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Artahone: la noche en que nació el caos. por Elbaf

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo ^^

Bueno, ya termino la tanda de actualizaciones, así que mañana me pondré a iniciarla de nuevo XD

Informo de que a este fic le quedan dos capítulos, tres a lo sumo, depende de cómo se me líen las cosas (que suele ser bastante, también os digo).

Mil gracias a todas las personas que siguen mis tonterías, que son más de las que se dejan ver por aquí, o eso quiero creer ¬¬

¡Nos vemos luego!

Os ailoviu.

<3

- De ninguna de las maneras.

- ¿¡Qué!? ¡¡Tienes que estar de coña!!

- Pues no lo estoy, Ace. No voy a desviar nuestro rumbo ni a poner en riesgo todas las almas que hay en este barco para perseguir a un hombre que libremente ha decidido no seguirte – Éleos, la capitana del Érebo, se había mostrado absolutamente inflexible en este punto.

- ¡No se trata de eso! Él no... No es que no quiera venir con nosotros, capitana, es que es tan malditamente responsable que no ha podido...

- El motivo es indiferente. La respuesta es no, chico.

El pecoso salió del lugar con la cabeza gacha y arrastrando los pies. Al otro lado de la puerta esperaba Thatch, que no necesitaba saber cómo había ido la conversación, pues la voz de Ace se había escuchado perfectamente al otro lado de la puerta.

- Oye, no te desanimes... – dijo poniendo un brazo tras sus hombros – Encontraremos el modo de convencerla.

- No vamos a poder hacer nada, Thatch. El alma de Marco se va a terminar pudriendo en ese lugar horrible, mientras nosotros nos quedamos de brazos cruzados.

- Ninguno de nosotros está de brazos cruzados – dijo el hombre del tupé, acompañando a Ace hasta cubierta.

- Ya sabes a lo que me refiero. ¿Por qué mierda no podemos abandonar este barco? Esto es frustrante...

- Bueno, teníamos que tener alguna limitación, ¿no crees? No es tan mala vida... Podemos tocar tierra, de vez en cuando, disfrutamos de la comida, de la bebida... Nuestro día a día no es tan diferente a cuando estábamos vivos.

- Para mí, Thatch... Es una vida a medias. Antes al menos podía ir a verle, de vez en cuando... Ahora...

- Ahora sabes que está en un lugar del que le podemos sacar. Y cuando le traigamos de vuelta no te lo quitarás de encima ni para ir al baño. Solo necesitamos tiempo...

- Y encontrar el modo de convencer a Éleos – dijo Ace dejándose caer en el suelo, apoyando la espalda contra una de las barandillas del lado derecho del barco. Thatch se quedó de pie frente a él, con aire de suficiencia y se señaló el pecho.

- Eso déjamelo a mí. Convencí a Izou de salir conmigo, ¿no? Puedo convencer a Éleos de esto.

- Nunca lo entendí muy bien... No es que Izou te detestara, ni mucho menos pero siempre dejó claro que no le interesabas lo más mínimo. ¿Cómo demonios lo conseguiste, Thatch?

- ¿Has oído alguna vez la expresión “más pesado que una vaca en brazos”? – Ace asintió – Pues tu hermano, aquí presente, es peor que intentar levantar una ganadería entera.

Por primera vez desde que Marco se fue al Érebo, Ace soltó una de sus genuinas y alegres carcajadas y Thatch se apuntó mentalmente un tanto.

Más de un mes les costó convencer a Éleos. Hicieron falta las habilidades negociadoras y persuasivas de Thatch y la presencia y elocuencia de Roger y Shirohige. Finalmente, habían salido con una respuesta positiva del camarote de la capitana y Ace estaba absolutamente incontenible. Habían celebrado una fiesta después de la cena y se encontraban bebiendo cuando llegaron al siguiente de sus problemas.

- Bien – dijo Ace acabando su jarra y sirviéndose otra – Ahora solo nos falta encontrar Tortuga. ¿Alguien tiene alguna idea de cómo hacerlo? – miró a todos mientras hablaba – ¿Padre?

- Todo lo que sé de Jack y Tortuga es lo que sabéis el resto. Las leyendas no... – comenzó Roger, hasta que Ace le calló con un gruñido.

- Tú no, Roger.

- ¡Pero soy tu padre!

- Y ahí vamos de nuevo... – murmuró divertido Thatch.

- Mi único padre es Shirohige...

- Y yo que estuve a punto de revelarte la ubicación del One Piece. Llego a saber que ibas a robarme a mi hijo y te doy la dirección de Impel Dawn.

