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Emperor’s Crown por yellowmuffy

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Notas del capitulo:

La guerra se acerca pero por ahora, es momento de negociaciones.

--[9]--


 


Tao tocaba la cítara en el jardín, mientras a su lado Zhoumi sostenía al pequeño Xiuxian. El mayor seguía pasando por malos momentos, su salud mejoraba pero había días en los que empeoraba, el médico le había insistido a Tao que la lenta recuperación de Zhoumi podía deberse a su estado de ánimo y que debía hacer lo posible porque el mayor recuperara su humor. Ese día en particular el ex-emperador había amanecido muy decaído y le había costado mucho trabajo levantarse por la mañana. Así que, después de que terminaron su desayuno, Tao le había insistido hasta el cansancio en mostrarle lo que había aprendido durante su estancia en Corea, logrando que Zhoumi aceptara al final. 


- Nunca pensé convertirme en abuelo tan joven -Dijo Zhoumi en voz alta- Siempre pensé que tú y el rey Sehun esperarían un tiempo antes de tener un bebé. 


Tao guardó silencio, fingiendo concentración. Aunque había hablado un poco con Zhoumi sobre el motivo de su huida, en realidad no le había dado muchos detalles de los meses que pasó en el otro país y había omitido por completo hablar de su relación con Sehun y su trato abusivo. Eso era algo que únicamente Yifan conocía y por el momento su amigo había respetado su deseo de guardar silencio sobre el tema. 


- ¡Alteza! -llegó corriendo uno de los sirvientes. Tao se sintió salvado por la campana y dejó de tocar para poner atención al recién llegado- El señor Zhang y el general Wu solicitan su presencia en el patio principal.


- ¿Te dijo el motivo? -Zhoumi también sintió interés por la urgencia de la petición. 


El chico asintió. 


- Dice que han capturado a dos personas cerca de la frontera preguntando por su alteza el príncipe Zitao. Los dos son coreanos, no parecen ser hostiles. 


Tao frunció el ceño sin poder pensar en nadie que pudiese encajar con esa descripción. 


- Iré en un momento -Aceptó Tao poniéndose de pie y su acompañante hizo lo mismo. 


- Iré contigo -Dijo Zhoumi e hizo un gesto al sirviente para que se acercara- Lleva al pequeño príncipe con Song Qian, por favor. 


- Sí, alteza -El sirviente recibió al bebé y se lo llevó. 


- ¿De quién crees que se trate? -Preguntó Zhoumi cuando iniciaron su camino, notando al más jóven inquieto. 


- No lo sé -Tao frotaba sus manos con nerviosismo ¿Sería alguien enviado por Sehun? ¿Traería consigo la respuesta a su mensaje? No, no podía ser, se recordó. Sehun no sabía que se estaba quedando con el clan Zhang, en todo caso su grupo de enviados habría llegado con el clan Jin, quien había fungido como remitente del mensaje. 


Toda preocupación o duda se esfumó, cuando al llegar al patio principal, quien esperaba junto a Yifan y Yixing no eran nada más y nada menos que Xiumin y el médico Choi. Casi se pone a llorar con el sólo hecho de ver a su sirviente entero y vivo, considerando las circunstancias de su separación un reencuentro parecía imposible. 


- ¡Xiumin-ge! -Tao corrió a los brazos del mayor, abrazándolo con fuerza. Sin poder creer que lo veía de nuevo. 


Xiumin lo abrazó también, dándole unas palmadas en la espalda. Sin duda había tomado la decisión correcta al haberse quedado atrás la noche que se separaron. Todo el sufrimiento había valido la pena, ahora que veía al príncipe bien. 


- Está bien, alteza -Xiumin se separó un poco del menor y sin poder evitarlo, las lágrimas empezaron a caer por sus ojos conmovido por el recibimiento de quien se suponía era únicamente su amo- Veo que logró escapar con bien… Me alegro tanto. 


Xiumin apretó sus manos con fuerza. 


- Veo que su bebé ha nacido -Observó que la figura de Tao era esbelta de nuevo. 


Tao asintió. 


- Se llama Xiuxian, ya lo conocerás más tarde. Estará muy contento de conocer a su jiujiu. 


