Si Izuku cerraba sus ojos podía oír sin dificultad el crepitar de la única antorcha que iluminaba la habitación, el goteo incesante de alguna gotera lejana, su propia respiración pausada… Y lo odiaba, lo detestaba profundamente por que no podría haber oído esos discretos sonidos sin el suficiente silencio, y ese era el problema, que lo había, un silencio pesado y tenso. Su único aliado en aquella cárcel le había retirado la palabra por completo, lo cual era deprimente. El tiempo era difícil de medir en aquella oscura mazmorra pero Izuku calculaba que debía de haber pasado poco más de una semana desde que Ren no hablaba, una semana con el silencio como su único acompañante.
Izuku se negaba a que su relación con Ren retrocediera hasta ser como en sus inicios, se negaba rotundamente. Y aun así, mientras veía su solitaria figura mirar la pared en aquella postura tan familiar, no encontraba las palabras adecuadas para romper su silencio. Una vez más Ren se había sentado junto a su celda a simplemente ver pasar las horas una tras otra. Una vez más, aquella mirada perdida adornaba su rostro.
Pero aquellos ojos azules ya no se le antojaban vacíos e indiferentes como había pensado la primera vez que lo vio, no sabía si era por que antes no conocía su pasado pero ahora aquella mirada le parecía que reflejaba una gran tristeza y soledad. La profunda tristeza de alguien que lo ha perdido todo, la familia, el hogar, la vida e incluso el lugar al que pertenecer. Izuku se preguntó si al observar las piedras rugosas de la pared en realidad Ren no estaría viendo otra cosa, recuerdos lejanos de días más felices.
- ¡Ren! - Llamó Izuku por enésima vez.
Silencio… No obtuvo respuesta alguna. Parecía que su relación había retrocedido hasta sus inicios, cuando Ren se negaba a dirigirle la palabra o incluso a mirarlo pero para Izuku era imposible volver a aquellos tiempos. Incluso si Ren se empeñaba en ignorarlo y fingir que no eran amigos a Izuku le resultaba completamente imposible hacer lo mismo. No podía simplemente fingir indiferencia pues ya no veía a Ren con los mismos ojos que al principio, ahora lo consideraba su amigo, su único aliado en aquella horrible prisión. Incluso si pertenecía a la organización enemiga ahora sabía sus motivos y entendía sus acciones más que nunca.
Mentiría si dijese que su situación actual ya no le preocupaba pero ahora tenía una nueva preocupación, su estómago se retorcía simplemente ante la idea de Ren buscando desesperadamente y sin éxito a su hermana durante todos esos años. Quería ayudarlo y se sentía frustrado por no poder hacerlo.
- Ren… - Probó una vez más - Por favor háblame… Eres el único en quien puedo confiar aquí dentro… No me ignores, por favor…
Izuku habló con total sinceridad, expresando en cada palabra la tristeza que le producía la situación con la esperanza de arrancar alguna palabra de Ren. Llevaban tantos días sin intercambiar ni una sola palabra…
- No deberías confiar en mí, soy el enemigo - Contestó Ren tras una larga pausa.
Izuku se abalanzó sobre los barrotes de su celda, sus ojos brillaban emocionados.
- Pero lo hago - Contestó sincero - Eres el único amigo que tengo aquí dentro.
- No es verdad, si de verdad lo fuera yo... - Susurró Ren sin llegar a acabar la frase.
- ¿Tú qué? - Presionó Izuku.
- Tenías razón, al menos debí avisarte de lo que pasaría - Dijo Ren - Lo siento.
Izuku miró hacia Ren algo sorprendido por la repentina disculpa y entonces un pensamiento cruzó su mente.
“¿Si lo hubiera sabido que hubiera hecho?”
Nada.
No habría podido hacer nada. Estaba atrapado, le gustara o no, y no podía escapar. Si hubiera sabido que Chloe lo obligaría mediante su quirk a luchar contra Kacchan y Todoroki probablemente habría pasado todos esos días desesperando por no ser tener el control de su propio destino en sus manos. Y al final nada habría cambiado.
- Tal vez fue mejor así - Contestó Izuku - Tampoco hubiera podido hacer nada de haberlo sabido.
- ¿Los odias? - Preguntó Ren - A Chloe, a Shigaraki, a los villanos...
- No. Aunque si me hubieras preguntado el día del torneo probablemente te hubiera dicho que sí - Bromeó Izuku, aunque en el fondo sabía que esas palabras eran ciertas.
