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Beyond por Izuspp

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IV. Aceptación

— Levi, lamento no haber mencionado lo de mi apariencia anteriormente, realmente no pensé que fuese algo relevante. Para ser sincero, ni siquiera lo pensé.

— ¡Claro que es relevante! He estado durante más de medio año hablando con una persona totalmente distinta a la que me imaginaba.

— Entiendo que puedas haberte sentido un poco, engañado. Pero sigo siendo yo mismo, me atrevo a decir que me conoces más de lo que ninguna otra persona me conoce a este punto. Soy yo, el Erwin real con quien has hablado todo este tiempo. —Intentó explicarle, lo que para él era tan evidente, pero para Levi parecía ser el fin del mundo.

—Espera aquí, tengo que ir al baño. Puedes ir pidiendo lo que quieras para almorzar, ese bastardo ya ha esperado lo suficiente. —Le indicó señalando al mesero que continuaba a la expectativa de tomar su orden.

Levi se levantó y se dirigió al baño. Se sentía estafado y defraudado; pero también confundido. Porque realmente quería a Erwin, en serio se había enamorado de él, y el rubio tenía toda la razón. Obviando ese enorme estómago, las gruesas piernas y abultados brazos, ignorando su cara redonda y su papada, que ocultaba todo rastro del hombre que se imaginó por tantos meses; seguía siendo el Erwin que había logrado que se ilusionara y que incluso deseara una vida junto a él.

¡Pero estaba gordo!

Se miró al espejo, sin saber qué hacer. Lavó su rostro para intentar serenarse y tomar una decisión con más calma. No podía simplemente huir de ahí y no volver a hablar con Erwin nunca más. La sola idea de no volver a escuchar sus risas, de no volver a compartir su día a día con él, de no planear más un futuro a su lado; le aterraba. Todo lo que había construido en su imaginación y sus sentimientos, eran reales. La única mentira, eran aquellos abdominales de hierro, que ahora se encontraban totalmente ocultos, bajo un redondo vientre y rollos de grasa.

—¡Maldita sea! — Se quejó, dando un golpe a la pared, lo que hizo que uno de los comensales, quien se estaba lavando las manos, le mirara con susto y confusión.

—¿Qué mierda me ves? Métete en tus propios asuntos. —El hombre no esperó a que se lo dijeran dos veces, y salió rápidamente del baño, dejando a Levi y su dilema solos.

¿Realmente era tan importante el hecho de que Erwin no fuera para nada su tipo? ¿En serio eso cambiaba todo? ¿Era su amor era tan superficial, que podía desaparecer ante la visión de aquel cuerpo?

Se sentía muy traicionado, y también le enojaba que las palabras de su amiga Hanji, comenzaron a retumbar en su cabeza sin cesar. La podía escuchar claramente diciéndole que “lo que importaba era el interior”, que “esperaba que aprendiera su lección” y que “debía dejar de esperar que el hombre perfecto llegara a su vida”. Incluso ya se imaginaba, lo mucho que la mujer lo iba a comenzar a fastidiar con sus “te lo dije”; cuando se enterara de la verdad.

Levi regresó junto a Erwin, sin haber podido tomar una decisión; y se asustó por un momento al percatarse de que el rubio ya no se encontraba en el asiento en donde lo había dejado. Por unos segundos pensó que Erwin lo había dejado plantado en el lugar, hasta que volteando a ver hacia todas direcciones, encontró que simplemente se había cambiado de mesa.

— Me tomé la libertad de ordenar por ti, sinceramente mi intención desde el principio era hacerlo de ese modo, ya que este es mi restaurante favorito y quería recomendarte los mejores platillos. —Erwin le sonrió cálidamente, en un intento de suavizar la situación.

— ¿Por qué el cambio de mesa?

— Ah… Verás, la mesa en la que estabas tiene los asientos fijos y es algo estrecha, esta mesa es mucho más cómoda.

— Ya veo… —Levi enarcó una ceja y le miró con algo de disgusto. Erwin no era solamente gordo, era tan gordo, que inclusive tenía que cambiarse de mesa. Aunque para ser justo, pensó que de todas formas los asientos sí eran muy estrechos y él mismo no tenía problema solo porque era muy delgado y bajo de estatura.

