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Más de media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

¡Que tal chiquis! Les tarifo el tercer capitulo de esta historia.

 Les dejo las aclaraciones de las expresiones:

 -Ni en pedo: Ni loco.

 -Pucho: cigarrillo.

 -Chamuyero: seductor/ escurridizo.

 Espero les agrade.

 ¡A disfrutar!

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 El sonido de la radio quedó en segundo plano al igual que los papeles. La helada de la noche cayó azotando tanto a Singapur como a la oficina de Levi Ackerman. En una circunstancia cotidiana prendería la estufa, o se serviría una nueva ronda de té para calentar el cuerpo. Pero en este caso, el contexto era diferente. No le hizo falta; su anatomía estaba siendo bien calentada por el cuerpo de Jaeguer bajo suyo.

 ¿Uno, dos minutos? No calculó exactamente el tiempo que dedicó para besarlo contra el sillón. Sentía los labios arder y picar. Las manos no se le quedaron quietas y contorneo la figura de Eren de arriba abajo; de abajo arriba. Las piernas, las costillas, los hombros, el cuello; acarició cada espacio que pudo sobre la ropa, y cuando unos dedos ajenos tomaron el final de su camisa para quitarla, recayó en lo que estaba haciendo y con quién.

 -Eren…- cortó la sesión de besos.

 -¿Que pasa? - interrogó ante la inactividad del mayor.

 No dijo nada. Simplemente se bajó del encuerado sillón para tomar un cigarro y prenderlo, sentándose en el sillón individual ubicado en frente.

Eren lo notó; algo paró en seco toda la situación. Estudió la careta del mayor mientras se arreglaba la camisa, y creyó entender sus pensamientos.

 -Fue muy rápido ¿No? - dudó el menor al sentarse decentemente.

 -No es por eso - exhaló el humo a un costado, evitando que éste llegará a Eren - pero tenemos mucho que hablar y aclarar.

 -En eso tiene razón -

 Como no obtuvo respuesta y (para colmo) la mirada del mayor estaba perdida, caminó del futón hasta el pequeño escritorio donde reposaba la lava eléctrica y los utensilios del té. Levi no dio objeción cuando escuchó el agua burbujear y menos cuando el olor a té de lavanda inundó sus fosas nasales. Un momento después dos tazas fueron depositadas en la acogedora mesa de vidrio, la cual separaba ambos sillones.

 Una sonrisa alegre emergió en las comisuras de Eren.

 -Cuando le daban dolores de cabeza o tenía muchos documentos de la Legión para llenar, yo le preparaba un té de lavanda…¿lo recuerda? - preguntó el chico al ofrecer la taza.

 -Sí. Venías a mi habitación como un perro faldero en la noche mientras terminaba los informes - contestó de forma sarcástica.

 Apagó el cigarrillo en el cenicero para degustar el té; un placer relajante que le adormeció la mente.

 En medio del ambiente liviano, desahogaron las incertidumbres.

 Decidió comenzar el menor.

 -¿Por qué no me dijo que tenía recuerdos?

 -¿Vos porqué no lo hiciste? - le devolvió.

 -No tenía idea de si había reencarnado. Hubiera quedado como demente si se lo preguntaba de la nada.

 El mayor dio un sorbo corto a la taza.

 -Ahí tenes mi respuesta - contestó cruzando una pierna - ¿Qué tanto recordás y hace cuánto tiempo te llegaron las memorias?

 -Mgh - río débil el chico - fue de pequeño. En la escuela primaria. Realmente fue horrible...no podía entender nada. Lo comprendí del todo a los 15… desde entonces, mi vida no volvió a ser igual.

 -Ja, no sos el único - informó el mayor - me sucedió lo mismo, aunque unos años más tarde.

 Eren juraría que los ojos de Levi manifestaron aflicción y angustia. De esa forma recordó lo mal que se sintió tales años. Esos momentos le cayeron con pesadez, y se quedó callado.

