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Emperor’s Crown por yellowmuffy

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Notas del capitulo:

Momento de reencuentros, aliados y planes de revancha.

--[8]--

 

 

 

- Lo siento mucho, majestad. Un batallón desconocido nos interceptó en la frontera justo cuando estábamos listos para  emboscar al príncipe -Jongin se encontraba de frente al rey y el antiguo príncipe consorte- Hemos perdido su rastro por completo y no podemos internarnos más en el territorio Chino.

 

Al escuchar el anuncio del general los puños de Sehun se apretaron con fuerza. Tao se había escapado de sus manos otra vez. Pero ¿Quién se atrevía a interferir con su equipo de búsqueda? ¿Sería la misma persona que había liberado al esclavo de su esposo días antes? 

 

- Puede retirarse, general -Fue Kyuhyun quien dió la orden al moreno, que no espero ni un segundo para obedecer. 

 

- No puedo creerlo -dijo Sehun masajeando sus sienes con fastidio, una vez estuvo a solas con su madre, quien últimamente pasaba demasiado tiempo pegado a él con la excusa de cuidar de su salud. 

 

-Está bien, hijo -Kyuhyun sirvió un poco de té calmante en la taza vacía del menor- Al menos ahora tenemos la certeza de que se encuentra en territorio chino. Sólo ten paciencia y verás que las noticias de él llegarán a nosotro por sí solas. 

 

Paciencia, eso era algo que Sehun no tenía, pero la razón siempre daba la casualidad de estar de lado de su madre. Tendría que aceptar su consejo esta vez. 

 

Por su parte Kyuhyun no podía sentirse más intranquilo que nunca. Esos últimos días Sehun y sus impulsos habían sido muy difíciles de manejar. Era como si con su huída Zitao no sólo se hubiera llevado al heredero de Corea con él, si no también la sensatez de su hijo. Kyuhyun lo conocía demasiado bien y sabía que el origen de ello yacía en lo persistente que podía ser su hijo al aferrarse a sus caprichos. Amaba lo que no podía tener, lo que representaba un reto y lo que le pudiera enaltecer. Ahora mismo la figura de Huang Zitao representaba esas tres cosas y mucho temía Kyuhyun que Sehun no pararía hasta obtener lo que quería. Solo esperaba que la obsesión que ahora corría por las venas del monarca en relación al noble chino, no terminara por pasarle factura a todo el reino. 

 

Tenía un muy mal presentimiento. 

 

 

 

-----

 

 

 

Nada más cruzar la frontera y llegar a la primera ciudad supieron que algo no andaba bien. Había pocas personas en la calle y algunos recintos estaban repletos de soldados con el estandarte de los Lau. 

 

- ¿Qué crees que haya pasado? -Cuestionó Tao, mientras comían algo en un pequeño restaurante. 

 

Yifan se veía serio desde que habían llegado, seguramente, siendo un soldado, ya se imaginaba qué estaba pasando. 

 

- Creo que los Lau han dado un golpe de estado. No podemos regresar al palacio -La mirada de Tao se llenó de tristeza y preocupación.

 

- ¿Un golpe de estado? ¿Crees que mi hermano esté…? -Era incapaz de completar esa frase.  

 

- No lo sé. 

 

Terminaron de comer en silencio, ninguno se atrevía a iniciar una nueva conversación. Cada uno tenía su propia pila de preocupaciones en la mente. 

 

Cuando salieron del establecimiento, fue Yifan quién se aventuró a investigar más sobre el asunto. Se acercó a uno de los vendedores ambulantes y después de comprarle una cuántas manzanas con caramelo le preguntó. 

 

- Disculpe señor ¿Porqué hay tantos soldados de los Lau? ¿Sabe si pasó algo con el emperador?

 

- ¿No lo saben? -el vendedor los miró anonadado, seguramente eran extranjeros resolvió- Los Lau sitiaron la ciudad imperial y asesinaron al emperador Zhoumi. Ahora el hijo menor del clan Lau es el nuevo rey. 

 

El hombre miró a todos lados antes de continuar, asegurándose que nadie más lo escuchaba. 

 

- Pero la peor parte está por venir, una guerra se avecina. La gente dice que antes de morir el anterior emperador nombró al príncipe Tao su heredero y que como ahora él es consorte de un país poderoso lo más seguro es que él venga a reclamar su trono -les contó con secretismo. 

