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Amor desde la inocencia por darkwinter

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La luz entraba débilmente por la pequeña ventana la cual por el exterior tenia barrotes, tumbado sobre el desgastado colchón cubriendo su desnudo cuerpo con solo una delgada sabana, escucho la puerta abrirse seguido del crujir de la madera, sintió en peso del cuerpo ajeno encima suyo con el sonido de una cremallera siendo abierta, respiro hondo, preparándose para lo siguiente.

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Abrió lentamente los ojos, la habitación se encontraba iluminada con el sol, lo que no esperaba fue encontrase con Yugi a lado de la cama.

-Buenos días-lo saludo con una gran sonrisa.

-Hola ¿Cuánto llevas hay? -aun aturdido se sentó a orillas de la cama acariciando la cabeza del menor.

-¿Tuviste otra pesadilla?-pregunto preocupado a lo que Yami asintió.

Ese día era sábado, Yugi mintió sobre salir con unos amigos para ir ver a Yami, trajo consigo varios juegos de mesa, aquella casa abandonada, la cual antes le daba miedo ahora era su lugar favorito, emocionado saco el primer juego, Jenga, mientras armaba la torre de madera, el tricolor mayor permanecía pensativo, aquellos sentimientos hacia Yugi, le preocupa en algún punto lastimarlo, siendo un niño no entendería, pero cuando fuera mayor si, tal vez si lo platicaran, si le explicaba a detalle un modo entendible para su edad, no le importaba si eso lo asustara y en consecuencia no lo volviera a ver, lo aceptaría, después de todo no se quedaría mucho tiempo, estaba seguro, el lo esta buscando y nunca le permitiría encontrarlo.

-Ya está- anuncio emocionado sacándolo de sus pensamientos, empezaron a jugar sacando uno a uno los palos de madera volviendo cada vez más inestable la torre.

-Yugi, ¿has tenido novia?- el pequeño lo miro con los ojos bien abiertos, negando mientras sostenía uno de los palos de madera.

-¿No hay ninguna niña que te guste?-volvió a negar, Yami suspiro hondo, se quedó un rato apreciando la inestable torre.

-Aun eres muy pequeño para pensar en tener una novia o algo por el estilo, cuando tengas mi edad o antes esas cosas comenzaran a llamarte la atención, ahora Yugi, hay cosas que uno puede hacer y otras que no, no puedes forzar a alguien a hacer algo que no quiera, lo que intento decir….es-su mente se atoro, no encontraba las palabras exactas para explicarle, tal vez se estaba adelantado o lo mejor fue nunca tocar el tema.

-Yami-Yugi se acercó extrañado, al ver ese tierno rostro se dejó llevar tomándolo de la nuca y lentamente besándolo, fue corto y suave, soltándolo.

-Esta es una muestra de amor, las personas adultas cuando están enamoradas lo hacen, yo…..me..enamore de ti, sin embargo si tu no sientes lo mismo no te forzare, lo que decidas lo respetare- ambos se quedaron en silencio por unos segundos, entonces, Yugi sonrió tomando entre ambas manos el rostro de Yami siendo el quien ahora lo beso.

-Me gusta estar contigo, soy muy feliz cuando vengo a visitarte y siempre espero la oportunidad de venir de nuevo, así que creo que también estoy enamorado de ti-Yami lo tomo con firmeza de ambas manos viéndolo directamente a los ojos.

-Este tipo de sentimientos en alguien de mi edad a alguien de tu edad no son buenos, no lo entiendes, cuando crezcas y recuerdes esto te sentirás mal, a tu edad a mí me destruyeron, me lastimaron de tal modo que siempre tengo pesadillas, no quiero hacerte esto a ti, no quiero herirte de esa manera- Aun con su preocupación el pequeño volvió a sonreír y en cuanto sus manos fueron liberadas lo abrazo.

-Sé que no me lastimarías, porque no eres malo-Yugi se separó un poco para darle un beso, entonces Yami lo toma de la cintura acostándose juntos en el sillón, esta vez se atrevió a profundizar en beso, lambiendo los labios del menor, pidiendo permiso para entrar, Yugi no lo entendió al momento, deduciéndolo abrió la boca, se sorprendió al sentir la lengua ajena jugueteando con la suya, sin embargo le siguió el juego hasta que ambos sintieron la necesidad de respirar, ambos permanecieron abrazados, recostados en el sillón hasta que el sol comenzó a ocultarse.

-Ya debes volver a casa-Yugi asintió tomando los juegos de mesa, guardándolos, antes de marcharse se acercó a Yami despidiéndose con un corto beso. Yami se fue a recostar a la cama pasando la yema de sus dedos sobre los labios, sonrió volviéndose a levantar, salió de la casa y fue a dar un paseo sobre su motocicleta, se detuvo enfrente de un minisúper para comprar algunos alimentos, no había nadie, solo el y el cajero quien veía su celular con aburrimiento, al estar en la caja vio unos dulces optando por tomar algunos, la puerta se abrió para permitirle el paso aun hombre corpulento, llevaba puesto lentes de sol a pesar de ser casi de noche, mientras despachaban sus compras Yami se sintió observado, fingió tirar accidentalmente un de los dulces para mirar sobre su hombro, el hombre estaba de pie enfrente de la área de revistas mirándolo por segundos, al salir se percató de una camioneta negra estacionada al otro lado cuyos vidrios no le permitía ver al conductor, tenía un mal presentimiento, al volver manejo a una velocidad moderada para verificar sus sospechas, lo seguían, tomo distintas rutas y en cierto punto aumento la velocidad hasta perderlos, al llegar a la casa estaciono la motocicleta en el patio trasero y entro deprisa a la casa. Amanecía, en toda la noche no pudo conciliar el sueño por estar vigilando desde la ventana esperando a ver de nuevo la camioneta con navaja en mano, no se iba a dejar capturar sin dar pelea antes, durante su vigilancia vio a Yugi acompañado de su abuelo, volteo y continúo caminando.

-“Perdóname Yugi, ya no podre estar más tiempo”- se alejó de la ventana, aun sentía la adrenalina al tope, sentándose en el piso con un mapa enfrente suyo, analizo cuál sería su siguiente destino.

-“¿Por cuánto tiempo seguiré huyendo?”-desde hace dos años ha estado escondiéndose, ¿Por qué no intentar enfrentarlo? ¿denunciarlo?, sencillo “el” podía tener control sobre la ley.

Ya con un destino fijo, se preparaba para marcharse cuando una opresión en el pecho lo detuvo, Yugi, no podía irse sin más, debía tan siquiera despedirse, volvió a la habitación y trato de dormir un poco.

El pequeño salió rumbo a la casa abandonada, llevaba en su mochila unos dulces junto con un rompecabezas, camino aun pensado en lo sucedido ayer emocionándose más por llegar, una vez enfrente de la casa intento entrar, para su sorpresa la puerta estaba cerrada, toco y no paso mucho hasta que Yami viniera abrirle.

-Yugi, pasa- antes de volver a cerrar la puerta se asomó a la calle.

-Yami, ¿pasa algo?-pregunto preocupado

-Nada, ven, hay algo que quiero decirte-ambos se encaminaron al cuarto


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