 -¿Estas consciente de que para el mundo sos una leyenda? ¿Estás enterado de eso? - preguntó.

 -Jajajaj sí. Es muy raro… existen textos y libros hablando de mí y se me hace algo extraño.

 -Lo sé. Leer tu nombre en las actividades de literatura sobre leyendas y mitos no fue cosa fácil -

 Rieron un poco, burlándose del sistema educativo que rememoraba al menor a su particular manera.

 El vapor del agua se difumino en la frialdad de la oficina, y retomaron la conversación.

 -Capitán - llamó bajito - sé que no quedaron bien las cosas entre nosotros. Si tiene rencores, sería bueno que lo dijera ahora -

 Por un segundo Levi recordó los meses de depresión y vacío que vivió en aquella casa que era lugar secreto de ambos. Pero enseguida encontró una respuesta.

 -No… no tengo rencores - terminó de beber el té antes de continuar - hiciste lo que creíste correcto; y sin ir más lejos, éste nuevo mundo libre de titanes existe gracias a vos.

 Esas palabras calaron en la inseguridad del pecho de Eren. Calmó aquel mar que se revolvía con violencia en su moral, y pudo suspirar tranquilo.

 -También te va agradar saber que cumplí tu último capricho; mocoso. Conocí el mundo exterior - confesó dejando la cerámica sobre la mesa.

 -¿De verdad?¿Lo hizo? - preguntó entusiasmado.

 -Sí... Habría sido más interesante si te tenía a mi lado - clavó el puñal.

 Fue bien clavado, porque la culpa carcomió con fuerza sobre Jaeguer.

 -Perdoneme por eso, de verdad quis -

 -Sshh - lo calló el mayor. Se levantó para tomar el abrigo negro colgado sobre la silla. Una vez puesto, expresó sus palabras - no hay nada que disculpar. Actuaste con valor y seguridad. Eso es algo que respeto. No soy quien para juzgar tus acciones… nunca lo fui.

 Tomó la campera del menor y se la arrojó sobre la cara. La atención del chico seguía expectante a la presencia del otro.

 -Si tenés una nueva oportunidad para apreciar tu vida, no la desperdicies. Aprendé de tus errores y viví todo lo que el puto pasado no te permitió - finalizó con vigor.

 Esa; esa era la actitud de liderazgo y perseverancia que siempre le atrajo a Eren del mayor. Una persona dura pero honesta, tajante pero certera. El mismo Levi Ackerman que lo atrapó años atrás volvía a presentarse para enredar sus ideas y dejarle una sola idea clara : aquel hombre le podía en todo aspecto y sentido.

 El pase de la prenda abrigada era señal obvia de que se marcharían del edificio. De tal forma, mientras bajaban por el ascensor y acomodaban los abrigos en torno al cuello, llegaron a la planta baja. Cuando el mayor desbloqueo su celular para corroborar la hora (pasada la medianoche cabe aclarar) se le atravesó una duda crucial.

 -¿En qué te volvés? -

 -Quedan dos autobuses. Voy a tomar el de las 12:30 que lleg-

 -Ni en pedo. Te llevo a tu casa - informó.

 Eren enrrojecio. Pudo sentirlo en su frente y nariz.

 -Nono. No es necesario. Tardo 20 minutos nada más en llegar a mi casa y-

 -Jaeguer, no fue una pregunta - dictaminó el mayor.

 La orden fue dada, y bien estaba enterado el menor de las consecuencias por desobedecerlo.

 Enfilaron al estacionamiento, el chico siguiendo a su jefe quien lo guío hasta un auto azabache. Una vez dentro y con el cinturón de seguridad abrochado, el aroma de Levi dio de lleno en el aura de Eren. Ácido y varonil; característico del mayor. La autopista iluminada por los faroles blancos los acogieron en el camino de vuelta al departamento de Jaeguer. Un poco lejano al de Ackerman; pero éste nunca mencionaría aquello. 20 minutos más o menos hacia su propia casa no le cambiarían nada.

