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Beyond por Izuspp

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VI. Un noviazgo peculiar

Era un sábado por la mañana, Erwin tuvo que trabajar ese día, por lo que Levi no tuvo que inventar ninguna excusa para evitar salir con él ese fin de semana. Había pasado un mes completo desde la única vez que se habían visto en persona, y Levi ya se estaba quedando sin razones creíbles, para no tener que ver a Erwin. Para Levi, todo eso era una constante lucha consigo mismo, ya que estaba esa parte de sí mismo que ansiaba ver a Erwin con locura. Cuando el hombre le decía hermosas palabras al teléfono, que le hacían avergonzar y sentir que explotaba de amor al mismo tiempo; solo quería tenerlo cerca. Pero estaba esa otra parte que pensaba en que podía sentirse incómodo, o que podía decirle a Erwin algo que le pudiera hacer sentir mal, y se replanteaba el hecho de encontrarse con él.

Levi se la pasaba mucho tiempo mirando los videos que Erwin le enviaba. Estudió cuidadosamente cada una de las formas del verdadero cuerpo de su novio. Ya con un mes de hacer eso, realmente dejó de tenerle repudio. En el pasado, él detestaba a la gente que tenía ese tipo de cuerpo, al punto de darle asco cuando se topaba a alguien así. Pero al mirarlo detenidamente por tanto tiempo, terminó acostumbrándose y ya al menos, no le causaba repulsión, aunque estaba seguro de que sería imposible que pudiese sentir atracción.

Siendo así, Levi no se explicaba por qué se le había hecho tan adictivo ver los videos de Erwin, levantando pesas que él mismo jamás podría levantar. Mirarlo sudando, mientras sus fuertes brazos alzaban un peso equivalente al propio, le hacían preguntarse, qué se sentiría ser levantado por él. También, aunque le daba pena consigo mismo, muchas veces detenía los videos en las partes en las que Erwin sonreía. Aquella sonrisa preciosa, le llenaba de alegría y sentía que podía verla durante horas sin cansarse. Poco le importaban sus redondas mejillas o su papada, solo se dejaba colmar por la calidez que aquella expresión le hacía sentir.

— ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Qué estás haciendo con mi vida, gordinflón? — Se quejó solo, al darse cuenta de que se la había pasado una hora completa, repitiendo videos de Erwin una y otra vez, y ni siquiera había comenzado con la limpieza de ese día.

Decidió levantarse del sillón y comenzar con su exhaustiva rutina de limpieza de fin de semana, cuando tocaron a su timbre. Le pareció sumamente extraño, ya que él no solía recibir visitas, y sus vecinos ya sabían que era una persona difícil, por lo que no se le acercaban y mucho menos le hablaban. Pero más grande fue su sorpresa, cuando se dio cuenta de que se trataba un mensajero, que cargaba un ramo de flores y una caja de regalo.

Conmocionado, Levi recibió los obsequios, entró a su departamento y buscó un jarrón para colocar las flores en agua. Una vez lo hubo hecho, se dedicó a contemplarlas. Se trataba de claveles rojos y tulipanes amarillos. Levi conocía bien a Erwin, sabía que todo lo que hacía era calculado y pensado cuidadosamente, así que no tardó en hacer una búsqueda en la web, para entender el mensaje que su pareja quería darle.

— Claveles de la pasión y tulipanes que expresan alegría y felicidad —Levi rio por lo bajo— Sí que eres cursi Erwin… —El hombre no pudo evitar sonreír ligeramente e incluso dejar salir un suspiro. Por mucho que quisiera negarlo, se había enamorado locamente y desde que se conocieron, parecía que Erwin realmente se esforzaba por avivar ese amor.

Levi procedió entonces a abrir la caja de regalo, en su interior se encontraba una botella de whiskey con miel y tres pequeños frascos: uno con almendras, otro con pistachos y un tercero lleno de papeles. Si bien los comestibles le parecieron un excelente detalle, el frasco con pedazos de papel le llamó la atención y lo abrió en seguida, solo para darse cuenta de que cada uno de los pequeños papeles, tenía un mensaje escrito a puño y letra por Erwin.