Sin saberlo, Tao había dado en el clavo. “Mi sobrino” pensó Xiumin y sonrió, encantado con la idea.  El príncipe Zitao, a pesar de su diferencia de estatus, siempre lo había tratado como su familia, nunca como un simple esclavo y ahora, sin saberlo, se habían convertido en familia de verdad. 


- Estoy impaciente por conocerlo -contestó Xiumin con sinceridad. 


A unos metros de ellos Zhoumi observó la escena contento por el reencuentro y se alejó un poco para darles espacio. Caminó hacia el otro lado del el patio y buscó a la otra persona que había estado esperando con Xiumin. 


Supo de quién se trataba con sólo ver el contorno de su espalda, lo conocía como a la palma de su mano y lo había añorado tanto a lo largo de los años, que ahora su corazón daba tumbos en su pecho, como queriendo escapar de él. Pero ser emperador le había dado experiencia en el arte de disimular, así que contuvo sus emociones y atravesó con sumo cuidado el tramo que quedaba. Sus piernas a veces le fallaban al caminar y quería darle una buena impresión al recién llegado. Cuando al fin estuvo a centímetros de él, habló. 


- ¿Qué haces aquí? -La mirada de Zhoumi se clavó en las nubes evitando que el otro viera su sonrojo. 


A su lado Choi Siwon le dirigió una mirada y sonrió de lado notando que el chino no había envejecido en absoluto durante los diecinueve años sin verse. 


- Escuché que habías muerto y creí que Tao me necesitaría -respondió con simpleza- Debí esperar que los rumores fueran mentira. Tú eres demasiado obstinado como para morir tan fácil.


Zhoumi sonrió también ante ese comentario sin despegar sus ojos de las nubes. Siwon tampoco había cambiado nada. 


- Veo que ya sabes lo de Tao -Observó el noble. 


- Ya lo sospechaba cuando te fuiste -El médico sonrió de lado- Cuando lo ví, solo lo confirmé. 


De manera discreta estiró su mano y entrelazó la punta de sus dedos con los del médico. 


- Te extrañé -Finalizó, centrando la vista en el cielo como su amado. 


 


----- 


 


Xiumin salía de una de las habitaciones en dirección a la cocina cuando reconoció al menor de los Jin. El joven prodigioso, que había recibido el favor del emperador por su bello canto y que muchas veces, las tardes que pasaba en el palacio, las gastaba molestando un poco a Tao. 


- Señor, me alegra verlo -Xiumin le dirigió una reverencia a ZhongDa.


El castaño se vió sorprendido de encontrarlo, pero de inmediato correspondió. Se le veía algo turbado y distraído. 


- Es bueno verlo -Sonrió el castaño y miró a su alrededor- Escuché que personas habían llegado de Corea, no tenía idea que eras tú ¿Luhan no viene contigo? -preguntó. 


De inmediato Xiumin se puso serio, ante la mención del mensajero y lo último que había sabido de él. 


- Nosotros nos separamos, Luhan se quedó en Corea. 


- ¡¿Qué?! -ZhongDa se acercó alarmado- ¿Por qué no ha regresado con ustedes? ¡¿Está bien, lo tienen preso, le han hecho daño?! 


Xiumin negó. Sintiendo lástima por el jóven frente a él. ¿Cómo alguien tan leal podía haber sido traicionado de esa manera?


- Joven maestro Jin, hay algo que debe saber sobre Luhan. 


 


-----


 


El día acordado llegó y aunque nunca recibieron respuesta por parte de Sehun, debían confiar en que estarían en el lugar indicado. 


El sitio era una pequeña residencia escondida en las montañas, había pertenecido al clan Huang por generaciones y sólo los herederos directos conocían de su ubicación, así como su personal más allegado. Sólo había un camino para llegar a ella y estaba rodeada de soldados vigilándola. 


- ¿Crees que venga? -le preguntó Tao nervioso a Yifan, que esperaba a su lado. Ataviado con su armadura y su espada lista para el combate en su cintura. 


- Tiene que venir -Dijo el soldado- Es una oportunidad que no puede desperdiciar. 


Tao asintió, aunque eso no calmaba su nerviosismo. Estaba dividido, no sabía qué escenario sería peor el que Sehun se presentara o el que nunca apareciera. 


