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Aún más afrodisíaco que el dulce (Pet shop of horrors) por madamechan2-0

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Notas del capitulo:

Bueno, continuamos con los capítulos de intro. todo esto es para centrarse también en las historias de cada personaje.

Como estaré fuera del trabajo estos días, voy a subir varios capitulos el día de hoy esperando poder engancharlos cada vez un poco más.

En dos semanas, los trabajos de reconstrucción y fusión de ambos locales estaban por finalizar, para extrañeza de Wu Fei, el lugar estaba quedando bastante mejor que como estaba. Los locatarios habían recibido flores en sus locales lamentando los ruidos de la remodelación junto con una hermosa invitación a la pronta inauguración, además del 50% de descuento a los primeros 10 clientes. Habían algunos que parecían conocer bastante al nuevo arrendatario y esperaban ansiosos poder asistir al salón, mientras una parte estaba totalmente en oposición de que alguien que no fuese chino ingresará a Kabukichou, aquellos iban a quejarse con Lau Wu Fei, pero este no los tomaba tan en cuenta por ser minoría.

-          Taizu, llegó una invitación para usted también.

-          De verás, se vería feo que no asistiera, además que me intriga por fin verle la cara al nuevo.

-          Cada vez que hemos ido a visitarlo, él no se ha encontrado…

-          Como si mi tiempo ya no fuera escaso… Vamos Chin.

-          ¿Taizu?

-          No es bueno conocer al inquilino en su propia inauguración… Ese Conde debe tener alguna forma de contactarlo y así conocerlo.

Mientras tanto en cierta tienda:

-          Señorita, que gusto verla.

-          Hola Conde.

-          ¿A qué se debe su visita?

-          El canario Conde, vine a saldar mi deuda.

-          Oh, ¿eso quiere decir que su objetivo se ha cumplido?

-          Aún no, pero cada vez estoy a un paso de lograrlo.

Flashback

Hace unos días había sido invitada a una cena familiar en la cual pudo notar que su cuñado no apartaba la vista hacia ella, lo cual le provocaba cierta satisfacción. Finalmente, en la cocina ella se había comprometido con lavar la loza cuando entra el hombre que siempre deseó. Estaban solos, Los demás parecían reír en la sala de estar mientras una enorme ola de calor parecía invadir el espacio entre ambos en la cocina. No existieron palabras, sólo un apasionado beso que cada vez se iba elevando más de tono.

Para cuando el lavaplatos estaba rebosando de agua, ambos estaban prisioneros del placer de cada embestida, ella mirando hacia la pared y el atrás invadiendo su lujuriosa entrada.

Fin del flashback

-          Así que le ha ido bien. Me alegra que nuestra ave le sirviera. Recuerde que pase lo que pase deben cumplirse las tres clausulas. Sino la tienda no responderá por las consecuencias.

-          Lo sé, lo sé. Descuide.

Pareciera que el Conde sabe cuando algo no va bien.

Mientras un par de locales atrás, el joven gerente aprecia nuevamente lo bien que esta quedando el local remodelado y amueblado. Pregunta si el locatario se encuentra, pero le informan que este ha salido poco antes a comprar unas cosas y que no tienen certeza de su retorno.

Molesto por estar perdiendo nuevamente el tiempo en encontrar a alguien que decide ir al plan original. El Conde D.

-          ¡Oh Taizu!  Ya me parecía raro que no apareciera.

-          No todos tenemos el lujo de tener tiempo libre.

-          Y aquí lo tengo sentado esperando que le sirva el té. – le cuestiona.

-          ¡tch!

-          ¿Qué pasa?

-          De casualidad no tienes como contactar al nuevo, cada vez que voy a anunciarme no lo encuentro.

-          Es como usted mismo acababa de decir, no todos tenemos el lujo de tener mucho tiempo libre. – sirve una taza. – Marcos- san tiene muchas inversiones y bastante trabajo además de este local, pero creo que hoy lo conocerá.

-          ¿Eh?

-          Porque es la hora del té.

En ese instante se escuchan pasos entrando a la tienda, y desciende el norteamericano encontrándose frente a frente al Conde y gerente. Llevaba su estilo casual, con su cabello tomado y gafas ópticas.

