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Emperor’s Crown por yellowmuffy

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Notas del capitulo:

Los rumores corren por los pasillos de palacio... ¿A oídos de quién llegarán?

Disfruten su lectura!!

 

--[4]--


 


Desde esa noche, las visitas del emperador a la residencia del príncipe consorte ahora eran más frecuentes, pero Tao no parecía tan afectado como la primera vez. Una de dos o al fin se había acostumbrado a la crueldad de Sehun o había aprendido a mentirles. Porque el hombre no había dejado de ejercer violencia contra el príncipe chino y eso Xiumin lo podía comprobar siempre que, cuando lo ayudaba a tomar un baño, su piel exhibía una nueva marca donde antes no la había. 


Y ahora debía sumar a todo los desagradables rumores que corrían por la servidumbre del palacio. 


- Yifan -Llamó Xiumin al menor cuando ambos almorzaban en la cocina. 


- ¿Qué sucede? -Preguntó el aludido. 


- Sé que no es correcto escuchar chismes en el palacio pero oí un rumor esta mañana. Es sobre el rey. 


Eso captó la atención del soldado. 


- Creo que Luhan está teniendo un amorío con el rey -Confesó el sirviente en un susurro muy quedo.


-¿Estás seguro? -Yifan también bajó su tono de voz. 


- Sí, me lo dijo ayer una de las sirvientas del antiguo príncipe consorte. Dijo que vio al emperador entrar en los aposentos de Luhan por la noche y que esto lleva sucediendo desde antes de que llegaramos. 


Yifan apretó fuertes sus puños, si eso era verdad las acciones de Luhan eran consideradas una traición. Se puso de pie de un salto, sin terminar su desayuno. 


- ¿A dónde vas? -preguntó Xiumin sorprendido. 


- A ver a Luhan -dijo Yifan antes de ponerse en marcha, dejando a un preocupado Xiumin a su espalda. 


Yifan no quería creer que lo dicho por Xiumin fuera cierto. Pero que corrieran esos rumores por los pasillos significaba que algo de verdad debía existir detrás de ellos. Sin importar lo que fuera debía aclararlo con Luhan de inmediato, antes de que los rumores se extendieran y llegaran a oídos de Tao. 


Justo estaba por dar la vuelta por uno de los corredores que daban hacia la residencia del mensajero cuando escuchó la voz de Luhan. 


- No me gustaría seguir tomando el tiempo de su majestad -Decía en un tono juguetón. 


Yifan se acercó unos pasos más sabiéndose oculto por la estructura del edificio, pero apreciando mejor a las dos figuras que caminaban a paso lento por el otro pasillo. 


Frunció el entrecejo. Era demasiado temprano para que eso fuera una reunión oficial.


- Yo decido cómo y con quién es preciso gastar mi tiempo -Le respondió el rey minutos después rozando de manera discreta los dedos del mensajero- Espero verte más tarde.


Luhan sonrió y asintió. 


- Sí, majestad -aceptó. 


Sehun miró a su alrededor buscando alguna mirada intrusa, sin encontrar la figura de Yifan perfectamente oculta. Y, una vez que se sintió seguro, el rey besó a Luhan en los labios. El roce fue dulce y delicado, casi cuidadoso. 


La sangre le hirvió a Yifan ¿Cómo ese hombre se atrevía a mostrar ternura frente a un amante, cuando no mostraba más que crueldad contra su propio esposo? ¿Qué buscaba Luhan con seducir a un hombre como ese? Esperó a que se separaran y cuando el emperador se hubo marchado sin dejar rastro. Fue al encuentro de Luhan. 


- General Wu -El mensajero lo recibió con una reverencia. 


Con un fuerte estruendo Yifan golpeó la mejilla de Luhan. 


- ¿Acaso ya no tienes lealtad? -Le reclamó dejando al más bajito helado en su lugar- ¿O el amor te ha quitado tu sentido del honor?


Los ojos de Yifan ardían en cólera y el otro no pudo más que apartar la mirada. 