—Levi, no quiero que pretendamos que nada ha pasado. Entiendo perfectamente que te hayas sentido un poco burlado, por no haberte comentado sobre mi apariencia actual; pero sigo firme en lo que te dije: yo soy yo, Erwin Smith. El mismo que sueña contigo todas las noches y que espera con ansias el amanecer, para poder darte los buenos días. El mismo con el que has planeado hacer mil cosas divertidas, el mismo Erwin que está completamente enamorado de ti desde hace mucho tiempo. ¿No es eso mucho más importante? ¿No es eso lo que realmente importa?

— Lo sé… ¡Créeme que lo entiendo! Pero, mierda… entiende tú, esto es algo que debo asimilar.

— ¿Cambia esto las cosas entre nosotros? ¿Quieres terminar nuestra relación? Lo entenderé si así lo deseas…

—No quiero tomar esa decisión impulsivamente. Pero Erwin, tampoco puedo decir que estoy muy contento acerca de cómo me hizo sentir esta sorpresa. Para ser honesto, en este momento no estoy seguro de nada, aunque tampoco quiero que pienses que todo lo que hemos pasado fue una mentira. No soy ninguna clase de patán que juega con los sentimientos e ilusiones de la gente, y créeme, que jamás hubiese desperdiciado tanto tiempo de mi vida, si hubiese estado mintiendo con respecto a lo que siento.

—Lo entiendo, y te agradezco que hayas regresado, honestamente tuve un poco de temor de que te hubieses ido, con la excusa de que usarías el baño. —Admitió algo avergonzado por desconfiar de Levi.

— Solo un malnacido haría eso…

— Conozco a muchas personas que jamás se darían la oportunidad con alguien como yo. Pero si lo haces, si decides estar a mi lado; te prometo que seguiré tratándote como lo he venido haciendo y que cumpliré todos los deseos y planes que teníamos. —Le prometió seriamente, mirándole directo a los ojos, transmitiéndole gran confianza. —Por ahora mejor comamos, con el estómago lleno te sentirás mejor para tomar una decisión.

Con todo ese discurso, y viendo la seguridad con la que Erwin hablaba, Levi realmente comenzó a calmarse. Incluso pudo obviar las redondas formas del rostro de Erwin que tanto le estaban molestando, para concentrarse en sus preciosos ojos azules, su sonrisa perfecta y la calidez que emanaba al hablar sobre todos los planes que habían hecho durante todos esos meses.

Además, gordo y todo, pero tenía que admitir que tenía un excelente gusto para vestir. Erwin se había colocado una camisa blanca de manga larga, con las mangas arremangadas y sobre esta, un chaleco azul a cuadros, muy elegante y fino. Un pantalón de vestir gris oscuro y su cabello perfectamente peinado, terminaban el look fresco y casual; impropio de personas con esa contextura física.

Nuevamente las palabras de Hanji resonaron en sus oídos: “A veces solo tenemos que conocer a las personas, para comenzar a verlas por lo que realmente son, y cuando eso pasa, nuestros ojos descubren su belleza.”

¿Sería posible para él, comenzar a obviar el cuerpo de Erwin? Toda su vida siempre despreció a las personas que tenían esa apariencia, incluso aquellos muchísimo más delgados pero que ni por asomo llegaban a la categoría de “cuerpo escultural”, que era el único que Levi aceptaba en sus parejas sexuales. ¿Cómo iba ahora a cambiar años de repudio hacia las personas con sobrepeso? ¿Era el amor tan poderoso como para hacerlo posible?

Intentaba convencerse a sí mismo de ello, cuando llegó el mesero con una bandeja repleta con diferentes platillos que colocó sobre la mesa. Erwin le indicó que, como le gustaban muchas cosas del menú, quería que probara de todo.

Levi sabía hacia donde iba todo eso: probaría un poco de cada cosa y quedaría lleno rápidamente, entonces Erwin aprovecharía para darse el atracón del día, contribuyendo a que toda esa grasa que lo cubría, se quedara allí, y seguramente hasta se acumulara más. Aunque probablemente eran sus prejuicios jugándole sucio a su mente, solo eso podía imaginarse.

