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Beyond por Izuspp

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VII. Verdades y más dificultades

Levi se encontraba enmudecido y paralizado, tanto Hanji como Erwin le observaban, sin entender qué pasaba. Así que, tras aquel silencio incómodo, Erwin decidió presentarse por sí mismo.

— Mi nombre es Erwin Smith. Tú debes ser Hanji, Levi me ha hablado mucho sobre ti. ¡Estoy muy feliz de conocerte finalmente! — Dijo mientras extendía su mano hacia la mujer, sonriéndole amigablemente.

— ¿Erwin Smith? ¿El novio de Levi? ¿El Erwin de la aplicación de citas? — Interrogó atónita, ya que el hombre que se le presentaba, no calzaba con la imagen que tenía de la pareja de Levi.

— El mismo.

— ¡Oh! ¡OH! ¡Es un placer, Erwin! Le había estado pidiendo a Levi que nos presentara hace tiempo. —Finalmente tomó su mano y la sacudió de arriba abajo, repetida y rápidamente.

— Disculpa a Levi, en realidad no nos hemos visto mucho en persona, por lo que tenemos que aprovechar al máximo nuestras citas. Pero podemos planear alguna actividad uno de estos días. Amaría poder conocerte mejor, cualquier amigo de Levi, es mi amigo.

— ¡Claro! Puedes venir a cenar a mi casa, a mi esposo le encantará conocerte. Hemos hablado mucho sobre ti y cómo has influido positivamente en la actitud de Levi.

— ¿En serio? ¿Algo así pasó?

— ¡Ni te imaginas! Hubieses visto a este tonto antes, siempre con su cara de estreñimiento. Pero ahora se le nota el amor en el rostro. ¿No es así Levi? — Habían estado hablando de Levi, como si no se encontrara allí, y el hombre tampoco había reaccionado para intervenir, ya que con cada palabra que ambos decían, sentía que se hundía más.

— ¡Basta de tonterías Hanji! —Finalmente se quejó, para proceder a tomar a Erwin del brazo— Erwin, vámonos de acá. Tú y yo tenemos que hablar.

— ¡Eh! ¿Pero por qué? Si apenas acaba de llegar Erwin, quiero hablar más con él.

— No te preocupes Hanji, prometo que convenceré a Levi, para que acepte tu invitación a comer con tu esposo. Por ahora nos despedimos. —Respondió Erwin amable y pacientemente.

— ¡Es una promesa! Y que estés muy bien Erwin, te encargo a mi enanito.

Levi haló a Erwin, dirigiéndose a la dirección contraria a la que Hanji tomaría para ir a su casa. Ni siquiera tuvo consideración en caminar lento, obligando a Erwin a correr prácticamente. Cuando llegaron a un lugar bastante alejado, Levi le soltó, mirándolo con profundo enojo y resentimiento, el cual se acrecentó, al solo ver cómo Erwin se encontraba luchando por recuperar el aliento con esa caminata tan corta.

— ¿Qué… ocurre…? ¿Levi?... ¿Por… qué… la… prisa? —Interrogó Erwin a como pudo, con su agitada respiración.

— ¡Eso te pregunto a ti! ¿Por qué pensaste que era buena idea presentarte de improviso en mi oficina?

Erwin no entendía qué pasaba, se quedó callado mientras terminaba de regular su respiración y repasaba rápidamente en su mente, cuál podría ser la causa de la molestia de Levi. Nunca lo había visto tan enfadado con él, normalmente se le veía fastidiado o incómodo, pero esta vez, era evidente que aquella visita sorpresa le había afectado.

—  Pensé en recogerte en tu trabajo y llevarte a casa, para cocinarte la cena. Compré un buen vino y quería prepararte la receta del otro día, la que dijiste que te gustaría probar…

— ¡Tenías que haberme avisado Erwin! No puedes simplemente aparecerte de la nada. —Continuó menos exaltado, pero aun demostrando que seguía molesto.

— Disculpa Levi, creí que iba a ser una bonita sorpresa para ti, jamás me imaginé que iba a causarte inconvenientes. Pero, ¿podrías aclararme, cuál es el problema? —Interrogó confundido— Por tu reacción veo que hice algo indebido, pero si no me dices qué fue, no podré evitar que se repita.

