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Más de media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

Hola chiquis!! ¿Cómo están? Les traigo el segundo capitulo de esta historia.

 Ojalá les guste.

 ¡A disfrutar!

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 -¿Señor?

 Si bien Ackerman pudo situar la taza de café con cuidado sobre la mesa, no pudo desviar la mirada del muchacho.

 Cuando escuchó llamarlo por segunda vez, volvió en sí y encontró una explicación creíble para justificar su extraña actitud.

 -Sí, disculpa. Me sorprendí de lo joven que sos - tomó asiento en la cabecera seguido de Jaeguer - Ackerman; soy Levi Ackerman.

 -Es un gusto realmente señor - elogió mientras acercaba el café a su lado - en Argentina se habla mucho del agente 302 por sus habilidades; y cuando me llamaron para informar que me quería dentro de su equipo, no cabía del asombro - contó.

 "¿No me registra?¿No tiene memorias de su pasado?"

 El mayor despejó esas dudas de su consciencia para no verse estupefacto nuevamente.

 Se relajó para luego enfocarse en lo que era importante; la entrevista y citación de su nuevo integrante.

 Si era Eren o no, era tema aparte.

 -Vos no te quedás atrás. Te pedí justamente por tus aptitudes- informó tomando la taza a su particular manera - sin embargo; no es suficiente. Mi entrenamiento es extremo y mis expectativas, altas. Así que, ¿Te crees capaz de lograrlo?

 Ackerman creyó que la respuesta sería instantánea y efusiva; pero ante el silencio, buscó la atención del chico, encontrando sus ojos perdidos en un punto fijo.

 "¿Qué mierda está mirando?"

 Apostaría el sueldo del mes a que le estaba observando la mano con la que sostenía el té; pero no llegó a corroborarlo. El chico devolvió la atención a la conversación.

 -Sí señor. Me creo capaz. No por nada me pidió de tan lejos para ingresar a su equipo-

 -Entonces no hay más que aclarar - dijo acercando los documentos - solo tenés que firmar estos acuerdos de confidencialidad-

 -¡Seguro!

 Mientras Eren leía las cláusulas del acuerdo, Levi se encargó de estudiarlo.

 El atuendo no era para nada casual, pudo reconocer la pulcritud de chaleco negro y la camisa blanca del chico. Se ve que era cuidadoso con respecto a la ropa.

 En cuanto a la estética, no le parecía nada mal. El pelo lo tenía corto pero sin tapar; tal como lo conoció en el pasado. Su castaño era más claro que el de aquel entonces, y eso lo notó gracias a la luz de la sala rebotando en los mechones de su frente. También divisó dos perforaciones en la oreja izquierda. Dedujo que se sacó los piercings antes de la reunión por las dudas de que no le gustara.

 Cuando Jaeguer pasó de página para seguir leyendo, se fijó en las manos. Las callosidades de los dedos dieron cuenta del manejo y la práctica con las armas de fuego, y la sincronización del movimiento en las falanges la experiencia en cuanto a los hurtos.

Claro, hurtos que llevó a cabo en su trabajo como agente.

 Dos segundos más y la vista se le desvió hacia su boca. Unos labios rellenos y fornidos, tal como en el pasado.

 Cuando el chico terminó de leer y firmó la petición, los papeles le fueron devueltos.

 -Perfecto Jaeguer, la jornada empieza mañana 7:30 AM. Preséntate en mi oficina a ese horario para conocer al resto del equipo y comenzar los entrenamientos - dictaminó levantándose del asiento.

 El contrario imitó la acción para luego estrechar la mano con Ackerman. Y fue en aquel momento, donde el tórax se le contrajo obligándolo a retener la respiración. Sentir la mano de Levi ajustándose a la suya no fue fácil.

 Cuando exhaló de manera pausada, también habló:

 -Le agradezco por esta oportunidad-

 -Yo te agradezco a vos por aceptar - contestó el mayor.

 Finalizada la reunión, Ackerman se predispuso a tomar las tazas sucias y llevarselas, pero Eren lo retuvo.