- Tu único deber era cumplir como mensajero y cuidar del príncipe Tao ¿Cómo pudiste traicionar a tu emperador de esa manera? ¡Dejándote seducir por el rey Sehun!


- No lo pude evitar ¡Aún no puedo evitarlo! Lo amo y no puedo dejar de hacerlo ¡Tú más que nadie deberías de saberlo! ¡Después de todo has estado enamorado del príncipe Tao desde hace años!


El poco control que quedaba en Yifan se perdió y en un sólo movimiento tomó al menor del cuello de su ropa y lo estampó contra la columna de madera más cercana que tenía.


- No te atrevas a poner en duda mi honor o el del príncipe. ¡Yo sí conozco mi lugar! ¡Jamás me atrevería a cruzar esa línea y tú tampoco deberías! -Lo soltó.


- ¿Y qué se supone que haga ahora? -se defendió Luhan. 


- No sé lo que harás tú, pero yo debería informar de esto al emperador Zhoumi, él es quien debe decidir por tu destino y te aseguro que en el peor de los casos tú y todo tu clan recibirán el castigo. 


Los ojos de Luhan se abrieron con horror, contemplando por primera vez las posibles consecuencias de lo que había hecho. 


- No por favor -Rogó tirándose de rodillas en el suelo- Mi familia no, por favor. 


- Ahora sí te preocupa tu familia… -Bufó Yifan sin poder creer que tan bajo había caído el otro como para poder rogar tan fácilmente. 


- No se lo digas a nadie, por favor -Luhan aferró las ropas del general y como último intento dijo- Prometo mantener mi distancia, pero por favor ten piedad. No lo hagas por mí, hazlo por Tao, sólo piensa en lo mal que se sentiría si se entera de esto. Te lo ruego. 


- Cómo te atreves a mencionar así al príncipe consorte ¡Tienes si quiera una idea de lo que provocaste! -Apretó sus puños con fuerza conteniendo las ganas de golpearlo- Tu príncipe, a quien tú debías procurar, sufre todas las noches a manos del hombre a quien dices amar y todo es por tu culpa, por robar el corazón de un hombre que no tiene consideración por nadie más que por tí ¿Estás contento con eso? ¿Estás satisfecho disfrutando de una felicidad que no te pertenece? 


No, la respuesta era no. Pero Luhan no hizo más que guardar silencio, mirando el suelo. 


- Si te queda algo de conciencia, espero que ahora sí cumplas tu palabra. Porque si escucho más rumores sobre tí y el emperador te juro que yo mismo me encargaré de tí y cada una de las generaciones del clan Lu. 


 


-----


 


Luhan no supo cuánto tiempo se quedó en ese lugar sentado, perdido en su mente. Hasta que unos sirvientes llegaron y le ayudaron a ponerse de pie. 


- ¿Está bien, señor? -Le preguntaron. 


- Sí, estoy bien -respondió Luhan sin dar muchas explicaciones y se puso en marcha. Ese día tenía mucho por hacer así que sin pensarlo mucho se dirigió a su estudio con la intención de reducir la correspondencia que hacía falta por revisar. Pero por más que repasaba los documentos una y otra vez, no entendía nada de lo que decían. Su mente estaba demasiado inquieta como para concentrarse. 


Y como castigo de los cielos, justo ese día recibió la visita de la persona a la que menos deseaba ver en ese momento.


- Luhan-ge -El príncipe Zitao se acercó a él a paso rápido, impidiéndole escapar como lo había planeado.


- Buen día, alteza -Lo saludó con desánimo, sin atreverse a mirarlo. 


- ¿Ha llegado alguna carta de mi hermano? -Después de la primera carta que había llegado a sus manos, otras tres le habían sido entregadas cada una con máximo una semana de separación de la otra, pero después de eso los envíos habían cesado. Por ese motivo Tao había decidido que lo mejor era preguntar directamente al mensajero.  


- No, ninguna -Luhan levantó la mirada y se congeló. 


Tao iba con ropa ligera, poco estorbosa, claramente hecha para facilitar el movimiento durante el entrenamiento. Sus brazos descubiertos por completo. 


