...Brian, Top marks for not trying...
La voz de Alex Turner inunda la habitación, al igual que el hilo de humo que desprende el segundo cigarrillo de la tarde, mezclado con la porquería que se han tomado Jordan y Tony antes de irse a su dormitorio.
...So kind of you to bless us. With your effortlessness...
Con tranquilidad me apoyo en el alfeizar de la ventana, contemplando como el sol se empieza a poner entre los edificios. Tarareo junto a la melodía.
—...Cause we can't take our eyes
Off the t-shirt and ties combination.
Well, see you later, innovator...
La guitarra toma protagonismo, acompañada del frenético ritmo de la batería que imito. Platillos imaginarios en el aire, las viejas tablas de madera del suelo a modo de bombo. Creo que voy a ir a por el tercer cigarrillo. Justo en aquel momento la puerta se abre, removiendo el aire viciado de la habitación. Matthew hace su aparición. Yo no digo nada, me limito a seguirle con la mirada, sin perderme ninguno de sus gestos. La sorpresa inicial, el rictus de desagrado cuando se percata del olor a tabaco. Sorprendentemente no pierde la calma, se limita a cerrar la puerta con lentitud y se dirige hacía su lado de la habitación para abrir la ventana. Luego se vuelve hacia mí, creo que me está intentando decir algo, pero es difícil oírle, la voz de Alex Turner es más fuerte.
...Some want to kiss, some want to kick you...
Veo como se dirige al reproductor de música así que me preparo para la discusión. Cuando por fin se hace el silencio en el dormitorio soy el primero en hablar.
—¿De qué vas?
Él me mira confuso.
—¿No debería ser yo quien diga eso?
Me levanto y doy unos pasos hasta quedar enfrente suyo, para mi disgusto somos prácticamente de la misma altura.
—Esta mañana —insisto—, ¿De qué iba toda esa mierda?
—Se llama ser una persona agradable.
Su voz suena seria y sincera, como si de verdad se creyese lo que suelta por la boca. No puedo contener mi propia reacción, una carcajada seca.
—Buen intento.
Saco el tercer cigarrillo y lo sujeto entre mis labios con calma. Le oigo suspirar.
—Mira, creo que empezamos con muy mal pie. El primer día me pillaste de mal humor ¿vale? Yo no suelo...—se detiene en cuanto enciendo el mechero y lo acerco a la punta del pitillo. De nuevo su expresión se transforma: serio, nada amigable. Me gusta—. Agradecería que no fumases en nuestra habitación.
Termino de encender el cigarro y con delicadeza lo sujeto entre dos dedos.
—Yo agradecería que te fueses de mi habitación, pero creo que ninguno de los dos vamos a tener lo que queremos hoy.
Puedo ver de reojo su puño, cerrado con rabia. Una pequeña sonrisa de autosuficiencia se me escapa. Perfecto, que se enfade, que me insulte si quiere. Ya me estoy preparando para una pelea cuando por fin habla.
—De acuerdo
Un momento ... ¿Qué?
El angelito pasa a mi lado, dirigiéndose a mi cama y abre la otra ventana del dormitorio.
—Tengo que salir de todas maneras, así que por esta vez te lo consiento.
¿Consentirlo? Se vuelve hacia mí y me dedica una falsa sonrisa.
—Asegúrate de ventilar bien para cuando haya vuelto.
Y dicho esto sale de la habitación, dejándome solo con un cigarrillo que ya no me parece tan apetecible entre los labios. Me quedo de pie en mitad de la habitación sin saber muy bien como actuar. Una sensación extraña me invade, una sensación muy incómoda.
—Será gilipollas.
Consigo murmurar. Por evitar quedarme ahí parado como un idiota alzo una mano y enciendo de nuevo el reproductor. De nuevo la voz de Turner me saluda, aunque esta vez parece que se está burlando de mí.
Well, see you later, innovator...