En ese momento, Levi realmente deseó que, de ser posible, apareciera un gigante de la nada y se lo comiera; así no tendría que enfrentar esa situación. Como fue demasiado impulsivo, no se detuvo a pensar en ningún momento, que al reaccionar así, se le iba a caer su mentira con Erwin también. Ya suficiente era, saber que al día siguiente tendría que escuchar el sermón de Hanji, al haberse enterado de que Erwin no era un sensual y musculoso policía. Sino que también, tendría que decirle a Erwin que lo había estado escondiendo de ella todo ese tiempo, porque se avergonzaba de él.

Levi agachó la cabeza y chasqueó la lengua en señal de frustración. ¿Cómo iba a ser capaz de confesarle semejante cosa a Erwin? Estaba seguro de que eso lo lastimaría profundamente, y por nada del mundo quería hacerlo. Ya pudiendo pensarlo bien, prefería escuchar mil sermones de Hanji, que herir a Erwin.

— ¿Levi? ¿Qué ocurre?

— Era una sorpresa…

 — ¿Qué? Disculpa Levi, no te entiendo.

— Quería planear algo especial, pero arruinaste mi sorpresa Erwin. —Como por un golpe de suerte, a Levi se le ocurrió otra mentira, con la cual podría salir de ese problema, al menos temporalmente— Hanji es mi única amiga y tú eres mi primer novio, quería que se conocieran en una mejor situación, no así.

— ¡Oh! ¡Lo lamento Levi! Jamás me imaginé que fuese eso.

— ¡No! No tienes la culpa, fui yo el que reaccionó de manera exagerada. Soy un gran imbécil… —Admitió, avergonzado hasta la médula.

— De ninguna manera, soy yo quien tiene que disculparse. Parece que después de todo, traicioné tu confianza Levi, por un momento pensé que te avergonzabas de presentarme con ella. —Confesó Erwin, igual de apenado que su pareja y totalmente ignorante, de que había leído correctamente la situación.

Levi se sintió como el bastardo más miserable del universo en ese momento, apretó los puños con fuerza y se mordió el labio, intentando que la verdad no saliera de su boca. Le dolía mentirle a Erwin, pero por sobre todas las cosas, no quería herirlo con la realidad. Así que dejando salir un largo suspiro, recuperó el temple y por primera vez, se acercó a Erwin por iniciativa propia, para abrazarse a su cuerpo.

— Lamento la manera en la que me comporté, fui el más grande idiota. —Dicho eso, soltó el abrazo, para tomar la mano de Erwin— ¿Qué te hace falta para cocinar tu receta? ¿Vamos al supermercado juntos?

Mucho más tranquilo, y sumamente contento por las muestras de cariño de Levi, Erwin apretó su mano y emprendieron camino al supermercado más cercano. Allí adquirieron los ingredientes necesarios para preparar el platillo, que Erwin con tanto entusiasmo deseaba cocinar para su amado Levi. Partieron rumbo a la casa de Erwin, por un lado, el rubio con la felicidad aumentando a cada segundo y por el otro, Levi sintiéndose cada vez más culpable y miserable.

A Levi le sorprendió que su novio viviera en una casa grande, que si bien no era lujosa, sabía que Erwin debía tener un salario bastante alto, para poder vivir en un lugar así. Se encontró pensando en que, su pareja realmente era una persona muy impresionante. Lograr grandes cosas, siendo soltero y tan joven, era digno de admirar. Él mismo, apenas podía pagar su pequeño apartamento, con su salario de oficinista, y le sobraba lo justo para vivir cómodamente, pero sin excesos.

— Sé que eres muy exigente con la limpieza, y la verdad no me tomé el tiempo para arreglar la casa adecuadamente, así que te pido disculpas por el desorden, pero espero que te sientas cómodo.

— Pensé que estaría más sucio… —Dijo Levi, pasando su dedo por una repisa y verificando que en realidad, no había mota de polvo alguna. Sonrió de medio lado con satisfacción, al analizar su alrededor rápidamente con la vista, comprobando que todo estaba en su lugar y no había rastro de suciedad— Tu nivel de limpieza es bastante aceptable.

