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Complementarios por Bel Okumura09

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Notas del capitulo:

Hola, vuelvo para dejarles cap nuevo.

A leer!

Capítulo 3 


En ese momento Liam y Dominic estaban a punto de salir del estudio.


—Espera Liam, no sé si es correcto que hagamos esto Jake se pondrá furioso si se entera —se detuvo antes de abrir la puerta de cristal.


—Pero no estamos haciendo nada malo Dom, tomar un café y charlar no es un crimen. Además Jake no tiene derecho a ponerse furioso luego de lo que hizo. No te preocupes por ello, él y yo solucionaremos nuestros problemas por nuestra cuenta, tranquilo. 


—Lo siento... de veras lo siento no era mi intención —agachaba la cabeza escondiendo parte de su rostro en la bufanda blanca que traía puesta.


—Oye tu no debes disculparte por nada —tomó su mentón para que lo mirara con esos bellos ojos celestes.


—Liam, lo que decía Jake… —se sonrojó automáticamente al tener los ojos color miel del rubio sobre él —Era cierto — dijo en un susurro casi inaudible.


—¿Es cierto? —dejó de tomar su mentón para posar sus manos tibias en los brazos del menor y mirándolo incrédulo.


—Si —musitó apenado.


 


—¡¡¿Pero qué demonios?!!!! —un castaño se acercaba iracundo. Cruzando la calle a zancadas para encontrarse con ese par, que al escuchar al castaño salieron del estudio.                                                                          Estaba ciego de ira, la intensidad de sus pasos podían incluso oirse a metros de distancia. Nada a su alrededor podía detener su andar, siquiera las fuertes ventiscas lo harían parpadear, permanecía con la vista fija en Dominic, en ese mocoso que se atrevió a acercarse a Liam, aún después de sus advertencias. Atreviéndose a tocar lo que es suyo, porque le pertenecía, Liam le pertenecía sólo a él.


—¡Aléjate de MI NOVIO! ¡Maldita rata! —llegó a ellos y apartó de un empujón al moreno del rubio —te advertí que no intentaras nada con él.


—¡JAKE! —gritó furioso el rubio en cuestión. 


—¡¡¿QUÉ?!! ¡¡¿O me dirás que me equivoco?!! ¿Acaso no te has dado cuenta cómo te mira este maldito? ¡Le gustas Liam! ¡Este maldito se atrevió a poner sus cochinos ojos en ti! Y yo no lo permitiré, porque eres mío y de nadie más!


—¿Perdón? ¿¿Acaso crees que es un juguete, un objeto que has comprado y puedes usar a tu antojo?? —intervino Dominic algo molesto y sorprendido por las palabras del castaño. 


—TU CÁLLATE IDIOTA —le gritó furioso Jake. 


—No, el que se calla eres tú Jake, lo estas haciendo de nuevo —dijo el rubio molesto, pero sin dejar de sonar calmado. 


—¿¿QUE HAGO QUÉ?? ¡¡ACASO LO ESTAS DEFENDIENDO!! ¡¡¿ESTAS DEFENDIENDO A DOMINIC?!!


—No, lo que sucede es que esto es demasiado, ¡estoy harto de tus escenas de celos, aquí, en la calle, en casa, en cualquier sitio! ¡Estoy cansado de todo esto!  


—¿Q-qué estás diciendo?


—Está diciendo que está cansado de tus idioteces —habló Dominic. Pero éste hizo oídos sordos a su comentario. 


—¿ES POR ÉL? —señaló a Dom —¿Por este pendejo? ¿Acaso te gusta? ¡¿Te enamoraste de este niño?! ¡DIME! —estaba tan enojado que no medía sus palabras. 


El rubio solo permanecía callado pero en su interior estaba que estallaba de dolor y odio.


—Eres un fácil Liam. ¡Que se va con el primero que se pone enfrente! Y tú eres igual que él —esta vez se dirigió al moreno. 


—Jake te estás pasando —le advirtió el rubio. 


