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Sasuke card captor por shiki1221

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Cap 12: El deseo de una carta

 

Los días habían transcurrido con relativa tranquilidad pese a la presencia de las sombras. Para Sasuke no era ningún problema purificar a las cartas infectadas, así que estaba muy tranquilo al respecto de eso. Mas, una noche las oscuras nubes cubrieron parcialmente la luna llena. Una señal de mal augurio muy conocida por todo mago que se preciara de serlo. Los más susceptibles al cambio en el aire pronto se dieron cuenta de una presencia desagradable. La magia de aquella persona estaba corrompida. Pese a estar apenas apareciendo en Konoha, su fuerza acrecentaba la sensación de asco en sus pares. Aquellos ojos rojizos resplandecieron desde lo alto del poste de luz en el cual se encontraba parado. Desde sus casas, Sasuke, Sai y ambos guardianes observaron la luna a través de sus respectivas ventanas. Podrían salir a investigar, pero no lo encontraban conveniente. El más interesado en ir para completar su venganza tan sólo pudo apretar los puños conteniendo su odio. Sabía que estaba en la ciudad, pero no su ubicación exacta.

―Podría estar tendiéndome una trampa ―meditó Sasuke crujiendo los dientes con impotencia.

Salir sin saber en qué dirección debía ir, era un suicidio. Su casa contaba con una antigua protección mágica que impedía la entrada de entidades malignas. Eso incluía a Itachi desde el asesinato de sus progenitores, pues la magia corrompida era rechazada al entrar en contacto con la barrera. Tampoco podía acudir al apoyo de Sai o los guardianes. Para reunirse con ellos tendría que abandonar la barrera o bien, ellos las suyas. Lo prudente era permanecer resguardados hasta la mañana. Durante el día la magia oscura se debilitaba bastante, mientras la suya aumentaría de manera proporcionalmente inversa. Y aun con todo ese razonamiento lógico tras la decisión tomada, siguió intranquilo e incapaz de conciliar el sueño. Aquel asesino se paseaba libre por la ciudad, siendo él quien permanecía preso en su propia casa.

―Es mejor que revise algunos antiguos hechizos ―se intentó consolar así mismo.

El más joven de los Uchiha abandonó su posición frente a la ventana y caminó hacia la biblioteca. Allí donde durante generaciones su familia había resguardado pergaminos con todos sus conocimientos mágicos; hechizos, pociones, maldiciones. Tantos secretos estaban en ese lugar. Deseó que jamás hubieran existido en primer lugar. Fue a causa de los mismos que su hermano se volvió de esa manera, por aquellos secretos Itachi asesinó a sus padres. Sin embargo, ahora debía no sólo protegerlos sino usarlos. Eran su esperanza para proteger el orden existente. Su misión se había vuelto ser la cabeza de la familia, el sucesor del mago Clown. Ese era el propósito que intentaba lograr su hermano y para evitarlo tendría que adelantarse y hacer justicia con sus propias manos.

Charasuke también se había percatado de aquella presencia en la ciudad. Estuvo haciendo guardia fuera de la mansión Uchiha, observando en silencio su proceder. A su lado estaba una sombra impropia de su figura. Una entidad oscura con figura de zorro con nueve colas. Ocultar la magia en el interior de ambos no fue ningún problema. Incluso estando a tan sólo cien metros de Sasuke, éste ni siquiera sospechaba de su estadía en los alrededores. Los sentidos del joven mago estaban más enfocados en el objetivo de su venganza. Por ello siguió leyendo y desempolvando uno a uno los libros que pretendía leer. Le esperaba una larga noche en vela. Mejor prepararse con algo para pasarla. O quizás para esperar. Nunca se sabía si Itachi no intentaría apropiarse de su herencia.

―Ha decidido quedarse en casa ―comentó Charasuke sonriendo enigmáticamente.

―Una decisión muy prudente. ¿No te parece? ―preguntó su acompañante.

―Lo es, pero me temo que no es suficiente ―agregó mientras cerraba los ojos un momento.

―¿Qué harás ahora que ha regresado a Konoha? ―interrogó Menma preocupado al verlo permanecer en silencio tan pensativo.

―Sí, Charasuke ―agregó una tercera voz desde arriba de su posición―. ¿Qué harás ahora que regresé? ―preguntó el recién llegado en un tono entre divertido y burlón.