“Eres lo mejor que me ha pasado en la vida”

“Te amaré por siempre”

“Adoro cada uno de tus defectos, así como tus virtudes”

“Quiero pasar el resto de mi vida admirando tu sonrisa”

Decenas de mensajes de ese tipo, se encontraban escritos en aquellos pedazos de papel. Mientras más leía, más calor sentía en su rostro y en todo su cuerpo; mientras más mensajes hallaba, más se hinchaba su pecho.

— Así que quieres matarme a punta de cursilerías, ¿eh, gordito? —La vergüenza solo arreció salvajemente, al escucharse a sí mismo pronunciando esas palabras.

Levi no era el tipo de persona que podría decirle un apodo cariñoso a alguien, por más amor que sintiera, ser así de afectivo no era su estilo. Además, utilizar lo que parecía un defecto para él, a modo de expresarse con dulzura hacia una persona, tampoco le parecía buena idea. De pronto se imaginó viviendo con Erwin y llamándolo a cenar con un “gordito, la cena está lista” y tuvo que abofetearse a sí mismo, ya que no soportó la sobredosis de vergüenza que eso le causaba. Se prometió a sí mismo guardar ese pensamiento y llevárselo a la tumba. Definitivamente no planeaba comenzar a llamar a Erwin por ninguna clase de apodo cariñoso y mucho menos ese.

Dejó esos torpes pensamientos de lado, para volver a doblar los trozos de papel con mensajes y ponerlos de vuelta en su frasco, el cual a su vez, colocó en un librero que tenía en la sala de su apartamento, muy a la vista, para observarlo cada vez que se sentaba en el sillón.

Esa tarde, Erwin se encontraba muy atareado con papeleo en su oficina, en el momento en el que recibió una llamada. Al observar su teléfono, se dio cuenta de que en realidad se trataba de una video llamada, por parte de su novio. No tardó en contestar, bastante sorprendido, ya que era la primera vez que Levi mostraba ese tipo de iniciativa, por lo general si lo llamaba, era únicamente audio.

— Hola Levi, ¡qué agradable sorpresa!

— Erwin, mañana tienes el día libre, ¿cierto? Podríamos pasar el día juntos si quieres.

— ¿En serio? Pensé que estarías ocupado.

— Eso puede esperar, ya ha pasado un mes y después de tanto tiempo, es una estupidez que continuemos una relación por teléfono. ¿Te parece si nos encontramos para el desayuno? Te enviaré la dirección luego.

— ¡Ahí estaré! Amaría compartir el desayuno contigo, Levi.

— Y Erwin… —Aún por video, Erwin pudo notar que Levi se encontraba apenado, lo cual le pareció sumamente tierno— gracias por las flores y los obsequios.

— ¡Me alegra que los hayas recibido! A decir verdad, pensé que te ibas a enfadar, creí que tal vez era un poco excesivo y…

—¡Fue perfecto! —Se apresuró a interrumpirle, y muriendo de vergüenza, intentó calmarse, aclarando su garganta y bajando el tono de su voz— No pienses estupideces Erwin.

— En ese caso, me hace muy feliz saber que te gustaron. Quiero que siempre tengas presente lo mucho que te adoro Levi. —Erwin le dedicó una de esas sonrisas, con las que Levi sentía que se paralizaría su corazón.

— Nos vemos mañana Erwin, ¡no llegues tarde!

Levi no podía soportar más aquella situación, ¿cómo era posible que una persona le hiciera sentir de esa manera? Todos aquellos sentimientos eran desconocidos para él, y le abrumaban, a pesar de la felicidad tan grande que sentía, intentaba hallar una explicación racional para ello, pero no lo encontraba. Erwin le enloquecía, hacía que en su cabeza se hiciera una maraña de pensamientos que no podía controlar.

— ¿Por qué me fui a enamorar de ti, Erwin? De todas las personas en el mundo, tenías que ser tú. ¡Grandísimo imbécil!


Al día siguiente, Levi de igual forma que en su primera cita, se esforzó por llegar con suficiente anticipación y bien arreglado, aunque no tanto como la primera vez. También, igual que en la anterior ocasión, fue el primero en llegar, así que tomó asiento en las mesitas de afuera de la cafetería en la que planeaban tomar su desayuno.

Levi se encontró probando los asientos, para asegurarse de que no estuviesen fijos al piso, como en aquel restaurante. Al caer en cuenta de aquello, por un lado se sintió algo cursi, al ser tan considerado con la situación de su pareja, pero por otro lado, le molestó un poco tener que tomar eso en cuenta. Con una persona “normal”, para su criterio, jamás tendría que preocuparse por esas cosas. Así que tuvo sentimientos encontrados, con Erwin, ya todo era de esa manera, así que se resignó, a que al menos en el tiempo en que le tomaría bajar de peso, tenía que acostumbrarse o mínimo, tolerarlo.

