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Ojos que no ven por Alana005

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En cuanto la puerta se cerró tras el director, Kacchan estalló, incapaz al parecer de esperar a que All Might explicara por qué se había quedado.

 

- ¿Por qué mentiste? - Preguntó Katsuki furioso.

 

Izuku no se sorprendió al escuchar esas palabras, ya suponía que All Might había mentido al director para protegerlos por la expresión extrañada que había puesto Kaminari al oír sus palabras. Tampoco lo sorprendía el enfado de Kacchan, él mejor que nadie conocía lo orgulloso que era, sabía lo insoportable que le debía parecer el haber sido protegido cuando estaba decidido a aceptar su castigo. Lo que sí que lo había sorprendido era que Kacchan hubiera tenido el sentido común de guardar silencio hasta encontrarse a solas con All Might en vez de soltar la verdad delante del director y Aizawa, menos mal.

 

- No he mentido joven Bakugou - Dijo el héroe - Al menos no del todo.

- ¿Cómo que no? - Replicó Kacchan indignado - No nos dijiste nada. Has mentido para que no nos expulsaran.

- Es cierto que no llegué a contaros nada - Dijo All Might - Pero también lo es que iba a hacerlo, no he mentido en eso.

- Explícate - Exigió Kacchan.

- Cuando viniste a verme pidiendo información, realmente pude ver tu gran determinación. En ese momento decidí dejaros participar en la operación, a ti y a tus compañeros, estaba dispuesto a contaros todo lo que sabía.

- Pero no nos llegaste a decir nada. Cambiaste de idea por que fui débil y te decepcioné - Susurró Bakugou - Fui un cobarde.

 

Kacchan bajó su mirada abatido e Izuku se preguntó qué habría sucedido para que pusiera esa expresión tan triste en su rostro. Apretó la mano de Kacchan con dulzura, dándole una suave caricia que esperaba que al menos lo reconfortara.

 

- Es cierto, tuviste un momento de debilidad pero no por ello me sentí decepcionado. Yo mejor que nadie sé el potencial que hay en ti, joven Bakugou, al fin y al cabo soy tu profesor. Simplemente pensé que aún no estabas preparado.

- Eso no cambia el hecho de que fui un cobarde - Dijo Bakugou entre dientes, frustrado.

- Tener un momento de debilidad no te hace débil ni cobarde, simplemente te hace humano. La prueba es que no solo conseguiste superar las dudas que te consumían sino que además fuiste capaz de encontrar una forma de seguir adelante sin mi ayuda. Fuiste a salvar al joven Midoriya a pesar de todo - Dijo All Might con una amable sonrisa - Ser débil no es no sentir miedo o dudas, todos tenemos, incluso yo, solo un necio no tiene miedo a nada. Ser débil es permitir que esas dudas y esos miedos nos impidan seguir adelante. Joven Bakugou, no olvides nunca que no es valiente aquel que no siente miedo sino aquel que a pesar del miedo sigue hacia adelante.

 

La ira de Bakugou se había desvanecido por completo, disuelta entre otras emociones. Sus mejillas, sonrojadas por un leve rubor, delataban que en realidad se sentía avergonzado por las palabras de All Might e Izuku no pudo evitar sonreír al ver esa expresión tan poco habitual en su rostro. No sabía que había ocurrido en su ausencia pero el oír a All Might dedicar aquellas palabras a Kacchan lo hizo sentir muy orgulloso de él.

Habían pasado tantas cosas en su ausencia, le entristecía haberse perdido todo aquello. Si tan solo no hubiera sido tan descuidado aquel día… Si no lo hubieran capturado podría haber vivido aquellas semanas junto a Kacchan y este no hubiera tenido que afrontar tantas dificultades. La cálida emoción que había causado las palabras de All Might en su interior se enfrió rápidamente, ahogada por la marea de emociones negativas que lo azotó sin piedad: frustración, culpa, dolor, arrepentimiento… Últimamente esos oscuros sentimientos lo acompañaban con frecuencia pero Izuku hizo lo mismo que siempre, se los tragó y no permitió que estos salieran a la luz. Así lo había decidido, si no podía eliminar aquel cúmulo de emociones negativas al menos las escondería tan profundo que nadie las descubriera.