 El tránsito fue bajo y eso ayudo a reducir el viaje. En el transcurso, el chico retomó el habla.

 -¿Conoce a alguien más que haya reencarnado?

 -No...aunque Erwin también trabaja en la agencia -

 El contrario se atragantó con su propia saliva.

 -¡¿El comandante trabaja con nosotros?! - se impresionó.

 -No exactamente - contestó al pasar los cambios - está en la oficina de al lado. También es espía, pero dentro del área de cibernética.

 -Entonces… ¿No trae recuerdos?

 -No que yo sepa -

 Menos de 5 minutos y Eren dio las indicaciones necesarias para llegar al complejo de departamentos que la agencia le asignó como vivienda en su estadía. La zona lucia segura y taciturna; y el edificio parecía ser el más lujoso de la cuadra. Una vez estacionado el auto sobre la acera, ambos quedaron en silencio; un silencio que no supieron como catalogar.

 -Gracias capitán. Lo veo mañana -

 No obtuvo respuesta.

De tal forma, Eren entendió que no habría más para conversar. Sin embargo, cuando abrió la puerta para bajar, una mano lo retuvo desde el hombro obligándolo a sentarse.

 Esperó que el mayor se explicara.

 -Eren… yo ya no soy tu capitán. El Levi Ackerman de hace dos mil años, ya no existe. Soy un ciudadano común con un trabajo particular. Nada más. Espero que puedas entender eso - comentó.

 El chico meneo la cabeza mientras una risilla se le escapaba.

 -¿Qué mierda es lo que te causa gracia?

 Le sonrió.

 -Señor, si lo que quiere decirme es que está con alguien o que ni siquiera es gay en esta época, dígalo sin vueltas. Puedo comprenderlo - expuso con sinceridad.

 La sonrisa juguetona se le borro del rostro cuando dos dedos se clavaron entre sus costillas, sobre el abrigo. El mayor acababa de picarlo en un movimiento rápido.

 -¡Ah! ¡No sea bruto! - gruñó y lo miró con rabia.

 -Sos más estúpido en ésta época al parecer - se burló - lo único que te dije es que no mezcles el pasado con el presente. Ahora bájate o te tiro de una patada - amenazó.

 Eren rió como un bobo tras tomar su bolso y bajar del auto, pero en medio de la caminata para cruzar la calle, un impulso tonto y repentino lo hizo volverse.

 Abrió la puerta del copiloto, notando que el mayor estaba a punto de prender un cigarro.

 -¿Qué te olvidaste?

 El chico alejó el filtro de sus manos en un manotazo que el contrario no vio venir, y lo besó con una intensidad que no pudo medir al momento de mover sus labios. Filtró la punta de su lengua en la abertura de Ackerman, y éste dejó de resistirse cuando el aliento del menor inundó sus papilas gustativas. Tomó parte de la cabellera castaña para profundizarlo, y los cosquilleos del mentón le advirtieron la rapidez de la situación.

 Les costó separarse, pero lo lograron.

 -Hasta mañana, jefe - bramó Jaeguer al mirarlo con diversión.

 -Andate de una puta vez -

 Cuando la silueta del menor desapareció tras la puerta principal del edificio, Levi tomó el pucho tirado en el suelo del auto para fumarlo.

 Se mantuvo sereno y tranquilo, y sin querer una sonrisa burlona adornó en su faceta al rememorar el beso.

 -Es un estúpido - comentó para si mismo al arrancar el auto.

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 09:16 AM

 La humedad y la niebla dejaron un ambiente pesado y caluroso en la Ciudad. Más allá del frío que se colaba bajo paredes y techos, el clima era cambiante; y Eren lo relacionó con su país de origen. Y no era para menos, si en pleno verano en Argentina caían diluvios y ventiscas heladas impropias de la estación.

 En fin, aquella mañana se sentía un poco más cercano a casa. Y no solo por el cambio climático, sino también por la compañía que Ackerman le venía regalando en la Agencia.