Finalmente, luego de esperarlo por un rato, Levi lo vio llegar a lo lejos. Nuevamente, Erwin iba muy bien vestido, lo cuál le hizo preguntarse si la ropa se la mandaba a hacer a la medida, ya que estaba seguro de que ninguna tienda, tenía tallas grandes en ropa de tan buen gusto como la que Erwin utilizaba. Levi se encontraba rumiando ese pensamiento, cuando luego de observarlo por algún rato mientras se acercaba, entendió por qué tanto en su primera cita, como en esta, Erwin llegaba justo a tiempo, casi tarde.

— ¡Hola Levi! Disculpa la demora. —Pronunció el rubio, mientras respiraba rápidamente y sus sonrojadas mejillas, delataban el esfuerzo que había estado haciendo por caminar rápido.

— Acabo de llegar. —Se limitó a contestar, mientras intentaba controlar sus pensamientos. Realmente le molestaba que Erwin caminase tan lento debido a su cuerpo.

Estaba seguro de que Erwin aún calculaba la hora de llegada, con base en su condición física del pasado, y por ello no se daba cuenta de que su sobrepeso, le hacía caminar mucho más lento, y eso hacía que fuese impuntual. Levi se encontró pensando en que eso iba a ser otro problema causado por la gordura de Erwin. Y no terminó de calmar su naciente molestia, cuando tuvo que presenciar otro motivo para que esta incrementara:

Erwin no tomó asiento inmediatamente, sino que se quedó observando hacia adentro del local y luego a sus alrededores. Justo cuando Levi iba a preguntarle, qué era lo que le pasaba, puso observar cómo Erwin tomaba una silla de otra mesa y la colocó junto a su propia silla, tomando asiento sobre las dos. No era que Erwin fuese tan grande, como para realmente necesitar dos sillas, pero las de esa cafetería eran tan pequeñas, que Erwin temía estar incómodo utilizando solo una, así que previniendo, prefirió tomar otra, lo cual para él era una decisión inteligente, pero para Levi, parecía ser motivo de disgusto.

— ¿Cómo vas con tu dieta Erwin? —Fue lo primero que acató a decirle, ya que en ese momento lo único que deseó, fue que Erwin perdiera peso de una vez por todas, para no tener que pasar por más situaciones chocantes.

— Va bien, ya lo has visto, te actualizo todos los días con respecto a ello.

— No sé si es mi imaginación, pero, no parece estar dando muchos resultados.

— Sabes que eso toma tiempo. —A Erwin no le gustaba hacia donde estaba guiando la conversación Levi, además, no le dio la bienvenida amorosa y feliz que él esperaba, después de un mes de no verse. Así que decidió apresurarse a cambiar de tema, antes de que la situación se pusiera incómoda. — ¡Pero no hablemos de cosas aburridas! Voy a tocar el botón para que vengan a tomar nuestro pedido, ¿ya sabes qué vas a pedir?

—Sí, ya lo tengo pensado. También quiero hacer tu pedido, ¿me lo permites?

— Oh, claro, no hay problema. ¿Qué quieres que comamos?

— Ya lo verás…

“Lo que sea que haga que no necesites dos sillas para acomodar tu gran trasero.”  Pensó Levi. Obviamente no le diría algo tan ofensivo al hombre que amaba, pero, fue lo que llegó a su mente en ese momento.

Cuando el mesero llegó, Levi ordenó un par de tostadas con espinacas y tomate, un vaso de jugo de naranja, una porción de fruta y una taza de café; para cada uno. Erwin pensó que no era un desayuno desagradable, hasta era parecido a lo que él comería en su casa. Y cuando se lo entregaron, lo disfrutó como la mayoría de las cosas que comía, su única queja, era la porción. Él estaba acostumbrado a comer dos o tres veces esa cantidad, dependiendo de cuánta hambre tuviese y ese día, estaba realmente hambriento. Pero se abstuvo de expresarlo, sabía que hacer ese tipo de comentarios solo harían que se cayera su engaño, ya que para Levi, Erwin comía raciones moderadas todos los días.

