Los rizos azabaches se agitaron con el movimiento, brillando bajo la luz del sol de verano. La maleta en su mano se balanceo con cada paso dado y el murmullo de la ropa al moverse lo acompaño en cada escalón que subió.
Esto es una locura.
Sus pasos dudaron unos segundos apenas antes de volver a retomar el ritmo; ya no había tiempo. Con una mayor determinación tocó la puerta que se alzaba frente a él y espero una respuesta.
—Pase— escuchó el permiso amortiguado, abrió la puerta y saltaron a su vista el primer vistazo del escritorio del director. Su vista se paseo por las paredes que reconoció de sus días como estudiante llenas de estanterías con libros que podía asegurar no existían en otro lugar fuera de esa oficina —¿En qué puedo ayudarlo, jovencito?— la voz del director Dippet llamó su atención a la silla detrás del escritorio, el hombre había perdido mucho mas pelo en el lapso que estuvo fuera, sus ojos reflejaban el cansancio de su edad
—Soy Tom Riddle, director— aclaró con voz calmada, el reconocimiento en los ojos del hombre brillo de inmediato
—Oh Riddle, muchacho, ¡Cuanto haz cambiado en... cinco años! Como pasa el tiempo— exclamó el director con una jovialidad que no tenía. Tom Riddle se tomó la molestia de parecer apenado y halagado, bajo la mirada de sus ojos azules al escritorio y sostuvo su maleta de viaje con ambas manos, cubriendo parte del atuendo muggle que portaba en el momento—¡¿Pero que haces ahí parado? Pasa, pasa, siéntate!— el muchacho de 22 años obedeció y tomo lugar en una de las sillas que estaban cerca con movimientos fluidos y elegantes
—Gracias por su hospitalidad y lamento haber llegado de imprevisto y sin avisar— se disculpó y sus rasgos faciales obtuvieron un tono apenado, el mago mayor de inmediato agito una mano como si espantara un molesto insecto
—No te preocupes, Tom, siempre eres bienvenido aquí. Ademas de que estaba por comenzar a buscarte— el joven azabache se mostró sorprendido ante la noticia
—¿Buscarme, señor?— preguntó con cautela, su anterior determinación desapareciendo ante la perspectiva de problemas. En cambio el mayor de ambos se mostró mas alegre en vez de serio dándole una menor esperanza de que sus planes no habían sido descubiertos, aún
—Si, Tom, a ti— afirmó el hombre buscando algo entre todos los pergaminos que había sobre su escritorio, Riddle miró disimuladamente entre ellos, en alguno reconoció el sello de la reconocida familia Potter y en otro el sello del ministerio; el hombre hizo un ruidito de reconocimiento cuando saco un pergamino especialmente arrugado del montón
—Hace unas semanas, cuando el fin de curso llegó, bueno, el profesor Hadever presentó su renuncia. Algo sobre mhj bueno no importa— Tom sintió su garganta secarse, recordaba al profesor de antes de irse, era el profesor que había tomado el lugar libre en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, el puesto que tanto había querido al graduarse —Entonces, recordé que habías pedido la plaza cuando te graduaste ¿recuerdas? En ese entonces te rechace por que eras muy joven ¡18 años apenas! Pero ahora, creo que ya eres lo suficientemente mayor y capacitado como para enseñar a los chicos— la cabeza de Tom zumbó y la incredulidad le hizo separar los labios
—Usted...— el muchacho de ojos azules dejo la frase al aire
—¡Si, ¿Si tu quieres, claro!? No te voy a obligar, ademas de que seguramente tienes ya un trabajo en el ministerio esperándote ¿no?— el azabache negó, repentinamente consciente de que lo que estaba sucediendo era la realidad y no uno de sus retorcidos sueños
—De hecho, estos años estuve viajando por el mundo en busca de más aprendizaje, detuve mi viaje ahora porque— una risa irónica salió de sus labios —Creerá que es una broma pero detuve mi viaje porque quise intentar nuevamente con el puesto de profesor, por eso vine aquí a Hogwarts a hablar con usted— la cara de alegría del director pareció iluminar la habitación
—Entonces es un hecho joven Riddle ¿o debería de decir, profesor Riddle?— bromeó el director mientras comenzaba a buscar en los cajones el contrato que había escrito antes para poder contratar al profesor de defensa, ignorando por completo la sonrisa que obtenía el recién contratado
Profesor Riddle...
Profesor Riddle...
