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Melodías a tu nombre (ShiIta) por zeldaxlove1997

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Amanecer sin las quejas o insultos de Mikoto era como la más dulce sensación que había tenido, solo con la paz de un nuevo día que apenas y podía interrumpir su sueño pues las cortinas a diferencia de su otra casa cubrían perfectamente las ventanas para evitar que los rayos del sol tocaran su nívea piel, se sentía tan renovado, era como si lo hubiesen reemplazado por alguien más, incluso la energía con la que se paró era tan fuerte que hasta tarareo una canción mientras se bañaba, cosa que había dejado de hacer desde mucho tiempo atrás pero que ahora no tenía limitantes, ni siquiera se disgusto en hacer un plato extra para que su tío desayunara con él, era como su manera de agradecerle por permitir quedarse. La expresión en Madara fue para fotografía, el hombre se mostró muy sorprendido, es decir, no había tenido contacto con sus sobrinos desde la muerte de su hermano pero tampoco es como si conociera el carácter de cada uno de ellos, solo se imaginaba a un adolescente típico y problemático, Itachi parecía ser totalmente distinto al resto de gente de su edad.


El desayuno fue en silencio pero sin llegar a ser incomodo, al menos su tío se mostró sereno mientras leía el periódico sujetando su taza de café con la mano libre, e Itachi no podía sentirse más feliz que nunca, era la primera vez en muchos años que gozaba de una tranquilidad en la que no tenía que estar pendiente de atender a nadie, no tenía que soportar los gritos histéricos de Mikoto regañandolo por tonterías o los vecinos escuchando música a alto volumen y haciendo caso omiso a la petición de bajarle. Su vida había cambiado y para bien. 


- Vamonos - menciona el adulto terminando de acomodarse el saco - 


- ¿Vas a llevarme a la uni? - pregunta sorprendido - 


- Solo por hoy, además no quiero que te vayas a ir de pinta con alguno de esos grupitos de escuincles problemáticos - Itachi no puede evitar soltar una pequeña risa - ¿Qué es tan divertido? - levanta una ceja - 


- Nada es solo que sonaste como algo que hubiese dicho mi papá - sonríe divertido - 


- No me tomes el pelo, niño, yo no soy tan blando como Fugaku - aún y con el tono serio podía notar que al adulto también le hacía gracia - 


- Ya, ya - 


- Venga alístate antes de que te mande en autobús - 


Aún sin parar su risa va por sus cosas y ambos salen rumbo a la universidad del menor, para fortuna de este ahora sí había llegado a tiempo. 


- ¿Has coqueteado con algún precoz de primer grado y te ha dado vuelta en su auto a la uni? - cuestiona con burla Deidara en cuanto le ve entrar al salón con una sonrisa radiante - 


- No digas tonterías, fue mi tío quien me trajo - la cara del blondo era un poema- 


- ¿No era el cascarrabias que siempre decías? - 


- Bueno... tiene carácter fuerte pero no es mala persona - se encoge de hombros - 


- Y pensar que en algún momento dije que mi tía Marie no era tan mala, ahora que me cuentas eso de tu tío tendré que volver a bajarla a la bruja malvada de siempre - Itachi suelta una carcajada y mira sonriendo al rubio, como extrañaba esos momentos alegres entre ambos - 


- Bueno que para alguien que te dice: "¡No abras la puerta del refri a menos que sea absolutamente necesario!" si que debe ser mala - 


Ambos se ríen sin parar, soltando alguno que otro chiste hasta que llega la hora de clases.


En el receso el blondo no se pudo aguantar el hecho de contarle a Itachi que se encontró con Sasori, pero eso no fue lo que casi hace al pelilargo atragantarse con la comida sino cuando esté le menciona del beso que le dio el pelirrojo, un sinfín de preguntas le surgieron y no se cortó ni un pelo en soltarlas una tras otra, atacando al rubio con ellas hasta ponerlo totalmente sonrojado y sin saber por dónde empezar, por supuesto que omitió la parte en la que el otro le dijo que tenía que superarlo, porque de ahora en más lucharía porque Sasori le perdonara, creía que esto era una segunda oportunidad que la vida le brindaba para corregir sus errores, no pensaba desperdiciarla por nada el mundo. 


