Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Melodías a tu nombre (ShiIta) por zeldaxlove1997

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Camina de un lado a otro por el pasillo esperando a que alguien saliera a darle noticias sobre el estado de Itachi pero llevaba 30 minutos ahí dentro y no parecía que fueran a salir pronto, estaba nervioso y las manos le sudaban aún cuando las restregaba por el pantalón repetidas veces. Muy a su pesar y con una mueca de desagrado vio como el amigo peliazul de su pareja se quedaba también a esperar los resultados del menor, por supuesto que no le agradaba para nada la idea de tener que compartir el mismo espacio con el sujeto que estaba forzando hace unos minutos a su chico para besarle, pero no podía hacer un escándalo y arriesgarse a que los echaran, a duras penas logró convencer a la enfermera que le permitiera quedarse en el pasillo pues en cuanto lo llevó les pidieron a ambos esperar afuera en lo que atendían a Itachi.


Odiaba los hospitales y cualquier cosa que fuese cercana a ello, hubo un tiempo en el que enfermaba muy seguido por sus giras y tenían que internarlo, así que prácticamente estaba a base de inyecciones y comida mal hecha que solo le hacían sentir peor. Pero viendo las circunstancias y tratándose de su pareja le llevaría a cualquier sitio que fuese necesario para verlo sano aunque por las expresiones de la enfermera parecía no ser algo grave. 


Al cabo de unos 15 minutos más escucha la perilla de la puerta ser girada y de esta sale el menor con una expresión indescifrable mientras sostiene un sobre blanco con el logo del colegio y su nombre en tinta negra.


Shisui se acerca antes de que el azulado haga ameno de intentar abrazar a su pareja y se interpone, tomando suavemente por los hombros al menos, dándole dulces caricias en ellos 


- ¿Estás bien? - cuestiona viéndole aún sin poder descifrar su gesto - 


- Si - es una corta respuesta que recibe a la vez que este se libera de su agarre, pasando por un lado para tomar su mochila que Kisame había hecho favor de llevar en cuanto se desmayó - 


- Ita ¿quieres que llame a tu tío? - 


Shisui arruga el gesto, viendo de reojo al azulado que se mantenía alejado. Como odiaba el hecho de que se encontrara ahí con ellos. 


Itachi por el contrario se mantenía sereno aún cuando la tensión pudiese sujetarse con los dedos, volteando a ver a su amigo y regalandole una forzada sonrisa amable


- No te preocupes, ya lo haré yo - 


- Te llevaré a casa - dice el pelinegro, sacando de los bolsillos las llaves del coche - 


- Ita ya no regresará con su madre - anuncia Kisame a lo bajo, haciendo al mayor arquear una ceja - 


- ¿Es eso cierto? - voltea a ver a su pareja que se negaba a devolverle la mirada - 


- Tuve un problema con ella... - 


- ¿Cuando tomaste esa decisión? ¿Porque no me lo has comentado? - ataca una pregunta tras otra - 


-  No le reclames, apenas lo decidió hoy - el otro tiene que callar en cuanto Shisui le lanza una mirada aterradora, mandando a guardar silencio - 


- Pudiste marcarme en la mañana y ya habría buscado un departamento para que te quedaras - acuna su rostro entre sus manos, alzando el rostro decaído del menor - 


- Me voy a ir con mi tío - susurra - 


- ¿Es de fiar? - hace una mueca desconfiada - 


- No tengo muchas opciones - 


- Eso no responde la pregunta - 


- Si, es de fiar - suspira viéndole ahora si directo - 


Ambos son interrumpidos por el carraspeo del peliazul que se aclara la garganta para hacer consciencia de que continúa ahí 


- Bueno Ita, ya que te encuentras mejor, creo que debería regresar a casa - se rasca tras la nuca - nuevamente perdón por lo de hace rato... - 


- No te preocupes, ya paso, además no tienes de qué disculparte - 


- Sí que tiene - interrumpe el pelinegro que aún no se tragaba el mal sabor que le dejó esa escenita - 


