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Beyond por Izuspp

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V. Primeros pasos

Esa sin duda, había sido la primera cita más extraña, que cualquiera de los dos había tenido. Pero principalmente Levi, tenía muchísimo que procesar y de un momento a otro, un grave dolor de cabeza le atacó, por lo que decidieron que lo dejarían hasta allí ese día. Erwin se encargó de llevar a Levi a su casa en un taxi, y por un momento estuvo tentado a pedirle que lo dejara acompañarlo adentro, pero prudentemente, decidió que lo mejor era dejarlo descansar.

Levi le agradeció la ayuda y se despidió de él rápidamente, dándole una palmada en el hombro. Realmente no le importaba lo que el taxista pudiera decir sobre una pareja homosexual, despidiéndose cariñosamente; más de una escena indecorosa había montado con otros hombres, en algunos viajes en taxi, pero no se sintió nada cómodo con Erwin. Pensaba que la pasión que había sentido hacía poco en aquel callejón, fue solo producto de que lo había tomado por sorpresa. Pero siéndose sincero, Erwin no era para nada su tipo físicamente, y simplemente no le nacía besarlo o acariciarlo, a pesar de haber aceptado ser su pareja.

Para Erwin, la manera de actuar de Levi era lógica. Y también sabía que tenía un largo camino por recorrer con él, para lograr que le aceptara. Aunque no podía evitar sentirse un poco mal, ya que fue sumamente evidente que Levi no quería ni volverlo a ver, mucho menos besarlo o cualquier tipo de gesto cariñoso. Pero eso no haría que se diera por vencido, tenía plena seguridad de que, la persona que era y el amor que sentían el uno por el otro, iban a terminar triunfando ante ese insignificante obstáculo.

Levi por su parte, apenas entró a su departamento, caminó directo hacia su cama, en donde se dejó caer, ocultando su rostro con la almohada. Era cierto que le dolía la cabeza agudamente, como si el constante cambiar de emociones le hubiese afectado. Luego de un rato, se levantó para tomar un analgésico y se dispuso a cambiar su ropa por una más cómoda.

— ¡Qué desperdicio! Tardamos más escogiendo este atuendo, que lo que duró mi cita con Erwin…

Era cierto, aquel encuentro si acaso había durado un par de horas, pero Levi realmente no sabía cómo reaccionar, y tampoco quería lastimar a Erwin. Ya bastante se había tenido que reprimir, de decirle algo que pudiera ser hiriente.

— Eres el orgulloso ganador, del premio al más grande imbécil del mundo, Levi.

¿Qué podía hacer? Aunque Erwin le había prometido que bajaría de peso, Levi sabía que eso no sucedía de la noche a la mañana, y ya que había aceptado ser su pareja oficialmente, tendría que seguir saliendo con él a citas y no solo eso; tendría que tener sexo con él.

— Pero ¿cómo? ¿Es físicamente posible?

Levi también estaba exagerando las proporciones de su pareja. Si bien era cierto, le llevaba mucha estatura y volumen, Erwin no tenía el tipo de obesidad que le impidiera realizar una vida normal. Pero Levi no sabía nada del tema, ya que jamás se había involucrado con ningún hombre que tuviera un solo gramo de grasa en su cuerpo. Siempre se los buscaba delgadísimos, musculosos o muy tonificados. Levi ni siquiera imaginaba, qué se podría sentir estar bajo tanto peso, o tocar un cuerpo como el de Erwin. Realmente no le emocionaba para nada la idea.

— Supongo que, tendré que evitarlo, al menos hasta que baje algo de peso… ¡Maldito Erwin! Y ¡maldita cuatro-ojos!

Levi recordaba a Hanji diciéndole que Erwin era demasiado bueno para ser verdad. Alardeó tanto sobre él, sin llegar a imaginarse que su amiga tenía toda la razón. Un hombre así de perfecto no podía existir, algo malo iba a tener. Eso le hacía sentir mucha más rabia, ya que no solo destrozó sus ilusiones, sino que también, iba a tener que admitir ante Hanji que estuvo en lo correcto.