Perfecto
| | Aliae Futurae | |
Quien diga que la imprudencia nunca provoca nada bueno, prepárese, porque Tom Riddle tiene una idea muy diferente y no habrá alma en la tierra que pueda convencerlo de lo contrario.
Su corazón golpeaba en su pecho haciéndolo escuchar sus palpitaciones en sus oídos, una absurda euforia llenaba su sistema y casi lo obligaba a hacer algo impulsivo. Podía asegurar que una fiesta se llevaba acabo dentro de él, pero a pesar de todo logró controlarse, muy apenas, logrando que su lado racional hablara por primera vez en las ultimas horas.
Tengo que contactar con los Black y Malfoy
No había visto a ninguno de ellos después de que se había graduado, y la ultima carta que había compartido con Abraxas fue hace dos años si recordaba bien. Ciertamente me desconecte de todo, pensó mientras sacaba el reloj de bolsillo que había conseguido años antes. Con pesar recordó los años que había dedicado a aprender más como le había dicho al profesor Dippet, aunque en realidad no lo había pasado aprendiendo, si no buscando una forma de hacerse inmortal. Aunque ni con cinco años buscando debajo de las piedras pudo encontrar algo que fuera relativamente seguro para conseguirlo. Al final se había rendido y había regresado a Gran Bretaña, y miren ahora, era el nuevo profesor de Defensa de Hogwarts como había planeado cuando era estudiante del colegio.
Hablando de planes, murmuró su mente mientras salia de las protecciones del colegio, el director Dippet lo había entretenido un rato más explicándole lo que pudo sobre su nuevo trabajo, afortunadamente quedaban cinco semanas más antes de que el verano terminara y tuviera que dar sus primeras clases, tiempo suficiente para que pudiera preparar el temario que usaría. Soy profesor, Merlín. La emoción volvió a acudir a él pero esta vez logro controlarse antes de que el sentimiento lo hiciera olvidar sus obligaciones, debía de encontrar un lugar donde residir el tiempo que faltaba para el inicio de clases.
Aunque el director Dippet le había ofrecido un lugar en el colegio decidió rechazarlo al recordar que en Hogwarts, a pesar de considerarlo su único hogar, residía un enemigo que no estaría para nada contento con su trabajo; Albus Dumbledore aún era el profesor de Transformaciones y aunque olvido durante su visita al director su existencia, recordó que el viejo metiche había sido la razón por la que el director Dippet rechazo su plaza como profesor la primera vez, también había sido la razón por la que su petición de quedarse durante los veranos en la escuela fue rechazada todos sus años como estudiante, no estaba seguro de porque esta vez el viejo senil no había intervenido en su contratación, pero estaba contento de que su sucia nariz no se hubiera metido.
Ah, estoy comenzando a diferir, concéntrate, Tom, se recriminó mentalmente mientras finalmente aparecía para llegar al callejón Diagon.
El callejón estaba igual a la última vez que lo había visitado, los magos y brujas caminaban de un lado a otro en busca de compras casuales, había menos gente algo normal suponiendo que las cartas escolares no habían sido enviadas todavía. Necesito buscar los libros que usare en clases, pensó al pasar por la librería mientras caminaba al Caldero Chorreante. Repentinamente se sintió observado y bajo la velocidad de sus pasos, discretamente miró alrededor un par de veces pero nadie en particular parecía mirarlo directamente a él. Sin perder más tiempo llegó al local que buscaba en un principio, ignorando por completo al muchacho escondido en una tienda que lo siguió con la mirada hasta que desapareció.
