Capitulo 6. “Lo que en las noche se oculta”
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Finalmente la sala estaba vacía y en silencio, una calma que Shion agradecía porque en verdad que los trece caballeros juntos causaban un alboroto frustrante. Ahora el lemuriano se dirigía con paso calmo a sus aposentos para descansar un poco de todo lo que había ocurrido en un sólo día, pero algo hubo que le llamó la atención, frenando su camino y haciendo que se desviase para saber de qué se trataba aquello que a sus oídos sonaba como páginas siendo movidas con rapidez y descuido.
Shion siguió el sonido que cada vez se hacía más claro, llegando frente a la puerta de las habitaciones de su diosa. Sus marcas se fruncieron producto de la extrañeza así que decidió pegar la oreja derecha para intentar escuchar lo que pasaba dentro de esa habitación. Podía escuchar la voz de Athena hablar bajito con tintes de frustración al mismo tiempo en que las páginas se movían también, causando en el ariano mayor incertidumbre.
—Tengo que encontrar que provoca lo que le hice a Death…
Shion del otro lado de la puerta escuchó las palabras de la diosa, sus ojos se agrandaron sorprendidos de comprender que la chica estaba buscando lo que muy probablemente pasaría con Cáncer durante el tiempo que fuera una mujer.
Quería saber con certeza lo que estaba haciendo Athena así que sin poder resistirlo, tocó la puerta con lo que la chica en el interior de la habitación calló de golpe quedándose quieta en su posición. Al no recibir respuesta Shion volvió a tocar y esta vez con una voz nerviosa y titubeante la muchacha le respondió.
—¿Q-quién…? —cerró de golpe el libro que tenía sobre su mesa, se puso de pie de la silla con cautela y caminó en dirección a la puerta esperando escuchar contestación.
—Mi señora, soy yo —dijo el peli-lima.
La chica se relajó un poco al saber de quien se trataba, pronto un pensamiento cruzó por su cabeza. Shion podía ayudarla a encontrar los efectos adversos del poder que empleó en el italiano para cambiar su sexo ya que en realidad ella no sabía todo sobre lo que había hecho. Estudió muy poco de ese tipo de poderes y la ofensa del canceriano fue la oportunidad perfecta para experimentar. Y que mejor conejillo de india que el altanero Deathmask, el problema radicaba en que como toda acción que ella realizaba, tenía ciertas condiciones que debían cumplirse o de lo contrario se tendría el riesgo de que el cambio o alteración efectuado fuera permanente para bien, o para mal…
—¡Shion! Has llegado justo a tiempo —le dijo al abrir la puerta y ver al hombre de pie frente a ella—. ¿Ya se han ido todos?
—Así es mi señora. Pero dígame, ¿por qué dice que he llegado a tiempo, para qué? —Shion se mostró interrogante y un tanto confundido.
La joven le miraba con cierta duda sobre si sería correcto comentarle a Shion lo que la preocupaba. Finalmente se decidió porque era mejor comentárselo.
—Shion antes que nada necesito que entres, te explicaré con calma.
Athena se hizo a un lado para que el ariano ingresara, éste lo hizo un tanto incómodo de entrar a la habitación privada de su diosa, pero eso cambió a asombro al notar muchos libros abiertos en una mesa frente a una amplia ventana de la enorme pieza.
—¿Necesita ayuda con algo, Athena? —cuestionaba sin comprender para qué la muchacha lo solicitaba.
—Sí Shion, necesitaré de tu ayuda —asintió mientras cerraba la puerta para pronto volver a ubicarse cerca de la mesa, tomando un libro y mirando al ariano con inquietud.
—Si me permite preguntar mi señora. ¿Para qué son todos estos libros? —dijo acercándose a los ejemplares, viéndolos extrañado.
La chica suspiró antes de contestarle:
—Son antiguos escritos que fungen como una especie de manual, verás —tomó asiento en la silla que antes ocupara, señalando una al frente para que Shion se sentara también—. Llevo un par de meses estudiando estos libros que encontré no hace mucho en una especie de escondite secreto que había en la pared cerca de donde está la cama —confesó, Shion agrandó sus ojos por lo que escuchaba.