— Aunque, pensándolo bien, la bruja no tiene por qué saberlo aún. ¡Eres un puto genio Levi!

El hombre se felicitó a sí mismo, por la gran idea que acababa de tener. Hanji no tenía que conocer a Erwin, y él no estaba en la obligación de revelarle toda la verdad. Es más, hasta quitando lo de la obesidad de Erwin y su “vil engaño”, la cita sonaba super candente y emocionante. Con toda la degustación de comida, la propuesta de ser pareja y el ataque sorpresivo en el callejón. Levi tenía todo para alardear sobre su perfecto novio frente a Hanji, sin tener que tragarse su orgullo y contarle toda la verdad.

Así que esa noche, cuando su amiga le llamó por teléfono, supremamente emocionada y curiosa por saber todos los detalles jugosos del encuentro; Levi pudo darle el chisme que ella quería escuchar, y de paso, jactarse del galán que había logrado atrapar y la maravillosa primera cita que habían tenido.

— ¡Estoy muy alegre por ti, enano! — Gritó la mujer al otro lado del teléfono, haciendo que el tímpano de Levi doliera por su chillido.

— ¿Ya lo ves? Levi Ackerman jamás, se tendrá que conformar con un cualquiera, yo solo tengo lo mejor.

— Ya puedo oír las campanas de boda. Espero que me presentes rápido a Erwin, quiero que me acepte como su madrina de matrimonio.

— Ni lo sueñes, cabeza hueca. He esperado mucho tiempo para conocer a Erwin en persona, y su horario no siempre es tan cómodo. Durante los próximos meses, todo su tiempo libre lo utilizaré para que estemos a solas, no necesitamos estorbos con nosotros.

Lo que Hanji no sabía, era que si Erwin hubiese sido el fortachón que Levi pensaba que era, el hombre se lo hubiese ido a presentar ese mismo día, solo para alardear de que había tenido la razón. Pero como ese no era el caso, se tuvo que inventar una excusa que sonara creíble, ya que Hanji era tan observadora y perceptiva, que se daría cuenta de que le estaba mintiendo, si le salía con cualquier invento estúpido.

— Tienes razón, ya estabas muy ilusionado sin conocerlo; estarás eufórico ahora que al fin pudieron tener contacto físico. Lo dejaré pasar por ahora enanito, pero ten por seguro que no te dejaré en paz con esto. Definitivamente tengo que conocer al galán que logró ganarse el corazón del frío señor Ackerman. —La mujer se burló un poco de su amigo y cuando este comenzó a gritarle improperios, se despidió y le colgó. Hanji se encontraba tranquila y contenta por su amigo, sin saber que le había estado mintiendo la mayoría del tiempo, y que nada era color de rosa como se lo había retratado.


Al día siguiente, la nueva pareja no rompió la rutina de siempre, hablaron por la mañana, sin embargo, algo había cambiado entre ellos. Erwin, más confiado e intentando poner en marcha su plan lo antes posible, comenzó a tratar a Levi más cariñosamente. Le decía lo mucho que le gustaría besarlo, tenerlo entre sus brazos, acariciarlo, dormir a su lado y por supuesto, tener sexo con él. O como Erwin le decía: “hacerle el amor”

Para Levi todo eso era muy confuso, porque sería mentirle, si le decía que no lo deseaba, pero también era una mentira, decirle que le entusiasmaba mucho la idea. Ya que, en efecto, Levi quería ser besado, abrazado y tener mucho sexo salvaje, pero con el hombre de las fotografías que había repasado miles de veces y con las cuales había fantaseado hasta el cansancio por meses. No con ese rechoncho ser que había resultado su novio; que tierno, galante y la espectacular persona que era, no le quitaba lo poco que lo deseaba físicamente. 