Respiró hondo, no había motivo para estar nervioso. Sehun no volvería a hacerle daño, Yifan estaba a su lado. Además, él era capaz de defenderse, más ahora que había recuperado un poco de la condición física perdida por el embarazo y por el hecho de que se encontraban en su propio territorio. Sehun ya no tenía ningún poder sobre él. 


El silbido de un ave se escuchó a lo lejos, la señal de aviso que habían acordado. El rey de Corea había llegado. 


 


-----


 


Como era de esperarse Sehun no acudió solo, sería muy imprudente para un Rey viajar sin seguridad, pero la comitiva que lo acompañaba era muy pequeña y se quedó esperando a las afueras de la propiedad. Siendo sólo el rey y Luhan, quienes ingresaron a la residencia. 


Tao lo esperaba en el centro de la habitación junto a la cuna donde dormía su bebé. Unos pasos más adelante, estaba Yifan custodiandolos. Luhan se quedó a unos pasos de la entrada, con la mirada en el suelo todo el tiempo y Sehun avanzó hasta estar frente a su familia.


- Su nombre es Xiuxian -Habló Tao, viendo que los ojos de Sehun estaban completamente puestos en su hijo. 


- Soohyun -Sehun lo pronunció en su idioma- No es un nombre adecuado para un futuro rey -Se quejó, acercándose a la cama estirando sus manos con intención de tomarlo. 


En contra de todos sus instintos Tao se contuvo, dejando que el monarca tomara al bebé en sus manos, viéndolo de cerca. 


No cabía duda que ese era su hijo, pensó Sehun al reconocer varios de sus rasgos en el infante. Sonrió, Tao había hecho un gran trabajo al darle un heredero varón y sano. 


- Quiero que regreses -Ordenó Sehun volviendo a colocar al niño en su lecho- Regresa a Corea conmigo de inmediato y yo me encargaré de recuperar China para nuestro hijo. No intervengas más en esta guerra. 


Por supuesto que Sehun quería que Tao volviera para cumplir su papel como venerable consorte cediendo todos sus derechos a su esposo, que se quedara quieto y tuviera un bajo perfil. Pero él no pensaba seguir sus deseos. 


- Con todo respeto, majestad. No puedo hacer eso. Como príncipe heredero del emperador Zhoumi es MI responsabilidad recuperar la grandeza de MI reino. No voy a volver.


El rey dió unos pasos hacia él mirándolo de arriba a abajo. 


- ¡Te equivocas, tú y mi hijo me pertenecen! ¡Al igual que todo lo que alguna vez te perteneció! ¡Por derecho de matrimonio tu reino me pertenece!


Xiuxian se movió inquieto por el ruido repentino soltando un par de quejidos y Tao se acercó a tranquilizarlo. 


 - Baja la voz, vas a despertarlo -Le pidió a su esposo dejando entrever su molestia- Te recuerdo que yo no soy una más de tus pertenencias y nuestro hijo tampoco ¿Acaso no lo entiendes? 


- Aún así me has llamado para negociar por él -le recalcó el menor con sorna señalando al bebé- ¿O crees que no sé que fue por eso que me convocaste?


- No, te equivocas. Quería verte aquí como rey de Corea y no como mi esposo, para hacer un trato, en eso tienes razón. Pero no voy a negociar con mi hijo. 


- ¿Seguro? Porque yo no pienso irme de aquí sin mi heredero. Y si mal no recuerdo TÚ reino es el que necesita de MÍ armada. Además, aún estoy esperando que te arrodilles y ruegues perdón por haber intentado matarme. 


- No pienso hacer eso -por fin Tao explotó sin alzar su tono- ¿Ya olvidaste por qué tuve que hacerlo? Tú querías hacerme daño cuando aún llevaba a nuestro hijo dentro, pudiste matarnos a los dos. 


- El cómo sucedieron las cosas no cambia el hecho de que casi me matas así que ¡Ruega por perdón!


Yifan, que se había mantenido al margen por petición de Tao dio un paso al frente, sosteniendo el mango de su espada. Pero Tao alzó una mano, deteniendo cualquier otro movimiento. 


- ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Por qué seguir humillandome? -Tao miró a Sehun con impotencia- Después de todo lo que me hiciste ¿No tienes siquiera un poco de remordimiento? 


El rostro de Sehun se puso serio. 


- No -respondió seco- Si quieres mi ayuda, arrodíllate y pide por ella. 