—¿Que me estoy pasando? Tú eres el maldito que me engañó todo este tiempo con éste mocoso ¿Y yo soy el que me sobrepaso? Eres un cualquiera Li.... —no terminó de hablar cuando Liam le propinó un golpe en el rostro. 


—De acuerdo, ¿Soy un facil para ti? Tres años, tres malditos años estuve contigo y con nadie más que tú Jake. ¿Y me dices que te engañé y soy un fácil? ¿Un cualquiera? Ok, si es así como lo quieres, de acuerdo. Tú y yo terminamos, estoy harto de ti y tus celos estúpidos.


Esas palabras hicieron que a Jake le volvieron el alma al cuerpo y los pies a la tierra.                                                                                                   —Li-Liam, ¿No lo dices en serio, cierto? —dijo preocupado. 


—Mañana pasaré a buscar mis cosas, adiós —dijo molesto y se fué. 


Se fue dejando a Dominic y a Jake sorprendidos, observandolo absortos como desaparecía al dar vuelta la esquina. Ambos permanecieron unos cuantos metros alejados de la puerta del estudio, todos allí se habían marchado y el cielo comenzaba a oscurecer, sólo quedaban ellos dos y alguna que otra persona que caminaba por las calles. 


—Liam... —susurró el castaño y sin pensarlo más decidió ir en busca de su pareja. 


—¿A dónde crees que vas? —dijo molesto Dominic, sujetando del brazo a Jake, impidiendo que fuera detrás de Liam. No necesitaba conocer mucho al abogado para saber que era mejor dejarlo solo. 


—A buscar a mi novio idiota —contestó a la absurda pregunta del menor, girándose para ver esos ojos celestes del moreno con odio. 


—¿Es que no te has dado cuenta de lo molesto que estaba? — agregó algo alterado al ver cómo lo miraba Jake —será mejor que lo dejes solo —dijo más tranquilo, con molestarse con ese tonto de Jake no ganaba nada, conociéndolo solo empeoraría aún más todo. 


—¿Que... Para dejarte el camino libre? Escúchame niño —se acercó más a Dom y lo tomó del mentón con fuerza para que lo mirara —Amo a Liam y sé que él me ama también. Óyeme bien, nada ni nadie logrará separarnos, espero que te quede claro —lo soltó dejando una notoria marca roja en la piel de la barbilla del de ojos claros —No tienes oportunidad alguna, no alguien como tú —terminó mirándolo con desprecio. 


—... —Dom sólo lo miraba. El mentón le ardía, lo masajeó suavemente para que se apaciguara esa sensación —Eso lo veremos imbécil —enterró sus manos en los bolsillos de su abrigo y volvió a ingresar al estudio para apagar todo y marcharse de una vez.                                                              Abrió la tapa de una especie de caja en la pared, bajó una de las pequeñas palancas que daba la luz de la entrada, tomó las llaves de su bolsillo derecho y salió cerrando las puertas de cristal. 


Al salir Jake ya no estaba donde lo había dejado minutos atrás. 


 


Apartamento de Jake 7pm 


El castaño permanecía en la sala de estar, sentado en un gran sofá frente al televisor. Si en algo tenía razón Dominic, era que debía dejar al rubio tranquilo, si lo encontraba así de molesto solo empeoraría las cosas.    Control remoto en mano cambiaba los canales sin prestar atención alguna a lo que la pantalla le ofrecía, sólo movía los dedos por inercia. Lo único que hacía era pensar. Pensaba en las palabras del rubio. 


—Yo sé que vendrás.... —decía preocupado estrujando el control remoto en sus manos —no puedes dejarme así, solo lo has dicho porque estabas molesto... solo por eso —se trataba de convencer a él mismo mientras esperaba que milagrosamente su pareja apareciera por esa puerta y le abrazara, besara, como si nada hubiera pasado. Y así volverían a la normalidad. 