―¡Itachi! ―exclamó alzando la mirada encontrándolo parado en el tejado de una casa cercana―. ¿Vienes por Sasuke? ―inquirió poniéndose en guardia.

―No precisamente ―respondió mirando en dirección de la mansión Uchiha.

Al verlo mirar hacia otro lado vio la oportunidad para atacar y así lo hizo. Dio un salto directo hacia el otro siendo esquivado por un simple movimiento de cabeza. Apenas si el mago tuvo que ladear su cabeza hacia la izquierda para eludir su golpe. Charasuke frunció el ceño al ver aquella simpleza con la que actúo el mayor. Nada más tocar el tejado se dio impulso nuevamente y retomó los ataques físicos contra aquel Uchiha. Itachi ni siquiera hacía hechizos en su contra. Sólo lo eludía de manera sencilla como si estuviera jugando con él. Todo combinado con aquella sonrisa presumida y tranquila. Ingenuamente creyó que había cambiado en algo desde que casi lo asesinó con su espada. Empero, lo único que cambió fue su diferencia de poder. Llevando su marca en su pecho estaba en desventaja, todo por haberle dado esa maldita oportunidad ahora parecía un novato a su lado.

―Maldito ―insultó la carta respirando de manera agitada―. Te sacaré de aquí por la fuerza de ser necesario ―amenazó con sus ojos tornándose rojos.

―Tú no estás mucho mejor que…

―¡Cállate! ―ordenó volviendo a atacar. Soltó un grito de guerra y se lanzó contra él.

―Es inútil intentar vencerme con ataques tan repetitivos y predecibles ―criticó Itachi invocando su espada de mago.

—No podrás acercarte a Sasuke —advirtió Charasuke mientras juntaba sus manos concentrando su magia en sus manos.

—La barrera no significa nada para mí —declaró Itachi mostrándose completamente confiado de sus habilidades—, pero para ti...

La carta se sorprendió por aquellas palabras. Sería complicado enfrentar al Uchiha si se refugiaba en el terreno de la barrera. Lo peor es que ni siquiera Sasuke sabía acerca de esa falla. El mayor de los hermanos Uchiha no tenía problemas para entrar y robar los secretos de la familia. Peor aún, si penetraba en aquel terreno conseguiría estar a solas con Sasuke. Maldijo para sus adentros. Usar magia contra un mago siendo sólo una carta significaría terminar sellado. Su único as bajo la manga era su nombre. Soltó un suspiro y preparó su siguiente movimiento.

—No lograrás volver allí —declaró determinado Charasuke poniéndose frente a la casa—. Luego de lo qué hiciste a tus padres no debes volver ―advirtió con una mirada completamente seria.

—Muy cínico de tu parte decirme eso —respondió Itachi mientras sacaba su espada.

—El tesoro de los Uchiha ―exclamó sorprendido de verlo nuevamente.

—Veo que lo reconoces —murmuró el mayor.

Charasuke sabía que siendo una simple carta no podría vencer a un objeto sagrado como esa espada. Cerró los ojos visualizando su propia derrota. Si no lograba parar a Itachi se enfrentaría a Sasuke y no podía permitir eso. No en esos momentos, pues el poder del card captor era demasiado frágil. Sólo conseguiría que le roben las cartas ya atrapadas. Intentaba seguir pensando en alguna estrategia, pero el mago no le daba respiro con sus ataques realizados con la espada. Repetidas veces lo estuvo cortando en puntos no vitales. Empero, pese a la leve gravedad de sus heridas, la cantidad sí comenzó a hacerle efecto. Estaba mareándose por la magia oscura que corría a través de la espada como si de un veneno se tratara. 

―Este es el fin, Charasuke ―advirtió Itachi antes de darle una patada en el abdomen mandándolo a volar contra la barrera.

Al menor contacto contra ella, Charasuke comenzó a convulsionar y gritar de dolor. Él no era precisamente un ser puro, por ello estaba siendo repelido como un enemigo. El ruido y la alteración del campo mágico alertó a Sasuke en el interior de la casa. De inmediato, tomó sus cartas y corrió hacia la puerta de entrada para ver qué estaba sucediendo. Al haberse debilitado la protección pronto notó la presencia ajena en la entrada de su hogar. Era inconfundible ese poder oscuro. Sonrió internamente, no tendría que ir tras Itachi. Le había ahorrado mucho trabajo al irlo a atacar a su casa donde contaba con toda la instrumentación de los Uchiha. Lo atacaría con toda su fuerza y pondría fin a su vida allí mismo. Por su lado, Charasuke al notar como se acercaban ambos hermanos al límite marcado donde él estaba atrapado, cayó en la desesperación. No conseguiría evitar la tragedia.

