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Historias perv-didas. por SigmaIII

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Notas del capitulo:

 Hola, pensé que ya no se me ocurrirían ideas para este FanFic, pero resulta que siempre sí me llegó la inspiración. 


En esta historia Bill lográ cruzar el portal, pero siendo vencido y abandonado por su pandilla ahora debe enfrentarse a dificultades inesperadas. 

NO es la cabaña del Misterio. 

 

Fin del Raromagedón. Gravity Falls, Oregon. 


-Chicos ¡Lo arruine! Lo aceptó. ¡Soy un fracaso! Centenas de planeación para nada. Nada genial sucederá, no podemos dejar el maldito pueblo. Pero al menos podemos... ¿Chicos?- La pandilla se escabulló mientras no miraba. Bill los buscó y los encontró cruzando la grieta sin el- ¿Chicos?    

-¡Te queremos Bill!, ¡Llámanos si algún día sales!, Nos vemos-

 

…………………..

Un mes después. 



-¡Hey aléjate de aquí!- 

Los gnomos huyeron cuando la estatuilla cobró vida y los amenazó agitando su puño. Volvió a estar estática casi de inmediato. Pasados unos minutos la pirámide volvió a moverse cuando hombretauros amenazadores se acercaron con un ariete. -¡Fuera de aquí!-Estos huyeron despavoridos cuando les mostró una visión de horror. -Esto no está funcionando- 

 

Bill estaba exhausto, su talla era mediana. Perdía energía y la única forma de mantenerse cómodo era dejando su forma física, pero cada que lo hacía alguna criatura del bosque se acercaba para tratar de dañarlo. Así que su forma astral debía permanecer cerca para vigilar. Ahora estaba atado a su nuevo cuerpo. No había ningún lugar para descansar a excepción del campo, pero era espantosamente aburrido.  

Las náuseas regresaron. Decepcionado levito para marcharse de allí, llegó a un claro. Cuando reconoció la cabaña, le dio la vuelta para pasar de largo pero lo que menos quería sucedió. Cruzarse con alguno de los Pines. 

 

-Sigues aquí- Dijo Stanley molesto. Tenía días que no se le había visto. Pero como dijo Ford, el demonio no podía abandonar el pueblo. 

-Y tu sigues siendo un viejo- Lo pasó de largo. Stan lo miró. Era un enemigo de la familia y todo pero hasta él ¡Él! sintió lástima. Así de grave era la situación. 

-Estás famélico, deberías comer algo. ¿Tú comes cierto? ¿Acaso comes personas?- Stan lo apuntó con el martillo que llevaba. 

- ¿Comer algo? ¿Cómo no se me ocurrió? Si Stanley, como humanos bobos como tú-

El triángulo le daba la espalda pero aterrizó en el suelo, ya no podía cargar su peso aunque fuera tan ligero como una nube.

 

Stan, tras unas contemplaciones se sintió incómodo, dio un gran suspiró resignado. 

-¡Voy a lamentarlo!-Se quejó- ¡Sígueme!, Tengo un almuerzo extra-

-JAJAJA ¡Qué ridículo eres!-  Bill se forzó y se elevó para salir de allí. Voló entre las nubes.

-Comer algo, no soy idiota. Claro que sé lo que es comer- Pero de hecho no se le ocurrió. O más bien, hacerlo pero con su cuerpo físico. En su forma astral ya había devorado la esperanza y sueños de los pobladores. Se encontraba satisfecho y nunca se le ocurrió que su cuerpo tridimensional necesitaría alimentos tridimensionales. El tropezón con el gemelo tonto de Ford lo hizo percatarse de que esas náuseas y tronidos provenientes de su base no eran más que hambre. Por eso perdía energías, no las había repuesto desde que llegó. Las bebidas y manjares que materializaba eran deliciosos, buenos para su forma astral, pero tenían bajo contenido energético. 

 

¿Pero qué come su nueva forma tridimensional? Probó con la corteza de un árbol pero instintivamente su cuerpo se negó a engullir.

-¿Y sí?- El alce que divisó entre los arbustos escapó enseguida cuando se percató de la mirada hambrienta de Bill. -Ni que fueras tan delicioso- De hecho la idea de engullir algo vivo le causó asco. Tan mal como se sentía prefería algo que no se moviera. Las ardillas lo atacaron cuando intentó tomar una bellota. Así como las hadas cuando quiso hacerse de una seta. Las flores lo hicieron estornudar. Y ni hablar de la resina de los pinos. 

