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Beyond por Izuspp

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III. Realidad

El sábado, Levi se levantó muy temprano para prepararse para su cita. Primero tomó un desayuno ligero, luego limpió su departamento, se bañó muy bien y se colocó el atuendo que había escogido junto a su amiga. Se trataba de una camisa negra con cuello alto, que además le quedaba bastante ajustada al cuerpo, lo cual favorecía mucho a que se notara su esbelta figura. Usó unos jeans azul oscuro y una chaqueta de mezclilla clara para contrastar, además, según Hanji, combinaba con sus ojos.

Luego de haberse peinado y perfumado, tomó sus cosas y salió rumbo hacia la dirección que Erwin le había enviado. Estaba muy emocionado, sentía que era el inicio de una nueva vida para él. Durante el camino iba reflexionando, que en realidad no se arrepentía de cómo había vivido hasta el momento. Siempre disfrutó lo que hacía con los hombres con los que solo se involucraba sexualmente, y hasta hacía un tiempo, no le había hecho falta tener una pareja real, y sentía que era mejor así. Ya habiendo vivido todo eso, y tras perder el interés por ese modo de vida; podría dedicarse exclusivamente a Erwin, llegar a enamorarse por completo y vivir una buena vida juntos.

Levi llegó al lugar con quince minutos de anticipación, ya que de las ansias que sentía, había salido muy temprano de su casa. Pero esperar no le molestó, aunque hubiese tenido que ahuyentar al mesero más de una vez, para que dejara de ofrecerle cosas mientras esperaba. Aquel momento a solas antes de su tan ansiado encuentro, le sirvió para planear qué iba a hacer y a decir cuando Erwin llegara.

Como Levi no era muy sociable que se dijera, temía echar a perder su primera impresión. Aunque él y Erwin ya se conocían muy bien, y a Erwin jamás le molestó que fuera algo malcriado y con la boca bastante sucia; no quería soltar algún improperio de buenas a primeras. A pesar de que Levi no era el tipo de persona que se ponía nervioso y, por el contrario, podía enfrentar lo que fuese que se le presentara tranquilamente; no estaba de más ser precavido, al ser una experiencia nueva para él.

Aunque Levi definitivamente no se esperaba, que todo lo que había planeado decir, no le iría a servir para nada.

—Lamento la demora Levi, ¿has esperado mucho? — Finalmente, aquella ya tan familiar voz, y que dicho sea de paso, sonaba mucho más agradable en persona que por teléfono; anunció la llegada del hombre de quien se había llegado a enamorar.

— No te preocupes, yo fui quien llegó…

Levi se encontraba sentado de espaldas a la entrada del restaurante, por lo que tuvo que voltearse al escuchar a Erwin; mas no terminó lo que estaba diciendo, de la impresión que le dio lo que encontró…

— De todas formas, me disculpo, llegué justo a la hora. Espero que no te hayas aburrido mucho esperándome. Podré sonar algo anticuado, pero me tomé mucho tiempo para arreglarme porque estaba nervioso. —Erwin le sonrió cálidamente, y tomó asiento frente a él— Por cierto, te ves muy apuesto Levi. Ya me lo esperaba por tus fotos, pero realmente te ves muy bien en persona, estoy sin aliento.

— ¿Erwin?

— ¿Sí? ¿Qué ocurre Levi? —El rubio no dejaba de sonreírle.

—¿Es esto alguna clase de broma? No me digas que me estuviste tomando el pelo todo este tiempo.

—¿Listos para ordenar señor? Veo que ya llegó su acompañante. —Antes de que Erwin pudiese contestar, el mesero se acercó nuevamente a la mesa.

—¡No, no estamos listos! Y si sigues insistiéndome con lo mismo, no respondo de lo que te vaya a pasar. —Casi le gritó Levi, totalmente exasperado de que los hubiese interrumpido.

—Perdona, cuando estemos listos para ordenar te llamaremos. —Se disculpó Erwin, bastante avergonzado, pero más que todo confundido por la actitud de su acompañante. —Levi, no entiendo…

—¿No entiendes? —Levi sacó su teléfono celular y buscó la aplicación de citas, abriendo el perfil de Erwin, el cual había repasado un millón de veces desde que lo conocía. Navegó hasta la fotografía que más le gustaba y se la mostró. —¿En qué te pareces tú a esta persona?

—¡Oh! Eso… ya veo, lo lamento, creo que omití mencionarlo. Esas fotografías me las tomé más de un año antes de conocernos, no suelo fotografiarme y tampoco utilizaba mucho la aplicación de citas, por lo que nunca actualizaba mi perfil. Disculpa, es cierto que me veo algo diferente.

— ¿Algo diferente? —Repitió en tono sarcástico— ¿Ya eras… así, cuando nos conocimos?

— ¿Así? ¿Te refieres a que he ganado un poco de peso?

