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"De cangrejo, a mi doncella" por darkness la reyna siniestra

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Capítulo 15. “Desde unicornios en amoríos, hasta cabras pervertidas. Bieeenvenidos a las desventuras de Deathmask”


- 🌸 -


Las piedras crujían ante sus apresurados pasos y el viento le movía hacia atrás los dóciles cabellos, llegó a su destino y sin un ápice de elegancia abrió violentamente la puerta de aquella cabaña perteneciente a su amiga y compañera de batallas quien al escucharla llegar, dejó lo que hacía de lado para colocarse su máscara y salir a ver quien podría ser el que hozaba entrar así a su vivienda. A la residente le regresó el alma al cuerpo al ver que se trataba de su temperamental compañera, la pelirroja relajó su postura y mientras expulsaba un suspiro relajado se despojó de la careta metálica que ocultaba sus hermosas y finas facciones.


—¿Pero qué formas de entrar son esas, Shaina? —le reclamaba en medio de una negación suave de su cabeza— Me has dado un buen susto, llegué a pensar que nos estaban atacando.


La recién llegada llevó su mano derecha a su propia máscara separándola de su rostro dejando ver a la japonesa, sus rasgos mediterráneos deformados por lo que sería un profundo enojo.


—Discúlpame Marín, es que tenía que venir a contarte de lo que acabo de enterarme —caminó a donde estaba la de Águila, ésta asintió y ambas fueron a la acogedora cocina de la cabaña.


Ahí Shaina tomó asiento a la mesa, en lo que Marín servía limonada recién hecha en dos vasos. Ofreció uno a la italiana que lo aceptó de buena gana, al mismo tiempo que ahora se sentaba frente a su sobresaltada visitante.


—¿Qué ha pasado? —en tono interesado Marín cuestionaba antes de dar un sorbo a su bebida.


Shaina se vio indignada al recordar lo que llegó a contar.


—Es qué… ¡Es tan injusto Marín! —golpeó con su puño izquierdo la mesa, haciendo a los depósitos de bebida saltar un poco— Es decir, se supone que está siendo “castigado” —hizo las comillas con los dedos de ambas manos—, ¡pero no le veo el castigo a que te envíen de shopping! —concluyó totalmente frustrada.


Marín alzó una ceja sin saber de lo que la menor hablaba.


—Shaina, cálmate por favor y explícame de qué estás hablando —con Seiya, Marín aprendió a desarrollar paciencia de cierto modo, pero aún no podía tenerla cuando se trataba de que se le dijera de algo a medias. A ella se le hablaba claro de una vez, o habría consecuencias.


—Bien —resopló—, cuando venía para acá, escuché a uno de los soldados conversando con Jabu de Unicornio, al inicio no le presté importancia pero eso cambió cuando escuché que Jabu mencionó al cretino de Deathmask —Marín frunció un poco el ceño aún sin comprender el por qué del enojo de Shaina, ésta continuó—. El soldado le dijo a Jabu que esta mañana vio al caballero de Sagitario y al de Piscis con una chica bastante hermosa, a lo que Jabu le dijo que se trataba de ese cangrejo despreciable.


—¿Cómo es qué Jabu sabe eso? Pensé que sólo los que estuvimos presentes en la cámara del patriarca ese día, sabíamos del castigo del guardián de Cáncer.


Marín estaba sorprendida de saber que Jabu de Unicornio supiera lo que le ocurrió al cuarto caballero del zodiaco porque ni ella ni Shaina dijeron algo, y hasta donde sabían los dorados tampoco y ni hablar de su diosa. Pero entonces, ¿cómo era qué el caballero de bronce sabía aquello? Sospechoso.


—Lo que escuché fue que una de las doncellas encargadas de atender al patriarca Shion y a la diosa Athena estuvo presente en ese momento viéndolo todo, y cuando ésta niña fue a comprar para la comida, se lo dijo a ese caballero con quien al parecer mantiene una pequeña relación oculta de nuestros ojos mortales…


La amazona pelirroja agrandó sus ojos sorprendida de lo que escuchaba, pensaba si sería correcto comentarle a Athena de aquello o esperar a ver que podía suceder, no estaba segura de como proceder.


