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Before you go por Little Bully

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Notas del capitulo:

¡Gracias a todas las personitas que leyeron!

Disfruten el capítulo.

Ron, al principio, no sabía si lo que miraba era real o un producto de su imaginación.


Cuando abrió los ojos miró azul, se dio cuenta entonces que estaba acostado en el suelo y al aire libre, sintiéndose totalmente extrañado al comprender que lo primero que habían captado sus ojos fue el claro azulado del cielo. Confundido, se levantó con calma, pero al incorporarse, el paisaje que lo envolvió se volvieron tan conocidos para él que un sentimiento de añoranza lo asfixió tan de prisa en el preciso instante que pudo ver su hogar con total claridad, matando toda aquella confusión de inmediato.


Estaba parado justo a unos metros de su casa.


No se preguntaba que hacía ahí o cómo había terminado ahí. En realidad, no era algo que le importara en esos momentos, solo observaba que La Madriguera se miraba exactamente igual a como la vio por última vez, todo tan perfectamente acomodado en su lugar, había deseado tanto con regresar que ahora por fin estaba justo ahí no sabía cómo sentirse, mas lo único que le importaba era que por fin estaba donde él pertenecía, en donde debió haber regresado desde hace mucho tiempo.


Se sentía tan aliviado.


¿Es en serio, Ron? —una voz preguntó a sus espaldas, haciéndolo saltar del susto. Volteó rápidamente sobre sus talones al reconocer inmediatamente esa voz y, al verla ahí parada con sus brazos cruzados, sus ojos comenzaron a humedecerse.


— ¿Hermione?


Estaba ahí. Un dolor aplastante reemplazó todo sentimiento de alivió al recordar todo aquello que había pasado momentos antes de haber despertado en los patios de su casa; recordó a Draco al darle las hojas con la información, recordó lo que sintió al leerlas, recordó haberles gritado, recordó la traición, recordó todo. Estaba muerta.


¿Qué es lo que estás haciendo aquí? —Hermione suspiró—. Se supone que estabas bien dónde estabas.


— Hermione… —la llamó con temor de que en cualquier momento fuera a desaparecer. Se dio cuenta que había tomado su mano, no captó en qué momento se había acercado tanto a ella a tal punto de lograr tocarla, entonces inconscientemente había buscado palmarla para asegurarse que realmente estaba ahí, porque si Hermione estaba ahí, parada justo frente a él, le indicó que todo eso que estaba viendo era una total ilusión, un cruel engaño de su retorcida mente y no quería que se fuera, no quería soltarla—. ¿Esto es real?


Hermione lo miró, enternecida—. Claro que lo es, Ron, ven aquí.


Ron soltó su mano y la tomó entre sus brazos, apretándola, sujetándose uno contra el otro. Ambos se fundieron en un fuerte abrazo y lo sintió tan necesitado que lo hizo sollozar mientras sus ojos le comenzaban a arder gracias a las lágrimas.


— Te extrañé. —susurró aún ante el nudo que se estaba formando en su garganta.


Yo también te extrañé, tonto. —dijo Hermione entre pequeñas risas que hicieron a su corazón doler. No se dio cuenta que tanto había extrañado esa risa hasta que no la había escuchado más, no se dio cuenta que tanto la había extrañado a ella hasta que la vio ahí parada, justo tan hermosa como la última vez que la vio. Apretó más su cuerpo junto al de Hermione, no queriendo perder ese momento, no queriendo que se terminara.


— Hermione, ¿cómo pasó? —gimoteó y el nudo en su garganta se hacía cada vez más fuerte—. ¿Por qué?


Ron… —lo llamó, separándose de él para verlo directamente a los ojos, sus brazos lo habían soltado y tomaron sus hombros—. Lo único que debes de saber es que estuve bien hasta el final.


— Pero ¿por qué? —preguntó, desesperado. Tenía tantas dudas, quería saber que era lo que le había pasado a su amiga, a la que una vez creyó era el amor de su vida, no podía con esa culpa—. Necesitó saber qué fue lo que pasó.


Hermione guardó silencio y después suspiró—. No cambiaría nada si lo supieras, Ron.


— Para mí sí, Mione, porque si no eso me diría que… —no pudo continuar, el nudo en su garganta lo estaba asfixiando, se intensificada con cada segundo que pasaba al ver esos ojos cafés que tanta paz le transmitieron antes.


¿Qué te diría? —le preguntó Hermione con paciencia.


— Que tú intentaste más de lo que yo pude siquiera pensar… que tú intentaste más porque nos amabas más que yo a ustedes. —respondió, dolido. Esa era su mayor culpa, el haberle prometido que haría algo por ella y no haberlo cumplido. Rompió aquella promesa que le hizo la última vez que estuvieron juntos, le quemaba el hecho de que no hizo nada para llegar a ella y ponerla a salvo. Demasiado tarde.


Oh, Ron, solo tú serías capaz de pensar así. —le palmeó los hombros e hizo que se separaran por completo, quedando de nuevo frente a frente. Ron no quiso dejarla, tenía tanto miedo de que, en cualquier suspiro, ella pudiera desvanecerse, pero lo hizo porque sentía que necesitaba hablar con ella, algo le decía que hablar con ella calmaría sus culpas y le daría paz a su corazón—. Tan dramático como siempre.


