Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Palabras de papel por Annie_Powers

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Los segundos pasaban inexorablemente para todo el mundo, pero llegó un momento en el que la manecilla del reloj que marcaba los segundos se detuvo al igual que el tiempo de aquel lugar. Hyuk Jae tardó en descubrirlo puesto que estaba observando todo el rato a Hee Chul, tumbado en la cama mientras estaba conectado a varios aparatos para monitorizar sus constantes vitales.

Cuando apartó la vista del joven, pudo ver que todo el mundo se había quedado en una posición bastante extraña y poco natural para los humanos. Ni siquiera se movían ni un ápice. Salvo por dos personas que venían hacia él. Entonces se dio cuenta de que todo aquello había sido obra de su padre.

–¿No te han podido dar una ropa mejor? –preguntó Young Woon nada más llegar.

–Cariño, esto es un hospital, no un centro comercial –respondió Teuk Soo mientras inspeccionaba a su hijo.

–Ya, pero podrían no haberle dejado con el culo al aire con esa especie de bata.

–Es ropa de hospital, ¿qué esperabas? Es mejor que quedarse desnudo tal y como apareció en el hospital –le miró con algo de escepticismo–. ¿Estás bien, cariño? ¿Te sientes mal o algo?

–No… Solo… Quiero que se despierte…

–Bien, espera, te voy a cambiar de ropa –su padre murmuró algo antes de que Hyuk Jae apareciera con ropa más decente–. Ya he sustituido la memoria de todos los demás con respecto a tu mágica aparición. ¿No podrías haber venido sin ser, no sé, tan dramático?

–Se estaba muriendo en mis brazos, ¿querías que cogiera el coche hasta aquí y que se muriera por el camino? –Hyuk Jae no podía entender la actitud de su padre.

Teuk Soo se alejó un poco de su hijo para inspeccionarle de nuevo de arriba a abajo y descartar posibles daños que a simple vista no hubiera podido detectar antes. Suspiró con alivio cuando vio que de momento no le ocurría nada malo a su pequeño.

–Cuéntame todo lo que ha pasado y sin escatimar en detalles.

–¿Quieres que también te cuente cómo llegaron los dos desnudos hasta el hospital? –intervino la pareja del otro.

–Sí –contestó tranquilamente.

–Vamos, Teuk, no hace falta que el chiquillo nos lo cuente todo. Ya sabemos que estuvieron los dos juntos y ya.

–¿Es eso cierto? –el padre miró a su hijo fijamente.

–Sí… –suspiró antes de sentarse de nuevo en la silla donde había estado momentos antes–. Me desperté de golpe anoche y, sin saber por qué, tuve la necesidad de ir a verle… Cuando me quise dar cuenta, ya le estaba besando…

–Todo un seductor –soltó Young Woon.

–¿Y quién es el chico? –seguía mirando a su primogénito.

–Se supone que es… Mi otra mitad… Fue a él a quien conocí el día en que Jong Woon murió…

Teuk Soo frunció levemente el ceño y, por primera vez desde que había llegado a la habitación, miró al chico encamado. Si no estaba equivocado, aquel chico era Hee Chul. Volvió a fruncirlo más al inspeccionarle mejor. Seguramente estaba mirando mal y su mente le estaba jugando una mala pasada.

–¿Él es el tal Hee Chul, el chico que te llevó hasta el hospital? ¿Es el mismo que conociste ese día?

–Sí… ¿No lo acabo de decir? –Hyuk Jae miró con confusión a su progenitor.

–No puede ser… –murmuró el mayor antes de ir rápidamente hacia el chico.

Tanto Young Woon como Hyuk Jae pensaron que el hombre se iba a comer al muchacho de tan cerca que estaba. Los dos vieron cómo le inspeccionaba de arriba a abajo con ojo crítico.

–Es imposible… –seguía murmurando.

De pronto, Teuk Soo giró la cabeza hacia su hijo y se abalanzó contra él para poder toquetearle rápidamente la cara. El joven se iba quejando de los bruscos movimientos de su padre e incluso vio totalmente absurdo que mirara en sus ojos mientras le bajaba los párpados inferiores con los pulgares.

