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Dos son mejor que uno por alex solano

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Fred ubicándose al frente le mostro ante su confusión un anillo, no tenía nada especial a simple vista, era negro, tenía el aspecto de cortado y pulido, tal vez fue extraído de una piedra preciosa, podría ser obsidiana, pero siendo de la procedencia de los dos mejores bromistas del colegio totalmente natural dudar.

El gemelo de al frente, tomo los dedos largos y pálidos del rubio, ayudado con George sujetando su muñeca que seguía peleando por su liberación, deslizando el anillo por el anular.

-voy a explicarte mi querido engreído principito, es nuestra más reciente y exclusiva invención solo para ti, pues sabemos que era los suficiente orgulloso para negar todo, ¿sabes lo que es el Veritaserum verdad?-le pregunto casi retóricamente Fred.

-Púdrete-le escupió, saliendo una carcaja George, teñiendose de repente el anillo de color rojo carmesí.

Draco lo miro con algo de miedo, pensando que el anillo de repente se calentar y quemara su mano.

-una mentira-declaro George totalmente complacido al ver el resultado.

-Este anillo básicamente funciona igual, si lo que dices es verdad se teñirá de verde- explico Fred.

-...y si mientes será rojo- termino el otro, se rio por dentro al ver la aparente palidez que comenzaba a emerger de su rostro. –lo maravillo es que aún no contestes, puede leerte los pensamientos, aunque solo funciona con preguntas de respuesta cerrada, afirmación es verde y negación es rojo-termino.

-no hay escape-

-hagamos una prueba-sugirió Fred.

-bien, ¿nos consideras jodidamente atractivos?-pregunto provocativo al rubio.

-¡¿Qué?! ¡No!-se ilumino en rojo.

-es bueno saberlo-rio entre dientes el que le sostenía.

-oh, vaya...¿acaso tienes una tendencia por los pelirrojos?-jugo con sus cejas el otro.

-¡vete a la mierda!-ladro, iluminándose en verde.

-nos conmueve tan bellas palabras-se llevó una mano al pecho en dramatismo Fred.

El rubio apretó sus labios, determinado a no decir nada más.

-¿ah, con que la ley del hielo? No importa-

Se miraron ambos hermano con gracia, esto en otra situación seria totalmente divertida, pero no les quedaba mucho tiempo, McGonagall sospecharía si no los ve a tiempo en su aula.}

Era la hora.

George casi de manera inusual adopto un gesto de seriedad en su rostro, murmurándole al más bajo por una cabeza la pregunta.

-¿recuerdas lo que pasamos juntos?-le dijo al oído.

Draco no se esperó la pregunta tan directa y con ese tono de voz, estremeciéndole el cuerpo, en un clic su mente rememoro todos esos recuerdos de el con los dos felinos, de su alegría de tener un compañero, de la inexistente soledad, de todas sus confesiones dichas y risas.

Bajo la mirada al suelo, no dijo nada pero el anillo se ilumino en verde.

-vaya...asi que significo mucho para ti-exclamo George.

-¿sigues molesto?-siguió preguntando.

El color verde siguió persistente.

Era de esperarse, pensaron ambos, pues la forma en cómo se inicio las cosas no fue la adecuada. No lo culpaban de pensar y dudar de sus motivos, cualquiera lo hubiera hecho.

-¿nos odias Draco?-pregunto en tono más suave Fred a su frente.

Ambos por unos segundos aguantaron la respiración antes de soltarla con gran alivio al ver como comenzaba a teñirse de rojo.

Eso era totalmente bueno.

-¿te arrepientes?-siguió Fred, levantándole el mentón con sus dedos para mirarlo a los ojos.

Bajo sus cejas en algo de pena al ver las preciosas gemas cristalizarse por unos segundos antes de arrugar el gesto en amargura.

-Si-se ilumino en anillo en rojo, una mentira.

Los pelirrojos por un momento se miraron a los ojos antes de proceder.

Las manos de Fred acunaron la mano izquierda del rubio, seguido por su otro hermano que dejo de sostenerle

Draco los miro perdido, no sabiendo exactamente qué pasaba.

Se fijó entonces en sus grandes manos salpicadas de imperceptibles pecas, algo cayollas pero cálidas, llevando el mismo anillo negro en sus anulares.

Ambos le miraban intensamente con sus orbes azules, poniéndolo totalmente incomodo, taladrándole, como si invadieran su mente con legeremancia. Eso le comenzaba añadir una taza más grande a sus nervios, no era usual ver a esos payasos tan serios.