—Vaya, no creí que Jabu tuviera algún amorío por aquí. Aún así eso no es lo importante —sus ojos se posaron sobre Shaina—, ¿le diremos a Athena qué se corre el riesgo de que todo el Santuario sepa lo que le ha pasado al caballero de Cáncer?


—Sería lo correcto para evitar que la información se propague pero pensándolo bien, mejor no hay que decir nada y que ese miserable sufra lo que deba de sufrir para que comprenda que tiene que respetarnos. Además no la está pasando nada mal. ¡Y eso es lo qué más me molesta!


—Shaina no me parece una buena idea, podría pasarle algo a Deathmask si no se advierte de lo que sucede —ante el razonamiento de su amiga la otra cruzó los brazos sobre su pecho con una cara molesta.


—No me interesa, tal vez si todos saben lo que pasó, ahora si pueda vivir el castigo que se merece. ¿Te parece a ti un castigo qué te permitan ir de compras? ¡El muy bastardo lo está disfrutando! Ese soldado vio regresar a Aioros, Afrodita y a ese loco cargados de bolsas de tiendas de ropa de Rodorio. ¡Eso no es un castigo, más parece que lo están premiando! —se puso de pie molesta, estirando los brazos y vociferando iracunda.


Marín sólo podía negar tratando de comprender a su amiga pero le era muy complicado e incluso en un punto de todo le llegó a parecer hasta divertida la actitud que la de cabellos verdes estaba tomando. Le parecía lógico a la de Águila que la de Ofiuco quisiera que aquel que tantas veces la sacó de quicio viviera en carne propia lo que era lidiar con prejuicios sólo por ser mujer, pero pensaba que no quería tener problemas con Athena o con Cáncer si decidían callarse.


—Pero Shaina, pareces olvidar que el ser mujer no es siempre un lecho de rosas —los labios de la japonesa formaron una sonrisa peculiar, y en sus ojos un brillo que al verla detenidamente y con más calma, la Cobra pudo entender bien.


—Oh… Marín, usted es diabólica —le sonrió de vuelta con calma y una sensación de regocijo creciente en su pecho. Porque, qué puede ser lo que una mujer más odie de ser mujer… (?)


Sólo de imaginar a Deathmask descubriéndolo, les hacía sentir lástima por él.


- 🌸 -


—¡Una vez más, sólo una última vez más que uno de estos idiotas vuelva a tocarme, y entonces no me detendré hasta mandarlos al Yomotzu!


Deathmask estaba completamente colérico, más que harto subía las escaleras que llevaban a Sagitario, Aioros unas escalinatas atrás lo seguía con el entrecejo fruncido y Dita también casi a su lado resoplaba molesto.


—Para Death esto está resultando cada vez más frustrante, Aioros —Dita hablaba bajo para evitar que la muchacha los escuchara, aunque con todo lo que iba alegando eso no sería tan imposible.


—Lo sé, y me molesta que nuestros compañeros lo estén tratando con tanto descaro por como se ve —los ojos turquesa miraron de soslayo al serio sueco que meditaba sobre algo que pudiera ayudar a que Deathmask no fuera acosado—. ¿Cómo podemos ayudarlo?


Afrodita pensaba, creaba posibilidades que pudieran funcionar, hasta que recordó algo de lo vivido en el pueblo horas antes. Se detuvo en seco y sus ojos se sobre abrieron como si a él hubiese llegado una gran revelación del universo, al verlo en aquel estado Aioros se detuvo mirándolo preocupado.


—¡Aioros por Athena, lo tengo! —exclamaba volteándose a verlo con una enorme sonrisa, el castaño alzó una gruesa ceja— Ya sé lo que podemos hacer para evitar que Milo u otro tonto quiera propasarse con Masky, pero tendremos que hablar con Athena de esto también para que nos ayude y sea más creíble.


Aioros veía interrogante al más joven sin imaginar lo que se le había ocurrido.


—¿Y de qué se trata, Afrodita? —intentó saber, pero el pez negó con su dedo índice derecho y una sonrisa de lado.


—Oh no, lo sabrás cuando lleguemos con Masky a Sagitario, mira que ya tiene que estar ahí nos hemos quedado muy atrás así que vamos ya.