Itachi por otro lado se sentía sumamente feliz por su amigo, desde que esté se sinceró y le contó todo lo que pasó sintió más empatía por él y estaba muy contento de ver cómo las cosas parecían estarse arreglando con él. No podía decir mucho de su caso, desde la mañana ignoro por completo los mensajes de Shisui diciéndole que quería pasar por el a casa de su tío para llevarlo a la uni, aún no le había dicho dónde estaba su nuevo hogar y creía que era mejor mantenerlo así por un rato, no porque le disgustara que su pareja fuera sino que por las reglas que le puso Madara sobre no llevar a nadie, quería evitarse problemas más adelante, sobre todo porque parecía estar teniendo una buena relación con el adulto como para estropearla tan pronto. 


Había estado pensando toda la noche en cómo resolver su pelea con Shisui y hasta el momento no se le había ocurrido nada, pensó en pedirle verse al final de su turno en la cafetería pero considerando que tampoco podía llegar tarde a casa, descartó de inmediato la idea, la única solución sería verle saliendo de clases. 


Bufa con resignación, aún tenía cierto repele a la acción del pelinegro pero también era cierto que su mente lo extrañaba tanto, no podía evitar extrañar las atenciones y las sonrisas que le regalaba la mayor parte del tiempo, además no se sentía a gusto consigo mismo sabiendo que estaba haciendo sufrir también a su pareja. 


¿porque esto tiene que ser tan difícil? pensó con tristeza 


- Ita - la voz del blondo le espabilan de sus pensamientos - 


- ¿Eh? lo siento - baja la mirada avergonzado - 


- Decía que te veo el fin de semana, no podré asistir los siguientes días porque acompañare a papá en un viaje de negocios - 


- Oh, ya veo, está bien - sonríe amable, causando el mismo gesto en el otro que se despide y sale del salón - 


No más cobardía. 


Tarde o temprano tendría que enfrentarse a la realidad y lo que es un hecho es que no podía seguir huyendo a sus problemas por mucho que quisiera dejarlos en el olvido, parte de tener una relación es la madurez y él no estaba demostrando nada al huír, ¿porque Shisui siempre tenía que dar el primer paso? ¿porque él nunca tomaba iniciativa para resolver las cosas? no estaba siendo justo con su relación, ahora que analizaba las cosas realmente el ojirojo era quien más estaba entregando de su parte, los primeros días que salieron quiso atribuirlo a su reciente ruptura con Hidan pero pasados los días descartó la idea al darse cuenta como siempre que tenían una especie de "discusión" era el mayor quien solía dar su brazo a torcer. Quizá no se había comportado muy bien con Shisui. 


Caminando a paso lento visualiza a lo lejos al pelinegro que de espaldas conversaba con un grupo de chicos un poco más grandes que él, ajeno completamente a la mirada del pelilargo, Itachi con algo de duda se va acercando ante la mirada de los alumnos de esa área (no era muy común ver alumnos de otra aula pasearse por ahí), respirando profundamente antes de tocar el hombro del mayor suavemente, haciendo que voltee sorprendido por verle ahí. 


- Itachi - dice asombrado, despidiéndose de los muchachos con los que conversaba para prestar entera atención al menor - 


- Hola - murmura con dejes de vergüenza - 


- ¿Te paso algo? ¿Como sigues de salud? - le tomó por los brazos suavemente, acariciando con ternura - 


- Estoy mejor, gracias - forma una sonrisa sincera, le encantaban las atenciones del mayor - 


- Menos mal, me habías preocupado - relaja la facción con evidente alivio - 


- Quería hablar contigo sobre... tu sabes - 


- Oh ¿ya lo pensaste bien? - 


- Sí y no, ayer estuve toda la noche encontrando los pro y los contra pero creo que eso es lo de menos ahora, no quería seguir huyendo al problema - 