 

- ¿En serio? ¿Eso dicen? -Tao lo miró no pudiendo creer tal estupidez. 

 

- Sí, aunque otros dice que está muerto, que murió en el camino a su boda, así que nadie está seguro. 

 

- Gracias por la historia, señor -Yifan le dio algunas monedas más, que el hombre recibió con gusto. 

 

- Un placer joven maestro. 

 

Los dos siguieron caminando entre la multitud. 

 

- Me niego a creer que gege está muerto -Tao fue el primero en hablar, acomodando a Xiuxian en sus brazos- Él nunca moriría tan fácilmente. 

 

- Lo sé, es difícil creerlo. 

 

Yifan miró de reojo a su lado, notando que una persona parecía seguirlos. Tomó la mano de Tao y de manera disimulada cambió su rumbo. Y efectivamente el hombre cambió de dirección con ellos, pero no era el único, había por lo menos otros dos que también los seguían. 

 

Acercó al príncipe más a su cuerpo, en caso de tener que hacer algún movimiento para protegerlo y mantuvo sus sentidos alerta. Analizando cada rincón de la conglomerada calle, en busca de una salida de escape. 

 

Entonces un batallón salió a su encuentro desde una de las calles aledañas cerrándoles el paso y acabando con todas sus posibilidades de huir. 

 

Estaban rodeados y los soldados los superaban en número, no había escapatoria. Pero aún así no podían darse por vencidos, ese no podía ser su final, pensó Tao, apretándo más a su bebé contra el pecho, listo para hacer lo que hiciera falta con tal de proteger a su hijo. Yifan tomando una postura protectora, ocultando a Tao detrás de su cuerpo, tendrían que matarlo primero si querían hacerles daño, pensó. 

 

Ambos estaban listos para lo peor. Pero, en los siguientes segundos algo cambió, la marea de soldados bajó sus armas y abrió camino a uno de sus hombres, su superior. Quien caminó hasta Tao y finalmente se inclinó ante él. 

 

- No esperaba su visita, alteza -El hombre le dedicó una reverencia al moreno, dejándolo sorprendido al ver de quién se trataba. 

 

- ¡Yixing-Biaoge! -saltó Tao aliviado, pero antes de que el príncipe hiciera algo tan imprudente como acercarse al otro soldado, Yifan lo detuvo, afianzandolo contra él. 

 

El soldado más jóven era sin duda una persona conocida: Zhang Yixing, heredero e hijo menor del clan Zhang, sobrino de la fallecida emperatriz y madre de Tao, Zhang Liyin. Eran familia de sangre, pero eso no aseguraba su lealtad. 

 

- ¿Cómo sabemos que no sirves a los Lau? 

 

Yixing se incorporó. 

 

- Puedo demostrarles mi lealtad pero no aquí. Tienen que venir conmigo. 

 

- No -Respondió Yifan aún con desconfianza- Si tu lealtad está con Zitao, déjanos ir. 

 

- No puedo hacer eso general -Se negó Yixing sin siquiera pensarlo- Tengo órdenes de llevarlos de inmediato conmigo. Hay alguien que espera impaciente por el príncipe. 

 

Tao dio un paso al frente y colocó una mano en el brazo de su guardián, pidiéndole bajar la guardia. 

 

- Confío en Yixing, Gege -Le dijo el noble, teniendo un buen presentimiento. 

 

Yifan relajó su postura y asintió, no podía llevarle la contraria a Tao, pero aún se mantendría alerta. 

 

- Bien -Yixing sonrió- Síganme entonces. 

 

No muy lejos de ahí, los esperaba un carruaje, al cual subieron tanto Yifan, Tao y su bebé, así como Yixing. 

 

- ¿Cómo dieron con nosotros? -Preguntó Tao cuando iniciaron la marcha. 

 

- Sabemos que hay rumores, pero son sólamente eso. No hay manera de que supieran dónde encontrarnos -Secundó Yifan también intrigado. 

 

- Recibimos un mensaje de Corea informándonos que habían escapado del palacio. Desde entonces pusimos algunos espías a vigilar todos los pueblos cercanos a la frontera con Corea, hasta que los encontramos. 

 

Aquello dejaba al aire la pregunta de quién podía haber enviado el mensaje, pero ninguno preguntó más detalles. El resto del viaje lo hicieron en silencio. 