 Cada noche, luego de completar la jornada laboral, la oficina del mayor destilaba esencia de té y música proveniente de la radio. En ese ambiente se dedicaron en primer lugar a leer y redactar informes confidenciales; en el tiempo restante, intercambiaron anécdotas y confesiones de sus vidas privadas.

 Una compañía agradable y familiar para el chico a sabiendas de que estaba muy lejos de casa. Sin embargo, Levi le devolvió parte de lo que le faltaba, y simultáneamente, le regaló compadecimiento y empatía por la situación de ambos. 

La situación de reencarnar y llevar carga en la espalda de traumas y malos recuerdos.

 Es así, que después de una semana se haberse reencontrado, decidieron poner sobre la mesa todo tipo de conversaciones.

 A mitad de la ultima revisión de documentos, el chico comentó:

 -A usted le gustaría mucho Argentina -

 -¿Qué? - preguntó confundido.

 -Mi país natal. Es muy hermoso en cuanto a territorio y paisajes. Es una pena el sistema político, pero lo demás es bello - agregó feliz al terminar de ordenar las fichas y depositarlas sobre el escritorio de Ackerman.

 -¿Querés volver?

 -No dije eso. Sólo le comento que si en algún momento decide tomarse vacaciones, podría visitar el Sur -

 Levi pensaba responder que lo tendría en cuenta, pero la puerta de su oficina fue abierta de imprevisto.

 -Ackerman, ¿Tenés los ficheros de- Smith dejo el interrogante a medias al notar otra presencia - ay, disculpen ¿Interrumpo?

 La situación no era irregular ni extraña, pero para Erwin la pretificacion del castaño fue notable.

 Levi también notó aquello.

 -No. No hay problema… ya que viniste, te presento a Eren Jaeguer, el nuevo miembro de mi equipo - expuso al levantarse del asiento y presentarlos.

 Blanco, era la primera vez que el mayor divisó el blanco en la tez del menor. Si no se desmayaba, sería de milagro.

 -¡Si, lo recuerdo! El agente que vimos la última vez en el foro de candidatos - comentó - es un gusto Jaeguer. Soy Erwin Smith. Espero que tengamos un buen trabajo - saludó.

 Mismas palabras dos mil años atrás, mismo ambiente de bienvenida y de calidez. Para el menor aquello fue demasiado, y tardó su debido momento en atender y estrechar la mano contraria.

 -Sí, es un gusto señor - completó al disfrazar la estupefacción con cordialidad.

 Una vez Smith marchado del lugar, el chico tomó asiento bruscamente sobre la silla frente al escritorio de vidrio.

 -Creo que la culpa va matarme antes que la vejez -

 -¿Otra vez estás mezclando el pasado con el presente? - preguntó al terminar de cerrar la puerta y dirigirse al lado del menor - Ey. Mírame cuando te hablo -

 Obedecio sin dudar.

 -Sí Erwin falleció, no fue culpa tuya. La decisión de dejarlo morir fue mía. Fue mi responsabilidad - sentenció para luego tomarlo del mentón - viví en el ahora. No voy aceptar al Eren Jaeguer del pasado en mis filas. Quiero al agente escurridizo y perspicaz que contraté para nuestra misión. ¿Te quedó claro? -

 Mentiría si dijera que no.

 Retiró la mano de su mentón con seguridad y cuidado para devolverle una mirada dura.

 -Descuide señor. Eligió al candidato correcto -

 -Así me gusta -

 

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 16:29 PM

 La sala de entrenamiento tiene horarios y turnos estrictos. Es por tal motivo que los integrantes del Equipo Ackerman se reunieron un minuto antes para estar listos a disposición de su jefe.

 Unos segundos más tarde mientras los 4 hombres conversaban, la compuerta de metal fue abierta con rapidez y cerrada al instante.

 La presencia del mayor pesaba aún más que sus pasos al andar.

 -Los quiero vestidos y preparados para entrenar en menos de un minuto. El tiempo corre - dictaminó parándose frente a los muchachos en una postura desaprobatoria.