Por primera vez Luhan vio los moretones que se asomaban en la piel del príncipe consorte. Y al observar con detenimiento notó también que en los ojos dónde antes había un brillo de entusiasmo y desafío, ahora no había más que vacío y un matiz de melancolía. Aquel a quien el emperador Zhoumi se refería siempre como la luz del imperio estaba completamente apagado. Pero... ¿Sehun había hecho eso? ¿El mismo Sehun que acariciaba su piel por las noches como si del tesoro más preciado se tratara? O que siempre procuraba llenarlo de detalles y dulces besos cuando se encontraban fuera de las miradas indiscretas. Esa no podía ser la misma persona ¿Era eso por su culpa? 


- ¿De verdad? ¿Ninguna? ¿Ni siquiera un mensaje para mi? -Insistió el más alto. 


- No, lo siento. 


- No lo molestes Tao, mejor dejémos a Luhan trabajar -Intervino Xiumin, atribuyendo el silencio de Luhan al trabajo- Yifan ya debe estarnos esperando en el campo de entrenamiento. 


- Crees que puedas enviar esto a mi hermano -Tao le extendió algunos lienzos delicadamente doblados y una carta sellada. 


- S-sí alteza -Le tembló un poco la voz, cuando los recibió- Yo se los haré llegar. 


- Gracias Luhan-ge -agradeció el príncipe antes de salir apremiado al encuentro con su guardián. 


Cuando al fin estuvo solo Luhan miró el techo, como en búsqueda de una respuesta a sus problemas. ¿Qué debía hacer? ¿Creer las palabras de Yifan o confiar ciegamente en la persona que creía amar? ¿Traicionar a su nación o a su corazón? ¿Sufrir en esta vida o en la siguiente?


Una lágrima se escapó de sus ojos recorriendo su mejilla con lentitud. 


Colocó una mano sobre su pecho justo sobre el latido de su corazón, su destino no era ser feliz en esta vida, lo sabía. El deber estaba por encima de todo, no podía partir de esta vida si tenía arrepentimiento en su corazón, si perdía el poco honor que le quedaba de esa manera. Si hacía pagar a inocentes por sus pecados. Por más que deseara estar con Sehun, el rumbo ya estaba marcado, no podían estar juntos. 


Se armó de valor y con un movimiento limpió las pocas lágrimas que se atrevieron a bajar por sus mejillas. Había tomado una decisión. 


La siguiente visita que recibió fue la del mismísimo rey esa tarde. 


Cuando Sehun se acercó hasta él y rozó con las yemas de los dedos la delicada piel del cuello de Luhan, él solo pudo sentir escalofríos al recordar los moretones de Tao. 


- Lo siento, su majestad -con delicadeza el mensajero apartó su mano y puso distancia entre ambos- Tengo asuntos que atender, perdóneme. 


Y sin más conversación que esa huyó de su presencia. Sin evitar sentir una punzada en el pecho al ver el gesto de decepción en el rostro del rey. 


 


-----


 


Estaba molesto, Luhan lo había rechazado y por más que intentó buscarlo para aclarar qué estaba pasando, no pudo dar con él en toda la ciudad imperial. Claramente lo estaba evitando. 


Soltó un bufido molesto y cambió la dirección de sus pasos hacia el salón del príncipe consorte. Pero no había nadie, únicamente logró encontrar al maestro de etiqueta de su esposo y uno de sus ministros que conversaban en uno de los jardines cercanos.  


- ¿Dónde está Zitao? -preguntó el rey a su ministro. 


- ¿Él príncipe consorte? -Si Suho lo pensaba con detenimiento, ese día no había tenido noticias de Zitao en absoluto. 


- Está en los campos de entrenamiento -Fue Kyungsoo quien respondió. 


- ¿Y qué hace en los campos de entrenamiento? -Eso sólo resultó más molesto para el monarca, odiaba tener que gastar el tiempo en su esposo. 


- Al parecer el príncipe practica artes marciales. 