 

Como Yifan lo sospechaba su destino fue la residencia principal de los Zhang, dónde el resto de la familia ya los esperaba en el patio de entrada. 

 

- Bienvenido a nuestro hogar alteza -Una chica de tez blanca y rostro agraciado les dió una reverencia en cuanto cruzaron el umbral. Tao la identificó como Song Qian, prima de Yixing por parte de su madre, al cuidado del clan Zhang por la muerte prematura de sus padres. 

 

- Gracias por recibirnos -Tao correspondió con educación. 

 

- ¿Dónde está? -Preguntó Yixing a su prima, buscando a alguien con la mirada. 

 

- Dijo que los encontrará en el salón principal, ya que aún no puede caminar distancias muy largas -Le respondió Qian entendiendo de inmediato a quién se refería Yixing. 

 

- Gracias, biaozi -Agradeció Yixing e instó a los invitados a seguirlo al lugar indicado. 

 

Un amplio salón los recibió, elegantemente decorado, pero completamente vacío ¿Quién se supone que los vería ahí y por qué no había llegado? Se preguntó el príncipe cuando...

 

- Taozi -Lo llamó una voz débil a su espalda dejando a Tao completamente en shock. Con rapidez, pero no por eso menos cuidado, le dió su bebé a Yifan y se dio la vuelta, confirmando que sus oídos no le mentían. 

 

Al instante en que vio a su hermano mayor caminando débil con ayuda de varios sirvientes, los ojos de Tao se llenaron de lágrimas. 

 

- ¡Mimi-ge! -Corrió a su encuentro y sin importarle nada más, lo abrazó con fuerza, sin poder creer que estaba vivo. 

 

El abrazo fue correspondido con igual intensidad por el antiguo monarca, que sin quererlo también dejó que una lágrima bajara por su mejilla derecha. 

 

Al fin estaban juntos. El destino les había permitido volver a encontrarse y ambos estaban muy agradecidos por ello. 

 

- ¡Gege! -Seguía llorando de felicidad Tao en sus brazos.

 

Zhoumi se separó unos centímetros de él para observarlo mejor. Tao sin lugar a dudas se veía mucho más pálido que antes y su rostro estaba un poco más redondeado de lo que había estado antes de partir, pero estaba entero, estaba bien. 

 

- Mírate nada más, llorando como un niño sólo por ver a tu hermano -Bromeó Zhoumi limpiando las lágrimas del menor con sus palmas- Nadie se imaginaría que ahora tienes a tu propio bebé ¿No me piensas presentar al nuevo miembro de la familia?

 

Tao asintió y le hizo un gesto a Yifan para que se acercara. Cosa que el soldado hizo, colocando al bebé en brazos de su padre otra vez.

 

- Gege, este es Xiuxian, mi hijo-Tao acercó al bebé para que su hermano lo viera mejor. 

 

Zhoumi sonrió, tomando al pequeño en brazos y acarició la mejilla del infante, enternecido por el leve puchero en su carita, seguramente molesto por el ruido que perturbaba su descanso. 

 

- Es hermoso -Lo halagó Zhoumi dándole un beso en la frente al bebé y otro a Tao en el mismo lugar- Hiciste un gran trabajo, Taozi -finalizó. 

 

Tao bajó la mirada un poco avergonzado.

 

- Lo siento Gege, no pude cumplir con mi deber como es debido y tuve que regresar. He deshonrado a nuestra familia. Lo siento. -Tao cerró con fuerza sus ojos, en espera por la siguiente pregunta que vendría de su hermano, exigiendo una explicación por su huída. Tao no se sentía listo para hablar de  esos hechos todavía. 

 

El mayor notó su nerviosismo y entendió el conflicto interno en el más joven. Tomó su mano y acarició su palma. 

 

- Eso no importa ahora -Le dijo- Lo importante es que has regresado con bien. 

 

Tao abrió sus ojos con sorpresa, conmovido por la empatía de su hermano mayor y asintió, dejando la culpa de lado. Justo en ese momento, las piernas de Zhoumi flanquearon por un segundo y Tao fue rápido en sostenerlo. 

 

- ¿Estás bien, Gege? -Lo analizó de arriba a abajo.

 

Zhoumi asintió. 

