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La adictiva sensación de adrenalina recorrÃa su cuerpo, se encontraba en un duelo de tres, él contra Wuya y Clay para obtener el nuevo wu que se habÃa activado esta semana.
El duelo se estaba desarrollando en un apartado campo de arroz en un área rural de China, el cual transformado por la magia de los duelos se transformó en varias plataformas de tierra con agua desbordando de ellas cual cascadas, la meta era llegar a la cima y a su vez llegar al Cheng Gong Wu que residÃa en la plataforma más alta.
Como en la mayorÃa de los duelos este ponÃa en prueba el aspecto fÃsico como el ingenio de sus participantes, las plataformas húmedas y lodosas hacÃan difÃcil la movilidad alentando los pasos o haciéndolos tropezar, en el peor de los casos resbalar hasta el borde de las plataformas y caer a niveles más bajos.
Wuya sin su magia y en su forma corpórea estaba presentando problemas, habia logrado acabar en una parte de la plataforma de tierra donde el lodo era mucho más blando y sus piernas se hundieron hasta el nivel de las rodillas, el wu que habÃa escogido para luchar no era de mucha ayuda, la cinta de Tercer Brazo solo lograba embarrarse más de barro; Clay no tenÃa mayor suerte, pensaras que por haber plataformas de tierra en el duelo tendrÃa cierta ventaja pero el agua constante que volvÃa todo más resbaladizo y lodoso no ayudaba a mantenerlo en equilibrio.
-Por las barbas de la abuela Smith, es como estar en un lodazal de puercos de la granja- el vaquero se quejó mientras apartaba una gran cantidad de lodo de la cara al haber caÃdo de bruces anteriormente.
-¿Las abuelas tienen barbas?- pregunto Omi parado junto a sus compañeros como miembros espectadores del duelo.
-No Omi, es solo una expresión- le corrigió pacientemente Kimiko, miro atentamente el duelo, nadie parecÃa progresar desde hace tiempo.
-Eso piensas tu Kimiko, conozco a varias ancianas con más bello facial que muchos hombres que conoces- dijo Raimundo haciendo una mueca, Kimiko le regreso la mirada no estando segura si eso fue una broma o no y Omi quedo con una cara de absoluto asombro, las mujeres y sus misterio lo sorprendÃan cada dÃa -¡Vamos Clay! Es solo lodo, ya tienes experiencia en tu rancho- grito animando el brasileño, tal parece que habÃa olvidado que la granja de la familia de Clay se especializaba más en el ganado bovino que la crÃa de cerdos, por lo que el vaquero no era experto en lucha en lodo.
No muy lejos de ellos se encontraba la figura sombrÃa e imponente de Chase Young, ignorando la conversación llena de tonterÃas de los jóvenes dragones xioling y más concentrado en el duelo.
La túnica de dos toneladas que habÃa elegido el joven dragón de tierra era una desventaja para este tipo de duelos, pero los duelos no eran solo cuestión de habilidades fÃsicas sino también de ingenuo, ¿Cómo lo usarÃa a su favor?
Mientras que las miradas estaban más concentradas en otras personas en el duelo o en salir del lodo, Jack encontraba esto muy divertido, aunque al usar su wu favorito, el bastón del mono, casi siempre lo ponÃa de buen humor y veÃa las cosas mucho más graciosas de lo que eran. El lodo y la suciedad cubriendo a sus contrincantes, su dificultad para moverse y la sensación viscosa entre sus dedos le hacÃa soltar grandes carcajadas burlonas con sonidos simiescos saliendo de su garganta, eso solo hacÃa que las miradas irritantes de sus contrincantes se posaran en el como si de una plaga se tratase.
Justo lo que él querÃa.
En este punto Jack también se encontraba algo atorado, su helipack habÃa sufrido daños a inicios del duelo por parte de Wuya por lo que su ventaja habÃa sido eliminada desde el principio, y en este nivel en que todos estaban estancados, literalmente, ya que le era difÃcil salir también del lodo tanto como a sus demás contrincantes.
Aparte del lodo y agua que fluÃa constante, habÃa otros elementos que se transformaron por la magia de los duelos, en este caso las plantas de arroz crecieron considerablemente pero no abundaban en las plataformas y parecieron pasar desapercibidos en su mayorÃa por los duelistas, pero para suerte de Jack tenÃa una justo al lado.
