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Amor Milenario por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Holi, ya se que dije que publicaria el lunes, pero no tendre tiempo asi que dejo el cap hoy domingo, o bueno, en mi pais aun lo es. 

Haciendo un aviso a los lectores, este cap es algo aburrido perdonadme :v

No hay lemon aun, pues esto tiene para rato. 

Ademas, empieza la nueva temporada wiiii, a partir de esta actualizacion se viene lo chido, así que estos escritos de transicion eran necesarios :V

LA nueva etapa comienza rainaww

Ya cuando lo lean entenderan jashdjash
nos vemos abajo xd

 

¡A leer!

Capitulo 11: Familia o no

 

Amanecieron en una fluida conversación sobre las mejores técnicas de nen que podría tener un usuario de intensificación. De todas maneras, ya no podían volver a dormir cuando faltaba poco para el desembarco, el cual sucedía a la misma hora exacta cada día.

Supieron que se encontraron en la Isla por algunos datos que sus memorias no podrían olvidar jamás. El olor del puerto, el bullicio de las personas en el mercado y la ausencia de vida moderna. Paz.

Ging pisó suelo firme y no pudo evitar contemplar la riqueza verdosa al frente suyo, podía jurar que era el único lugar en la tierra que parecía no correr el tiempo. Todo era precisamente como cuando se fue. ¡Hasta los comensales que trabajan en el mercado ambulatorio! Aquellos que lo reconocieron y no dudaron en exclamar su sorpresa.

-          ¡Ging! ¡¿Eres tú?! – dijo un anciano que vendía pescados en la entrada del puerto.

La voz familiar inconfundible de su casero le hizo detenerse, para luego seguir saludando a aquellos viejos conocidos que, corriendo la voz propagaron su llegada. Gon lo acompañaba y recibía la misma atención, hasta un poco más por cometer la hazaña de regresar intacto de la prueba de cazador.

Caminaron intentando salir de la oleada de personas, eran muy famosos por ser los únicos cazadores reconocidos que pisaban aquella Isla. Con la excusa de estar mareado por el viaje Ging decidió caminar un poco lento, en realidad no deseaba llegar a casa, extrañaba a su abuela definitivamente. Pero pensar en su prima y en lo que esta diría, le generaría un síncope de seguro.

Gon lo miraba entendiendo un poco su malestar, su casa se encontraba un poco alejada de la zona comercial, pero estaba lo suficientemente cerca como para llegar en unos minutos. Sabía que había avisado con anticipación su llegada y le sorprendía no haber visto a su tía en el puerto.

La sangre se le congeló al ver a su prima tendiendo la ropa en el inmenso jardín que alguna vez fue su patio de juegos, por no decir que lo fue toda la Isla…

-          ¡Mito – san!  - Gon corrió a sus brazos como un rayo, soltando su pequeña maleta, dejando atrás a su contrariado padre que parecía haber perdido toda fuerza para seguir avanzando.

El rostro de la mujer lucía tan sereno que podía transmitirle su amabilidad y seguridad a cualquiera, pero Ging sabía que aquello era peor, esa expresión venia de familia.

-          Te extrañé mucho Gon – dijo rodeándolo con sus brazos, casi arrodillándose para atraparlo por completo como si hubiese regresado una parte de su alma.

Segundos que fueron lentísimos para el Freecss mayor, que ya totalmente cerca saludó tímidamente.

-          Corre adentro, ahora te alcanzo – dijo la pelirroja con toda la amabilidad posible. Su rostro que permaneció benevolente cambió por completo cuando la puerta se abrió y supo que Gon estaba adentro.

 

Solo agradecía que su prima no fuese un usuario nen o quizá ya estaría bajo tierra, podía sentir la furia de sus manos aferrándose con fuerza en su ropa, para ser jaloneado como un trapo sucio.

-          ¡Tú! – gritó roncamente –¡Al menos debiste enviar una carta en todos estos años! ¿¡Crees que la abuela y yo vivimos tranquilas sabiendo que puedes morir allá afuera!? – su empuñadura temblaba cuando lo sacudía, gritándole en la cara, roja, con los ojos cristalizados. Empezó a llorar.

-          ¡¿Cómo crees que es vivir sin saber si estás vivo o no?! ¡Idiota!

Ging sintió el agarre suavizarse y un abrazo cálido lo envolvió con la misma magia que a su hijo.