- Ita no tienes que presionarte a hablarlo sino quieres, como me lo dijiste, seré paciente - 


- No, quiero hablarlo ahora - dice decidido, sorprendiendo al mayor - 


- De acuerdo. ¿qué es lo que quieres saber? - 


- ¿Porque vendiste la canción? - no podía estar tranquilo sin saber la verdad - 


Shisui suspira con pesadez, ya se veía venir esa pregunta pero tampoco podía dar mucho detalle sabiendo que Natsuno podría haber mandado a alguien del colegio a espiarlos 


- Tuve un problema con una persona a la cual no le agrado, me había negado en todos los sentidos hasta que me sacó una carta que ni yo sabía que contaba con ella y no tuve más remedio que dársela - 


- ¿Te amenazó con eso? - pestañea un par de veces incrédulo - 


- Digamos que sí. - 


- ¿Era algo muy malo sobre ti tanto como para venderla? - 


- No tanto sobre mí, sino que eso involucra a otra persona - 


- ¿Temari? - abre la boca algo consternado - 


- No, por supuesto que no - niega rotundamente - de hecho ella fue la que me recomendó dar parte a las autoridades - 


- ¿Y no lo hiciste? - 


- Está persona lo tenía planeado todo, incluso eso, no tengo pruebas que indiquen que es culpable - 


Itachi procesa todo lo dicho, si bien le dolió bastante cuando se enteró de la noticia, pero también es cierto que fue muy injusto con su pareja al no permitirle explicarse, ahora que sabía la verdad a medias y aunque quisiera escuchar la versión completa no deja de pensar que era razón suficiente para que Shisui hubiera procedido a eso, tampoco quería que se expusiera al peligro solo para conservar su cariño. 


No pudo evitar sentirse como un egoísta, él se encerró sin querer contestarle ni una llamada o mensaje por su furia que ni siquiera pensó en que tan mal la estaba pasando el ojirojo, no se detuvo a pensar que estaba haciéndole igual o más daño con su actitud, se comportó como un niño caprichoso cuando le quitan una paleta, ¿que clase de novio era? 


- Hey Ita - Shisui le llama pero el menor solo agacha la cabeza con vergüenza - oye - acaricia sus largos cabellos con dulzura - 


- Lo lamento tanto, Shisui - se muerde el labio inferior sintiendo que en cualquier momento rompería en llanto - 


- Ya, está bien - los brazos ajenos le envuelven en un tierno abrazo - 


- No, he sido muy egoísta, ni siquiera te pregunté cómo la estabas pasando sino que solo pensé en mi - suelta un ligero sollozo - 


- Shh.. tranquilo - deja un casto beso en su frente - Ita mirame - esté niega aún contra su pecho - Hey cariño - alza la barbilla del otro con los dedos - No estoy molesto, tampoco me has lastimado, solo no creí que debía decírtelo porqué sabía que eso te dolería - acuna el níveo rostro entre sus manos, acariciando las mejillas con los pulgares - 


- En verdad lo siento - deja soltar una pequeña lágrima  que limpia el mayor con amor - 


- Ya basta de decir eso - responde con una ligera risa, besando al pelilargo - 


Itachi se vuelve abrazar a su cuerpo, disfrutando del calor y dulzura que irradiaba el mayor, porque sin esperarlo Shisui había pasado a ser la luz y amor que tanto necesitaba, porque eso que creyó perdido hace años y que por mucho tiempo luchó por regresar a su vida ya no necesitaba de más búsquedas, porque ya lo tenía. 


- Shisui, te amo 


 


 


 


 


Tiene que respirar hondamente y prepararse mentalmente antes de cruzar la puerta de aquel establecimiento, caminando por los pasillos hasta dar con la mesa con la persona que le citó. Sus pensamientos por mucho resentimiento no pudieron evitar encontrar esas cosas que le encantaban de su ex pareja,  mordiéndose la lengua para evitar soltar un comentario de lo bien que se veía. 