-¿Qué pasa vaquero? Pensé que los texanos eran unos expertos en lucha de lodo-
-¿Qué quisiste decir con eso?-
-Pensé que era su deporte nacional, después de todo, los tontos granjeros se entretienen con tan poca cosa-
-¡Retráctate lo que dijiste sucia sabandija!-
-¿Qué? ¿No es su deporte nacional? Entonces seguro es algo mucho más estúpido como pescar con la boca una manzana en un barril o algo asÃ-
-Voy a hacer que te tragues tus palabras-
-OblÃgame bobo-
Y con esto dicho la paciencia del calmado Clay se rompió, ya Jack sabÃa que el joven texano podÃa ser muy imperturbable la mayorÃa de las veces a menos que tocaras su fibra sensible, y aparte de meterse o burlarse de sus amigos o familia, el vaquero explotaba con facilidad si hablaban algo en contra de su lugar de nacimiento, su granja y estado incluidos.
-¡Túnica de dos toneladas!- fue el grito que soltó Clay antes de lograr lo suficientemente alto para soltarse del lodo y tratar de caer lo más cerca posible de la pequeña sabandija que se burlaba de él.
Jack arranco una de las hojas del tallo de la planta de arroz, la cosa era tan grande como una tabla de surf lo cual quedaba perfecto para la ocasión, pues cuando Clay toco la superficie de la plataforma de lodo en la que estaban creo una enorme ola de lodo.
Los jóvenes dragones miraron con asombro el pequeño tsunami de lodo que se formó que arrasó con todo a su alrededor, Wuya que aún se encontraba atorada termino siendo arrastrada por este, Clay permanecÃa en el epicentro mientras todo a su alrededor ocurrÃa, y Jack soltaba una riza desquiciada mientras montaba la ola de lodo hasta las siguientes dos últimas plataformas superiores sobre la hoja de planta de arroz y obtenÃa el wu ganando en el proceso.
Tan rápido ocurrieron las cosas que los espectadores no lograron ni ver el final del tsunami de lodo y quien habÃa ganado hasta que el campo del duelo desapareció y Jack apareció con los wu ganados sonriendo de oreja a oreja.
Era maravilloso cuando un buen plan salÃa a pedir de boca, especialmente cuando implicaba algo de humillación por parte de sus oponentes.
Lastimosamente la sensación de euforia fue rápidamente aplacada por los comentarios de sus adversarios. Bueno, más especÃfico de la bruja Heyling.
-No sé por qué rayos te alegras tanto por ganar solo una aspiradora- gruño Wuya la cual a pesar de ya no estar llena de lodo conservaba el desagradable sabor a barro en su boca, ¿Qué mejor manera de desahogarse que desquitarse con su ex aprendiz?
Jack miro el nuevo wu en su mano el cual tenÃa la forma de un viejo fuelle, de aquellos que se utilizaban para avivar las llamas en las chimeneas antiguas de madera o carbón, por lo que habÃa escuchado antes de competir por este su habilidad mágica como Sheng Gond Wu era el de aspirar todo el polvo de un lugar y poder expulsarlo como una cortina de humo, habilidades que cualquier aspiradora moderna pudiera imitar.
-Solo estas celosa que gane- se defendió Jack, pero sus ánimos ya empezaron a bajar desde que Wuya comenzó a hablar.
-Perder contra ti no lo considero una gran derrota, además fue solo suerte-
¡¡Suerte!! ¿Desde hace cuando que él ganara significaba que habÃa tenido suerte?
Lo peor es que no era la primera vez que se usaba ese argumento cuando se referÃa a sus victorias en los duelos xioling, tanto era asà que Jack comenzaba a creerlo también, a pesar que él mismo habÃa ideado un plan para ganar y sacar ventaja de sus adversarios en este duelo.
Alzo la vista un poco, a donde Chase Young se encontraba, era inevitable para él que su atención recayera en el prÃncipe del mal cuando este hacia acto de presencia, y en el fondo, muy en el fondo, esperaba como muchas otras veces anteriores, que lo notara, pero no fue asÃ.