Pero Shirohige solo se carcajeaba como cada vez que Ace y Roger tenían la misma discusión. Fisher Tiger se acercó a ellos en ese momento, dispuesto a unirse a la celebración.

- Creo que tengo una ligera idea de cómo podéis dar con Tortuga – dijo sentándose en su mesa – En las leyendas Gyojin se habla de un ritual...

- ¿A qué te refieres con un ritual? - dijo Shirohige.

- A Tortuga no se llega, realmente, sino que se la invoca. Si queréis hablar con Jack, tenéis que solicitar una audiencia con él. Para eso tenéis que invocar Tortuga y...

- Y... – apremió Thatch.

- Y sacrificar algo muy preciado para vosotros – los cuatro hombres le miraron sorprendidos – El tiempo de Jack vale oro, o eso es lo que cuentan las leyendas que él mismo dice. Solo se mostrará ante aquellos que verdaderamente deseen convocarle. Y para asegurarse de que nadie le llama para tonterías, siempre pone un precio.

- Pero... Nosotros no tenemos nada de valor – comenzó Ace – Aquí los tesoros no sirven de mucho y no trajimos nada del mundo de los vivos...

- ¿Estás seguro de eso? – respondió el goyijn, sonriendo – Ace, ya deberías saber, que los mayores tesoros no siempre brillan y tintinean.

Aquello dejó al chico confundido. No sabía que cosa de las que él tenía, si es que tenía alguna, podían ser suficiente pago para Jack, pero él por Marco lo entregaría todo. Y estaba seguro de que Thatch y Shirohige, también.

- ¿Y bien? ¿Cómo demonios se hace ese ritual? – dijo Thatch – No me importa lo que sea que tenga que pagar. Si nuestra Piña Colada no está aquí su dramático sacrificio no habrá tenido sentido. ¡¡Y no puedo reírme de él si está en otro barco!! ¿Entiendes?

- Bueno no hay mucho acerca de cómo invocar Tortuga en las leyendas... Solo que hay que pagar un precio... Y que, cuando se esté en presencia de Jack hay que andarse con cuidado, no es un hombre paciente o al que le agraden las tonterías.

- ¿Y dónde podemos encontrar algo sobre invocar Tortuga? – dijo Ace, entre nervioso y emocionado – Cuanto antes lo hagamos, antes tendremos a Marco de vuelta.

- Ace... – le llamó Roger – Recuerda el precio, ¿qué estás dispuesto a pagar por tenerle de vuelta?

- Roger... – gruñó en respuesta – Daría mi vida por volver a verle si aún la tuviera.

- Perdonad... – dijo una voz aguda. Cuando se giraron, vieron a un niño que se acercaba a ellos, con cierta timidez – He escuchado... Que queréis invocar a Tortuga...

- ¿Quién eres tú, pequeño? – preguntó Ace con la ceja alzada, pero con la voz dulce.

- Me llamo Will. Will Turner. Y estuve en Tortuga... hace muchos años.

Los hombres que estaban ahí se miraron confundidos. ¿El niño había dicho que había estado en Tortuga?

- Cuéntanos qué sabes, hijo – habló Shirohige.

- Jack no es un mal tipo. Puede que sea un poco caprichoso, excéntrico y algo desubicado. Pero si vuestro deseo es justo, os lo concederá. Lo primero que tenéis que saber – dijo subiendo con dificultad a uno de los taburetes que había en la mesa – Es que el precio no lo ponéis vosotros. No vale que ofrezcáis algo, él es quien lo pide, porque él sabe qué es aquello verdaderamente importante para vosotros.

- Así que en ese sentido no podemos escoger – afirmó Thatch – Bueno, no es como si fuera a negarme, de todos modos – el niño sonrió.

- Eso dices ahora. Pero lo que os pedirá Jack será algo verdaderamente importante, algo por lo que habríais muerto en vida.

- ¿Qué fue lo que te pidió a ti? – preguntó Ace. El chiquillo le miró con tristeza.

- No lo sé. Creo que... fue el recuerdo de alguien a quien amé mucho. Alguien en quien ya no puedo pensar y a quien no volveré a ver jamás... – los hombres le miraron sorprendidos, pero el niño recobró su expresión inicial – Pero supongo que no importa. Si no puedo recordarlo, no puedo echarlo en falta, ¿no? El caso es que para poder invocar a Tortuga se necesita al menos a dos personas, pero cuantas más personas participen y mayores sean las ofrendas a Jack, mayor fuerza tendrá la invocación.

- Nosotros somos tres – dijo Ace con una sonrisa – Creo que nos sobrará fuerza.