- Hola - saluda neutro, viendo la sonrisa resplandeciente del otro - 


- Pensaba que no vendrías - hace ameno de levantarse y abrazarle pero el pelirrojo toma asiento, evitando el contacto - 


- ¿Para qué querías verme? - cuestiona neutro, aunque en realidad quisiera irse cuanto antes - 


Después de lo sucedido no había querido regresar a clases y toparse con Deidara, sentía como esa sensación de querer más no menguaba y entre más le veía solo empeoraba su estado, era como si su mente se negará a dejarle, y que su corazón le gritara que volviera a amarlo. 


- Bueno... ha pasado ya varios meses desde... tu sabes - juguetea con sus dedos - y no lo sé, creí que era hora de superar las cosas - le mira con nervio, esperando que no le rechazara como la última vez - 


Sasori parece pensarlo unos minutos, observando en silencio al blondo que no paraba de mover las manos con nerviosismo, como si cualquier respuesta negativa le derrumbaría en cualquier momento, por otro lado el pelirrojo estaba en una pelea mental entre la razón y su corazón, anhelaba como nada en el mundo poder recuperar a Deidara pero ese hueco en su pecho no podía cerrar fácilmente, 


- ¿Cómo piensas que puede superarse? - arquea una ceja luego de unos segundos en completo silencio - 


Deidara acerca las manos a las suyas y está tentado en retirarlas pero el dulce tacto le generan un calor agradable en el pecho, así que decide dejarlas quietas. 


- Como ya te lo he mencionado anteriormente, no puedo borrar nada de lo que pasó, tampoco espero que aceptes mis disculpas sino lo quieres, pero me gustaría recuperar cuando menos tu atención, sé que a estas alturas es difícil pensar en ser amigos pero cuando menos te pido que no me castigues con tu indiferencia - 


Sus palabras eran dulces, pese a haberlas dicho en un tono triste y que detrás escondía una desesperación por la aprobación de este, sin embargo el dolor y sabor amargo del pasado no se irían con facilidad, sabía que tendría días en los que sin quererlo le llegaran los recuerdos de esa noche y no podía determinar con certeza qué tanto afectaría más adelante su solución


- ¿Y qué pasa si no funciona? - 


- Estará claro que entonces no debemos estar juntos - se muerde el labio inferior con melancolía-


Llegó a pensar eso mismo en su momento de ira, frustración y decepción, que tal vez si eso había ocurrido era porque ellos dos no estaban destinados para quererse, que quizá no debieron jamás cruzar la línea de la amistad y que simplemente pudieron continuar como desconocidos. Pero después llegaba su corazonada que le decía no ser tan antipático y pensar que aún cuando ya todo estuviese roto podría disculpar el problema, porque aún cuando su corazón no terminaba de sanar podía ver un rayo de esperanza en ambos. 


- ¿Y que va a pasar con lo otro? - 


- ¿Qué otro? - le mira confundido - 


- Cuando me dijiste lo que pasó esa noche también mencionaste que tendrías un hijo de ese tipejo - esto lo dice lo más bajo que puede, no es que hubiera mucha gente en el lugar pero tampoco quería que los pocos que estuvieran se enteraran de sus problemas - 


Deidara abre la boca con sorpresa, no se esperaba para nada aquello, creía que el pelirrojo había dejado en el olvido eso pero al parecer no. 