—¡Estuvo delicioso! Te agradezco por haberme invitado Levi, definitivamente la comida sabe mucho mejor, cuando la disfrutas con la persona que quieres.

— Ah, sí, no es nada… — Levi se preguntaba cómo era que Erwin se las arreglaba para avergonzarlo cada vez que hablaba. O tal vez era que no estaba acostumbrado a recibir tanto cariño y por eso era que todo lo que Erwin le decía, parecía una ridícula confesión de amor. Pero si se era sincero, no le desagradaba en absoluto.

— ¿Qué quieres hacer ahora? ¿Tienes planeado algo en específico?

— De hecho, sí. Creí que después de desayunar, podríamos dar una vuelta por el parque. Un domingo por la mañana no está tan concurrido y podríamos tomar algo de aire fresco. Lo necesito después de pasar toda la semana encerrado en esa maldita oficina.

— Es una buena idea, podríamos alimentar a los patos del estanque.

— ¿Qué somos? ¿Un par de ancianos? —Se burló Levi, mostrándole una sonrisa por primera vez en el día, lo cual alegró mucho a Erwin.

Los hombres abandonaron la cafetería con rumbo hacia el parque, que se ubicaba a unas cuantas cuadras de allí. Pero el buen humor que Levi había recuperado, se esfumaba con cada lento paso que daba, al intentar equiparar su ritmo de caminata, con el de su novio. Comprobó que Erwin caminaba muy lentamente comparado con él, y no parecía estar haciendo un mínimo esfuerzo por apresurar el paso.

Erwin simplemente intentaba disfrutar el tiempo junto a su novio, no tenía prisa por llegar y aunque era cierto que, su enorme cuerpo le dificultaba un poco la movilización, él más bien no se daba cuenta de que estaba caminando más lento de lo usual, solo porque se encontraba muy relajado y contento, de poder tener una cita con el hombre que amaba.

Para ser alguien tan grande, Erwin tenía muy buena condición, debido a que se ejercitaba mucho, pero de todas formas, eso no evitó que se encontrara realmente exhausto para el momento en el que llegaron a su destino. Por más condición física que tuviese, mover tanto peso siempre era una labor difícil, que tarde o temprano terminaba dejándolo sin aliento, sudado y con sus piernas adoloridas. Así que apenas encontró la primera banca del parque, se dejó caer sobre esta, para descansar.

— ¡Qué caminata! Déjame recuperar un poco el aliento.

— Fueron solo unas cuantas cuadras Erwin, pensé que podríamos caminar aquí.

— Levi, si me hubieses invitado a una sesión de ejercicios, no me hubiese puesto esta ropa, sino una sudadera. Además, me está doliendo un poco la pierna. Debido a mi lesión, no puedo caminar tanto, o empeorará. ¿Qué te parece si mejor vamos al lago a alimentar a las aves como un par de ancianos anticuados? Podemos conversar allá.

— Con un demonio Erwin, ¿por qué siempre tienes que tener la razón? —Se quejó molesto, ya que no tenía nada con qué refutar sus argumentos. Simplemente no podía obligar a Erwin a caminar, y menos si estaba sufriendo de dolor. Además, era cierto, la ropa que tenía no se veía muy cómoda para hacer actividad física y tampoco quería que se sudara más y terminara con mal olor, todo por obligarlo a hacer algo para lo cual no venía preparado.

Pero Levi no tuvo mucho tiempo para continuar molesto, ya que Erwin se levantó de su asiento, le sonrió cariñosamente y lo tomó de la mano, arrastrándolo hacia la parte del parque en donde se encontraba el dichoso lago de los patos. Levi sentía cómo su corazón se aceleraba, al caminar de la mano de Erwin, era su primera vez después de todo. A pesar de haberse involucrado sexualmente con muchos hombres durante toda su vida, Levi que nunca había tenido un novio verdadero, no sabía lo bien que se sentía que alguien le tomara de la mano para caminar a su lado.

La incomodidad por el lento caminar de Erwin, o por escucharlo respirar agitado, desaparecieron, ya que se encontraba más concentrado en la nueva experiencia tan agradable que estaba pasando. En ese momento, volteó a ver a Erwin, quien caminaba confiado y seguro de sí mismo, mostrando un aire muy varonil y realmente se veía apuesto a los ojos de Levi; simplemente no podía negarlo.