 Eren no supo si fue por la agilidad de su cuerpo o porque ya conocía el tono de voz con el que habló; pero llegó a vestirse dentro del sanitario de masculinos antes de que pasaran los 60 segundos.

 Una vez alistados con la remera deportiva negra y los pantalones oficiales camuflados otorgados por la Agencia como uniforme de práctica, el mayor comenzó la rutina.

 Cardio, Hit, tonificación de brazos y piernas para agilidad y fuerza. Una serie de ejercicios que los dejó transpirando y adoloridos. Lo más cómico del momento, es que aquello solo era el calentamiento. Eren ya estaba enterado. De hecho, mientras realizaba las planchas y soportaba el peso de su cuerpo al extender y doblar los antebrazos, sintió que los insultos de Levi eran aún mejor en ésta época que en el pasado.

 -¡No pueden estar cansados! Y si están cansados, es porque son una manga de parásitos. ¡Continúen! -

 Había aprendido nuevas groserías, y eso le gustó.

 Cuando terminaron de hidratarse y recompusieron la estabilidad, Ackerman los invito a sentarse en el suelo engomado del gimnasio.

 -Sé que todavía no les informe el por qué están acá. Todos ustedes aceptaron formar parte de mi equipo sin siquiera saber la tarea específica que desenvolverían, y eso se los agradezco - comentó desde arriba, caminando a paso firme por la ronda de sus subordinados - ésta misma semana les informaré sobre la misión una vez que los detalles me sean entregados. Mientras tanto, les voy adelantar algunas cosas -

 Los agentes lo miraron expectante, hasta que el mayor levantó del brazo a Eren, obligándolo a pararse.

 Enseguida acotó la acción.

 Desenfundó el arma de la tobillera y apuntó al pecho del menor.

 -¿Cuál es el error de ésta posición? - preguntó.

 Los demás, incluso Eren buscaron negligencias en la postura de Ackerman.

 -No veo ninguna, señor - acotó Agustín.

 -Sí la hay - informó, e instantáneamente bajó el cañón del arma dirigiéndolo a la pierna de Jaeguer - en nuestra misión no mataremos al enemigo, lo necesitamos vivo. Por eso no deben apuntar a zonas vitales si no es en caso de emergencia -

 Relajó el cuerpo y ofreció el arma a Eren. Éste la tomó con cuidado y seguridad.

 -Intentalo Jaeguer - probó el mayor.

 Cuando quiso apuntar a la rodilla, el mayor pateó sus manos quebrando el agarre seguro del chico y robándole el arma. Obviamente retomó una postura agresiva y dura.

 -Te mataron Jaeguer. Otra vez -

 De esa manera, y mientras los muchachos observaban las consecuentes victorias de Ackerman y derrotas de Eren, entendieron que todavía tenían mucho para aprender y corregir.

 -Ya te asesinaron 4 veces, mocoso.¿Es lo único que tenés? - incitó.

 La impulsividad del menor actuó por si sola, y cuando se le fue encima intentando quitarle el arma, el mayor no solo que lo puso de rodillas, sino que hasta lo esposó para luego enterrar el comienzo del cañón en la boca del chico, dejándolo en un estado totalmente peligroso.

 -Éste es el principal error que no deben cometer - comentó tomando los mechones de la frente castaña - No. Sean. Impulsivos.

 Los subordinados quisieron intervenir, pero el mayor los devolvió a sus lugares de forma inmediata.

 -Diganme, ¿Qué es lo que deben hacer en esta situación? - preguntó aún con el arma dentro de la boca de Eren.

 -¿Defendernos?

 -¿Intentar activar el control de emergencia oculto en la ropa?

 -¿No resistirnos y entregarnos?

 Ante la última pregunta/respuesta, Levi dirigió la mirada severa buscando la atención de los hombres.