- No tienes porque preocuparte de ello - aprieta los labios conteniendo un sollozo - 


- ¿por qué? - arquea una ceja - 


- Porque ya no está. - suelta en un susurro bajando la mirada a sus manos, sintiendo la mayor vergüenza del mundo, no podía ni levantar la vista para ver la expresión del pelirrojo - 


- Deidara... yo - 


- No, no lo digas - le interrumpe abrupto - no quiero que me tengas lastima - levanta poco a poco la mirada, viéndole con los ojos enrojecidos y acuosos - no quiero que nadie me tenga lastima, porque no me lo merezco - 


- Pero es algo fuerte, no puedes pedir a la gente no tener empatía - 


- Es que no se trata de que la tengan, sino que eso no fue un accidente - para este punto le estaba costando horrores no soltar las lágrimas que se acumulaban en sus ojos - yo quise que así fuera - lo dice en un hilo de voz que apenas alcanza escuchar el otro - y no sabes que tan mierda me siento porque ni siquiera me arrepiento - 


El blondo se esconde tras su manos apoyadas en su rostro, respirando hondamente para evitar volver a derrumbarse, se había hecho esa promesa y se estaba esforzando por no romperla, porque si se fallaba a sí mismo es que ya nada le quedaba por delante. 


Reacciona solo cuando las dulces manos de Sasori se posan en las suyas para tomarlas y acunarlas, sujetándolas con una firmeza que hasta pudo sentir el choque de energía que le dio el otro, levantando la mirada para notar cómo el pelirrojo estaba a nada de llorar, viéndolo como hace tanto no lo hacía. 


- Debí quedarme esa noche contigo - dice con la voz quebrada, temblando de los brazos y una sensación de inquietud en su ser, pero que se apacigua cuando el blondo intenta formar una sonrisa - 


- Ya no importa. -


 


 


 


 


Espera unos segundos a que abran la puerta, viendo algo asombrado el lugar, su madre le había mencionado que esas personas eran adineradas pero no se imaginó que tanto, de ser así no se hubiese venido con esos jeans y la sudadera casual sino que habría agarrado algún traje para dar presencia. Bufa resignado, solo esperaba que no fueran la clase de personas que se escandalizan por la apariencia de las personas, porque no era alguien de mucha paciencia y la verdad que quería ganar más dinero aparte del taller porque quería comprarse un coche, estaba harto del transporte público y no porque la gente le incomodara sino las acciones que hacían que en muchos casos eran desagradables, gente comiendo con la mano y agarrando los tubos del bus como si nada, personas escuchando música sin audífonos, ancianas que empujaban con su bastón con tal de agarrar lugar, etc. 


Algo bueno que podía sacar de aquello era que la paga era muy buena, tendría para ahorrar todo el año y quizá para mitad del siguiente ya podría comprarse el dichoso auto. 


Abren la puerta y le atiende una señora con pinta de ser la sirvienta, dándole el paso con una sonrisa amable mientras le pedía esperar a los señores de la casa en el sofá de terciopelo azul. La casa en sí desde fuera era imponente, con ese jardín enorme y las fuentes que lo adornaban, pero el interior era aún más sorprendente, tenía muchos cuadros decorativos de paisajes y uno que otro de animales, sonrió encantado al ver uno del mar en el que muy lejanamente se alcanzaba a ver la figura de un tiburón, tenía una adoración por aquel animal. 


Se pone de pie y acomoda un poco su vestimenta que seguía reprochando no haber escogido un traje, cuando escucha unas voces bajar la escalera de caracol, una mujer con un vestido negro elegante y un hombre bien trajeado de pinta animada se acercan amistosos hasta él con unas sonrisas que le confundieron bastante. 


- Buen día, tu debes ser Kisame ¿cierto? - hablo el hombre amablemente, tomado de la mano de su esposa - 


Este asintió tendiendo su mano para saludar cordialmente a ambos


- Que gusto nos da que hayas aceptado, la verdad que no habíamos tenido tiempo de buscar un tutor particular para nuestra hija y tu nos has caído como anillo al dedo - está vez le tocó a la mujer hablar, con la misma actitud amable que su esposo - 


- Al contrario, gracias a ustedes por darme el trabajo - devuelve el gesto - ¿Y en qué materias tiene problemas su hija? - 


- Oh te seré honesta, ella es muy buena en la escuela pero últimamente la hemos visto muy decaída, no es normal que en una materia como literatura que a ella le encantaba de un momento a otro baje tanto de promedio, esto quizá se deba a que término con su novio hace unos meses, si te soy sincera me gustaría que más que como tutor la vieras como una amiga y le apoyes en la materia sin ponerse en plan estricto como en una escuela. - finalizó la señora, dejando a un Kisame muy confundido- 


¿Literatura? se imaginaba que sería una niña pequeña por como se lo platico su madre, por las materias y situación que comentó la mujer, podía deducir que entonces se trataba de una chica de unos 16 a 17 años. 