Llegaron al lago, compraron un poco de migajas de pan, que una amable mujer vendía, y se sentaron en la banca más cercana al agua, donde comenzaron a arrojar el alimento, hasta que los animales empezaron a acercarse para comer.

— Sabes Levi, tal vez no lo demuestro, pero, estoy muy emocionado de estar aquí contigo. Durante mi vida he tenido muchas parejas, pero tengo que confesar que jamás fui muy atento con ninguna de ellas, no lo sé, simplemente no me nacía serlo. Pero contigo es diferente, realmente deseo que seas muy feliz a mi lado.

— ¿Crees que enviar un ramo de flores y un frasco con decenas de mensajes cursis, no es suficiente demostración? Me iré preparando para el día en que comiences a demostrarlo entonces.

— Sé que no me ves como una persona atractiva, y que deseas que me convierta en alguien a quien puedas desear, por eso insistes en mi dieta y en hacer ejercicios; pero, ¿qué pasaría si no logro bajar de peso Levi? ¿Dejarías de quererme?

— Ibas muy bien Erwin, pero realmente estás arruinando el momento. ¿Sabes?  —Levi frunció el ceño y cerró sus ojos por un instante. Exhaló fuertemente y le miró fijo a los ojos —Ya que estamos hablando con la verdad, te lo diré:

«No puedo decir que te deseo en este momento, nunca he estado con una persona como tú, y tampoco me han atraído las personas con sobrepeso, jamás en toda mi vida. Pero eres todo un misterio para mí Erwin. Cada maldito día me haces sentir cosas que jamás había sentido con nadie, y eso me deja con muchas dudas. De lo único que estoy seguro, es de que no puedo contestar a esa pregunta en este momento. No estoy preparado para tomar esa decisión, pero ahora mismo, quiero que estemos juntos. No hay nada que desee más.»

— Ya veo. ¡Eso me da esperanzas!

— Eso no significa que quiera que renuncies a bajar de peso. —Sentenció, intentando parecer serio, aunque por dentro moría de vergüenza, por haber confesado todos sus sentimientos tan abiertamente.

— Lo entiendo. Aun así, estoy feliz Levi porque estar contigo, también es lo que más deseo.

Ambos hombres compartieron un momento de silencio, en el que desapareció todo ruido exterior por un instante, y únicamente se miraron fijamente el uno al otro, perdiéndose en la mirada enamorada de su contrario. Incluso, comenzaron a acercar sus rostros lentamente sin darse cuenta, pero cuando estaban ya muy cerca, un gruñido, proveniente del estómago de Erwin, rompió con la tensión del momento.

— ¿Fue ese tu estómago? ¿Tienes hambre de nuevo?

— ¡Lo siento! Tal vez la caminata me dio hambre…

— Eres un desastre Erwin… Aún faltan horas para el almuerzo, pero tampoco te puedes quedar así, ¿cierto? Supongo que tendré que ir a conseguir algo para ti…

— Una botella de agua es suficiente.

— ¿Estás seguro?

— No te preocupes, solo necesito hacerle creer a mi estómago que se está llenando, ¿cierto? Agua será más que suficiente.

Complacido con aquella respuesta, Levi corrió a la primer tienda de conveniencia que encontró, para comprar una botella de agua para su novio. Estaba bastante feliz de que Erwin estuviese realmente comprometido con su promesa de perder peso, incluso por el camino ya se estaba imaginando lo guapo que se pondría, si en ese mismo instante ya era suficientemente apuesto, incluso con su obesidad.

El resto de la mañana, la pasaron más relajados, conversando de temas más divertidos. Incluso Erwin, se aventuró tener gestos más cariñosos, tomando la mano de Levi entre las suyas, acariciando su rostro o arreglando su cabello despeinado. Hacia el mediodía, finalmente se dirigieron al centro comercial para tomar su almuerzo. Levi eligió el lugar, se trataba de un restaurante en el que servían comida común, nada de comida rápida, pero dejó que Erwin eligiera lo que quisiera y la cantidad que necesitara. Después de todo, ya se había comprometido a no meterse con su comida desde un principio y no lo estaba cumpliendo al pie de la letra.

La incomodidad regresó a Levi, al ver que Erwin se excedió con su orden y pidió dos platos fuertes distintos, además de ensalada y sopa, y se atiborró de pan antes de que llegara su pedido. Estuvo aguantando hambre por tanto tiempo, que ni siquiera pensó en mantener su fachada de estar siguiendo una dieta, y simplemente pidió todo lo que se le antojó en el momento.