Piscis retomó el camino ascendente con mucho más ánimo, era tan sencilla la solución a todos los problemas del cangrejo. Ahora podría ayudarlo y eso lo hacía feliz. Aioros se alzó de hombros sin comprender nada de nada, siguió a Dita sin decir algo más pero cargaba con el deseo de saber que loca idea se presentó en la cabeza de su compañero.


- 🌸 -


Su respirar era agitado por el camino y el esfuerzo de llegar a la entrada de la casa del centauro. Deathmask liberó un suspiro al notar que sus acompañantes estaban bastante lejos aún, se preguntaba en qué momento se quedaron tan rezagados de él, negó con las cejas fruncidas y decidió esperar ahí de pie. Pero no estaba solo, otro caballero le había visto llegar y con la intención de acapararlo un poco, el otro se encaminó a su posición sin dejarse notar.


—De verdad que ese par es muy lento —resopló al tiempo que colocaba las manos sobre su cintura, mirando al cielo desde donde un suave atisbo de luz del sol le llegaba al rostro—. ¿Cómo es qué Aioros y Dita pueden tolerar subir todas estas escalinatas infernales? Definitivamente yo no podría… —se decía a sí mismo sin imaginar que alguien se le acercaría, demasiado para su gusto.


Dado a que aún seguía bastante molesto por la alevosía de Dohko y Milo, su pensamiento era una tormenta de cosas, y eso sumado a los constantes cambios que estaba comenzando a padecer por el nuevo periodo al que entraba por primera vez en su vida, traería como consecuencia un desbordamiento de emociones de todos los tipos; desde el miedo, la molestia hasta la desconfianza y la sensación de fragilidad que ya hubo experimentado y detestado.


Pero el otro caballero de ojos serios y rostro atractivo no sabía de todo lo anterior, y por lo mismo se arriesgaba a verlo. Rodeando la estrecha cintura de la joven señorita distraída con sus fuertes brazos. Deathmask se vio genuinamente asustado al sentirse apresado por esos brazos cuyo dueño estaba fuera de su campo de visión. Sentía su espalda pegada a un musculoso pecho, y una nariz oliendo sus cabellos.


—¿¡Qué demonios…!? —la incómoda crustácea trataba de girarse pero su captor la tenía bien agarrada, negándole la posibilidad de moverse. Pero no era necesario ver la cara de quien la mantenía prisionera, ya que su sola voz la hizo saber de quien se trataba.


—No tengas miedo Masky —el ronco susurro de esa masculina voz y el aliento caliente sobre su oreja derecha le erizó la piel, pero también provocó de nuevo su enojo anterior.


—¡Shura! —tras pronunciar el nombre de su compañero y amigo, Death intentó liberarse pero el español se negaba a dejarla y la apretaba aún más en contra suya— ¿¡Qué crees que haces!? ¡Suéltame, esto no es gracioso!


Intentaba inútilmente de alejarse del de cabellos negros pero éste no quería permitírselo. La verdad es que Shura comprendía que la chica entre sus brazos era su amigo Deathmask, ese italiano desvergonzado de mal carácter que en más de una ocasión le sacara canas verdes. Aún así desde que la vio transformada se vio poderosamente atraído por ella, y lo que más deseaba era poder estar a solas con Death aunque sea por un breve momento y ahora que eso se le estaba cumpliendo, no pensaba desperdiciarlo.


Deathmask por su parte no comprendía la actitud de la cabra, parecía ser que el otro estaba liberando la sabroshura a su máxima expresión y eso era preocupante. Pensaba de forma ilusa que si Dita no se encontraba actuando diferente con él, era por su lazo casi fraternal de amistad, y por lo mismo Shura tampoco lo trataría distinto pero ahora se daba cuenta de su error, era claro que Capricornio estaba siendo tan indigno como Shaka, Dohko y Milo. Y eso a Death le inquietaba.


—Tranquila, no voy a lastimarte —Shura se las arregló para girarla y quedar ambos cara a cara, ahora tenía a la chica abrazada con la espalda contra la pared—, es sólo que no hemos tenido tiempo de hablar como antes de que te castigaran…—le sonrió con aire seductor.