— ¡Esto es serio, Hermione! —gritó al tallarse sus ojos.


Y yo también lo soy. —dijo ella, indignada—. Mira, Ron, todo pasó porque tenía que pasar.


— Pero-


Me capturaron cuando intenté salir de Escocia. —le informó. Ron la miró con atención—. Y, al poco tiempo, la familia Zabini me reclamó.


No recuerda que alguna vez hayan hecho un plan para ese escenario. Ellos siempre estuvieron seguros de que iban a ganar, tal vez con sus altas y bajas, pero nunca lo dudaron; ese fue su primer error. Debieron haber previsto que algo así podía pasar y haber hecho mil y un planes para una derrota, hubiese sido más sencillo de ese modo para ellos refugiarse hasta poder tener un plan para luchar contra la oscuridad de nuevo y vencer, pero seguía siendo demasiado tarde.


— ¿Por qué no te fuiste al lado Muggle? —preguntó en cuanto la idea le cruzó de pronto. Hermione era la más lista de tres, siempre lo fue, no comprendía como no ideó algo con su destreza para poder escapar ella sola del mundo mágico; tal vez, si se hubiera marchado hacía el lado Muggle, ella hubiera podido sobrevivir. Pero ya no importaba porque era demasiado tarde—. ¡Ahí no hubieran podido encontrarte! ¡Ahí era que ibas a estar a salvo!


Mi destino estaba marcado de ese modo y sabes que no puedes pelear contra él. Ya no pertenecía ahí, Ron, no te tortures más. —le consoló a su modo, con ese tono de voz que parecía regañarlo. Ron asintió, rindiéndose. Hermione parecía no estar dispuesta a decirle la razón por la que la asesinaron y él no seguiría preguntando. Ya era demasiado doloroso, el simple hecho de pensar en su muerte lo hacía cada vez más doloroso—. Aparte, viví bien, realmente no me quería mover de ahí hasta que las cosas se tranquilizaran.


Ron no podía creer lo que Hermione le decía.


Nunca lo establecieron, en ningún momento lo pusieron como prioridad, ni siquiera tenerla como una especie de regla: «La seguridad es primero», pues de ese modo, si estaban en peligro, hubiesen intentado por todos los medios buscar algo que los mantuviera con vida ante la situación hasta que pudieran reunirse de nuevo o hasta que pudieran comunicarse. Nunca les importó. Nunca le encontraron el sentido y menos ahora. Draco le dijo que la asesinaron por intentar escapar, si era verdad que ella estuvo bien con los Zabini, entonces no había motivo para que quisiera irse y haberse puesto en peligro hasta el punto de la muerte.


— ¿Entonces por qué intentaste escapar? —no logró evitar preguntar, resentido—. La seguridad propia siempre debió ser lo primero, Hermione, no lo entiendo.


Así es, siempre es lo primero. —asintió—. Y tú estás a salvo con los Malfoy, como yo lo estuve con los Zabini.


— ¿Lo estuviste? —volvió a preguntar en el mismo tono—. Moriste con ellos.


No fue su culpa, nos descuidamos solamente. —contestó, restándole importancia.


Ron la miró, confundido—. ¿En qué pudieron haberse descuidado que acabó contigo?


Cosas nuestras que en algún momento podré contarte, Ron. —balbuceó, nerviosa. Ron iba a preguntarle a que se refería, mas le ganó la palabra—. Te sorprendería lo agradables que son los Zabini.


Supo en ese mismo momento que ella deseaba desviar el tema de conversación. Él estaba perdido con lo que le dijeron que había sucedido y lo que recientemente había dicho Hermione. Por alguna razón, parecía que había cosas que ella no quería contarle, la conocía tan bien como para asegurarlo.


— Los Malfoy tampoco son tan malas personas como lo imaginábamos. —decidió seguirle el hilo de la conversación. Vería si tomaba ventaja y podía hacerla soltar información sin que lo notará.


Bueno, es eso o desarrollamos algún tipo del Síndrome de Estocolmo sin enterarnos… —dijo, burlesca.


— ¿De qué?


Tan culto que eres. —contestó con ironía mientras rodaba sus ojos.


— Hermione… —advirtió, sonrojándose ligeramente por la molestia. A él no le agradaba demasiado cuando ella le decía esos comentarios, lo hacían sentir que todos sabían más cosas que él.


Tonto.


Al ver la perfecta sonrisa que adornaba el rostro de Hermione, logró que no siguiera creciendo su molestia, al contrario, le transmitió una calma que no había sentido desde que la batalla había iniciado y sonrió junto con ella.  


Ron se tomó un momento para ver sus alrededores. Vio los arbustos y árboles que rodeaban todo el lugar, volteó hacía el lago que antes le pareció espantoso, pero que ahora le parecía tan agradable a la vista. Sin embargo, ignorando el sentimiento de tranquilidad que lo albergaba, notó que nada se movía. Entrecerró un poco los ojos para ver las ramas de los árboles y captar si se movían con el viento, pero el problema no solo era que no se movían, sino que tampoco hacía algún tipo de aire. Trató de aspirar el aroma tan reconocible para él, pero no percibió nada tampoco, haciéndolo extrañarse más; por más que intentó que sus pulmones se llenarán, nada llegó a él. Intentó concentrarse y mandar toda la atención a sus oídos para ver que sonidos podían captar, pero seguía sin percibir nada, de hecho, no lograba escuchar absolutamente nada.