Levi trató de ignorar la situación lo más que pudo, y de controlar su molestia, pero los comentarios despectivos de las personas en otra mesa, no se hicieron esperar. La pareja de la mesa de al lado, criticaban la gordura de Erwin y su manera de comer, según ellos en voz baja, pero ambos pudieron escuchar perfectamente.

Ante esa situación, Levi tuvo sentimientos encontrados una vez más: pensó en que, si Erwin fuese “normal”, no tendrían que soportar a ningún entrometido metiéndose con su peso, dándoles la razón. Si en primer lugar Erwin no comiera como si fuera su última cena, no estaría en ese grado de obesidad, así que todo era su culpa. Pero también, pensó en que no tenían derecho a meterse con su novio, no tenían por qué insultarlo. Todo era muy confuso para él, estaba molesto con Erwin y su nulo autocontrol, pero estaba más molesto con esas personas, así que se levantó, y los miró con mucho odio reflejado en sus ojos.

— ¿Y ustedes quien se creen que son, para hacer esos comentarios tan estúpidos? A él la gordura se le puede quitar con ejercicio, pero esa cara deforme que tienes, ni con cirugía plástica te la vas a poder quitar. —Se dirigió a la mujer.

— ¿Está loco? ¿Qué cree que está diciendo? —El hombre también se levantó, para enfrentarse a Levi.

— Levi, ¿qué haces? —Erwin, sorprendido y preocupado, también se levantó y le tomó del brazo, para que no fuese a pelear de verdad con aquel hombre.

—Déjame Erwin, solo les digo unas cuantas verdades. —Al zafarse del agarre de Erwin, nuevamente se dirigió hacia el hombre. — Te estoy diciendo, que esa bruja que traes es tan espantosa, que ni volviendo a nacer se le quitaría la fealdad. Aunque, tú no te quedas atrás, cuando entré por un momento pensé que me había metido en la escena de alguna película de terror.

— ¿Qué le da el derecho a insultarnos? ¡Está demente!

— ¿Creen que somos estúpidos? Pudimos escucharlos perfectamente, ¿ustedes por qué creen que pueden criticar el peso de una persona?

— Bueno, eso es diferente, su manera de comer me causa náuseas y no puedo disfrutar de mi almuerzo tranquilamente. —Se atrevió a decir el hombre.

— No vinimos aquí para presenciar un espectáculo tan desagradable. —Añadió la mujer, que había estado callada.

El enojo de Levi finalmente explotó, ya los insultos no le iban a ser suficientes, por lo que, lo siguiente que supo, era que se había abalanzado sobre el hombre, logrando asestarle un golpe, directamente en la nariz.

— ¡La rinoplastia te la hago gratis, infeliz!

— ¡Levi, basta!  — Erwin se apresuró a atrapar a Levi, inmovilizándolo.

— ¡Salvaje! Llamaré a la policía para que se lo lleven en este momento. —Gritó la mujer, mientras socorría a su pareja, quien se encontraba en el piso, retorciéndose del dolor.

— Eso no será necesario señorita, yo soy policía. —Erwin procedió a sacar su placa de su pantalón, ya que siempre la portaba, aunque fuese su día libre. Se la mostró a la mujer, y a todos los que se habían reunido para mirar la situación.

— ¿Qué ocurre aquí? ¿Qué es este escándalo en mi restaurante? —Con todo el alboroto, los empleados llamaron al dueño del local, para que interviniera.

— Lo lamentamos mucho señor. Espero que pueda disculpar los problemas causados, soy policía y me llevaré a este hombre inmediatamente.

— ¡Salgan de mi restaurante rápido! No quiero más escándalos.

— ¡No tendría escándalos, si procurara que gente corriente y maleducada no entrara! —Contestó Levi, quien se apresuró a tomar sus cosas de la mesa. —¡Vámonos Erwin, esta gente me da asco!

— Señor, nuevamente le pido una disculpa. Aquí está el dinero de la cuenta, por favor conserve el cambio.

Erwin muy consternado y Levi hirviendo en rabia, salieron del lugar, dejando a algunos atónitos, al hombre que insultó a Erwin con un terrible dolor por el golpe, y al dueño sumamente molesto. Se alejaron lo más posible, tomando asiento en una de las bancas, en otra parte del gran centro comercial en el que se encontraban.

