevaba en unos muebles cercanos para pronto internarse en el templo de Cáncer en busca de su guardián.
Algo le decía a Aioros que debía darse prisa y eso haría.
Caminó sin un rumbo fijo, no conocía muy bien ese templo y por lo tanto desconocía donde podría estar la pieza de la chica. Se detuvo a pensar que lo mejor sería usar su cosmos, lo canalizó para poder encontrar la vibración del otro y después de algunos minutos lo encontró. Ya sabiendo a donde estaba Death, se encaminó al sitio para poder hablar con él.
 - 🌸 -
Las lágrimas dejaron de caer pocos minutos atrás, ahora estaba recostada sobre la cama abrazándose a sí misma, mirando sin mirar un punto en la pared al frente. Death no tenía deseo alguno de salir de ese cuarto, no quería hacer nada más que estar ahí y tratar la manera de mantener el control. No le pasaba por la cabeza que eran sus hormonas las que hacían estragos en su estado emocional, pensaba que se estaba volviendo débil y en verdad se sentía frustrada.
Escuchaba movimientos, con lentitud se sentó para poner atención a la puerta cerrada, unos inesperados golpeteos segundos después la asustaron haciéndola sobresaltarse.
Lo cierto es que Aioros ya había llegado a su puerta y ahora tocaba esperando una repuesta que tardaba en ocurrir, por eso decidió hablar.
—¿Death? Perdóname por entrar así a tu templo y por estar frente a tu puerta ahora. ¿Podemos hablar?
Death en el interior aún en la cama se sorprendió por escuchar la voz de Aioros suave y preocupada del otro lado de su puerta. De nuevo un sentimiento desconocido volvía a invadirla, sintiendo como sus ojos se llenaban de nuevas lágrimas sin saber por qué.
Hubo analizado que no tenía por qué comportarse de ese modo tan patético por un simple tono de voz, él estaba más que acostumbrado a que los demás le hablaran rudo la mayoría de las veces pero ahora le dolía y no podía entenderlo.
—Tal ves él entienda lo que me está pasando... —se dijo limpiando las lágrimas que no tuvieron tiempo de caer. Se levantó de su sitio y fue a la puerta.
Aioros mientras tanto ya se hacía a la idea de que quizás Deathmask no iba a abrirle, pero grande fue su alivió al escuchar que la puerta se abría dejando ver el lado izquierdo de la cara de muñeca de la italiana. Sus ojos estaban rojos, Aioros sintió un enorme arrepentimiento al imaginar que Death estuvo llorando.
Recordó esa lejana noche en la misión que tuvieron, recordó verlo y escucharlo llorar en medio de la oscuridad, quizás confiado de que él dormía profundamente, mas al día siguiente Death lucía despreocupado y hermético como siempre, como si nada hubiese pasado en su interior tormentoso y escondido de sus ojos y los de todos. Era la primera vez que veía esa expresión en Cáncer, a pesar de que su rostro fuese un poco diferente, era la persona por la que guardaba sentimientos sin nombre, y le dolía haber ocasionar su llanto.
—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó la femenina voz curiosa, abriendo del todo la puerta Death invitó al arquero a entrar a su pieza.
—Me concentré en buscar tu cosmos con el mío —dijo entrando.
Deathmask cerró la puerta para quedarse con la espalda pegada a ella, viendo a Aioros de frente.
—Ya veo... Pensé que Afrodita te había dicho como llegar... 
—No, él se quedó con Mu...
—Oh... 
Ambos se quedaron en silencio por cortos minutos, Aioros suspiró para disponerse a hablar.
—Perdóname por como te hablé allá Death, no fue mi intención que te sintieras mal... No me esperé que reaccionaras así, no quería dejarte con eso —su voz apesadumbrada reflejaba sinceridad.
Death mantenía sus manos tras la espalda sin despegarse de la puerta y con la mirada baja, dándole al mayor una vista de su perfil derecho. Suspiró sin saber como expresar lo que pensaba.
—Aioros... No sé lo que me pasó, no comprendo por qué me comporté de ese modo yo en verdad no soy así. Estoy molesto y frustrado por demostrar esa maldita debilidad —apretó su mandíbula, su flequillo le cubría lo ojos fuertemente cerrados, necesitaba controlarse pero no podía. Era como si algo en su interior se hubiese roto desbordando así todas sus emociones retenidas.
