16:25 PM
Para alguien como Ackerman, el establecer prioridades es tema sencillo y práctico. No sólo desde un ángulo equitativo, sino también al considerar deficiencias y virtudes al momento de ejercer su trabajo. De tal manera, buscó estrategias eficientes desde que los narcotraficantes arribaron en el aeropuerto de Singapur.
Cinco días, no más que eso sería la estadía de los 3 prófugos. En ese lapso de tiempo tendría que efectuarse el golpe contra ellos, y es por esa razón que en la última semana el insomnio y la ansiedad formaron parte de la cotidianidad de Ackerman.
Sin embargo, el momento ya estaba allí. El actuar de él junto a su equipo tendría que efectuarse sigilosa y rápidamente; sin errores ni faltas.
Siendo un día soleado y fresco de vientos veraniegos y ubicados en la Avenida Principal, el equipo comienza el despliegue de rutina desde las calles laterales. Divididos de grupos de a dos, los muchachos siguieron los pasos tanto de objetivo Uno como de objetivo Tres, camuflando su identidad entre los civiles. Por otro lado, Ackerman indicó que iría sólo tras los pasos de objetivo Dos, a quien ya lo habían estudiando e indicaba ser el mayor problema por su destreza con y sin armas.
De inmediato, el razonamiento de Levi fue hacerse cargo de él, sin exponer a sus subordinados.
-El objetivo Uno se está moviendo - informó Sanna a través del micrófono corbatero.
El mensaje les llegó a través del auricular, y desde la pared donde reposaba Eren simulando fumar y hablar por teléfono, encontró la silueta del hombre dirigiéndose en la vereda contraria hacia el Sur.
Miró de costado en busca de civiles cercanos, y cuando no los halló, pudo hablar.
-Permiso para seguir al objetivo -
A dos cuadras, con la vista enfocada en su propio fin, Ackerman dudó antes de contestarle al mocoso.
-Proceda en conjunto Jaeguer -
De esa manera, a paso lento y desinteresado, tanto Eren como su compañero alcanzaron el rastro de aquel hombre; masculino caucásico alrededor de 30 años. De cabello moreno, alto y con fisonomía extremadamente trabajada. El chico pudo sentir el olor a sahumerio estando a varios metros de distancia, y eso lo agendó como nota mental a la hora de dar sus características.
-Objetivo Tres se está moviendo - alertó el otro par, a unas calles de distancia y con dirección al puente.
Todo indicaba el encuentro de éstos.
-Equipo Oeste, procedan a seguirlo - ordenó Levi.
Se levantó del café donde observaba al objetivo Dos en cuanto éste enfiló a la calle después de pagar el expreso que bebió. Mismo actuar llevó al mayor a salir por la puerta contraria y trotar hasta el encuentro con la siguiente salida.
Perfecto. Comenzó a caminar sobre los pasos ajenos sin ser detectado.
Unas calles más entre la multitud, los semáforos y los coches lo hacen llegar al estacionamiento público, el cual advertía ser privado por tantos edificios rodeándole la vista.
No obstante, en cuanto el objetivo frenó en seco, Ackerman sospecho que la situación estaba por pudrirse.
Y mierda que se pudrió.
El repentino cuchillo que esquivó y dio a parar contra la columna interna del estacionamiento le advirtió el peligro que era ese sujeto. No esperó a darle órdenes a su equipo antes de atacar.
-¡Despliegue total!¡Reduzcan a los objetivos! -
El contexto fue más que claro para el contrario al escuchar eso, e intento desenvainar otro cuchillo para lanzar. Ackerman advirtió el movimiento y se aseguró de esconderse tras la columna de cemento cercana. Desde su lugar, pudo escuchar el metal insertarse con crueldad del otro lado.
-¿Quién te manda enano? -
No obtuvo respuesta, sino un tiro que rozó la pierna y que pudo perforarle una arteria importante.
-No me manda nadie, estupido - contraataco al acercarse en rapidas zancadas.
El tercer cuchillo ya estaba siendo preparado, y Levi entendió que la lucha con armas de fuego no sería útil. Guardó la 38* dentro de la funda y se adelantó a evitar el ataque. La fuerza ejercida desde los brazos contrarios (más la altura de éstos) pudieron derribarlo, pero enseguida fue por las debilidades del hombre al replegar contra las rodillas, obligándolo agacharse.