— ¡Me hubieras dejado que le rompiera el hocico a esa bestia! — Se quejó Levi, aún muy molesto.

— Levi, estuve a punto de arrestarte allí mismo. —Erwin intentó reprenderlo, pero estalló en una carcajada al final.

— ¿Ahora qué te ocurre? ¿Por qué putas te estás riendo?

— ¡Lo siento! Es que me pareció un gesto muy tierno de tu parte. Nadie nunca me había defendido así.

— No pude soportar que dijeran esas cosas sobre ti.

— Te lo agradezco Levi, pero a mí ese tipo de comentarios, no me molestan en lo más mínimo. Las personas piensan que tienen el derecho de decidir sobre las vidas de otros, pero yo sé muy bien quien soy, y me acepto a mí mismo. Además, te tengo a ti, me amas a pesar de mi apariencia que para muchos es repulsiva. ¿Por qué habrían de preocuparme las críticas de unos extraños?

— Fueron unos idiotas, solo les di su merecido.

— Puede que así sea, pero en adelante, por favor prométeme que los vas a ignorar, igual que lo hago yo.

— Lo intentaré…

Erwin le sonrió y procedió a atraparlo entre sus brazos, apretándolo fuertemente. Levi no ese esperaba eso, y sorpresivamente para él, como la primera vez que Erwin le había tomado así de imprevisto, no le molestó. En esta ocasión, inclusive se atrevió a hundirse en el pecho de Erwin, que era suave y cálido.

— Te amo Levi, y cada día solo haces que te ame más. —Le susurró Erwin al oído.

Al escuchar esto, Levi únicamente se limitó a apretarse más hacia Erwin, incapaz de contestarle nada, puramente dejándose llenar, por ese amor tan intenso que su pareja le transmitía. En ese momento, Levi pudo olvidarse de todos los problemas, de todos los momentos incómodos y de lo que pensaba sobre el cuerpo de Erwin.

El rubio le soltó, para colocar su mano en el mentón de Levi y acercó sus labios, besándolo suavemente. Levi correspondió a ese beso, que fue muy diferente al de la ocasión anterior. El primero había sido apasionado y hasta lujurioso, en cambio este era dulce y muy tierno. Le besó lento y suave, en ocasiones con solo ligeros roces de sus labios, que hacían a Levi suspirar y buscar más.

Luego de un rato, se separaron y continuaron conversando. Poco a poco, Levi pudo regular sus emociones, que en ese momento estaban a flor de piel. Pasaron un par de horas más juntos, caminando por el centro comercial, entrando a tiendas e incluso, disfrutaron de un helado. Pero cuando ya se hizo tarde, el hechizo en el que Erwin tenía a Levi atrapado, simplemente se esfumó.

— ¿Te gustaría que fuéramos a tu casa, Levi?

— ¡No! —Exclamó rápidamente— Es decir, mi casa está hecha un desastre, no quiero que la veas así.

— Realmente no me importa, puedo ayudarte a limpiar si quieres.

— No Erwin, en otra ocasión será… — Se negó nuevamente. Levi sabía que Erwin estaba buscando pasar la noche con él, y no se sentía preparado para intentar tener sexo aún. Apenas y se había animado a tener contacto físico, que no le molestó, pero tampoco sintió deseo por él. De un abrazo o un beso, a tener relaciones, había un largo trecho y sabía que no podría hacerlo. Principalmente, pensaba en que tenía que esperar hasta que Erwin bajara de peso para intentarlo.

— Entiendo. ¿Qué te parece si vas a mi casa entonces? Podría cocinarte la cena y…

— Estoy cansado Erwin, y mañana tengo que ir muy temprano a la oficina. Lo dejaremos para después.

Erwin se resignó sin problema, ya que los argumentos de Levi le parecieron válidos y jamás sospechó que su verdadero motivo, era evitar a toda costa verse involucrado sexualmente con él. Así que ese día se fue tranquilo y satisfecho a su casa, pensando que tal vez, no iba a ser tan difícil después de todo, hacer que Levi se acostumbrara a su físico.