-nosotros nunca...-

-..,nos arrepentimos-

Abrió sus ojos en platos ante la respuesta.

Fue iluminado por el verde.

-lamentamos que se dieran las cosas así- verde.

-pero no lamentamos el conocerte-siguió persistente el color.

-sentimos mucho como término...-cerro los ojos apenado el gemelo.

-...y te queremos en nuestra cama-termino Fred, pero fue golpeado por un sape por su hermano.

Eso también era verde, ante el asombro y el sonroja miento total de su cabeza.

-¡¿Qué mierda contigo hermano?! ¡Eso no fue lo que practicamos! ¡Lo vas asustar!-le reprendió escandalizado, tratando de no dejarse llevar de las carcajadas grande de su hermano.

-perdóname, es que no pude evitarlo-se carcajeo, limpiándose una lagrima falsa en su ojo.

Ah...definitivamente no eran tan serios como creía, pensó el rubio.

-Pervertidos-murmuro, arrugando su gesto.

-él es el asalta cunas, a mí no me va la pederastia-se defendió.

-¡Oye!-

Tocio, haciendo señas a su reloj a su hermano, recordándole que faltaba poco para la clase con la gata.

-En resumen, no te dejes con el imbécil de Zabini-

-No te va, es un don Juan-rodo los ojos odioso.

-¡ustedes no tienen el derecho!, yo puedo juntarme con el que se me dé la gana-exclamo molesto, cruzándose de brazos.

-Ah, pero si lo tenemos-sonrió de lado Fred.

-¿es que aún no lo entiendes?-lanzo la pregunta retórica al aire el otro.

El rubio siguió mirándolos sin entender todavía.

George sonrió cual gato chesiere, acercándose a su rostro con el brazo arriba de su cabeza, acorralándolo contra la pared, deleitándose ante esas expresiones y gestos indignados, nerviosos y avergonzados.

-Nos gustas Draco-se relamió su nombre al final, haciéndole erizar.

-A ambos nos tienes locos-le siguió Fred a su lado.

Miraron al albino, que había quebrado toda su máscara para mostrar esa expresión de shock, con la boca abierta, balbuceando letras y palabras incompletas.

Sus anillos siguieron verdes en todo momento.

-¡E-es, N-no tiene sentido!-dijo desesperado.-¡¿Cómo puedo gustarle a los dos?!-pregunto sin entender.

Ambos le miraron aburrido, como si fuera obvia la respuesta.

-Nos gustas y ya-encogió de hombros Fred, asombrando nueva mente a un indignado Draco por la vaga respuesta.

-No hay mucho por entender-rodo los ojos el pelirrojo.

-¡Pe-pero!, ¡no pueden ser dos!-quiso negar una vez más.

Los dos se miraron por un momento para luego sonreír con mucha complicidad.

-La pregunta es...¿Por qué no?-dijo con toda la naturalidad.

-Siempre hemos compartido todo...-recordó Fred.

-...amarte ambos a la vez no es un problema-resto importancia.

-porque conformarse con uno...-

-Sí puedes tener a los dos, Draco- sonrió angelicalmente falso George.

-además, ¿Por qué negarte?, te gustamos, el anillo no miente-señalo a su dedo, que brillaba en verde esmeralda. –En todo este tiempo solo has sacado excusas para negarte, ni siquiera porque somos Weasley's, ¿lo has notado?-se sintió satisfecho al dejarlo sin palabras.

Draco ya no sabía que decir, no tenía más palabras en su boca para seguir evadiendo.

Esta mañana pensaba que sería un día como cualquiera otro, levantarse de su cama, ducharse, arreglarse en el espejo para lucir impecable, desayunar, visitar a su amiga la fantasma, enviar un carta a sus padres y asistir a pociones con su padrino, probablemente durante el transcurso moleste a Potter.

Más nunca se imaginó, que los gemelos Weasley, aquellos dos gatos gemelos, sus primeros compañeros, los objetos de sus miradas y recuerdos inolvidables, le acorralarían en el baño para exigirle que deje de ver a Blaise por la sencilla razón que les gustaba...

A ambos les gustaba, pensó avergonzado, mordiéndose el interior de la mejilla al prevenir el calor de sus mejillas.

Ambos gemelos supieron que era hora de retirarse, pero no se irán sin darle un aviso.

-Nos gustas Draco, no lo dudes-confesaron nueva mente los dos al unísono, cual canarios cantando una tonada.

-pensábamos decírtelo cuando nos graduáramos, cuando ya estuvieras más grande...-confeso George.