| | Aliae Futurae | |
—Bienvenido, mi Lord— saludó Abraxas al abrir la puerta. Tom asintió mientras pasaba
—Hace tiempo que no nos vemos, Abraxas— el rubio cerró la puerta y dirigió el camino a la sala donde un servicio de té y una bandeja de galletas los esperaban
—Debo decir que su carta me sorprendió, mi Lord, creí que había...— Tom miró a la espera el comentario del hombre frente a él, porque eso eran ahora, hombres, ya no eran los chicos de 18 años que se acababan de graduar del colegio, ahora Abraxas era la cabeza de su familia ostentando el titulo de Lord Malfoy y él era el encargado de enseñarle a los niños mágicos a defenderse —Si me permite preguntar ¿Por qué volvió, mi señor?— sin embargo Abraxas seguía tratándolo como superior, dirigiéndose a él como Lord
—Vine para tratar suerte en Hogwarts, como profesor— explicó mientras tomaba una de las tazas, los ojos plateados del que fue su compañero de curso brillaron ante la información otorgada —Fui aceptado, así que debo de decir que mi visita aquí no es por placer, si no por... trabajo— sus ojos azules captaron el pequeño movimiento de Abraxas en la silla que el rubio había tomado como asiento
—¿Los caballeros volverán, mi Lord?— Tom asintió solemne, observando como el rostro apacible de Abraxas comenzaba a tener la presencia de una sonrisa sardónica y cruel, el resultado que esperaba obtener desde que decidió contactar primero con Abraxas en vez de los Black
—Por eso vine aquí, quiero que me cuentes todo lo que sucedió con los caballeros en estos cinco años de vacaciones— el rubio pareció esperar por aquella orden implícita por el tamaño que su sonrisa adquirió al escucharlo, Tom cruzó las piernas mientras tomaba un pequeño sorbo de su té
—Cinco años mi Lord, fue mucho tiempo ¿con quien comienzo?— el anillo señorial de los Malfoy brilló cuando la luz entró en contacto con el metal, Tom acarició el anillo en sus dedos por reflejo, el anillo de los Gaunt que había robado cuando visitó a su familia siempre estaba en su dedo indice de la mano izquierda —Orión terminó sus estudios en Hogwarts el ciclo anterior, su contrato de matrimonio con Walburga entrará en vigor al inicio del año—los ojos azules de Tom se movieron al contenido de su taza.
Orión Black, el mas joven de sus caballeros, solo agregado porque era el prometido de Walburga, insolente y rebelde, con un sentido del humor ácido que muchas veces lo sacaba de quicio, fanático del Quidditch. Por otro lado Walburga Black era una mujer de temer, segura de si misma y creyente de los métodos poco ortodoxos.
—Cygnus no esta para nada contento con la boda, a pesar de que lleva dos años casado con Druella no ha podido tener un heredero, aún tiene esperanza de ser el primero en darle a Lord Arcturus el siguiente Black varón para sucesión— Abraxas mostró deliberadamente su diversión
Cygnus Black era uno de los caballeros más fieles, y deliberadamente más servicial, sin embargo era la prueba viviente de lo que la sociedad mágica llamaba locura Black. Tom había considerado sacarlo de su grupo, pero si de verdad intentaba ser parte de la linea principal de los Black no podía arriesgarse a perder su apoyo.
—Reginald se casó hace unos meses por lo que ya es Lord Lestrange, según sé esta igual o más desesperado que Cygnus de comenzar a tener descendencia—
Reginald Lestrange, uno de sus antiguos compañeros de cuarto, sereno, ambicioso, dispuesto a ayudar solo por la posibilidad de tener un cargo alto en lo que sea que Tom fuera a hacer
—Terrence esta a la espera de su primer hijo—
Terrence Nott, un seguidor poco indispensable, sin embargo su linaje sangrepura lo había puesto dentro de los caballeros
—Adler trabaja en el ministerio, como auror, no tiene nada planeado para tomar del mando de la familia, su padre aun mantiene el título—
Adler Avery, el tercer compañero de cuarto. Despiadado, cruel, lo mismo que Nott
—de Jasper no he sabido mucho, lo ultimo fue que se tomó en serio su profesión con las criaturas mágicas—
Mulciber era el cuarto y ultimo compañero que tuvo en sus años escolares, más o menos útil por sus grandes conocimientos de las criaturas, sin embargo era alguien de cuidado a cuanto se le permitía, era demasiado rebelde como para estar bajo el yugo de alguien
—Y por supuesto, yo. Como bien sabe mi padre tuvo un... accidente por lo que tengo el título de Lord, aunque mis conexiones en el ministerio son bastantes no puedo afirmarle estar cerca del ministro o el secretario—
Abraxas Malfoy, el mayor de sus seguidores, una verdadera víbora, engañosa y poco confiable si no eras capaz de mantenerlo a raya. Tal vez la base mas sostenible de su proyecto. Capaz de todo con tal de lograr sus objetivos,
—Los planes vuelven, Abraxas, purificaremos a la sociedad pura sangre y tomaremos el control del ministerio, las tradiciones no serán olvidadas ni sustituidas por estúpidas fiestas muggle— afirmó mientras dejaba su taza de té de vuelta en la mesa —contactare con los demás pronto, mientras tanto espero que logres ser más notable en el ministerio, ser el ministro de magia electo en las próximas elecciones debe de ser primordial para ti— la mirada llena de avaricia de Abraxas fue ignorada a favor de otra taza con té
—Como desee, mi Lord—
La cosas estaban volviendo a su curso