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[In]Moral por Kuzuryuu-chan

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La semana luego del incidente de la sala de profesores fue una época ocupada por el primer ciclo de exámenes. Sinceramente, Rengoku había querido ir y hablar sobre lo ocurrido con Tanjiro, pero tenía demasiadas obligaciones como profesor que cumplir.

Desde la mañana hasta la noche se quedaba en la escuela a altas horas a calificar exámenes y estaba demasiado cansado para pensar en otra cosa.

Hoy por fin daría el examen en el salón de Tanjiro. Se preguntó si el joven estaría nervioso. Ese día él se veía demasiado avergonzado como si le hubiera pillado en medio de una travesura y huyó de él.

Se quedó unos segundos pensativo frente al salón de primer año y entró.

Todos los alumnos se veían más seguros de lo que se habían mostrado con el resto de profesores. Probablemente estaban muy seguros de aprobar este examen. Era lo usual, para su sorpresa en su materia ningún alumno reprobaba. Hubo veces en que Tengen o Shinobu lo acusaban en broma de pasarle las notas a los alumnos, pero nadie se lo tomaba enserio sabiendo lo serio que llegaba a ser con sus clases.

— Buenos días chicos. Guarden sus libros de texto y saquen sus lápices, por favor. Daremos inicio al examen. —Rengoku dejó una pila de papeles en su escritorio y empezó a escribir en la pizarra las horas que duraría el examen.

Se concentró en ello y solo había terminado cuando sus ojos fueron por inercia hacia Tanjiro. Había esperado verlo de nuevo toda esa semana y no pudo contenerse.

Contrario a lo que creyó que vería, el chico lo estaba mirando fijamente. Eso llamo demasiado su atención. ¿No estaba tímido por lo sucedido la semana anterior? ¿Había sido una ilusión momentánea?

No, era imposible. Él no confundiría ese delicioso olor.

Se lamentó un poco. No podía negar que había esperado ver de nuevo la expresión adorable de aquel día.

Se quedó mirándolo tanto que termino por atrapar la mirada ajena y notó un leve rubor en las mejillas de Tanjiro. Aun así el chico no paraba de mirarlo. Sonrió para él, parecía que no se arrepentía de eso y su mirada le dijera que estaba planeando otra cosa. Tenía un aura decidida que le pareció demasiado atrayente junto a esos firmes ojos rojizos.

Ahora sin duda estaba bastante curioso por saber qué es lo que pensaba ese joven en estos momentos.

 

 

Nada fuera de lo normal ocurrió durante el examen. El transcurso del tiempo pasó con normalidad entre el horario de la escuela y por fin se dio el fin a la primera mitad del semestre.

Dejó una pila de exámenes en el escritorio de su oficina y se estiró sin perder el ánimo. «Debería revisar todo hoy, tengo que ahorrarme un poco de trabajo en casa. No quiero enojarlo de nuevo. » Recordó a su hermano menor Senjuro regañándolo ayer por verlo revisando pruebas hasta pasada la medianoche.

Su hermano por lo general era una persona dulce y cordial con la gente. Sin embargo, no le gustaba verlo sobre exigirse demasiado y eso provocaba que lo regañara cada tanto.

Estaba remangándose la camisa para empezar cuando percibió una sombra frente a la puerta. Él al instante reconoció el aroma floral. Detuvo sus acciones y se fijó en la puerta.

«¿Tanjiro?»

Antes de que siquiera tocaran se acercó y la abrió.

— ¡Ah…! P-Profesor Rengoku, ¿t-todavía está aquí?—El chico de cabellos burdeos lo miró con sorpresa. No parecía esperarse encontrarlo allí aunque era su oficina.

— Me quedé un tiempo más para pasar la nota de los demás. ¡Es bueno aprovechar que el sol sigue en lo alto para terminar una buena jornada! —Ignoró las intenciones del chico y sonrió para calmarlo. — ¿Me estabas buscando?

— Eh… yo… —La cara de Tanjiro se puso de un atractivo rojo. Se quedó mirándolo fijamente mientras notaba una variedad de expresiones pasar en su rostro. Al principio era feliz, luego se deprimió, después pareció estar serio y finalmente temeroso. Era divertido y adorable notar esos gestos de tan cerca que no podía dejar de verlo. Se quedaron unos minutos así hasta que Tanjiro de la nada se golpeó las mejillas con una fuerza preocupante y se decidió.  — ¡Profesor Rengoku! ¡Necesito hablar de algo importante con usted!

— Entra. —Concedió con facilidad dándole paso a la oficina.

— ¡S-Si!

 Él ingreso y Rengoku cerró la puerta. Le ofreció la silla al otro lado de su escritorio y Tanjiro aceptó sentándose rígidamente en ella. Tenía la espalda bien recta y un rostro extraño.

Podía sentir el olor de sus nervios. Era demasiado gracioso de ver, pero no quiso burlarse de su alumno. Ahora Tanjiro lo necesitaba y fuera lo que fuera tenía mucho interés en saber qué es lo que deseaba hablar con él a solas.

— ¿Deseas té? —Comento para aligerar su tensión. — Tengo un poco de té blanco que dejó Shinobu en mi oficina. Su sabor es suave así que podría gustarte.

— No es necesario, no se preocupe. Gracias. —Tanjiro rechazó con amabilidad y sonrió torpemente. Parecía tratar de animarse a relajarse. Sus manos se apretaron sobre sus piernas varias veces mostrando todo su nerviosismo y suspiró antes de hablar. — Profesor Rengoku, sobre lo que quería hablarle…

— ¿Si?