Zitao cerró los ojos y respiró profundo, pidiendo paciencia a los cielos. Tragándose todo su orgullo, guardó silencio y se arrodilló. 


- Tienes razón, he sido muy imprudente. Por favor, necesito su ayuda. 


Sehun sonrió al verlo así, de rodillas frente a él. Al fin entendiendo su lugar. Y sintió aún más satisfacción al ver la expresión de enojo en el general Wu. 


- Te ayudaré… pero con una condición -dijo el monarca satisfecho- Puedes quedarte si quieres, de todos modos ya no te necesito. Pero nuestro hijo regresará conmigo. Yo lo criaré de ahora en adelante. 


Tao se levantó con rapidez encarando a Sehun. 


- No puedes pedirme eso. Él es muy pequeño, necesita de mí -Tao trató de razonar con él acercándose unos pasos, quedando a centímetros de él- Además él también es mi heredero, debe quedarse a mi lado. 


- Si lo que quieres es otro hijo puedo dártelo. El segundo hijo varón que tengamos será el heredero de China y Soohyun lo será de Corea. 


El sólo pensar en esa idea hizo que el estómago de Tao se revolviera y prefirió pretender que no lo escuchó. 


- Por favor, ten consideración por nuestro hijo -Rogó- Si te lo llevas, si lo alejas de su madre sólo le causará sufrimiento. Es sólo un bebé, me necesita.


Por su expresión, Sehun deducía que Tao estaba al borde del llanto y él odiaba verlo llorar, su rostro era muy feo cuando lloraba. 


- Está bien -cedió- Se quedará contigo hasta que mi hijo cumpla 6 años y cuando eso suceda regresará a Corea a cumplir con su deber y aprender a ocupar su lugar como legítimo príncipe heredero. Después de eso romperemos toda relación el uno con el otro. No lo volverás a ver. Es mi última oferta. 


- Seis años es muy poco tiempo… 


- Estoy siendo razonable y piadoso. Si lo quisiera podría reclamar tu cabeza en este momento pero te estoy dando un pase para tu libertad.  


Tao miró a su bebé, le dolía la sola idea de tener que dejarlo ir, pero para asegurar su futuro primero debía recuperar el legado de su clan. Después podría encargarse de Sehun, pero por ahora debía mantenerlo como su aliado. 


- Está bien, pero tengo algo más que pedirte -Habló Tao con un dejo de tristeza- Quiero que mi hijo quede bajo la protección de tu reino durante la guerra. Mi hermano cuidará de él, pero nadie debe saber su identidad. 


- ¿El emperador caído? -Se burló Sehun- ¿Para qué querrías protegerlo después de esa deshonra? Aunque es entendible el que quiera huir después de caer en desgracia, lo mejor para él sería que terminara con su vida. 


- ¿Lo harás? -Presionó Tao, no estaba dispuesto a seguir escuchando más comentarios hirientes por parte del monarca coreano. Quería terminar esa reunión lo antes posible. 


- Es un trato, querido esposo. 


Llamaron a un escriba a la habitación y este terminó de colocar cada detalle acordado en papel. Cuando estuvo listo, ambos colocaron su respectivo sello y el pacto estuvo hecho. 


 


-----


 


El rey Sehun se instaló en el palacio del clan Zhang. Su comitiva se dirigió al lugar inmediatamente después de terminada la reunión. Suceso que llegó a oídos de ZhongDa, quien de inmediato se ofreció a ayudar con los preparativos para el recibimiento. Teniendo la segunda intención de averiguar si Luhan venía con ellos. Se negaba a creer que lo dicho por Xiumin fuera cierto. Aunque el mayor no tuviera ninguna razón para mentirle, necesitaba tener una prueba.


Desafortunadamente, la confirmación llegó al él mientras esperaba la llegada del rey de Corea y sus guardias. 


Las tropas entraron a la residencia sin mucha parafernalia, era un grupo pequeño de hombres a caballo. Su vestimenta discreta, cuidadosamente escogida para no atraer enemigos durante su viaje. Sin embargo uno entre todos los hombres destacaba sin duda por su aire altivo e imponente: ese debía ser el rey Oh Sehun. Y junto a él, montando el mismo caballo que el monarca, llegaba Luhan. Para cualquier persona aquella imagen no significaba nada, pero para ZhongDa era un golpe al corazón. 


