En la noche, Kanon había llegado bastante temprano al estadio de hockey, ansioso y emocionado porque estaría en primera fila. Milo llegó quince minutos después desesperándolo un poco pero el mayor lo había recibido con una enorme sonrisa y un beso en su mejilla.
Justo ahora estaban viendo el partido mientras les gritaban a los jugadores y a todo cuanto estuviera dentro de la pista, el juego estaba siendo emocionante, iban empatados por lo que la tensión era grande.
-¡Eres un idiota!
-¡Imbécil!
-¡Puto!- gritó Kanon mientras Milo lo miraba extrañado, pero con una sonrisa.
-¿Qué fue eso?
-Lo escuché en un partido de soccer mexicano- reía el mayor alzando los hombros. Una jugada más y estaba ganando el equipo griego, por lo cual ambos rieron y chocaron sus puños.
Estaban en un pequeño descanso cuando la ya famosa cámara del beso se puso en acción enfocándolos a ambos. Kanon sonrió mientras Milo se señalaba la mejilla, pero el mayor fue rápido robándole un beso de sus dulces labios.
-Qué aventajado- dijo el menor después de eso, de pronto se escuchó la llamada para continuar con el juego. Kanon se puso de pie mientras Milo planeaba su primer ataque, todo estaba saliendo bien… hasta ahora -Querido, Kanon.
-¿Qué? ¿Qué?- preguntó mirando la pista ignorando a Milo.
-Kanon, tengo sed, ¿Puedes traerme un refresco? Estoy sediento.
-Sí, sólo falta un minuto e iré por él ¿Sí?- dijo mirándolo de reojo y volviendo al juego.
-Bien, yo iré por él- dijo el menor desganado y poniendo una cara de decepción. Kanon frunció los labios y asintió.
-No, yo iré.
-Sin hielo, gracias- sonrió el menor mientras el otro se movía entre las personas y corría hasta donde estaban las bebidas. Llegó hasta el mostrador, pidió el refresco, que para su mala suerte, lo atendía el chico más lento de la ciudad
-Un refresco chico sin hielo- miró por las pantallas lo que pasaba en el juego mientras el chico de las bebidas había tomado un vaso grande.
-¿Dijo chico?
-No… está bien, deme ese y quédate con el cambio- dijo de manera apresurada tomando la bebida y corriendo de nuevo hasta su lugar donde Milo lo esperaba.
Ni siquiera lo miró, le dio el refresco y se concentró en el juego, el menor bebió un poco de la bebida y pensó que quizá eso no era suficiente.
-Kanon… ¡Kanon! No es de dieta.
-¿Qué?
-No es de dieta… por favor, tengo mucha sed- le decía mirando la clara frustración del pelilargo, quien sólo se dio la vuelta de nuevo hasta las bebidas -¡De limón! ¡Gracias!- gritó con una sonrisa demasiado perversa y bebiendo del refresco que le había llevado.
Kanon estaba por comprar un nuevo refresco cuando escuchó que su equipo ganaba y se lo había perdido.Lo único que le quedaba ahora era esperar a que Milo saliera de la pista mientras fruncía los labios y se tomaba el pelo con molestia.
-Qué increíble jugada, no puedo creer que te lo hayas perdido, jamás había visto un final tan emocionante- decía Milo evitando a toda costa soltar una carcajada.
-¿No? Yo tampoco- respondió el mayor entre dientes mientras sentía como el menor le picaba la cresta.
-Qué lástima que te lo perdiste- continuó antes de hacerle la parada al taxi, pero antes de subirse aún tenía algo más que decir -Así que ¿Eres tan amable como pareces?- Kanon pareció pensarlo mientras se acercaba para besar la comisura de sus labios.
-No.
-Yo tampoco, ten- sonrió dándole el vaso de refresco vacío y subiéndose al taxi.
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-Basura… basura… basura- gruñía Julian revisando cada una de las publicidades que Kanon, Marín y Shaina le habían llevado esa mañana. Todos estaban sentados a su alrededor con la cabeza baja un poco decepcionados por su trabajo -Todo es basura, necesitamos mejores ideas que esto- les decía y estaba por decirles algo más cuando tocaron a la puerta -¿Qué?- ladró a una de las asistentes del edificio.
-Hay una llamada para Kanon Dragonsea- el mencionado miró a la chica frunciendo el ceño.
-¿Quieres tomar el mensaje? Por favor- pidió deseando que Julian no se cabreara aún más.
-Pero, señor Dragonsea, dice que es Milo y es urgente, está en la línea 2- Kanon miró a Julian mientras este lo consideraba unos segundos para después asentir.
-Que sea rápido- le dijo pasándole el teléfono fijo.
-¿Hola?
-¡Soy yo, amor!
-Milo, estoy a la mitad de una junta, te llamo después.
-Te extraño mucho, mi pequeño Kanon, mucho, mucho- decía con la voz un poco agudizada mientras Camus y Mu trataban de contener sus risas para no ser escuchados.
Habían tenido una pijamada esa noche para contarles todo lo que había hecho con Kanon y ahora estaban en la cama de Milo en pijama, rodeados de helado, frituras y cerveza.
-Pues yo también te extraño- susurró ante la mirada atenta de sus compañeros.
-¿Tienes planes para ésta noche?
-No, nada ¿Por qué no vamos al cine?
-¡Sí! ¿Puedo elegir? ¡Ay! Estoy tan emocionado, te llamo luego, mi Kanon. Adiós.
-Adiós- susurró el pelilargo colgando la llamada recibiendo una mirada bastante reprobatoria de sus compañeros y jefes por aquella tonta llamada, aunque poco le importaba, estaba seguro de que ganaría esa apuesta.