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Hurto por addictyck

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Escondite provisional del clan Uchiha

El clan Uchiha siempre ha sido conocido por tener a los mejores ladronzuelos de todo el país del fuego. Desde el día que nacen son entrenados en el arte del robo. Antiguamente, contactar con alguien del clan era sumamente difícil, pues nadie sabía con exactitud quien pertenecía. Todo fue hasta la creación de las aldeas en el que el clan decidió dejar de vivir entre las sombras y se unió con otros clanes poderosos para crear lo que es actualmente la aldea de la hoja.

Eso, hasta que según los registros fueron traicionados. Hay poca información respecto a ello, pero Sasuke estaba dispuesto a arriesgarlo todo para encontrar la verdad de ese día y vengar la casi extinción de los suyos.

Así que en una cueva con entrada secreta a varios kilómetros de la aldea de la niebla, un joven de cabello azabache y ojos color obsidiana se preparaba para lo que conocía como el hurto de promoción. Básicamente, demostrar que tienes derecho a pertenecer al clan Uchiha no era tarea fácil. Pues no bastaba con haber nacido ahí y despertar el sharingan. Se necesitaban años de entrenamiento y una serie de misiones para ser considerado oficialmente parte del clan.

El pequeño azabache, era en cuestión el menor del puñado de Uchihas que quedaban con vida. Su naturaleza de omega nunca le fue mayor problema. A sus cortos doce años de edad aprendió a suprimir y controlar por completo su celo, a la edad de catorce ya podía ocultar por completo su naturaleza sin ayuda de ningún medicamento externo. Actualmente a sus dieciséis años, debía estar buscando a su destinado. Pero eso le traía sin cuidado, lo último que deseaba Sasuke era sentir sus hormonas taladrándole el intelecto.

Él tenía un plan para su vida, pasaría el examen y sería oficialmente un Uchiha. Después se abriría paso a las misiones de robo de información y asesinato. Descubriría quienes fueron los responsables de la masacre de su clan y los asesinaría de la manera más dolorosa de todas.

–Deberías olvidarte de ese examen, hermanito –Interrumpió en la habitación Itachi, el hermano mayor de Sasuke.

El azabache menor negó con la cabeza –No cambiaré de opinión –Respondió cortante.

El mayor colocó una mano sobre el hombro del menor en un último intento por hacerlo cambiar de parecer –Aún eres muy joven, busca a tu destinado. Ya habrá tiempo para que realices el hurto.

El rostro de Sasuke se ensombreció. Su hermano era de pocas palabras, pero cuando le decía algo escarbaba hasta lo más profundo de su ser –Ya te lo dije, renuncio a eso –Se mostró decidido.

Itachi unió un dedo índice con el medio y le pegó en la frente –Tonto.

El pequeño Uchiha se quejó del pequeño golpe y se acarició la frente. El mayor salió de la habitación dejándolo de nuevo solo. Con un suspiro se colocó la capucha y salió de la cueva.

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Las afueras de la aldea de la niebla

 

Los saltos que daba en las ramas de los árboles eran tan ágiles y delicados que apenas las hojas se movían cuando pasaba. Visualizó a lo lejos la pequeña aldea y a continuación hizo los cálculos necesarios.

El hurto consistía en robar a cincuenta personas sin que ellas se dieran cuenta. Para cualquier ladrón robarle a tantas personas en un lapso tan corto era ponerse la soga al cuello. Pero no para un Uchija, el truco del robo es que la persona no se entere que el objeto en cuestión ya no le pertenece.

Para Sasuke eso era pan comido. La mitad de su vida la había vivido como sus antepasados y sentía una profunda conexión con cada robo que realizaba. Sin embargo, después de la pequeña conversación con su hermano se sintió nervioso por primera vez en años.

Entró a un lugar obvio para realizar los robos, el mercado más concurrido de esa aldea. Más de doscientas personas pasaban allí por hora, al estar justo al lado del puerto era el lugar ideal para conseguir cualquier cosa. Desde cosas legales como comida, hasta traficadas como objetos malditos o partes del cuerpo de algún ninja débil. El menor respiró el aire con gusto, una mezcla de olores como pescado podrido y sal inundó sus fosas nasales. Para cualquiera esos olores eran desagradables, pero no para él. Porque entre esos olores estaba el olor a peligro e ilegalidad.

Caminaba entre la multitud mientras sus manos les quitaba objetos a los transeúntes  con una velocidad envidiable. Uno pensaría que el pequeño Uchija robaba al azar, pero si había algo que no dejaba Sasuke era las cosas a la suerte. El menor leía el lenguaje corporal como si se tratara de un diccionario.