-          Conde, traje—

-          Mmm. – el de terno lo mira con extrañeza.

-          Oh, no noté que tenías visitas, debería venir más tarde.

-          ¡Para nada!  ¿cómo desaprovechar lo que trae en esa caja? – el Conde decide hacer las presentaciones. – Taizu, déjeme presentarle a la más reciente incorporación de aquí. Marcos-san déjeme presentarle a nuestro gerente.

-          Lau Wu Fei. – Extiende la mano como esperando que el rubio la bese (como si fuera un gran mafioso).

-          Oh, un gusto, así que usted es el famoso Taizu. – sonríe estrechando su mano. Algo que para el oriental no era lo esperado.

-          Recuerde que Marcos-san no está familiarizado con las formalidades de acá Taizu. – dice el Conde quien no puede ocultar la satisfacción de la escena.

-          Taizu, mi gente me ha dicho que usted esperaba conocerme, lamento las molestias que le he causado. – dice el rubio mientras se inclina levemente como disculpa.

El transcurso del té fue bastante incómodo. Por una parte, Wu Fei miraba con extrañeza como el rubio bebía el té de forma tan familiar con el Conde, y como los animales se sentaban en el regazo de este. Chin podía percatarse de la molestia de su jefe, pero no se atrevía a decir nada.

-          Taizu, ¿qué opina de lo que Marcos-san menciona? – Consulta el Conde esperando poder incorporar al oriental en la plática.

-          Implementar otro tipo de publicidad fuera de Kabukichou me parece riesgoso. Sería salir de nuestros límites con los japoneses.

-          Pero yo no soy ni japonés ni chino. – manifestó pensativo el rubio. – y arriendo en ambos sitios… No debería de tener problemas.

-          Los problemas los tendría yo.

Una leve mueca de disgusto se manifiesta en el gringo, quien voltea a mirar al Conde, decidido a ignorar las justificaciones que el gerente le daba.

-          Conde mañana vendré a primera hora a buscarlo, debe ser el primer cliente.

-          Me siento halagado, quizás Taizu como el gerente debería ser el primero.

-          Pero… - examina al de terno. -No hay mucho que pueda hacer por él, su cabello ya es corto y aunque lo retoque después se pondrá esa enorme cantidad de gel en la cabeza… ¿why?

Aquel comentario disgustó un poco al aludido, quien no dudó en responder:

-          Ni que fuera a dejar que alguien extraño toque mi cabeza.

-          No tocaría su cabeza, aunque fuera el presidente.

-          ¡Más te vale!

-          ¡A usted!

Aquel comienzo no había sido el ideal.

 Al otro día, el Conde decide visitar al gerente y tomar una taza de té con él. En la entrada a su oficina, pudo ver que Wu Fei estaba hablando con un sujeto.

-          ¡Oh Taizu! ¿no va saliendo verdad?

-          ¿Eh? – se aclara la voz. – Para nada, estaba dándole indicaciones al nuevo guardaespaldas de la corporación, lo mandé a pedir a una empresa en Alemania. Han llegado un par de amenazas del viejo y es mejor tener seguridad mientras no esté en la oficina, y no puedo confiar en las empresas de seguridad que de seguro son las mismas que utiliza mi padre.

-          Ya veo.  – Observa al nuevo, es alto y un poco atlético, el terno negro y las gafas negras le dan su toque, pero rara vez el gerente contrata guardias que no sean chinos. – Su padre realmente no entiende razones.

El Conde mira con extrañeza al guardia, puede ver a simple vista un cabello rubio, peinado hacia atrás como el mismo Taizu, corto y una barba recién arreglada. Le recordaba a algo, o a alguien. Bueno en su paso por Alemania pudo haberse encontrado con alguien así.

-          Bien, traje un poco de té y de paso sería bueno coordinar con usted la llegada a la inauguración.

-          ¡tch! ¿por qué debo ir?

-          Porque, para empezar, usted aprobó la nueva contratación Taizu. – lo mira con represalia. – Si usted no va, la gente creerá que usted no está a favor.

