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Ojos que no ven por Alana005

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Ren temblaba sin control pero sus temblores no tenían nada que ver con el helado aire de aquella noche de diciembre, ni con la nieve que se acumulaba bajo sus pies descalzos, ni siquiera era debido al hecho de no llevar ropa de abrigo a pesar de estar en el exterior.

No, un frío diferente le helaba la sangre, una fría certeza de muerte que lo llenaba de terror y helaba las lágrimas sobre sus mejillas más que cualquier frío exterior. Podía sentir como la muerte lo acechaba, alargando sus putrefactos brazos en su dirección.

 

- Busca a los críos y mátalos también - Escuchó decir a aquella fría voz que por fin había dejado de reírse.

 

Su corazón se desbocó por el miedo, quiso levantarse y huir pero sus piernas no le respondían, él sería el siguiente. Iba a morir, como lo había hecho su padre, suplicando en vano. Como lo había hecho su madre, gritando en agonía. Dentro de poco se reuniría con ellos, casi podía sentir el aliento de la muerte sobre él.

Su corazón latía desbocado, ansioso por dar el siguiente latido antes de que fuera demasiado tarde. Pero para horror de Ren el sonido era claramente audible para sus oídos. ¡Basta! ¡Por favor! Rezó con todas sus fuerzas para que aquellos hombres que ahora vestían de rojo no lo encontraran. Rezó también para que su corazón se callara y no lo delatara, temía que aquellos hombres escucharan los aterrados latidos de su corazón tan claro como los oía él.

Cerró sus ojos con fuerza, resignándose a lo peor, pero entonces, cuando pensó que nada podía empeorar, el destino se empeñó en demostrarle lo contrario. Un agudo grito atravesó la habitación seguido de unos pasos apresurados que se aproximaban.

 

- ¡Mama! - Gritó Sakura entre lágrimas.

 

No… ¿Sakura había salido de su escondite? ¡No! ¡Le había hecho prometer que no lo haría! Aquello no podía estar pasando ¿Por qué? Por unos momentos su mente se quedó en blanco, incapaz de atravesar la capa de miedo y horror que le impedía funcionar con claridad pero entonces la respuesta acudió a él con naturalidad, junto a un escalofrío que le recorrió la espalda. Sakura había escuchado los gritos de su madre tan claramente como él mismo los había oído, claro que había salido a buscarla.

 

- Atrápala - Dijo el hombre de rojo.

- Nooo - Gritó Sakura.

 

Se escucharon unos pasos apresurados, gritos, golpes, su hermana chillaba intentando huir de aquellos hombres y aun así Ren era incapaz de levantarse, sus piernas se negaban a moverse. Quería ir hacia allí, quería ayudar a su hermana, defenderla de aquellos hombres que la querían lastimar. Pero lo único que era capaz de hacer era llorar y escuchar, el miedo lo paralizaba impidiéndole casi hasta respirar.

 

“No… Todo menos eso… A ella no…”

 

- ¡Hermano! ¡Ayúdame por favor!

 

“Alguien… Quien sea… Por favor….”

 

- ¡Noooo! -Lloró Sakura.

 

¿Por qué nadie la ayudaba? ¿Dónde estaba la policía? ¿¡Dónde estaban los héroes que tanto admiraba!? ¡Cualquiera valía! ¡Por favor! ¡Quién sea!

 

- ¡¡¡Ahhhh!!!

- No la sueltes, a esta nos la llevaremos, será el pago de la deuda. Podremos sacar un buen precio por ella.

 

Se la iban a llevar, ¡Tenía que hacer algo! Tenía que levantarse… pero…

 

- La ventana está abierta, el otro mocoso ha escapado - Dijo uno de los hombres de rojo.

- Déjalo, no vale la pena perseguirlo, hemos cumplido nuestro objetivo.

 

Pero no era cierto, Ren no había huido, tampoco se había levantado. Si aquellos hombres, que llegaron de negro y se marchaban de rojo, se hubieran asomado a la ventana, habrían visto el rastro de las pisadas de Ren en la nieve y lo hubieran encontrado con facilidad, sentado bajo la ventana del comedor. Un niño incapaz de moverse por el miedo, con la piel pálida y los labios morados por el frío, un frío que no era capaz de sentir, ya que el miedo a la muerte eclipsaba cualquier otra emoción o sensación.

Pero no lo hicieron, aquellos hombres simplemente se marcharon, llevándose con ellos todo lo que una vez fue el mundo de Ren, arrebatándole cosas que jamás imaginó siquiera que podría perder. Bajo aquella ventana lo último que escuchó Ren fue el chasquido de la puerta principal al cerrarse, llevándose con él los gritos aterrados de su hermana y dejando en su lugar un silencio insoportable, un silencio teñido de sangre y muerte.

 

***

 

— Presente —

 

- En aquel entonces no sabía que mi padre debía dinero a la mafia. Nunca me di cuenta, ni siquiera lo sospechaba. Tan solo era un niño inconsciente viviendo su vida sin saber nada. Y de un día para otro mi vida “normal” acabó y me quedé solo.