 

- Estoy bien -Dijo, restándole gravedad al asunto y devolviéndole  Xiuxian a su padre, temeroso de dejarlo caer- Sólo necesito sentarme un momento. 

 

Prosiguieron a sentarse en uno de los asientos cercanos, ya que cada segundo de pie era un esfuerzo enorme para el mayor de todos y, nada más sentados, el príncipe fue quien reinició la conversación. 

 

- ¿Qué fue lo que sucedió, gege? ¿Estás herido? 

 

Zhoumi bajó la mirada. 

 

- Solo son unas cuantas heridas que tomarán un tiempo en sanar. Estaría muerto de no ser por Yixing, él logró sacarme a tiempo del palacio. 

 

La mirada de Tao se entristeció. 

 

- Entonces es verdad el rumor que oímos en el camino, los Lau tomaron el trono…

 

Zhoumi asintió. Aún había algo importante por discutir. 

 

- ¿Qué más escuchaste Tao? -Indagó. 

 

- Sólo rumores absurdos -Tao rodó los ojos enfatizando su poca importancia- ¡Unos dicen que estoy muerto! ¡Y otros dicen que yo quiero usurpar el trono! ¿Puedes creerlo? ¿Por qué querría hacer eso?

 

La expresión de Zhoumi se volvió seria. 

 

- Bueno, es tú derecho de nacimiento reclamarlo -razonó. 

 

Tao bufó, negándose ante una idea tan absurda. 

 

- Eso es ridículo, yo sólo soy tu hermano menor y estoy casado con un hombre extranjero. Además, tú eres joven, aún puedes tener un hijo más adelante. 

 

Zhoumi suspiró. Era momento de decirle la verdad a Tao. 

 

- No Tao, yo ya tengo un hijo -Aclaró- Tú eres mi heredero Zitao, eres mi primogénito. Eres él ÚNICO con derecho a reclamar el trono. 

 

El menor detuvo sus pasos, dándose la vuelta para encararlo. 

 

- ¿Qué dijiste? 

 

- Recuerdas que cuando te conté sobre mi viaje a Corea te dije que regresé con muchos regalos y con Xiumin de mi mano  -Tao asintió- Bueno… pues entre todo lo que regresó conmigo, tú fuiste el más grande regalo de todos. 

 

Tao rió, incrédulo. 

 

- Eso no puede ser… eres mi hermano… no… no puedo creerte. 

 

- Créeme Tao. Me enteré de ello unos días luego de regresar al palacio y meses después te traje al mundo. 

 

- Pero ¿Por qué? ¿Por qué mentir?

 

- Por mi compromiso con Xianhua, de hecho esa fue la razón de mi regreso -Explicó Zhoumi con un nudo en la garganta- El país estaba en un mal momento, las fronteras estaban en conflicto y mi padre necesitaba refuerzos para la armada. La familia Lau era la única que contaba con un ejército casi tan numeroso como el nuestro, eran nuestro único recurso y la mejor manera de asegurar su ayuda era con una alianza entre las dos familias. Al principio me negué y le advertí a mis padres del predicamento por el que pasaba, les dije que esperaba un hijo y no pensaba por ningún motivo deshacerme de él. Ambos se decepcionaron de mí y mi padre intentó por todos los medios el persuadirme, insistiendo que eras un error y que deshacerme de tí era lo mejor, pero nunca lo logró. Al final mi madre fue rápida en encontrar la solución y aceptó tomarte como hijo a cambio de que yo aceptara el compromiso con el menor de los Lau. El resto fue sencillo, mi madre y yo partimos a casa de su familia, con la excusa de alejarla a ella del conflicto que había en el palacio y allí pasamos los siguientes meses hasta tu nacimiento. 

 

Por mucho que costara creerlo, algunas piezas encajaban con esa historia. Su padre siempre había sido distante con él, y su madre, aunque cariñosa, siempre había mantenido su aura estoica y reservada incluso cuando trataba con él; por otro lado su hermano siempre había sido el polo opuesto a sus padres: amoroso y consentidor. Cuando buscaba en sus recuerdos, siempre que algo le sucedía era su hermano quien acudía preocupado, así como era el mayor el que se encargaba de consolarlo por las noches cuando que tenía pesadillas. Zhoumi siempre tenía tiempo para pasarlo con él, incluso cuando se convirtió en emperador. 

