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Amor desde la inocencia por darkwinter

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Yami se sentó pesadamente en la cama, Yugi fue a sentarse a su lado.

-Yo viajo, escapando de una persona muy mala que me lastimo mucho, esa persona quiere capturarme para volverme a lastimar, el envía hombres malos para buscarme, ayer me encontré con ellos y ahora tengo que irme, si me quedo tanto yo como tú corremos peligro- los ojos de Yugi se cristalizaron ,se aferró al brazo del mayor con fuerza.

-Y vas a volver?-pregunto tratando de contener las lágrimas, Yami solo negó con la cabeza. -Es peligroso-a este punto ya no pudo más, cabizbajo lloro mientras Yami solo no dijo nada.

-Puedo ir contigo?-el ojicarmin se volteó tomándolo de los hombros viéndolo directo a los ojos.

-Escúchame Yugi, tu eres afortunado de tener a tu familia e ir a la escuela, de llevar esta vida tranquila, a mi me arrebataron todo cuando mi madre murió, los que se suponen que eran mi familia disfrutaron de herirme y humillarme, solo pocos fueron amables conmigo y me ayudaron, ya no pude ir a la escuela, comía sobras o nada, y ahora mírame yo tal vez nunca vaya a tener una vida tranquila, Yugi mírame y prométeme que valoraras todo lo que tienes, esfuérzate y cumple tus sueños-lo abrazo, luego besándolo en la frente y por último en los labios.

-Te amo-Yugi subió a la cama para volver a besarlo, está vez con más intensidad, Yami lo sujeto de la cintura pegándolo a el, continuaron hasta quedarse sin aliento. Al separarse Yugi se acostó sintiendo un malestar en la entre pierna descubriendo un bulto por debajo de su ropa.

-Hmm, Yami- el mayor ya se había dado cuenta de esto, subió a la cama colocándose encima, le acarició el rostro y se inclinó para besar su cuello.

-Yugi, esto ya es algo más subido de tono, esto es algo que hacen las parejas cuando se aman con todo el corazón y confían entre sí, pero, si llegas a sentirte incómodo dime y me detengo, ok?-el pequeño asintió, acto seguido comenzó a darle chupetones en el cuello mientras con una mano pellizcaba los pequeños pezones, Yugi sentía no poder más, el malestar hay abajo se volvía más intolerable moviendo un poco las caderas, Yami dejo en paz su cuello y pezones concentrándose al fin en su erección, bajando los pantalones junto con la ropa interior mostrando el miembro excitado, lo miro antes de tomarlo empezando acariciar con la yema del pulgar la punta luego rodearlo con la mano apretando un poco y frotarlo de arriba y abajo.

-Ah, Ya..Yami..-gimiendo con la respiración agitada apretaba la almohada, el placer le recorría todo el cuerpo, por último gimió más fuerte cuando sintió que liberaba algo, la mano del ojicarmin quedó manchada de algo blanco y viscoso lo cual lambio. Se sentó desabrochándose, ya también tenía el mismo problema, sacó su ahora erección para ahora complacerse.

-Espera- Yugi se acercó, en este caso lo tomo con las dos manos por el tamaño. -Es grande-comento antes imitarlo, tallando la hombría del mayor con ambas manos apretando la punta algunas veces, no espero que de pronto saliera disparado un fluido blanco directo a su cara, Yami tomo la sábana limpiándolo, al terminar lo besó sujetándolo de la cadera, pegándolo a su cuerpo, se lambio unos dedos llevándolos entre los muslos de Yugi tocando un punto que le genero escalofríos.

-Recuerda, no te obligaré a nada si no quieres, me detendré si se asusta- la mirada de Yami lucia tierna y preocupada.

-No tengo miedo- sonrió recargando de contra el pecho ajeno, sintió uno de los dedos entrando y moviéndose se tenso tratando de relajarse, segundos después entro otro y de modo de tijeras estiraban la entrada y con el tercero entre gemidos se dejó llevar, el ojicarmin se acomodó sacando los dedos, tomo el cuerpo de Yugi entrando en el, solo al sentir llegar al tope se detuvo, de entrar por completo lo lastimaría, se quedaron quietos Yami por hacer de esto lo menos doloroso posible y Yugi sin saber que hacer exactamente.