—¿Un poco de peso? Erwin, en las fotografías tienes abdominales y se te marca la mandíbula, ahora no hay señales de eso por ninguna parte…

—De acuerdo, he ganado mucho peso. —Admitió Erwin riendo nerviosamente— Sí, esto no pasó recientemente. —Erwin tomó su barriga con ambas manos— Déjame contarte qué fue lo que ocurrió…

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Erwin Smith, siempre fue una persona muy atlética, le encantaba ejercitarse y por eso poseía un cuerpo bastante trabajado, que era la envidia de muchos y el deseo de otros. Además, Erwin tenía un fuerte sentido de la justicia. Esas dos características combinadas, fueron lo que lo hicieron que se interesara por la profesión de policía. Con mucho esfuerzo, logró entrar a la academia, poco después se graduó con honores y fue asignado al departamento de policía central; el más importante de la ciudad.

Durante toda su juventud, Erwin llevó una vida relativamente normal. Gracias a su buen cuerpo y su apuesto rostro, nunca le fue difícil conseguir pareja, mujeres u hombres. Así que tuvo algunas relaciones románticas, aunque nada muy duradero, ya que tenía un gran defecto: al rubio le apasionaba mucho más, concentrarse en sus intereses y en su trabajo. Como consumía la mayoría de su tiempo en eso, terminaba descuidando a sus parejas, quienes le dejaban. O simplemente el amor se acababa, debido a que no pasaban suficiente tiempo juntos.

Ya cerca de cumplir sus treinta años, decidió que iba siendo hora de tomarse más en serio lo del romance, y buscar una pareja con quien pudiese llevar una vida. Creyó haberle encontrado, justo en su lugar de trabajo. Hacía bastante tiempo que Erwin se había encariñado con uno de sus compañeros, quien era uno de los oficiales a su cargo, ya que para ese entonces, Erwin comandaba un pequeño grupo de policías.

Comenzaron como iguales, pero Erwin fue ascendiendo y terminó teniendo un rango mayor en el departamento. Con años de trabajar juntos, salir de vez en cuando, coleccionando experiencias y victorias; se fueron haciendo cada vez más cercanos, hasta que un día simplemente sucedió: Se encontraban en la casa de Erwin, tomándose unas cervezas mientras veían un partido de baseball, y el calor del momento dio paso a que se iniciara una apasionada sesión de besos, que terminó en sexo.

A partir de ese momento, Erwin y su subordinado, entablaron una bonita y sólida relación amorosa. Erwin realmente pensaba que él era la persona con quien iba a pasar el resto de su vida, y también lo deseaba. Tenían muchísimo en común, se llevaban muy bien y además, rebosaban en camaradería y confianza. Erwin incluso ya estaba preparándose para pedir su mano en matrimonio.

Sin embargo, ninguno de sus planes se pudo dar. Uno de los operativos se complicó, y tanto Erwin como el resto de sus oficiales, se vieron involucrados en un tiroteo. Al final la victoria fue suya, lograron atrapar a los criminales que se les opusieron, pero Erwin no salió totalmente ileso de aquella situación. Recibió un impacto de bala en su pierna, que resultó en el final de su trabajo como oficial de policía; al menos temporalmente.

La recuperación de aquella herida, hizo que Erwin alejara a su pareja de su lado, ya que no quería ser una carga para él. Pensó en que lo mejor para los dos, era separarse, ya que bien podría tomarle más de un año en sanar y jamás le pediría a su pareja que le esperara o que se involucrara en lo que fuese que le esperaría, desde que comenzó su proceso de curación.

En todo el tiempo que le había tomado sanar, Erwin tuvo que suspender por completo los complejos entrenamientos y exhaustivas rutinas de ejercicio que solía hacer. Y la terapia que llevaba para volver a caminar sin ayuda de las muletas, únicamente se enfocaba en recuperar su movilidad, mas no a ejercitarse. Además, al estar incapacitado para trabajar, no tenía mucho más que hacer, que sentarse a leer o ver televisión todo el día, consumiendo golosinas y comida congelada; que le hicieron comenzar a ganar unos kilos.

Con el pasar de los meses, ese estilo de vida sedentario, únicamente le hizo ir perdiendo más condición y musculatura. Aunque eso no le molestaba realmente, pensó que aunque siempre le gustó cuidar de su apariencia, esa era la oportunidad perfecta para relajarse un poco y comer todo lo que siempre quiso, y que hasta ese momento no podía hacerlo, debido a su profesión. Así que simplemente se dejó llevar, disfrutando enormemente aquellos placeres culinarios que se había negado por tantos años. Incluso, cuando ya no le dolía tanto mantenerse de pie, comenzó a preparar sus propias recetas en casa, y se convirtió en uno de sus pasatiempos, cocinar nuevos platillos todo el tiempo.

Poco más de un año después, completamente recuperado, pero con la advertencia de que no podría volver a hacer trabajo de campo debido a su lesión; Erwin regresó a la estación de policía. Dados a sus buenos antecedentes y como de por sí ya era un hecho antes de haber sido herido; Erwin había sido ascendido a jefe de esa estación, por lo tanto, solo haría trabajo de escritorio de todos modos.