- ¿Cómo puedes no odiarlos?
- Por que no quiero hacerlo.
- Dices eso por que nadie murió ese día. ¿Qué habrías hecho si Bakugou hubiera muerto por las heridas que le causaste?
Aquellas palabras se le clavaron en el corazón como estacas. Izuku miró a Ren antes de contestar, fijamente a los ojos. Realmente le había atacado donde más dolía. El solo imaginar ese escenario le encogía el corazón y le entraban ganas de echarse a llorar pero eso no cambiaría su respuesta. Sabía lo que el odio podía llegar a hacer, lo había visto en Kacchan durante muchos años. Aquel odio prepotente que tanto daño les había causado a ambos durante años. No quería odiar, por que sabía que el odio te daña tanto a ti como a los demás. El odio solo hiere. No trae nada bueno.
Los ojos azules de Ren reflejaban una rabia inmensa, probablemente acumulada desde hacía muchos años y fue entonces, cuando distinguió el odio chispear en su mirada, que Izuku supo que en realidad no le estaba preguntando qué hubiera hecho si Kacchan hubiera muerto. En el fondo le estaba preguntando qué habría hecho él en su lugar. Qué habría hecho si le hubiesen arrebatado a todos sus seres queridos una fría noche de diciembre.
- Odiar es como un veneno que te corroe el corazón. Te impide disfrutar de nada ni nadie pues te lo roba todo en un ansia obsesiva de venganza - Contestó Izuku - No quiero vivir así.
- Eso no cambia nada. Saber no te hace no sentir.
- Lo sé. Pero una persona muy querida odió por muchos años y al final eso no solo hizo sufrir a los demás, también lo hizo sufrir a él mismo. No quiero cometer sus mismos errores. Al menos mientras esté en mis manos no hacerlo.
Pero Izuku no podía evitar preguntarse qué odiaba Ren en realidad.
¿Odiaba a la mafia? Probablemente, ellos asesinaron a sus padres y se llevaron a su hermana.
¿Odiaba a los héroes? Podía ser, ninguno lo ayudó a encontrar a Sakura.
Sin embargo, Izuku notaba que había algo más...
¿A quién odiaba tanto Ren como para hundirse de aquella manera en la miseria del bajo mundo? Y entonces la respuesta acudió naturalmente a su mente. De repente lo vio claro como el agua, ese odio que ardía en sus ojos azules iba dirigido sobre todo hacia él mismo. Ren se odiaba a sí mismo por no haber podido hacer nada aquel día.
Izuku bajó la cabeza incapaz de seguir sosteniendo la mirada de Ren, no era una corazonada, simplemente había reconocido aquel retorcido sentimiento. ¿Cómo no hacerlo cuando él mismo lo había sentido arañar las paredes de su propio corazón? Como respondiendo a su pregunta, el recuerdo de Kacchan vomitando sangre acudió a su mente, trayendo consigo una nueva oleada de aquel horrible sentimiento y de culpa. Daba igual lo que la razón y la mente dijeran, daba igual que supiera que había sido Chloe la que lo había obligado, aquellos horribles sentimientos le estrujaban igualmente el corazón. Por que en el fondo seguía siendo él y solo él quien lo había dejado herido en el suelo. Sus manos habían sido la herramienta utilizada, y se odiaba por ello.
- ¿Qué haces cuando la persona a la que más odias es a ti mismo? - Susurró Ren confirmando sus sospechas.
- Tus padres habrían querido que fueras feliz.
- ¿Qué derecho tengo yo a ser feliz cuando ellos están muertos?
La culpa brillaba ahora en los ojos de Ren, tan intensa como Izuku sentía la suya latir en su corazón. Tal vez, en el fondo aquella era la razón por la que Ren estaba tan desesperado por encontrar a su hermana a cualquier precio. Sin importar si eso significaba tener que volverse un villano o unirse al oscuro mundo que le arrebató todo. Quizás encontrarla era su forma de redimirse por no haber actuado ese día, por haberse quedado paralizado por el miedo y no haber hecho nada por impedir la masacre que todo le arrebató.
- ¿No te has castigado ya lo suficiente a ti mismo durante estos últimos cinco años? - Preguntó Izuku sin pensar, dejándose llevar por la tristeza que le provocaba la certeza de sus pensamientos.
- Eres muy fuerte, ojala yo fuera tan fuerte como tú, entonces tal vez las cosas hubieran acabado siendo diferente - Se limitó a contestar Ren.