 -El enemigo no busca matarnos. Nos quiere vivos, necesita información - soltó al menor . El metal del arma estaba cubierto de saliva, pero no sintió asco al limpiarlo sobre el pantalón - si los llegan a secuestrar, los van a torturar durante meses. Los van a dejar secos e inservibles -

 Pauso sus palabras para quitar las esposas de Jaeguer y retomó:

 -Sepan que el calvario va ser eterno. Les sacarán información sobre sus familias para amenazarlos. No van a tener compasión con sus mentes ni con sus cuerpos. La paciencia que tuvieron sus madres para parirlos no va comparase ni de cerca con la paciencia que van a tener ellos al arrancarles una por una las uñas. Les van a abrir la boca y meter arañas venenosas para matarlos poco a poco y si llegan a quedar con algo de vida, le van a dar de comer a sus perros - expuso con asco y frialdad.

 Los muchachos no dijeron ni una palabra.

 -Yo voy a encargarme de prepararlos para que sean inquebrantables y que nunca pasen por eso. Pero si alguna vez en sus vidas son secuestrados por ellos… -

 Levi desenfundó el arma ya guardada y apuntó a su propia a cabeza, gatillando en un movimiento rápido y ágil que ni ellos vieron venir y el cual lo habría matado de llevar balas dentro.

 -Suicidense antes -

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 20: 26 PM

 -¿Señor? ¿Puedo pasar? -

 Jaeguer esperó la caída de la noche para hablar con su superior. Tal oportunidad se le presento pasado el turno vespertino, al finalizar sus documentos.

 La permisiva desde dentro fue dada, y entró a la oficina de forma cándida.

 -¿Que pasó? - le preguntó Ackerman traspasando informes a la notebook.

 -Me gustaría hablar con usted - tomó asiento frente suyo.

 -Te escucho - contestó aún tecleando.

 -Necesito que me preste atención. Por favor - pidió.

 El mayor lo miró intrigante; cerró la pantalla y dejó los documentos que redactaba un lado.

 En una postura de disposición total, el chico continuó:

 -Quiero arrancar de cero -

 -¿Qué?

 -Quiero conocerlo en esta vida desde el comienzo, señor - comentó con el pecho en alto - estuve pensando en lo que hablamos hace unos días, y me di cuenta que solo tengo conocimientos de usted del pasado. Conozco muy poco de éste Levi Ackerman. Así que… si no le molesta, me gustaría conocerlo más -

 El mayor no pudo esconder un leve gesto de sonrisa y burla que floreció en sus pómulos, y cruzó una pierna recostándose en el asiento.

 El chico era un chamuyero total, y eso le encantaba.

 -Nada mal mocoso - felicitó desde su lugar - entonces, ¿Qué propones?

 El menor le sonrió seductoramente para luego morderse sin intención el labio inferior. Tomó una lapicera ubicada en el escritorio y un papel de fichero para escribir. Mientras realizaba aquello, Ackerman apreció la figura entallada del abdomen sobre la camisa del menor al estar estirado sobre el vidrio; así también la acentuación de las caderas y las clavículas sobresalientes.

 Si bien él ya no tomaba en cuenta factores del pasado, tenía que admitir que Eren estaba más bueno de lo que recordaba.

 La nota escrita por el chico fue dirigida a su lado.

 -¿Que es esto?

 -Una invitación para que salgamos hoy - expuso.

 

"

Bar 'Planta Alta'

 SCalabrini Ortiz. 3938.

 22pm

 "

-Sos muy directo, ¿Sabias? - preguntó el mayor en tono juguetón para guardar la nota dentro de su abrigo.

 -Puede que lo sea - dictaminó para marcharse del lugar -¿Lo espero entonces, señor?

 -Ahí voy a estar - le aseguró.

 No supo si fue por el atrevimiento de Eren al invitarlo salir o porque tenía poco contacto fuera del trabajo con las personas, pero las ansias de llegar a su casa y buscar una ropa adecuada le carcomían la serenidad.

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Notas finales:

Hasta acá por hoy bellezas! Nos leemos en la próxima actualización.

 ¡Besos y fuerza!


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