Itachi revolotea los ojos y se despide de su amigo, dejándolos ahora sí solos 


- ¿Qué te ha dicho la enfermera? - pregunta en cuanto el otro se ha retirado - 


- Fue un ataque de ansiedad, le conté que tuve un problema en la mañana y sumado con esto generó un desorden que me hizo entrar en ansiedad, ella dice que no debo pasar situaciones de estrés porque esto solo fue algo pequeño que se pudo convertir en un caso severo de no haberlo atendido - 


- ¿Y así esperabas que me confiara de dejarte con tu madre? - niega rotundamente - ¿no hay forma de que te convenza de irte a vivir conmigo? - 


- Sabes que no puedo irme a tu mansión, además en poco iniciarás tu gira, no puedo ser una carga en tu familia - 


- Ya te he dicho que le pediré a Temari buscar apartamentos - intenta convencerle - 


- Voy a estar bien - dice para tratar de tranquilizar - tengo fe en que mi tío me aceptara - 


- ¿Y le tienes tanta confianza para irte a vivir con él? ¿que te asegura que no es igual o peor que tu madre? - 


- Le daré el beneficio de la duda, mientras tanto debo de confiar en que todo saldrá bien y te pido que así pienses también - finaliza haciendo intento de acariciar su brazo pero se detiene, aún sentía ese cierto rechazo a lo que hizo el mayor - Yo... ahora voy a marcarle a mi tío, deberías regresar a casa - 


- Puedo llevarte a su casa, si gustas - ofrece sin querer separarse del pelilargo - 


- Sé dónde vive, no hace falta - baja la mirada unos segundos antes de volverla a los carmesí - te veré luego - se despide pero el otro le sujeta del brazo - 


- ¿Cuando podremos hablar? - la mirada de Shisui denotaba entre desesperación y tristeza, la estaba pasando tan mal como él, pero no podía dar su brazo a torcer ahora, no cuando todavía sentía ese hueco en el corazón - 


- No lo sé - murmura - 


- Entiendo - suelta resignado, no quería presionarlo en nada - solo por favor si te vuelves a sentir mal te pido que me lo hagas saber, no podré estar tranquilo sabiendo que te encuentras mal - acaricia su rostro con los dedos, pasandolos por los largos cabellos - por favor, prométemelo - junta sus frentes - 


Itachi sentía una presión nostálgica en su pecho, como desearía que las cosas con Shisui y él marcharan bien, no entendía porque la vida le estaba haciendo esto cuando nunca antes se había sentido tan agradecido por tener a alguien que lo amara tanto y que ahora hubiera una brecha en su relación. 


- Lo prometo - 


 


 


 


Checa por enésima vez su móvil esperanzado de recibir un mensaje pero no es así, la bandeja continua vacía así como ese hueco en su pecho, había enviado mensaje a Sasori toda la semana esperando que el pelirrojo accediera volver a verle y conversar más tranquilos pero ya iba descartando la idea pues este lo evitaba a más no poder, cuando se llegaban a cruzar en los pasillos le ignoraba por completo, si tocaba en clases similares se sentaba lo más alejado de él y ahora en los recesos ni siquiera le dirigía una sola mirada sino que se limitaba a estar con su grupo de amigos que de vez en cuando le lanzaban una mirada indiscreta y con burla, haciéndolo sentir mucho peor por su fuera poco.


Cada mañana hacía un esfuerzo por intentar superar las cosas, incluso hacía un ejercicio psicológico en el que se veía diario de cuerpo completo en el espejo y comenzaba a recitar lo que más le gustaba de su cuerpo, pasando por alto su herida en el vientre, los primeros días fueron como una tortura, no podía verse sin ponerse a llorar al ver la cicatriz bien marcada y que le perseguiría por toda la vida, pero aún con las insistencias de sus padres en llevarlo a un psicólogo este se había negado, alegando que podía solo contra su depresión, lo cual era mentira, porque aunque intenta aparentar que todo estaba bien, por dentro estaba gritando y pidiendo que un carro le arrolle y acabe con su tortura. Ahora hay que sumar los múltiples intentos del peliazul en contactarlo, Deidara no comprendía porque Kisame seguía esmerandose en recuperar algo que ya estaba roto, lejos de ayudar a que se sintiera bien le hacían recordarle que por su culpa estaban en esa situación, si tan solo no hubiese sido tan cobarde y no se hubiera dejado llevar por la tristeza de haber traicionado a Sasori o al rechazo de Kisame, muy probablemente su decisión de ese momento no habría sido esa crueldad, pero ahora no podía echarse para atrás y fingir que nada ocurrió, porque lo hecho, hecho estaba y por mucho que quisiera tapar el sol con un dedo no podría, porque tenía que luchar ahora por su salud mental, por no dejarse caer en esa espiral de oscuridad que lo jalaba día con día y la voz que le susurraba que era un asco de ser humano. No, no podía permitirse eso. 