Erwin le indicó que podía sentarse en uno de los bancos de la cocina, mientras esperaba que preparara la cena. Levi hizo a como se le indicó, acomodándose para observar a su novio cocinar. Se sorprendió también de lo habilidoso que resultó ser, aunque ya muchas veces había visto fotografías de sus recetas, era la primera vez que lo veía “en acción”, y él mismo, precisamente era muy mal cocinero, así que las destrezas de Erwin en la cocina, le resultaron extraordinarias.

Levi se encontraba absorto observando a su novio, a la vez que cavilaba acerca de lo recientemente sucedido. Mirando la felicidad con la que Erwin cocinaba, recordando lo feliz que era al comer cosas deliciosas, y lo poco que le importaba su peso; pensó en que iba a ser muy difícil que llegara a rebajar algo, y menos todo lo que él esperaba que perdiera. Si lo examinaba bien, estaba seguro que desde que se conocieron, no había rebajado nada. Pensó en que todos los problemas y situaciones incómodas iban a continuar, pero más que todo, entendió que más temprano que tarde, iba a tener que revelarle todas las verdades que tenía guardadas.

— ¡Está todo listo! Solo me queda poner la mesa, en unos segundos te serviré. —Le indicó el rubio, haciéndolo volver a la realidad de sus pensamientos.

— Déjame, lo haré yo.

— ¡De ninguna manera! Es la primera vez que vienes a mi casa, así que no vas a mover ni un solo dedo para trabajar. Quiero atenderte Levi.

El hombre más bajo suspiró resignado, pero a la vez halagado. Jamás en su vida imaginó, que iba a tener a su lado a una persona que lo iba a amar y cuidar tanto, como lo hacía Erwin. Eso le hacía sentir muy bien, pero también, acrecentaba la culpa que se arremolinaba peligrosamente en su interior.

Erwin procedió a servir la cena, el vino, e incluso encendió unas cuantas velas, acompañando el ambiente con una música suave, que puso en su reproductor. Ambos comieron tranquilamente, y Levi se deshizo en cumplidos para la buena cuchara de su novio. Aunque la incomodidad de verlo repetir porción, no la pudo hacer a un lado.

Levi realmente odiaba esa situación. Pasar de la extrema felicidad a la molestia, del profundo amor, al disgusto, de amar a Erwin con locura, a desear con todas sus fuerzas que se convirtiera en alguien totalmente distinto de quien tenía al frente; era muy agotador para él. ¿Por qué no podía tenerlo todo? ¿Por qué no podía estar conforme, con la maravillosa persona que había tenido la dicha de encontrar? ¿Por qué no podía simplemente aceptar a Erwin, así como era?

Luego de comer, decidieron que verían una película juntos, así que se sentaron en el cómodo sofá de la sala. Erwin no tardó en acercar a Levi hacia sí mismo, para que este se recostara sobre él. Si bien a Levi no le desagradó esa situación, y se sintió amado y protegido, mientras estaba abrazado por su novio; también se encontró deseando que toda aquella gordura, se convirtiera en firmes músculos. Pensó que en una situación así, con algún hombre de su gusto, ya estaría devorándolo salvajemente, arrancándole la ropa y moviendo sus manos por todo su cuerpo. Pero con Erwin, no sentía deseo alguno.

Como si le hubiese estado leyendo la mente, Erwin buscó primero besarlo. Lo hizo lentamente, con mucho cariño como otras veces, pero en esta ocasión, aprovechó para comenzar a acariciar a Levi. Deslizó su mano sobre el delgado muslo de su pareja, para subir a su estrecha cintura, y atreverse a masajear su pecho por sobre la tela de su camisa. Seguidamente, sin dejar de besarlo, ahora con más pasión, a como pudo deshizo el nudo de su corbata y comenzó a desabotonar su camisa.

Todo eso pasaba en completo silencio, y Levi no sabía cómo reaccionar. Con sus ojos cerrados, solo podía sentir a un hombre que lo deseaba muchísimo, mientras le desvestía y le acariciaba con lujuria. Pero si se atrevía a tocarlo, podía sentir aquella flacidez de sus brazos, los abultados pechos y sobre todo, la enorme barriga que se interponía entre ambos. Aún con los ojos cerrados, intentando imaginarse a otro hombre, lo que percibía con su tacto, le arruinaba la ilusión que intentaba formar en su cabeza.

