Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Milenario por Heartshaoi

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!!

Este será un capitulo cortito, ya que no queria entremezclar tantos temas, ya verán 

 

Por ahora todo está tranquilo, tenia que dejar en claro su relación  asi que...

 

 

Espero les guste uwu

Capítulo 17: Sorpresa

Estaba feliz, y a la vez temeroso. No era el típico miedo asemejado al terror, mas bien, era como sentir una fuerte duda mezclada con culpabilidad. Sintiéndose extraño, rendido, pensando que no podía retroceder el tiempo para evitarlo.

Ya estaba hecho. Ya había tocado a Gon.

Soltó un largo suspiro y pasó de nuevo las manos por su cabello, enjuagando el jabón, limpiando su cuerpo de todo el sudor ganado en horas.  Cerciorándose de no dejar ningún liquido pegajoso encima. Se miró las manos al cerrar la llave de agua, quería concentrarse y esclarecer sus ideas sobre lo reciente vivido pero no lo conseguía, las imágenes de Gon encima suyo aún se repetían en un tono fresco, como si se materializara delante de él.

Agitó su cabeza como gesto de espanto, buscando alejar esos recientes recuerdos que, con un poco más de insistencia volverían a encender su cuerpo.

Estaba ido, y no estaba bien. Estaba enamorado, y a la vez asqueado de sí mismo.

Ah… se quejó con rabia mientras envolvía sus caderas con una toalla. Debía salir pronto, Gon estaba esperando afuera su turno para bañarse. Además era tarde y debían descansar, luego podría atormentarse sobre su actuar, por ahora solo debía enfocarse en su muchacho y advertirle que lo recientemente vivido seria una excepción de esa noche.

Era lo correcto.

Así que salió, e inesperadamente sintió una sensación de peligro, leve, como si una extraña presencia estuviera mirándole.  Observó a todos lados y vio a su muchacho sentado en el borde de la cama, dándole la espalda. Este había apagado las luces, dejando una lámpara de mesa encendida, allá en el otro extremo del cuarto.

–Puedes pasar–dijo, un poco intrigado por no verlo reaccionar eufóricamente como siempre. Intentando ignorar esa escalofriante sensación.

Lo vio levantarse y él sintió una punzada en el corazón, No supo si fue una mala jugada de su cerebro el cual le hacia ver cosas, o sí era una realidad lo que observaba. Gon caminaba en su dirección, y notó en sus ojos un lóbrego completo, como si estos hubiesen sido arrancados y reemplazados por dos esferas negras que, con un poco de atención denotaban una línea amarilla, igual que un reptil.

–Gon tus ojos…–alcanzó a decirle mientras oía el picaporte ser abierto.

–Gon es un buen nombre–escuchó antes de perderlo de vista.

¡¿Cómo que Gon es un buen nombre?!

Estaba sorprendido, se había quedado petrificado mirando la puerta como si no lo creyese. El otro había vuelto a esa mirada que él ya conocía pero, a diferencia de las otras veces esta carecía de su respectiva aura maligna.

Se sentó. Estiró las piernas y volvió  a mirar la puerta. ¿Era posible que esa maldición esté empeorando en su hijo? ¿Justo ahora? Maldijo en sus adentros, ya entendía su presentimiento.

Debían volver a entrenar, pronto, las vacaciones habían sido largas y su hijo necesitaba meditar, volver a equilibrar su nen. No quería verlo mal, estaba preocupado.

–¡No tardes mucho!–dijo con algo de fuerza para sobrepasar el ruido del agua, rápidamente obtuvo un Sí. Se estremeció. ¿Y si abría la puerta y encaraba la situación? Era su tutor, podía hacerlo.

Se colocó la bata que estaba en la cama y se dirigió a la puerta deteniéndose,  solo para tomar aire o el suficiente valor como para observar a su hijo desnudo, otra vez.

–¡Voy a pasar!–advirtió antes de abrir la chapa y la ducha dejó de sonar.

–¡Ging!–gritó el menor.

El mencionado miraba a su niño que tenía el cuerpo de lado, pasó saliva y abrió la boca para hablar, pero se dio cuenta que esos ojos habían vuelto a ser de ese tono café que tanto le gustaba.