No le quedaba duda de porqué Erwin había desaparecido por completo su atlética figura. La comida no era nada fuera de lo normal, hasta eran platillos sanos y balanceados; pero no había cuerpo que pudiese procesar la cantidad exagerada de calorías, que tanta comida le podía proporcionar.

Con ese pensamiento, Levi realmente no estaba disfrutando su almuerzo. Erwin le indicaba lo que era cada plato, con entusiasmo y a la expectativa de que Levi lo probara y diera su veredicto. La comida estaba deliciosa, pero Levi se encontraba demasiado molesto e incómodo con toda aquella situación. Murmuraba unas cuantas palabras de aprobación, solo para que Erwin no se diera cuenta de cómo se estaba sintiendo, y proseguía con el siguiente plato.

Cuando hubo probado de todo un poco, le indicó a Erwin cuál de los platos le había gustado más, aunque realmente escogió cualquiera, ya que no había puesto atención. Tomó ese plato para sí mismo y Erwin tomó otro que era su preferido. El rubio comenzó a comer con entusiasmo, mostrándose realmente contento y disfrutando su comida enormemente. Pero Levi solo podía verlo con molestia, pensando en el perfecto cuerpo que se había perdido producto de esa manera de comer.

Sin embargo, Levi comenzó a sentirse bastante confundido. Por ratos, se concentraba en lo hermosa que sonaba la voz de Erwin cuando hablaba, en el brillo infantil de sus ojos al conversar con entusiasmo, en lo tierno que se veía al disfrutar de su comida y hasta en lo divertido que se movían sus redondas mejillas cuando masticaba. Sus emociones fluctuaban mucho entre enojo y fascinación, y no entendía qué le estaba pasando.

Erwin por su parte, era bastante perceptivo y para él, la molestia de Levi no había pasado desapercibida. Pero prefería no decir nada y continuar con la velada, aunque fuese incómodo para él. Levi le había hecho sentir realmente mal con su reacción. Pero Erwin también entendía que, en cierto modo, aunque no le había mentido, había omitido información que para la mayoría de la gente era importante. Así que no se sentía con el derecho de reclamarle nada, y más bien, pensó que la mejor estrategia era intentar que pasara un rato agradable.

Y a veces parecía que le funcionaba, Levi se veía calmo por ratos y fruncía el ceño profundamente en otras ocasiones. Erwin nunca se percató, de que mientras hablaba, iba tomando plato tras plato de los que había ordenado, consumiéndolos con rapidez, a pesar de su incesable charla; y eso solo hacía que Levi se disgustara más con él. Tampoco se dio cuenta, de qué era exactamente, lo que hacía que Levi se calmara y a veces incluso parara de masticar, para quedársele viendo fijamente.

Hacia el final del almuerzo, Levi pensó que muy probablemente no iba a poder con esa situación. Acostumbrarse a estar con una persona así, era difícil para él y ya estaba planeando cómo decirle a Erwin que lo suyo no podría continuar y resignarse a una vida sin él, aunque fuese difícil al principio. Sin embargo, mientras Erwin ordenaba un postre, Levi respiró profundamente y se tomó la última oportunidad, para imaginarse lo que le esperaba si dejaba a Erwin y en realidad, no le gustó nada.

De solo pensar lo vacíos que volverían a ser sus días, de solo imaginar que no iba a llegar a cumplir los sueños que tenía con Erwin, su estómago se revolvía. Si cerraba sus ojos e imaginaba al Erwin que había conocido por tanto tiempo, podía sonreír internamente y sentir el cálido amor que había estado cultivando por tantos meses. Y entonces lo vio, justo cuando Erwin hincaba el diente alegremente a su postre, Levi pudo entender que, ese Erwin era el mismo que tenía al frente. Al que había comenzado a querer.

Definitivamente no podía dejarlo, de ninguna manera se iba a permitir sabotearse a sí mismo y a su felicidad. Entonces, se planteó otra perspectiva, una que desde su punto de vista, era beneficiosa para ambos:

—Erwin, ¿estarías dispuesto a bajar de peso por mí?

—¿Disculpa? —Erwin no se esperaba ese tipo de propuesta, así que no pudo reaccionar de otro modo, más que dejando caer su tenedor, mientras intentaba que Levi repitiera lo que acababa de decir, en el remoto caso de que sus oídos le hubiesen engañado.