Deidara era fuerte, aunque muchas veces mostrará más sus debilidades ante la gente eso era exactamente lo que lo volvía inquebrantable, porque él prefería mil veces gritar a los mil vientos y ahogarse en su llanto hasta que sus penas se fueran que a tener que contener todo lo que le pasaba,  porque en su cabeza era más cobarde hacer creer que era de piedra que a enseñarle al mundo que era un simple ser humano como cualquiera, con emociones y altibajos que al fin y al cabo eran lo que lo complementaban. No importaba si su vida ahora ya no tuviera a las personas que en su momento amo con todo su corazón, a partir de ahora tomaría riendas en su vida y comenzaría a expresar amor a sí mismo, porque tanto tiempo dedicado a los demás le hizo perderse de quien era y a quien debería amar más que a nadie, a él mismo. 


Bufa con resignación guardando el móvil en el pantalón, tomando su mochila para salir rumbo a su casa, pero unas risas tras de sí le detienen en seco, obligándole a voltear a ver la causa. 


- Pero mira nada más, a quien nos hemos encontrado - menciona un peliblanco con lentes. Imposible no reconocerlo, era el hijo del maestro Orochimaru, Kabuto - 


- Es de lógica ¿no has visto la hora? ya es tarde y dicen que entre más noche sea salen las putas - se burla su acompañante, uno de lentes oscuros y pelo corto, lo único que sabía era que le llamaban Shino - 


Deidara les ignora y continúa su camino pero gruñe irritado cuando ambos se apresuran a bloquearle el paso 


- Hey, Hey ¿a donde con tanta prisa, muñeco? ¿es que no quieres divertirte un rato con nosotros, ah? - acerca su mano para tocar su pelo pero el blondo le aparta brusco - 


- Déjenme en paz, idiotas - 


- Uh mira pero si la gatita sabe defenderse - se mofa Shino - 


- ¿Quien mierda te has creído, zorra? a nosotros no nos vas a hacer esta clase de dramas - se queja el "agredido" - 


El blondo hace ameno de apartarles y salir de ahí pero de un empuje le mandan atrás nuevamente, está vez haciéndolo chocar contra los casilleros


- No sean cobardes, estoy solo - se quejo sobándose el brazo por el impacto - 


- Precisamente por eso deberías dejar de hacerte el fuertecito y comenzar a obedecer lo que te digamos - amenaza el peliblanco, acercándose peligrosamente a su rostro hasta casi rozar su aliento con el cuello de esté, dandole un asco absoluto - 


- Yo digo que le cortes esa melena, Kabuto, tanto que anda cuidando de ella que deberías darle un motivo para respetarte - 


Kabuto sonríe con malicia, reteniendo al rubio que ahora sí comenzó a forcejear contra él mientras que Shino le alcanzaba las tijeras de la mochila


- ¡Déjenme, hijos de puta! - pataleaba en un vano intento de zafarse - 


- Haz que se calle, nos cacharan si sigue haciendo ruido - ordena Kabuto para que el castaño le tape la boca con la mano - Esto que te voy hacer es solo una pequeña parte de lo que soy capaz cuando gente como tú se intenta pasar de lista - pasea el filo de la tijera por el rostro del blondo, que cierra instintivamente los ojos - recuérdalo bien, si haces una estupidez te voy a rebanar ese lindo rostro hasta deformarlo ¿me has entendido? - este asiente con temor - 


- Mira que mancito se puso y tanto que se quiso hacer el fuerte con nosotros - reía Shino - 