 

“No me gusta que estén peleando”

 

 

“Esa voz”. Pensó la carta al oírla tan claramente resonando en sus oídos.

 

―¡Para! ―ordenó Charasuke asustado―. ¡No lo hagas! ―pidió con más insistencia al sentir una presencia aún más fuerte que la de los hermanos Uchiha―. ¡Por favor, no lo hagas!

Las suplicas de la carta captaron la atención de Sasuke e Itachi. Ninguno entendió a quién o a qué se refería con aquella petición. Intentaron deducir si estaba hablándole a uno de ellos. En parte tenía sentido. Ambos tenían sus armas y cartas Clown listas para atacar al otro. No obstante, nada los preparó para lo siguiente: luz. Un fuerte y cegador brillo los encandiló a todos. La barrera mágica se iluminó exhibiendo el círculo mágico en el suelo protegiendo a la mansión Uchiha con un sinfín de símbolos mágicos y hechizos antiguos. Ningún mago corriente podría invocar algo semejante. No obstante, allí estaba activándose de manera inesperada y separando a los tres implicados. Cuando Sasuke cruzó el umbral de su casa para salir al frente donde estaba Itachi, fue transportado a su habitación. Itachi apareció en un departamento descuidado cuyo único objeto intacto era el que relucía frente a sus ojos en ese momento. La carta apareció en la mansión del mago Clown, actualmente la residencia de Sai.

―No esperaba visitas ―saludó a su, muy peculiar, manera el dueño de la casa.

―¡No te quedes parado! ―gritó Charasuke sujetando la ropa de la reencarnación de Clown―. Debes ir con Sasuke de inmediato ―avisó.

―¿Esto es por lo de Itachi? ―cuestionó con su rostro tornándose en una expresión seria.

―Peor aún ―contestó la carta soltando su ropa antes de caminar hacia una ventana observando el cielo―. “Ella” ha despertado ―respondió temblando levemente.

―Si esa carta se manifiesta significa… ―dijo Sai abriendo la boca de la impresión.

―No dejaré que ninguno de ellos la selle ―prometió Charasuke con una mirada rojiza llena de odio―. ¡Nadie la tocara mientras yo pueda evitarlo! ―declaró haciendo que su aura se tornara oscura. Su odio era tan palpable como una nube tóxica.

―Es inevitable ―comentó Sai pese a ganarse un fuerte empujón de parte de su invitado no deseado―. Ambos sabemos que todas las cartas serán selladas tarde o temprano, incluyéndote a ti ―le recordó intentando ser razonable.

―¡No me importa lo que suceda conmigo! ―espetó lleno de amargura con su rostro reflejando un sentimiento de dolor y sufrimiento―. Lo único que me interesa es que no vea lo que hicimos.

―Te comportas como un niño pequeño ―señaló Sai con una falsa sonrisa sin develar su sentir o intención con aquella frase―. Quieres ocultarle a Sasuke lo que hiciste con Itachi y a ella lo que sucede entre ustedes tres ―siseó sabiendo bien los motivos del otro para actuar de esa manera.

―¡Cállate! ―ordenó con su mano en el cuello del otro. Las venas en la mano de Charasuke se marcaron por la fuerza de su agarre―. Eso sólo le concierne a los que llevan la sangre Uchiha. No olvides tu lugar ―ordenó aumentando cada vez más su presencia maligna.

Luego de esa última frase, la carta Clown lo liberó de su agarre de una manera tan brusca que lo hizo caer al suelo. De inmediato, el azabache comenzó a toser y tomar grandes bocanadas de aire intentando llenar sus pulmones. Bien sabía del carácter del otro, pero no pudo frenar su lengua. Había mucha verdad en su observación. Charasuke era quien no quería aceptar la realidad. Estaba dejándose llevar por sus antiguos sentimientos y eso nublaba su vista. Hacerle ver su error a tiempo podía marcar la diferencia, pero estaba esperando demasiado de alguien en extremo sentimental y terco. Si tuviera la cabeza un poco más fría habría solucionado ese problema desde hacía siglos. Chasqueó la lengua con molestia viéndolo marcharse y dejó hasta allí ese asunto. Si no quería sus consejos, ¡bien! Ya luego podría restregarle en la cara que se lo dijo.

