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Melodías a nuestro nombre (ShiIta) por zeldaxlove1997

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El silencio reinaba la habitación, desde que cruzaron la puerta se creyó incapaz de soltar cualquier cosa para calmar su mal humor, sabe de sobra que la culpa de su mal genio había sido todo su culpa por no haber sido honesta desde un inicio. La mirada carmesí escrutaba la esmeralda como si con eso contuviera toda la furia que le recorría las venas hasta picarle en los nudillos blancos de tan fuerte que apretaba el sofá. 

Voltea la vista a su hermano menor que solo le regresa la mirada con un indicación para que sea ella quien inicie la conversación y solucionen las cosas porque de otra forma el pelinegro saldría de ahí enfurecido. 

Suelta un silencioso bufido antes de sentarse cerca del pelinegro aún sin atreverse a tocarlo ni por asomo, con temor a una negativa de su parte, se limita a verle con los nervios de punta mientras escoge bien las palabras que dirá

- Shisui.. yo - 

- Temari - le corta abrupto, soltando un suspiro para evitar gritar a todo pulmón - no me lo tomes a mal pero necesito pensar las cosas y si en los próximos minutos escucho el sonido de tu voz no podré ser responsable de mis actos - entorna sus ojos carmesí sobre la rubia que traga saliva con dureza, asintiendo con pena - 

- No te enfades con ella, al final te lo ha dicho - interviene el pelirrojo que hasta el momento en que llegaron no había dicho absolutamente nada luego de analizar la mirada de ambos - 

Shisui voltea hacía él y está apunto de pedirle que no interfiera pero increíblemente logra controlarse y llevar una mano al rostro para tallarlo con rudeza 

- Solo quiero saber ¿desde cuando lo sabías? - 

La rubia baja la mirada, incapaz de seguir sosteniendo la furiosa mirada carmesí que deseaba atravesarla como cuchillas. Sabe que decirle la verdad solo arruinaría aún más las cosas, decirle abiertamente que el mismo Itachi no quería que se enterara solo aumentaría sus pensamientos de odio hacía él y era lo que menos quería. Temari deseaba con todo su corazón que Shisui pudiese sanar sus heridas y el tener a su ex pareja cerca no era la mejor idea de todas pero enterarse de la existencia de un hijo entre ambos cambió todo en un sentido positivo, según lo veía ella pues creía que aquel suceso podría brindar un poco de paz y amor en la vida del joven cantante. 

- Tampoco lleva mucho que me enteré... - susurra mirando sus dedos que juguetean nerviosos - fue esa vez que no deje que vinieras al centro comercial conmigo - 

Contarle cómo volvió a encontrarse con Itachi tampoco era una buena opción, pues el panorama no era para nada agradable, es decir, cualquier persona en su sano juicio se escandalizaria de saber que su hijo se extravió en manos de su ex pareja mientras trabajaba. Ya bastante tendría que lidiar el pelilargo cuando Shisui fuera a confrontarlo como para todavía anexar que había perdido a su niño en el centro comercial. 

Oh eso era otra cosa que anexar a su culpabilidad, Itachi seguramente la odiara por haberlo delatado. 

- Una semana - susurra este aún sin creerse que le hubiese ocultado esa información - una semana de puras mentiras.... - 

Temari se muerde el labio inferior, visiblemente avergonzada, claro que sentía el dolor del ojirojo al enterarse de la noticia, a ella también le hubiese disgustado que Shisui se enterara de algo con respecto a ella y se lo ocultara por un buen rato, definitivamente actuó como una mala persona, traicionó a quien más confiaba en ella y ahora había metido en un lío a alguien más y todo por su idea tonta de sobreprotección. Es decir, ya había visto a Shisui hundirse en la depresión luego de que su relación con Itachi no funcionara, no quería volver a verlo tirado en el suelo sin ganas de vivir. 

- Lo siento - murmura aún sin atreverse a fijar los orbes verdes con los carmesí -

No obtiene ninguna respuesta, solo puede escuchar como el menor se dirige hasta la puerta de entrada para irse cuanto antes de esa casa, ya no había más que hacer ahí

El pánico se apoderó de la rubia que con prisa se levanta y sale tras el pelinegro que en ningún momento voltea a verla, estaba concentrado en desactivar los seguros del coche para subir y poner el auto en marcha.  