—¿Estaban ocultos? —preguntó y ella asintió— ¿Me permite ver uno más de cerca?
—Los que quieras —concedió y el patriarca tomó un libro para examinardo, tenía una ligera sospecha de algo que la misma peli-morada se encargó de expresar en voz alta—. Creo que estos tomos pertenecieron a la antigua Athena, quizás ella estaba aprendiendo a manejar su cosmos de otras maneras. De aquí salió el que yo pudiera convertir a Deathmask en una mujer, cambiar su naturaleza, si no hubiese encontrado estos libros no lo podría haber hecho pero recuerdo que leí algunas cosas que venían con esa descarga de poder divino, el problemas es que no recuerdo en cual de estos libros estaban esas contraindicaciones —se llevó la mano derecha a la cara, estaba frustrada y un poco cansada de buscar entre las numerosas fuentes lo que necesitaba saber y para su desgracia cada libro tenía el mismo empaste y portada de cuero negro sin letras ni números.
Shion dejó de hojear el librillo para ver esta vez a la diosa.
—En efecto mi señora, estos ejemplares fueron escritos por Sasha, el antiguo contenedor humano de Athena del siglo pasado, sin duda esta es su letra nunca podría olvidarla —dejó el objeto sobre la mesa—. Pero en verdad me asombra que ella estuviese innovando en otras maneras de utilizar su cosmoenergía, nunca dijo ni hizo nada que demostrara un mayor conocimiento y manejo de su poder divino —dijo pensativo.
—Quizás sí hizo algo. El hecho de que en un libro esté el poder y lo que ocasiona, y en otro las condiciones para contrarrestarlo son muestra irrefutable de que Sasha haya puesto a prueba sus conocimientos de algún modo, de lo contrario no podría saber que es lo que rompe o mantiene el “hechizo” —expresó formando las comillas con los dedos indice y medio de ambas manos.
—Eso tiene lógica, pero no entiendo con que motivo Sasha quiso aprender y plasmar este tipo de poderes…
—No lo sé, es la primera vez que uso una de sus enseñanzas, pero ahora quiero saber como revertir lo que he hecho. No es que quiera dejar a Death así para siempre, quiero que sea algo meramente temporal pero para eso debo encontrar la contraparte de ese poder. Por eso te pedí pasar Shion, necesito de tu ayuda para encontrar la solución de la trasformación de Cáncer.
—Está bien Athena, la ayudaré a encontrar el libro correcto.
—Te lo agradezco mucho, mira, llévate algunos y revísalos, yo haré lo mismo con el resto, no podemos correr el riesgo de dejar a Death como una mujer por mucho tiempo, no sabemos lo que eso puede ocasionar para él.
Shion asintió poniéndose de pie, lo mismo que la diosa que le acomodaba algunos ejemplares para que se los llevara a su aposentos y pudiera revisarlos con calma. Debían dar con el libro correcto antes de que algo se agravara en el cambio que hizo al de Cáncer, ella comprendía que fue irresponsable al usar tal poder recién descubierto para vengase de una ofensa pero quería reponer todo antes de que las cosas se pudieran complicar de algún modo.
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Aioria y Deathmask recién llegaban a la entrada de Virgo misma por la que ingresaron con la vana esperanza de no toparse a Shaka en el camino. Death recordaba como su nueva apariencia causó un desconcertante cambio de actitud del rubio hacia él y en verdad que lo hizo sentirse muy incómodo y molesto
Death caminaba bastante pegado al de Leo, rezaba a Athena que el guardián del templo no apareciera.
—Parece que Shaka no ha sentido nuestra presencia —susurró Leo.
—Mejor así, en el salón el trono se comportó extraño, no lo quiero cerca acosándome ahora…
Sus pasos trataban de ser rápidos aunque silenciosos pero no todo puede resultar como uno lo espera, ¿verdad?