- Perdón ¿qué edad tiene su hija? - 


- Tiene 17, está por terminar la preparatoria, Margaret llámala para que salude a su maestro - indica a la sirvienta que enseguida desaparece por las escaleras de caracol rumbo a las habitaciones - 


Bueno... no era como si eso importara pero incluso una noche antes se estuvo preparando psicológicamente en caso de tener que lidiar con niños menores de edad caprichosos y que no atiendan a lo que diga. Por otro lado eso le ponía alto nervioso, nunca antes había dado clases a gente casi de su edad, porque es que vaya... eran cinco años de diferencia, sin contar que le ponía aún más incómodo que fuera una chica. 


No tiene que esperar mucho cuando escucha los pasos bajar hasta donde están, visualizando a una chica delgada no muy alta de pelo corto y azulado, vestida con una falda roja tableada y una camisa blanca de manga larga. 


- Konan te presentó a Kisame, él será tu tutor de ahora en adelante, tratalo bien - dice su madre- 


La chica le examina de pies a cabeza, haciéndolo sentir avergonzado, como si quisiera adivinar con eso si era una buena o mala persona, al final solo asiente y mira a sus padres que le sonríen


- Bueno, pues los dejamos para que se conozcan un poco y vean el plan de estudios de los meses consiguientes - despide el señor, seguido de su esposa saliendo del lugar para dejarlos - 


Una vez en solos ninguno se atreve a decir nada, ambos voltearon para todos lados como si quisieran huir de la mirada del otro, la chica miraba hacía los cuadros con las mejillas sonrojadas mientras que Kisame se perdía en la vista que daba la ventana al jardín, no sabiendo cómo romper esa burbuja de incomodidad. Hasta que al fin se arma de valor y vuelve la vista a la chica que seguía perdida en los cuadros. 


- ¿Y... en que tienes problemas? - 


La chica espabila en un brinco, viéndolo aún con las mejillas prendidas


- Bueno... nos han dejado leer algo de Shakespeare y la verdad que no puedo con el ensayo - su voz era tan dulce que estrujaba el corazón del mayor a tal punto de sentir ternura por la chica - 


- Veamos qué podemos hacer - ambos van hasta la sala y toman asiento con una distancia considerable - Bueno en principio de cuentas necesito saber que te han dejado leer de... -


- Te imaginaba más viejo - interrumpe abrupta, dejando un poco confuso al mayor - cuando mamá dijo que me conseguiría un tutor pensé que llamaría algún viejo de la escuela - 


- Supongo que eso es bueno ¿no? - 


- sí, creo que sí - ríe amable - 


- Y en realidad yo te imaginaba más pequeña - sonríe de vuelta - 


- ¿Ah, sí? - imita el gesto un poco apenada - 


- Sí, incluso anoche me puse a leer algunos libros de pedagogía y ver cómo lidiaría con niños - 


La risa divertida de la menor inundan la sala, provocando también que el mayor le acompañe, aligerando un poco el ambiente tenso. 


- Menos mal que no tuviste que aplicar ningún consejo de aquel libro - bromea la peliazul - 


- Para mi alivio así fue - 


La plática continúa con fluidez, ambos se dieron el tiempo de conocerse un poco y de incluso compartir alguno que otro chiste, para luego repasar los apuntes de la menor que escuchaba atenta cualquier indicación del peliazul, anotando todo en su libreta y preguntando algunas cosas que no entendía. 