- ¿Quiere que le mande a alguno de los sirvientes a traerlo? -Se apresuró Suho a preguntar. 


- No es necesario, yo iré -Aquello había despertado la curiosidad de Sehun. 


- Permitame acompañarlo, majestad -Solicitó el ministro siguiendo de antemano sus pasos. 


El trayecto fueron largos minutos de silencio, a pesar de los infructuosos intentos de Suho por amenizar su camino con una conversación. 


Cuando llegaron al campo de entrenamiento el sol estaba alto en el cielo, por supuesto que al instante sus sirvientes se acercaron a él con una sombrilla para resguardarlo, pero él los apartó con un simple gesto de su mano. Sus ojos puestos en las dos personas moviéndose en medio del campo abierto.  


Tao propinaba golpes certeros que eran perfectamente bloqueados por el soldado, en una batalla reñida. Hasta que el menor logró acertar una patada en el costado del general, costándole el equilibrio de sus piernas. Pero, haciendo uso de sus ágiles reflejos, Yifan fue capaz de atraparlo en el aire en el momento justo, antes de que se lastimara. 


- ¿Cuánto tiempo lleva viniendo aquí? -Preguntó Sehun sin apartar la mirada. Celoso de los movimientos tan cercanos y de cada uno de los roces que tenían a lo largo de aquella danza. 


- Por lo que he escuchado, casi desde su llegada. Siempre viene a practicar acompañado del general Wu.


- ¿Por qué nadie me lo ha informado antes?


- Usted pidió que se hablara del consorte lo menos posible, su majestad. 


Eso era verdad, pero aún así debía haber un culpable para descargar su ira. 


- No quiero que se acerque a mi esposo –dijo el joven monarca, observando cómo su esposo le sonreía al guardia Wu antes de reanudar su pelea. Cosa que con él jamás había hecho- Desháganse de él -ordenó.


- No creo que sea lo correcto, su alteza –Suho intentó que el emperador reconsiderara su petición- Es parte del acuerdo entre naciones que el General Wu se haga cargo de la seguridad y vigilancia de su esposo.


La expresión del monarca permaneció inmutable.


- Entonces rómpanle las piernas a mi amado esposo - Fue la sentencia de Sehun- Al menos así tendrá que quedarse en su habitación por algún tiempo y no habrá mucho que tenga que cuidarle. Y asegúrate que parezca un accidente.


- ¿Señor? –La mirada de Suho se clavó con asombro en el monarca.


- ¿Acaso tengo que repetirte lo que dije? –Aquellas palabras corrieron como agua fría por la piel del ministro, dándole escalofríos.


- No, su alteza. Me encargaré del asunto de inmediato.


Suho lo sentía mucho por Zitao, él mismo no se consideraba una persona injusta,  mucho menos cruel, pero en una situación como esa, era obedecer al emperador o hallarse muerto mañana con su cabeza colgada en las afueras del palacio.


 


-----


 


La práctica había terminado y ahora los tres se dirigían de regreso a los aposentos del príncipe cuando, mientras bajaban el último tramo de una de las escaleras, detrás de ellos avanzó unos de los eunucos apresurado, golpeando a Tao en el proceso justo cuando iba a dar el siguiente paso, haciéndolo perder el equilibrio y caer por los escalones que les quedaban. Por suerte, la experiencia con las caídas durante sus prácticas ayudaron a Tao a aterrizar sobre su costado, evitando un impacto fuerte en su cabeza. Aunque evidentemente su tobillo no tuvo tanta suerte. 


- ¡Tao! -gritaron sus dos sirvientes al mismo tiempo, corriendo a auxiliarlo. 


Y después de analizar su estado un segundo, Yifan lo tomó en brazos, evitando que nadie más se le acercara y lo llevó con rapidéz con el médico real. El cual, quedó completamente sorprendido al verlos entrar. 


- ¿Quiénes son ustedes? -preguntó el hombre molesto por la intromisión.


Yifan depositó a Tao sobre la mesa de exploración con sumo cuidado y después respondió. 