-...pero vimos que hay más tiburones en el mar detrás de ti- dijo con algo de amargura.

-No íbamos a quedarnos de brazos cruzados-se irguió derecho, acomodándose su suéter.

-Así que este es un aviso, Draco-le revolvió sus cabellos en despedida el gemelo sonriente.

-No puedes ver y tampoco irte con otro- se encamino Fred hacia la puerta.

-¡porque estas reservado por los gemelos Weasley!-Exclamaron ambos a la vez, mirándolo esos ojitos de borrego grises, que seguía sin moverse de su sitio a pesar que retiraron el encantamiento de pegado de zapatos.

George le lanzo su varita al aire, tomando al aire sin dificultad.

Ambos le guiñaron el ojo a la vez antes de irse por esa puerta, podía escuchar los pasos rápidos y las quejas de ellos que llegarían tarde a la clase.

Draco se quedó aun en su sitio, mirando la puerta por donde se fueron, aun si creerse de lo que acaba de pasar.

Miro la hora en su reloj, había pasado no más de unos 15 minutos, pero él los había sentido eternos.

Se limitó solo a caminar hacia la salida con paso tranquilo, transitando por los pasillos de la escuela hacia el exterior del castillo, sin hacerle caso a nadie que le saludara, a Potter que le pregunto con sospecha a donde iría, ni las pullas de la comadreja o las insinuaciones de Pansy.

La lechuceria estaba vacía de personas pero llena del ulular de las lechuzas de Hogwarts.

Cual muerto viviente saco un trozo de pergamino de su mochila adjunto a su pluma de águila que escribía sin necesidad de tinta, garabateando un breve mensaje en el papel, enrollándolo sin demora, escogiendo una lechuza al azar, una pequeña de color marrón con manchas blancas en sus alas con enorme ojos amarillos, le ato el mensaje a la pata, le murmuro su destino y la alzo en vuelo, no se marchó hasta no verla perderse en el cielo.

Narcissa Malfoy leía con gesto ya algo desesperada a su libro de jardinería, no entendía cómo es que el resultado era totalmente diferente al del dibujo, las rosas no tendrían que ser de color negro, rompía con toda la estética de su jardín.

Bueno, no era tan malo considerando sus narcisos de color verde chillón, comenzaba a dudar de la veracidad del libro.

Sintió el arañón de las protecciones de la mansión, alzo la vista al cielo, mirando una lechuza pequeña que bajaba en círculos hacia su ubicación. Alzo su brazo elegantemente hacia la lechuza para que aterrizara en su brazo, acariciándole delicadamente las plumas de su cabeza.

Tomo entre sus dedos el pequeño rollo de pergamino, debía ser de Draco, debe estar de verdad choqueado por algo, pues normalmente envía un pergamino con varios centímetros de quejas, exigencias y chismes.

Desenrollo el papel entre sus dedos para leerlo.

Madre, quiero morirme.

Ah...que dulce, pensó con gracia.

No hace mucho que una lechuza torpe, estrellándose contra todos los vitrina les de su invernadero, le entrego una carta muy peculiar.

Buenas tardes suegris ;v

Conociendo a su marido, que es más amargo que limón con libra de sal (sin los altos ánimos de ofender), le pedimos (le rogaremos en caso que no acepte, podemos ser muy insistentes) permiso para cortejar a su hijo.

Le juramos por nuestro dinosaurio ser buenos yernos.

Si acepta (porque aceptara, somos un rayo de sol) le daremos un cupón gratis para comprar con 50% de descuento en artículos de nuestra futura tienda de bromas (todavía no sabemos si nuestra madre nos dará nuestra mesada para completar la cuota).

Hasta entonces le regalamos esta flor para otra flor, si dobla la punta hacia arriba sale un chorro de agua, creemos que puede divertirle mojarle los ojos a su esposo.

Con cariño: Fred y George Weasley

En todos sus años de vida nunca se había reído tanto de una simple carta.

Bueno, hacerla reír de esa forma se merece algo de su atención, así que se dijo ¿porque no?

Sinceramente les deseo buena suerte, su hijo es muy difícil.

¿Fin?

Notas finales:

Muchas gracias por Leer.


pensaba que esta historia corta puede tener una continuación, tal vez me anime mas adelante a escribir otras.


yo vere...


Comenten si les gusto.


En mi perspectiva le falta algo, creo que el toque humoristico, es que soy algo serio y no se me da mucho para darle el humor.


¡Hasta la próxima!


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