- ¡Ren! - Exclamó Izuku entre sorprendido y aliviado.
Por un angustioso segundo pensó que Chloe conseguiría acuchillarlo. Había perdido completamente la noción de dónde estaba y por culpa de ello casi había resultado herido. Se encontraba en un campo de batalla, no debía olvidarlo pero aun así… Devolvió su vista una vez más a Bakugou, su respiración era cada vez más lenta y pesada. La angustia y el miedo eran demasiado agobiantes, tenía que hacer algo… ¡Tenía que…!
- Eso fue peligroso, esta loca casi consigue darte - Dijo Ren.
Al escuchar la voz de Ren, Izuku se giró de golpe. Eso era, ¡El quirk de Ren!
- ¡Ren!
El chico se sobresaltó al oír el repentino grito de Izuku y lo observó con los ojos bien abiertos. Sin embargo, al encararlo Izuku dudó por un segundo. El rostro de Ren estaba muy pálido y oscuras ojeras lo adornaban, además, sus ojos rojos delataban que debía de haber estado llorando no hacía mucho. Francamente parecía agotado, pero no podía reprochárselo. La última vez que se habían visto Ren había descubierto que su hermana llevaba mucho tiempo muerta.
Sin embargo, antes de que pudiera decir nada la expresión de Ren cambió radicalmente al ver cuerpo inconsciente de Kacchan junto a Izuku, dejando en su cara una máscara de fría calma. Izuku no pudo evitar sentir admiración por el autocontrol que demostraba tener.
- ¿Qué ha pasado? - Preguntó Ren completamente serio.
Ren se acercó apresuradamente, dejando caer por el camino la barra de metal con la que había dejado inconsciente a Chloe y se arrodilló junto a ellos.
- Uno de los nomus lo hirió - Contestó Izuku angustiado - Lo atravesó con su espada mientras intentaba protegerme... Intenté detener la hemorragia pero no pude… Hay demasiada sangre.
Mientras explicaba lo sucedido, Izuku notó como las lágrimas volvían a sus ojos, así que alzó la vista y la fijó en Ren en un intento por detenerlas. Si seguía mirando a Kacchan, pálido, inconsciente y ensangrentado, volvería a llorar. Estaba seguro.
Fue entonces que lo vio. Mientras observaba a Kacchan una sombra se cruzó por los ojos de Ren, una sombra que Izuku creía conocer. La sombra de su pasado. Cómo no recordar aquel fatídico día al ver toda aquella sangre... Si el mismo, que no había vivido aquello, no podía evitar acordarse, ¿Qué debía de estar sintiendo Ren en ese momento? ¿Qué pasaría por su mente?
- Es él, ¿No es así? - Preguntó Ren - El chico del que me hablabas.
La pregunta sorprendió a Izuku, no la esperaba. De todas las cosas que podría haber dicho le preguntaba aquello.
- Sí - Contestó tímidamente.
- Al final sí que vino a salvarte - Dijo Ren.
Y para sorpresa de Izuku, Ren sonrió.
- No te preocupes, yo lo salvaré - Dijo lleno de seguridad mientras llevaba sus manos al pecho de Kacchan.
Sus manos en seguida empezaron a resplandecer con aquella luz tan conocida y llena de esperanza, empezaron a curar a Kacchan del mismo modo en que habían curado sus heridas en aquella mazmorra donde se habían conocido. Y aunque una parte de Izuku le exigía mirar hacia la herida de Kacchan, hacia aquel lugar donde luz y sangre se unían para sanar y ver si realmente la herida se curaba. Por unos instantes fue incapaz de apartar la mirada del rostro de Ren, donde aún podía intuir el fantasma de su última sonrisa.
Aquella sonrisa… La conocía. Era esa sonrisa. Ese tipo de sonrisa que te decía que todo estaría bien. La que había visto cientos de veces de pequeño, completamente emocionado y sin poder despegar la vista de la pantalla de su ordenador, y finalmente la que lo había impulsado a ingresar en la U.A. Era la sonrisa de un héroe. E Izuku de pronto se sintió mucho mejor.
- Ren, gracias - Dijo Izuku.
- No me lo agradezcas aún - Dijo Ren serio - Esto no va a ser sencillo, está muy grave.