- Wu Yifan, general de la armada China y guardián de su alteza real, el príncipe consorte Huang Zitao -Se presentó a si mismo y después a Tao- Ha tenido un accidente ¿Puede revisarlo?


El médico se quedó mudo, por su apariencia y vestimenta tan sencilla, jamás habría imaginado que ese era el príncipe consorte. Se veía totalmente diferente a cuando lo vió en la ceremonia de bodas. Pero ahora que lo miraba con detenimiento, estaba más que claro de quién se trataba. Aquellos rasgos eran demasiado característicos. 


- Perdóneme, alteza. Debo ser muy tonto como para no reconocerlo -Se excusó inclinándose en una reverencia- Soy Choi Siwon, médico real, a su servicio. 


Tao asintió, sin darle mucha importancia, centrado más bien en el dolor que sentía. 


Siwon lo notó y comenzó a alistarse para atenderlo. 


- Necesito que espere afuera, general. El sirviente se puede quedar -señaló a Xiumin. 


Yifan obedeció, no sin antes dar un apretón de consuelo en el hombro de Tao e intercambiar miradas con Xiumin. 


Teniendo al fin la privacidad que necesitaba, el médico recorrió con la mirada los moretones en el cuerpo de Tao, algunas más recientes que otras y el enojo brotó por sus ojos. Xiumin lo notó, pero no dijo nada. 


- ¿Cómo sucedió esto? -El médico Choi señaló su tobillo y las demás heridas. Procediendo a tocar con sumo cuidado el pie herido del noble. 


- Fue un accidente ¡Auch! -respondió Tao, apartándose en reflejo cuando tocó el área inflamada- Todos fueron accidentes durante la práctica de combate -evidentemente estaba mintiendo. Pero Siwon no lo iba a presionar. 


- ¿Se lastimó algún otro sitio?


- Un poco el costado al caer, aunque me duele un poco el estómago -Tao señaló su flanco derecho y sobó un poco la piel por debajo de su ombligo- es sólo una punzada. 


Aquello despertó en el médico una sospecha. 


- Voy a necesitar que se quite algo de ropa para revisarlo mejor. Al menos la parte superior.


De inmediato Tao se mostró renuente, la única persona que siempre le pedía los mismo era su esposo y nada bueno pasaba después. Además de que las peores marcas dejadas por Sehun se escondían en su espalda, cadera y muslos; y no creía prudente mostrarlas a un desconocido. 


Siwon notó su desconfianza y empatizó con el chico, seguramente había vivido cosas horribles en los últimos meses como para sentirse tan inseguro frente a un médico. 


- ¿Su nombre es Huang Zitao? -preguntó suavizando un poco la voz- Yo conocí a su hermano, hace años, la última vez que vino a Corea. -Le contó tratando de ganar un poco de su confianza- Entonces usted todavía no nacía y Zhoumi sólamente era el príncipe heredero. Fuimos bastante cercanos, hasta que tuvo que irse. Él incluso me regaló esto -Le mostró un amuleto que colgaba de su cintura, que efectivamente poseía el símbolo de su hermano- No puedo creer cómo pasa el tiempo. 


Eso tranquilizó un poco a Tao. Si era cercano con Zhoumi-ge era imposible que fuera una mala persona y, ayudado por Xiumin se retiró la parte superior de su ropa. 


Y cuando estuvo listo, Siwon prosiguió a tocar su abdomen, deteniéndose varios minutos en repasar su vientre bajo, no el sitio del golpe a su costado. 


- Justo como pensé -Susurró por lo bajo. 


- ¿Está todo bien? -Preguntó Tao, preocupado. 


- Eso parece -Anunció el médico retirando sus manos- Pero de ahora en adelante creo que lo mejor es que deje el combate por unos meses y guarde reposo en cama por lo menos unas semanas. Felicidades, alteza, está esperando un heredero. 