 


Transcurrió una hora, luego dos y tres. Las esperanzas del castaño comenzaban a esfumarse de a poco. Si bien era cierto que las discusiones de pareja entre él y Liam existían, eso sucedía muy de vez en cuando, nunca había presenciado algo como lo recientemente ocurrido, nunca había visto a su novio tan enojado.                                                                    Agotado, así se sentía, dolido pues también, había llorado al recordar las palabras del rubio.


Pero jamás le pasó por la mente que el responsable de toda esa horrible situación era él mismo. Era su culpa, sus celos incontrolables habían desencadenado todo esto.  


Pero aquello no era algo que Jake pensaría, para él esos celos no eran el motivo de su discusión, sólo veía lo que quería ver. Como siempre. 


 


Centro de la ciudad 11pm 


Mientras tanto Liam caminaba por las calles del centro de la ciudad.


Caminó por horas sin ver realmente dónde iba. 


Las luces de los diferentes negocios iluminaban toda la escena, tiendas de ropa, restaurantes, locales de música, bares, de todo. Le resultó extraño que a esas horas los comercios estuvieran abiertos, al parecer se acercaba alguna festividad de la que él por el momento no estaba al tanto. 


Pero su mente no se fijaba seriamente en nada de lo que las calles ofrecían, sus pensamientos robaban toda su atención.  


Las palabras de su novio, o el que fue su novio resonaban en su cabeza repetidas veces. Aún no lograba comprender como el castaño podía hablar así de él. ¿De verdad creía que era un cualquiera? ¿Eso le parecía realmente? Y si pensaba eso... ¿Por qué estaba con él?  


Eso que salió de la boca de Jake le dolió de la peor manera. 


"¿Eso soy para ti Jake? ¿Un cualquiera?... Y encima de todo insinúas... No, más bien ¡Afirmas que te engaño! ¿Cómo puedes decir tal cosa? Si lo único que hice estos tres años de relación fue darte todo, TODO de mí, jamás podría haberte sido infiel, nunca. Te amo demasiado. Como nunca amé a nadie en mi vida entera.                                                                        Pero no, al parecer no te has enterado, nunca fue suficiente para ti, porque si fuera de otra manera no dirias esas palabras tan hirientes.  


¡¿Cómo?! ¡¿Cómo puedes decir semejantes mentiras, cómo puedes desconfiar así de mi?!"                                                                    Pensaba el de ojos miel mientras caminaba mirando el suelo. 


Miles de preguntas se hacía el rubio, y las respuestas dolían una más que la otra. Se sentía realmente herido, el amor de su vida lo lastimó como nunca nadie lo había hecho antes.


Siguió caminando sin saber hacia donde iba realmente, hasta que se topó con un bar llamado "Maggots’s Art" que atrajo su atención. 


El bar se veía amigable a pesar del curioso nombre que tenía. 


—Una copa no me vendría nada mal.


Se dirigió a la entrada del establecimiento y al ingresar se encontró con decenas de mesas redondas y negras con sus respectivos asientos, a su izquierda un escenario montado con los instrumentos descansando, guitarras y bajo en sus bases, bateria, y micrófonos. El lugar era acogedor. 


Inspeccionó aquel sitio desde la entrada, y notó como varias chicas se volteaban para verlo. Sobretodo un grupo de ellas que se encontraba en el centro del salón. Podía oír desde donde estaba los cuchicheos y risillas que emitían en su nombre. Lo miraban de tal forma que se sintió incómodo, por lo que rápidamente fue a la barra en busca de algo fuerte. 


Se sentó en una silla giratoria sin respaldo y miró curioso a las otras personas que tenía al lado suyo. Estos bebían con desenfreno, beber no era algo que él hiciera muy seguido porque con tan solo dos o tres copas de vino ya sentía que el suelo lo quería tragar. Así que optó por beber moderadamente. 


—Hola guapo, ¿Te sirvo algo? —preguntó el que al parecer era el barman. Que por lo distraído que estaba el rubio no escucho muy bien y giró la cabeza para cerciorarse que le habían hablado.                                      Miró al joven barman que tenía enfrente y éste cuando se cruzó con la mirada de Liam se quedó mudo, sus ojos color miel intensos y algo tristes lo cautivaron. 