-          Bienvenido a casa… - fue su última línea antes de sostenerle la mirada con todo el afecto del mundo.

-          Gracias… Ha sido la mejor bienvenida de mi vida…

Lo soltó y sonrió de lado, sí que habían pasado los años, pero su primo no dejaba de tener la gracia de siempre.

 

 

Gon los observaba tras la puerta, un poco nervioso por llegar de un día para otro sin ningún preparativo ni presente, una carta no había sido suficiente. Cuando vio el abrazo de los mayores solo pudo contentarse, la parte más difícil estaba lograda, solo faltaba ir con su bisabuela para terminar con el motivo.

Mito entró a la casa con su primo atrás suyo, Gon que parecía tan concentrado fue interrumpido por la misma voz chillona e imponente de su casi madre.

-          ¡¿Sigues aquí?! ¡A bañarte! ¡Sabes que los barcos no son nada limpios!

No dudó en mover las piernas y salir corriendo en dirección a su cuarto, con un “Sí” casi inaudible.

-          ¿Y la abuela? – Ging observó a su hijo correr tan rápido que rio, observó su hogar que aún seguía estando tal cual fotografía en su memoria. Solo el retrato que colgaba de la pared era inusual.

-          Está en la farmacia, fue por sus medicinas.

Ging arqueó las cejas, confundido – ¿No está muy mayor para andar sola?

-          Mira Ging – dijo entrando a la cocina – Desde que no estás no es tan fácil hacer todo al mismo tiempo, especialmente desde que Gon prefirió seguirte – hizo una pausa para asegurarse que la estuviera escuchando – Necesitamos unas manos con la pesca, espero no se marchen tan pronto…

A lo cual solo sonrió en modo de respuesta, la foto había captado toda su atención, su hijo en la edad de 12 donde a sus pies lucia el Señor del lago le llenó de orgullo.

“Definitivamente es mi hijo”

-          ¿Me estás escuchado? – dijo la mujer que ahora llevaba un cuchillo para picar verduras.

Sin respuesta. Ging estaba perdido en la foto, así que le lanzó un rábano por la cabeza, hubiera deseado que le cayera en la cara, pero lo esquivó.

-          ¡Hey!

-          ¡No me estás escuchando!

Las mismas peleas del pasado, todo estaba exactamente igual que antes. Estar con su familia le reconfortaba. 

-          De todas formas, deberías darte un baño, ya luego conversaremos ¡Te quiero sin esa ropa floja para el almuerzo!

Subió las escaleras lentamente, como si estuviera en una película, la voz de su prima se perdió en el silencio, solo podía oír sus pasos en la tan gastada madera, pasó sus dedos por la baranda, todo se sentía más pequeño que antes, habían pasado tantos años que su mente había bloqueado parte de su vida en aquella cálida morada.

Los recuerdos florecían en cada vistazo, al ver la ventana en el segundo piso que daba con el patio trasero no pudo evitar reír de recordar la cantidad de veces que había escapado a saltos por ahí. O de aquella repisa que en su tiempo le sirvió para hacer los deberes, ahora lucia empolvada en un rincón del pasillo.

Llegó a su habitación, la puerta abierta indicaba que su hijo estaría adentro, seguramente ocupando su baño. El olor a humedad se impregnó en sus fosas, combinado con el perfume del jabón casero. El sonido del agua escurriéndose le indicó el camino a seguir, a pasos suaves, ni siquiera supo por qué uso zetsu para semejante acción, pero…

Gon jugaba con las pompas de jabón que volaban alrededor suyo…

¡Que buena vista tenia desde la rendija mal cerrada!

Tocó intentado convencerse que estaba ahí para bañarse, no para verlo. ¡Aunque se moría de ganas! Se asustó de aquel deseo, él seguiría culpando a su cuerpo necesitado de sexo. No había otra explicación para eso.

Su hijo pudo escucharlo y se hundió en la bañera, sorprendido un poco de que lo tomaran desprevenido.

-          ¿Ya vas acabar? – le dijo intentando sonar lo más casual del mundo.

-          Neeh­­­~… ¿Vas a entrar conmigo?

¡Yosh! Esa era la oportunidad perfecta para Gon, quería jugar un poco más, llegar a su casa con su padre le hizo prender la imaginación, agradecía que solo había dos baños, pues el otro era de las mujeres. No podía negársele.

-          ¡Qué cosas dices mocoso! ¡Termina y me avisas! Esperaré afuera…

-          ¡No! Quédate papá… - Ging detuvo sus pasos – Déjame cambiar la venda de tu herida.