 

- Pero aun así, es cierto que quebrantamos las leyes - Insistió Bakugou - No me gusta que te metas en líos por mi culpa.

- Considéralo mi forma de darte las gracias por ayudarme a rescatar al joven Midoriya - Dijo All Might sonriendo - Estaba teniendo serias dificultades en ese almacén, eran demasiados enemigos poderosos incluso para mí. Realmente llegaste en el momento justo joven Bakugou.

 

Sin nada más que añadir, All Might se volvió para salir de la habitación pero justo antes se volvió para decir una última cosa.

 

- Por cierto, respecto a cómo conseguisteis todos los detalles de nuestra operación será mejor que no me lo cuentes. Ni a mí ni a nadie. No quiero saberlo - Dijo All Might.

 

Bakugou rio brevemente al escuchar esas palabras.

 

- Tienes razón, probablemente sea mejor así - Dijo aún sonriendo - Y creéme, no quieres saber cómo la conseguimos. Se la pasaría presumiendo, no te dejaría en paz.

- Adiós joven Midoriya, joven Bakugou - Dijo All Might, decidido al parecer a no preguntar nada más.

 

Tras esas últimas palabras el héroe abandonó la pequeña habitación de hospital, dejando a Izuku y a Kacchan a solas. Muchas preguntas rondaban la mente de Izuku pero no las formuló. Se dijo que no era el momento pero en el fondo, tal vez era que tenía algo de miedo a saber las respuestas. Si escuchaba las respuestas, tenía miedo de que las emociones negativas que lo habían estado acosando se desbordaran finalmente y ya no fuera capaz de ocultarlas en lo más profundo de su ser. Así que en su lugar, al ver que Kacchan bostezaba le dijo:

 

- Descansa, estaré aquí cuando despiertes.

 

Kacchan asintió y se recostó, aún sin soltar su mano. Lentamente sus ojos se fueron cerrando y sus respiraciones se suavizaron, cayendo en un profundo sueño. Izuku acarició con delicadeza los rubios mechones de Katsuki ahora que dormía, sabiendo que despierto jamás le dejaría hacerlo, mientras recordaba entre distraídas caricias. Se estremecía con solo imaginar que sus amigos casi habían sido expulsados, menos mal que All Might había intervenido para ayudarlos. Más tarde lo iría a buscar para agradecerle.

Suspiró cansado, todo estaba tan tranquilo. La cálida luz del sol entraba por la ventana entreabierta y el viento mecía sus cabellos en suaves caricias, sus párpados se volvían cada vez más pesados. Su mente cada vez más vulnerable a medida que el sueño lo invadía.

Parecía que poco a poco todo iba volviendo a la normalidad, pensó Izuku adormilado, habían pasado tantas cosas en los últimos días que acostumbrado al paso eterno de las horas, a los minutos de silencio y los segundos de cautiverio, se había visto de repente viviendo a toda velocidad. Los días se habían sucedido uno tras otro y el tiempo detenido había vuelto a fluir. A menudo, mientras visitaba aquella pequeña habitación de hospital que Kacchan había vuelto suya, casi le parecía que el tiempo avanzaba demasiado deprisa. Aunque suponía que en realidad el tiempo nunca se había detenido, no para los demás al menos, solo lo había hecho para él, en aquella estrecha celda.