Muchos dirían, que Erwin pasó a ser el típico cliché de policía de las series de televisión: son sobrepeso, sentado frente a una computadora todo el día y en ocasiones comiendo donas o pastelillos que le obsequiaban sus subordinados. Pero realmente jamás le preocupó, ya que, aunque se daba sus lujos con respecto a la comida y no hacía tanto ejercicio como antes, Erwin siempre procuraba comer balanceado, y salir a caminar un poco, aunque prefería levantar pesas en su casa.

El rubio había adquirido un buen equipo, que le permitía mantenerse fuerte y por eso tampoco le era tan difícil movilizarse y no sufría de graves complicaciones de salud. Únicamente los dolores que de cuando en cuando le causaba su lesión, por eso era que tampoco podía caminar demasiado, o correr.

Se podía decir que, para su talla, Erwin era sumamente saludable, además como su autoestima siempre fue de hierro, y en realidad no le desagradaban las curvas que había ido acumulando en su cuerpo; simplemente se hizo a la idea de que esa iba a ser su nueva apariencia. Salvo por algunos comentarios burlescos de unos cuantos de sus amigos y conocidos, generalmente nadie se metía con su peso tampoco, y cuando lo hacían, Erwin simplemente se tomaba todo con humor.

La primera vez que alguien realmente se vio contrariado por su cuerpo, fue ese momento, en el que finalmente había quedado para conocer al hombre con el que había estado tratando de entablar una relación amorosa, por más de medio año.

Para Erwin, ser gordo se había convertido en algo sin importancia, él no extrañaba sus abdominales ni sus brazos y piernas marcados, ya hacía mucho los había perdido de todas formas. Había aprendido a aceptar e incluso a amar, la suavidad, las curvas y marcas de su cuerpo. Así que cuando decidió re abrir su viejo perfil en aquella aplicación, jamás pensó en que tenía que cambiar sus fotografías, que en realidad tenían más de tres años de estar allí. Para él era indiferente, ser gordo o atlético, sin un brazo o sin una pierna, él seguiría siendo él mismo y siempre se había amado fuese como fuese. Erwin siempre estuvo orgulloso de la persona que era, y eso era más que suficiente para ser feliz.

Por ello, a pesar de que Erwin había querido conocer a Levi en persona desde que comenzaron a hablarse, estaba satisfecho, ya que, con Levi, había entablado una relación basada en lo que sentían el uno por el otro, sin el físico de por medio. Como Levi no era tan comunicativo, era sumamente serio y hasta parecía que le desagradaba tratar con la mayoría de gente; Erwin pensó que no era buena idea forzarlo a verse cara a cara de todas formas.

Tampoco tenía mucho afán, a pesar de que Erwin había descuidado a sus parejas la mayor parte de su vida, nunca se apresuró en el proceso de “conquista”. Tal vez era por su crianza, pero a él le gustaba ir lentamente, conocer a la persona, enamorarse poco a poco de su esencia y finalmente, consumar la relación carnalmente. Para Erwin, lo más importante, estaba en el interior y con Levi, había forjado lo que para él, era probablemente la relación más verdadera que había llegado a tener. Ya que se habían enamorado el uno del otro, por cómo eran y como se llevaban; no por apariencias ni sexo como muchas otras parejas.

Erwin se sentía dichoso, ya que en el pasado, muchas personas se habían enamorado de él por su apariencia, siendo alto, fornido y apuesto. Muchos solo buscaban pasar un rato de sexo con él, a otros ni siquiera les había interesado conocerlo realmente. Con Levi, finalmente alguien se había enamorado de él, por quien era, por ser la persona de quien estaba sumamente orgulloso.

O al menos eso creyó, hasta que vio la reacción de Levi ese día. Jamás pensó que un detalle como ese fuera a molestarle a Levi. A pesar de que su amado no era muy romántico, ni dulce; Erwin podía sentir que sí lo quería. Erwin estaba muy seguro de que la intensidad de sus sentimientos hacia Levi, eran recíprocos al cien por ciento.

Entonces, ¿por qué?

Continuará…

Notas finales:

Intenté mantener la incógnita sobre el secreto de Erwin en los primeros capítulos, pero creo que muchos ya se lo podían imaginar, saben que amo esta temática y la mayoría de los que me leen, me conocieron por “My lovely piece of cake” mi fic más famoso.

Si me siguen en Facebook, tal vez recuerden que hace mucho tiempo, una vez les pregunté si les interesaba leer otro fic de Fatwin, pero con un enfoque diferente; ya que me había caído una idea, mientras leía unas confesiones en otra página. Todo mundo me dijo que sí les gustaría, y en realidad lo había empezado a escribir hace mucho (mentira, solo tenía como un párrafo :v )

En fin, la idea de este fic, por si aún no lo captan, es mostrar lo que pasa cuando la persona con sobrepeso, no tiene inseguridades y tiene mucho amor propio; pero la pareja es la que no puede aceptar su físico. Totalmente distinto a MLPOC. Aquí Erwin no va a comer por tristeza, ni a darse atracones por ansiedad, no se preocupen de que vayan a sufrir con el gordito depresivo esta vez.

Ojalá que les guste la idea y me sigan leyendo.


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