Ya entrada las 4:00 pm el mayor tomó sus cosas y le dejó algunos otros consejos que podía seguir la chica en el transcurso de la semana hasta su siguiente clase. Para su fortuna Konan era una chiquilla muy inteligente y aprendía con facilidad, no tenía que dar tantas vueltas a los asuntos pues rápido captaba todo, por lo que tomó con verdad las palabras de la señora cuando le dijo que está en realidad era muy lista solo que por su posible ruptura se encontrará deprimida. 


Pero había quedado completamente sorprendido al ver que no era la típica niña boba que solo piensa en el novio o la fiesta, sino que aún sabiendo el contexto de porque sus notas estaban tan bajas, pudo percibir que la chica sabía diferenciar muy bien asuntos personales de escuela, en todo el rato se mantuvo atenta y ni siquiera hizo ameno de sacar el móvil para responder algún mensaje, al contrario, estuvo escuchándolo todo el rato y eso le agrado. 


- Nos vemos la siguiente semana, muchas gracias por ayudarme - despidió Konan -


- Si tienes alguna duda puedes llamarme cuando quieras - 


- Lo haré - sonríe agradecida - 


- Adiós - 


- Adiós - 


Al salir un calor extraño se instaló en su pecho a la vez que su corazón no dejaba de palpitar aceleradamente y la imagen de la joven chica no desaparecía de su mente. 


¿Qué es todo esto?  


 


 


 


 


Perdió la cuenta de cuántas veces estuvo dando golpecitos al suelo con el zapato en lo que la fila se movía. Luego de esa conversación con su pareja dejó que le llevará hasta su trabajo pese a decirle que se retrasaría en el estudio, pareció no importarle al otro pues de igual forma le llevó. Lo que no contaba era que en plena jornada laboral comenzaría a sentirse mal, tan así que estuvo a nada de devolver los alimentos en la charola de algún cliente, fue suerte que Izumi estuviera ahí para ayudarle y evitar que Danzo le corriera a patadas, estuvo como media hora encerrado en uno de los cubículos del baño devolviendo toda la comida, mirándose en el espejo y cayendo en cuenta del tono amarillento que había adquirido su piel. No tuvo más remedio que pedirle a su jefe el día para ir al médico, ganándose como siempre un: "pretextos de un haragan" y más insultos pero que al final ignoro, dejando el mandil de trabajo y saliendo a prisas al consultorio. 


Como era de esperarse al no tener una cita programada la sala estaba llena en cuanto llegó, tuvo que esperar casi 2 horas en que le atendieran, no quiso marcarle a Shisui para notificarle donde estaba pese haberle prometido avisarle cualquier cambio de salud que tuviera, no quería angustiarlo y que por su culpa parara su trabajo, ya mañana tendría tiempo de decirle con calma. 


Al entrar el médico le hizo algunas pruebas y le pidió detallar los síntomas, para esto hizo hincapié en que no había estado alimentándose adecuadamente en esos días 


El profesional anoto todo en una libreta y sin dubitaciones se acercó a un estante del cuarto y extrajo una pequeña caja blanca, tendiéndola al pelilargo que con una ceja arqueada la agarra, abriendo la boca en una "o" al leer prueba de embarazo. 


Iba a replicar cuando esté le hace mención que solo es para "descartar" posibilidades e Itachi no tiene más remedio que tomarla y salir de ahí, con una sensación extraña combinada con miedo. 


Si es así... ¿qué pasará si... 


- Vaya, creía reconocerte - una voz atrás suyo le interrumpen, volteando para fijar la mirada en quien menos querría ver - 


- Natsuno - 

Notas finales:

¡Babies no puedo! Estamos a dos capítulos de que esto termine :') y me encuentro muy feliz de haberlas tenido hasta aquí, agradezco mucho el apoyo que me han brindado y por supuesto que leo todos sus hermosos comentarios que me inspiran a seguir la historia. 


Al termino de está tengo pensado un trabajo omegaverse con está misma parejita, ya muchas dieron señal verde para que así sea y bueno pues yo encantada de seguir escribiendoles más sobre ellos.


Besos y nos vemos en las dos últimas sesiones de este fic. <3 


 


 


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