Masky le miraba seria sin dejar de luchar por su libertad.


—¡Por un demonio Shura, deja de jugar! ¿Qué acaso no te das cuenta que soy tu amigo? Mi forma de actuar y pensar no ha cambiado así que, si no me sueltas en este momento voy a terminar golpeándote —amenazó ella, pero Shura sonrió más con una de sus cejas alzada.


—Claro que sé que eres tú, pero no luces ni te escuchas como tú, ahora me provocas muchas cosas que nunca creí sentir por ti…


Los ojos azules se dilataron al abrirse más de lo que estaban por las palabras escuchadas, Shura aprovechando el estado de sorpresa de ella, llevó una mano a los redondos glúteos y lo acarició con descaro sobre la falda, mientras que sus labios habían empezado a recorrer la piel del elegante cuello femenino. Deathmask puso de prisa sus manos encima de los bíceps de Shura para intentar detener sus avances. En verdad estaba impactada e incómoda por la extraña situación que se estaba suscitando con Capricornio porque en todos sus años de conocerlo, no imaginó que su amigo fuese tan atrevido y dado a ceder a sus más bajos instintos.


La verdad era que Death tenía a Shura como un hombre serio, frío y reservado pero ahora, ¿qué debería pensar, cómo tendría qué verlo de ahora en más? Pensaba si estaba conociendo al verdadero Shura, o si todo estaba pasando por culpa de su imagen actual, le era desconocido y extraño quería que terminara pero no deseaba lastimar a Shura. ¿Qué hacer, qué sentir, qué pensar?


Y la mezcla de todo lo que comenzaba a cargar dentro de su femenino cuerpo en combinación con sus temores y pesares, llevaron a que su sensibilidad emocional saliera a flore, en forma de un quedo sollozo que llegó a los oídos del caballero. Éste se separó de su cuello para verla con los ojos bien abiertos.


Shura se quedó de piedra al ver a la preciosa canceriana llorando en silencio. Las manos de ella ya no hacían fuerza sobre sus brazos pero el caprino comprendió que Deathmask en su versión mujer, estaba asustada por su trato tan poco caballeroso. En ese momento Death como hombre parecía dormir dentro de la joven, dejando que fuera la esencia femenina que demostrara abiertamente como se sentía en ese momento.


—¿D-Death? ¡Dioses, perdóname me he dejado llevar, y me he pasado de la raya contigo! —no sabía que decir, estaba incrédulo de estar presenciando a quien fuera su amigo y compañero, una roca en lo emocional, ahí llorando, era la primera vez que el español miraba aquella reacción de parte del cangrejo.


Shura al final de tanto soltó el menudo cuerpo, ella en respuesta se abrazó a sí misma sin poder contener el llanto, pero fue ahí que la conciencia masculina pareció despertar y tomar control de sus palabras y emociones de nuevo.


—¡S-Shura…! Tú también eres un maldito pervertido! —le gritó en medio de un llanto resentido.


Su reclamo hizo eco en la entrada donde seguían ambos, logrando que Aioros y Afrodita quienes venían llegando, escucharan con claridad. Shura por su parte nervioso y avergonzado intentaba tranquilizar a la jaiba pero era inútil, la había hecho sentir frágil y es lo que dejaba salir Death ahora. Los otros dos miraban extrañados y preocupados conforme se acercaban a la italiana y al español.


—¿Shura, qué haces en mi templo? —la voz de Aioros le sonó al susodicho mucho más seria de lo normal— ¿Qué le pasa a Deathmask, por qué está llorando? ¡No me digas qué le has hecho algo!


Aioros al llegar a su lado lo primero que hizo fue abrazar a Cáncer que no se hizo del quite, dejándose envolver por ese gallardo hombre. No sabía el motivo pero Deathmask se sentía protegido ahora aunque su fragilidad no desapareciera aún para su enojo pero estar con el castaño le proveía de mucho alivio.


Afrodita al ver a Shura de cerca recordó lo que Mu le comentó al pasar por Aries sobre como el capricorniano casi lastima a su copito en el entrenamiento de esa mañana, ahora tenía un motivo doble para estar molesto con Shura, y por eso con un rostro visible de fastidio interrogó a la cabra, plantándose al frente de él.