- Shisui a guarda... - finalmente y con algo de valor se atreve a tomarle del brazo pero el contacto apenas y dura unos segundos cuando los penetrantes ojos llenos de ira se posan sobre ella en una advertencia para que le suelte - no te enfades con él... te lo pido - súplica con la mirada cristalina, a nada de soltarse a llorar - no tiene la culpa de que te enteraras de esta manera, estoy segura de que estaba pensando en decirlo de alguna forma - 

- ¿Porque habría de creerte? me has mentido en esto y quien sabe en qué otras cosas - sus palabras eran duras, crueles pero comprendía que la furia solo le estaba nublando el juicio -

- Lo sé, sé que no merezco pedirte nada luego de esto pero Shisui por favor no vayas a hacer nada imprudente... no ahora que tienes el peso de una responsabilidad muy grande en tus hombros y que depende de ti si quieres tomar ese derecho o no - 

Aunque el enojo en esos momentos no le dejará pensar con claridad, de alguna forma Shisui sabía que Temari tenía un punto a favor, ahora que era consciente de que tenía alguien que dependía completamente de él y que eso de alguna forma estaba ligado a su ex pareja lo ponía a pensar en muchas cosas, por un lado no quería verse involucrado con Itachi nunca más, era algo que se había prometido desde que terminaron, no volvería a dejarse llevar por sus sentimientos.

Y ahora con está noticia solo generaban más confusión en él

Tenía tanto en que pensar.  

 

 

 

*

Ambas miradas no dejaban de voltearse a ver de vez en cuando y volvían a posarse en la sonrisa embobada de su amigo, desde que llegaron notaron esa visible felicidad en el otro pero ninguno se atrevió a preguntar, ahora que era hora del almuerzo les inquietaba que la expresión se mantuviera sin ni un solo cambio

- Oye amigo esto está comenzando a asustarme - dice Deidara luego de unos minutos - 

- ¿Puedo preguntar a qué se debe esa extrema felicidad? - está vez es Itachi quien cuestiona, casi tan sorprendido como el blondo que miraba aterrado al peliazul - 

Kisame parece salir de su ensoñación para volver la vista a sus amigos que no le quitaban el ojo de encima. Suelta una suave risa y niega repetidas veces, tomando de su bebida con tranquilidad

- Nada, es solo que... - se rasca tras la nuca, casi podían jurar que un leve sonrojo se instaló en las mejillas de este - digamos que formalice una relación en estos días - 

- Oh ¿te refieres a esa chica con la que tienes clases particulares? - 

Este parece sobresaltarse y el sonrojo aumenta, haciendo evidente el bochorno que sentía el solo mencionar eso 

- ¿Q-Que? ¿es que tu ya lo sabías, Itachi? - abre la boca sorprendido - 

- Claro, lo dices casi todos los días - se encoge de hombros como si fuese evidente - 

Una suave risa inunda el lugar, asintiendo con algo de pena, había olvidado ese detalle

- Si, creo que la he mencionado un poco - baja la mirada avergonzado - 

- ¿Un poco? ¡Si todos los días nos cuentas de ella! - se queja el blondo, revoloteando los ojos -

- Tu también te la pasas hablando de Sasori y él no se ha quejado - defiende Itachi - 

Deidara abre la boca mirando con el ceño fruncido a su amigo, casi reclamando su traición 

- ¿De lado de quien estás, Ita? del tiburoncin o el mío - se cruza de brazos infantilmente - 

El pelilargo revolotea los ojos, negando varias veces

- De ninguno, solo creo que a cada quien le apasiona hablar de algo - 

- Como tú con Hiro-chan - le pica las costillas molestando - 

Itachi frunció el entrecejo y da un leve empujón al blondo 

- En su defensa todos aquí amamos a Hiro-chan - está vez el peliazul interviene - 

Los tres asienten efusivos, ese pequeño se había ganado el cariño de los ahí presentes con su ternura

- Oh no, se aproxima el mayor estorbo del mundo - replica con desgano Kisame, apoyando la cabeza en sus brazos - 

Deidara e Itachi voltean en dirección a donde señaló su amigo y vieron al pelirrojo novio del blondo aproximarse a su mesa 

Ni tiempo dio siquiera de que el rubio mandara al diablo a su amigo azulado, cuando este ya se había salido del asiento para lanzarse a los brazos de su pareja 

- ¡Danna! - le da un largo beso que solo hacen asquear a sus amigos, volviendo la vista  al centro de la mesa - 

- Vamos a comer - dice el otro, sujetando al otro por la cintura - 

Asiente efusivo, despegándose solo unos segundos para volver a sus amigos

- Bueno chicos... no quisiera irme pero el deber me llama - menciona dramático, tocándose la frente con pesar - 

- ¿el deber de la idiotez o como? - molesta Kisame, ganándose una mala seña de parte del blondo que se despide mientras vuelve hacia su novio - 

 

- Parece como si nada hubiera ocurrido entre ambos - menciona Itachi una vez que ambos se quedan solos - 