Erwin procedió a besar a Levi por el cuello, bajando hasta el pecho, que ya estaba al descubierto, dando pequeños besos y comenzando a lamerlo lentamente. La situación estaba mejorando, ya que con esa acción, Levi se había podido relajar un poco; pero Erwin cometió el error de separarse, para quitarse su propia ropa. Se deshizo primero del abrigo que llevaba, pero cuando comenzó a desabrochar su camisa, horrorizado, Levi le tomó de ambas manos, para detenerlo.

— ¡Espera Erwin!

— ¿Qué ocurre? —Interrogó Erwin, sorprendido y confundido, ya que según él, estaban pasando un buen momento.

— No puedo hacer esto, no ahora. —Levi no se atrevió a mirarlo fijamente, sino que agachó la cabeza, cayendo en cuenta de que tenía a su novio, sujetado por las muñecas fuertemente.

— ¿Por qué no? ¿Estás muy lleno? ¿Te sientes incómodo en el sofá? Podemos esperar un rato e ir a la cama si lo prefieres.

— No es eso, simplemente, no quiero. No quiero tener sexo ahora Erwin.

— ¿No quieres tener sexo ahora, o no quieres tener sexo conmigo? —Erwin entendió la situación a la perfección. De todo lo que Levi le había contado sobre su pasado, sabía que había tenido una vida sexual sumamente activa, hasta pocos meses antes de conocerlo. Y como ya tenía mucho tiempo sin tener relaciones, pensaba que estaría ansioso por hacerlo. Su renuencia únicamente podía deberse, a que no quería hacer el amor con él precisamente.

— Lo lamento… —Admitió Levi, volviendo a desviar su mirada, y agradeciendo que Erwin era lo suficientemente perspicaz, como para leer la situación; así él no tendría que decírselo directamente.

— ¿Qué es lo que te incomoda de mí Levi? Tal vez, podría intentar cambiar algo, podríamos comenzar por hacerlo sin luz y…

— ¡Es que no te deseo! —Antes de que el rubio continuara con ese deprimente intento por hacer que las cosas entre ellos funcionaran, Levi se atrevió finalmente a mirarlo a los ojos y soltarle la dura verdad así sin más— No puedo tener sexo contigo, porque tu cuerpo no me genera placer. No quiero tocarte, ni deseo hacerte cosas sucias. Lo lamento Erwin, no quiero ser tan cruel, pero tampoco quiero que sigas avergonzándote a ti mismo.

— ¿Avergonzarme? —Por primera vez, Levi vio como la molestia se apoderaba de Erwin. El rubio frunció el ceño profundamente, y la mueca de disgusto en su rostro, fue suficiente para entender, que aquellas palabras le habían molestado muchísimo. — ¿Crees que siento vergüenza al querer demostrarte que te amo? ¿Crees que me apena intentar que podamos hacer el amor finalmente? ¡Te equivocas, Levi!

— ¡No quise decir eso! Es solo que…

— ¡Detente Levi! No intentes deshacer lo que está hecho. No soy ningún jovencito frágil, al que puedas herir fácilmente. Desde el inicio tu disgusto hacia mi cuerpo ha sido evidente. —Pronunció Erwin seriamente, y cada palabra hacía que Levi sintiera, como si una daga se clavara en su corazón— Pensé que con el tiempo y el contacto físico que hemos tenido, te habías logrado acostumbrar a mí, o que el amor que sientes era suficiente. Pero también puedo entender que, a fin de cuentas, siempre has estado esperando a que baje de peso y vuelva a ser atlético.

— Eso no es del todo cierto, tal vez sí esperaba que rebajaras un par de decenas de kilos. Erwin, tienes que admitir que eres demasiado grande, y no puedes esperar a que mágicamente, mis gustos cambien. Pero cuando decidí estar contigo, lo hice sabiendo que jamás volverías a ser como en tus fotografías. Solo que, no esperé que quisieras acostarte conmigo tan pronto…

— ¿Tan pronto? Levi, llevamos nueve meses saliendo y dos desde que tuvimos nuestra primera cita. Muchas veces me has contado que te has acostado con hombres que conociste esa misma noche en un bar. —Levi no tenía manera de negar esa realidad, así que solo calló, desviando nuevamente su mirada, sin saber qué decir— Dime Levi, ¿has estado saliendo conmigo, solo por lástima o para evitar rechazarme?