No había puesto atención sobre el silencio tan aterrador que lo envolvía. Si hubiera puesto más atención, hubiera notado desde que estaba ahí que todo parecía estar congelado. Cuando había tenido aquella pesadilla con Harry, habían hablado de cosas que a él le atormentaban, así era como funcionaban las pesadillas, pero entones recordó que Hermione también estaba muerta, y si él no lo estaba, no tendría porque él estarla viendo o estar platicando con ella de cosas que debía saber, algo que hace unos momentos le pareció lo más lógico y que lo iba a dejar tranquilo. No le gustó esa sensación a tal grado de que comenzó a asustarse. 


— ¿Has visto a mis padres y a Fred? —preguntó, tratando de calmarse. Suspiró, pensando que, si eso era un sueño, Hermione muy probablemente le respondería lo que él deseaba escuchar y no lo que debía ser informado. 


No están muy contentos contigo por quién elegiste, Ron, sobre todo tus padres. —contestó, dejándolo boquiabierto—. Fred solamente se burló hasta que se cansó.


— ¡¿Cómo lo supieron?! —preguntó, escandalizado. En definitiva, eso tenía que ser un sueño, no había manera de que sus padres y su hermano se hayan enterado de eso.


Al final lo aceptaron porque dijeron que fueron capaz de sentirlo y están tranquilos de que te trate bien, al menos.


Ante esa respuesta, Ron se planteó si realmente estaba en un sueño y fue cuando pensó en aparentar que no lo era. Sentir. Tal vez era la manera en la que su corazón le decía que no había nada que temer y que el hablar con ella, aún sea de ese modo, era lo que necesitaba para tranquilizar y apaciguar todas sus dudas, sus temores e inseguridades. Estaba ahí, ante ella, por una razón y no iba a desaprovecharla dudando sobre si era real o no, él mismo la había tocado y la había sentido tan viva bajo su tacto que era imposible pensar que su imaginación le diera algo tan vivido.


— ¿No te da asco? —cuestionó, con temor a la reacción de Hermione, después de meditarlo por un momento. Podía ser, o no ser, producto de su imaginación eso que estaba sucediendo, aún así, le daba miedo lo que ella pudiera pensar de él ante lo que hacía con Lucius. Draco muchas veces la insultó, la llamó de maneras horribles y ahora él se metía con el padre de aquel que les hizo la vida imposible, no le iba a sorprender que reaccionará mal.


¿Recuerdas alguna vez que te haya tratado mal después de que empezaron a tratarse... más íntimamente? —preguntó Hermione con cautela. Ron trató de recordar alguna vez que lo haya insultado, lastimado o hecho algo que a él no le gustará desde la primera noche que compartieron juntos, pero a su mente no le llegó nada.


— No. —contestó, sincero.


Entonces, ¿por qué debería de molestarme o darme asco? Si tú confías en él, entonces está bien porque yo confío en ti. —dijo ella con tanta honestidad que le hizo quitarle un enorme peso en sus hombros. Esa aprobación en su respuesta le hizo sentir tranquilidad, aunque no dejaba de sentir culpa por ella—. ¿Qué crees que diría Malfoy si se enterará?


— Seguramente retarme a un duelo hasta que logre matarme, ¿qué más? —Ron no quiso pensar en lo que pasaría si Draco los descubriera, sabía que iba a matarlo sin dudar por muy bien que se llevaran ahora. El simple hecho de que se metiera con su padre ya era bastante perturbador y no quería ni imaginar que pasaría si se enterase de sus sentimientos hacía el mayor—. Me estoy metiendo con su padre, Hermione, ¿puedes creerlo? No quiero ni imaginármelo.


Hermione lo miró tan intensamente que Ron sintió que lo juzgaba desde lo más profundo de su alma.


¿Lo quieres?


Ron no se esperó esa pregunta por parte de la chica y sintió un hormigueó en el estómago. Nervioso, pensó en decirle la verdad, más que nada porque ¿qué razones tenía él de ocultarle algo así si ella lo sabía? Nunca lo había hecho y no tenía por qué empezar ahora, menos ahora. Entonces, recordó que nunca aclaró las cosas con ella y lo iluminó el hecho de que por esa razón sentía tanta culpa. Al parecer, su culpa se originaba al estar haciendo lo que hacía y sentir lo que estaba sintiendo cuando él había dicho que a Hermione la quería.


La estaba traicionando.


La estaba traicionando de la misma manera que Lucius traicionaba a su esposa, con él.


— No. —mintió lo mejor que pudo. No estaba listo para decirle a Hermione lo que pensaba y ver su cara lastimada, llena de traición. Él se había aclarado al decir que solo fue un capricho, no obstante, nunca tuvieron oportunidad de hablarlo. Aparte, no quería admitirlo en voz alta. Él sabía que, una vez que lo hiciera, iba a ser tan real como tocarlo y él no quería eso porque de hacerlo sería haber perdido una lucha que nunca intentó ganar e iba a verse derrotado.


