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ABOctober BKDK (Omegaverse) 2020 por Marbius

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27.- First drawings.

 

Para Katsuki igual que para Izuku fue extraño como muy pocas cosas en la vida el llamar a sus padres e informarles que ‘¡sorpresa!, después de todo sí volvimos de la luna de miel con un bebé’ porque la fecha de parto se había adelantado de manera tan contundente que a diferencia de su hermana mayor, su nuevo bebé había decidido que nacer en un hospital era una moda del pasado y lo mejor era anunciar su llegada al mundo en una posada con onsen a unas horas de Musutafu.

Un tanto perturbado por la rapidez con la que había sucedido todo sin que él pudiera intervenir (o ser de gran ayuda), Katsuki escuchó del médico que los atendió en el hospital que a pesar de haber nacido con semanas de antelación, su bebé estaba en perfecto estado de salud y no tenían nada de qué preocuparse.

—Es más pequeño que la media por 2 centímetros, pero es lo que crecerá de aquí a la fecha que tenía programada para nacer —aseveró el médico después de una exhaustiva revisión que finalizó no mucho después de su arribo a las instalaciones del hospital.

Izuku aguardó paciente en su cama, por su parte también tolerando una auscultación en la que ninguno de sus parámetros resultó por encima de la media. Hasta su ligera presión alta durante el parto había vuelto a niveles normales, y al igual que su cachorro recién nacido tenía un certificado de salud inigualable.

—Me diste un jodido susto... —Fue lo primero que Katsuki le dijo a Izuku apenas tuvo oportunidad de hacerlo, cerca de las horas de la madrugada y con los primeros rayos del sol apareciendo por su ventana.

Aquella sería una fecha imposible de olvidar, y vendría acompañada de toda clase de recuerdos, que irían desde la noche en el onsen hasta esas primeras horas del día observando el amanecer a través de las ventanas con su nuevo bebé en brazos.

—Lo siento. Además, no es como si fuera planeado. Simplemente... sucedió.

—Lo sé. No te disculpes. Es sólo que... Mira —le mostró Katsuki sus manos sostenidas en el aire, otrora firmes al rescatar civiles, y ahora temblorosas cuando por fin la adrenalina acumulada de las últimas horas había desaparecido por completo de su sistema—. Tienes que dejar de hacer esto del nacimiento de nuestros hijos un caos total. Primero un asalto, y ahora durante la luna de miel.

—En ese caso tú tienes que dejar de embarazarme, Kacchan —dijo Izuku desde la cama con dramatismo, su nuevo bebé todavía prendido de su pecho y alimentándose con fruición—. De momento, 2 cachorros parece el número perfecto, ¿eh?

—Eso parece...

No era ni de lejos lo que Katsuki había planeado para sí, porque para empezar ni en un millón de años habría creído prudente convertirse en padre durante los 20s de su vida, pero... No lo cambiaría por nada del mundo. Mahoro había sido una bendición que le permitió conectar con Izuku de maneras en las que no se había atrevido siquiera a fantasear mientras mantenían su trato de amigos con derechos, y este segundo bebé era la comprobación de sus deseos más ocultos, pues Katsuki nunca se había sentido más inseguro de su relación con el omega hasta que se enfrentaron a todos esos contratiempos y juntos salieron triunfantes. Vale, que no todo había sido un camino pavimentado de rosas sin espinas, pero cada cachorro había sido un hito crucial para ambos, y la razón por la que se encontraban en ese momento disfrutando de su última mañana de luna de miel en aquel rincón de Japón.

Como hijo único, y Katsuki tenía claro que el mismo caso aplicaba para Izuku porque ya lo habían conversado antes, el ahora ser padres de 2 criaturas era una especie de realización a los sueños que alguna vez habían aspirado a cumplir. Puede que 10 años antes de lo previsto, pero podían trabajar con ello; siempre lo hacían y lo conseguían.