–¿Qué demonios estás haciéndole? –espetó Young Woon–. Le vas a deformar la cara.

–La última voluntad… –siseó antes de separarse, sin poder creérselo aún.

–¿Qué? ¿Qué estás diciendo, papá? ¿Qué es eso de la última voluntad?

–Hyuk Jae, hijo mío… Dime qué ves cuando le miras…

–¿Pero de qué hablas?

–Respóndeme, por favor.

–Nada, solo veo a Hee Chul, nada más. ¿Qué quieres que vea más?

–Dios mío… –entonces miró a su pareja–. Es como nosotros…

–¿Qué? ¿Cómo que uno de los vuestros?

–¿De los nuestros? ¿Qué quieres decir?

–Hyuk Jae, ese chico es como nosotros. No es humano.

–Bromeas, ¿no? –rió el joven–. Pues claro que es humano, papá. Se está muriendo de tuberculosis.

–¿Acaso no morimos nosotros?

–Sí, pero no por enfermedades humanas.

–No, no me estáis entendiendo.

–Pues explícate –habló el único humano allí presente.

–Hyukkie, puede que tú no lo veas porque aún eres joven y no te has entrenado lo suficiente, pero si vieras a través de mis ojos, podrías ver que tiene nuestra misma aura. Él también está buscando a su otra mitad. No es humano, es uno de los nuestros.

–Si es uno de los nuestros, ¿cómo es posible que él no se haya dado cuenta de quién soy en realidad, eh?

–Falta de experiencia. Seguramente hizo como tú, que no quiso seguir estudiando la magia lo suficiente como para poder reconocernos entre nosotros.

Hyuk Jae sabía que tenía razón. Desde joven nunca quiso seguir estudiando tan diligentemente la magia tal y como había hecho su padre. En realidad Lee Teuk Soo tenía más años de los que aparentaba. Las personas iguales que padre e hijo tenían un ciclo biológico diferente al de los mortales. Ellos envejecían mucho más despacio que los humanos, por eso podían vivir mucho más tiempo que una persona normal y corriente. Solo aquel reloj se tornaba normal cuando encontraban a su alma gemela, para así poder disfrutar del mismo tiempo que la corta vida de la persona humana. Teuk Soo tardó en encontrar a Young Woon, muchísimo tiempo, tanto que le dio tiempo a estudiarse muy bien lo que conllevaba ser un ser mágico, cosa que su hijo nunca quiso aprender. Por eso Hyuk Jae nunca aprendió a reconocer a los de su misma especie.

–Espera… –intervino Young Woon–. ¿No decías que vuestra otra mitad siempre era un humano? ¿Un mortal normal y corriente?

–Por eso… Yo siempre he aprendido que nos juntamos con personas humanas, no con uno de los nuestros… –miró a su hijo mientras seguía pensando–. Y sin embargo… Tú estás ligado a Hee Chul…

–Entonces, si somos almas gemelas, ¿entonces por qué se está muriendo de una enfermedad humana? ¿No decías que Hee Chul no es humano? Además, es imposible que no lo sea porque él antes tenía pareja y se le murió. Si de verdad fuera como nosotros, su pareja hubiera muerto al mismo tiempo que Jong Woon. Sin embargo, murió mucho tiempo antes.

–¿Cómo? ¿Su pareja murió mucho antes que os conocierais? –Teuk Soo frunció el ceño, todavía más confundido.

–Sí –asintió vehemente su hijo–. Y no nos conocimos hasta mucho más tarde. Yo nunca le he visto antes.

–¿Y si él te hubiera visto antes sin que tú te enteraras? –sugirió Young Woon–. Puede que tú nunca le hayas visto hasta ese día, pero Hee Chul te puede haber visto perfectamente mucho antes.

Padre e hijo se quedaron pensando en aquella pequeña posibilidad, pero ninguno de los dos sabía si aquello era cierto. Teuk Soo fue hacia el chico postrado en la cama.

–Espera, ¿qué vas a hacerle?