Shaka meditaba cuando un leve cosmos se dejó sentir en su propia vibración, supo de inmediato de quien se trataba así que sin perder tiempo se puso de pie de su posición para encaminarse a donde estaba esa figura que se robó sus sentidos.
La ahora italiana tenía un no sé qué que el de Virgo simplemente no podía ignorar, conocía a las amazonas pero la de Cáncer era diferente a las demás. Quizás era porque su rostro no estaba cubierto y podía apreciar sus bellos rasgos y aunque sabiendo que esa chica era el temible Deathmask, Shaka estaba convencido de desearte acercarse a ella y en lo posible pretenderla de algún modo, al menos lo que durara su inusual castigo.
Salió de la sala gemela a las prisas pero lo más disimulado que podía, apareciendo tras el paso del par que cruzaba por su casa, asustándoos al hablar.
—Es de mala educación no pedir permiso al cruzar un templo ajeno.
Death y Aioria dieron un saltito al escuchar la voz del budista, no se esperaban su presencia en el silencioso templo.La pareja se dio la vuelta para encarar al rubio que mantenía una leve sonrisa divertida por lo que consiguió al sorprenderlos.
—¡Por Athena, Shaka casi me da un infarto! —Aioria de verdad se había asustado, los nervios de la chica se habían transmitido hacia él.
—Lo siento Aioria —rió con sutileza—, espero no haber provocado lo mismo en ti Death.
La sonrisa que le dirigió a la crustácea cambió de una manera que la incomodó, ¿acaso Shaka de Virgo le estaba coqueteando a él?
—¡Ja! —soltó con mofa cruzándose de brazos— Yo no soy como él —señaló al griego con el vulgar de la mano derecha—. He vivido en Cáncer escuchando lamentos por muchos años, tú sólo causaste un poco de sorpresa.
—Me alegra mucho, pero no creo que sea correcto que ahora estés en ese templo, ni en el de Leo. Yo podría alojarte aquí —le dijo con voz seductora el más cercano a dios.
Los ojos azules y verdes de la pareja que cruzaba se agrandaron sorprendidos e incrédulos de presenciar esa actitud de Shaka que jamás en la vida pensaron que éste tenía bien escondida al parecer.
Aioria bastante impresionado le preguntó con algo de duda:
—Sh-Shaka, ¿estás bien?
—Claro que sí, ¿por qué preguntas Aioria? —volteó en su dirección con los ojos cerrados.
—Bueno es que te estás comportando muy extraño y más con Deathmask.¿Si sabes qué es él, verdad?
La nombrada asintió un poco nerviosa de pensar que Shaka se pudiera olvidar que él realmente no era una chica.
—Oh claro que sé que es Deathmask, bueno, es sólo que trato de ser amable con él ahora que es una dama.
Una vena saltó en la sien izquierda de la peli-azul.
—¿Sabes qué soy el temible guardián de Cáncer verdad? —hizo énfasis en su título con la femenina voz ahora profunda.
—Lo sé —le respondió sin amedrentarse—, aún así quiero ser amable contigo. Supongo que el que ahora seas una mujer es nuevo para ti, y por ello trato de hacer más normal tu experiencia tratándote con la galantería y atención que mereces.
—¡Aahg! ¡Shaka, yo no soy una mujer! —se exasperó— Athena me puso este cuerpo de castigo pero yo por dentro sigo siendo un hombre.
—Lo comprendo, pero de igual manera me pareces muy bella, así que sabiéndote con ese aspecto no puedo tratarte diferente, no puedo tratarte como a un hombre porque físicamente no lo eres.
—Basta, yo me voy de aquí…
Con la cara seria y unas ganas de golpear al rubio, Deathmask se puso en marcha para salir de Virgo, poder pasar por Leo e ir a su templo para recoger lo que iba a necesitar. Estaba molesto por la manera en la que algunos de sus compañeros estaban actuando con él por ahora ser una mujer, cuando nunca se fijaron en su existencia al ser hombre. Casi nadie cruzaba palabra con él ni trataba de que estuviese bien. ¿Por qué ahora que era chica si lo hacían? Se entristeció al pensar que quizás para el resto no era suficiente para ser tomado en cuenta, y que debía cambiar para ser aceptado y valorado, para que notaran que existía, que sentía. Que era una persona.