—Uhm, sé que no conversamos antes de esto porque todavía era pronto, pero... ¿Alguna idea de cómo llamaremos al bebé?

—Ah, mierda...

Katsuki nunca había sido bueno con los nombres. A su parecer, bastaba con elegir un par de kanjis y darse por bien servido, pero Izuku le había llamado insensible por siquiera sugerirlo como solución.

Al parecer en su familia era una especie de incapacidad congénita, porque no en balde su nombre estaba compuesto de los 2 kanjis que componían al de sus padres, pero Izuku se había negado en rotundo a hacer lo mismo, así que esa responsabilidad había recaído en Inko Midoriya, quien apenas sostener a su nieta en brazos había dictaminado que tenía cara de Mahoro y así lo habían zanjado.

—Aunque seguro es un nombre, erm, original —dijo Izuku con burla—, dudo que llamar a nuestro bebé Ahmierda sea lo adecuado.

Katsuki resopló. —Ni juegues conmigo, nerd. Sabes bien a lo que me refiero. ¿Es que no has pensado en nombres por tu cuenta?

—Unos cuantos, pero ninguno me parece adecuado, ¿sabes? E igual estaba pensando en...

—¿Llevarlo con tu madre y dejar que ella eligiera?

Izuku levantó el rostro con gesto culpable, y al verlo a los ojos encontró Katsuki en ellos un atisbo de culpa.

—Uhm, sí. ¿Algún problema si...?

—En lo absoluto. Nombró a Mahoro, puede nombrar también a este cachorro.

—Gracias.

—Y a los 5 más que vengan.

—¡Kacchan! —Se escandalizó Izuku, enrojeciendo de golpe—. ¡No bromees con eso!

—Vale, vale...

Porque con su suerte y fertilidad, en verdad mejor no hacerlo.

 

Notificar a sus padres del nacimiento de su bebé había traído consigo respuestas diametralmente opuestas, pues ahí donde Inko Midoriya se soltó llorando a mares y fue necesaria casi media hora para consolarla, en cambio los Bakugou se mostraron tranquilos y se limitaron a realizar las preguntas pertinentes, como el estado de salud de la madre y el bebé, así como la talla y peso de éste último.

—Es una tontería que vuelvan en tren con un bebé a cuestas —declaró Mitsuki—, así que iremos por ustedes.

—¿Es que estás demente, vieja? —Rezongó Katsuki al teléfono—. ¿Quién se encargará de Mahoro? Tu automóvil sólo tiene 4 plazas y nada de espacio para un asiento de bebé.

—En ese caso rentaremos una camioneta, y ya que tendremos espacio extra, invitaré a Inko.

—¡¿Qué?!

De nada sirvieron las protestas de Katsuki, y fue así como terminaron pasando un día más en aquella ciudad mientras Izuku se recuperaba lo suficiente para salir de cama y esperar a que sus padres pasaran por ellos.

Lo ridículo de toda aquella escena no le pasó por alto a Katsuki, pues sus padres e Inko habían viajado casi 3 horas hacia las montañas para pasar por ellos y su nuevo nieto y así evitarles el viaje en tren. Por descontado que era un detalle de generosidad insuperable, pero al mismo tiempo le crispaba los nervios porque sus hormonas e instinto de alfa le tenían curvando su labio superior para mostrar los dientes y emitir señales de advertencia a cualquiera que se atreviera a acercarse a su omega y sus cachorros sin su autorización previa.

—Para ya con eso —le golpeó Mitsuki en la cabeza a la primera señal de agresividad que Katsuki exhibió en su dirección—. ¿Es que acaso quieres asustar a Mahoro?

Pese a sólo haber estado ausente 4 días, al levantar a Mahoro y sostenerla en brazos Katsuki la encontró mucho más grande y despierta, y aunque sus balbuceos todavía continuaban siendo inteligibles, creyó escuchar en ella las primeras señales de que estaba a punto de formar palabras y comunicarse con ellos de manera comprensible.