Hermione rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos—. No engañas ni a tu sombra. Te conozco, Ron, y tus ojos no pueden engañarme.


— No seas ridícula. —trató de seguir en la misma negación, una negación que sabía que era inútil. Era verdad lo que Hermione le decía. Ella lo conocía como la palma de su mano.


¡Ron! —le regañó, indignada.


— No sé cómo llegue a creer que iba a ser una buena idea. —dijo, suspirando derrotado. Seguía sin entender el momento en que las cosas se le habían salido de las manos debido a la brillante idea que tuvo de aceptar.


Bueno, en eso tienes razón, fue muy idiota de tu parte pensar que ibas a ser un maestro de la manipulación de un día para otro y que no ibas a terminar… así.


Ron no supo que responder, porque era cierto. Era en serio que él creyó que eso iba a salir bien y cómo lo quería, pero el universo pareció haberse terminado de reír de él, haciéndolo terminar cayendo de una manera que nunca imaginó podría sucederle. Entonces, a su mente vino que él estaba solo en eso y que aquel hombre pensó mejor al manipularlo a su antojo para que no fuera capaces de hacerles algún daño.


Se sintió estúpido por haber creído en él.


Muy tarde se dio cuenta que le estaba mintiendo con sus acciones, que no le preguntaba sobre él por querer hacerlo, que no lo sostenía entre sus brazos porque quisiera, que no envolvía con su calor porque lo quisiera. Había caído perfectamente en su trampa, él siempre lo supo, él siempre supo que no era una buena persona y que algo malintencionado estaba detrás de todo eso, él fue la única persona que vio cosas donde no las había y sintió cosas por ilusiones que él mismo se provocó. A ese hombre no le importó nunca, no le había importado pensar en el daño que podría hacerle.


— Él a mí no me quiere, Mione. —dijo con pesar, aunque intentó no hacerlo, falló totalmente.


¿Estás seguro?


— No estuviste ahí cuando me dijo que me iba a obligar a esa nueva vida, no estuviste ahí cuando me dijo que acabaría conmigo, no estuviste ahí cuando le pregunté si… —pausó al recordar cómo no recibió respuesta de su parte. Su corazón estaba herido y su orgullo también, lo peor era que ese se lo había advertido, le dijo que no le iba a dar nada de regreso y había creído. Fue su error, el peor de todos, el que había desencadenado todo y no iba a lamentarse más, el mal ya estaba hecho—. No podría.


¿Estás seguro?


— Somos de diferentes clases sociales. —excusó de forma apresurada al no saber que más decirle.


¿Eso desde cuándo te ha importado?


— Es más grande que yo —volvió a excusar.


¿Es en serio?


— Soy un sirviente y él es mi amo. —intentó nuevamente. Al ver que no estaba convenciendo a su amiga con lo que decía, continuó pensando en que podía ser adecuado para convencerla—. Él ya tiene ya alguien-


Cuando yo lo supe quise gritar… —lo interrumpió. Ron hizo una mueca lastimera, sintiendo pena por los sentimientos que dejó todo este tiempo en Hermione; no iba a cuestionar como se enteró, era lo de menos, realmente no le interesaba. Pensó en todo el daño que le pudo haber causado a ella por hacer lo que hacía, algo que nunca se llegó a plantear si se era sincero y no sabía si su cerebro lo había decidido omitir o él lo ignoró con intención desde un principio para no sentirse mal—. Quise gritarte que eras un estúpido, que lo único que lograrías con eso era salir herido justo por todas esas excusas que me estás dando-


— No son excu-


No supe a lo que tus padres se referían con sentirlo hasta que yo también fui capaz de hacerlo. Al principio estaba molesta, sobre todo porque yo te quería-


— No digas eso, por favor, tú y yo-


El tú y yo nunca existió, Ron. —le dijo con firmeza y Ron la miró sin entender—. Lo pensé mucho y lo terminé de confirmar cuando vi que estabas a salvo con él, cuando supe que él sería capaz de protegerte como yo lo haría, fue que llegó a mí la tranquilidad de saber que estabas en buenas manos.


— No es cierto, Hermione, él no sería capaz de hacer nada por mí-


Estabas tan sumergido en tu propio dolor que no fuiste capaz de ver el de ellos. Draco se notaba perdido, como si sintiera que iba a perder algo que no quería ni podría soltar. —Ron debió haberla visto completamente incrédulo, ya que no terminó de explicar cuando Hermione soltó una carcajada—. Extraño, lo sé. Pero en cambio, en la mirada del señor Malfoy se notaba el dolor, un dolor que yo creí no sería capaz de sentir una persona como esa y no lo notaste. No notaste que no quería decirte nada porque sería lastimarte y no quería perderte, estaba tan exasperado con el hecho de buscar alguna manera para retenerte ahí con él, Ron, y no notaste lo desesperado que estaba al no poder decirte lo que pensaba.


Ron contuvo la respiración, preguntándose qué clase de realidad o sueño extraño era ese en donde Hermione, su Hermione, estuviese hablando así y, por un momento, había sentido aquella misma emoción que sintió cuando Seemey le había dicho que Lucius era feliz a su lado. Aunque pronto esa felicidad se esfumó y bajó a la realidad justo cuando recordó que le había mentido. Le había mentido al decirle todas esas cosas únicamente para que regresará a Lucius a como era con ellos y no les hiciera daño, lo intuía.