Una vez en el suelo, intentó ponerle las esposas, pero habiendo colocado solo una, el objetivo dio un golpe certero en el abdomen de Ackerman, aprovechando tal momento para salirse de la llave.
Los segundos que tardó en pararse del suelo fueron suficientes para que el contrario se lanzara a la carrera. Un escape fugaz y sin tiempo de sobra. Fue entonces cuando volvió alertar a su equipo.
-¡Objetivo Dos por la calle Brandsen!-
Tanto el grupo como Eren pudieron escuchar el tono agitado del mayor al hablar por el micrófono. No tuvieron que preguntar qué sucedió, era obvia la respuesta.
-Rompo formación para ir a buscarlo. Solicito permiso Señor - habló Jaeguer.
-De a dos, no hagas movimientos sol-
Sin dejarlo terminar , Eren se quitó el auricular y cruzó la calle antes de que los semáforos se lo impidieran.
-¡Agustín, reducí al objetivo Uno! - encaró. Ni bien le fue encomendada la acción, la clara destreza de su compañero se perdió tras los trotes para llegar con el contrario.
La descripción de los objetivos estuvo hecha con anticipación en las reuniones de la semana pasada, y es por tal motivo que Eren reconoció muy bien al hombre corriendo entre la multitud en busca de un escape por fuera del centro. Enseguida fue tras él.
Si le hubieran avisado al menor la cantidad de problemas que le darían el tratar de atraparlo, hubiera ejercitado las piernas con mayor intensidad. De un soplo se encontró en calles de barrio, con alambrados, cercas y fábricas viejas. El lugar perfecto para perderse entre las propiedades.
Por otro lado, Ackerman dedujo que si el objetivo quería escapar, debía hacerlo en una zona alejada de la Avenida principal. Fue entonces que cuando paró a respirar por diez segundos en una esquina dudosa, el golpe seco de unos zapatos contra el adoquín dieron en su sentido auditivo; no se asombró de ver pasar corriendo al objetivo y, tras suyo, el mocoso persiguiéndolo. Sólo.
Una persecución solitaria; la clara desobediencia de su orden.
-Pendejo de mierda - alegó antes de ir para brindarle apoyo.
A menos de 50 metros, tanto el objetivo como Jaeguer ingresan se prepo en la compuerta de metal de una fábrica en ruinas. El rechinido del óxido y el polvo del lugar complican la percepción del chico, pero no tanto como para inadvertir la clara presencia de alguien escondiéndose en el recinto.
Se dejó atacar.
El choque contra su espalda y la caída sobre la poca aguanta estancada de la lluvia que escurrió por el tejado roto empapó el traje del chico.
-Son demasiado molestos vos y tus amiguitos - escupió sobre el oído de Eren luego de posar el antebrazo en el cuello de éste. Lo estaba asfixiando.
-Dig-o lo mismo de los t-tuyos - le contestó.
En medio de la desesperación por respirar, llevó ambos brazos al pantalón del objetivo, y éste le bloqueó los movimientos al llevárselo contra su cuerpo. Espalda contra pecho pegados.
Sin embargo, el repentino portazo y el tiro que escaparon desde la puerta impidieron la asfixia total de Eren.
Ackerman hacía de su presencia y ejecutó dos disparos que erraron para no lesionar al chico. Desde esa postura, con ambos cuerpos adjuntos, sería difícil disparar sin provocar daños en el otro.
La huida del objetivo volvió a darse, pero esta vez Levi lo dejó correr sin frenos para centrarse en lo importante de ese momento: Eren.
-¡¿Qué mierda fue eso?! - le habló desde arriba, viendo como el chico terminaba de recuperar el aire - no sólo desobedeciste la orden directa de no intervenir sin compañía, sino que además te derribó de un solo empujón y casi te asfixia, ¿Qué no te entrené lo suficiente? -
Antes de que siguiera atosigandolo, Jaeguer reveló aquello que guardó bajo su mano desde el momento 0 en que fue empujado.
Un celular y documentación falsa por parte del objetivo.