¿Cómo es que sabia las palabras que tanto quería escuchar?

Esas cuatro letras le impidieron desaparecer, volteó lanzando su vista al cuerpo de su hijo, lleno de una sensación que no sabría describir, pues nunca antes había sido llamado papá con tanto fervor. Solo pudo sentarse en el banco de madera pulida que servía como sauna cuando el baño estaba totalmente cerrado.

Quitándose los zapatos, el abrigo holgado y el gorro que envolvía su rebelde cabello pasó sus manos nerviosamente por su barbilla poco afeitada, intentado mirar a otra parte, pero le era imposible ¿Desde cuando su hijo tenía el vientre tan marcado?

Esa última cuestión bastó para que cerrara los ojos con fuerza, estaba siendo estúpido otra vez, debía respetar a su hijo hasta en los pensamientos. Darle ese tipo de adjetivos solo le hacían dudar de su salud mental.

Gon salió de la bañera envolviéndose con una toalla, debía ser discreto, no se trataba de él y su deseo, debía ser sutil si deseaba enamorar a su padre. Hace meses atrás jamás hubiera creído tenerlo tan de cerca con el cuerpo a medio vestir, no debía arruinar su oportunidad excediéndose, la advertencia de la vidente era clara…

Se sabía observado, su padre estaba tan callado como él, y por un momento lamentó tener el botiquín en el otro lado de la habitación, que tuvo que salir a buscarlo y dejar a su padre desvistiéndose solo.

¡Rayos! Cuando regresó su mayor ya estaba hundido en el agua tibia, y él aún empapado, agradecía estar fresco porque quizá el calor en su cuerpo aumentaría con la escena enfrente de él, además le era casi imposible moverse con aquella toalla en sus caderas “Actúa normal, actúa normal” se decía mientras el otro refregaba sus marcados músculos con la esponja llena de espuma.

Con la excusa de no dejar moverle por la herida en sus costillas, Gon se ofreció a limpiarle aquellas zonas donde no sería fácil llegar. Ging aceptó, un poco a regañadientes, no supo cómo lo convenció que le refregara la espalda, podía jurar que tras la esponja las manos de su hijo temblaban ¿O era solo su imaginación?

Seguía medio cuerpo hundido cuando su menor le pidió moverse, ahora lo miraba de frente. Se sentía como un estúpido al no poder negarse.

-          Voy a cambiarte la gasa, tengo todo listo ya – escuchó y se reincorporó, encogiéndose con timidez.

-          Y-Yo puedo hacer eso… - intentó que sonara como una orden, estaba siendo demasiado atendido.  No era un inútil, al menos podía sacarse el adhesivo él solo.

Gon solo sonrió, no estaba listo para sostenerle la mirada, agradecía estar sentado o se hubiera notado el temblor de sus piernas, pues su padre desnudo le inspiraba a todo.

¿Y sí me monto encima de él?

Cuando la herida estuvo descubierta no dudó en limpiarla, otra vez, debía controlar esos impulsos, no debía arruinar el hermoso momento de complicidad. Su padre que antes hubiera negado con totalidad ser tocado, ahora se dejaba cual perro herido.

 

-          ¡Listo! Ya está… Ahora… - hizo una pausa, su palpitar se aceleró tanto que sus oídos zumbaban – Quería decirte algo hace un tiempo Ging…

El mencionado se concentró, y acomodó sus brazos alrededor de la tina, recostándose ampliamente ¡No era posible! Gon que tanto deseaba una conversación seria no podía ni mirarle.

“¡Contrólate!”

-          Dime… ¿Qué ha pasado? – contestó extrañado de su misticismo.

-          Vayamos al lago en la tarde, tengo algo para mostrarte.

-          ¿Ah?

Lamentaba que Mito llegara empujando toda la puerta o hubiera interrogado a su hijo ahí mismo.

-          ¡QUE CREES QUE HACES! – le dijo molesto, pues su pequeño estaba escapando y él no estaba en condiciones para recibir visitas.

-          ¡Siguen aquí! – gritó algo molesta, ignorando a su primo pues la comida estaba servida hace un buen rato ya y ella odiaba que se enfriara todo.

-          ¡Estaba curándolo! ¡Ya acabamos!

Gon salió corriendo para vestirse, el olor del almuerzo subía por las escaleras….

Su plan salía a la perfección.