- Cuatro – corrigió Roger – Puede que yo apenas conozca a Marco, pero si es importante para ti, Ace, siempre vas a tener mi apoyo – el pecoso rodó los ojos, pero, en el fondo, agradeció la ayuda de Roger.

- Pero hay un problema – continuó Will – Si invocáis a Tortuga y Jack os escucha, tendremos que dirigirnos allí y permanecer el tiempo que dure la reunión con Jack.

- ¿Cuál es el problema de eso? – preguntó Ace.

- Este barco recoge almas piratas – respondió el niño como si no fuera algo obvio – Si vamos a Tortuga nos desviaremos de nuestro rumbo, es decir...

- Que no podremos recoger las almas de aquellos piratas que mueran durante el tiempo que estemos allí – el chico asintió ante la deducción de Roger.

- ¿Y qué pasa con eso? – preguntó Ace – Simplemente tendrán que esperar un poco más.

- No lo entiendes – volvió a hablar Will – Las almas no pueden estar en varios sitios a la vez, o están aquí o están allí. Si aquí nadie puede recogerlas...

- Significa que se quedarán en el mundo de los vivos – terminó Shirohige.

- Bueno, historias de fantasmas hay sin talento, simplemente... – Ace había comenzado a hablar, pero fue cortado por Thatch.

- Normalmente, si uno de los barcos no acude, es decir, si no acudimos nosotros, acudiría el Érebo. Pero si vamos a pedir traer el alma de Marco, es probable que Jack les convoque a ellos, también.

- ¿Puede alguien explicarme qué narices significa todo esto? – gritó Ace a punto de perder los nervios – ¡Que les jodan a esas almas! No les va a pasar nada por esperar un poco, ya están muertos, no tienen nada mejor que hacer.

- ¡Ese es el problema, Ace! – respondió su hermano – Si sus almas no pueden venir a este mundo, no podrán abandonar sus cuerpos.

- ¿Qué quieres decir? Si eso pasara la gente no podría... – entonces Ace cayó en la cuenta de lo que estaban diciendo – Si nosotros vamos a por Marco... Y el Érebo acude, también... ¿La gente no podrá morir?

- Los piratas no podrán morir, hijo – apostilló Shirohige – ¿Imaginas lo que supondría eso en una guerra con la Marina?

Ace se quedó en silencio, pensando. Era cierto que ellos, tanto en el Knox como en el Érebo, solo recogían almas de piratas. Y, en caso de que se descubriera que los piratas no podían morir, el equilibrio entre piratas y marines se iría al garete. Si uno de esos bandos era muy superior a otro, acabarían devorándolos y la estabilidad del mundo se vería seriamente amenazada.

Pero no podían dejar a Marco ahí, de ninguna de las maneras. Si tenía que arriesgar algo así por su alma, bien sabían los dioses que así sería. Así que se terminó lo que le quedaba de bebida y dio un golpe seco en la mesa.

- No será por mucho tiempo, el mundo no se acabará porque estemos fuera de juego unos pocos días. Marco lo vale y yo voy a intentarlo.

- Si lo tienes tan claro – dijo Will de nuevo – tienes que saber que no será fácil. Requiere mucha voluntad por vuestra parte. Si vaciláis un solo segundo, podréis perder aquello que Jack requiere y no obtener absolutamente nada a cambio.

- Eso no sucederá – respondió Ace – Ni mi hermano, ni mi padre ni yo albergamos ni una sola duda al respecto, así que por esa parte puedes estar tranquilo.

- En ese caso tendréis que esperar a la siguiente luna nueva o llena, cuando el sol, la luna y la tierra se alineen y las mareas sean vivas. En el punto más alto de la siguiente pleamar, será cuando invoquéis a Tortuga.

- Suena como si estuviéramos invocando a un demonio – dijo Thatch divertido.

- En cierto sentido, puede ser – respondió el chico – Si Jack considera que vuestra petición no es digna... bueno, no sé exactamente qué sucedería, pero en ocasiones la gente no regresa de las audiencias con Jack...

- Si Jack considera que mi petición no es digna le patearé el trasero y traeré a Marco aquí a la fuerza – respondió el pecoso y Will soltó una risita.

- Creo que te llevarías muy bien con Jack. Bien, esto es lo que tendréis que hacer...

Unos días más tarde, entrada la noche, Roger, Shirohige, Thatch y Ace se encontraban en cubierta, esperando que el mar alcanzase su punto más alto en la costa. Estaban varados a pocos kilómetros y el resto del barco se encontraba en el interior, pues cualquier interferencia podía mandar al traste sus planes.

- Creo que ese crío nos ha tomado el pelo – dijo Ace, mientras observaba al resto de hombres que estaban con él – Aquí no está pasando nada.