— ¡¿Qué?! —Levi reaccionó alarmado, y nuevamente le miró directo a los ojos con mucha seriedad— ¿Por qué clase de cretino me tomas? ¿Crees que perdería mi tiempo contigo solo por lástima? ¿Crees que sería capaz de jugar con tus sentimientos?

— Tus acciones no me demuestran lo contrario.

— ¡Déjate de estupideces Erwin! No voy a permitir que te llenes la cabeza de mierda. —Casi le gritó, indignado— ¿Es porque no te he dicho que te amo? ¿Es porque no me la paso abrazado a ti?

Ofuscado y desesperado por no herir más a Erwin, Levi se lanzó sobre él, abrazándolo con fuerza.

— ¡Te amo Erwin! Eres el único al que he amado en toda mi maldita vida. Jamás nadie me ha hecho sentir como tú lo haces, jamás he deseado estar con nadie, tanto como deseo estar contigo.

— Levi… —Erwin se serenó, y correspondió el abrazo de Levi, acariciando su cabeza.

— Entiende Erwin, necesito que pongas a trabajar tu cerebro y te grabes muy bien esto: Te amo, y quiero seguir amándote siempre.

— Pero no me deseas… — Dijo en un susurro. Erwin besó la cabeza de Levi, y lo apretó contra su cuerpo, antes de deshacer el abrazo. Se levantó y comenzó a colocarse su abrigo de nuevo.

— No por ahora… pero en el futuro…

— Lo entiendo Levi. No te preocupes por intentar darme más explicaciones, por ahora solo quisiera estar solo.

Levi comenzó a abotonar su camisa en silencio. La situación se volvió sumamente incómoda, y sentía que había arruinado todo horriblemente. ¿Pero qué más podía hacer? Incluso había sido lo suficientemente valiente para decirle a Erwin que lo amaba. ¿Qué más quería de él?

Terminó de arreglar su ropa y Erwin lo acompañó en silencio hasta la puerta. Una vez allí, Levi, que estaba sumamente inquieto, se acercó a él y tomó su rostro con ambas manos, para que bajara a su altura y poder besarlo levemente en los labios.

— Te llamaré mañana.

— Cuídate Levi, y que descanses…

Pero esa noche, Levi no descansó. Repasaba una y otra vez lo sucedido, maldiciéndose a sí mismo por haber sido tan indolente con su pareja. Sabía que tenía que decirle la verdad, no podía soportar engañarlo por más tiempo, pero haberlo hecho de una manera tan insensible, lo torturó toda la noche; mucho más sabiendo que Erwin debía estar pasándolo peor que él. No sabía qué iba a pasar más adelante, pero estaba seguro, de que no iba a ser fácil recuperar todo lo que había perdido con Erwin.

Algo se había roto esa noche, y si iba a poder repararse, era incierto en ese momento.


Al día siguiente, Levi llegó a la oficina, con un terrible dolor de cabeza. Por un lado, el no haber podido descansar nada y tener que ir a trabajar; y por otro, saber que tendría que enfrentar a Hanji y sus probables burlas.

Al llegar a su escritorio, notó que la mujer aún no estaba, así que pensó que podría librarse de que lo abordara apenas comenzando el día, pero se había equivocado rotundamente. No se había terminado de sentar, cuando la mujer se apareció como de la nada, con su usual algarabía.

— ¡Levi! ¡Tenemos tanto de qué hablar!

— ¡Maldita sea Hanji! Si no me mata la migraña, lo harán esos alaridos de animal en celo que salen de tu bocaza.

— ¿Dolor de cabeza? Pues tómate un analgésico enano, porque no te vas a salvar de esta, poniendo esa excusa tan poco creíble.

Levi la miró con un profundo odio reflejado en sus ojos, mas tuvo que resignarse y luego de exhalar profundamente, se rindió a su inevitable destino.