- ¿pero que mierda creen que hacen? - ambos abren los ojos con alarma al oír la voz tras de sí - 


- S-Sasori - tartamudea el castaño con un ligero temblor - 


- Kabuto, suéltalo - ordena con los ojos fríos al peliblanco que con los dientes fuertemente apretados libera al blondo, guardando su furia - ¿Qué diablos se proponían hacer? - 


- Fue idea de Kabuto - se escuda el castaño, maldito cobarde piensa el peliblanco - 


El pelirrojo volteó a ver al de lentes esperando una explicación 


- Se estaba metiendo con nosotros - responde entre dientes - 


- Eso no es verdad - exclama el rubio con el ceño fruncido - dejen de mentir, infelices - 


- ¿Que nos has llamado? - tuerce el gesto Kabuto en una mueca furiosa pero que contiene apretando los puños, en presencia de Sasori no podía actuar como quisiera - 


- Bueno ya estuvo bueno, larguense ahora mismo - ordena el pelirrojo - 


Ambos con furia contenida se retiran no sin antes lanzarle una mirada enojada al rubio en plan "Nos las vas a pagar tarde que temprano" 


Deidara respira con tranquilidad una vez que estos se han retirado, colocándose bien el uniforme por los jaloneos que le dieron 


- ¿Te encuentras bien? - cuestiona Sasori aún con esa seriedad con la que apareció - 


- Sí... gracias por ayudarme - susurra con pena, bajando la mirada - 


El otro solo da un asentimiento de cabeza y ambos quedan en un silencio sepulcral en el que son incapaces de dar pie a decir algo más


- Yo... bueno creo que mejor me... - 


- Lo lamento - le interrumpen abruptamente - no debí decirte esas cosas, estaba muy enfadado, no pensé lo que decía - 


- Creo que más bien yo debería de disculparme contigo - murmura el blondo - 


- No - advierte con la mirada - Realmente no, una disculpa a estas alturas por lo que paso es inútil, no hay solución para eso y creo que lo sabes, únicamente pensé que lo que dije no estuvo bien y por eso me disculpo, pero no espero que me retribuyan en lo mismo porque ambos sabemos el daño que eso causó - 


Las palabras del pelirrojo estrujan el corazón del rubio que asiente con algo de pena, se había hecho una falsa idea con la acción del pelirrojo al defenderle, solo fue como un acción que cualquier persona con algo de corazón hubiese hecho si ven a alguien ser acosado. 


- De igual forma, gracias por ayudarme - 


- Hmm - 


Deidara le observa por unos segundos, es como si la persona que tuviera enfrente fuera un completo desconocido, sus facciones eran tan diferentes a cuando todavía salían, ahora estaba opacado por una fría e inexpresiva capa de indiferencia, esos hermosos ojos de pestañas abundantes ahora no le irradiaban ese calor y dulzura, los labios rosados acomodados ahora en una fina línea recta de seriedad no eran los que comúnmente veía en su ex pareja. 


Un duro golpe en el corazón le incrementan las ganas de echarse a llorar pero se había prometido ser más fuerte, porque aunque el dolor le estuviera carcomiendo no se caería nuevamente. 


- ¿Otra vez clavado en tus pensamientos? - la voz del pelirrojo le devuelven al aquí y al ahora, observándolo con la ceja arqueada - ¿Nunca vas a cambiar, cierto? - 


- Lo siento - se muerde el labio apenado - 


la ligera y apenas perceptible risa que suelta Sasori le sorprenden pero no menciona nada


- Volveré a casa, deberías hacer lo mismo - concluye volviendo a su expresión fría, dirigiéndose a la salida pero la mano del blondo sujetando la suya le frenan - 


- Sasori... ¿podemos intentar hablar de eso algún día? - cuestiona con cierta súplica implantada en los ojos azules, casi temerosos a un rechazo - 


El pelirrojo lo medita unos segundos, observando el rostro iluso de este


- Por favor - insiste en un hilo de voz, haciendo una leve presión en su mano en signo de desesperación - 


- Está bien - 


El rubio respira con tranquilidad, sonriendo con mucha felicidad, casi aguandosele los ojos pero sin derramar una sola lágrima 