Por ejemplo, un viejo borracho miraba distraídamente la retaguardia de una joven que trabaja junto con su madre vendiendo pescado. El hombre de avanzada edad le lanzó un piropo digno de un pescador – ¡Que me par ta un riasho! ¡Unaj jermosa sirena se ha col aldo enre los hu manos! –La jovencita ignoró al viejo y este escupió el piso –Estosh nillos de hora no respeyan a los maiores.

En cuanto el viejo levantó su mano para seguir bebiendo su licor se sorprendió al notar que su mano chocó contra su boca, pero la botella con el elixir que tenía momentos antes no estaba. Con extrañeza rascó su calva cabeza.

Sasuke tapaba distraídamente la botella y la guardó. Contó mentalmente cuarenta y nueve, en menos de una hora ya había estado a punto de terminar la misión –Como un juego de niños. No veo la hora que me asignen algo con una dificultad decente –Pensó.

Se detuvo un momento y abrió los ojos a mas no poder sorprendido por su golpe de suerte –Un ninja –Pensó –Lo suficientemente listo como para ocultar su olor, lo suficientemente estúpido como para quedarse parado con los ojos cerrados en medio de uno de los mercados con mayor actividad ilegal del país.

Se acercó sigilosamente como habituaba, en su cabeza repasaba la posibilidad de que se tratara de una trampa, o realmente ese rubio era un ninja muy estúpido – ¡Ni siquiera ha ocultado su insignia de la hoja!

Si se hubiera tratado de otra persona, el azabache hubiera desistido y hubiera robado a otra persona. Pero ese rubio lo atraía como abeja al néctar de una flor y lamentablemente no repasó en su cabeza la posibilidad de que esa atracción se debiera a cosas más… complicadas.

Ya era muy tarde para arrepentirse, su mano revisaba la pequeña bolsa que tenía el rubio en el bolsillo trasero. Tanteó con agilidad el interior de la misma y tomó lo que parecía un pergamino. Con la misma rapidez guardo el objeto en su bolso. Ahora solo quedaba irse, sin embargo lo que no calculó fue que un pequeño niño chocara contra su espalda empujándolo levemente hacia adelante.

El pequeño Uchiha tenía la habilidad suficiente para desaparecer en ese instante, pero justo al momento de chocar suavemente contra el rubio un olor entró en sus fosas nasales como un virus invadiendo rápidamente su cuerpo.

Su cuerpo se paralizó al mismo tiempo que sus pulmones se expandían, todos los confusos olores del mercado desaparecieron y dejaron en su lugar un penetrante olor a menta mojada después de una larga jornada de lluvia.

Intoxicado por el olor, su cuerpo reaccionó involuntariamente desprendiendo igualmente su aroma que desesperadamente buscaba para llamar la atención del alfa. Sin entender la razón, levantó la mirada para encontrar a su destinado.  Unos ojos color cielo se chocaron con los suyos. Sasuke pudo jurar que en ese momento vio el mar y el cielo unirse hasta ser uno solo.

El extraño aumento de chakra fue lo único que lo devolvió a la tierra. Sintió esa conocida presión en los parpados – ¡Mierda! –Pensó volviendo a la consciencia. Con toda la fuerza de voluntad que poseía emprendió una torpe huida. Con cada paso que daba alejándose de aquél chico un dolor inmenso comenzó a apoderarse de él.

No tardo en percatarse que estaba dejando un evidente rastro de olor. Gimió aguantando la respiración y se sorprendió al notar que su cuerpo sudaba como si hubiera peleado durante horas. Llegó a una fuente, confundido miró a su alrededor. Todos los colores se veían dolorosamente saturados, sentía que sus ojos explotarían del dolor que le producía ver. Sacó de su bolsillo una pequeña jeringa que guardaba para casos excepcionales como aquel. Se la clavó en la pierna ahogando un grito al sentir el efecto del medicamento.

La jeringa poseía un medicamento ilegal, ocultaba el olor y rastro de los omegas a un costo sumamente doloroso. El azabache sabía que utilizarla justo al momento de encontrar a su destinado podría darle consecuencias irreversibles, entre ellas la muerte. Abrió con esfuerzo sus ojos viendo el cabello del rubio avanzar entre la multitud –Lamento que sea la primera y última vez que nos veamos –Pensó para sí antes de que sus piernas empezaran a flaquear y su cuerpo colapsara. No llegó al piso cuando sintió que lo cargaban por el aire, no le hizo falta abrir los ojos para saber de quién se trataba.

El olor a madera de pino que usualmente lo reconfortaba esta vez lo estaba mareando –Ocúltalo, me da nauseas –Logró decir.

Itachi aumentó la velocidad alejándose a grandes saltos del lugar –Está oculto, lo estás buscando inconscientemente –Dijo con voz tranquila –Es uno de los efectos secundarios de la medicina.

