V
Casi al mediodía, Park Seongha recibió un paquete a su nombre.
En realidad, no era extraño que recibiera correspondencia allí, después de todo, pasaba casi todo el día en el edificio de la Asociación. Sin embargo, no estaba para nada acostumbrado a recibir esa clase de correspondencia. Además, ¿cómo era posible que aquel supiera sobre esto? Las personas que tenían conocimiento del hecho en cuestión eran demasiado pocas y la información en sí demasiado irrelevante como para considerarla siquiera, por ello nunca le prestaba atención. El suceso pasaba sin pena ni gloria, y estaba bien así.
¿Cómo diablos Goo Inhyuk se había enterado?
La mano derecha de Yoo Jiyoung, Goo Inhyuk, le agradaba bastante. A decir verdad, en la actualidad, sostenían una relación bastante amistosa. Incluso a veces se reunían a tomar alguna cerveza cuando sus tiempos libres coincidían (los que muy pocos tenían), pero nunca le había revelado dicha información. Así que, ¿cómo se había enterado?
La caja de tamaño mediano, sin envoltorio, de hecho para nada llamativa más que por el mensaje que traía en un sobre aparte, había permanecido el resto de la tarde apostada en una esquina de su lugar de trabajo; la carta, muy profundo dentro del bolsillo de su pantalón. Sus hombres pasaban junto a ella y de vez en cuando le echaban una mirada cautelosa, pero ninguno le dijo nada al respecto.
Cuando la noche llegó y la mayoría de sus hombres se había retirado a descansar o a realizar sus turnos de vigilancia, Seongha se vio tentado a averiguar qué contenía aquella caja. Se deslizó sobre el asiento de cuero de su silla y levantó la caja con excesivo cuidado. No le complacía del todo la idea, pero tampoco le agradaba pensar que podría tratarse de algo sumamente delicado o valioso que pudiera romperse si no tomaba las precauciones pertinentes. De hecho, su contenido no debía ser la gran cosa ya que la caja prácticamente no pesaba nada.
Seongha tomó una navaja del interior de su traje y cortó la cinta de embalar que sellaba los pliegues de cartón. El brillo blanco de los fragmentos del relleno para embalaje fue lo primero que notó. Levantó una ceja mientras sopesaba si debía tirar el contenido sobre el suelo por seguridad o si estaba bien meter la mano dentro. Goo Inhyuk no le enviaría algo que pudiera poner en riesgo la alianza entre Shinhwa y la Asociación, de eso estaba completamente seguro. Así que, descartando la idea de un posible atentado en su contra o de la Asociación, hundió la mano dentro del relleno para embalaje, sintiendo los pequeños objetos abrirle el paso con total libertad.
Pronto su mano alcanzó a reconocer el tacto de algo peludo y suave. No era grande, ni siquiera alcanzaba a cubrir el tamaño total de la mediana caja, y, sin embargo, mientras más lo tocaba, más venía a él la idea de que reconocía al menos de qué podría tratarse. Y se preguntó qué clase de broma le estaría jugando Goo Inhyuk.
Con la mano libre buscó el sobre dentro de su bolsillo y retiró la otra para abrirlo.
«Que tengas un feliz e increíble cumpleaños, Seongha. Sé que mi regalo te encantará». Y algunos stickers de gatitos por doquier en la fulana carta. «Reunámonos a tomar algo cuando podamos. Chao~»
Debía ser una broma.
Curioso a más no poder, metió la mano dentro de la caja y extrajo el peludo objeto de su interior.
¡¡¡JODERMIERDA!!!
Había gritado. Lo hizo tan fuerte que incluso uno de los hombres que hacían patrulla apareció tras él al instante.
—¡Señor! ¡¿Se encuentra bien?!
Seongha sentía la cara completamente roja, tan caliente que fácilmente podría freír un huevo en cada mejilla. Por la reacción incontrolable (¿En un Despertado con sus habilidades, en serio?), había lanzado lejos el asiento cuando se puso de pie. Además, sólo notó que también estaba conteniendo la respiración cuando escuchó los pasos del hombre comenzar a acercarse.
—Estoy bien —habló tan calmadamente que incluso él mismo se sorprendió. Tenía el entrenamiento adecuado para fingir toda clase de emociones, pero nunca lo habían preparado para éste tipo de situación.
Jamás recibió entrenamiento alguno para lidiar con un Goo Inhyuk.
El hombre se marchó al cabo de pocos segundos sin hacer mayores preguntas, y Seongha permaneció allí, tan quieto como una columna, igual de tenso. Sus ojos, sin embargo, fijos en el peludo gato de peluche que lucía tan malditamente real. En el suelo, a pocos centímetros de sus pies, mirándolo con esos ojos amarillos que lógicamente no debían ser reales, pero que parecían tan endemoniadamente vivos.
Estuvo tentado a patearlo lejos, tan lejos que jamás pudiera volver a verlo, pero no pudo. La cara de Goo Inhyuk con su mueca típica apareció de repente en su mente, un mohín nada masculino y gestos gatunos mientras sostenía uno de los gatos de Seo Jiwoo. Además de la ridícula carta.
Soltó un suspiro, agradeciendo por que el calor en su cuerpo hubiera disminuido. Miró el peluche demasiado real para ser cierto, y decidió que podría encontrar un lugar para guardarlo. Un lugar donde no tuviera que verlo a diario y donde, definitivamente, no le causara un infarto accidentalmente.
.
.