 

- ¿Por qué nunca me lo dijiste? -Zitao tomó asiento junto al mayor, empezando a digerir la noticia, viendo la sinceridad en los ojos de Zhoumi. 

 

- Quise hacerlo muchas veces, pero pronto descubrí que la ambición de los Lau iba más allá de lo que mi padre hubiera imaginado. Anhelaban el poder más que cualquier otra cosa y nosotros los habíamos invitado a nuestra casa sin saberlo, dejándo que se infiltraran entre nuestros aliados. Así que guardé el secreto para protegerte de su ambición. Mi plan para frenarlos era renunciar a mi derecho de sucesión cuando tu estuvieras listo para reinar, pero desafortunadamente nuestro padre y madre murieron mucho antes de lo esperado. Me volví emperador y al convertirse Xianhua en mi consorte, su clan ganó aún más simpatizantes. Era imposible frenarlos sin causar una guerra civil así que tuve que callar, planear y esperar. 

 

>> Después de eso de alguna manera los rumores que alguna vez se esparcieron por tu nacimiento tomaron fuerza una vez que mi padre falleció y yo no me deshice de tí. Eso levantó las sospechas de Xianhua y antes de que pudiera hacer algo tuve que alejárte de nuevo. 

 

Sacó de un cofre un pequeño libro de dibujo, Tao lo recordaba, ese era el cuaderno con el que su hermano siempre viajaba, en él dibujaba cosas, paisajes o personas de los lugares a los que visitaba. Pero ¿Por qué se lo mostraba ahora?

 

- Te mandé a Corea porque sabía que al menos ahí tendrías un aliado. Quizás no el más poderoso, pero uno en el que sin duda podrías confiar. Una parte de tu familia. 

 

Con extremo cuidado, el mayor abrió el cuaderno en una página en específico, dejándo ver en él los trazos que perfilaba la figura de un hombre. Sorprendentemente alguien a quien Tao conocía. 

 

- Él médico Choi… -se le escapó.

 

Zhoumi sonrió.  

 

- Así que ya lo conoces -Acarició la página con una mezcla entre anhelo y melancolía en la mirada- Él es tu padre, Taozi -Confesó. 

 

Un manto de silencio los cubrió a ambos y muchas otras cosas empezaron a tener sentido para Tao: el talismán que siempre portaba el médico, el hecho de que siempre le contara historias de su hermano, que ofreciera su ayuda incondicional y el que los dejara escapar en su último encuentro. 

 

- Lo siento tanto -Se disculpó Zhoumi con tristeza- Todo esto pasó porque fui débil, alguien como yo no merece el título de emperador…¡No lo merezco! 

 

Acto seguido Zhoumi se dejó caer de rodillas, alarmando tanto a Tao como a Yifan, que se acercó rápidamente para ayudarlo a incorporarse, pero Zhoumi lo detuvo. 

 

- Escúchame Tao, sé que es demasiado pedirte esto, después de todo lo que te he hecho pasar, pero tú eres nuestra última esperanza. Recupera el honor de nuestra familia, recupera el trono, tú trono ¡Te lo ruego! 

 

 

 

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Habían pasado un par de semanas desde su arribo. No tardaron mucho en ponerse al día sobre la situación que estaba pasando. Por lo que sabían, los Lau tenían ocupación en la ciudad imperial, el norte y algunos pueblos fronterizos. Mientras el resto de los territorios estaban divididos entre apoyar al nuevo reinado, revelarse o simplemente permanecer neutrales. 

 

Evidentemente el clan Zhang estaba en contra del clan Lau y por suerte su influencia se extendía por una gran parte del sur, además de que el compromiso de Yixing con uno de los clanes vecinos les aseguraba gran parte del sureste. En cuanto a su ejército, era numeroso, pero sus filas aún no lograban superar en número a los Lau. En gran medida por el gran número de desertores que se negaban a revelarse contra alguien tan poderoso como el nuevo emperador. 

 

El plan era, de acuerdo con Yixing, buscar apoyo militar en alguno de los países aliados, y por eso habían enviado a Song Qian* en un viaje para negociar con el príncipe Tailandés en busca del apoyo que necesitaban, pues la chica era su prometida desde nacimiento. Si lo conseguía, con el número de su ejército sumado al de Tailandia, sería suficiente para superar a los Lau. 