El mayor de rostro impasible se mostró por primera vez preocupado, su hermanito había sido muy valiente y a la vez muy descuidado. Lo vigiló todo el tiempo, estaba seguro de que para el menor el lapso con ese ninja rubio debió ser largo. Pero la verdad es que fueron tres segundos exactos, se sintió culpable por no proteger a su hermano.

Un grito desgarrador a lo lejos hizo que el cuerpo de Sasuke se tensara y apretara instintivamente el cuerpo del mayor. El pequeño Uchiha vomitó sangre antes de caer en la inconsciencia.

Alejarse del destinado al momento de conocerlo es el rechazo más grande y es naturalmente casi imposible. Se requiere de una inmensa fuerza de voluntad para alejarse y de una gran capacidad para soportar el dolor. Por ley, el que rechaza sufre de primera mano más que el que es rechazado. A eso el pequeño azabache le sumó los efectos secundarios de la inyección. Que lamentablemente incluía aumento de sensibilidad a sus sentidos.

 

 

 

Escondite provisional del clan Uchiha

 

Ningún integrante del clan se sorprendió al ver ingresar a Itachi lleno de sangre y a su hermano entre sus brazos. Olieron la sangre de uno de los suyos a kilómetros –Encontró a su destinado –Afirmó Shisui al ver al pequeño.

Todos asintieron, era lo más lógico. Nadie con un perfecto control de su naturaleza se inyectaría una medicina ilegal si tuviera un plan B – ¡Que romántico! –Exclamó obito, recibiendo un golpe en la cabeza cortesía de Deidara.

Obito era un Uchiha algo especial. Luego de que una roca casi lo matara en un robo que salió mal comenzó a sufrir de doble personalidad.

El rubio que golpeó al alfa, no era ni más ni menos que la pareja del loco –Idiota ¡me sacas de quicio! –Dijo el único de cabellos claros. Deidara era el pobre omega cuyo destinado se le habían cruzado los cables.

–No estamos para sus estupideces –Regaño el azabache Shisui, la pareja de Itachi –Necesitamos actuar rápido o morirá.

Itachi llevó al menor a su cuarto y lo acomodo con cuidado en la cama. Llevó su mano a la frente de su hermano. Sasuke  abrió con esfuerzo los ojos, deliraba en fiebre.

El mayor se acercó al oído del pequeño –Tranquilo, traeremos al alfa aquí –Trato de tranquilizarlo. Le administró un sedante fuerte, con algo más que suerte el chico no moriría esa noche.

Salió de la habitación y entró a la pequeña guarida con los demás. Técnicamente Sasuke no falló la prueba y robo los cincuenta objetos. Ahora, según la tradición los miembros del clan debían revisar del botín.

Al pequeño Uchiha le solía gustar robar cosas extrañas, no le gustaba tomar joyas o dinero. Los pergaminos particularmente era su afición, podían estar llenos con mensajes secretos y codificados o simplemente estar en blanco y no valer nada.

En la mesa se podía ver claramente el gusto por los pergaminos que tenía el menor. Cinco exactamente, quince notas, tres libros pequeños, veinte esferas pequeñas que dan energía y chakra, seis armas ninja pequeñas y media botella de licor.

Obito tomo las esferas de energía – ¡Hubiera agarrado caramelos! – Comentario que hizo que se ganara otro golpe por parte del rubio. Tomó uno de los pergaminos aburrido y lo abrió. En ese momento su lenguaje corporal cambió, su manera de sentarse era más erguida –Que interesante –Murmuró en voz grave.

Los otros tres presentes le prestaron atención al instante. La segunda personalidad de Obito era seria, no se presentaba a menos que fuera absolutamente necesario.

–Tu hermano hizo un buen trabajo –Su ojo rojo brillaba tras su máscara –Este tipo de cifrado es muy elaborado.

Tiró todo lo de la mesa y expandió el pergamino en ella. Estaba en él una cantidad de sellos escritos en todos los tamaños y siguiendo formas en espiral. Un tipo de cifrado sumamente complicado, advirtiendo que cualquiera que intente violar los sellos para leer el texto moriría trágicamente. Pero un clan que ha dedicado siglos al robo de información un pergamino de ese tipo solo gritaba una cosa.

Itachi se tocó la sien preocupado, Shisui advirtió las emociones de su pareja –Debemos secuestrar al destinado de mi hermano.

 

 

Notas finales:

Esto es todo por hoy, a pesar de que básicamente es lo que ocurrió en el primer capítulo me pareció una buena manera de mostrar el punto de vista de Sasuke y además presentar al resto de su pequeño clan.

Como pequeño dato curioso: así como crearon drogas para ocultar por completo los olores es evidente que también crearan unas para oler y detectar aun si el ninja en cuestión está ocultando su naturaleza. Sin embargo, lejos de resultar beneficiosas resultarían hasta cierto punto doloroso en el mejor de los casos.

¡Muchas gracias por sus reviews!
Les mando un abrazo enorme :D


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