—Espera a que veas esto —dijo Masaru al apartarse con Katsuki de Mitsuki e Inko, que tenían rodeado a Izuku y no poseían atención para nada más que él y su cachorro recién nacido.

Intrigado, Katsuki miró el móvil de su padre, y por un segundo no tuvo claro lo que veía. Claro, aquella era la sala de su viejo hogar, y ahí se podía ver a Mahoro jugando en el piso con una pila de cubos y una muñeca, pero no estaba sola.

No, en realidad le acompañaban unas versiones caricaturizadas y de su tamaño de lo que sólo se podía suponer que eran él e Izuku, pues era fácil reconocerlos por su cabello y ropa de héroes. Lo que era más, Mahoro pronto dejó de prestarle atención a sus juguetes y se la dedicó de lleno a aquellas figuras cada vez más nítidas y a las que se sumó una tercera cuando en brazos de ese Izuku apareció un bulto que no podía ser otro más que el bebé que esperaba.

—El primer día con nosotros lloró un poco hasta que descubrió por su cuenta que podía fabricarse compañía con su quirk —le hizo saber Masaru con una sonrisa repleta de orgullo—. Desde entonces convirtió esas figuras en sus compañeros constantes de juego. Tu madre cree que son su versión de dibujos, porque cada vez agregaba más detalles. Todavía es pequeña para maniobrar los lápices de colores o las crayolas, pero es obvio que su quirk le permite ‘dibujar’ en el aire y crear esa especie de imágenes.

Katsuki rió entre dientes. —Menos mal que no eligió las paredes para rayarlas. Eso habría sido más caro de pagar en estropicios.

—La desventaja es que no tienes un trozo de papel para colgar del refrigerador y presumir de su talento.

Porque el viaje de ida había sido largo y el de regreso también, fue idea de Mitsuki el al menos visitar un restaurante de los alrededores y celebrar como familia la adición de un miembro más, así que Katsuki los guió a un sitio que él e Izuku habían visitado antes y se sentaron en la terraza de un segundo piso que tenía buenas vistas de la zona comercial.

Izuku se veía un poco desmejorado con ojeras y movimientos lentos, pero insistió en que se encontraba cada vez mejor, y lo demostró al pedir una ración doble de comida y atacar su plato con desesperación.

Pese a que no era así como había planeado que su luna de miel ocurriera, Katsuki no pudo decir que ese cierre tan único no fuera de su agrado, y rodeado de las personas que más importancia tenían en su vida (no que jamás admitiera eso frente a sus padres en voz alta, en especial con su madre), formuló la única pregunta que en esos momentos importaba.

—Uhm, ¿Inko-san?

La formalidad de su trato alertó a todos en la mesa, y hasta Mahoro dejó en paz los aperitivos que el mesero había traído a su mesa, pero Katsuki no se acobardó.

—Erm... ¿Ya pensó en un nombre para nuestro bebé?

A Inko se le llenaron los ojos de lágrimas, y poco faltó para que rompiera en llanto, pero con la barbilla temblorosa consiguió reponerse, y tras limpiarse el borde de los ojos con una servilleta, asintió.

—Lo supe en mi corazón desde que lo vi. Su nombre es... —A su alrededor, en la mesa se hizo un silencio absoluto hasta por parte de Mahoro—. Katsuma.

—Katsuma —repitió Katsuki, satisfecho con el resultado.

—Katsuma entonces —declaró Izuku que con el bebé en su sillita del automóvil puesta entre 2 sillas y durmiendo, le acarició la carita con el meñique y le sonrió con total devoción—. Katsuma Bakugou.

Y todos quedaron satisfechos.

 

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Notas finales:

Y menos mal porque el quirk de Mahoro puente pintar imágenes en el aire y no en los muros, ¿eh XD Esto fue fluff a morir, esperen para mañana un capítulo angst pero con buen final.
Graxie por leer~!
p.d. Cualquier comentario es siempre bien recibido :)


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