— Oye Erwin, ¿qué desayunaste el día de hoy? — Tras esa incómoda primera interacción del día, Levi también deseaba poner en marcha su plan, lo más rápido posible. Erwin le había prometido bajar de peso, pero sabía que él también tenía que ayudarle, ya que las personas, en general, no tenían tanta fuerza de voluntad como para hacer dietas y ejercitarse por sí mismas. Levi pensó que, echarle una mano no estaba de más. Y de paso, Erwin no se sentiría solo en ese proceso. Levi creía que lo mejor en ese caso, era acompañarlo en todo momento, para que Erwin se sintiera apoyado y motivado.

— Oh bueno, la verdad es que hoy me retrasé un poco y no pude desayunar en casa, pero en la oficina, uno de mis subordinados me obsequió unos deliciosos pastelillos rellenos de crema, así que ya pude desayunar. También tengo algunas botanas guardadas en mi escritorio, eso me ayudará a aguantar hasta la hora de almuerzo. —Le contestó inocentemente, pensando que Levi se preocupaba por que no se saltara comidas.

— ¿Qué? ¿Cómo que pastelillos y botanas? ¿Quién hace dieta comiendo esas cosas Erwin? No necesitas meterle más basura a tu cuerpo, debes desayunar fruta, yogurt o cualquier otra cosa más sana. Toda esa mierda solo hará que engordes más. —Levi no midió sus palabras, ya que se había molestado mucho al escuchar el poco esfuerzo de Erwin por cumplir lo que le prometió.

— ¿Dieta? Ah… sí, sobre eso. La comenzaré mañana, hoy será mi último día. Ya sabes Levi, las dietas normalmente se comienzan los Lunes —A Erwin no le había gustado para nada como había reaccionado Levi, sin embargo, comprendía que los dos ahora se encontraban en una lucha: Levi intentando que cambiara, y él intentando hacerle ver que no necesitaba cambiar.

— ¿Quién puso esa regla? — Se quejó, sonando igual de molesto.

— Yo la acabo de inventar. —Erwin rio divertido— Escucha Levi, sé lo que te prometí, pero, no quiero que estés todo el tiempo pendiente de lo que como o lo que no como. ¿Estamos de acuerdo?

— ¡Demonios Erwin! Solo intento ayudarte. Quiero que sientas que tienes todo mi apoyo en esto, y que no voy a dejar que lo hagas solo. —A Levi le dio mucha vergüenza decirle todo eso, ya que le era muy difícil mostrar emociones diferentes al disgusto o el enojo. Pero reconocía que había metido la pata al hablarle de esa manera a Erwin, y tenía que apresurarse a corregir su error.

— Te lo agradezco Levi, pero ¡no te preocupes! Ya verás que todo sale bien. Por ahora tengo que trabajar, pero te llamaré por la noche. Te quiero Levi, no lo olvides.

Levi no pudo responder a eso, era la primera vez que Erwin le decía tan directamente que lo quería. Ya se lo había dicho de otras formas, pero jamás como una pareja formal que se despide con un “te quiero” tan explícito como ese.

Por supuesto, él mismo no fue capaz de corresponder y no era que no lo sintiera, su acelerado corazón y el ardor de sus sonrojadas mejillas, no dejaban que se mintiera a sí mismo. Pero él, a fin de cuentas era todo un novato en relaciones, en emociones y mucho más en el amor. Así que aún no se sentía preparado para dar un paso tan grande como aquel. Con un gruñido inteligible y un “nos hablamos luego”, se despidió de Erwin, sintiéndose tanto avergonzado, como incómodo y feliz.

— Si este hombre no me mata aplastado bajo su peso, me va a matar de esto… —Se quejó refiriéndose a la montaña rusa de emociones que estaba experimentando con Erwin. Pero sin darse cuenta, Levi sonrió ampliamente. Ya que, le gustaban mucho todas esas nuevas experiencias, lo único que le faltaba, era que su atracción física hacia su novio, coincidiera con lo que sentía por él en su corazón.