–Tenemos que hablar– le dijo apartando la mirada para no perderse en su silueta. Miró el espejo, y a través del reflejo veía a Gon seguir refregando su cuerpo con lo que parecía una esponja. ¿Había esponjas, dónde?

–Pues dime, ya casi acabo–contestó el menor sonriéndole.

–Vi tus ojos diferentes otra vez–

Gon se detuvo y parpadeó varias veces. Eso le había resultado chocante.

–¿Eh? ¿De qué hablas? De seguro viste mal–.

–Claro que no vi mal– dijo y se sentó encima de la tapa del WC–¿Me quieres decir qué significa que Gon es un buen nombre?

–Estás actuando raro papá, no te entiendo–.

–¡Es lo que me acabas de decir justo antes de entrar!

Ging tuvo que mirarle otra vez a la cara, ignorando su desnudez ¿Por qué negaba lo de hace un momento?

–Solo entré al baño cuando tú saliste –contestó con duda al ver a su padre exaltarse.

–Esta bien, esta bien. Si tú lo dices te creo–terminó de decir, levantándose y pasándole una toalla al otro–Te espero en la cama–.

–Sí…–.

Gon gritaba internamente. ¡Iba a esperarlo en la cama como si fuese su esposo! No, no, sabía que no lo dijo con esas intenciones pero, imaginar no estaba de mas. La escena había sido extraña, no recordaba haber despertado su lado demoniaco como  decía su padre, por nada del mundo arruinaría el momento desatando ese lado que jamás debió existir.

Qué raro"

Se apresuró a salir, Ging secaba sus pies y el cabello aún le goteaba desde las puntas. Era una buena imagen de su tutor, se notaba cansado pero no perdía el porte.

–¡Yosh! Nada como un buen baño a casi las 2 de la mañana–dijo como si estuviese jugando. Ging le hizo una mueca en respuesta, sin dejar de hacer lo suyo.

–Gon ven aquí…–.

–¿Qué pasó?–la expresión de Ging lo aturdió.

–Lo de hace rato ya sabes–hizo una pausa, buscando la manera correcta de decirle sobre lo recientemente vivido que, no debería volver a pasar. No importaba si se querían, nunca estaría bien–No puede repetirse Gon, es decir, fue bueno pero… Ahg, mira las cosas entre nosotros no puede empeorar–estaba trabándose con sus palabras.

Gon lo miraba, cualquiera podría notar la angustia de su padre, la forma en que este peinaba sus cabellos con la mano, los resoplidos que daba como si le costara decir cada palabra. Otra vez esa sensación de poseerlo lo invadió y recordó lo dicho por la vidente que, durante meses había negado y ahora se hacía realidad.

Haber enamorado a su padre tendría grandes consecuencias y no para él.

–Nada podría ser peor que alejarme de ti, después de todo esto, papá–su tono de voz era suave, casi susurrante, no quería sonar caprichoso–A mi me hace feliz que me quieras, así…–.

Ging volteó dándole una expresión cansada, una mirada trepida y cristalina.  Se sentía triste y ¿feliz? ¿Cómo era posible que pudiera sentir dos emociones opuestas a la vez? Aprender a vivir con la culpa no iba a suceder de noche a la mañana, necesitaba tiempo y Gon no lo entendía.

–¿No te molesta lo qué podría pasar? Tu tía podría enterarse, tu abuela, tus amigos–soltó un largo suspiro e hinchó su pecho con todo lo que podía–Aunque estés de acuerdo, no puedo imaginarte siendo algo así “como una pareja secreta", vivimos juntos, entrenamos juntos y somos cazadores, no siento que vaya a funcionar–.

–¿Me estás rechazando?–dijo Gon en un tono más bajo aún, se había sentado al lado de su padre y ahora ya no lo miraba ¿Cómo podía hacerlo? ¡Estaba rompiéndole el corazón!

–No a ti, pero sí a lo que siento por ti. Ya lo acepté, soy un tipo con mala suerte que lamentablemente se enamoró de su hijo y que para colmo es aceptado–.

Otra vez Ging volvía a esa fachada dura, egoísta, como si quisiera un escudo para contrarrestar los sentimientos expuestos.

–Te entiendo–.