 

Aunado a eso, ahora que Tao estaba de regreso, podían difundir la noticia en secreto entre los clanes más leales a los Huang que estuvieran indecisos, así ganar más simpatizantes a su causa y por consecuencia, aún más tropas y recursos. 

 

Justo se hallaban en medio de una reunión, analizando los avances de sus planes, cuando una noticia les cambió por completo los planes. 

 

- Nichkhun se ha negado -dijo Qian con tristeza, esa misma mañana había arribado de su viaje y no podía evitar sentirse terrible por no haber sido de mucha ayuda- tiene demasiado que perder si no ganamos y no puede arriesgarse tan pronto después de una guerra civil en su propio reino. Lo siento. 

 

El ambiente se sintió pesado de repente, aquella había sido su mejor opción. 

 

- ¿Qué haremos ahora? -Habló Tao con un dejo de desesperanza- Ese era el último de nuestros aliados con un ejército lo suficientemente fuerte como para ayudarnos. 

 

Justo en ese momento Xiuxian, notando el cambio en el ambiente, soltó un quejido e hizo el ademán de empezar a llorar. Captando la atención de Tao de inmediato, que hizo todo lo posible por tranquilizarlo. Y mientras lo mecía en sus brazos un pensamiento horrible cruzó su mente. A su lado Yixing tampoco apartaba la mirada de él, al parecer pensando lo mismo.

 

- En realidad, aún hay un aliado con un ejército lo suficientemente grande -Al tiempo que Yixing decía esas palabras, con un movimiento señaló al pequeño bebé que ahora reía en brazos de su padre.

 

Todos supieron al instante a quién se refería. 

 

- No ¡No! ¡Tao no va a regresar ahí! -de inmediato saltó Yifan- No después de lo que pasamos para llegar aquí -Buscó respaldo en Tao pero el príncipe estaba serio en su lugar. 

 

- En realidad, yo ya lo había pensado, Gege -Por mucho que odiara la idea, aquella era la única solución que se le ocurría. 

 

Yifan lo miró incrédulo, sin dar crédito a lo dicho por el menor. 

 

- ¡Están locos! -Soltó molesto- ¡No pienso arriesgar a Tao de esa manera! De todas formas el rey Sehun no estará dispuesto a ayudarnos. 

 

- En eso se equivoca, general, él necesita a su hijo como heredero y también necesita asegurar el trato comercial que pactó con el emperador Zhoumi, un trato que dudo mucho que los Lau respeten. En este momento no le conviene un cambio de poder -Yixing lo hizo entrar en razón, recibiendo el apoyo de los otros generales presentes, pero había una opinión que era la definitiva- ¿Qué opina, alteza?

 

Tao suspiró y dirigió la mirada hacia los presentes. 

 

- Hagámoslo -Dijo con cierta tristeza en la voz- Estoy dispuesto a negociar con mi esposo si es necesario para salvar a mi reino. 

 

- ¿Y cómo piensan hacerle llegar el mensaje? -Preguntó Qian con incertidumbre- Si enviamos a uno de nuestros mensajeros, de inmediato sabrá dónde se encuentra el príncipe Tao, y eso sería aún más riesgoso si los Lau interceptan la carta. 

 

- Conozco a alguién que puede enviar el mensaje a uno de los allegados del rey y por su lealtad al emperador Zhoumi no debe ser muy difícil convencerlo -Yixing de inmediato tuvo la respuesta.

 

- ¿Quién? -Preguntó Tao con curiosidad.

 

- Jin ZhongDa*, el prometido de Luhan. 

 

Aquello dejó sorprendidos a Yifan y Tao, que conocían el amorío entre Luhan y el rey Sehun, pero que jamás imaginaron que el mensajero hubiera tenido una persona esperándolo en China. 

 

- Pero primero debemos estar seguros de que el mensajero Lu aún está con vida. 

 

Yifan bufó y rodó los ojos al escuchar tal ridiculez.

 

- Creeme, el Rey Sehun no mataría a Luhan.

 

Tao bajó la mirada, al entender el contexto de lo que decía Yifan, su marido nunca le haría daño a alguien que sí amaba. Aunque nadie se lo había dicho directamente, él había escuchado los rumores en el palacio días antes de escapar. Sabía que Sehun y Luhan eran amantes. 

 

- Pediré a alguien que mande por él -Yixing se levantó de su lugar y antes de salir dijo, dirigiéndose a su prima- Qian, necesito que vengas conmigo. 