—¿Qué le has hecho a Masky? Su estado no es normal, este día en particular ha pasado por demasiadas cosas pero parece que tú fuiste la gota que derramó el vaso. Así que habla —el modo enojado e impaciente de Piscis de amenazarlo pusieron a Shura más nervioso de lo que estaba antes. Suspiró sin muchas opciones más que decir la verdad.


—¡Bien calma, calma lo diré! —exhaló para tranquilizarse— Sucede que desde que Death despertó con ese cuerpo no pude acercarme a hablar con él y preguntarle si estaba bien o necesitaría ayuda de ahora en más lo que durara su castigo, así que ahora al sentir su energía cerca pensé que era un buen momento para acercarme y saber cómo estaba llevando la situación —su versión de los hechos no convencía del todo a Dita que le miraba con los ojos entrecerrados, desconfiados. A estas alturas Deathmask había dejado de llorar y sólo se limitaba a abrazarse a Aioros quien también miraba al capricho con una ceja alzada.


Piscis decidió intervenir.


—Ya veo, pero no entiendo aún por qué diablos Death está en ese estado si sólo querías preguntarle como estaba llevando todo esto. Dime la verdad Shura, sabes bien que a mí no me puedes ocultar nada —le amenazó con un dedo acusador, Shura parpadeó con una cara de terror única. Conocía demasiado bien a Dita, no bromeaba y mentirle no funcionaría.


—Maldita sea contigo Afrodita —negaba con los ojos cerrados y cierta frustración—, bien no voy a negarlo, me acerqué a Death y lo abracé pero por Athena sólo miralo ahora, la tentación fue mucha —se justificó señalando a la chica con la mano derecha, Death por su parte le regresó una mirada furiosa—. Lo toqué de más sin preguntarle nada —concluyó cruzándose de brazos y volteando el rostro inexpresivo a otro lado.


Dita se molestó más por su desfachatez, pero en particular a Aioros no le hizo mucha gracias su confesión.


—¿Pero qué fue lo que acabas de decir? —Aioros dejó a Death junto a Dita y se encaminó a Shura para tomarlo del cuello de su camisa de un sólo y certero movimiento que el otro no vio venir, Shura no quiso quedarse de brazos cruzados y también agarró al castaño de la misma forma, ambos comenzaron a sacudirse el uno al otro con fuerza— ¡Cómo te atreves, ya se les había dicho que no tenían derecho de propasarse con Deathmask ahora menos que nunca!


—¡Suéltame si no quieres que te arroje por las escalinatas! ¡Maldita sea, Aioros! —Shura forcejeaba, no iba a dejarse del mayor.


—No sería la primera vez y te creo capaz. ¡Pero no voy a soltarte, le debes una disculpa a Death por tu atrevimiento!


Shura y Aioros habían pasado a estrangularse al mejor estilo de Homero y Bart Simpson, Dita más que frustrado se acercó para detenerlos dejando a Masky a un lado.


—¡Ya basta, dejen eso! —el sueco intentaba hacerse camino entre ambos para que se soltaran pero terminó en el centro del agarre y ahora los tres estaban sacudiéndose y golpeándose.


Deathmask por su parte miraba todo con una gota resbalando por su cabeza, no sabía que debía hacer aquel altercado se estaba saliendo de control y quizás en otras circunstancias le parecería divertido y hasta juraba que hubiese gritado algo como. ¡Dale, con la silla! Pero ahora más que divertirse se sentía culpable por no haber podido defenderse y ocasionar que Aioros y Dita lo estuvieran defendiendo. Sentía que estaba perdiendo su propia fortaleza y eso no le agradaba en lo absoluto, era como si en cada momento su estado de doncella se solidificara.


Tenía que intervenir, no podía permitir que esos tres se mataran por su causa, dos eran sus mejores amigos y el otro era un gran hombre, no merecían acabar mal por él. Con rapidez se acercó para expresarles que se detuvieran.


—¡Muchachos ya basta, dejen de pelear! ¡Shura deja a Aioros y tú Dita dejar de estrangular a Shura!