Mentira tras mentira al igual que Hermione con esas palabras que acababa de decir y quiso evitar que el sentimiento de sentirse molesto con ella por estarle mintiendo se instalará, de tal magnitud que en sus venas parecía que la sangre burbujeaba. Era injusto que ella quisiera hacerle ver cosas donde no las había, él había visto como ninguna emoción pasaba por cualquiera de los dos y estaba seguro que en ningún momento logró ver alguna clase de dolor.


— No me mientas con algo como eso-


Sabes que es una buena persona, a su manera, te lo ha demostrado. —dijo segura, logrando que se riera ante esa oración.


— Debes estar bromeando. —dijo al mismo tiempo que negaba con su cabeza—. ¿Y tú cómo sabes todo eso?


Hermione se encogió de hombros—. Ya no estar físicamente debe de tener sus ventajas.


Le atormentó a lo que ella trató de restarle importancia. Estar ahí, platicando con ella, a las afuera de su hogar, le hacía sentir como si todo estuviera bien y normal, el tenerla tan cerca lo había hecho estarse con cierta naturalidad que lo tranquilizó, lo calmó y lo hizo sentir aliviado.


— Les dije que todo lo que había pasado, había sido su culpa. —carraspeó para desviar la atención de lo dicho por su amiga.


Indirectamente lo fue, son las consecuencias de los actos que ellos creyeron estaban bien. Recuerda que ellos se guiaron por lo que se les inculcó eran las mejores decisiones en la vida… hasta que no fue así. —Hermione habló con la voz floja y con algo de comprensión en ella—. Les tomó tiempo ir hacía la luz, tuvieron que pasar por cosas para al final darse cuenta estaban mal.


— Se me hace imposible que hayan cambiado… —confesó, después de un momento, con sinceridad. Aún él no podía creerlo del todo, no lograba entender porque justamente ellos estarían cambiando, cambiando en contra de lo que habían creído toda su vida; no tenía sentido, ni siquiera lo demostraban, si bien ya no eran los mismos de antes, todavía seguían del lado ganador, del lado oscuro, del lado de ese asesino y eso no lo iban a poder cambiar—. Pero más vale tarde que nunca, ¿no?


Cruel, pero es lo que importa.


— ¿Cómo es que terminaron las cosas así? —cuestionó ante la injusta que le pareció de pronto la vida. Los asesinos, los malos, los que atacaban, seguían por el mundo como si nada mientras que los suyos, los buenos, morían en sus manos—. ¿Supiste de alguien antes de qué esto pasara? No me he animado a preguntar por las cosas afuera.


Y no te gustaría saberlas, realmente… ese hombre está loco, desquiciado. —contestó, sincera y suspiró resignada. Las cosas parecían tener más conciencia en su cabeza. Apartó su vista de la Hermione y volvió a contemplar a su alrededor.


Habían perdido.


Fue como volver a mirar el castillo hecho pedazos, el fuego por todas partes, los gritos, los cuerpos en el suelo y sus ojos se humedecieron mientras aquel día volvía a torturarlo. Volvió a ver el cuerpo de Fred y revivió una vez más como Harry fue asesinado, escuchó perfectamente la risa de aquel despiadado ser retumbar sus oídos. Gruñó frustrado, ya que ahora no solo ellos eran las únicas personas que había perdido, que habían muerto; sus padres estaban muertos, Hermione también se había ido, se habían ido para jamás volver.


Él había creído ingenuamente que al saber de su familia iba a poder sentir que sanaba las heridas que le faltaban por cerrar y que el dolor que lo acompañaba con insistencia, desaparecería. Pero, al contrario, con lo pensó que pasaría si supiera de su familia, no sintió ninguna diferencia, porque no había sentido ninguna clase de alivio y el dolor se había aumentado tanto que lo hacía insufrible.


Nadie más debería de morir.


— Perdimos… —susurró al devolver su vista hacía Hermione. No se había sentido tan real, por más que se lo dijera a veces, no lo había sentido tan real como ahora—. Después de tanto, perdimos y ahora te perdí a ti también.


Hermione no dijo nada al principio, solo había tomado su mano—. Lo siento, Ron.


— No, ¡yo lo siento! —dijo, desesperado, apretando más el agarra de sus manos—. No pude hacer nada por tí, por mis padres, no pude hacer nada por nadie.


No es tu culpa, nunca lo fue. —le dijo, enfadada—. La gente cae y eso nunca será tu culpa.


Ron suspiró, cansado—. Siento que las cosas no hayan salido como lo planeamos.


Yo también, pero ¿cuándo las cosas salieron justo como las habíamos planeado? —rió ligeramente, logrando contagiarlo y a él se le escapase una carcajada—. Se estropeó ese plan también, al parecer.