- Gracias - susurra ya sin poder evitar abrazar a este que sorprendido se deja hacer pero sin moverse de su lugar o corresponder al gesto - en verdad no sabes cuanto me alegra oír eso - 


Sasori no sabe ni que decir, solo se mantiene quieto sin corresponder pero tampoco repeliendo, solo tranquilo, casi había olvidado el calor que le transmitía la sola presencia del blondo, como su simple silueta le daban una calma y amor incontenibles cada que le miraba, como si irradiara todo el color que necesitaba Sasori en su vida para sentirse completo, extrañaba los chistes que soltaba cuando se encontraba de mal humor y quería sacarle aunque sea una risa forzada, adoraba las expresiones que hacía cuando  no comprendía algo y el pelirrojo tenía que explicarle, la risa contagiosa que retumbaba por cualquier lado, los cálidos labios que rozaban con los suyos en una muestra de amor.. 


Su corazón latía fuerte ante cada imagen de sus fieles recuerdos con Deidara, como si su mente le empujara a ir rompiendo esa coraza que formo en su ser, como si su mente y alma se hubieran saturado del blondo y se negaran a dejarlo ir


Le separa por la cintura y observa los ojos azules que desprendían un aura de alegría pero también con tintes melancólicos, acunando con una mano la mejilla sonrojada de este, viendo como los ojos instintivamente se cierran ante su dulce tacto. Aprieta los labios, pasando los dedos por todas las facciones del blondo, colocando el pulgar en el labio inferior que se entreabre con un suspiro


Con algo de duda se acerca hasta casi rozar labio con labio, permitiéndose gozar de la calidez que despliega el cuerpo ajeno, pasando el brazo libre por la estrecha cintura para pegarle más a su cuerpo, sellando por fin los labios en un beso lleno de frustración y añoranza, moviendo la boca al compás del otro, compartiendo el calor de la atmósfera, chocando levemente la lengua con la contraria, creando un hilo de saliva que les unía para volver a comerse en un beso nostálgico. 


Lastimosamente esté no dura mucho porque es el mismo pelirrojo quien se aparta lentamente, sujetando el rostro del rubio con ambas manos, calmando la respiración que le robó aquel contacto, volviendo a tomar control de sí. 


- Tengo que dejarte ir - acaricia con los pulgares las mejillas, viendo los orbes azules implantarse un triste sentimiento de decepción - 


Se separa lentamente, casi como si se negara a despegarse del otro, tomando sus cosas para salir a prisa antes de voltear a ver y caer con la simple mirada depresiva del blondo, aún cuando eso le doliera más que nada en el mundo. 


Y Deidara solo puede morderse el labio con tristeza, por un segundo, solo por un segundo se había sentido tan bien luego de tanta mierda que le había sucedido. 


 


 


 


 


Afortunadamente su tío le permitió quedarse con él con la condición de que no organizara reuniones de ningún tipo en casa, llegara temprano siempre y que no trajera a desconocidos a su casa, además de ayudar en las labores de la casa, parecía algo extremista pero considerando que era como lo mismo que hacía con su madre pero con la gran diferencia de que su tío trabajaba todo el día, no tenía problema alguno en acatar las órdenes, al menos no tendría que lidiar con su mal carácter y que ya no tendría que volver nunca más a la lavandería, sólo le quedaba el empleo en la cafetería el cual era poco a diferencia del anterior, así que podría volver a concentrarse en sus estudios sin interrupciones. 


- Y no quiero que dejes trastes sucios en el fregadero, en cuanto termines de comer lavas tu plato y lo dejas de donde lo tomaste - indicaba el hombre mayor - nos turnaremos los días para hacer la cena, de lunes a jueves lo harás tú, de viernes a domingo será mi turno, esto porque trabajo hasta tarde y no puedo atenderte a ningún hora, ah eso es otra, no quiero que me marques al trabajo de no ser algo sumamente importante, no tengo tiempo para problemas de niños ¿entendido? - el pelilargo asiente tirando del mango de la maleta hasta el pasillo por el que desaparece el mayor - Está será tu habitación, puedes decorarla como quieras pero siempre y cuando esté en orden, no tengo personal de limpieza así que tendrás que hacerte cargo de eso tú solo - le enseña la habitación, bastante sencilla pero espaciosa, era incluso más grande que su anterior recamara, incluso contaba con un escritorio - 