— Será un largo camino Erwin, pero vamos a lograrlo…

Por su parte Erwin, colgó el teléfono largando un suspiro y reclinándose sobre su silla. Colocó sus manos sobre su estómago y lo acarició lentamente, preguntándose por qué Levi le daba tanta importancia. A él nunca le había molestado la apariencia de ninguna de sus parejas, llegó a estar con personas gruesas, delgadas, altas y bajas; incluso alguna vez llegó a escuchar comentarios sobre cómo un hombre tan apuesto como él, podía tener una pareja tan “fea”.

Erwin comenzó a juguetear con su estómago, y rio solo, pensando en lo absurdo de la situación. A él hasta le había gustado tener todos esos kilos de más en su cuerpo. Para variar verse y sentirse diferente, solo eran una nueva etapa de su vida que aprendió a disfrutar. Ya era difícil que le diera frio, le gustaba cómo la ropa se ajustaba a su cuerpo de formas redondeadas, le divertía como se sentía un ligero rebote al caminar, y jugar con su estómago, apretando sus rollitos, le parecía entretenido. Tal vez si lograba que Levi pudiese disfrutar todo eso, el hombre cedería en sus intentos de que bajara de peso.

La verdad era que no se oponía totalmente a la idea de bajar algo. Después de todo, mientras menos peso tuviese, más saludable estaría si se alimentaba adecuadamente. Y tomando su tercer pastelillo de la mañana, tuvo que admitir que a veces sí se excedía con los alimentos. Pero si él ya se había aceptado así, si ya había encontrado en comer, un pasatiempo que le gustaba y un placer de la vida que se había negado mucho tiempo, no pensaba renunciar a eso solo para agradarle a Levi.

Erwin sabía que para lograr ser como en las fotos que Levi había visto, tenía que cambiar totalmente su modo de vida. Imponerse nuevamente muchas restricciones con la comida, y ocupar muchísimo más tiempo del que ya usaba, ejercitándose. Además, la lesión de su pierna, no le permitía hacer tanto esfuerzo, por lo que era doblemente difícil para él, realizar ejercicios que le ayudaran a quemar toda la grasa que Levi pretendía que perdiera. Por más que quisiera a Levi, él no iba a renunciar a su propia identidad por una persona, aunque eso significase perderlo, para Erwin siempre fue muy importante el amor propio.

Pero el oficial, también era un entusiasta de la vida. Un optimista empedernido, que siempre veía la solución ante cualquier problema, por más difícil que fuera. Así que, no iba a desperdiciar su tiempo pensando en que iba a perder a su amado por una nimiedad como esa, tampoco iba a mortificarse por el hecho de que Levi aún no lo veía atractivo. Enfocaría toda su energía, en lograr que fuese todo lo contrario. En enamorar a Levi cada día más, y hacerle ver su verdadero ser, así como él, enamorarse del cuerpo y el rostro que tenía en ese momento, y que de una vez por todas, olvidara al fantasma del hombre que se imaginó todo ese tiempo.


Los días que le siguieron a ese, fueron bastante extraños para ambos. Pero los dos estaban dando su mejor esfuerzo, para cultivar aquella nueva relación, que florecía cada día, a pesar de las diferencias que tenían y el principal problema que les aquejaba. Levi estaba satisfecho, porque pensaba que Erwin estaba cumpliendo su palabra al pie de la letra.

El rubio comenzó a enviarle fotografías de las comidas que consumía, como manera de probarle que no iba a faltar a lo que le había prometido de alimentarse saludablemente. Aunque no era del todo cierto, o más bien, omitía información. Como el hecho que luego de su ligero desayuno en su casa, tomaba otro desayuno en la estación. O las ocasiones en las que sus subordinados, le llevaban repostería, que compraban para compartir o que horneaban en sus casas. O cuando en el almuerzo, en ocasiones les gustaba ordenar pizza para compartir entre todos, así que solo le enviaba a Levi la fotografía de su saludable almuerzo, pero consumía comida chatarra con sus compañeros.