-¡Maldito seas tú y lo que contengas!-  Le gritó al bosque. Se alejó volando en dirección al pueblo -¡Eso se ve muy bien!- Divisó un anuncio publicitario de una botana. Se acercó a la tienda de abarrotes pero un campo de energía lo repelió.-¡¿Qué?! ¡SEIS DEDOS!- El torpe corrió la voz de que el pelo de unicornio creaba un escudo anti-Bill, y enseguida el pueblo blindó casas y edificios. La cafetería y el restaurante igual. No pudo robar una tarta que reposaba en la ventana de una casa porqué no podía acercarse y miró con impotencia como el maldito “Siempre detrás” de Gravity Falls se la llevaba. 

 

Llegó a la tienda abandonada. El único lugar libre de pelo de unicornio. Pero no había nada para comer más que envases, los tragó pero se dio cuenta de que no era suficiente. La sensación del plástico en su interior se sintió bien pero el hambre no cesó. 

-Tiene que haber algo en algún lado- Escarbó el bote de basura sin éxito. Se frotó la frente cansado. Volvió a la tienda que seguía funcionando. Personas entraban y salían, tal vez…

Se acercó un muchacho.

-Oye amigo ¿Te digo que boleto de la lotería te hará rico? Es el...- El sujeto se tapó las orejas, entró a la tienda y compró su boleto ignorándolo completamente. Bill se desconcertó pero volvió a intentar con la persona que salía. 

-Amiga, ¿Te digo dónde y cuándo encontrar al hombre de tus sueños?- La mujer siguió dignamente su paso sin siquiera mirarlo. 

 

Se sintió decepcionado. 

Aún lo ignoraban. Todos en Gravity Falls. El pueblo entero le aplicó la ley del hielo. Habían pasado semanas desde que llegó y eso no atenuó el enfado y desprecio de los pobladores. 

Al principio no le dio importancia. No le importaban para nada esas figuras de carne, ni siquiera los consideraba personas (algo lógico pues eran de especies diferentes), pero ser menospreciado tampoco le gustaba. A nadie le hacía gracia sus bromas. ¿De qué sirve una buena broma si nadie más se ríe? Era ignorado. No importaba si quemaba casas, los habitantes sólo se cambiaban al lado con sus vecinos y no le daban la satisfacción de responder a sus ataques. Si algo nació ese año en Gravity Falls fue la solidaridad entre sus miembros. 

 

-¡Arderán! ¡Construiré de nuevo mi trono con sus cuerpos carbonizados!- 

Pero nadie respondió. 

.

.

.

Había bebido agua de la cascada, era buena para refrescarse, se empapó completo pero el hambre no cesó. También encontró una gruta tras la caída del agua. Aquel era un buen escondite pero no lo pensó demasiado. Voló de regreso al pueblo. Se posó en la torre de la iglesia. Podría quedarse allí. Desde el campanario tenía vista a la cabaña de los torpes…La miró con desprecio. De tener más fuerzas habría robado el alma de todo aquello que se interpusiera en su visión. 

 

-¿Qué es…?- Había algo. Era ¿Comida? ¿Comida humana sin vigilar? O eso le pareció. Se encontraba afuera, a unos pasos de la entrada lateral. Había un banco y sobre este un plato servido. La cabra llevaba rato intentando alcanzarlo. La base de Bill volvió a rugir. -¡No!- Se cruzó de brazos y le dio la espalda a la oportunidad. ¡Nunca se rendiría ni mostraría debilidad ante esos tontos! Pronto su estómago rugió aún más obligándolo a contraerse con dolor. Sin tener más que perder se incorporó con dificultad y flotó discretamente sin ser visto. Una vez allí, no había ni comprendido el contenido del plato cuando percibió un aroma delicioso que le hizo sentir más ansia que nunca. Lo engullo completó de un bocado. ¡Sabía delicioso y se sintió tan bien! Eructo el plato y banco. ¡Por fin! Esas horribles sensaciones se atenuaron. Le tranquilizó saber que su cuerpo físico podía ser apaciguado…tanto que deseo hacerse con él y ya comenzaba a temer que el mismo se convertiría en su peor enemigo… habría podido seguir comiendo.

 

Su cuerpo no perdió tiempo, enseguida comenzó a digerir rápidamente…

Hacía mucho sol... 

 

-¡Oye!, ¡Hey!, ¡Despierta!- Bill abrió su ojo. Se secó el sudor de la frente. Se encontraba recostado sobre el banco. Cuando se percató de lo que ocurría se incorporó muy impresionado. Estaba...acababa de ¿Dormir? ¡Dormir! ¿Él? Sus pensamientos se detuvieron cuando notó a Stanley junto a él. - Ford está por volver, tal vez deberías irte.- Hizo caso, se frotó el rostro y se marchó volando.

 

Continuará....

Notas finales:

Gracias por leer. Saludos. 


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