Pronto el jaleo de los tres se volvió de cuatro, Deathmask aplicaba toda la fuerza que ese cuerpo le permitía para separarlos hasta que sin calcular bien, los tres hombres cayeron sobre la muchacha que se encontraba en un mal ángulo y recibió sobre ella a los musculosos y pesados hombres que experimentaron de primera mano que no todos flotan.


—Jodido payaso, me ha mentido… —Dita estaba adolorido por haber recibido un poco del peso del peninsular sobre él, gateaba para intentar safarse cuando vio que debajo de ellos estaba Death cual pokemon fuera de combate, lo habían dejado inconsciente sin darse cuenta. Apurado Dita se lo comunicó a los otros dos que aún en el suelo seguían empujándose.


—¡Oigan par de tontos, Deathmask está desmayado! ¡Muévanse, qué no ven que lo estamos aplastando!


Aioros y Shura por fin se pusieron serios, lo que Afrodita les estaba diciendo a los gritos los puso pálidos y como si sus vidas dependieran de eso, se levantaron como rayos para ayudar a la desvanecida crustácea.


—¡Lo matamos! —fue la expresión dramática de Aioros al mismo tiempo en que le daba la vuelta a Death quien cayó boca abajo, y lo acunaba en sus brazos— ¿¡Por queeeé!? ¡Era tan joven! —decía con grandes lágrimas cayendo de sus ojos.


—Y tan sexy… —Shura pensó en voz alta refiriéndose a Death como mujer, Aioros y Dita lo miraron feo— ¡Ya, ya lo siento! —se pudo nervioso— Pero si lo ves bien, no está muerto, sólo inconsciente… —cambió de tema, logrando que el par fijaran sus ojos en Cáncer.


—Genial, ahora hemos dejado a inconsciente a Masky —Piscis se dio un facepalm.


—No se preocupen, creo que bastará con que descanse un poco. Supongo que tienes lista la habitación de vas a hospedarlo hoy, ¿verdad? —Shura le hablaba a Aioros esperando una afirmación de su parte, pero lo que obtuvo fue los ojos bien abiertos del arquero.


—P-pues verás… —los nervios estaban a la vista— veníamos justo a eso, para que se acomodara pero con eso de que te encontramos a ti, nos distrajimos contigo —rascó la parte trasera de su cabeza.


Shura lo miró con una ceja alzada. Dita por su parte se sintió molesto nuevamente al caer en cuenta de que tantos inconvenientes le habían impedido ir a Acuario a ver a Camus.


—Tú arruinaste mis planes de salir a tiempo de Sagitario, Shura —reclamó impaciente—, no pienso tardarme más aquí, tengo cosas que debo atender, Aioros deja a Deathmask en tu habitación en lo que despierta, mientras eso ocurre te ayudaremos a preparar la pieza donde pasará la noche, luego tú y yo vamos a hablar sobre el plan que se me ocurrió cuando veníamos para acá.


Shura agrandó sus ojos al escuchar la demanda de Dita, Aioros asintió tomando a la italiana en brazos para llevarla a sus aposentos.


—¿Cómo es eso de qué tengo que ayudarlos? —preguntó el caprino cruzado de brazos con la cara molesta. La pose le duró poco al ver al sueco con una expresión macabra y furiosa mirarlo, su cosmos se había crispado al punto de que algunos de sus risos estaban flotando. Shura palideció.


—Si no lo haces, no saldrás bien librado de esta, cabra loca…


El español tragó grueso antes de asentir sin decir mayor palabra, se fue tras Aioros para evitar ser atacado por el iracundo pez. Un nuevo drama se había formado al haber aplastado al cangrejo. Dita sólo esperaba que nadie pidiera verlo o no sabrían que hacer, no podían confesar como fue que eso ocurrió porque corrían el riesgo de ser tachados de irresponsables. No, ahora menos que nunca podía dejar a su amigo a su suerte, debía estar a su lado hasta que su castigo terminara. Lo mejor era guardar las apariencias y esperar a que Deathmask no tuviera una contusión, ni hablar, su visita a Camus tendría que esperar, suspiró para pronto seguir a los demás. Aún había mucho por hacer.


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