No quería admitir que cada suceso había sido planificado, se sentía como un frívolo calculador que manejaba todo a su antojo y no era así. Simplemente todo se ponía a su favor con el tiempo. Desde el almuerzo con su bisabuela, la cual abrazó hasta sentir cansados los brazos, hasta la escapada de casa con su padre.

No le contaría tan pronto el motivo por el cual se lo llevaba tan lejos, solo podía mirarlo, y escuchar como le contaba sobre sus anécdotas del pasado en la subida de la colina.

-          Y aquí es donde me rompí una pierna cuando tenía 10 años – rio con nostalgia – Solo intentaba atrapar un poco de manzanas – dijo deteniéndose en el árbol - ¿Tú también lo has intentado?

-          ¡Sí! Son deliciosas ¿Voy por unas?

-          Vamos por unas… - sonrió.

Agradecía que su padre fuese tan casual y espontaneo, así podía ocultar sus nervios, estaba dispuesto a contarle su secreto más profundo, pero no encontraba el momento.

Ging solo podía intentar regalarle buenos recuerdos, estar en el lugar donde creció le llenaba de felicidad, pues cada centímetro de tierra había sido testigo de sus mejores momentos.

-          Y… ¿Qué querías decirme? – Ging ya no aguantaba la curiosidad, estaba dándole el tiempo suficiente para que tomara la iniciativa y nada, su hijo parecía haber olvidado su conversación en el baño.

Aún con las manzanas en las manos sintió el piso moverse bajo sus pies, sus nervios crecieron haciéndolo tropezar y al tener los brazos ocupados no pudo tener el soporte para sostenerse.

Ging lo sostuvo antes que impactara con el pasto, y no pudo evitar sentir una flecha cruzarle el corazón, pues el rostro de su hijo estaba tan cerca de él que descubrió unos lindos lunares por sus labios.

¡¿Por qué sigo mirando sus labios?!

-          Ging… – aprovechó el momento para soltar la bomba, era ahora o nunca –  ¿Qué es lo que sientes por mí?

¿¡AH!?

Ging lo soltó con delicadeza y lo vio acomodar sus ropas, gritaba internamente ¿Qué clase de pregunta era esa? No tenía ni idea de qué contestar, era el tema más extraño que podrían tener.

-          ¿A-A que te refieres? – su brío descendió por completo.

-          No es tan complicado – dijo con seguridad – Solo tienes que decirme que sientes por mi… - sonrió y se sentó observando el brillante lago.

Eso no era fácil, Ging no se pasaba pensando que significaba su hijo para él. Lo estimaba, lo sabía, lo había extrañado durante su viaje, le gustaba su forma de ser. Claro que lo quería, pero decirlo era muy distinto a sentirlo.

-          Eres mi hijo y… - se quedó mirando el profundo iris ajeno, algo perturbado pues parecía que lo juzgaba – Claro que siento muchas cosas por ti – y por fin se sentó a su lado.

¡No seas estúpido! ¡¿Cómo vas a decir eso?!

El rostro sonriente de su hijo le impidió pronunciar bien la oración, confesar sus sentimientos fraternos no era algo tan fácil. La situación lo superaba en todos los aspectos.

-          ¿Qué cosas?

-          ¿CÓMO QUE COSAS? – está vez gritó, ya no podía aguantar más su tan fingida calma, no estaba para nada calmado, en más de una década jamás ha vuelto a decir “Te quiero” o algo parecido.

-          Me gusta ser tu hijo – otra vez esa afirmación de ser padre e hijo le molestaba a Gon, pero realmente necesitaba ser fraterno en ese momento. Si fuese por él dejaría de ser un Freecss si eso le ayudase a ser el amante de su padre. Solo debía soportar un poco más.

-          A mi me gusta ser tu padre – y casi se muerde la lengua tras la afirmación, debía cortar rápidamente el tema o quién sabe qué cosas diría.

-          Entonces ¿Sí me quieres?

¡TRAGAME TIERRA!

 Ahora le tocaba decir que “Sí”, pero era tan vergonzoso como andar desnudo por la plaza. Dudó por un momento, pero una risa algo forzada se dibujó para delatarlo.

-          Sí…

-          Entonces… ¿Podrías ayudarme con esto?