–Vas a mirar en sus recuerdos, ¿no es así, papá?

–Pero, ¿eso no está prohibido o algo así?

–Está estrictamente prohibido someter la mente de alguien mediante la magia –explicó Hyuk Jae.

Young Woon calló mientras miraba a su pareja tocar la frente del chico y cerrar los ojos. Ambos estuvieron pendientes de los movimientos que pudiera hacer Teuk Soo mientras examinaba la mente del ser mágico que estaba más en el otro mundo que en el de los vivos.

–Te vio…

–¿Cómo?

–¿Qué has visto, cariño…?

–Hee Chul te vio una vez... Mientras bailabas en un lugar solitario… Él pasaba por ahí mientras paseaba y te miró por unos minutos, para poder admirar la coreografía que hacías… –Teuk Soo seguía con los ojos cerrados mientras buscaba más entre sus recuerdos–. Ese mismo día le comunicaron que su chica había muerto... De un infarto… –apartó la mano de la frente del joven para no husmear demasiado–. Definitivamente es un ser mágico como nosotros.

–Vale… –murmuró Hyuk Jae mientras procesaba la información–. ¿Y cómo explicas que ahora mismo se esté muriendo por tuberculosis, eh? Ninguno de nosotros podemos morir por una simple enfermedad humana. Somos inmunes a esas cosas.

–Puede que fuera por su última voluntad…

–Imposible, papá. Hee Chul ya estaba enfermo cuando le conocí. Se bañó en el río para bajar su fiebre en aquel momento.

–¿No has podido averiguar nada más mientras mirabas en su mente?

–Solo he podido ver que la tuberculosis pulmonar se la detectaban tiempo después de la muerte de su novia… –la mente del hombre seguía trabajando para intentar encontrar una posible solución–. Tal vez…

–Creo que te estás equivocando, papá. Puede que la muerte de su novia fuera una simple casualidad.

–Nada de lo que ocurre es simple casualidad. Recuerda que los Dioses lo controlan todo.

–Pero tú estás notando que ese chico no es humano, ¿no? –habló Young Woon–. Sé que nunca podrías equivocarte al decir algo así.

–Pues claro que estoy seguro. Ahora mismo estoy notando su poder aunque se esté muriendo al igual que notó el poder de mi hijo. Él es un ser mágico que busca su otra mitad en el mundo de los mortales. Lo que no puedo entender es que tenga eso… Y no es provocada por su última voluntad.

–¿Qué es eso de la última voluntad? –interrumpió su pareja–. Llevas un buen rato diciendo eso, pero yo no me estoy enterando de nada.

–Hyuk Jae es la última voluntad de Hee Chul antes de dejar este mundo… –explicó Teuk Soo mientras soltaba un suspiro–. Hay algunos seres mágicos que no quieren vivir más, ya sea porque no han sido capaces de encontrar a su otra mitad o por otras circunstancias, así que deciden poner fin a su existencia aquí. Quieren dejar de vivir, morir. Entonces tienen la posibilidad de pedir una última voluntad antes de abandonar su cuerpo supuestamente humano. Ya sabéis que la última voluntad a alguien que va a morir no se le puede negar, ¿no? Pues ese último se cumplirá sí o sí, da igual que lo intentes parar, siempre se cumplirá lo que haya pedido…

–¿Y qué pidió él…? –el joven tragó el nudo que tenía en la garganta.

–Te pidió a ti –su padre le miró directamente a los ojos–. Pidió tener una oportunidad de decirte que te quería… Supongo que por eso te despertaste por la noche y fuiste hasta su casa… Y ahora que lo ha podido hacer, se muere como si fuera un humano…

–¿Cómo sabes que yo soy su último deseo?

–Porque lo veo –sonrió levemente el hombre–. Yo lo puedo ver todo. O casi todo… –siguió pensando–. Creo que contrajo la enfermedad en su momento de mayor debilidad…

–¿Eso qué quiere decir? –preguntó Young Woon.