ZhongDa trastabiló un segundo al dar un paso hacia atrás. No podía creer que lo veía de nuevo. No podía creer que Luhan había llegado tan descaradamente con la comitiva del rey. 


- Debes estar feliz, al fin podrás ver al mensajero Lu -Le dijo Qian, que esperaba a su lado para recibir a los invitados como señora de la casa- ¿Estás bien? Te vez algo pálido-Se alarmó la chica después de darle un vistazo al castaño.


- Estoy bien -Aseguró ZhongDa recuperando su postura solemne. No podía permitir que sus emociones lo delataran, se dijo, y esperó a que el rey y Luhan bajaran de su caballo y se acercaran. 


Qian hizo una reverencia e hizo las presentaciones. 


Los ojos de Luhan se abrieron grandes de sorpresa al percatarse de la presencia de su prometido, pero nada más, no dijo una palabra más hasta que el rey y los acompañantes se comenzaron a retirar. Quedándose Luhan atrás de manera intencional. 


- Hola -Lo saludó Luhan con nerviosismo, cuando estuvo a unos pasos de él. Qian y el rey alejándose por uno de los pasillos, para guiar a Sehun a los que serían sus aposentos. 


ZhongDa le dirigió una mirada triste al mensajero. 


- Hola, HanHan. 


Luhan lo miró de arriba a abajo, como queriendo memorizar su belleza. Gesto que sin duda lo habría hecho feliz en otro momento, más no ahora. 


- Te ves hermoso -lo alagó el más alto con sinceridad. Pero sólo consiguió una mueca de dolor por parte de su prometido. 


- Xiumin-ge ya me ha contado de tu amorío con el rey -Le dijo, queriendo terminar con ese asunto lo más pronto posible- No hace falta explicarte que evidentemente nuestro compromiso está terminado. 


- ¡¿Qué?! ¿Terminado? ¿Tus padres ya saben de ésto? ¿Le has dicho algo a mi familia? -Luhan trató de acercarse al castaño, pero este dió un paso hacia atrás, manteniendo la distancia. 


- No, sólo yo sé el motivo de la cancelación. Tu familia y la mía me culpan a mí, creen que me cansé de esperarte y que cancelé nuestro compromiso por capricho. No te preocupes, aún puedes seguir fingiendo tener honor con tu familia, sólo ya no quiero tenerte en mi vida nunca más. 


- ZhongDa no es lo que tú crees… -Tomó la mano del otro- No tenemos que cancelar el compromiso. Lo que pasó con el Rey es algo imposible, algo que no debió suceder. 


- ¿Y cómo quedo yo entonces? ¿Cómo la segunda opción? Me conformo con un esposo que sé que nunca me amará, que tiene a alguien más en su corazón. No soy tan tonto Luhan. A tí lo único que te importa es lo que mi familia puede ofrecer a la tuya: Estatus. 


- No es así…


- ¿Tienes idea de cómo me siento? -Lo interrumpió no queriendo escuchar más escusas- Yo te esperé y yo… te amé. Prácticamente crecí toda mi vida amándote. Todas la veces que te ibas a una misión te esperaba rezando cada día por que volvieras con bien ¿Tienes idea de cuántas veces llegaron a mí otras propuestas de compromiso? ¿Cuántos regalos o halagos rechacé por temor a quebrantar nuestros lazos?... Y mientras yo esperaba en casa siéndote leal, tú… tú le entregabas tu corazón a alguien más -Con el dorso de sus mangas limpió las lágrimas que amenazaban por caer. Luhan no merecía ni una sóla lágrima de su parte. No después de humillarlo de esa manera- Esto se termina aquí. Espero que seas muy feliz, Hanhan. -El menor soltó su mano y sin mirar atrás, lo dejó solo. 


 


-----


 


Horas más tarde, mientras todos los residentes e invitados de la casa se encontraban en el banquete de esa noche. Luhan bebía alcohol como si no hubiera un mañana, en uno de los pórticos, alejado de todo el bullicio. 


Se sentía miserable, un traidor sin honor. Haber visto a ZhongDa esa tarde sólo le había servido como recordatorio de qué tan bajo había caído y todo lo que había perdido por su tonto enamoramiento. 