–¿En serio?–.

–Sí–.Gon apretó la bata que tenia puesta, su postura angosta con los hombros caídos era penosa. Ging no le dio la cara, y él tampoco.

–Lo siento, yo de verdad–.

–No te disculpes, ya–Gon tenía la voz quebradiza, la mandíbula le temblaba, había empezado a sentir frío–No es como si esperara algo más de ti, te entiendo, ni siquiera pudiste ser mi papá ¿Por qué querrías arriesgarte a hacerme tu amante?

Ging quedó pasmado, y sin siquiera poder responder el otro prosiguió.

–¿Realmente me quieres? Acabamos de… ya sabes… –su voz empezó a bordear en la vergüenza con rabia–Pensé que al menos podríamos repetir un momento más juntos, y de pronto me dices que es mejor olvidarme de todo esto solo por miedo a que alguien se entere–.

–Gon… no es así…–.

–¡Entonces dime cómo es! Tú me quieres, yo te quiero ¿Qué nos impide estar juntos? ¿La sangre? Si la consanguinidad nunca fue un impedimento para que me trates como un completo extraño ¿Por qué ahora sí? ¿Por qué ahora si te importa que sea tu hijo?...–.

–Porque antes no sabía lo maravilloso que era tenerte, y siempre me importaste Gon, tú no sabes qué viví como para tener que dejarte. Soy un mal padre lo admito, pero no seré el que se aproveche de ti.

–¡Aprovéchate de mi maldita sea!

Ging giró todo su cuerpo, no daba crédito a lo que escuchaba  y segundos más tarde a lo que veía. Gon había empezado a llorar, hipeaba intentando reponer el aire en su apretado pecho, adolorido por el rechazo ajeno.

El mayor tuvo el reflejo natural de rodearlo con sus brazos, sentado a su lado en la cama ¿Qué podía decirle después de tremenda chorrada? Se sentía tan estúpido por hacerlo llorar, era una basura.

–No se que hacer mocoso, desde que llegaste no tengo idea de qué sentir– dijo y comenzó a acariciar la cabeza de Gon, lo tenía recostado en su pecho y lo tendría la noche entera si no fuese porque el otro se salió.

–Y-aa… basta–dijo pasando el reverso de sus palmas por los ojos y cara, limpiándose cómo si nada hubiera pasado.

–Gon, harás que se me zafe otro tornillo sabes, o quizá ya perdí todos por ti…–.

El menor esbozó una ligera sonrisa.

–Dije que, ya basta papá–.

Gon quería cortar el tema, no quería hondar demasiado y terminar quemándose por sacar trapitos sucios sobre lo que estaba bien o mal, porque… todo lo que él quería estaba mal y lo sabía, la excusa de que  Ging lo abandonó solo era para arrinconarlo y llevarlo al desespero de la aceptación.  Quería empujar a su padre al mismo pozo de pecado donde radicaba él.

Quería que fuesen amantes y esa noche no lo consiguió.

–¿Entonces si entiendes que esto no puede volver a suceder?

–Sí,  papá. –

–Hey, hey, no, nunca me hablas así,  vamos Gon… no me pongas esa cara otra vez…–.

El menor mantenía su puchero de melancolía que amenazaba con iniciar otra sesión de llanto.

–Al menos me seguirás entrenando ¿Verdad? Dime que te quedarás conmigo…–.

–Vamos a seguir juntos mi pequeña ranita ansiosa. No te vas a librar de mi, pero ya cambia esa cara– Ging pasó una de sus manos por el delicado rostro de Gon, tocándolo con sutileza.

“Pequeña ranita ansiosa"

Gon echó a reír cuando escuchó esa frase. El otro sí que sabía como subirle el ánimo.

–Esta bien papá,  pero… ya verás que cambiarás de opinión–.

–¿Y por qué estás tan seguro de eso mocoso?–

–Porque siempre consigo lo que quiero…–

–¡Ahora soy una cosa!

–¡No digas eso!

 

“Shhhh"

 

–Te quiero…–.

 

 

–Y yo a ti, papá…–.

Se miraron, estaban bastante cerca otra vez, pero por alguna razón ninguno se atrevía a moverse un milímetro hacía adelante. La idea que flotaba entre los dos era obvia, se notaba las ganas que tenían por besarse. ¿Después de todo lo conversado un beso más estaría mal?