-Disculpe mi insubordinación señor, pero logré quitarle estás pruebas del bolsillo cuando me ahorcaba- contó frente a la estupefacción de Ackerman - me entrenó muy bien, ese golpe no fue sorpresivo. No se preocupe -
El traspaso de los pequeños carnets y el celular sin registro fueron como una disculpa y menester de la casi fallida captura.
Guardó el arma y ayudó al chico para salir del lugar.
-Nada mal mocoso. Estos elementos nos van a servir para detectar su ubicación y movimientos dentro de Singapur… Nada mal - lo felicitó a su manera.
-Gracias señor -
Cuando volvieron al exterior entre casas barriales, el llamado por auricular los alertó.
-¡Señor, equipo Oeste tiene reducido a objetivo Uno y Tres! ¡Precisamos información para proseguir! - habló Agustín del otro lado.
Ackerman casi que puede asimilar ese llamado a la sensación gloriosa de un orgasmo.
-Excelente. Llevenlos a la Sede oficial de la Agencia. Jaeguer y yo los encontramos allí - informó tras cortar la comunicación.
En medio de la caminata hasta el auto de Levi, (el cual escondió en la plata baja del centro comercial) éste expresó su pensamiento más honesto del día.
-Sí hay algo que odio de ésta época, es no poder usar la tortura física para sacar información - comentó al abrocharse el cinturón - con quitarle una o dos uñas a los objetivos capturados, ya sabríamos donde se esconde el otro hijo de puta.
Eren lo miró extrañado, pero luego comprendió y largó una risa.
-¿Algo así como lo que hicieron con el pastor Nick o la Policía Militar? -
Entonces fue el turno de Levi de recordar y sonreír.
-Algo así -
-------------------------------------------------------------------------------------
18:20 PM
-Ya que nos les sirvieron las palabras de mis colegas, van a tener que lidiar conmigo. La CIA va abrir una causa internacional en su contra, van a ser reportados y encarcelados con una pena que ni el mejor abogado abogado podrá reducir; y por su fuera poco, van a caer tras las rejas sus familias por encubrimiento. Así que díganme;¿Qué funcionarios públicos los ayudaron con el cartel?¿Dónde tienen secuestradas a las personas que traficaron? -
El tono de voz de Levi fue totalmente calmo. Sin embargo, en su interior las brasas ardían por obtener algo de información sin utilizar la violencia.
Ante el mutismo, utilizó el as bajo la manga que la Agencia guardaba hace semanas.
-Bien, si no quieren hablar, va tener que ser a la fuerza - comunicó antes de salir de la sala interrogatoria y volver con una niña de 10 años.
Esa fue la explosión de objetivo Tres.
-¡No! A ella no la toquen. No tiene nada que ver -pidio de forma brusca levantándose del asiento, esposada obviamente.
-¿Ahora sí querés hablar? - bramó Ackerman - me va encantar ver tu cara cuando la llevemos a trabajar dentro de tu propia red de trata.
Esa amenaza picó en los ojos celestes de la mujer, y algunas lágrimas de odio y desesperación la obligaron a llorar.
-Esta bien… voy a revelar los cómplices - se resignó, y dentro de la expresión consternada de su hija de diez años, entendió que ya nada podía importarle si la metían en su propia mierda.
Del otro lado de la sala, los subordinados de Ackerman observaron el interrogatorio con admiración.
-¿Eso no es tortura? - preguntó Beñitez.
-Sí… lo es - comentó Jaeguer posandose sobre el cristal - pero tortura psicológica. E indirectamente está permitido en estos casos -
Y así, sin darse cuenta que aquel momento era más que definitivo, los nombres de abogados, jueces, fiscales, y hasta funcionarios de los gobiernos encabezaron la lista de una causa internación por corrupción.
De tales facultades se encargaría otro ramaje de la CIA. El equipo de Ackerman todavía tenía trabajo por hacer.
Un último trabajo por hacer.
------------------------------------------------------------------------------------
23:38 PM.
La documentación y el teléfono que rescató Eren de objetivo Dos les brindaron información mucho más que útil. La cuenta dentro de un motel de mala muerte en los alrededores bajos de la Ciudad fue suficiente para dar el despliegue final.