Izuku reprimió el miedo que aquella afirmación le había provocado lo mejor que pudo. No necesitaba que Ren le dijera lo grave que estaba Kacchan, podía verlo con sus propios ojos. Había tanta sangre por todos lados, era escalofriante. Izuku miró sus propios brazos, estaban completamente manchados de escarlata y dejaban un rastro sanguinolento allá donde se posaban. Podía sentir como la sangre de Kacchan empezaba a coagularse sobre sus brazos, endureciéndose y volviéndose cada vez más oscura. Era una sensación muy desagradable y le recordaba con dolorosa claridad el estado en el que se encontraba Kacchan. Pero no quería pensar en ello, así que en lugar de esas sensaciones negativas que lo llenaban de desesperación se concentró en la cálida y esperanzadora luz que salía de las manos de Ren y envolvía la herida de Kacchan, que había dejado por fin de sangrar. Entonces se dio cuenta de algo.
- Tu brazo - Dijo Izuku recordando de repente - Ya no está roto.
- También puedo curarme a mí mismo - Contestó Ren a la pregunta no formulada.
Izuku observó fijamente a Ren. Se sentía preocupado y asustado, por Kacchan, por la situación y por sus enemigos, pero ahora también por Ren. Por qué sabía que la verdad sobre Sakura había sido un duro golpe para él, cada línea de expresión de su agotado rostro reflejaba el dolor sentido.
- ¿Estás bien? - Preguntó Izuku.
Sabía la respuesta sin que Ren le contestara pero aun así no podía evitar preguntarlo. Ren guardó silencio unos segundos antes de responder.
- No - Contestó finalmente - Si te soy sincero me ha costado mucho encontrar la fuerza para venir hasta aquí. Pero entendí que si me quedaba allí tirado en el suelo entonces sí que lo perdería todo realmente.
- ¿Qué quieres decir?
- No me queda nada Izuku… - Susurró Ren, sus manos temblaron pero no dejaron de curar a Kacchan - Lo único que he tenido desde hace años es a un montón de villanos que se aprovechaban de mí y la esperanza de que si aguantaba lo suficiente algún día volvería a ver a mi hermana. En el fondo no tenía nada. No tenía familia ni amigos, ni siquiera tenía un futuro. Y entonces llegaste tú y te volviste mi amigo. No eras el único que estaba metido en una celda Izuku, yo también estaba en una. Muy diferente a la tuya pero igual de opresiva y tú me ayudaste a salir de ella. Cuando te llevaron y me dejaron en tu celda me di cuenta de que si me quedaba allí sin hacer nada perdería no solo a mi único amigo sino también la esperanza de un futuro mejor, uno lejos de aquí.
- ¿Por eso viniste? - Preguntó Izuku emocionado por las palabras de Ren.
- Sí, vine con la intención de dejar inconsciente a Chloe y librarte de su quirk pero me llevé una sorpresa enorme al ver que te liberaste tu solo del control mental - Dijo Ren con una pequeña sonrisa - Después de todo supongo que en verdad eres un héroe.
- Te equivocas - Susurró Izuku - Soy un fracaso como héroe, si fuera más fuerte Kacchan no…
Izuku miró desolado al pálido rostro de Kacchan, estaba manchado de sangre. Sus heridas curaban pero aún no despertaba, al menos parecía que su respiración era más tranquila.
- No todo sale siempre como planeamos Izuku - Dijo Ren mirándolo preocupado - Esto no es culpa tu...
- ¡¡Reeeeen!! - Lo interrumpió de repente Shigaraki, que acaba de darse de cuenta de la presencia del chico - ¿Cómo te atreves a venir hasta aquí? ¡No eres más que un cobarde! No te atrevas a usar lo único que te hace útil para ayudar a nuestros enemigos.
Ren no contestó, se limitó a seguir curando a Kacchan pero Izuku supo que había escuchado las palabras de Shigaraki. Estaba acostumbrado a sus silencios, había tenido que aprender a leerlos así que no le fue difícil ver su incomodidad.
“Qué patético”, pensó Izuku. Ren estaba esforzándose tanto por salvar a Kacchan y de mientras ¿Él qué hacía? Llorar como un niño pequeño. Ren lo había llamado héroe pero la verdad no se sentía uno para nada, ¿los héroes sentían tantas inseguridades? No estaba seguro, llevaba mucho dolor a sus espaldas, muchos miedos y tristezas de las que se avergonzaba. Pero había algo de lo que sí estaba seguro y es que no era el momento de rendirse. Debía levantarse y luchar.