— Suelta lo que tengas que decir de una vez, estoy preparado.

— ¡Erwin es todo lo que me dijiste que era!

— Espera, ¿qué?

— Sí, aunque no hablamos mucho, con esa poca interacción, pude comprobar que no mentías: Es educado, muy amable, alto y fornido, apuesto y se viste muy bien. Además, se nota a leguas de distancia, que está profundamente enamorado de ti. Esta vez sí te ganaste la lotería, querido amigo.

Levi no se esperaba esa reacción por parte de su amiga, ¿dónde estaban los “te lo dije”? ¿Y las burlas hacia la obesidad de su novio? ¿Dónde estaban los reclamos por haber mentido con respecto a él?

— ¿Estás segura de que esos lentes funcionan? Creo que tienes que hacerte revisar la vista de nuevo, Hanji.

— Mis lentes están muy bien, son nuevos de hecho, ¿qué no te lo dije la semana pasada?

— ¿Entonces qué putas esperas para…?

— ¿Qué? ¿Te refieres a que Erwin no es el chico musculoso que me mostraste?  —Hanji no era ignorante de lo que Levi trataba de decirle, más bien, entendía la situación a la perfección:

Desde que vio a Erwin, supo que Levi se había enamorado de verdad, finalmente comprendió el nivel de amor que su amigo sentía por ese hombre. Pero también entendió, que el hecho de que Levi lo estuviese ocultando por tanto tiempo, se debía a la vergüenza que le provocaba admitir, que cuando el amor verdadero llegaba, no había cuerpo perfecto que lo derrotara.

Complacida de como habían salido las cosas con la relación de su amigo, ella jamás se arriesgaría a hacer burla de la situación. Por el contrario, pensaba ser lo más solidaria y ayudarle a Levi a entender que no tenía que avergonzarse del hombre al que había escogido como su pareja, y que más bien, debía sentirse afortunado, porque era una maravillosa persona.

— ¡Vamos cuatro-ojos! El tipo es un completo puerco, ¡puedes decirlo!

— ¡Levi! —Hanji, cambiando su expresión amigable de siempre, por una de total desagrado, dio un manotazo sobre el escritorio de Levi, que hizo que otros de sus compañeros voltearan a ver conmocionados— ¿Qué te da el derecho de expresarte así de él? ¿Es eso lo que piensas de tu novio?

— No lo pienso yo, lo pensaría cualquiera que lo viera. No tienes que hacerte la tonta, sé que también lo crees así.

— Pues te equivocas Levi, y me decepciona mucho tu actitud. —Sentenció seriamente— Hasta hace un minuto, estaba muy feliz por ti, pensé que habías encontrado a alguien que finalmente te hiciera feliz. Pero ahora me pregunto si realmente te lo mereces. Erwin es un hombre excepcional, no hay que conocerlo mucho para darse cuenta de ello, y aun así, te atreves a hablar de él de una manera tan despectiva.

— ¡No! No es así… —Levi estaba sumamente impactado, por las directas e indiscutibles palabras de su amiga, que le cayeron como un balde de agua fría.

— ¿Ah no?

— ¿A quién quiero engañar? ¡Maldita sea! —Se retractó— Odio admitirlo, pero tienes toda la razón. Soy una mierda, y no creo merecer a Erwin, él debería estar con alguien mejor que yo, cualquiera lo sería en todo caso…

Viendo que su amigo al fin lo entendía, Hanji recuperó su semblante relajado y tomó asiento frente al escritorio de Levi, para conversar con él más tranquilamente.

Avergonzado, Levi le relató toda la verdad, sin omitir detalle alguno, desde que conoció a Erwin en persona, hasta lo sucedido la noche anterior. Finalmente, tragándose todo su orgullo y admitiendo ante Hanji, que había estado equivocado todo ese tiempo, le pidió su consejo, ya que no se creía capaz de salir victorioso de aquella situación.

— No quiero dejarlo Hanji, pero tampoco sé cómo remediar la soberana estupidez que cometí anoche.

— Pues yo tampoco puedo darte la respuesta Levi.

— ¡Inútil! ¿Entonces para qué te conté toda la historia, si no me vas a ayudar?