Tao se quedó helado en su lugar. Iba a tener un bebé, pero no cualquier bebé, uno suyo y de Sehun. Su hijo era el príncipe heredero de una nación entera, iba nacer teniendo una responsabilidad más grande que incluso la que él mismo tenía. En lugar de emoción era miedo lo que sentía por esa noticia. 


- Por el tamaño, está cerca de los cuatro meses, debería venir a este mundo a inicios de la primavera. Iré a verlo dentro de unos días a su residencia para ver cómo sigue su tobillo. Por lo mientras colocaré un vendaje y le daré unas hierbas para el dolor. 


Limpió sus manos y volteó hacia el sirviente del príncipe. 


- Usted, por favor mande a alguien a avisar al rey de las buenas noticias -Ordenó Siwon a Xiumin, que obedeció con algo de duda sobre dejar a su señor sólo después de recibir una noticia como esa. 


El médico Choi miró alrededor asegurándose que no quedara nadie y se acercó a Tao. 


- Alteza -Susurró el hombre, quizá acercándose demasiado, tomando sus dos manos entre las suyas- No importa cómo haya pasado esto, ese bebé dentro de usted es suyo, nadie se lo puede arrebatar o obligarlo a tenerlo, si usted no lo desea. Tenga mucho cuidado y cuente conmigo -Zitao lo miró extrañado ¿Porqué el médico le decía esas palabras? ¿Por qué mostraba tanta amabilidad?- Por favor, si necesita algo, no dude en buscarme, no importa lo que sea. Y si tiene algún otro accidente -Señaló la marca morada en sus muñecas- Venga aquí de inmediato. 


La expresión del médico era muy seria, estaba claro que hablaba con sinceridad. 


Tao asintió en silencio, notando por primera vez algo familiar en el hombre frente a él, pero no pudo descifrar de qué se trataba. 


- Gracias -La voz de Tao sonó al fin, justo cuando el médico se dió la vuelta para preparar sus medicinas. 


 


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- ¿Cómo está? -Preguntó Yifan preocupado en cuanto vio a Xiumin saliendo de la estancia, no pudiendo esperar un segundo más para saber de la condición de Tao, más aún al observar la mirada preocupada en el mayor.


Xiumin soltó un suspiro.


- El médico dice que su tobillo está muy lastimado y no podrá moverse en  bastante tiempo, pero con reposo es más que suficiente para que sane.


- Esas son buenas noticias.


- Aún hay más Yifan, parece que los dioses al fin bendijeron a la pareja real con un nuevo heredero. Si todo va bien nacerá para la primavera. 


El alma de Yifan cayó hasta sus pies. Ahora es cuando empezaban los verdaderos problemas. 


 


-----


 


Esa era una noche fría y oscura en la ciudad imperial de China, las nubes habían decidido eclipsar la luna y las estrellas por completo y el cambio de estación había atraído corrientes de aire heladas. A pesar de ser más de media noche, el emperador se encontraba en su estudio, esperando por noticias de su consorte, en compañía del eunuco en jefe. 


Esa misma mañana hasta él llegó la noticia de que Xianhua había iniciado con labor de parto de manera temprana y sin posibilidad de detenerlo. Era demasiado pronto, le habían confesado varios de los eruditos que llevaban consigo la noticia, sería una suerte que el niño sobreviviera. Pasadas unas horas las cosas sólo empeoraron, efectivamente el recién nacido había nacido muerto y para agregar un peso más a la tragedia su esposo había tenido una hemorragia que no parecía tener final. Lo más seguro es que también lo perdiera esa noche, le dijeron después los mensajeros. 


Así había pasado el transcurso del día, entre una noticia y otra, oscilando en la incertidumbre. Ocupando su mente en los asuntos que quedaban pendientes por resolver y sopesando las posibilidades que tendría en el peor de los desenlaces. 


- Su majestad -El jefe eunuco llamó su atención- El médico imperial está aquí. 


Zhoumi suspiró. 


- Déjalo pasar. 


Las puertas del salón fueron abiertas y el médico ingresó. 