 -¿Le molesta si lo hago yo? Es lo mínimo. Además necesito conocer un poco el edificio donde voy a trabajar - le comento adelantándose a tomar su taza.

 Ackerman lo miró dubitativo.

 -De acuerdo. La cocina se encuentra en la segunda plata en la sección izquierda. Trata de no perderte - le dijo encaminándose a la salida con las carpetas debajo del brazo.

 -Descuide señor-

 Cuando al fin Levi se marchó tras cerrar la puerta, Eren respiró con pesadez y manoteó una silla para evitar caerse. Supo que la presión le había bajado por lo mareado que estaba, y dedujo que era a causa del encuentro reciente.

 Volvió a sentarse para sostenerse con los brazos sobre los muslos; controló la respiración hasta sentir el pecho expandirse y contraerse con suavidad. Un sudor frío bajó desde la nuca para perderse en la hundidura de la columna, y cuando quiso racionalizar lo ocurrido, una exclamación atacó su mente.

 "Es el capitán…"

 -¿Que mierda hago ahora?-  se preguntó aún sentado con dificultades para respirar.

 

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 07:32 AM

 Se preparó mentalmente para lo que ocurriría en el resto de los días siguientes. Eren se hizo a la idea de que vería a su capitán en otra piel, en otro contexto y sobre todo, en una persona nueva.

 ¿Que si lo recordaba? Obviamente sí.

 Recordaba cada detalle de su vida anterior. Hasta las sensaciones pudo reconocer; y bien lo supo cuando estrechó la mano de Ackerman.

 Era él, incluso con el mismo nombre. Y aunque la impulsividad casi le gana la partida, haciendo que lo llamara "capitán" y le saltara encima como una bestia, recordó lo más importante:

 el Levi Ackerman de ésta época no es el mismo del pasado.

 Si ese fuera el caso, el mayor habría manifestado tener algún recuerdo; le habría dado alguna señal. Pero como no ocurrió, dedujo lo que le parecía obvio: reencarnó sin recuerdos.

 Es así que una tortura psicologíca lo atacó durante la noche impidiéndole dormir. Giro de un lado a otro, se colocó en diferentes posiciones pero no consiguió despejar los nervios ni las ansiedades. Terminó levantándose a fumar, y sin notarlo el alba arribó a Singapur.

Sería difícil y tortuoso verlo todos los días y no poder acercársele con confianza. Peor aún, sabía que estaría tratando con una persona diferente a la del pasado.

 "Aunque sigue sosteniendo la taza de esa forma rara"

 Se rió del pensamiento que tuvo mientras se alistaba.

 Una lustrada camisa de cuello Cutaway con una corbata azabache le dio un porte atractivo y formal frente al espejo. Tomó en manos el bolso, el teléfono y la billetera asegurándose de guardar todo en su respectivo lugar.

 Los siguientes 30 minutos arriba del bus los utilizó para concentrarse en no exponer las emociones que le causaría la presencia de Levi a lo largo de las jornadas de la semana.

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 12:48 PM

 -¡Otra vez!

 Nos encontramos en el séptimo día de la semana. Misma cuenta le corresponde a los días que lleva Jaeguer bajo las órdenes de Ackerman como integrante del equipo especial.

Con el pasar de los días el chico pudo adaptarse al ambiente y al grupo. Conoció a sus compañeros (Ignacio Valenzuela, Sam Scott, Ricardo Gómez y Agustín Sanna) con quiénes entrenó desde el comienzo bajo la estricta rutina del Líder de Equipo. No se confundan, hablamos de todo tipo de entrenamiento; desde físico hasta lógico y bajo pruebas de presión.

 Así es como llevan más de una hora bajo la práctica de reconocimiento enemigo. Consiste en detectar bajo intuición y vista periférica al infiltrado dentro de un escenario en específico (en este caso: un bar)

 Fallaron en más de una ocasión, y Levi divisó la frustración de su equipo al no poder completar la misión desde los lados laterales que bordean el escenario montado para la práctica.