— ¿No podemos pensar en derrotar a Voldemort ahora? —preguntó con amargura. Pensó vagamente en el Horrocrux que faltaba, de seis*, era el único que les había faltado para poder derrotarlo y estaba seguro que, a este punto, esa serpiente debía ser intocable. Seguramente Voldemort la tenía con protecciones y bajo vigilancia durante todo el día, siendo imposible llegar a ella bajo cualquier circunstancia. Derrotarlo, a ese punto, se miraba tan lejano cuando hace menos de un año estuvieron a nada de ganarle.


¿Y piensas hacerlo tú solo o qué? —soltó mientras apartaba Hermione su mano de la suya. Él asintió inconscientemente y ella rodó los ojos—. Claro que no, no pudimos ni matar a la serpiente, Ron… y Harry ya no está.


— Logró lo que tanto quería, el muy idiota. —habló entre dientes debido a la molestia. Recordó como Harry se los había dicho y como él se había sentido al pensar que iba a morir en el Bosque Prohibido, en lo terrible que fue haberlo creído muerto en los brazos de Hagrid, en lo alegre que se sintió cuando saltó de los brazos del semi-gigante y en su muerte otra vez, en su muerte real—. ¿Has visto a Harry por estos rumbos, Hermione?


Apreció como Hermione meditaba su respuesta antes de hablar—. No, aún no lo he visto.


— Pero hablaste de mi familia… —reflexionó, mirándola confundido—. Que extraño.


No, no tiene nada de extraño. —razonó—. Los héroes nunca mueren, Ron.


Ron quiso decirle algo, algo que tuviera sentido a lo que Hermione acababa de decir, pero por más que buscó algunas palabras simplemente le fue imposible encontrarlas. Los héroes nunca mueren…, repitió varías veces esa oración en su cabeza.


— ¿A qué te refieres? —preguntó Ron, confundido.


El mundo que conocíamos no va a volver nunca, ni el tiempo ni la vida que teníamos.


Ron lo sabía, lo sentía, ¿quién lo hubiera imaginado? Hasta lo vivía. Ya nada sería como antes, menos ahora que había obtenido respuestas que lo hicieron dudar sobre cosas que antes no se había planteado. Sin embargo, de lo único que estaba seguro, era que nada regresaría, ni los muertos, ni los días perdidos, ni todo lo que intentaron. Un nudo se formó en su garganta.


— Me estás asustando, loca-


Pero siempre queda la esperanza y encontrar todo para pelear de nuevo porque siempre hay una segunda oportunidad, siempre hay una manera. —dijo Hermione con un repentino optimismo que lo desconcertó. Los ojos de ella tenían un brillo que le transmitió una ilusión hacía una nueva promesa que no fue nombrada, una promesa que no comprendió.


— ¿Una manera para qué? —preguntó con voz temblorosa.


El odio es el sentimiento más grande y puro que hay. Cuando odias a alguien es algo real, no pones dudas en ello y sientes como quema desde tu pecho, haciendo imposible ver más allá de este mismo. Perdonar cuando hay odio requiere de una voluntad que no todos están dispuestos a tener y eso lo hace tan difícil.


— ¿Quieres darme una especie de clase ahora, Mione? —bromeó, tratando de aligerar ese nuevo extraño sentimiento que estaba creciendo lentamente en él. Ron comprendía cada una de las palabras pronunciadas, pero no entendía porque ella le decía algo como eso.


El amor siempre se cuestiona, siempre te hace dudar y estás tan lleno de preguntas que no tienen respuesta porque simplemente no las tienes; entender algo tan complicado como el amor es difícil, te preguntas una y otra vez para qué te quieren o para qué quieres a alguien, que te pierdes al buscar aquello que pueda responderte. —Hermione habló con tanta confianza que lo dejó sin aliento.


Ron no tenía cabeza para pensar.


La confusión atrapó cada parte de su cuerpo, haciéndolo temblar. Su mente en esos momentos era un embrollo, los hilos que trataba de hilar no concordaban y ahora parecían una especie de telaraña logrando que se sintiera totalmente perdido. De ser posible, se sentía más perdido que antes.


— Realmente me estás confundiendo, Hermione, ¿de qué hablas?


Ron, tú tienes un corazón tan grande, pero te cierras al sentirte confundido.


Ron la miró, irritado—. ¿Y eso que tiene que ver-?


Busca más esa respuesta ante el amor, porque una vez que la encuentres, habrás encontrado aquello por lo que estás dispuesto a luchar otra vez. Habla con ellos, arregla las cosas con Draco, sobre todo con el señor Malfoy y te darás cuenta que tendrás a que aferrarte.


Su corazón comenzó a acelerarse ante una fugaz idea que pasó por su mente—. ¿Aferrarme para qué?


Hermione guardó silencio y lo observó fijamente a los ojos—. Para seguir luchando.


— ¿Hablas ahora de luchar? —cuestionó, sintiéndose enojado de pronto. Justo eso era lo que temía escuchar por parte de Hermione. Una falsa promesa de lucha—. Tú misma lo dijiste, no pudimos ni con una estúpida serpiente, ¡se acabó, Hermione, se acabó!


Nunca acaba si aún queda gente que está dispuesta a pelear. —dijo con coraje, con ese valiente coraje que la distinguía solo a ella y su corazón se hinchó con cierto orgullo por su mejor amiga—. Está nunca fue nuestra lucha, pero decidimos acompañar a Harry hasta nuestro último aliento. Para mí, esa lucha ya terminó, pero tú tienes que continuar y luchar.