Iba ya en su segunda botella de licor, cuando Xiumin apareció, al parecer de paso hacia el sitio del banquete. En su expresión destacaba la lástima, pero no hizo ningún comentario al verlo. 


- Se supone que ZhongDa y yo debíamos casarnos hace meses, cuando regresara de mi misión en Corea. Pero le pedí a su padre que pospusiera la boda para poder quedarme más tiempo con Sehun -Balbuceó Luhan como si el sirviente le hubiera hecho alguna pregunta e hizo una pausa para terminar de vaciar la botella en sus manos de un solo trago- ¡No debí haberme quedado! ¡Debí regresar cuando pude! ¡Debí casarme con ZhongDa! ¡Lo arruiné todo, le he quitado el honor a mi familia! -Lloró amargamente sobre el suelo. 


Xiumin suspiró y se sentó a su lado, dejando ver su lástima por el hombre sin reparos. 


- Nunca es demasiado tarde, Luhan. Siempre que sepas aceptar tus errores, aún tienes una oportunidad. 


Luhan lo miró un segundo y dejó salir un bufido irónico. Ni siquiera se sentía merecedor de ese concejo. 


- Fui un tonto, un imbécil ¿Y para qué? Me enamoré de un monstruo, viví con una venda en los ojos y seguramente cavé mi propia tumba. Sehun no confía más en mí, pero no me dejará ir, mucho menos ahora que Tao no está bajo su control. Sólo es cuestión de tiempo para que termine tratándome como a él. ¿En qué estaba pensando? 


Golpeó una y otra vez su cabeza con la palma de su mano. 


- ¿Por qué me olvidé de ZhongDa, si es perfecto? ¿Por qué no puedo amarlo a él en lugar de Sehun? Es hermoso, leal y de buena familia, es inteligente y tiene un don privilegiado. Y aún así, no pensé en él en ningún momento... ¿Cómo me olvidé de todo el trabajo que me costó llegar a mi puesto como mensajero?


- El amor nos vuelve ciegos… es bueno que ya te hayas quitado la venda de los ojos. 


- Ya es demasiado tarde… No sé por qué sigo aquí, debería morir. Pero soy demasiado cobarde, el príncipe Tao debería ordenar mi muerte pero es demasiado bondadoso, y Sehun ya me habría matado, de no ser por su orgullo que le impide deshacerse de su juguete favorito. 


- No es tarde, nunca es tarde. Quizá aún hay algo que el destino quiere que hagas -Xiumin le quitó la botella que le quedaba en las manos, impidiéndole seguir tomando- Los cielos son quienes deciden nuestro destino, no nosotros. Recuerda eso y deja de sentir lástima de tí mismo. 


El coreano se inclinó y ayudó a Luhan a ponerse de pie. 


- ¿Por qué eres amable conmigo? -Le preguntó Luhan dejándose cargar como muñeca de trapo. 


Xiumin lo pensó, pero la única respuesta que le llegó a la mente fue:


- No lo sé -Comenzó a andar con dificultad por el peso del menor- En el pasado una persona fue amable conmigo sin motivo, y eso cambió mi vida. Supongo que por eso no puedo evitarlo -Confesó, pero Luhan ya estaba comenzando a cabecear, ya no lo estaba escuchando.


 


-----


 


El médico Choi estaba en la habitación de Xiuxian divertido haciendole caras al pequeño príncipe, sacando muchas carcajadas por parte del menor que estaba encantado con los mimos de su abuelo. Se había negado a asistir a la cena de esa noche con la excusa de cuidar de su nieto y estaba completamente seguro de que la estaba pasando mucho mejor aquí, que el resto. Además de que, si veía o escuchaba al rey Sehun decir algo malo de su hijo o Zhoumi, no pensaba contenerse ahora que no se encontraba en Corea y sabía que eso no sería nada favorable para la alianza recién formada.


- Nosotros estamos pasándola mejor ¿Verdad XianXian? -Preguntó juguetón al niño soplando en su pancita. 


Tao los observaba a unos pasos, habiendo entrado hace sólo unos minutos. 


- ¿Qué haces ahí? ¿No deberías estar en el banquete? -Preguntó el mayor cuando divisó su presencia. 


- No soporto a mi esposo y sus comentarios sagaces, dejaré que Yixing-ge lidie con él -Respondió Tao- Él y Qian son los anfitriones, de todos modos. 