Esa noche nadie pudo conciliar el sueño. Todos estaban demasiado alterados por lo sucedido. Mas ninguno intentó buscar al otro. Los magos sabían que fuera lo que fuera que sucedió esa madrugada fue causado por Charasuke o mínimo era él quien poseía las respuestas a sus dudas. Sin embargo, no querían volver a caer en el mismo truco. Sus formas de pensar no distaban mucho, así que como si de un acuerdo se tratara, dejaron en tregua su disputa y se enfocaron en Charasuke. Un poder como el mostrado la noche anterior era demasiado peligroso. Si el otro lo conseguía primero estarían en una gran desventaja. Sin saberlo, ellos eran vigilados por su objetivo. La carta Clown estaba leyendo con claridad los movimientos de los magos. La carta seguía los movimientos de ambos magos mirando a unos espejos de un parque de atracciones. La casa de los espejos era el lugar ideal para vigilar lo que todos estuvieran haciendo.

―Qué ingenuos ―comentó a su sombra.

―¿Ves lo qué están haciendo? ―preguntó el zorro negro que lo acompañaba fielmente.

―Así es, Menma ―respondió el moreno con una sonrisa divertida―. Creen poder sellarme con hechizos sacados de textos antiguos ―se burló con una sonrisa confiada.

―Seguramente creen que hay un manual de instrucciones para las cartas ―agregó Menma mientras se rascaba la oreja usando su pata trasera.

―Lo hay, pero fue escondido hace muchos siglos por el mismísimo mago Clown ―contestó con calma y luego con una expresión de molestia prosiguió―. Y cierta persona modificó aquellos textos. Lo que está allí no es más que una receta para el desastre.

―¿No temes que si lo encuentran te terminen sellando? ―cuestionó el zorro. Él a diferencia de Charasuke sí estaba preocupado de que dieran con el hechizo correcto y lo convirtieran en carta.

―En ese libro no aparezco ―dijo con confianza mientras aparecía repentinamente en lo alto de un edificio de la ciudad―. Si llegaran a intentar algo de esos textos falsos, sólo terminarían atentando contra sí mismos.

―¿No qué lo contenía todo? ―interrogó Menma con una mirada divertida por tal contradicción entre sus palabras.

―Yo soy como un comodín ―dijo alzando su mirada hacia el cielo como si pudiera atrapar al Sol en su puño―. Soy todo y la nada, existo y a la vez no ―recitó dejándose enceguecer por la luz solar. Era dañino para los ojos, pero quería sentir dolor a causa de la luz.

―No deberías confiarte tanto ―aconsejó el leal zorro por la actitud excesivamente relajada del otro.

―No te preocupes ―dijo dejándose caer de espaldas desde donde estaba―. Sólo iré a hablar con ella ―tranquilizó mientras sentía el viento romper a sus espaldas por haber saltado de espaldas desde el último piso.

Sai estuvo viendo detenidamente su tablero de ajedrez a la vez que Charasuke observaba los espejos lejos de allí. Ambos estaban anticipando el movimiento del otro y de los magos. Sin embargo, la reencarnación de Clown estaba más que furioso. Ese gesto expresado tan claramente en su cara no era algo que sus amigos hubieran visto antes. Sujetó con la reina negra entre sus dedos presionando con todas sus fuerzas. No podía dejar de pensar en la noche anterior. Sabía bien que Itachi estuvo de visita un par de veces para buscar a Charasuke, pero se había largado casi de inmediato, tras hablar con él. En cambio, ahora se había manifestado de manera explícita ante el card captor. Temió lo que pudiera estar haciendo o planeando como para necesitar ir a revisar los archivos de la familia Uchiha. Se mordió los labios nervioso intrigado de cuanta información había soltado Charasuke.

―¡Sai! ―llamó en un grito el guardián de cabellos rubios―. Te estamos hablado ttebayo.

―¿Eh? ―preguntó saliendo de sus pensamientos―. ¿Qué decían, Naruto-kun? ―interrogó con una falsa sonrisa.

―Es acerca de la aparición de Itachi ―respondió Gaara viéndolo con clara preocupación en sus ojos claros―, pero también hemos sentido la presencia de una carta.