 

 

 

-----

 

 

 

ZhongDa caminó por la residencia con duda en su cabeza ¿Para qué lo estaban llamando los Zhang a su casa? Eso era completamente extraño, más aún teniendo en cuenta el caos que había en la capital por esos días ¿Acaso Yixing quería usar a su familia para conspirar contra el nuevo emperador? Y de ser así ¿Para qué? ¿Qué caso tenía si el emperador Zhoumi estaba muerto y su heredero estaba desaparecido en un país lejano?

 

Sus manos sudaban de nervios, él en lo más profundo odiaba a los Lau por su forma tan deshonrosa de haber robado el trono, pero sin duda no quería poner en peligro a su familia levantándose en su contra sin una razón de peso. Él se consideraba una persona inteligente. 

 

Esperaba cualquier cosa, cualquiera, excepto la que se encontró al llegar al salón principal de la residencia Zhang. 

 

Sentado en el centro de la estancia, en el asiento principal, estaba nada más y nada menos que el desaparecido príncipe heredero, el legítimo emperador. 

 

Sus ojos se abrieron con sorpresa y sus pasos se detuvieron en seco, arrodillándose de inmediato. Él como muchos otros había puesto sus esperanzas por el reino en la noticia del nombramiento de Zitao en príncipe heredero, pero esta esperanza había marchitado cuando llegaron a él los rumores de su muerte. Sin embargo, teniéndolo de frente, había despertado esa llama que creyó extinta. 

 

- Su alteza real -dijo a la par que sus manos tocaban el suelo, mostrando total respeto ante el verdadero hijo de los cielos- Es un honor. 

 

De inmediato uno de los sirvientes le ayudó a ponerse de pie por orden de Tao, no dejándolo permanecer en esa posición por mucho tiempo. 

 

- ZhongDa necesito de tu ayuda -Habló Tao en cuanto el castaño estuvo de pie. 

 

- Lo que sea por su alteza.

 

- Necesito que escribas un mensaje en ese pergamino -Señaló el papel en una mesita a su lado- Tiene que estar destinado para tu prometido, Luhan. 

 

ZhongDa tuvo un mal presentimiento de eso. Miró alrededor sin encontrar la figura que buscaba. 

 

-  Majestad, disculpe mi atrevimiento pero ¿Dónde está Luhan? ¿Por qué no ha regresado con ustedes?

 

- El mensajero Lu tuvo que quedarse atrás en Corea -la respuesta del noble lo desanimó por completo- Es de vital importancia ponernos en contacto con él.

 

 

 

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Luhan estaba confinado, desde el momento en que entró a los aposentos del rey, no se le había permitido dar un paso afuera. El único contacto que mantenía era con el monarca y los pocos sirvientes que entraban a traerle comida. Seguía rodeado de lujos, tenía un sitio bueno donde dormir y compartía las noches con Sehun, sin embargo se sentía en una jaula de oro. Se sentía completamente sólo. 

 

Su relación con el rey estaba rota. El hombre estaba en un estado emocional inestable, no confiaba en nadie, ni siquiera en él. Aunque el monarca lo negaba siempre que le preguntaba. Ya no hablaba con él como antes, ya no compartían sus pensamientos, las conversaciones que mantenían eran simples y cortas. Se había convertido en una simple cortesana más, su único deber era mantenerse callado y cumplir con los deseos del rey. 

 

No había día en que no lamentara sus decisiones. Que no se arrepintiera de haberle fallado a su emperador. Que no extrañara a su familia que lo esperaba en China. 

 

No tenía noticias de nadie y nadie tenía noticias de él. 

 

Por eso, cuando al caer la noche Sehun ingresó al cuarto con una carta perfectamente doblada con un sello completamente familiar para él, fue muy extraño. 

 

- Ábrela -le pidió el monarca- No es un sello que reconozcan mis oficiales ¿De quién es?

 

Luhan no respondió y rompió el sello. 

 

- Léela en voz alta. 

 

La caligrafía era una que conocía muy bien a pesar de no verla muy seguido. Pasó saliva antes de comenzar a leer, sabiendo que cuando lo hiciera, seguramente provocaría una rabieta del rey. 

