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Ojos que no ven por Alana005

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Izuku se limpió las lágrimas que aún quedaban en sus mejillas y se levantó lentamente, encarando a Shigaraki. El villano dejó de luchar contra All Might y lo observó también.

 

- Ren no es un cobarde - Dijo Izuku decidido - Ha venido hasta aquí y te ha desafiado para ayudarme. Supongo que ya sabes lo que eso significa.

- Te crees muy listo, ¿No? - Masculló Shigaraki furioso.

- Ren es ahora uno de los nuestros - Prosiguió Izuku con determinación - No dejaré que vuelvas a ponerle la mano encima.

- Siempre tan engreído, por eso os odio tanto a todos los héroes pero sobre todo ¡A ti y a All Might! - Exclamó Shigaraki - ¡Atácalo!

 

El grito de Shigaraki iba dirigido al nomu que había herido a Kacchan, que rápidamente se abalanzó hacia él, al mismo tiempo que Shigaraki atacaba también. Izuku se preparó para luchar, enfrentarse contra Shigaraki y el nomu al mismo tiempo sería complicado pero no por ello se echaría atrás. Pensó en lo que había a sus espaldas, en lo que debía proteger. Tanto Ren como Kacchan habían venido cuando más los necesitaba, habían venido a salvarlo y ahora ambos se encontraban luchando a sus espaldas. Kacchan por su vida y Ren por la de Kacchan. No permitiría que nadie interfiriera, esta vez era su turno de protegerlos y eso haría.

 

- ¡Pagarás caro el habernos traicionado! - Exclamó Shigaraki.

- No le escuches Ren - Dijo Izuku con calma - No le debes nada. Yo te protegeré, tú encárgate de Kacchan.

 

Ren asintió sin despegar la vista de la herida de Kacchan, el sudor bajaba por su frente y en su ceño fruncido se leía la dificultad de la tarea que tenía entre manos. Izuku activó su quirk, decidido a darle a Ren el tiempo que necesitaba y esquivó el primer ataque de Shigaraki.

 

- Siempre en medio - Masculló Shigaraki - ¡Siempre interfiriendo!

 

Izuku esquivó un ataque del nomu pero al hacerlo casi fue golpeado por el quirk de Shigaraki, lo esquivó por los pelos. Tenía que hacer algo, la situación estaba peligrosamente en su contra.

 

- El problema son las cosas que haces - Replicó Izuku - No puedes esperar que no intentemos detenerte.

 

Esquivó con agilidad la espada del nomu, colocándose a sus espaldas, y usando toda la fuerza que era capaz de controlar, atacó sin piedad la parte trasera de la rodilla del nomu.

 

¡Crack!

 

Un desagradable chasquido llegó hasta sus oídos y esa fue la señal que le confirmó que había logrado su objetivo. La rodilla rota cedió bajo el peso del nomu e Izuku aprovechó para alejarse del alcance del nomu mientras este caía al suelo. Dudaba seriamente que el golpe detuviera al nomu por completo pero al menos esperaba que le diera unos minutos. No sabía cómo, pero en esos minutos debía derrotar a Shigaraki o estaría en serios problemas. 

 

- Maldito - Maldijo Shigaraki - Te crees muy héroe, ¿No es así?

 

Izuku no contestó, no debía seguirle el juego. En su lugar atacó.

 

- Actúas como si fueras uno pero te recuerdo que fuiste tú el culpable de todo esto - Prosiguió Shigaraki con malicia mientras esquivaba su golpe.

 

¿Su culpa? ¡No! No era cierto, si no lo hubieran estado controlando él nunca… Inició otro ataque pero la distracción le costó cara. Shigaraki le pateó con fuerza en el estómago, arrancándole el aire de los pulmones. Izuku se encorvó y empezó a toser, agarrándose el estómago.

 

- Lo sabes - No era una pregunta - Puede que nosotros te controláramos pero en el fondo siguen siendo tus manos las que lo hirieron la última vez. Tu vida, la que casi lo mata al intentar protegerla.

- ¡Cállate! - Gritó Izuku.

 

No quería seguir escuchando aquellas palabras. Le hacían demasiado daño, tal vez por qué en el fondo sabía que eran verdad.

 

- ¿No lo niegas? - Preguntó Shigaraki - Claro que no, no puedes, ¿Verdad? Tú mejor que nadie sabes que es cierto.

- Yo, no…

 

Shigaraki había dejado de atacar y se limitaba a caminar alrededor de él. La mano que llevaba en el rostro le impedía ver sus expresiones pero Izuku sabía que estaba sonriendo. Lo veía en su postura, en la tensión de su cara, en su tono de voz… E Izuku sabía lo que significaba aquella sonrisa traicionera. Estaba jugando con él. No lo escucharía. No debía hacerlo. Atacó.