-Tal parece que fue una pérdida de tiempo, tal parece que los guerreros xioling están relajándose demasiado en sus entrenamientos- hablo tan despectivamente sin ser tan descarado o grosero como Jack o Wuya, pero claramente ofensivo pero no por las mismas razones que motivaban a los otros Heyling.
Su decepción era sincera, pues lo único que lo motivaba a salir a ver los duelos cuando no participaba en estos era para ver el progreso de sus adversarios xioling, especialmente Omi.
Jack se sintió aun peor, ni siquiera un comentario o insulto para él, su existencia pasaba desapercibida para su mayor héroe incluso si ganaba un duelo, lo hacÃa sentir como si realmente hubiera hecho nada.
-Como si tú lo hubieras hecho mejor- rápidamente salió en defensa Raimundo, Clay ya tenÃa suficiente con los comentarios de Spicer como que ahora Young insultara los esfuerzos del dragón de tierra.
-Lo que tú digas, me retiro- Chase no era el que se quedaba para una batalla verbal o defender sus puntos de vista porque se sabÃa en lo correcto, en su lugar considerando que lo mejor no era perdr más tiempo se retiró para regresar a sus dominios.
-¡Espérame Chase!- Wuya al ver al guerrero Heyling irse trato de darle alcance, si no estaba con Bean trataba de ganarse el favor de Chase, ya solo buscaba a Jack cuando necesitaba algo de este.
-Vámonos chicos- dijo Kimiko ya indicándole a Dojo a transformarse.
Raimundo le dio unas palmadas a Clay dándole ánimos, no todos los dÃas podian ganar todos los duelos.
-Jack- Omi fue el único que se quedó un poco atrás mientras sus demás compañeros empezaron a subir sobre el dragón volador.
-¿Qué quieres bola de queso?- gruño Jack ya guardando los nuevos wu ganados dentro de su gabardina.
-Buen duelo, como dirÃa el maestro Fung, la capacidad de sacar provecho al entorno son cualidades de un gran guerrero-
-… como sea, yo también me largo de aquÃ-
-Hasta la próxima Jack-
-¡Omi! ¡Ya nos vamos!- le llamaron sus amigos a que se apurara, a veces no les cabÃa en la cabeza como podÃa ser tan cortes con alguien como Spicer.
Los heyling se fueron y los guerreros xioling también, quedando Jack Spicer solo en ese campo de arroz. A pesar de que habÃa dicho que ya se iba él tendrÃa que quedarse un poco más de tiempo en el lugar, sus Jack-bots ya habÃan sido destruidos antes del duelo y su helicap se encontraba dañado, tendrÃa que quedarse un poco más a arreglar su medio de transporte o esperar a que más Jack-bots llegaran a esa zona, lo que ocurriera primero.
*+*
-Estas tierras... han cambiado-
Dichas palabras fueron susurradas al viento mientras un joven de cabello negro y ojos grises miraba las largas tierras sembradas, a los hombres y mujeres trabajando bajo el abrazador sol.
El joven caminaba con lentitud, sus delicadas manos cruzadas en su pecho, sosteniendo dos artÃculos que, según él, eran los más importantes en su vida. Suspiró, el fantasma de su pasado volvÃa a su mente mientras todo a su alrededor se distorsionaba, dejando ver el interior de un templo, a jóvenes monjes realizando Tai Chi o Kung Fu, también pudo ver dragones volando en el cielo, realizando danzas etéreas que embelesaban a todo aquel que fijara su vista al firmamento diurno, una pequeña sonrisa llena de añoranza se formó en sus labios, pequeñas lagrimas cayeron de sus delicados ojos mientras apretaba los objetos en su pecho, era hermoso y a su vez cruel.
Caminó por los pasillos de su ilusión, notando que todo estaba tal cual lo recordaba, cosa obvia teniendo en cuenta que estaba alucinando nuevamente, siempre era lo mismo, cuando más tranquilo se sentÃa era cuando más fuerte dichas ilusiones se apoderaban de su longeva mente, por experiencia, solo debÃa seguir con el flujo, de lo contrario, solo perturbarÃa su Chi y podrÃa crear estragos no deseados.