— Lo que tienes que hacer, es hablarlo con Erwin. Pero tienes que dejar de mentirle, dile la verdad, dile que lo estás intentando, pero que necesitas tiempo. —Le aconsejó sabiamente— Sé que él lo entenderá, si ya es capaz de ser tu novio, es porque definitivamente es bastante tolerante. —Añadió entre risas.

A pesar de las burlas, Levi sabía que Hanji tenía toda la razón, si quería conservar su relación con Erwin, y comenzar a trabajar en ella sin mentiras de por medio, tenía que hablar seriamente con él y serle lo más sincero posible. Ese día, a la hora del almuerzo, Levi llamó a Erwin, sin embargo, este no le contestó, por lo que procedió a enviarle un mensaje de texto:

“Necesito que hablemos Erwin, ¿podrías contestarme?”

“Ahora estoy ocupado, hablaremos luego Levi.” Fue lo que obtuvo en respuesta.

Levi pensó que no tenía nada de raro, que Erwin no pudiese hablar en ese momento, así que decidió probar suerte por la noche. Pero Erwin tampoco le contestó la llamada, lo que hizo que comenzara a preocuparse, ya que era evidente que estaba evitándolo adrede.

“Erwin, ¿por qué no contestas?”

Esa vez, Levi ni siquiera obtuvo respuesta a su mensaje, por lo que pasó otra noche en vela, inquieto y pensando en cómo podría solucionar ese problema. Erwin era sumamente maduro, si estaba evitando hablar con él, era porque realmente le había herido. A Levi se le helaron hasta los huesos, de solo pensar que Erwin estuviera considerando acabar con su relación.

Afortunadamente, cuando se despertó al día siguiente, Erwin le había contestado que se había dormido temprano y por eso no había podido contestar a su mensaje en el momento en el que se lo envió. Queriendo darle el beneficio de la duda, pero también intentando no hostigarlo, Levi decidió únicamente decirle que no se preocupase y le deseó un feliz día.

Levi pensó, que cuando viese que no estaba intentando obligarlo a conversar, Erwin por iniciativa propia, intentaría contactarlo. Y conforme pasaban las horas del día, se desesperaba más y más, al ver que el rubio no le llamaba, ni le enviaba ningún mensaje. Ni siquiera pudo concentrarse en su trabajo, y cometió tantos errores, que se ganó una reprimenda por parte de su jefe.

Por la noche, Levi no lo resistió más y decidió llamarlo de nuevo, pero como la vez anterior, no le contestó.

“Erwin, suficiente de ignorarme. ¿Qué eres? ¿Un niño?”

Pero la respuesta no llegó, así que Levi, tomó la decisión de ir a encarar a Erwin directamente. Al día siguiente, se reportó enfermo en la oficina, y dedicó toda la mañana a planear qué haría cuando viese a Erwin. Pensó en que, si quería que las cosas funcionasen, debía controlarse y no atacarlo. Levi practicó varias veces un discurso, en el que le pedía disculpas a Erwin por su reprobable comportamiento, y también le pedía una oportunidad de enmendar sus errores.

Levi se arregló lo más apuesto posible y pasó a una pastelería, en donde compró un delicioso postre que sabía que le gustaría a Erwin. Además, adquirió un ramo de crisantemos blancos y violetas, siguiendo el mismo juego de Erwin, cuando le envió aquel ramo de flores. Pero esta vez, las suyas tenían un significado diferente: el insoportable dolor ante la idea de perderlo.

Satisfecho con sus obsequios, y con una actitud positiva, que según Hanji, era muy importante para lograr que Erwin lo perdonara, Levi llegó a la estación de policía y le indicó a la recepcionista, que necesitaba hablar urgentemente con Erwin, el jefe del departamento.

— ¿Podría decirme quién lo busca? Necesito anunciarlo.

— ¡Espere! —Levi no podía creer lo que estaba a punto de hacer, pero todo valía, con tal de evitar perder a Erwin— Tengo que pedirle un favor, quisiera verlo, pero que él no sepa que estoy aquí.

— ¿Es usted Levi? —Interrogó la recepcionista de la policía, ante un más que sorprendido Levi, que no entendía por qué aquella extraña, lo reconoció.