- Lo sé, incluso me sorprende que Sasori hubiese accedido a hablar con él luego de lo ocurrido, no se ve la clase de persona que dan segundas oportunidades - 

- Creo que es porque en verdad lo ama - Itachi forma una pequeña sonrisa al decir aquello - 

- Bueno antes decía que era un idiota engreído pero creo que en eso tienes razón - se encoge de hombros - 

- Me gustaría resolver las cosas como Dei, es como si siempre tuviera las palabras correctas para el momento indicado, a veces no sé ni cómo debo actuar y terminó arruinando las cosas - hace una mueca melancólica - admiro mucho eso de él - intenta formar una sonrisa, fallando en el intento - 

- Lo dices por... - 

- Me alegro mucho que por fin hayas formalizado tu relación con Konan - interrumpe abrupto, sabiendo de sobra a donde iría a parar el tema, quería evitar a toda costa hablarlo - 

Y al parecer logra persuadirlo pues de inmediato regresa esa sonrisa embobada del otro

- Si.. es una buena chica - 

- ¿Ya has hablado con sus padres? - 

- No, aún no me atrevo - se rasca tras la nuca, como si recordara ese pequeño detalle - creo que me mataran al enterarse - una risa nerviosa se escapa de los labios ajenos - 

- Eres una buena persona, no veo porque deben de reaccionar mal, además ella te ama - le reconforta, sonriendo con tranquilidad - 

Kisame le devuelve el gesto, asintiendo 

- Sabes Ita, no creo que no sepas resolver las cosas por tu cuenta, en realidad eres muy listo, solo creo que a veces piensas mucho las cosas que terminas huyendo de esas ideas porque crees equivocarte - 

El pelilargo baja la mirada, analizando las palabras de su amigo 

- Entonces... ¿qué crees que debo hacer? - 

- Dejar de temer - se encoge de hombros, tomando su mochila para volver a clases - el miedo es el que te retrasa de alcanzar lo que quieres, muchas veces el pararte a pensar demasiado las cosas puede no ser siempre lo mejor, se te escapan muchas oportunidades por no decidir a tiempo - 

Si tan solo hubiese sido un poco más rápido en actuar, puede que no hubiese perdido a Shisui...

- Kisame - llama en voz baja - gracias - le regala una suave sonrisa que el otro corresponde de la misma manera - 

 

Miedo, solo eso. 

 

 

 

*

 

Suspira agradecido de por fin poder pasar un rato aunque sea poco junto a su pequeño, había estado trabajando muy duro toda la semana pero de lo que logró ahorrar decidió llevar a Hiro a un local de hamburguesas donde tenían una zona de juegos, su niño se mostraba tan feliz que no se había despegado ni un solo momento de él. 

Sonreía viéndolo jugando desde lejos en los toboganes, sacando de vez en cuando una foto con el móvil para guardarla más al rato en su computadora, tenía toda una carpeta con fotos de su hijo y él cuando salían a cualquier lado, incluso tenía fotos de su nacimiento, de hecho su fondo de pantalla en esos momentos era él en la camilla del hospital abrazando con todo el amor del mundo a su pequeño Hiro envuelto en una manta color azul claro. 

 

Las luces lo cegaban, sentía todo el cuerpo entumecido, apenas y podía estirar los dedos de los pies, miraba para todos lados buscando que algunas imágenes fueran más claras a la vista, pero solo veía un movimiento tras otro de diversas personas, médicos de un lado para otro, el sonido de los artefactos estrellar una y otra vez contra los contenedores, el fuerte aroma a medicamentos y sangre. Voltea hacia un lado donde ve a su doctor quitándose los guantes y el cubrebocas en la zona de esterilización, para proseguir lavándose las manos mientras las enfermeras lo trasladaban a una camilla y sacarlo del quirófano, esta vez las luces blancas del pasillo le molestaron más que los otros focos de su antigua habitación, ansiando tallarse los ojos para aclarar su visión pero se sentía tan agotado que no pudo mover ni un músculo. 