Lo que Erwin no se esperó, fue lo que pasó en las semanas siguientes: las salidas se hicieron más frecuentes, ya que Levi dejó de ponerle excusas. Salían prácticamente todos los fines de semana, en el día de descanso de Erwin, y en ocasiones, se encontraban para cenar. Pero Levi procuraba pedirle salir desde la mañana, así que cuando era la hora de regresar, siempre tenía algo que ir a hacer a su apartamento y nunca aceptaba la propuesta de ir a la casa de ninguno de los dos. Además, cuando cenaban juntos, siempre ponía la excusa de tener que trabajar al día siguiente, para no continuar con la velada.

Erwin, que no era nada tonto, sabía que Levi estaba evitando intencionalmente tener intimidad con él. Después de otro mes, ya el contacto físico había dejado de ser una barrera, Levi se dejaba abrazar y besar con normalidad, e inclusive le correspondía. Pero era evidente, que no quería hacer el amor con él, y ya le estaba preocupando. Erwin estaba seguro de que Levi solo estaba reacio, porque jamás había estado con alguien como él y solo pensaba que no le iba a gustar, sin siquiera haberlo intentado. Así que dejó de pedirle estar a solas, hasta encontrar una mejor manera para que Levi se arriesgara a intentarlo.

Finalmente, tuvo que resignarse a la idea de que Levi lo amaba, mas no deseaba su cuerpo y que le iba a ser difícil después de todo. Se encontraba ensimismado en esos pensamientos, cuando una idea llegó a su cabeza y la puso en acción ese mismo día.

Al salir de trabajar, se dirigió a su casa rápidamente y cambió su uniforme, por ropa más bonita. En esa ocasión, eligió una camisa blanca de cuello y sobre esta, se colocó un abrigo azul cerrado. Además, se colocó un pantalón blanco. Como toda su ropa, era elegante pero casual, y se ajustaba muy bien a su cuerpo. Las sospechas de Levi eran correctas, las tiendas no hacían ese tipo de modelos en tallas grandes, pero Erwin tenía un par de sastres que las confeccionaban a su medida, por lo que la ropa siempre le quedaba muy bien, y podía lucirla a pesar de su físico.

— Tal parece que, engañar a Levi con lo de la dieta, realmente está funcionando después de todo, creo que he perdido un poco de peso… —Se dijo a sí mismo, al notar que ese atuendo, que hacía tiempo no utilizaba, le quedaba ligeramente menos ajustado. —Estoy seguro de que Levi se pondrá feliz con la noticia.

Erwin se terminó de alistar, mientras tarareaba una canción, sumamente feliz y emocionado. Y cuando estuvo contento con su aspecto, se dirigió a esperar a que Levi saliera de la oficina, ya que su jornada había terminado mucho antes que la de su novio.

Al dar las cinco y media de la tarde, Levi salió del edificio en donde se encontraba la oficina en la que trabajaba. Su amiga Hanji le acompañaba, hablando sin parar como de costumbre, de cosas que a Levi poco le interesaban, pero que escuchaba en silencio sin emitir opinión alguna, cuando la ya muy familiar voz de Erwin, se escuchó a lo lejos.

— Levi, ¡eh Levi! ¡Por acá!

Tanto Hanji como Levi, se voltearon para buscar al dueño de aquella voz. La mujer curiosa y el hombre totalmente horrorizado, al ver cómo su obeso novio, el cual estuvo ocultando por dos meses completos, se aparecía así sin más, ante la persona que menos quería que lo viera.

— ¡Hola Levi! Quise darte una sorpresa, espero no estar interrumpiendo nada importante. —Pronunció el rubio, mientras le sonreía alegremente, haciendo que se pronunciaran más sus grandes mejillas, que se encontraban rojas, por el cansancio de la pequeña carrera que dio para alcanzar a Levi.

— ¿Quién es él Levi? ¿Un amigo tuyo? —Interrogó Hanji, quien no había caído en cuenta de que se trataba del mismo hombre, del que Levi tantas veces le alardeó.

¿Ahora qué iba a hacer? Se preguntaba Levi, ya que se le había caído totalmente su mentira.

Continuará…

 

Notas finales:

Perdón, este me salió el doble de largo que los demás, pero tampoco le vi mucho sentido a cortarlo.

Como este cuenta por dos, el próximo no lo subiré sino hasta el próximo sábado.

¡Ojalá lo sigan disfrutando! Este capítulo también fue divertido de escribir y siempre es divertido hacer sufrir al enano xD


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