Izuku vació su mente, dejándola en blanco y concentrándose únicamente en el sedoso tacto de los cabellos de Kacchan bajo sus dedos. No quería pensar en aquellos días, solo le traía dolor pero al parecer era demasiado tarde para ello. Como tantas otras veces, las memorias le robaron la mente, obligándolo a revivir unos recuerdos que no quería dejar pasar pero que entraron igualmente. Cerró sus ojos y detuvo las caricias sobre los cabellos de Kacchan mientras todo volvía a él otra vez. Aquella mazmorra, su cuerpo siendo controlado, Ren, la sangre de Kacchan, la risa cruel de Shigaraki…

No podía seguir ignorándolo por más tiempo, era imposible. Sus manos temblaron. Simplemente no podía. Había intentado detener aquellos pensamientos, de verdad que lo había hecho. Había pensado, tal vez demasiado inocentemente, que si los ignoraba acabarían desapareciendo, disolviéndose entre las memorias de su pasado para no volver a atormentarle. Pero no había sido así, al revés, conforme pasaban los días cada vez crecían más y más.

 

“Puede que nosotros te controláramos pero en el fondo siguen siendo tus manos las que lo hirieron”

 

Las palabras de Shigaraki lo perseguían. Había conseguido retenerlas en lo más profundo de su mente todo este tiempo, todos esos días, pero no podía más. Cuando bajaba la guardia aquellos sentimientos lo asaltaban, en forma de recuerdos, en forma de pesadillas, de ideas o pensamientos fugaces que se clavaban en su alma como puñales. En el fondo daba igual la forma en que lo hicieran por que siempre volvían e Izuku ya no sabía cómo detenerlos.

 

“¡No lo mataste cuando te lo ordené! Podrías haber hecho lo mismo en el torneo pero no lo hiciste. Eso te hace culpable. Pudiste evitarlo pero en su lugar atacaste”

 

Sus manos estaban manchadas de sangre, sangre de sus amigos y lo que era peor, sangre de la persona que amaba. No sabía cómo mirarlo a la cara, no sabía como encarar a Kacchan sin sentir un agudo y terrible dolor aplastarle el pecho, susurrándole todas las atrocidades que había cometido, controlado o no, con sus propias manos.

Quería estar con Kacchan, aún lo amaba más que a nadie, pero de alguna forma el solo verlo dolía demasiado. La culpa era demasiado grande, el dolor demasiado intenso, la vergüenza demasiado real e Izuku ya no sabía cómo manejar esos sentimientos. Los había escondido en lo más profundo de su ser, aterrado por la posibilidad de que alguien descubriera esos horribles sentimientos, esos terribles pensamientos. Pero sobre todo lo había ocultado desesperadamente de Kacchan, se sentía una persona horrible por sentir aquello después de todos los problemas que había causado y no quería que Kacchan, de entre todas las personas, descubriera su feo interior. No quería que él, que había arriesgado tanto por salvarlo, al que tanto amaba, descubriera lo débil que era en realidad.

Pero daba igual cuanto intentara expulsar esas emociones de su alma o cuanto las escondiera, estas simplemente no se iban y ya no podía más. Estaba tan cansado… cansado de sonreír y fingir que estaba bien cuando en realidad estaba roto por dentro. Había llegado un punto en el que Izuku se vio fingiendo más tiempo que viviendo, escondiendo lo que sentía, temiendo que un día alguien descubriera esos horribles sentimientos de los que no podía librarse, sonriendo a pesar de todo. Sonriendo por fuera mientras moría por dentro.

Pero ya no podía más, las emociones negativas seguían creciendo dentro de él y amenazaban con desbordarse. Su sonrisa empezaba a quebrarse, no podía mantenerla aunque sabía que debía hacerlo. Especialmente cuando estaba junto a Kacchan, él era la persona de quien más quería ocultar sus débiles sentimientos pero al mismo tiempo era con quien más difícil le era aparentar que todo estaba bien. Solo ver su rostro desenterraba demasiados recuerdos dolorosos y ya no tenía la confianza de poder seguir ocultándoselos por más tiempo, tarde o temprano se daría cuenta.

Y por eso, aunque le había prometido a Kacchan que estaría allí cuando despertase, Izuku se levantó y se fue. Escapó de aquella habitación, escapó de Kacchan pero por desgracia no pudo escapar también de los sentimientos que torturaban su mente.


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