–No me mires así mejor hay que dormir, ya es tarde–.

–Solo uno.

–¿Un qué?

–Un último beso ¿Sí?

–Mocoso en serio tú…–.

Gon acortó distancia con un leve movimiento, tomó con sus manos el rostro de su padre y lo besó,  quería retenerlo y evitar que se zafara. Solo una probada más,  realmente lo deseaba. Y Ging, quiso hacerse el sorprendido pero en el fondo sí esperaba esa reacción, agradecía la iniciativa porque él ya no tenía el valor para hacerlo.

Gon era muy dulce, tierno, coqueto,  iba a matarlo en ese instante donde su boquita le pedía chocar lenguas. ¿Cómo detenerlo?

–¿Contento?

–Sí…–contestó sonriendo otra vez.

–¿Dormimos ya?–el mayor se adelantó en cambiar el tema, no quería que los besos aumentaran, Gon era peligroso para él.

El menor respondió con su gesto y se tiró a la cama, Ging le sonrió y se acomodó a su lado. Era la primera noche que compartirían abrazándose sin temor a invadir sus límites. Habían quedado en no volver a caer en esa tentación libidinosa pero, no se negarían el afecto que evidentemente necesitaban uno del otro.

Realmente se amaban…

 

….

 

Gon fue el primero en despertar, desbordando de energías al hacerlo. Al sentarse en la cama lo primero que hizo fue cerciorarse del estado de su padre, el cual seguía profundamente dormido. Le dedicó una sonrisa al recordar todo lo vivido hace apenas unas horas atrás, estaba contento, era la mejor mañana de toda su vida. Podría haber comenzado a cantar y a bailar pero si mantenía la postura era por respeto al sueño ajeno. Aún así la felicidad no le cabía en su cuerpecito, Ging lo quería de la misma forma que él y eso le producía un estado de euforia de tan solo pensarlo.

 

Estar enamorado era lo máximo, pero ser correspondido era sin duda, mucho mejor.

El adolescente decidió levantarse, el fuerte gruñido de su estómago fue el motivo. Tenía hambre y al estar en un hotel no podía cocinar nada que él quisiese. Así que llamó por el teléfono de contacto a la recepción. Pidió un desayuno triple, y un extra porque de seguro su mayor estaría igual o hasta mas hambriento que él.

Volvió y se asomó por el umbral que separaba la cama de la mini sala, observando como seguía el otro durmiendo. Quería tiempo para arreglarse, estaba todo despeinado, con las mechas enredadas, Ging lo había visto así y peor pero, prefería darle una buena imagen, la idea de convencerlo de hacerlo su amante seguía en pie.

Se arregló con los dedos todo lo que pudo. Se lavó la cara y ajustó su bata, la ropa que habían dejado en casa de Cheadle aún no llegaba. La presidenta había prometido que mandaría temprano sus pertenencias junto con la herencia que dejó Netero para su padre.

Se cuestionó otra vez ¿Qué sería lo que le dejó? No iba a negar la tremenda curiosidad que había cargado desde la fiesta,  hasta ese momento. Pero ya estaba más tranquilo porque solo era cuestión de horas para saberlo.

Miró el reloj que colgaba de la pared, la hora pasaba de las 9, quizá debería ir a despertar a su padre, y estaba a punto de hacerlo, pero un llamado en la puerta cambio su dirección. Lo primero que pensó fue en que de seguro era el desayuno que había pedido, ya no podía soportar la acidez estomacal, si no probaba bocado pronto iba a ponerse de mal humor… Pero, al abrir la puerta no encontró a ningún trabajador uniformado con su pedido.

Sabía quién era, podía reconocerlo por su fachada, aquel que llevaba terno beige con líneas en tono ocre, sin duda, no podía ser otra persona.

–Muy buenos días, Gon…–

–¿Señor… Hill?–

 

“Un gusto volver a vernos"

 

Notas finales:

Pariston que haces aquí we ewe

 

XD

No haré spoilers pero si será importante su papel en los proximos capitulos uwu

 

Hasta la proxima!!

 

-Heart


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).