— ¿Nos conocemos de alguna parte?

— ¡Para nada! O al menos usted no me conoce a mí señor Ackerman. —La mujer rio levemente— El jefe nos ha comentado mucho sobre usted. Desde que tienen una relación, se le ve mucho más contento. Todos en el departamento lo hemos notado, y él nunca ha tenido problemas en platicarnos acerca de su noviazgo. ¡Ya veo que todo lo que nos contaba era cierto!

— ¿Qué les dijo exactamente?

— Pues, dijo que usted era muy apuesto. También que era serio, pero que en el fondo, podía ser muy cariñoso y que únicamente le costaba expresar sus sentimientos, sin embargo, cuando lo hacía, era muy significativo. Supongo que esos obsequios son para él, así que veo que tenía razón. Solo un hombre detallista y enamorado, se tomaría el tiempo de ir hasta el trabajo de su pareja, para darle personalmente un ramo de flores.

— Ah sí… —Levi no cabía en sí del asombro y la vergüenza. Erwin estaba idealizándolo totalmente o mentía sobre él frente a los demás, para no tener que admitir que se había enamorado de un patán. Aunque luego, consideró la idea de que en realidad, así se veía a los ojos de Erwin y que el hombre se enorgullecía de hablar sobre él, con sus compañeros y subordinados, lo cual le hizo sentirse más culpable.

—De acuerdo, sé que el jefe se pondrá a la mar de contento con su visita. Si sigue por este pasillo, encontrará su oficina. —La mujer le señaló el camino— Llegue hasta el fondo y anúnciese con su secretaria, en este momento la llamaré, para que esté al tanto de su llegada.

Levi caminó lentamente por el pasillo que le indicó la recepcionista, poniéndose nervioso con cada paso que daba. Ese era un momento decisivo, tenía que cuidar muy bien sus palabras, para no echar a perder su relación, y debía esforzarse y tragarse su orgullo, para que Erwin le escuchara y le diera la oportunidad de redimirse de sus acciones.

No había llegado al escritorio de la secretaria, cuando la mujer ya le estaba haciendo señas para que se acercara. Se encontraba muy entusiasmada y sonreía abiertamente. Levi suspiró molesto y se dirigió hacia ella, pensando en lo fastidiosas y entrometidas que resultaron las mujeres de esa estación, aunque les debía mucho, por haberle hecho el favor de no decirle nada a Erwin.

— Señor Ackerman, ya me aseguré de que el jefe está libre, así que puede entrar sin problema. ¡Mucha suerte! —Le dijo la mujer con emoción.

—Sí… gracias… —Levi se acercó a la puerta, hizo una pausa de unos segundos y entró.

— ¿Levi? ¿Qué haces aquí? —Interrogó Erwin, atónito por la inesperada aparición de Levi, en la puerta de su oficina.

— Disculpa que tuve que recurrir a esto Erwin, pero es mi último recurso. Yo… —Levi no se había atrevido a ver a Erwin directamente, hasta que no se aseguró de cerrar la puerta y caminar un par de pasos hacia su escritorio. Pero cuando finalmente levantó la vista para mirarlo, lo que sus ojos se encontraron lo hizo enfurecer. —¡¿Qué es esto Erwin?! ¿Qué se supone que estás haciendo?

— Levi, yo… yo solo…

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

No puedo evitar que los capítulos me salgan largos ahora lol. Según yo iban a ser de dos mil palabras cada uno y los últimos me salieron de cinco mil y algo… En fin, como les comentaba en la página, para quienes me siguen allá, este fic es lo más realista que he escrito en toda mi vida de ficker, y en este, también estoy poniendo situaciones similares a experiencias propias o de gente que conozco en la vida real, por lo que, es un poco pesado de escribir. Pero la verdad me gusta como está quedando y me emocioné tanto, que logré escribir el capítulo en unas cuantas horas.

Además, ya tengo bastante adelantado el resto del fic, así que voy a poder continuar actualizando regularmente, a pesar de ya tener menos tiempo por haber entrado a clases.

En fin, espero que les esté gustando y me hagan saber sus opiniones. De verdad se los agradecería si pudieran decirme qué les está pareciendo la historia.


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