-Yami-dijo casi susurrando , sujetándolo con cuidado de las caderas, moviéndose despacio y tomando ritmo, pronto la habitación se llenaría de gemidos y jadeos, el placer inundaba los sentidos de Yugi en cada embestida, al principio fue doloroso, sin embargo, ahora lo disfrutaba, el par ya casi llegaban al clímax , siendo Yugi el primero en correrse seguido de Yami. Ambos agotados se acostaron, con el menor acurrucado contra su pecho, Yami alcanzó la sábana tapándolo, Yugi se había quedado dormido, su sonrisa se volvió una expresión de tristeza, acariciándole con cuidado la nuca le dio un beso en la mejilla levantándose, tomado la mochila y marchándose sin hacer ruido. El ruido de un trueno lo despertó, la habitación estaba en penumbras y solo se escucha la lluvia.

-Yami- lo llamo, cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad no vio la mochila en el piso, poniéndose de pie se dispuso a buscarlo, con esperanza de encontrarlo. Salió cabizbajo, lo sabía perfectamente, se fue, no importa cuánto lo busqué no lo volvería a ver, de nuevo tenía ganas de llorar, mientras caminaba de regreso a casa, observó una patrulla junto con una ambulancia, parecía que hubo un accidente, uno de los faroles, los cuales iluminaban la calle estaba doblado y junto tirada una motocicleta bastante dañada, en ese momento se detuvo, la reconocía, se trataba de la motocicleta de Yami, se acercó descubriendo aterrado sangre en el piso, gracias a la lluvia se extendió en un gran charco, en pánico fue a el área boscosa donde los policías hablaban con el paramédico.

-Donde esta Yami?- extrañados solo le dieron respuesta vagas, al no tener nada grito llamando esperando verlo salir de entre los árboles, los policías intentaban calmarlo fracasando, consiguiendo únicamente llevarlo a casa. A pesar de la insistencia de su madre y abuelo por de tratar de ayudarlo no podían si no sabían la razón, Yugi no volvería a mostrarse alegré en los días lluviosos y tardaría bastante en recuperar su estado de ánimo normal. **************************************

La alarma sonó a la hora programada, sacando la mano de entre las sábanas buscando a tientas el dispositivo apagándolo, soñoliento se levantó dirigiéndose al baño para arreglarse. Han pasado cuatro años desde ese día, después de unos meses se mudaron a ciudad Dominó, al parecer el cambio de ambiente le vino bien, volvió a ser el niño alegré de antes, incluso hizo nuevos amigos, Anzu, Honda y Ryu, para su sorpresa al entrar a la secundaria se reencontraría con Jounouchi quien con el tiempo se volvería también su amigo, un día a solas le contó la razón por la que lo evitaba de niños, fue por la amenaza de muerte de Yami.

-La verdad me asusté y no quise contárselo a mis padres, bueno ellos no hubieran hecho mucho- escuchar eso lo sorprendió, recordó la promesa de hacerse cargo si lo volvían a molestar y esa vieja herida reapareció, lo entendía ahora, aún así, no sintió asco o horror por lo ocurrido, Yami le demostró en más de una ocasión su deseó de no lastimarlo, lo trataba con cuidado y cariño, incluso ahora al recordarlo se enamoraba más de el, al mismo tiempo se sentía angustiado, quien lo persiguiera podía ser alguien de influencias, siendo capaz de evadir a la policía, un político, un multimillonario o un mafioso, eran tantas las posibilidades, de pensarlo llegaba a tener pesadillas donde Yami lo tenían atado a una sillas con heridas siendo golpeado, evitaba no pensar en ello, seguir adelante, luchar para realizar sus sueños.

-“Te amo”- esas palabras siempre las recordaba, no podía olvidarlo y menos temiendo lo peor sin tener ningún medio para saber si no le pasó nada, si consiguió escapar o si necesitaba ayuda.

-También te amo- murmuraba para si mismo al recordarlo.

-Yugi, buenos días- Ryu lo saludo antes de cruzar la calle, ya no debía pensar en el pasado si no en el presente.

-Hola, Ryu- devolvió el saludo con una sonrisa, mientras caminaban juntos a la escuela los demás se fueron uniendo.  


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