- ¿No sabes qué fue de tu hermana? - Preguntó Izuku temiendo la respuesta.

- No, han pasado 5 años y aún no se nada. Poco después de aquel día, acudí a una agencia de héroes. Pensé que ellos me ayudarían a encontrarla, pero no importa a cuántas agencias fui, ninguna de ellas quiso aceptar el caso de un niño - Dijo Ren con amargura - Confía en la policía decían, ellos la encontrarán. Pero al final ni ellos ni la policía hizo nada, ninguno me devolvió a Sakura.

 

Izuku observó a Ren con lástima, parecía que no le era fácil contar aquello. Su voz temblaba al hablar y sus ojos reflejaban rabia y tristeza a partes iguales.

 

- Pero entonces, ¿Por qué acabaste en la liga de villanos? La mafia es parte de los villanos también, si ellos te arrebataron tanto ¿Por qué te uniste a su bando?

- Por que estaba desperado. Los héroes me habían traicionado, se llenan las bocas de grandes palabras pero a la hora de la verdad solo actúan si obtienen algún beneficio - Continuó Ren, sus ojos reflejaban una ira contenida desde hacía mucho tiempo - Decidí que si nadie iba a hacer nada yo sería quien la encontrara, me prometí que esta vez sería diferente, que no me quedaría mirando sin hacer nada. Y para eso tenía que acercarme al bajo mundo. Así que empecé a frecuentar los barrios bajos para investigar por mi cuenta.

- ¡Pero eso es muy peligroso!

- La verdad es que no me fue muy bien. No tenía mucha información así que era difícil descubrir algo y no tardé en llamar la atención de quien no debía. Y entonces, un año después de que secuestraran a Sakura, conocí a Shigaraki.

 

Izuku tenía un mal presentimiento, no sabía que le había dicho Tomura pero estaba seguro de que no serían más que mentiras.

 

- No sé que te habrá dicho pero él jamás se molestaría en buscar a tu hermana.

- Él me ofreció más que cualquier agencia de héroes o que la policía - Respondió Ren desafiante - Desde el principio fue sincero, me dijo que él no buscaría a mi hermana pero me permitió entrar en la Liga de Villanos y utilizar su nombre e influencia para investigar. Él me dio una oportunidad.

 

Izuku no supo qué contestar, podía entender cómo se sentía pero aquella no era la forma. Incluso si llegaba a encontrar a su hermana el precio a pagar era demasiado alto, el fin no justifica los medios, no quería ni imaginar todas las atrocidades que le podía pedir la liga de villanos a Ren, si es que no se las habían pedido ya…

Izuku bajó su mirada hacía su muñeca que afortunadamente había dejado de sangrar. Ahora que por fin se había calmado, notaba con dolorosa intensidad las protestas de su lastimada muñeca. Un nuevo pinchazo le subió por el brazo, intentó disimular una mueca de dolor y apartó disimuladamente la pulsera de los lugares en dónde su muñeca se encontraba en carne viva. Sin embargo Ren se dio cuenta y estirando su brazo a través de los barrotes empezó a curarlo.

 

- Gracias… - Izuku soltó un suspiro de alivio.

- No deberías ser tan imprudente - Lo regañó Ren, pero su expresión se había suavizado un poco - ¿Qué habrías hecho si no llego a estar para curarte? Es una herida profunda, se podría haber infectado.

- Lo siento - Se disculpó Izuku algo avergonzado por haber perdido los nervios de aquella forma.

 

Ren no contestó y siguió curándolo en silencio, por un momento ninguno de los dos dijo nada. Finalmente Ren se levantó, su muñeca estaba completamente curada, la única prueba de su reciente locura era una delgada cicatriz que envolvía su muñeca.

 

- Será mejor que vaya a buscarte algo de comer - Dijo Ren mientras se dirigía hacia la puerta.

- Ren - Lo llamó Izuku.

 

Ren detuvo sus pasos pero no se volvió.

 

- Yo habría aceptado tu caso.

- Lo sé - Contestó Ren volviendo su rostro y dirigiéndole una sonrisa triste llena de dolor - Pero ya es demasiado tarde.

- ¿Entonces por qué me has contado tu pasado? ¿Por qué me curaste? ¿No soy yo uno de esos héroes que tanto odias?

- Porque siento que tal vez tú seas diferente, tú sí que podrías llegar a ser un verdadero héroe - Contestó Ren tras una breve pausa - Pero una simple excepción a la regla no cambia nada.

- No todo el mundo es tan egoísta como te empeñas en creer - Replicó Izuku.

 

Ren pareció dudar unos segundo antes de contestar finalmente.

 

- Tal vez, pero aunque fuera cierto, sigue siendo demasiado tarde para mí.

 

Izuku observó en silencio como Ren, después de decir aquellas palabras, salia de la estancia. Sentía un malestar en su pecho que por primera vez en días no tenía nada que ver con su propia desgracia.

 

- Nunca es demasiado tarde… - Susurró Izuku lleno de tristeza - No quiero creer que lo sea.


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