La belleza de Liam era innegable. 


—¿Perdón? ¿Me hablabas? Es que, estoy algo distraído —dijo divertido con un intento de sonrisa en los labios. 


—Si, por supuesto ¿Qué deseas que te sirva? —dijo el hombre que traía una camisa negra de mangas cortas que dejaban ver sus brazos cubiertos de tatuajes. Su cabello era castaño y sus ojos marrones. Traía barba de unos días y al igual que sus brazos sobre el cuello se asomaba otro tatuaje que Liam no pudo distinguir. 


—Whisky por favor. 


—Enseguida —buscó la botella en los estantes que tenía debajo de la barra— Aquí tienes —tomó un vaso ancho en el cual sirvió aquel brebaje y dejó la botella junto a Liam. 


—Oh, no, lo siento solo quiero una copa —se apresuró a decir.


—¿Solo una? Disculpa. Es que la mayoría acostumbra a tomarse más de una, supuse que tú... —miró apenado al rubio. 


—Hmm no, no sé beber y prefiero seguir sin saberlo —sonrió para animar al hombre. 


—Ok, si quieres otra copa solo dime —con una sonrisa. 


—Gracias —acercó la copa a sus labios para oler la bebida luego de esa acción ingirió el líquido sin apuro.  


Aún pensaba en el castaño que tanto amaba. 


Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no notó cómo la mirada del barman se posaba en él de manera tímida pero continua. 


—No vienes muy seguido por aqui ¿Cierto? —se animó a preguntar mientras le servía una bebida extraña a una mujer a su derecha. 


Liam tardó un poco en notar que era él a quién el hombre hablaba y lo miró fijamente. Poniendo aún más nervioso al sujeto detrás de la barra.                —No, solo pasaba y se me antojó un trago —dijo sereno— quizá me alivia un poco y  dejo de pensar en lo idiota que es Jake.... —se detuvo rápidamente avergonzado por lo que había hecho no era su intención decir eso en voz alta —Lo siento, no tienes por qué escucharme.


—¿Una chica? 


—No precisamente.


—¿Problemas del corazón? No es nada, realmente, no serías el único que viene aquí a curar heridas o a olvidar a alguien —le sonrió. 


—Bueno, gracias —sonrió de costado. 


—¿Qué es lo que te sucede? Claro, si deseas contarme —preguntó curioso el castaño del bar. 


—..... Pelee con... —dijo dudoso, no sabía si decirlo, quizá ese hombre era esa clase de personas que no tolera la homosexualidad. 


—Con un tal Jake ¿No? —lo miró como buscando algo en la mirada del rubio —¿Es tu novio? —lo dijo con tanta naturalidad que alivió a Liam, afortunadamente ese joven no era de esas personas homofóbicas que tanto se empeñaba en evadir. 


—Sí, discutimos hace un momento. Últimamente sus celos no tienen límites y eso en serio me tiene un poco cansado, pero dejémoslo ya, no quiero hablar de él —la tristeza se asomó por su rostro.


—Como digas, de todos modos, dejame decirte que ese tal Jake es muy afortunado… Disculpame un momento, me llaman —ladeó la cabeza señalando a una chica que estaba en la otra punta de la barra.                    El barman se encaminó hacia esa mujer y le sirvió vodka, o eso era lo que Liam creía ver. Observó a la mujer y pensó que era realmente bella. 


Lástima que el género femenino no era de su preferencia, sin contar que estaba perdidamente enamorado de cierto castaño gruñón llamado Jake y que a pesar de todo lo malo aún amaba, una pena realmente. También logró ver cómo el rostro del joven barman cambiaba de sonriente a extrañado, pensó que tal vez solo era una falla en su vista ya que eso era normal, sus ojos le fallaban, por ello utilizaba lentes pero solamente en la oficina, llevarlos puestos todo el dia se le hacía algo incómodo. 