 

 

Ging automáticamente activó su aura al sentirse bajo amenaza, su hijo que hasta hace un segundo tenía la más cálida presencia, ahora lucía con un nen que jamás había desatado frente a él. Totalmente oscuro, por un momento creyó estar frente a otra persona, los ojos cafés que tanto le gustaban ahora eran negros y le miraban con suma profundidad hasta llegar a su perturbada alma.

Sudó frio, no era la primera vez que lo sentía, él lo vio nacer, sabía de aquella sensación tan familiar, pero esta vez era sumamente fuerte, tanto que lo hizo retroceder, su instinto le advertía de que era un peligro, pero no. Solo era su hijo.

Gon de lo feliz que estaba al saberse querido por su padre, ahora estaba tan triste que empezó a llorar, frágil, la expresión de su mayor en terror era muy cruel para él que no quiso tener ese poder.

Quitó ese manto negro sobre su piel y se deshizo en un mar de lágrimas. Pues lo que más quería desde hace semanas era contarle sobre su situación, la vidente le dijo que podía mostrar sus problemas con su amado, que todo estaría bien, que debía tener cuidado de no hacer cosas malas, aunque deseara.

Ging no supo que hacer, si abrazarlo o preguntarle qué demonios fue eso, pues ni él sabía con exactitud lo que acaba de ocurrir.

-          Gon… Háblame, dime que fue eso… - estaba a menos de un metro de él, no encontraba la forma de calmar su llanto.

-          Y-Yo… Yo… - no le importaba si su padre ya no lo quería después de eso, pero debía intentarlo. Así que se subió encima de él abrazándolo, hundiéndose otra vez en su pecho sin contener ya sus quejidos, solo deseaba un poco de su confort para volver en sí. Solo su padre podía calmarle.

Ging lo sostuvo, lo sentía muy caliente, acababa de afirmar que lo quería ¡Era su único hijo! Y ahora como un padre responsable debía acompañarlo en ese proceso.

-          Gon… - intentó otra vez – Dime que ha sido eso – sus manos pasaron por el cabello verdoso, suavemente, solo podía consolarle sin entenderlo.

-          P-Papá…

Esa palabra resonó hasta en sus huesos, haciéndolo vibrar, no tenía miedo, jamás podría temer a su hijo, pero por primera vez sintió miedo de sí mismo y de sus reacciones ante esas cuatro letras.

-          Tengo este poder que no conozco, yo… mh… - intentó que sus lagrimas no le entraran en la boca quitándoselas con el reverso de la palma – Necesito que me ayudes a controlarme, desde que estamos juntos todo es mejor, pero es difícil cuando estoy solo, a veces… - su voz empezó a sonar más baja – A veces pienso cosas malas…

-          Gon... Tranquilo – esas palabras lo hicieron suspirar. La voz reconfortante de su padre le llenaba de paz – Todos pensamos cosas malas alguna vez…

-          ¡No entiendes! ¡Es diferente! A veces podría matar sin dudarlo, sin motivo verdaderamente importante, yo… A veces me miro al espejo y no sé quién so-

-          ¡ESCUCHA! – Ging no quería escuchar esas palabras, no podía permitirle ser tan débil, era un Freecss igual que él - ¡No importa que te este pasando! Si necesitas que te ayude yo estaré para ti siempre, no importa si desconocemos lo que te pasa, o si ya lo sabes y no puedes decirlo. Te ayudaré a encontrar el camino correcto para ese nen…

 

Gon se separó y parpadeó muchas veces intentado enforcarlo, dejando de llorar, aspirando fuertemente…

-          ¿Ya no te marcharás otra vez?

Una pregunta difícil, pero que en ese momento no midió.

-          No…

 

Ging tenía cerrados los ojos, no logró ver la sonrisa maliciosa de su hijo por su victoria…

 

Había caído en sus redes…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Se me hizo super dificil escribir esto, tantos temas que tocar, tantos momentos que tienen que vivir...

Ahora que su querido padre sabe sobre su poder ¿Qué pasara despues? Se marcó su sentencia y ya no se irá? Ahora es imposible abandonar a la bestowaifu? volveran a bañarse juntos y tendran sexo?

jsahdjsahdjsa


Gon podrá esperar a que su padre más ciego que dora la exploradora descubra sus sentimientos? o se adelantará y terminará haciendolo sufrir AMONOOOOS

 

Todo esto y más :v

Sgt: Una bonita promesa, tiempo en familia, GING MODO ROMEO?

Agradezco a las personas que me leen, realmente me motivan a escribir. Los amo aunque no los conozca.

 

-Heart


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