 -¡Olvídense de sus prejuicios y concentrense en los detalles! - ordenó el mayor

 De esta forma, incluso Jaeguer estaba cansado de no poder reconocer entre los presentes al infiltrado. Actuó con disimulo paseándose por las mesas de madera sin encontrar indicio. No obstante, en medio de sus razonamientos, logró ver lo que ni él ni sus compañeros pudieron.

 -Ya lo tengo - contestó a través del micrófono corbatero de su camisa, dándole la señal a Levi y a sus camaradas.

 Corrió los dos metros que separaban la estancia del bar a la puerta de este, para luego arrodillar una pierna y desenfundar el arma (descargada) del amarre en el muslo. Le apuntó al hombre que caracterizaba a un mendigo en la puerta, y los demás no entendieron su accionar.

 -Jaeguer, es un mendigo - comentó Gómez acercándose al lugar.

 -De los tres escenarios que tuvimos, fue el único que no se movió y que observó tanto la salida como la llegada de los clientes. Es él -

 Gómez y los demás iban a seguir insistiendo en que estaba equivocado, pero Ackerman cruzó la línea amarilla de delimitación cuando oyó a través del auricular lo que sucedía.

 -Terminó la práctica - dijo al llegar con su equipo - los errados fueron ustedes. Jaeguer reconoció al infiltrado- dictaminó con Eren aún apuntadole al viejo que fingía ser mendigo.

 Con una sonrisa boba y el orgullo palmeandole el pecho, el chico se levantó del suelo guardando el arma para luego ayudar al actor a pararse del suelo.

 Levi no lo admitiría frente a sus subordinados, pero Eren actuó y dedujo mejor que el resto.

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 22:48 PM

 El final de la jornada estaba por llegar. Las luces de la ciudad ya estaban encendidas en los edificios y en los faroles callejeros.

 Sin embargo, para Levi éste no era el caso.

 El papeleo se le amontonó. Estuvo tan ensimismado en entrenar a su equipo que dejó de lado las tareas administrativas. Así es como ahora, mientras todos abandonan el edificio y apagan sus computadoras y lámparas para dirigirse a casa; él se prepara un té de manzanilla mientras lee los informes.

 En medio de la lectura relajada que lleva, un toque suave a la puerta de vidrio le hace levantar la cabeza. Del otro lado, expectante, se encuentra Eren pidiendo permiso para ingresar.

 "¿Todavía no se fue?"

 Le hizo señas de que entrara, y así lo hizo.

 -Disculpe señor. Me estaba por retirar pero supe que tenía trabajo acumulado…¿Lo molesto si ayudo? - preguntó con sinceridad y en un gesto de compañerismo.

 Ahí mismo Levi se debatió entre aceptar su compañía ( a sabiendas de que la presencia de Eren le causa cosas no muy buenas) o rechazarlo y mandarlo a casa.

 No se tardó mucho en decidir.

 -No te quejes de la cantidad de documentos que te voy a dar - informó.

 Riendo por el comentario y dejando el bolso sobre el sillón negro, Eren situó espacio en él para comenzar a clasificar los papeles según número de orden y fecha.

 Pasados diez minutos, en un clima calmo y cómodo producido por la radio que Ackerman dejó encendida mientras trabajaban, el chico se dejó llevar por sus pensamientos traicioneros y posó la vista en su jefe.

 Levi seguía siendo limpio y ordenado en todo aspecto. Incluso usaba los mismos insultos a la hora de reprender a su equipo, y eso lo puso nostálgico.

 Emitió una leve risa, la cual fue interrumpida.

 -¿De qué te reís? - interrogó Ackerman, parándose del asiento y yendo a la ventana a prender un cigarro. Necesitaba despejar un poco la cabeza de los papeles.

 -De nada… usted me recuerda mucho a alguien, nada más - contestó Eren cabizbajo, dejando los papeles a un lado en la mesa de vidrio.

 -¿Ah sí?- caló el cigarro arrojando el humo al exterior - me pasa algo parecido -

 -¿De verdad? ¿A quien le recuerdo? - replicó el chico.

 -A un mocoso de mierda que tuve que entrenar años atrás- largó sin preocupación.

 Al fin y al cabo, para el mayor Eren no recordaba. Que tirara esa información no confundiría nada y en síntesis, era la verdad.