— Yo… —«¡Tú puedes, Tanjiro! Solo dile la verdad. Es el profesor Rengoku, él no dirá nada malo. Solo sé sincero y dile que tú crees que él y yo somos… si, ¡desde allí! ¡Yo puedo! ¡Yo puedo!»— ¡Me gustas!

— …

«¡No, de allí no!» El rostro de Tanjiro que por fin había vuelto a su color normal volvió a sonrojarse. Se cubrió la boca al darse cuenta que había revelado la verdad incorrecta.

Había estado conteniendo un revoltijo de sentimientos por su profesor desde que ingreso a la secundaria y había tratado de ser lo más discreto posible al mostrar su afección por él. Ahora todo su esfuerzo había tocado el suelo por sus estúpidos nervios.

— ¿Kamado…?

— ¡No, a eso no me refiero! —Trato de contradecirse con desesperación. — Ósea sí, pero no quería decir eso ahora. A decir verdad, yo… yo…

— Está bien, respira. No te alteres. —Rengoku percatándose del desequilibrio que estaba sufriendo su alumno se acercó a él y le dio unas palmaditas en la cabeza. Estaba tratando de hacerse el fuerte mientras sentía el corazón a mil debido a la confesión tan apasionada de Tanjiro. Le hablo con suavidad como si fuera la cosa más frágil que existía y le sonrió con cariño inconsciente: — ¿Eso era lo que querías decirme?

La voz ronca de Rengoku hizo cosquillas a Tanjiro que sin querer al verlo sonreírle con tanto afecto se puso a llorar de pena.

«No es justo, si me miras así me haces sentir especial.» Estaba tratando de reclamarle, pero las palabras no llegaban a su boca. El aroma de su profesor que ahora estaba tan cerca de él siempre era agradable, cálido y confuso.

Él que podía entender a la gente mediante su olor nunca pudo llegar a comprender los sentimientos de esta persona. Cada vez que se miraban o hacían contacto limitado el aroma a canela y manzana acaramelada quemaba su nariz con una intensidad dulcemente dolorosa justo como ahora.

Era una emoción extraña que evocaba dentro de él cuando estaban juntos, ¿eso era amor o un cariño por su alumno? Se preguntaba si esta amabilidad nacía de esos sentimientos o era una cualidad suya.

No lo sabía. O tal vez, se negaba a entender un secreto dentro de ellos.

Por el momento sollozó en silencio sintiendo las caricias suaves en su cabello aprovechando a percibir esas agradables feromonas que lo hacían sentir tranquilo.

 

 

— Gracias por el té. —Una vez ya más calmado y con la cara lavada se sintió más aliviado que al principio. Tenía una taza de té a medio beber entre sus manos y Rengoku se había sentado frente a él con una sonrisa suave todo el tiempo.

— ¡Cuando gustes!

— Yo no vine a declararme. —Suspiro sintiéndose tonto. — Quería hablarle de otra cosa…

— Creo que sé de lo que quieres hablar. —Esta vez Rengoku tomo la delantera y decidió sacar el tema. — Pensé que no lo sentirías, pero parece que tienes buenos sentidos.

— ¿Entonces usted también lo notó?

— Si, —asintió— desde el primer día que nos vimos. Eres mi destinado.

Lo confirmo con una confianza abrumadora. Tanjiro lo miro con incredulidad y volvió a quedarse sin palabras. Había supuesto que él había sido el único en notarlo, pero no tuvo el valor de decirlo. Sentía que era demasiado increíble ser pareja de esta persona.

El profesor Rengoku era un alfa bastante popular en la escuela y había muchos omegas que fantaseaban estar con él. Decir repentinamente que “él era su pareja” podría ser tomado de forma despectiva o una persona fantasiosa por el resto de alumnos.

Ahora que él mismo Rengoku le estaba diciendo esto se sintió mejor. No había sido una ilusión. Ambos eran destinados.

— Pero no pienso salir contigo.

— ¿Qué? —La burbuja interna se rompió de repente y su expresión risueña se derrumbó. — ¿Por qué no?

— ¡Porque eres mi alumno! —Aclaró con una sonrisa. — Está fuera de las normas de la escuela una relación entre un profesor y un alumno.

— Eso es verdad. —«Sería un problema para el profesor si lo ven saliendo con un menor…» Tanjiro se desanimó. Se había armado de mucho valor para llegar allí y confesarle la verdad además que ahora sus sentimientos ahora estaba al descubierto. Sin embargo, no quería ser alguien problemático para la persona que le gustaba tampoco.

Su expresión triste como un cachorro lastimado hirió una parte del corazón del alfa y sintió que era mejor decir lo que pensaba.

— Es por eso que si tus sentimientos por mi siguen hasta tu graduación me gustaría intentarlo.

— ¿Eh?

Se arrodilló frente a él y lo miro directamente a los ojos buscando mostrarle la sinceridad de sus palabras.

— Yo también quiero salir con Tanjiro. —Se sonrojó suavemente cuando bajo un poco la barrera de profesor para ser más sincero. Sabía que era mucho pedir para un adolescente, aun así no podía evitarlo. — ¿Qué te parece? Sé que probablemente sería mucho tiempo y no te culpo por querer tener otra pareja debido a esto, pero quería decirte esto una vez con sinceridad.

— ¿Entonces puedes seguir gustándome?

— Si. —Rengoku no se esperó esa pregunta tan sincera. Inconscientemente se rio y asintió.

Los ojos de Tanjiro se iluminaron con una nueva esperanza. Su gesto se volvió brillante mientras una sonrisa afectuosa se reveló en sus labios y respondió:

— ¡Cuide de mí hasta entonces, por favor!


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