Siwon asintió, feliz de que Tao no estuviera dispuesto a seguir siendo molestado por el monarca coreano. 


- ¿Y por qué esa cara? -Preguntó viendo al príncipe decaído- ¿Dijo algo de tí?


Tao miró al suelo, sopesando un segundo lo que iba a decir. 


- No es eso. Yo… Solo no dejo de pensar en la reunión de esta tarde y el trato que hicimos-Se acomodó en su lugar.


- ¿Es muy malo? -Siwon cambió su tono por uno más serio. 


- Los enviaré a ustedes y a Xiuxian de regreso a Corea durante la guerra -Anunció Tao acercándose al mayor y sonrió con tristeza al ver a su hijo contento, jugando con sus propios pies. Soltando un quejido parecido a una carcajada al ver a su madre. 


Esos días serían los últimos en los que podría disfrutar de la risa del infante. Después de eso todo sería incierto. Su único consuelo es que el pequeño partiría con sus abuelos de sangre. 


- ¿Se lo has dicho a Zhoumi? -Siwon se incorporó guiando su atención hacia su hijo. 


Tao negó. 


- Temo decírselo. Sé que insistirá en quedarse pero me preocupa su salud. Sus heridas han sanado pero le han dejado débil. 


Siwon colocó una mano en el hombro de su hijo. 


- No te preocupes, cuidaré bien de ambos. Te lo juro. Y yo te ayudaré a convencerlo. 


Con un asentimiento, Tao aceptó sus palabras. 


Pero contrario a los temores de Tao, unos días después, Zhoumi aceptó irse sin mucha resistencia. Se sabía un inútil en su estado actual, no quería ser una carga y mucho menos una preocupación para Tao en ese momento tan crucial. Así que en los días que sucedieron, prepararon todo para su partida, que terminó llegando más rápido de lo que ninguno de los miembros de la familia deseaba. 


Zitao no lloró al verlos partir, pues se había prometido que no quería que esa fuera la última imagen que su hijo guardará de él en su memoria, en caso de que no lograran ganar la guerra. En cambio, los despidió con una sonrisa brillante y palabras de esperanza para su reencuentro. Sólo hasta que el carruaje fue lo suficientemente pequeño en el horizonte se permitió quebrarse. Apenas había recuperado su familia y ahora tenía que dejarlos ir. 


Una mano pesada se sintió en su hombro intentando darle consuelo. 


- Es por su bien -Le recordó la voz de Yifan. 


Tao sabía la verdad en esas palabras, pero eso no hacía que su pecho doliera menos. 


 


[ . . . ]

Notas finales:

Al fin ya hemos llegado al penúltimo capítulo. Están preparados pare el final??

Estoy muy feliz por cómo terminó este capítulo y creo que quedó aceptablemente largo Jejeje. Debo admitir que siento un poco de lástima por Luhan, el sólo cometió el error de enamorarse de la persona incorrecta :( y en cuanto a Sehun al fin podemos darnos una idea de cuál era su intención desde el principio ¿O de verdad creyeron que dejaría ir a Tao de buenas a primeras? 

Un detalle que quise agregar, aunque no lo expliqué en el capítulo es el hecho de que escogí el nombre de Xiuxian con toda la intención de que éste compartiera la primera sílaba que Xiumin, esto para enfatizar un poco más la cercanía en la relación que tienen él y Tao, quien al creer muerto al mayor, decide honrar su memoria en el nombre de su hijo ;) 

Mientra que, en cuanto a la conversación entre Xiumin y Luhan, tenemos que recordar que en general una creencia que prevalece en algunas culturas asiáticas es la de el hecho de que existen vidas pasadas y está también muy ligado a su concepto del “el destino”, por eso el concejo que Xiumin le da a Luhan. No soy ni filósofa ni mucho menos historiadora, pero me gusta agregar lo más que pueda al contexto de la historia jejeje.

...Estoy segura que había algo más que aclarar pero en este momento no lo puedo recordar, así que es todo por hoy ( ; n w ñ)/ Muchas gracias por leer y nos leemos en el capítulo final!! (Aún estoy decidiendo si subirlo este lunes o esperar hasta el viernes XD díganme ustedes ¿Cuándo les gustaría?)

Matta nee~!!


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