El joven barman estaba de vuelta pero no tan sonriente como antes. 


—¿Sucedió algo? —preguntó Liam. 


—Toma —extendió su mano y dejó una tarjeta frente a Liam, quién miró extrañado sin entender demasiado. 


—¿Y qué se supone que es esto? 


—Esa chica de alla te lo envía —señaló con la mirada a la mujer de hace unos minutos. 


—Ah y... ¿Qué es? —antes de que respondiera a su pregunta tomó la tarjeta entre sus dedos y leyó —¿Su número? —dijo sorprendido. 


—Así es, parece que le interesas —dijo serio el muchacho. 


—Pues... —sin saber bien qué hacer Liam guardó el cartoncito en su billetera, cosa que el castaño que tenía enfrente miró algo sorprendido —¿Qué? —le pregunto al ver la manera en que lo observaba. 


—No, nada, creí que no la aceptarías —se dió cuenta de que fue algo desubicada su reacción.


—Es que no sé qué es lo que debería hacer con esto —confundido sacó nuevamente su cartera con la tarjeta. 


—Pues si consiideras llamarla algún día la conservas sino... —Liam lo detuvo. 


—¿Llamarla para qué precisamente? —tenía una vaga idea de para qué pero tenía que cerciorarse.


—Bueno, para mantener alguna relación, un revolcón, lo que tú y ella quieran. 


—Aah ok, entiendo —sonrió y guardó nuevamente el papel alegremente. Al ver la cara del muchacho barman soltó una risa —¿De verdad creías que la conservaría? solo bromeaba —reía por lo bajo. 


—Bromista eh. Pero, ¿Cómo es que te llamas? 


—Liam Evans y lo siento pero debo irme —dijo mirando el reloj en su muñeca. 


—Ok, espero verte mas seguido por aquí... o no, pensándolo bien, creo que mejor no haha —se corrigió al recordar que el motivo por el cual el rubio estaba allí era por una pelea con su novio —Yo soy Nicholas.


—Bueno fue un gusto Nicholas, adiós —vació su copa y bajo del asiento —Ah por cierto —sacó la tarjetita que esa mujer le había enviado —Ten, haz lo que quieras con ella, me refiero a la tarjeta —dirigió el dedo índice a su ojo y le hizo una mueca de que tenga cuidado. 


—De acuerdo, adiós —se despidió sonriente Nicholas. 


Liam decidió que irse a casa era lo mejor, mientras el muchacho del bar observaba cómo se marchaba, vió el cartoncito, le dedicó una última mirada a aquel rubio y la tiró en el tacho de basura que tenia mas cercano. 


 


Regresó a las calles, y a diferencia de hasta hace unos momentos éstas no estaban tan pobladas. El frío viento golpeaba su cara sin piedad y sentía como sus músculos se helaban, pero en esa oportunidad le restó toda importancia, atrapar un resfriado no era algo que le preocupara. 


Caminó hacia la estación del subterráneo que estaba a pocos metros de donde se encontraba. Iría a casa, a su casa. Esa que había dejado para vivir junto a Jake, llegaría y se acostaría inmediatamente, mañana vería que es lo que haría con él. 


Aunque haya dicho que su relación estaba acabada eso no era lo que quería realmente, de solo pensarlo su corazón se oprimía fuertemente. Amaba a ese chico más que a nada y no iba a dejarlo así, por más que le dolieran las palabras del castaño, sentía que sin él no había nada más, no podría vivir sin Jake, lo perdonaría a pesar de todo, porque lo amaba. Estaba perdidamente enamorado de su hombre y no podía amar a nadie más que no sea ese castaño. 


Jamás podría vivir sin Jake.

Notas finales:

CHaaaan, quién iba a decir que Liam podía ser tan inocente, creanme me sorprendo con ustedes ya que esto fue escrito hace mucho.

Espero les este gustando como va.

Nos vemos.


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