―Si saben que apareció otra, ¿por qué no van a sellarla? ―preguntó Sai viéndolos sin entender.

―Su presencia es como si estuviera en todas partes y en ninguna a la vez ―explicó el rubio confundido y frustrado por no lograr localizarla.

―Te estábamos preguntando si sabes de alguna carta con semejante habilidad ―agregó Sasuke con el ceño fruncido por ser ignorado de tal manera por su amigo―. Se parece a lo que sucede con Charasuke, él también puede ocultar su presencia por lo visto.

―No tengo idea de qué carta podría hacer algo como esto ―respondió finalmente Sai mientras recuperaba su sonrisa falsa.

Él sabía perfectamente cuál era la carta con ese poder, pero si lo decía Charasuke podía molestarse. La noche anterior lo había visto bastante malhumorado. Y nadie que preciara su propia vida o la de sus semejantes haría algo tan imprudente como agitarlo más. Menma se había vuelto aun más poderoso que antes. Su presencia tenía una tangibilidad que asustaba. Por como estaban las cosas no dudaba que si Charasuke gritaba o lloraba desataría calamidades. Eran las desventajas de estar unido al demonio. “Un momento. ¡Eso es! Ahora entiendo a qué vino Itachi”. Pensó la reencarnación de Clown. Si era como pensaba era mejor sellar pronto a la carta antes de que lo hiciera Itachi. Ese maldito estaba intentando sobornar a la carta, no, no sólo sobornarle sino chantajearle. Crujió los dientes con molestia. ¿Acaso sabía el valor de esa carta? ¿Cómo y cuándo consiguió esa información?

―Por ahora es más fácil perseguir a Itachi ―dijo Sai mirándolos con seriedad―. Su magia está tan podrida que no será problema encontrarlo ―explicó acercándose a su bola de cristal―. Su prioridad es detenerlo antes de que selle a Charasuke. La carta del juicio final no debe caer en sus manos ―aclaró con voz firme denotando la gravedad del problema al que se enfrentaban.

Tras haber dicho eso, Sasuke sonrió con confianza. Era la oportunidad perfecta de saldar cuentas. Completaría su venganza sin necesitar de ser el sucesor. Luego de matar a su hermano mayor podría reclamar ese título sin objeciones, pero por el momento rastrearía a Charasuke para evitar que Itachi se hiciera con el poder de Clown. El card captor y los guardianes corrieron por la ciudad intentando encontrar al mayor de los Uchiha. Debían hallarlo antes de que sellara a Charasuke según indicó Sai. Así que comenzaron buscando en los lugares donde creían que podría estar un mujeriego como él. Uchiha había prometido reunir todas las cartas antes de devolverlo a su forma de carta. Sin embargo, las circunstancias eran diferentes. Ahora debía luchar contra su hermano mayor y con un poco de suerte conseguiría su tan ansiada venganza. Sintió a sus cartas intranquilas, pero no les prestó atención, pues supuso que una batalla como la que se avecinaba era lo que estaban poniéndolas nerviosas.

—Hay que tener cuidado —dijo Gaara volando cerca suyo—. No sabemos de lo que sea capaz.

―¿Seguro que está bien que vengas? ―preguntó el moreno viendo a su guardián en su forma de mapache―. Hace poco estabas tan mal que no podías ni levantarte de la cama.

―¿O acaso no querías levantarte de la cama de Sai? ―preguntó Naruto con una sonrisa pícara.

―¡Nada de eso, idiota! ―regañó el pelirrojo viendo de mala manera al joven de ojos azules―. Seguro que esos sucios pensamientos los tienes al imaginarte estar en la cama de Sasuke ―picó con aquella voz neutral de siempre. 

—Espero que podamos salvar a Charasuke ttebayo —dijo Uzumaki desviando el tema. Quería negar las palabras del otro, pero él era muy malo mintiendo y terminaría diciendo algo que podría empeorar su situación.

—Evitaré a toda costa que lo selle —prometió Uchiha dejando las bromas de lado buscando algún rastro de magia.