Tampoco le mostraba que por más sana que era su cena, terminaba repitiendo plato, ya que además de deliciosa, él ya estaba acostumbrado a comer porciones más grandes. Y por supuesto, que omitía que luego de cada comida, por regla siempre había espacio para un pequeño postre.

Erwin también le enviaba a Levi, videos en los que le mostraba que salía a caminar, lo que no le decía era que únicamente le daba la vuelta a la cuadra y regresaba a su casa. Aunque sí alardeaba mucho ante él, cuando le compartía sus sesiones de levantamiento de pesas, para demostrarle que era fuerte y que debajo de la suave capa que cubría su cuerpo, se encontraban unos poderosos músculos, los cuales le ayudaban a soportar su peso más fácilmente. Contrario a la mayoría de personas de su talla, que por lo general eran inactivas y sedentarias.

A Levi todo aquello le complacía mucho, se notaba que Erwin hacía un gran esfuerzo y que no le había mentido, cuando le prometió que intentaría bajar de peso, ignorando totalmente que Erwin no estaba siendo del todo sincero. Aunque él no se quedaba atrás, ya que, en el siguiente par de semanas, desde que tuvieron su primera cita, Erwin le había invitado a salir en múltiples ocasiones, y Levi siempre encontraba una excusa, para evitar verse cara a cara con su pareja.

No era que no lo deseara, ¿a quién no le emocionaba encontrarse con la persona que quería? Pero no se sentía seguro de poder corresponder al contacto físico de Erwin adecuadamente, y no quería ofenderlo o lastimarlo si lo rechazaba o era extremadamente frío con él. Como Erwin ya sabía que no era fan acérrimo de su cuerpo hinchado, no podría hacer pasar su frialdad ni por recato, ni por timidez o dificultad para tener contacto físico.Erwin ya conocía todo su pasado sexual de todas formas, así que no podría engañarlo. De manera que prefería postponer su próxima cita lo más posible, al menos para darse el tiempo de ir acostumbrándose a verlo como realmente era por medio de sus videos. Y dejar enterrado al Erwin que estaba grabado en su cabeza, con sus espectaculares abdominales y músculos bien formados y visibles. Aunque a veces Levi se dejaba fantasear, con el día en que, según él, Erwin iba a recuperar su antigua forma.

Ninguno de los dos se sentía especialmente cómodo, basando su relación en esas mentiras para con su pareja. La mayoría del tiempo, ambos se sentían bastante culpables, pero los dos pensaban que, era un sacrificio necesario, para llegar a tener la vida en pareja que soñaron tener por tanto tiempo. Cada uno por su parte, con su propia estratagema, pero con un mismo objetivo en la mira: llegar a consumar su amor y alcanzar el tan ansiado felices por siempre que anhelaban. Hacer feliz al otro y ser felices ellos mismos, junto a la persona que habían decidido comenzar a amar.

Así como tampoco ninguno era consciente, de que entre ellos se estaba librando una batalla que más bien podría traerse abajo todo lo que habían construido con paciencia y cariño.

 

Continuará…

Notas finales:

Si les soy sincera, no sé nada sobre romance. Siempre he retratado en mis fics, relaciones idealistas y perfectas, en las que los dos se aman y luchan contra el mundo. Así que me cuesta un poco escribir una relación más real como esta.

Este tipo de comportamientos, a pesar de que no se ven muy bien que digamos, son los que se dan en la vida real. Uno quisiera que la gente se amara completamente, con defectos y todo; pero en realidad, el amor se trata más de aprender a vivir con los defectos y virtudes de la otra persona. Aunque suene un poco feo, tal vez hasta cierto punto, resignarse. Lamento ponerme a dar explicaciones, pero de verdad que me estoy saliendo de mi zona de confort con esta historia y siento que si algo no queda muy claro en el fic, tengo que explicarlo un poco más en las notas.

En fin, espero que les haya gustado.


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