- Majestad -Saludó el hombre dando una reverencia- El consorte Lau ha sobrevivido, ahora mismo ya ha recuperado la conciencia, pero me temo que para salvarle la vida tuvimos que llegar al extremo. Su alteza el consorte Lau no podrá tener más hijos, su majestad. 


Zhoumi no mostró ningún signo de turbación ante el médico. 


- Su vida es más importante -dijo- Vigilen su estado hasta que esté completamente recuperado. Infórmeme cualquier cambio que haya -hizo un gesto para que se retirara. 


- Sí, majestad.  


El hombre dió una última reverencia antes de salir. 


- Mis condolencias, su majestad -habló el eunuco que aún permanecía a su lado. 


Aquello cambiaba el tablero para los dos participantes. Pero para su suerte le permitía hacer un último movimiento para intentar salvar la partida. 


- Esto lo cambia todo -susurró el emperador más para sí mismo que para su sirviente. 


- Considero que lo mejor para su majestad es tomar una concubina que si pueda darle un heredero lo antes posible...


Lo había pensado con anterioridad, pero bien sabía que el clan Lau no permitiría la humillación de Xianhua de esa manera, antes se encargarían de asesinar a todas las candidatas, que dejarlo casarse con alguien más. 


- No será necesario -Dijo el monarca en voz alta, deteniendo su tren de pensamientos- Hoy nombraré a mi siguiente heredero. Necesito hacer un decreto. 


Atendiendo a su petición, el eunuco fue en búsqueda de papel y tinta, acomodándose frente al emperador, listo para escribir. 


Zhoumi caminó por la habitación, meditando sus próximas palabras, hasta que por fin formuló aquello que quería que fuera plasmado en papel. 


- Por el presente medio y con el fin de hacerlo público para todos los habitantes de China, yo el emperador Huang Zhoumi, nombro al príncipe Huang Zitao como mi sucesor. Y lo reconozco como producto de mi propio vientre, como mi legítimo hijo, mi primogénito, no mi hermano. 


El pincel en manos del eunuco vaciló un segundo. 


- Su majestad-Lo miró atónito. 


- Termina de escribirlo y que sea anunciado por cada rincón de la ciudad. 


Sabía que estaba provocando a la bestia, que probablemente estaba llamando a la puerta de su propia ruina, pero también le estaba dando una oportunidad de supervivencia  a su dinastía. 


 


-----


 


Más pálido que el pergamino, Xianhua lloraba desconsolado sobre las mantas de su cama. Hangeng sentado a su lado con el fin de ofrecerle algún consuelo. 


- Me remplazará, estoy seguro. Se deshará de mí. Todos nuestros planes han sido arruinados. Le he fallado a nuestro clan. Soy una deshonra. 


Casi perdía a Xianhua, habían sido largas horas en velo afuera del salón donde reposaba su hermano y ninguna noticia había llegado del emperador. Lo más seguro es que Huang Zhoumi se estuviera aprovechando de la situación para tratar de deshacerse de ellos. Tenían que actuar y el momento era ahora. Ser la presa o el cazador. 


- No te preocupes didi, yo me encargaré de esto. Tu sufrimiento no será en vano, este reino será tuyo. El imperio de los Huang caerá mañana con el sol -Sentenció el soldado completamente decidido. 


 


[ . . . ]

Notas finales:

La verdad ha sido revelada y los celos de Sehun están cruzando la línea ( 0 o 0)!! Qué sucederá ahora?? 

Como pueden ver esta vez he actualizado un poco antes de lo habitual y eso es porque estoy planeando subir dos capítulos por semana, qué les parece?? Les agrada la idea?? 

Últimamente me he sentido más inspirada que en otras ocasiones, sobre todo después de haber terminado los capítulos que tenía atrasados de Chuang 2020. No sé ustedes pero ver a Luhan, Kris y Tao juntos de nuevo llena mi corazón de felicidad!! Espero que cada uno de los 12 siga teniendo éxito en sus carreras... jajajaja ya me puse emocional, mejor dejémoslo así. 

Gracias por leer!! Nos leemos en el siguiente capítulo!!

Matta nee-~!!


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