 

- Mi amado Han, estos días sin tí han sido una espera interminable para mí, te extraño mucho y me preocupo por tí cada día que pasa sin noticias. Espero que puedas responder esta carta aunque sea con un mensaje corto. No creo que mi corazón pueda aguantar más esta angustia. Te ama, ZhongDa. 

 

- ¿De quién es? ¿Quién es ZhongDa? 

 

La respuesta era otra potencial bomba, pero Luhan ya no prestaba atención al rey. 

 

- Mi prometido. Es un matrimonio arreglado por nuestros padres -explicó Luhan, pensando únicamente en las palabras que acababa de leer y en lo sinceras que eran. No merecía perdón por haber traicionado a ZhongDa de esa manera, lo peor es que nunca podría disculparse con él. 

 

- ¿Por qué te mandó esta carta? ¿Habías recibido antes una carta de él?

 

Luhan lo meditó. Era cierto, esa era la única carta que había recibido de él. Y entonces recordó su acuerdo con su prometido de no molestarlo mientras estaba en una misión. Luhan le mandaría cartas y regalos a ZhongDa, pero el deber de éste era sólo recibirlas y esperar por él ¿Por qué rompía su pacto ahora?

 

Miró lo escrito por segunda vez buscando respuestas y de inmediato encontró el símbolo en una de las esquinas del documento, aquella carta venía con un segundo mensaje. Miró a Sehun dudando un instante, pero sin más remedio acercó el papel al fuego, sin que las llamas lo tocaran por completo. Y las palabras empezaron a brotar en el reverso de la carta. 

 

El rey se acercó sorprendido y arrancó el papel de sus manos. Leyéndolo. 

 

“Nuestro hijo ha nacido, ven sin compañía si quieres conocerlo. Zitao” 

 

Bajo sus palabras venía el dibujo de un paisaje y una fecha. 

 

- ¡¿Qué se supone que significa esto?! -Sehun arrugó el papel con enojo y lo arrojó al suelo. 

 

- Logró llegar a China -Dijo Luhan y analizando el dibujo en su cabeza entendió porqué habían mandado el mensaje através de ZhongDa, querían que Luhan lo viera y se asegurara que el rey siguiera las indicaciones.

 

Rápidamente Luhan tomó el papel del suelo y lo tiró al fuego. 

 

- ¡Qué has hecho! -Sehun intentó detenerlo, pero ya era muy tarde, el papel se había consumido en segundos- ¡¿Qué has hecho?! -zarandeó a Luhan por lo hombros. 

 

- Yo sé cómo llegar, majestad -Fue la respuesta de su amante. 

 

- ¡Entonces dímelo! -Exigió el monarca. 

 

Pero ante esto Luhan negó con su cabeza. 

 

- No puedo hacerlo.

 

Aquello al fin terminó de enfurecer al menor que odiaba que le negaran las cosas y  apretó fuerte su cuello.

 

- ¡Dímelo! 

 

Luhan cerró sus ojos y no luchó, morir en manos de Sehun era un castigo que se merecía. Una lágrima rodó por su mejilla. 

 

Fue entonces que Sehun se dio cuenta con horror de lo que había hecho y lo soltó. 

 

- Lo siento -Se disculpó de inmediato con las manos temblando- No sé por qué hice eso. No debiste hacerme enojar. Sólo dime dónde está y terminemos con este asunto. 

 

Luhan tosió, recuperando su respiración. 

 

- No se lo diré -Insistió Luhan con la voz rasposa- pero iremos juntos. 

 

 

 

[ . . . ]

Notas finales:

* Con respecto a los nombres Song Qian es el nombre de Victoria de f(x) y Jin ZhongDa es el nombre en chino de Chen según wikipedia (Aunque no logro entender porqué simplemente no le puse Chen jajajaja en fin, me encanta complicarme la vida XD) 

Con respecto al capítulo por un momento creí que no podría actualizar, justo en los últimos meses he sufrido de  horribles jaquecas debido a un poblema con mi tabique nasal y justo la de hoy parecía ser una de las que no sede ni con analgésicos pero por suerte no fue así. Espero que haya valido la pena y disfrutaran del capítulo. Irónicamente éste estaba planeado como dos capítulos separados, pero como quedaban muy cortos los decidí hacer uno sólo y al final terminó siendo el capítulo más largo hasta ahora. Espero que no les moleste jeje. 

Muchas gracias por leer!!


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