El primer acercamiento fue por parte de Levi, quién ya tenía un resentimiento bien profundo por no haberlo capturado cuando pudo. Ese odio actúa como motivación e irrumpe dentro de la habitación 183° del motel. Ya de antemano pudo percibir la clara fachada de ésta. De no ser por los llamativos colores magenta y rojo que recubrían el edificio junto al cartel de bienvenida, podría pasar de largo y decir que era solo un motel más.
Lo único que no tuvieron en cuenta al momento de ocultar el lugar, era la clara entradera desde un ángulo opuesto hacia un sótano. Y si la intuición de Ackerman no fallaba, los niños secuestrados deberían estar allí abajo.
Ya dentro del lugar, el ambiente bañado en olor a cigarro y las prendas desparramadas por el suelo era señal de que se encontraba allí. Sin embargo, cuando quiso avanzar terreno con el arma en alto y asegurándose de no tener puntos ciegos que lo derribaran; el estruendo de una ventana siendo rota alteró su percepción.
Se estaba escapando de nuevo.
Salió de inmediato por la misma ventana, y de lejos lo observó corriendo arriba de los tejados barriales.
Emprendió la persecución saltando los techos con fiereza y rapidez. En dos ocasiones casi que no logra abarcar la diferencia de altura; pero estamos hablando de Levi Ackerman, un hombre más que entrenado y preparado para esta clase de situación.
No obstante, cuando baja de los techos y lo ve ingresar a un descampado, sintió una parte de su vida en riesgo.
En medio de aquel desarmadero de autos maloliente y repleto de autopartes destrozadas, el juego de escondidas se llevó a cabo durante unos minutos. Cuando la paciencia de Ackerman llegaba al punto culminante, el sonido de un arma siendo cargada le llegó de cerca.
-Tirá el arma enano. Acá no te va servir - le escuchó hablar tras suyo a unos metros.
Sintiéndose derrotado por un momento, dio la vuelta para encararlo. La faceta adusta y asquerosa de aquel hombre le quedó grabada.
Hizo caso, y desenfundó el arma para situarla en el césped quemado del desarmadero.
-¿Muerte rápida o agonizante? - preguntó el objetivo.
La risa burlona que Levi regaló no encajaba en el contexto, ni mucho menos actuaba como respuesta.
-Ninguna -
Esa declaración cobró sentido para el hombre cuando de los costados laterales, desde afuera y dentro de los autos inservibles, la presencia de su equipo se dio a notar en menos de dos segundos.
-¡Agente de la CIA; de rodillas! - vociferó Gómez; el primero en acercarse a la escena.
Uno por uno fue rodeando el equipo de Ackerman al objetivo, y el último integrante se encargó de dar el mensaje determinante.
-Es una falta de respeto que le apuntes con un arma a mi jefe - comentó Eren, quitando el seguro de su propia arma y situando el cañón tras la nuca del prófugo.
Totalmente encabronado y sin otra opción más que obedecer, terminó de rodillas siendo esposado por Jaeguer y trasladado al auto que lo llevaría a la Agencia por el resto del equipo.
Fue entonces cuando Levi presintió que su trabajo tuvo un éxito incuestionable.
Jamás hubiera conformado tan excelente élite sin ellos.
-------------------------------------------------------------------------------------
Dos días después
11:58 AM.
La misión tuvo un cierre satisfactorio. El cartel fue desmantelado al igual que la red de trata. Los niños fueron devueltos a cada familia y la causa contra los funcionarios públicos y los objetivos ya estaba abierta.
Por otro lado, el actuar de Ackerman se vio valorado debidamente, y no fue sorpresa que la CIA le ofreciera un puesto de permanencia en Singapur. Puesto que aceptó con gusto y el cual demostraba su eficacia en la Agencia: Líder de escuadrón de élite.
Sin embargo, el equipo conformado por el mayor ya había cumplido su objetivo. De tal manera, la Agencia de inteligencia de cada país llamó a sus respectivos integrantes con la orden de volver a cumplir sus funciones.
Esa misma tarde, mientras Eren le daba de comer a Capitán, su celular sonó para dar con el llamado telefónico de la AFI; informando que el pasaje en avión de vuelta a la Argentina estaría listo para el día siguiente.
Esa misma noche Jaeguer no pudo dormir.
¿Volver a la Argentina? ¿Así terminaría el encuentro con Levi y el gran trabajo que habían hecho?
