Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Palabras de papel por Annie_Powers

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

–Por enésima vez, no vas a ir y punto.

–¿Y por qué no?

–Porque lo digo yo.

–Pero eso no es una respuesta.

–Pues claro que es una respuesta. He dicho que no vas a ir y se acabó.

–Claro, porque lo digas tú, ¿no? ¿Y tú quién eres para decirme si tengo que ir a su boda o no? Ni siquiera me das una respuesta argumentada de tu absurda negativa.

–Young Woon, que no vas a ir a la boda y ya está. Soy tu marido.

–Aquí en Corea no al no ser legal nuestro enlace –le sacó la lengua cual niño pequeño–. Así que por eso no puedes prohibirme nada.

–Pues mira, sí que puedo. Como no estamos casados, entonces no veo necesario que vengas al enlace de mi hijo. No eres nadie para él.

–Pues claro que soy alguien para él –el hombretón frunció el ceño–. Tú no puedes influir sobre la decisión de Hyuk Jae. Si quiere invitarme, lo hará. No necesita tu aprobación. A que quieres que el tío Woon venga, ¿verdad? –le miró.

–Claro –sonrió el joven.

–¿Ves? Quiere que vaya.

–Como para decir que no con semejante mirada.

–¿Qué mirada?

–Esa mirada. Le has transmitido que se arrepentiría si no decía que sí. Le has coaccionado.

Hee Chul y Hyuk Jae intentaban ocultar sus sonrisas llenas de diversión, muertos de risa por la hilarante situación.

–Venga, tío Woon, solo será un momento. Ni te darás cuenta del tiempo en que estemos fuera.

–Pues claro que me voy a dar cuenta. Estoy consciente ahora mismo –respondió con un tono socarrón.

Y, antes de que pudiera seguir protestando, Teuk Soo chasqueó los dedos y Young Woon cayó al suelo como un saco de patatas.

–¿Acaba de noquear a su marido? –se dirigió Hee Chul a su pareja en un susurro, sin poder evitar preguntar.

–¡Bueno...! -Hyuk Jae dio una palmada–. Pues ya nos podemos ir.

Los otros dos asintieron y, al momento, desaparecieron las tres personas que aún quedaban en pie, dejando a Young Woon tirado en el suelo, dormitando plácidamente.

Eeteuk esperaba pacientemente a que la ceremonia diera comienzo. Sabía perfectamente que a la vuelta le esperaría su compañero, hecho una furia por haber utilizado un truco sucio en él. Los humanos normales y corrientes no podían entrar allí, pero él ni siquiera se daba por aludido. Supuso que se creía que era un Dios griego o algo similar como para exigir la entrada a aquel lugar.

Mientras esperaba, se limitaba a conversar con alguno de los presentes. Viejos conocidos y amigos, antiguos compañeros y mentores. Todas las divinidades estaban allí para visualizar el gran acontecimiento. No todos los días se casaban dos seres mágicos destinados a buscar a su otra mitad. Y mucho menos entre sí. Habían conseguido cambiar su destino ante los ojos de los mismísimos Dioses. O tal vez fuera así desde un principio. Nadie lo iba a saber eso.

Con el suave rumor que las arpas empezaron a crear, los invitados supieron que la ceremonia había dado comienzo. Se posicionaron en sus lugares asignados y miraron hacia el inicio del público, por donde los novios iban a entrar.

Ambos llegaron a la misma vez, con la túnica blanca decorada especialmente para la ocasión y sus largas cabelleras fueron recogidas con distintos peinados. Teuk Soo nunca había visto a su hijo de aquella forma. Parecía un ángel de verdad a su juicio. Y su futuro yerno tampoco se quedaba atrás. Los dos habían decidido entrar volando, con unas alas que imitaban a las de los ángeles que habían creado gracias a la magia.

Siwon, que se erguía imponente y orgulloso, observó a los dos seres mágicos. Pronto iba a poder decir que había podido unir a dos personas que habían hecho todo un hito en el mundo divino. Dibujó una suave sonrisa en sus labios y comenzó a hablar para todos.

Eunhyuk y Heenim no podían dejar de mirarse con una brillante sonrisa. Aunque la boda tan solo fuera simbólica, para ellos significaba mucho más. Los Dioses habían aceptado lo ocurrido y no se negaban a que ellos dos siguieran juntos hasta el final de sus días, si alguna vez llegaban a tal momento, claro.