–Nosotros estamos protegidos por nuestro poder para que las enfermedades humanas no nos afecten, ¿no? –comenzó a hablar–. A veces, cuando nuestra alma está muy herida y sin fuerzas, nuestra protección contra el exterior se debilita hasta tal punto en que podemos ponernos malos. Creo que fue por eso por lo que fue infectado, porque su alma estaba sufriendo. Incluso podría asegurar que fue durante la época en la que estaba superando su duelo por la muerte de su novia…

–¿No le puede haber pasado lo mismo a Hyuk Jae? –preguntó preocupado el otro hombre.

–No. Está bien. No ha sido infectado.

Los tres quedaron en silencio cuando la conversación murió.

–¿Y qué puedo hacer para que no se muera? Algo debe de haber para impedirlo, ¿no, papá?

–Su deseo de perecer es fuerte… –murmuró mientras miraba a Hee Chul–. ¿Qué pasó para que ya no quiera respirar ni un segundo más…?

–Le gritaste, ¿no? –Young Woon pudo ver cómo Hyuk Jae asentía con la mirada agachada–. Es normal… Tu padre también me chilló al descubrir la verdad…

–Yo… Le dije cosas muy feas… Le dije que le odiaba, que saliera de mi vida, que todo lo que había sucedido ra por su culpa…

–Le diste a entender que te arrepentías de haberle conocido, ¿no? –habló Teuk Soo con tono comprensivo.

–Tienes el mismo temperamento que tu padre…

–¿Qué podía hacer…? Me acababa de enterar de todo eso y… Me sentí muy abrumado y la situación me sobrepasó… Nunca quise decirle todas esas cosas, pero lo hice… Y ahora está así por mi culpa…

–Y aún así quiso decirte que te quería… –Hyuk Jae afirmó las palabras de su padre–. Por desgracia, yo no tengo la respuesta para esto… No sé cómo hacer para que no se vaya de tu lado ahora…

–¿Y quién sí puede?

–¿Y si le pedís ayuda a vuestros Dioses?

–Los Dioses nunca nos ayudarán –escupió con furia Hyuk Jae–. Ellos mismos han creado todo este dolor. ¿Crees que se apiadarán de nosotros y nos ayudarán a enmendar todo el dolor que han provocado? No, tío Young Woon, no. Ellos simplemente están allí arriba, mirando impasiblemente cómo todas sus creaciones sufren innecesariamente por sus malditos caprichos y sus ganas de querer controlar todo el mundo a su antojo.

–Me alegro ver que les tienes tanta estima –comentó socarronamente Young Woon.

Teuk Soo tenía la intención de regañar a su hijo por ser tan irrespetuoso con quienes les dieron la vida, pero su voz quedó apagada cuando empezaron a pitar las máquinas que estaban conectadas a Hee Chul. Los tres se alarmaron al momento y se aproximaron alrededor de la cama.

–¿Qué le pasa?

–El ruido viene de esa máquina.

–Se está muriendo –Teuk Soo vio que su vitalidad estaba decayendo a una velocidad impresionante–. Hay que hacer algo antes de que sea demasiado tarde.

–¡¿Y qué podemos hacer?! –Hyuk Jae empezaba a sentir una fuerte opresión en el pecho.

–Coge a Hee Chul en tus brazos –apremió su padre–. Quédate aquí. Y no, no puedes acompañarnos –sonrió al ver que Young Woon quería protestar sabiendo que era en vano–. No te preocupes, volveremos, ¿vale? –le dejó un casto beso en los labios.

Hyuk Jae desconectó con cuidado todos los aparatos que tenía conectados su alma gemela y le cargó con suavidad mientras que su padre se reunía a su lado. Teuk Soo posó la mano en el hombro de su hijo y al instante los tres seres mágicos desaparecieron de la habitación del hospital.

La manecilla de los segundos del reloj del hospital comenzó a seguir su mismo recorrido y la gente siguió con lo que había estado haciendo con total tranquilidad, totalmente ajenos de todo lo que había pasado segundos antes. A Young Woon le echaron de la habitación por estar en un lugar donde no tenía que estar. Aquella habitación sin asignar pronto tendría un nuevo paciente ingresado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).