—No te sientas así Deathmask —Sagitario se acercó del todo a la joven, sólo unos pocos centímetros los alejaban—, no es que tú no sientas, no lo expresas que es diferente pero el que liberes tus emociones no te hace débil a los ojos de nadie, tienes todo el derecho y la libertad de hacerlo y no por ello los demás deben meterse contigo. No tengas miedo de abrirte, la mayor fuerza es de quien abre su corazón, de quien llora de tristeza o alegría. Déjate sentir y verás que todo va a mejorar... —le sonreía con una calidez dulce y embriagante, una que contagiaba a Death y lo hacía sentir como un niño.
Aioros se encontraba perdido no en los labios, ni en las largas pestañas, sino en los ojos. Esos ojos azules que no dejaban de ser los del hombre por el que su corazón latía más a prisa. Esos ojos que se moría por decifrar y descubrír los secretos de esa alma escondida a la fuerza. Esos ojos, los de Deathmask de Cáncer, hombre de pocas palabras y tentadores labios que sonreían con cinismo. Deathmask, a quien Aioros ansiaba en cada noche robar un beso, un beso de la boca italiana a unos cortos centimetros de la suya.
Death estaba quieta, perdida en los ojos turquesa de ese castaño cuyo corazón era la contraparte del suyo, Aioros tan cerca, tan dulce, tan bueno. Tan presente. 
Las respiraciones se encontraban y bailaban entre ellas, la distancia se acababa con cada latido, con cada respiración, un suspiro uniría al fin las bocas y los ojos comenzaban a cerrarse con una añoración casi palpable. Un poco más...
—¡Masky! ¿Estás ahí?
La voz de Afrodita junto con enérgicos golpes en la madera de la puerta trajo de nuevo a la realidad a Cáncer y Sagitario, sus corazones latían como si hubiesen corrido una maratón, Aioros se alejó nervioso de Death que por su lado se encontraba sorprendida y sonrojada. Se preguntaba qué demonios estuvo a punto de pasar, negó mentalmente reponiéndose del susto del pisciano, y disponiéndose a abrir la puerta para encontrarse con su amigo con el puño en alto dispuesto a volver a tocar.
—Masky por Athena me tenías preocupado. ¿Estás bien, y Aioros, no ha venido?
En ese momento entró a la pieza de Cáncer encontrándose con el aún incómodo Aioros.
—Él vino hace poco para disculparse conmigo... —Death habló tratando de lucir normal.
—Oh vaya, bueno los veo tranquilos, supongo que no ha pasado nada —llevó sus manos a su cintura con más calma.
—No tendría porque pasar algo Dita, ya sabes que nada me afecta —expresó ella con aires de grandeza recuperando su actitud de siempre, Aioros rodó los ojos.
—Parece que usted no aprende, ¿verdad? —Aioros le dijo haciendo énfasis en lo que habían hablado antes.
Death se puso nervioso volteando la mirada.
—¿Me estás diciendo que no sientes nada y que era drama tuyo? — el pez preguntó a la jaiba alzando la ceja. La chica lo volteó a ver.
—Sí claro, y estoy harto de finjir que no —le dijo cínicamente.
—Asshh, típico Deathmask —negó con el entrecejo fruncido—. Bueno ya no importa, mejor vamos a acomodar tus cosas, y sirve para que también busques que vas a llevarte a Sagitario recuerda que hoy duermes ahí.
—No se me olvida, pero debo ir a Leo por las cosas que me llevé ayer. Ahí está mi cepillo dental —dijo sentándose en la orilla de la cama.
No cabía duda que la llegada de Afro fue muy oportuna, no comprendía por qué parecía que Aioros iba a besarlo. Sólo de recordar su cercanía, su rostro se poniar caliente. Lo mismo pasaba con el arquero, si no hubiese sido por el sueco estaba seguro que hubiera besado a Cáncer, sonrió un poco al pensar que su deseo casi se hacía realidad pero bueno, no estaba molesto pues de todas maneras el cuerpo que deseaba tener entre sus brazos era el del joven muchacho de mirada seria y sonrisa cínica.
 

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