–Sí, quiero.

–Sí, quiero –ambos volvieron a sonreír.

–Ahora, mostradme vuestros brazos... –habló el Dios, dispuesto a realizar la única cosa que le faltaba de la ceremonia.

Los dos chicos soltaron sus manos cogidas y alzaron los brazos hacia la dirección del hombre. Con la yema del dedo índice, fue acariciando con delicadeza la cara interna del antebrazo de Heenim mientras hablaba.

–Por la presente, yo os concedo la libertad de que viváis vuestra vida eternamente, amándoos y respetándoos hasta que vuestra voluntad decida el fin de vuestro futuro juntos.

Mientras iba hablando y pasando la yema del dedo, pequeños destellos de magia iban apareciendo alrededor de la extremidad, creando un brazalete que abarcaba todo su antebrazo y mano. Hizo lo mismo con Eunhyuk. Aquellos accesorios simbolizaban el hilo del destino que les había unido y que no se romperían hasta que ellos decidieran en un futuro, preferentemente lejano.

Se miraron, con la alegría inundando sus rostros. La gente pudo ver como una especie de destello cuando los labios de ellos dos se unieron en un tierno y breve beso. Era la señal de que aquello quedaría para siempre marcado en la Historia de los Dioses. Un momento sin precedentes.

Al final del pasillo improvisado les esperaba un emocionado Eeteuk, que intentaba con todas sus fuerzas que las lágrimas no se escurrieran por sus mejillas. No quería llorar delante de toda la población divina. Ya lo haría en casa, con los suyos. Escoltado por su padre, Eunhyuk alzó el vuelo con su ya cónyuge, dirección al lugar al que siempre habían llamado hogar.

Cuando llegaron, Young Woon les esperaba de brazos cruzados y con un tic en el pie derecho, que repiqueteaba contra el suelo, denotando lo cabreado que estaba. Aquello que le habían hecho esos tres era una falta de respeto total. Encima se había tenido que encargar él solito de toda la preparación para la celebración en el mundo de los vivos. Teuk Soo se lo iba a pagar muy caro, claro que sí.

–¡Cariño...!

–¡Ni cariño ni nada!

Antes de que pudiera seguir con sus palabras de indignación, Hyuk Jae le enseñó el brazo donde momentos antes había llevado el brazalete del Dios Siwon. Young Woon se calló inmediatamente y observó con detenimiento el dibujo tatuado que había en la piel del joven. Al volver al mundo terrenal, los objetos mágicos se habían quedado grabados en las pieles de los recién casados. Un camuflaje perfecto.

–Bueno, ahora que has visto todo, vamos a celebrarlo de verdad –sonrió con ilusión el señor Lee.

Todos los familiares y amigos del nuevo matrimonio habían venido para celebrarlo. Era una ocasión especial y tenían que pasárselo bien con los dos afortunados. En un momento dado, Hyuk Jae buscó con la mirada a su pareja. Quería estar un rato a su lado y empezó a buscarle. Le encontró en el balcón del lugar, tomando un poco el aire fresco mientras mareaba el líquido que había en la copa.

–¿Aburrido? –preguntó mientras se ponía a su lado.

–No, qué va. Tan solo quería estar un rato a solas con mi pensamiento.

–¿Y qué te dice?

–Que no me frote el brazo cuando me duche por si acaso el tatuaje se va.

Rieron ante la ocurrencia del más joven.

–Sabes que eso nunca se irá a menos que lo queramos, ¿verdad?

–Pues claro –sonrió con autosuficiencia mientras miraba a Hyuk Jae–. No será tan fácil deshacerte de mí. Te tengo atado y esto lo demuestra.

–Estuve atado a ti en el momento en que te vi –miró directamente a los ojos de Hee Chul.

–Y más que lo estaremos a partir de ahora.

–¿Para siempre? –Hyuk Jae le atrajo.

–Para toda la eternidad.

Sonrieron antes de acercarse con lentitud, dispuestos a darse algo de mimo en aquella pequeña intimidad del balcón.

–¡Gerónimo! –gritó alguien mientras alargaba la última vocal a pleno pulmón.

Los dos se separaron al momento, justo a tiempo para ver a un borracho Teuk Soo corretear totalmente en cueros por el lugar mientras era perseguido por su marido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).