- Gracias - responde dejando la maleta a un lado de la cama - 


El adulto asiente, sacando de su cartera una tarjeta blanca 


- Ese es mi número del trabajo, si algo llega a suceder ahí puedes comunicarte, te contestara Barbara, es mi secretaría, le dices que eres mi sobrino y ella te comunicara conmigo -  


Itachi toma la tarjeta y la guarda en uno de los bolsillos de la maleta


- Bien, debo volver al trabajo, puedes ir desempacando en lo que regresó - checa la hora en el reloj de pulsera - ah por cierto - se detiene antes de salir - ¿Sabes hacer despensa? - 


- Sí, yo la hacía haya con mi madre - 


- Bien, habrá días en los que llegue muy tarde, te dejaré dinero en mi estudio para que vayas al supermercado - 


Itachi asiente causando una sonrisa satisfactoria del mayor que ahora si se despide y cierra la puerta tras de sí, dejando al pelilargo en la habitación. 


No puede evitar formar una sonrisa de tranquilidad, un silencio absoluto reinaba el lugar, nunca antes había gozado de tanta privacidad, se sentía tanta paz y tranquilidad que incluso se dio el lujo de recostarse sobre la cómoda cama y cerrar los ojos unos segundos, disfrutando de ese íntimo espacio, quizá no había sido tan mala elección. 


Comienza a desempacar su ropa primero, había cogido lo primero que vio en su armario en cuanto llegó, Mikoto ni siquiera le cuestiono nada, por el contrario se mantuvo en silencio viendo el televisor mientras él empacaba todo lo que podía en la maleta más grande que tenía. Lo difícil fue despedirse de su hermanito que le miraba con suma tristeza mientras numerosas lágrimas salían de los tiernos ojitos, abrazándose fuerte a su nii-san pidiéndole que no lo abandonara. Itachi hubiese deseado con todo su ser llevarse a Sasuke consigo pero sabía que Mikoto no le dejaría, tenía que hacerse a la esperanza de que la mujer lo trataría bien y que le permitiría verlo aunque sea una vez a la semana al salir de clases.


Con un dulce toque en la frente del menor prometiéndole que le llevaría con él en otra ocasión se despide no sin antes voltear a ver a su progenitora que en ningún momento se digno a verle o dirigirle la palabra, sino que continuó ignorando su existencia mientras veía el televisor. Ya no había nada de amor para él en ese lugar, fuera del que su pequeño hermano le daba, pero por parte de su madre eso se había acabado hace años y se regañaba por no haberse dado cuenta antes. 


Su actividad se ve interrumpida por el sonido de su móvil anunciando una llamada entrante, suspira cansado dejando las prendas a un lado y yendo hasta el escritorio para fijarse quien le llamaba. 


Shisui. 


Se muerde el labio y con algo de duda descuelga la llamada


- Hola - 


- Itachi, creí que no me responderías - escucha un suspiro aliviado al otro lado - 


- Estaba desempacando mis cosas - explica con calma - 


- Ya veo, siento interrumpirte - 


- No pasa nada ¿qué necesitas? - 


- Nada... bueno en realidad yo quería hablar contigo - se escuchaba nervioso - 


- ¿Sobre que? - 


- Sobre lo que pasó hace unos días, creo que no me explique bien cuando fui a verte - 


- Shisui no creo que sea ni el momento ni la mejor idea tratar esto por teléfono ¿no te parece? - estaba sonando muy rudo pero tampoco quería dar su brazo a torcer tan pronto - 


- Bueno no, pero me pone mal estar así, no quiero alejarme de ti, Itachi, te amo ¿lo sabes, no es así? - 


El pelilargo aprieta los labios, se sentía tan mal estar tratando así a Shisui, sabía que tendría una explicación congruente que darle pero su mente se negaba a aceptar sus disculpas porque aún se encontraba dolido, fue un dolor muy duro el que pasó. 