 Sin embargo, el humo que estaba por exhalar terminó tragándolo cuando escuchó la respuesta del contrario.

 -Y usted me recuerda al Capitán que me entrenó hace un buen tiempo - dijo, de la misma manera despreocupada que Levi.

 Ambos, creyendo que sus contestaciones pasarían desadvertidas, terminaron equivocándose.

 -¿Qué dijiste?...- preguntó consternado el mayor.

 El silencio de Jaeguer fue pesado.

 -Que usted me recuerda a… - se calló cuando divisó la mirada afligida del otro, y por un segundo, dudo de preguntar- ¿Capitán...es usted?

 No uno; dos ACVs sufrió la consciencia del mayor. Los contó.

 Tiró el cigarrillo por la ventana y volvió a la calidez de la oficina. Frunció el ceño ante la pregunta del menor, pero también sopesó un peso que cargaba hacía años.

 -Sí, mocoso de mierda. Soy yo-

 El chico desenfocó la atención y casi se estrella contra la mesa. El agarre del mayor al ver venir la situación lo salvó de aquello.

 -¡Ey, Eren! ¡¿Que mierda te pasa?!- llamó enojado.

 -Creo que me bajó la presión - contestó aún sosteniéndose de los brazos de Ackerman.

 En menos de un minuto le trajo agua y un caramelo para que se recuperara. Mientras tanto él, volvió a la ventana a fumar con una necesidad que hasta ahora no había sentido.

 Cuando el chico pudo ponerse de pie, fue al lado del mayor para divisar juntos la Ciudad.

 -¿De verdad sabe quién soy? - preguntó serio aún con la mirada lejana.

 -Sí... No creí que recordaras-

 -Pensé que usted tampoco recordaba - contestó melancólico.

 Jaeguer estaba seguro; la situación reciente dejó al mayor en un estado perdido, desconcertado, apático. Diría que la mente le estaba bloqueando las emociones; o al menos protegiéndolo de algún mal.

 -Capitán, míreme- pidió posando una mano en el mentón.

 -Soltame - gruñó aún con la presencia perturbada.

 -Capitán, por favor... contésteme -

 En vez de emitir palabra alguna, volvió la vista hacia sus ojos. Y sí, fue ahí donde Levi se perdió nuevamente.

 De un empujón brusco y desesperado lo tiró sobre el sillón negro de la oficina, situándose sobre el chico. Una mano ajustó las muñecas del menor sobre su cabeza, impidiéndole moverse, mientras que la otra lo tomó por el mentón con fuerza.

 Estaba desesperado. Levi realmente estaba desesperado por verificar que aquello, que aquel encuentro con Eren, no es otra más de sus constantes divagaciones. Tomó una postura rígida y dura cuando escuchó al menor quejarse por ser bruto.

 -Mocoso de mierda, ¿A quien te recuerdo?- preguntó forzado y enojado.

 -Usted… - sonrió apenas - usted es Levi Ackerman. Líder del escuadrón de operaciones especiales en la Legión de Reconocimiento - Safó una de sus manos para tocar el rostro pálido del mayor - Mi capitán y amante de hace más de dos mil años.

 La adrenalina pudo haberla desquitado en golpes, en gritos y hasta en llanto, pero decidió volcarla sobre el menor al apresar sus labios.

 La boca, la boca de Jaeguer era aquello que extrañó sentir por tanto tiempo y con lo que se torturó demasiados años.

 El chico no se sorprendió de aquella actitud; simplemente acomodo su espalda en torno al cuero azabache del sillón y llevó los brazos tras la nuca de Ackerman, fundiendo el beso en un contacto más hondo.

 Las piernas del mayor rodearon la cadera de Jaeguer impidiéndole escapar; impidiendo que volviera a perderse como tantas veces pasó en sus sueños.

 De esa forma y mientras escuchaba el sonidos de sus besos acrecentarse, decidió dejar que los informes siguieran acumulándose.

 

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Notas finales:

Hasta acá por hoy bellezas!. Nos vemos en la próxima actualización.

 Besos y fuerza!


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