— En serio me gustas Erwin, y todo lo que hemos planeado, quiero que se convierta en una realidad. Pero tienes que entender que yo me había hecho una imagen física de ti, que no calza con lo que estoy viendo en este momento. Tal vez, no puedas volver a ser como eras antes, pero ¿podrías bajar un poco no crees?

—Ya veo…

Erwin lo pensó por un momento y realmente no le pareció tan irracional lo que Levi pedía. Después de todo, se sentía culpable por haber sido tan descuidado, de nunca mencionarle a Levi que ya no se veía como en sus fotografías. Y también entendía que cada persona tenía sus preferencias a la hora de la atracción física.

Pero, por otro lado, él realmente estaba conforme con su estilo de vida. Y no era como que no se ejercitara o no comiera saludablemente, simplemente se dejaba llevar con la cantidad y uno que otro gusto de vez en cuando. Lo que no le gustaba de aquella propuesta, era el hecho de tener que cambiar por alguien, ya que él se amaba tal y como era, y esperaba encontrar a alguien que lo quisiera igual.

Entonces, pensó que podría jugar la carta de Levi en su contra: se comprometería a lo que Levi le proponía, y con eso ganaría tiempo; en el que le demostraría que, sin importar su apariencia, su amor por él era real y eso era lo único que importaba.

—Entenderé si no quieres hacerlo…

— Lo haré.

— ¿En serio?

— Pero con una condición. Prométeme que no te aferrarás a la esperanza de que vuelva a ser como antes, si en algún momento sientes que definitivamente no podemos estar juntos debido a mi apariencia, me lo dirás.

— Me parece justo. Realmente no quiero engañarte Erwin, ni engañarme a mí mismo. —Admitió— Ninguno de los dos se lo merece, pero tampoco puedo dejarme llevar y ser un idiota que pierde lo mejor que le ha pasado en la vida, por una tontería como esta. —Levi se dejó decir algo muy empalagoso para ser él, y se sorprendió consigo mismo, ya que era la primera vez que le decía algo así a alguien.

— Eso me alivia mucho, Levi. Yo en cambio, prometo que voy a esforzarme para que ambos seamos felices. —Erwin le sonrió, levantando su rechoncho dedo meñique frente a él.

Levi no pudo evitar olvidarse de toda su molestia y obviar por un instante, que el hombre frente a sí no era quien él había estado esperando; ya que estaba más concentrado en que no se notara que su corazón había comenzado a palpitar salvajemente, ante una visión que le había parecido de lo más tierna y adorable.

Recuperando la compostura rápidamente, Levi extendió su más bien pequeño y delgadísimo meñique, atrapando el de Erwin con el.

— ¿Quién iba a pensar, que dos viejos de más de treinta años, sellarían sus promesas con el meñique? —Se burló Levi, sintiéndose realmente relajado y contento por primera vez en toda la velada. Pero más que todo, cayendo en cuenta de que Erwin lo atrapaba de una manera en la que, solo podía dejarse llevar y confiar en que todo iba a salir bien al final.

— ¿Quién lo diría? —Se rio Erwin, satisfecho con como habían acabado las cosas. Y ya maquinando en su mente, todo lo que haría para que Levi se olvidara de su apariencia y se concentrara en sus sentimientos.

— Supongo que, querrás que vayamos a otro lugar después de pagar la cuenta. —Sugirió Levi, ya habiendo desechado la idea de terminar su cita.

— ¡Eso me gustaría mucho! Podríamos ir al cine, acaban de sacar a la venta un nuevo sabor de palomitas de maíz que… —Erwin paró al ver la fría expresión de Levi, y podía leer claramente sus pensamientos:

“Acabamos de comer, y ya está pensando en más comida.”

— Levi, esto podrá sonar un poco ridículo para la edad que tenemos, pero… —Erwin estiró sus brazos, para alcanzar las manos de Levi y tomar una en cada una de sus propias manos, acariciándolas lentamente con sus pulgares, mientras un leve color rosa coloreaba sus mejillas y le sonreía con dulzura.

— ¿Qué haces? —Levi se había sobresaltado por el repentino gesto, pero para su sorpresa, no le molestó e incluso, se sintió muy bien.