- ¿No es así? - insiste tras la línea - 


Itachi suspira y asiente


- Si, lo sé, pero aún no estoy listo para hablarlo, necesito un poco de tiempo ¿de acuerdo? - 


Escucha la cansada exhalación del otro en la línea 


- De acuerdo, pero ¿aún puedo invitarte a cenar mañana? - 


- No creo, mi tío quiere que yo haga la cena de lunes a jueves, voy a estar muy ocupado - 


- Itachi.. por favor - suplica con tristeza - no me trates así, quiero arreglar esto, no puedo simplemente no verte y esperar a que el tiempo apremie, te necesito - eso último había sonado tan lastimero que lograron estrujar el pecho del menor - 


- Si en verdad me amas, espera a que esté listo para hablarlo - cierra los ojos unos segundos, esto le estaba afectando también a él, por supuesto que quería ver a su pareja, él tampoco aguantaba el hecho de estar separados, habían creado una dependencia el uno del otro que estar alejados era como un sufrimiento agonizante - Shisui yo también quiero que esto funcione, en serio - un pequeño sollozo se le escapa - pero ahora necesito pensar bien las cosas y para ello quiero que tengas paciencia, te prometo que pronto te daré una respuesta - 


El sonido resignado de Shisui solo le escuecen más, pero se mantiene firme


- Está bien - 


Itachi puede respirar con más calma pese al nudo en la garganta


- Voy a seguir empacando - 


- De acuerdo, te dejaré continuar - aquello había sonado tan forzado, como si no quisiera dejar de escuchar su voz - 


- Te daré una respuesta lo antes posible - vuelve a recordar, esperando con eso calmar al pelinegro - 


- Descansa, Itachi - ignora eso último, despidiéndose - 


- Tu también - apenas y logra decir eso cuando escucha cómo finaliza la llamada - 


Con tristeza deja el aparato en el escritorio para volver a retomar la tarea de desempacar, pensando en que quizá estaba siendo muy cruel con Shisui, después de todo no había escuchado la explicación que tuviera que darle, sino que directamente se había negado rotundamente a disculparle sin siquiera permitirle a su pareja darle los motivos del porqué lo hizo.  


No puede evitar sentir un poco de culpa, estaba comportándose cual niño al que le quitan un caramelo y no para de llorar hasta que se lo repongan, no había escuchado nada de lo que el pelinegro le dijo después de enterarse de que vendió su tema, se encerró tanto en la noticia que su cerebro se negó a escuchar cualquier explicación. 


Niega con pesadez, tenía que actuar con más madurez a partir de ahora si quería salvar su relación. 


Continúa empacando toda su ropa en el amplio closet, ya llevaba una buena parte, con suerte al llegar las 10:00 pm ya tendría todo su equipaje fuera y podría descansar.


Alcanza los libros del colegio y los acomoda en el pequeño librero que había junto al escritorio pero se detiene en cuanto un dolor en su vientre se presenta, parando unos segundos cualquier movimiento para apoyarse en el escritorio y tocar con una mano la zona, haciendo una mueca dolorosa. 


Hace profundas respiraciones y espera a que el dolor vaya menguando, calando con tranquilidad en cuanto la sensación pasa, retomando su actividad está vez con mayor cuidado, mañana iría al médico al salir de la uni, desde en la mañana se había sentido mal, sentía mucho mareo y unas horribles nauseas, inclusive antes de su pelea con Mikoto, pero lo había dejado pasar por alto. 


Quizá estoy anemico  pensó mientras retomaba su actividad, ya tendría tiempo para ir al médico. 


 


 

Notas finales:

Hola mis preciosas lectoras, como siempre agradecida por tenerlas nuevamente aquí conmigo


Estoy super emocionada, estamos a casi nada de acabar esto y me alegra mucho saber que les gustó mucho, por supuesto que leo todos sus preciosos comentarios y me alegran mucho el día, así espero que ustedes se diviertan con la historia y les ayude a despejarse un rato con todo esto que está sucediendo.


No olviden dejarme sus opiniones que las estaré respondiendo a la brevedad


Por cierto ¿qué opinan del omegaverse? estaba pensando en hacer una historia ShiIta con este tema pero me gustaría saber su opinión. Las leo.


Besos<3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).