—¿Ahora quieren estar conmigo por este estúpido cuerpo? Son unos idiotas… —susurró limpiándose con brusquedad unas lágrimas que traicioneras hubieron escapado de sus ojos azul metálico.
No pensó que esa experiencia iba a sacar las demás caras que los otros tenían, con él como caballero mostraban la más indiferente, la que reprochaba y la que juzga sin saber. Pero frente a la amazona, todos parecían sacar esa máscara de despedazada humanidad que les hacía decir: “Ahora nos importas porque eres diferente”, Deathmask no estaba siendo diferente, era él mismo a pesar de tener una forma que no era la suya, pero en realidad los que cambiaron fueron sus camaradas a los que parecía importarle más un cuerpo exuberante a la esencia que nadie se permitía conocer de él y eso en verdad que le dolía.
Mientras tanto en Virgo, éste y el de Leo se habían quedado solos mirando como la joven se perdía en el camino a la salida inferior.
Aioria negó con el entrecejo fruncido.
—A Death no parece gustarle la nueva atención que le estás brindando, Shaka.
—Quizás no ahora, pero puede que tarde o temprano le termine gustando.
—Lo dudo amigo, no olvides de quien se trata, detrás de esa bella cara está nuestro sádico compañero de Cáncer.
—Como hombre no le tomaba importancia a su presencia, pero ahora es diferente y aunque no lo expreses tan abiertamente como el resto de nosotros, tú haces lo mismo.
Shaka se alzó de hombros y se dio la vuelta dejando a Leo sólo a mitad de su trayecto.
Aioria meditaba las palabras del rubio. ¿Acaso tendría razón? Él rara vez le hablaba a Deathmask por algo pero cuando lo hacía era más por fuerza que por ganas y sí, aceptaba que de algún modo su forma masculina le llamaba la atención pero era al último de los 10 caballeros restantes a quien podría considerar como una potencial pareja.
Quizás Death le gustaba para un revolcón de una noche pero no más, aunque ahora que era mujer podría reconsiderar el gustosamente tenerla todas las noches en su cama y hacerla suya cuanto quisiera. Pero, ¿era por el género? Para Aioria la repuesta estaba más que clara: sí.
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En otro de los templos, más específicamente en el noveno, Aioros se preparaba para descansar pero algo daba vueltas en su cabeza, pensaba en Deathmask y lo que le estaba sucediendo. Se sentía un poco culpable porque fue su denuncia en nombre de las amazonas lo que lo llevó a estar frente a Athena, pero ya nada se podía hacer, el castigo estaba puesto y parte de su penitencia era cuidar de la muchacha.
En verdad que no le molestaba para nada cuidar de su compañera, aunque aceptaba que iba a extrañar mucho a Deathmask como hombre y es que el siempre correcto Aioros de Sagitario tenía un oscuro secreto del que nadie era conocedor. Y eso consistía en que desde algunos años se venía sintiendo poderosamente atraído hacia el de Cáncer, desde una ocasión en que ambos fueron enviados a una misión fuera de Atenas, el centauro vio con mucha más atención lo que el italiano escondía al resto del mundo: sus sentimientos.
Se sorprendió al saber que habían noches en las que Death lloraba cuando lo pensaba ya dormido, que su risa no era sólo una sarcástica y malévola, que también le gustaba ayudar como un extraño héroe anónimo porque le daba vergüenza ser elogiado o alagado y se ponía nervioso cuando era el centro de atención por alguna situación.
Sí, Aioros reconocía que ahora Deathmask era una chica linda, pero para él era mil veces más hermoso y sensual como hombre. Recordando su voz y sus gestos masculinos el apuesto griego de cabellos castaños se quedó dormido con una sonrisa en sus carnosos labios.