Una vez colocado en la camilla cierra unos segundos los ojos, no quería quedarse dormido sin antes poder ver a su bebé sano y salvo, su tío estaba fuera de la habitación esperando pero de cualquier manera quería cerciorarse de que todo marchara bien. Un dulce cantar de pájaros le obligan abrir los ojos y enfocar la visión en aquel gran árbol que daba vista a través de la ventana de la habitación, donde podía apreciarse un precioso y soleado día acompasado con el cantar de una pajarita que alimentaba a su cría en un nido de paja

Solo el sonido de un pequeño llanto ingresando a la habitación pudo devolverle un poco de fuerza para voltear hacía la puerta y ver a una enfermera con un bultito envuelto en una manta azul claro

 

Estira los brazos con todo lo que su fuerza le permiten y espera a que la enfermera coloque bien al bebé entre sus brazos, una vez colocado entreabre con cuidado la manta que recubre el níveo rostro del pequeño, sonriendo con toda la alegría del mundo mientras sus dedos recorren con suavidad el rostro adormilado

- Es tan hermoso - susurró más para sí que para la mujer que miraba enternecida la imagen - 

Acerca con cuidado al bebé para abrazarlo dulcemente, depositando un pequeño beso en la cabecita 

- Hiro, mi pequeño Hiro - 

Abundancia. Si, eso era. 

 

El hermoso recuerdo del nacimiento de su hijo era el recuerdo más intacto que tenía en la cabeza y con el que se alegraba los días cuando algo no salía bien, era como su antídoto contra los malos momentos, recordar lo afortunado que era de tener a esa dulzura de niño junto a él. 

Mira su reloj de pulsera donde apuntaba las 4:50 pm, debía darle su merienda a Hiro y después llevarlo a casa, aún tenía tarea por terminar y aunque odiara no poder compartir más tiempo con el menor, no podía permitirse alejarse de sus obligaciones. 

Se levanta dejando a un lado los juguetes del menor en el asiento para ir a buscarlo al área infantil donde muchos niños correteaban de un lado a otro. Ve entre la alberca de pelotas a Hiro que se divertía sujetando las pelotas amarillas y rojas

- Hiro es hora de tu merienda - llama una vez que está frente a la dichosa alberca - 

El menor asiente algo estirando los brazos para que el mayor lo tome y saque de ahí. En condiciones normales habría hecho berrinche por quedarse más rato pero tratándose de la merienda no se oponía, era la parte de la comida que más le gustaba. 

- Ten cuidado de no mancharte la ropa ¿de acuerdo? - abre un pequeño tupper que contenía unos panqueques de fresa con mermelada de moras - 

El menor asiente, tomando uno para llevárselo rápidamente a la boca

- Oye Hiro ¿el fin de semana quieres ir al templo de Konoha? - cuestiona pasandole una servilleta por la comisura de los labios que se mancharon con la mermelada de mora - 

El niño vuelve a asentir con la cabeza, concentrado en la comida. Itachi sonríe enternecido, dejando que el menor coma tranquilamente. 

Con calma comienza a guardar las cosas de su hijo en la mochila que siempre cargaba, asegurándose de no olvidar nada, viendo tirado a unos cuantos metros de donde estaban su juguete de dragón que le regaló Deidara, recordaba lo feliz que se puso cuando se lo dio. 

Sin perder de vista a Hiro se levanta por el dichoso juguete para volver a su mesa, pero al momento de levantar la vista el aliento se le corta y siente que las piernas le flaquean por unos segundos

El corazón se le acelera y el cuerpo comienza a sudar frío, sintiendo un temblor recorrerle toda la columna vertebral hasta acabar en sus cuerdas bucales que son incapaces de emitir sonido alguno, apenas y es capaz de parpadear cuando la viva imagen de esos brillantes ojos carmesí le enfocan. 

Todo sonido de aquel establecimiento de paraliza, era como si todo a su alrededor dejará de funcionar y solo pudiera centrar la vista en aquella imponente imagen que le observaban desde la entrada del establecimiento, con las manos en los bolsillos del pantalón y la misma expresión seria que recordaba cuando... eso paso. 

Traga pesado aún sin moverse de donde está, sujetando con fuerza el juguete de dragón, casi temblando en su lugar cuando este se aproxima hasta donde está. 

Casi podía jurar que los dientes le chocaban entre sí por los nervios, apenas pudiendo sostenerle la mirada cuando lo tuvo enfrente, dejando salir unos cuantos jadeos de angustia, pegando el juguete a su pecho

- S-Shisui... - 

El nombrado no cambia en ningún momento su seria expresión, al contrario, solo le miraba directamente como si quisiera descifrar algo de él, pero Itachi solo se sentía cada segundo más vulnerable, casi como si hubiera cometido el peor crimen del mundo y estuviera frente a un millón de personas señalando de culpable, se sentía tan expuesto, tan débil, tan pequeño.. 

No puede saber con exactitud cuánto tiempo estuvo viéndolo, solo reacciona cuando los orbes rojos se desvían de él y se postran en la mesa donde antaño estaba sentado junto... a Hiro. 

- P-Puedo explicarlo... - 

Es lo primero que su mente lanza cuando siente que ya no hay paso atrás a lo que va a ocurrir y ha sido todo su culpa. 

- Seguro que sí. 


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