-          Claro que no lo estoy.

-          Su padre estaría feliz de verlo hacer este berrinche y quitarle su puesto.

Tragó saliva. - ¡está bien! – Pero si empieza a hablar estupideces juro que me retiraré.

Al menos el Conde había logrado algo.  Mientras tanto en otro lado, tenemos a nuestra clienta quien está preparándose para salir.

-          Tengo que reunirme con Shinji, ya estoy atrasadísima. – Mirá hacia el cuarto aislado que tiene, en como si de mala gana hubiera recordado algo.  –Debo darle alimento, ayer vino Shinji y no pude ni limpiar sus alas…  - Se maquilla. – Hoy de seguro lo convenceré de pedirle el divorcio a mi hermana. A lo que regrese me encargaré del canario.

La cena parecía andar bien, la ansiedad de la respuesta de su cuñado ante lo que ella le pediría la tenía muy nerviosa, se mordía los labios pensando en como decírselo. Shinji le miraba con deseo, como si quisiese desvestirla ahí mismo y hacerle el amor, por lo cual le lanza una indirecta y ambos se dirigen al apartamento de la chica.

Al llegar a aquel lugar sus deseos fueron totalmente desatados en el pasillo y luego de camino hacia la alcoba, pero una extraña sensación llegó a la joven cuando divisó hacia el cuarto secreto, pero los besos de su amante pudieron más y se dirigieron a la cama.

Mientras en Kabukichou el Conde estaba listo para reunirse con el rubio en la entrada, cuando los animales comienzan a chillar:

-          Justo en este momento. -suspira.

En ese lapso entra el rubio, vestido de rojo y con su cabello suelto.

-          My Queen luce radiante hoy.

-          ¿A caso no luzco radiante siempre?

-          Así es, pero solo en eventos así es que usted se viste y arregla como la verdadera reina.

-          Ojalá nadie te oiga llamarme así Conde, sigo sin entender ese afán tuyo de llamarme así.

Nuevamente los animales vuelven a chillar ante el susto de ambos.

-          ¿Qué extraño? ¿Qué les pasa?

-          Oh Marcos-san, una de mis mascotas está en problemas y temo que deberé ir urgentemente a recogerla, me temo que no alcanzaré a acompañarle en este momento.

-          ¿Eh?  ¿En serio no puede ir más tarde?

-          Usted mismo ve como están las mascotas de la tienda, ¿cree que deba esperar?

-          Lo siento, tienes razón… es sólo que no conozco a nadie. ¿Y si me presta a Pon-chan?

-          No se preocupe, Taizu dijo esta mañana que iría. Traten de no discutir frente a los demás. Su apoyo es importante en este momento…

Tras eso, el Conde apura el paso dejando al rubio preocupado… pero ante esto, el oriental voltea quizás por un simple presentimiento.

-          Asegúrese de que Pon-chan no coma muchas galletas.

Un gesto de alivio se nota en el diseñador quien va en busca del mapache. EN efecto la sorprende intentando abrir un tarro de galletas.

-          ¡Aquí estas! Vamos, a ponerte un hermoso listón.

El mapache mira con ojos llorosos el tarro de galletas.

-          Descuida, iremos a un lugar donde podrás comer todo lo que quieras, pero que el Conde no se entere de eso.

Tras eso, ambos se dirigen al salón.

Tras llegar a la alcoba, ambos se desprenden de sus ropas deseosos de acelerar el contacto. Ella se recuesta en la cama y lo invita, mientras este busca un preservativo en su pantalón; de repente, una enorme mancha de sangre se aprecia en el cobertor.

-          Dijiste que no estabas en tu periodo.

-          No lo estoy… - se levanta y nota con temor que su silueta ha quedado marcada en el cobertor, marcada con sangre. - ¡¿Qué mierd—

Ante la mirada horrorizada por tal escena, ella pega un grito. Debajo del cobertor yacía el cuerpo devorado de su hermana menor, ante la mirada de ambos.

Notas finales:

Espero que les gustara.

Sé que esperan pronto ver a Leon y al resto. pero va todo paso a paso.

Espero comentarios y teorías!


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