— ¿Quisieras ser mi novio oficial, Levi?

Esta vez, Erwin sí logró que Levi le mostrara una expresión de genuina sorpresa. Levi jamás se esperaba algo así, ellos simplemente daban por un hecho, que ya eran pareja, y nunca vieron la necesidad de formalizarlo; sin embargo, el que Erwin lo haya querido hacer, le pareció un gesto muy valioso. Ahora que lo pensaba, era la primera vez en su vida, que alguien le pedía que fuese su pareja, y dado a que también era la primera vez que se enamoraba, eso lo hacía realmente especial.

— No había necesidad de ridiculizarte de esa manera, sabes cuál es mi respuesta. —Por primera vez, Levi le sonrió, sintiéndose abrumadoramente feliz, y no pudiendo contener su emoción; a pesar de que le avergonzaba mucho, verse envuelto en esa situación tan cursi— Sí Erwin, me gustaría que fuésemos pareja oficialmente.

Erwin no cabía en sí de la felicidad que sentía en ese momento. Dejando de lado el incómodo rato que habían pasado anteriormente, todo estaba saliendo perfectamente. El rubio insistió en pagar la cuenta, ya que de todas formas, él mismo había consumido la mayoría de lo que ordenaron, y abandonaron el lugar sin un rumbo fijo. Erwin no esperó mucho, y habiendo llegado al primer callejón que encontró, haló a Levi hasta allí, acorralándolo con su gran tamaño.

— ¿Qué demonios haces, Er…

Antes de que Levi pudiese protestar, Erwin se agachó a la altura de su rostro para besarlo.

Por su parte, Levi al ver a Erwin apresándolo por sorpresa, entre su gran barriga y la pared, sentía la rabia subir por su cuerpo. Se apresuró a aferrarse a los rechonchos brazos de Erwin, que le disgustaron mucho también, pero ese sentimiento se esfumó cuando Erwin comenzó a besarlo.

Las ganas de resistirse y la repulsión hacia el cuerpo de su pareja, le abandonaron al sentir aquellos deliciosos labios y la diestra lengua, que le devoraban apasionadamente. La mente de Levi simplemente dejó de funcionar y lo único que deseaba, era tener más de aquel exquisito beso. Con sus ojos cerrados fuertemente, y sus dedos hundiéndose en la suavidad de Erwin; correspondió su beso casi desesperadamente.

— Había querido hacer eso durante muchísimo tiempo, disculpa si fue un atrevimiento de mi parte. —Le dijo Erwin al separarse, sin alejar mucho su rostro, mirándole muy seductoramente.

¿Qué era aquello? Se preguntaba Levi. ¿Cómo era que una persona con ese físico, podía parecerle tan sexy y deseable? Era algo que no se explicaba.

— No. Yo también lo quería… —Admitió sin aliento.

Salieron de aquel callejón, luego de que Erwin depositara un último y corto beso, sobre la frente de Levi. El más alto, sumamente satisfecho, porque confiaba en que le podría demostrar a Levi que su físico no era algo relevante para el amor que sentía, y Levi, con su mente llena de dudas.

Continuará…


 

 

 

Notas finales:

Para ser sincera, esta dinámica me gusta mucho. Yo he estado en la posición de ambos: en la que me gusta la persona, pero no su físico. Y en la que yo le gusto a la persona, pero no mi físico. Así que más o menos sé cómo se sienten ambos. Aunque en el caso de ellos, realmente sienten amor el uno por el otro.

La verdad no debería decir esto, pero, la conducta de Levi puede parecer algo tóxica, aunque para mí es más bien algo realista, que se da mucho en las parejas. Así que, de antemano les digo que a pesar de todo, yo no apruebo situaciones como las de una persona queriendo cambiar por otra, o una persona, pidiéndole a otra que cambie. Tal vez es idealista pensar que le tenemos que gustar a la gente al cien por ciento por lo que somos, pero es la manera más sana de vivir, pienso yo.

En fin, ojalá les haya gustado. Este capítulo me costó mucho, lo reescribí varias veces, porque el enfoque que le estaba dando estaba muy mal jaja. Pero el que me quedó al final, de verdad me gustó. Espero que a ustedes igual.

Nos leemos en el próximo.


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