— Pero estoy solo ahora-


Hermione negó sonriente—. Ya no estás solo, Ron, nunca lo has estado.


Lucius.


El nombre retumbó tan rápido en su interior, como una luz, que lo hizo tambalearse al sentir un aire de paz y tranquilidad le soplaban de pronto. Su corazón empezó a latir con más fuerza que antes, podía escucharlo palpitar en sus oídos al concentrarse en él y solo él. Comenzó a pensar en todo lo que ha vivido a su lado, en lo que ahora eran sus días y sus noches, en las pláticas con Draco, en sus peleas, en el olor a la comida que él y Seemey preparaban entre risas, en el fingido mal humor de Boorey y Vadkey, en el olor de los jardines, en Lucius y sintió como si se hubiese encontrado.


Volteó a ver su hogar cuándo una desesperación lo aplastó repentinamente, como si quisiera jalarlo y llevarlo a alguna parte, preguntándose la razón de porqué quería estar con ellos si Ron sabía que a donde él debía regresar era ahí, no a todo aquel caos, a toda esa vida llena de temores, de derrota, de muerte. Mentira. Rápidamente, fue como sentir que ahí donde estaba no encontraría la paz que necesitaba y solo lo envolvería ese silencio espeluznante y ese escenario congelado.


Él no quería eso. No ese lugar detenido en el tiempo.


Y no pensó más en las mentiras, en la desilusión, porque entonces comprendió que ya no estaba solo.


Ya no más.


— ¿Por qué estoy aquí? —preguntó, apartando la vista de su casa y volteando de nuevo hacía Hermione.


Que distraído, ¿hasta ahora te lo preguntas? —habló, divertida.


— Listilla, no te burles, te extrañaba tanto que no me importó. —contestó, sincero.


Me alegra que hayamos podido vernos. —soltó un suspiro y miró a un punto sobre su hombro. Ron entendió entonces que ella miraba hacía su casa—. Pero ya es hora.


Ron de cierta forma lo suponía, suponía a la perfección a lo que Hermione debía estarse refiriendo, pero eso no pudo evitar que no sintiera el temor recorrer por su espalda y dolía el simple hecho de pensar que esa era la última vez para ellos.


— ¿Hora de qué? —preguntó sin ocultar su temor.


Tú no perteneces aquí. —dijo. Ron quería entender a lo que ella se refería, pero no deseaba hacerlo—. Dicen tus padres que esperarán con paciencia a cada uno de ustedes, que no quieren escuchar lamentos y Fred quiere que le digas a George que nada de eso fue su culpa, que viva su vida por ambos, que él aguardará-


— ¿Qué? —trató de interrumpirla debido a su confusión y dolor, mas Hermione no se lo permitió al tocar uno de sus hombros.


Aquí yo también estaré esperándolos y verás que nos volveremos a reunir todos de nuevo, mi Ron, pero no es el momento. —dijo a modo de despedida, soltándolo y comenzó a caminar en dirección hacía la casa.


Ron volteó apresurado tratando de detenerla, de gritarle algo, de gritarle cuanto la quería, que se quedará con él, que debían luchar juntos, que lo abrazará, que no quería que fuera la última vez que la viera. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, su voz no salió y sus pies se sentían tan pesados que parecían estar clavados en el piso. Antes de luchar contra él mismo, Hermione se volteó sobre sus talones, deteniéndose frente la puerta de su casa y le regaló una grande sonrisa, una sonrisa que él supo era la última que iba a poder ver de su parte.


» Oh, y antes de que te vayas… Ron, no vuelvas aquí en mucho, pero mucho tiempo.


Las lágrimas comenzaron a salir con prisa, lágrimas que él no sabía había acumulado y que ya no pudo retenerlas más, soltando un agobiado llanto. Quiso grabarse esa imagen de ella con desesperación, quiso grabar esa silueta, su cabello castaño, su blanca sonrisa, pero más que eso, quiso decirle que lo sentía, quiso decirle que la extrañaría, quiso decirle muchas cosas que no logró porque el suelo se tambaleó bajo sus pies, obligándolo a cerrar sus ojos con fuerza.


Lo primero que vio cuando abrió de nuevo los ojos, fue un borroso rostro femenino que no reconoció.


— ¿Hermione? —preguntó con voz rasposa entre su mar de confusión. Intentó parpadear un par de veces más para recuperar la visión y se removió un poco, sintiéndose tan cansado. Un jadeó sorprendido se escuchó por parte de la chica.


— Sosténgalo, señor Malfoy, iré corriendo por Draco para decirle que deje de buscar y que ha vuelto en sí. —dijo la chica apresurada antes de escuchar cómo se alejaba con la misma rapidez con la que habló. Aquella femenina voz no la conocía de algún lado, pero ahora no podía concentrarse en eso, no cuando sentía que le dolía todo el cuerpo, empezando desde la cabeza y terminando en su espalda baja. Quiso incorporarse, pero una mano en su pecho lo detuvo.