-Te veo pensativo Yue- escuchó una aterciopelada y masculina voz venir de un rincón oscuro del templo, el joven, en vez de asustarse, solo se quedó en su lugar, disfrutando aquellas palabras que fueron pronunciadas, temblando un poco por la abreviación de su nombre -¿Qué podrÃa estar pasando por aquella privilegiada e inmutable mente?- cuestionó con parsimonia mientras el joven cerraba sus ojos y sentÃa un gentil tacto en su caderas, además un bien conocido calor en su hombro derecho, cerca de su mejilla, la cual fue besada con delicadeza, reforzando sentimientos tan antiguos como el paÃs donde se encontraba.
-Kun- susurró el menor mientras era ligeramente apretado contra el cuerpo del mayor, quien solo rosaba su nariz por la pálida piel de su mejilla, la cual se calentaba y dejaba mostrar un hermoso sonrojo que hacÃa muchos siglos habÃa desaparecido –si tan solo pudiese verte- masculló mientras lagrimas caÃan de sus ojos, empapando la piel ajena quien besó su mejilla bebiendo de sus amargas lágrimas.
-como monje, no tengo permitido decir nada- habló quedamente haciendo temblar al joven quien dejó caer más lágrimas, preparado por lo siguiente –pero como hombre, te amo más que nada en este mundo, mi amado Huan Yue- escuchó el menor a la par que su cabeza era reclinada hacia atrás a la par que unos suaves y cálidos labios se posaban en los propios, logrando que el menor dejase escapar un sonido gutural de satisfacción, de amor, de dolor.
Lentamente se dejó llevar, sin embargo, su mente reaccionó, desvaneciendo aquella jugarreta que el mismo habÃa creado, lo último que el joven pudo vislumbrar fueron unos ojos negros llenos de amor junto a una sonrisa gentil, aquello solo le hizo sonreÃr entre lágrimas antes de parpadear y que todo volviese a la normalidad.
Las ilusiones solÃan ser siempre diferentes, pero algunas se repetÃan, la actual era la que el joven más amaba y la que más daño le hacÃa, puesto que le hacÃa recordar su pasado, un pasado que murió en el tiempo y desapareció de las memorias ajenas, todo gracias a ese tal Dashi, quien, con la creación de sus extraños artefactos, habÃa creado un desbalance imperceptible, pero que repercutió en las siguientes generaciones de monjes.
Cuando logró calmar su mente, logró notar que estaba en un bosque, algo alejado de los campos de arroz, con un nuevo suspiro, decide seguir su camino, sin embargo, algo en su ser vibró.
Sintió que su alma al fin habÃa logrado hacer resonancia con otra, después de tantos milenios, al fin aquel ser que le traerÃa paz se hacÃa presente.
Corrió, trepó y saltó todo obstáculo que se le presentaba enfrente, la resonancia lentamente empezaba a disminuir, pero aun lo sentÃa, no podÃa perderle, debÃa buscarle, debÃa encontrarle, necesitaba verle.
La resonancia ya estaba casi extinta, pero pudo apreciar a aquel joven que su alma buscaba desde tiempos inmemoriales, por fin, por fin serÃa libre.
Sus ojos vieron a un extraño joven, de ojos cual rubÃes y cabellos de fuego, de piel cual porcelana o nieve, figura delgada y ataviada en negras prendas que resaltaban sus puntos anteriores, bajo sus ojos se podÃa notar lÃneas negras que agrandaban sus centellantes orbes, pero también vio soledad, dolor, abandono y, por sobre todo, pesar, las traicioneras lagrimas que escapaban de sus bellos rubÃes me apretó el corazón, ¿Cuánto habrá sufrido el joven?, ¿Quién serÃa tan desalmado de cortar tan bellas alas?, ¿Quién rasgó su corazón?
Dichas cavilaciones se vieron interrumpidas al ver como dos objetos metálicos y flotantes tomaban al muchacho y se lo llevaban con cuidado, aquello le dio temor, no debÃa perderlo, debÃa hablar con él y, con renovadas fuerzas, le siguió cual sombra discreta, no le perderÃa, no se dejarÃa vencer.
-Al fin, te encontré- susurró al viento mientras desvanecÃa su presencia y desaparecÃa entre los árboles, siempre atento a la trayectoria del joven de ojos rubÃes.
Continuara...
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