 

- ¡No intentes negarlo! - Gritó Shigaraki atacando también - ¡Antes no atacaste cuando te lo ordené! ¡No lo mataste! Podrías haber hecho lo mismo la vez anterior, en el torneo, pero no lo hiciste. Eso te hace culpable. Pudiste evitarlo pero en su lugar atacaste. 

 

Aquellas palabras trajeron recuerdos. Recuerdos que había tratado desesperadamente de enterrar durante los últimos días. Recuerdos que lo atormentaban desde el día del torneo.

 

Golpeó a Kacchan en el estómago con sus propias manos...

 

Shigaraki esquivó su patada.

 

Kacchan tosía sangre en el suelo mientras él simplemente observaba como lo hacía, sin hacer nada por ayudarlo. Viendo lo que él mismo había causado...

 

Esquivó por los pelos la mano de Shigaraki, que intentaba pulverizarlo con su quirk.

 

La traición llenaba los ojos de Kacchan. Aquella mirada llena de dolor lo acusaba…

 

Dirigió una patada hacia el villano pero fue fácilmente esquivada. La concentración le fallaba.

 

Kacchan recibiendo una herida mortal que iba dirigida hacia sí mismo. Un ataque que él no hizo nada por esquivar, simplemente dejó que Kacchan lo recibiera por él…

 

¡Basta! En vez de atacar a Shigaraki, que no paraba de esquivar sus golpes, dirigió una fuerte patada contra el suelo, haciéndolo añicos. Trozos de asfalto y polvo llenaron el aire, provocando que por unos segundos no se pudiera ver nada.

Izuku aprovechó la breve pausa que le proporcionó y respiró hondo. La polvareda le provocó ganas de toser pero se aguantó y en su lugar volvió a respirar profundamente. Enviando con cada respiración los pensamientos negativos a lo más profundo de su mente. A un lugar que sabía que no los contendría por mucho tiempo pero que al menos los mantendría alejados por ahora.

Por más que intentase negarlo, el sentimiento de culpa no se iba. Sentía que cada palabra que pronunciaba Shigaraki era cierta y eso le provocaba un dolor insoportable en lo más profundo de su alma. Pero no era el momento de dejarse dominar sus emociones.

Tras su espalda, Ren hacía todo lo posible por salvar la vida de Kacchan. No permitiría que Shigaraki lo interrumpiera, lo detendría. Ahora era su turno de proteger a Kacchan, él lo necesitaba y no le fallaría. Precisamente porque en el pasado lo hirió, porque a pesar de todo vino en su auxilio y sobre todo porque lo amaba. Por todas esas razones no permitiría que las envenenadas palabras de Shigaraki minaran su determinación.

El humo se dispersó rápidamente, ajeno al conflicto interno que atormentaba a Izuku y dejándolo expuesto. Se había acabado el tiempo para pensar pero ya tenía su respuesta. Izuku cerró los ojos con fuerza, concentrándose. No era el momento de distraerse con el pasado. Si fallaba y Shigaraki conseguía interrumpir a Ren, Kacchan moriría y entonces sí que sería culpa suya por lo que no se dejaría llevar por esos sentimientos que amenazaban con acuchillar su alma. Abrió los ojos, una nueva determinación brillaba en ellos.

Preparó un nuevo ataque pero antes de que pudiese avanzar, de nuevo unos gritos lo interrumpieron. Pero esta vez no eran de Ren ni de Shigaraki. De hecho, no se trataba de una única voz sino de varias voces que gritaban su nombre, llamándolo. Unas voces conocidas aunque inesperadas. No podía ser, esas voces eran…

Izuku se giró justo tiempo para ver como Todoroki, Uraraka, Kaminari y Kirishima entraban apresurados por la puerta del almacén. Sucios y ensangrentados pero todos sonriéndole a pesar de ello y avanzando hacia él. Detrás de él no tardó en aparecer Aizawa-sensei, no parecía tan alegre como sus compañeros pero Izuku se alegró igual de verlo. Apenas podía creer que tantos de sus amigos y profesores hubieran venido a rescatarlo. Por un segundo, mientras los veía acercarse y su pecho se llenaba de emoción, Izuku sintió ganas de llorar. Aunque no eran lágrimas de tristeza, pues con sus amigos allí de repente le pareció mucho más sencillo mantener sus emociones negativas a raya. Habían venido a salvarlo, y realmente habían llegado cuando más los necesitaba.


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