— Quédate quieto, ¿cómo te sientes? —la orden y la pregunta fueron hechas en un susurro que apenas logró percibir. Continuó parpadeando hasta que tuvo una mejor visión y volteó hacía aquel rostro. Al parecer, Lucius lo estaba sosteniendo fuertemente contra su cuerpo y le sorprendió ver en ese inexpresivo rostro verdadera preocupación. Quiso reír, quiso reír ante la ironía que le dio ver ese rostro, sin embargo, lo único que salió de sus labios fue un fuerte lamento.


Aún con el dolor que sentía, llegó una de sus manos a su cara para comprobar que este se encontraba empapado y confirmándole que en realiad estaba llorando, que el sufrimiento era real y que había dejado atrás todo rastro de tranquilidad.


Primero Harry se había ido.


Su papá no estaba.


Su mamá no estaba.


Sus hermanos estaban desaparecidos desde el año pasado.


Hermione tampoco estaba ahora.


No había nadie, ¿qué era lo que iba a hacer? Todos estaban yéndose y desapareciendo poco a poco y él era el único que estaba quedándose en ese mundo, en ese lugar, atrás. Ya había sufrido demasiado todo ese año y se preguntó por qué se empeñaba todo en complicarse aún más. Tuvo sus errores, pero no era para que la vida le pagase de ese modo. Quería todo estuviera bien por una sola vez, necesitaba que alguien se lo dijera, necesitaba volver a sentir lo que sentía cuando tenía una familia, mas no encontraba nada más que preguntas y dolor.


Entonces, Lucius lo sujetó más contra él, dándole lo más cercano a un abrazo—. Lo siento.


— ¿Por qué? —preguntó mientras correspondía al abrazo—. No entiendo, realmente no sé qué está pasando…


— Lo siento. —volvió a susurrar Lucius esa disculpa. Una disculpa que se escuchaba tan sincera, pero que en esos momentos no anhelaba escuchar, no era lo que necesitaba oír—. Déjame explicarte-


— ¡No! ¡No quiero escuchar eso ahora! —gritó. Su dolor estaba comenzando a hablar por él, ya no estaba pensando con claridad—. Yo no hice nada por ellos… los abandoné, los deje morir, yo…


— No es tu culpa. —habló Lucius con seriedad y él no quería volver a escuchar eso, no lo creía. Sintió los brazos de Lucius sobre su espalda, percibiendo como lo acunaba. Se sintió tan pequeño entre sus brazos, más como ese niño perdido que estaba solo en el mundo.


— No van a regresar nunca más. —gimoteó, desolado. No podía contra ese sufrimiento, haciéndolo sentir enfermo, queriendo hacer que se rindiera y se diera por vencido.


— Lo sé. —susurró Lucius contra su oído.


— ¿En qué momento todo salió tan mal? —Ron deseó gritar, pero su voz apenas era un murmullo debajo de todo su dolor—. Ya no me queda nadie.


— Todo estará bien… — Lucius le sostuvo con más fuerza en sus brazos y con una de sus manos comenzó a secar sus lágrimas. Ron sintió cierta tranquilidad ante ese acto y ver los profundos ojos grisáceos, entre sus lágrimas, lo ayudaron aún más—. Nos tienes a nosotros, me tienes a mí todavía.


La idea lo envolvió rápidamente, logrando que sollozara. Eso, justo eso. Con sus manos tocó los hombros de Lucius para comprobar que realmente estaba ahí, que realmente le había dicho eso y que no eran más productos de su imaginación. No sabía si sería capaz de soportar más si todo a su alrededor volvía a desaparecer, ni tampoco de lo que sería capaz de hacer.


— ¿Esto es real? —preguntó, pegándose más al cuerpo que lo sostenía, como si una urgencia hubiera crecido dentro de él, una que, si Lucius le preguntaba, no iba a ser capaz de responder y la pena aumentaba.


— Tan real como tú y como yo todo este tiempo. —contestó sin vacilar. La respuesta casi lo hizo reír, pero fue demasiado sincera que simplemente no pudo soltar la carcajada y la acalló en su garganta junto a la sorpresa y a la sensación de calor que le recorrió el cuerpo.


Pero fue consciente de que también lo sintió y Ron se aferró a eso como un ancla, porque ahí estaba todo lo que necesitaba. Rio para sus adentros al recordar a Hermione y supo entonces que tenía razón, no por nada fue una de las personas más listas y observadoras que conoció. Tenía razón, siempre la tenía.


Aferrarse.


La sensación lo hizo sentirse aturdido.


Luchar.


«Ya no estás solo…»


No, ya no lo estaba.


Dejó de estar solo desde hace tiempo y no se había dado cuenta.


Aferrarse y luchar.


Supo entonces lo que significaba y todo parecía ser más claro después de eso.


Para los demás, para los que ya no estaban, ya era demasiado tarde. Pero no para él.


Ron todavía tenía una esperanza.

Notas finales:

* Ron nunca se enteró que Harry Potter era el séptimo Horrocrux al no poder hablar de ello, así que sigue creyendo que solamente eran seis.

Hermione lo comprendió y Ron parece que por ahí va, ¿creen que todo sea así de sencillo?

¡Espero les haya gustado este capítulo!

¡Díganme que les pareció! Estaría muy agradecida y me motivaría a subir el resto de la historia. Si hay alguna falta de ortografía, una disculpa de antemano.

¡Nos leemos! ♥


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