Para lograr lo que querían, habían tenido que recoger sal de la propia agua del mar, la suficiente como para realizar un dibujo en el suelo, uno que parecía una mezcla entre una jolly roger, una llave y un mapa. El encargado había sido Thatch que, dentro de que ninguno tenía ni idea de dibujar, no lo hacía del todo mal. Después, habían tenido que derramar ron alrededor del dibujo, a modo de círculo. El resto del ron, se lo habían bebido, directamente de la botella, compartiéndolo entre ellos.

- No comas ansias, Ace – dijo Shirohige – Tenemos que tener un poco de paciencia.

- ¡Seguro que ha sido culpa de Thatch, que no sabe un cagarro sobre dibujar!

- Ya estamos, las culpas para mí. ¡Lo hice lo mejor que pude, Ace! Además, estoy bastante seguro de que el patrón es exactamente igual al que nos ha dado...

Pero antes de que pudiera terminar la frase, del agua emergió una figura. Era más una sombra que algo tangible, pero hablaba con una voz alta y clara, aunque lo hacía directamente en la mente de cada uno de ellos.

- ¿Qué buscáis del gran Jack? – dijo la figura.

- Queremos una audiencia con él. Tenemos una petición... – Thatch le dio un codazo a Ace en el costado, que corrigió sus palabras – Una humilde petición que hacerle.

- Todo favor requiere una retribución... ¿Estáis dispuestos a pagar el precio?

- Lo estamos – dijo Ace en voz alta – Humildemente – añadió, por si acaso.

- En ese caso...

Los cuatro hombres cayeron de rodillas al suelo, soltando gruñidos y quejidos de dolor. A los pocos segundos, cuando pensaban que ya no iban a poder soportarlo más, el dolor cesó de golpe y la figura desapareció.

- ¿Ha funcionado? – preguntó el pecoso, sobándose la cabeza, mientras se incorporaba.

- Si no ha funcionado ha dolido como si lo hubiera hecho – dijo su hermano.

Pero en cuanto se fijaron en el mar, una hilera dorada trazaba un camino que se internaba en alta mar, como si les invitase a seguirlo.

- Jack ha sido complacido, vuestra petición ha sido escuchada.

Ace saltó de alegría en ese mismo momento, fue corriendo hasta la barandilla del barco y le gritó al lugar en el que había estado la figura hasta hacía escasos segundos.

- ¡¡Gracias, gracias, gracias!!

Pero cuando se giró para festejar con el resto, se dio cuenta de que los tres le miraban con el rostro entristecido.

- ¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado?

- Ace...

- Oh, sí – interrumpió el pecoso – Me pregunto cuál habrá sido el pago...

Pero ya todos sabían cuál había sido el pago. Aunque Thatch y Shirohige no lo habían visto en sus propios cuerpos, lo habían visto en el de Ace. Sus tatuajes, aquellos que habían dado sentido a sus vidas, que habían sido su mayor motivo de orgullo y alegría, los que indicaban que eran una gran familia, habían sido borrados.

Ya no existían sus marcas, la jolly roger de Shirohige, había sido completamente eliminada de ellos tres.

En cuanto a Roger... repentinamente se preguntó de qué sitio habría sacado su hijo semejante apellido. Portgas... ni siquiera le sonaba.

En ese mismo momento, Marco el fénix dormía en la cama del camarote que compartía con el resto de sus nuevos y no muy deseados compañeros. Algo en su pecho le hizo despertarse de golpe, se incorporó y, por instinto, llevó la mano a su pecho, donde tenía la marca de su padre.

Se levantó y salió a cubierta, donde la luna iluminaba sus pasos. Se miró el pecho y, por alguna extraña razón, se sintió tremendamente tranquilo al ver el tatuaje en su torso. Sin embargo, había algo que le hacía sentirse inquieto, como si, por alguna extraña razón, aquel tatuaje hubiera perdido su signficado.

Se dijo que todo aquello estaba nublando su juicio y que no había motivo alguno para sentirse así. Aquella marca seguía siendo lo que le unía a su padre, a Ace y a sus hermanos. Y siempre seguiría siendo así, ¿no?

Notas finales:

Nuevamente, se lo dedico, igual que el anterior a Lukkah (a la que doy la tabarra por whatsapp, email y en persona todo lo que puedo y más), Tashigi94 y VinsmokeDSil, que se tragan todas mis tonterías como si fueran agua con azúcar.

Me alegra ver que compartimos el mismo estado mental (por decirlo suavemente).

Os ailoviu especialmente.

<3 <3 <3


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