‘Desde Anti-Love detectamos un estado sentimental crítico. El pensamiento recurrente de cierto kryptoniano ha afectado al transcurso normal de las actividades diarias. El tiempo dedicado a pensar en el espécimen de eliminación ha superado las diez horas.
No se preocupe, aún está a tiempo de no enamorarse. Para lograrlo no olvide alejarse lo que más pueda de dicho sujeto y seguir nuestras instrucciones.
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Paso cinco: No lo invite a tomar café para « hablar de trabajo » ‘
Como Batman, Bruce se había enfrentado a mil y una situaciones difíciles, todas fueron fáciles de superar y pudo, con éxito, salirse con la suya. Sin embargo, en todos esos años, nunca pensó en encontrarse en una situación así.
Aquel acercamiento con Clark el otro día fue como un herida mental molesta, desde que se levantó temprano en la mañana él estuvo presente en sus pensamientos, el periódico, con un reporte de Clark Kent del Daily Planet acompañó su desayuno. Quiso olvidarse de él, pero esa mañana Luthor se había presentado en su despacho, y Luthor era uno de sus objetivos en su travesía de trabajo con Superman, pero también Luthor era de Metrópolis y todos saben que esa ciudad solo grita ‘Hombre de acero’ a donde vaya. Entonces era mejor centrarse en los papeles de la empresa, pero el texto aburrido de los documentos se desdibujaba formando ‘Clark Kent’ de forma surrealista por todos lados, hasta que se descubrió escribiendo el nombre del reportero con corazoncitos al lado.
Arrugó la hoja y la tiró con ira hacia la ventana. Eso era ridículo a todos los niveles.
Pero la cosa no se detuvo allí ¿En qué universo un filete empanado recordaba a Clark? Estaba enloqueciendo. Ni siquiera tuvo ganas de comer, se tomó un café directamente, aunque Alfred no aprobara ese tipo de dieta.
Negro, caliente y amargo, así le encantaba el café. Mientras este humeaba se preguntaba cómo le gustaría a Clark el café, seguro era ese tipo de sacrílegos que le echaba toneladas de azúcar, con leche, más leche que café, seguro. Así que no pudo evitarlo, en una acción casi involuntaria, tomó el teléfono y le escribió a Clark. Fue un mensaje como:
« Tenemos que tomar un café»
Una orden, porque en su relación, amistosa, por supuesto, se hacía lo que él decía. Sonrió ante el mensaje, luego frunció el ceño. Decir eso era dejarse en evidencia.
« Para hablar de trabajo, ya sabes. »
Mejor, así Clark no sospecharía nada. Y estaba en lo cierto, porque casi al minuto, la respuesta afirmativa de Clark de que estaría allí para compartir un ‘café de trabajo’ se podía ver al final del chat. Oh, sí. Ver a Clark cara a cara finalmente ayudaría a su mente a deshacerse de todos los recuerdos que su mente reproducía rayando la obsesión.
De esta manera llegó el sábado por la tarde, porque el clima y el día era el lugar idóneo para tener charlas de trabajo. Afuera de la mansión, en una mesa de camping que hace tiempo Aldred había instalado por alguna razón, bajo un arbolito que daba fresca sombra.
—Yo tenía razón —Bruce bebió su café. Clark paró la tercera cucharada de azúcar que iba hacía el líquido, que era más bien leche de color que café.
—¿En qué?
—Que eres una persona de azúcar —Miró al líquido que podría ser cualquier cosa menos café, luego al dueño que le sonreía de una manera estúpida.
—Es adorable ¿Sabes? El que te hayas tomado la molestia de pensar cómo me gusta el café.
—No es ‘adorable’. Solo usaba la lógica —Miró su propio café. Estaba casi eufórico por dentro, Clark creía que era adorable ¡El jodido Superman creía que era adorable! No podía expresarlo pero quizá era como eso que había dicho Dick, una especie de ‘asdfghjkñ’ por dentro.
—¿De qué te ríes, Bruce? —Clark también estaba sonriendo.
—No me estoy riendo. Era una mueca porque tanto azúcar me produce asco —Lo miró directo a los ojos. Pudo escuchar su propio corazón retumbar por dentro al toparse con la mirada de Clark.
—Me gustas, Bruce.
Y aunque las alarmas de Anti-Love estén en alerta roja, queremos anunciar que no es un estado de pérdida total. Puede usted aún guardar la austeridad, ponerse serio y tomar las decisiones correctas. Por el bien de sus sentimientos y para evitar ese ‘asdfghjk’ inexplicable que siente, evite, con gran esfuerzo, invitar a ese kryptoniano a tomar una taza de café para hablar de trabajo.