Se resignó a entender que no había razón que justificara del todo su estadía en Singapur si no era por orden de la Agencia. Y eso caló en el fondo de su impotencia.
Acarició a su gato mientras se debatía qué hacer o cómo encarar la situación. No duró mucho hasta que su teléfono vibró advirtiendo un mensaje.
"✓Levi : mocoso, ya llegó a la Agencia el pasaje en avión para Argentina. Pasá mañana a buscarlo"
Ahí mismo dejó de debatirse si quedarse era una opción o no.
"✓Responder: mañana iré señor"
Si para Ackerman era tan sencillo encarar y seguir las órdenes dejando en segundo plano lo mucho o poco que tenían; él haría lo mismo.
------------------------------------------------------------------------------------
21:18 PM
¿Que si le dolía? Obviamente sí.
Para Levi fue un calvario tener en sus manos aquel pasaje de avión que llevaría al mocoso lejos de Singapur; lejos de él.
De hecho, mientras fumaba en el balcón, admiró lo bella que se reflejaba la noche y la Luna, y se reprochó a sí mismo no haberle insistido a Eren de quedarse, de buscar una solución, de encontrar alguna puta razón suficiente para quedarse en su vida.
Lo dejaba ir otra vez.
Deseó de manera egoísta que el clima se complicara, o que estallara una guerra en el frente, o que se viniera el fin del mundo con tal de tenerlo a su lado.
No podía reclamar eso ahora que ya era tarde. Había visto al chico en la mañana, le había dado el boleto sin inmutarse con el argumento hipócrita de que el trabajo y la vida personal eran ámbitos que no debían mezclarse.
Cuando expresó tales palabras, vio la rabia y la frustración en los ojos del chico al cristalizarse, y dedujo que si no lloró en aquel momento fue para rescatar el poco orgullo que le quedaba.
Lo único que escuchó decir del menor fue un amargo "como usted ordene" y se marchó de la oficina roto, completamente desbastado.
Es así como Ackerman ahora se remoja en la culpa mientras fuma afuera, adjudicando que no tuvo los huevos suficientes para decirle que se quedará, que lo siguieran intentando.
Revisó la hora a través de la pantalla del teléfono, y advirtió que el vuelo había despegado hacía 30 minutos aproximadamente. Ya no tenía solución el mandar un mensaje diciendo "buen viaje" o alguna de esas mierdas cuando ni siquiera lo acompañó al aeropuerto; ni mucho menos lo despidió.
Esta bien; Levi detesta las despedidas; pero se arrepintió de no haberle dado al menos un último beso antes de irse.
Se sentía sin derecho a reclamar o intervenir actualmente; no era quién para hacerlo.
No obstante, y contra toda predicción, el timbre irrumpiendo en sus pensamientos lo hacen sentir raro. Delivery no pidió, la conserje ya se había marchado del edificio y Erwin nunca lo visitaba sin avisar antes.
Dejó de descifrar quién era cuando abrió la puerta en pantuflas y con la ropa desarreglada.
-Eren… - estaba más que perturbado.Con la valija en manos, el cabello revuelto por la ventisca de la Ciudad y una clara agitación por estar corriendo, el chico le cayó igual que una bomba atómica a su hogar -¿Qué haces acá?¿Se canceló el vuelo?
-Levi - que lo llamara por su nombre ya advertía importancia - me di cuenta un poco tarde, lo sé. Yo.. también sé que está mal, que debería estar en ese vuelo ahora mismo y no acá; pero… quiero hacer las cosas bien. Ya me fui una vez sin intentar resolver las cosas juntos, no quiero volver hacerlo -
Mentiríamos si no dijéramos que el corazón de Ackerman se agitó peor que en un infarto, y que por un solo momento, entendió que la oportunidad de también remendar sus errores se presentaba.
Tomó al chico del brazo haciéndolo ingresar al interior.
-No pienso hacerme cargo de lo que ocurra entre nosotros, mocoso - informó antes de dejarse llevar por la cercanía de Jaeguer contra sus labios.
-Yo tampoco - finalizó para cerrar la puerta tras suyo y posicionar al mayor contra ésta.
Fue entonces cuando Levi dejó de culparse y se dedicó a exprimir cada parte que Eren le regalara de su esencia estando allí con él, absorbiendo a través de sus besos una porción de su bienestar.