En la ciudad había tantos lugares en los cuales podría ocultarse aquella carta. Gracias a la carta vuelo él y los guardianes estuvieron buscando por aire algún rastro o pista. Maldijo su suerte, ya que varias ocasiones anteriores Charasuke se había presentado por su propia cuenta delante de él. Fuera para molestar o regañar, aunque consideraba seriamente que aparecía más por lo primero. Logró sentir un rastro extraño. Era magia, sí. Mas, tuvo un fuerte dolor en el pecho que le auguraba algo malo. Una especie de sensación de que no debía acercarse a ese sitio. Logró divisar un parque de diversiones cerrado por remodelaciones. En ese sitio se estaban llevando a cabo obras para mejorar los juegos, pero hacia unos meses que el proyecto se detuvo por unos problemas económicos en los contratos iniciales. Los guardianes asintieron haciéndole un gesto a Sasuke. Allí estaba la carta. Sin dudarlo el card captor guardó a vuelo para cuando fuera necesaria y entró a pie a la casa de los espejos junto a los guardianes.

—Tengan los ojos abiertos o podríamos… ―señaló Uchiha viendo en todas direcciones su propio reflejo.

—¡Cuidado! —gritó Sabaku a los otros dos cuando sintió una presencia peligrosa acercándose.  

—¡Manténganse juntos! —ordenó el rubio haciendo un gesto con la mano—. Esta es la carta... ―dijo percatándose de la posible identidad de la carta.

Fue interrumpido cuando el suelo comenzó a abrirse bajo sus pies. Algunas partes del mismo se elevaron en altísimos muros. Subían y bajaban de forma aleatoria evitando alguna acción de parte del mago y los guardianes. Las paredes se acercaban entre sí y en varias ocasiones tuvieron que correr y saltar para evitar ser aplastados por las mismas. No entendían qué sucedía con ese lugar. Todo estaba de cabeza. El techo se convertía en suelo, las paredes se elevaban y entrecruzaban en intrincados caminos de patrón indescifrable. En medio de la confusión fueron separados por los muros. Habían tenido que separarse para esquivar los muros y en ese momento cada quien quedó por su cuenta. Viendo que era imposible retornar por el camino por el que llegaron, se dispusieron a buscar una alternativa. Caminaron hacia donde sentían a los otros, pero fue inútil. Sólo llegaban a callejones sin salida. Cada vez que creían que llegaron a la salida del laberinto se topaban con que estaba cerrado.

—¡Mapache! ¡Dobe! —gritó Sasuke con frustración por no alcanzarlos desde su posición—. Vuelo —dijo invocando aquella carta.

Si usaba la carta mágica conseguiría una vista panorámica que le facilitaría ver por donde estaban los otros dos. Así que alzó vuelo dispuesto a salir de esa trampa en la que habían caído. No obstante, cuando intentó volar por sobre los muros sólo consiguió chocar contra una barrera. No era capaz de verla, pero se sentía como una especie de muro. En parte le recordaba a la barrera puesta en su casa para evitar que se acercaran entes malignos. Probó en varios puntos notando que esa barrera anti vuelo le forzaría a recorrer los diversos caminos. Desistió de seguir volando a través de la misma o seguramente terminaría siendo destruido por la barrera. Al ser tan semejante a un muro, sería como conducir un auto directamente contra una pared. Miró unos momentos la disposición de las paredes cerca suyo y probó varios caminos siendo todos inútiles.

—Aunque aún no pueda salir al menos ya sé el nombre de esta carta —dijo Sasuke para sí mismo—. Ahora sólo falta dar con la carta en sí.

Su pequeño monólogo se detuvo al mirar hacia arriba. Allí parados sobre la barrera de la carta estaban Itachi y Charasuke. Intentó ir hacia ellos o llamar su atención de algún modo. Fue inútil. Mantenían un duelo de miradas sin cuartel. Por lo cual dedujo que su presencia era ignorada por ellos. La tensión del ambiente era estrujante, incluso para los involuntarios y cautivos espectadores. Los guardianes de Sasuke estaban presenciando todo desde los puntos donde habían sido enviados por la carta. Al igual que el card captor, ellos no podían volar sobre las paredes. Sin embargo, eran capaces de presenciar todo desde sus puestos.

—Es muy atrevido de tu parte desafiarme —advirtió Charasuke mirándolo con una media sonrisa.

La carta tenía las manos en los bolsillos de su pantalón y su cuerpo estaba ligeramente inclinado. Su actitud era completamente despreocupada e inclusive, se permitió balancearse en su sitio. Para Uchiha era inentendible la actitud de la carta. Debería estar preocupado o al menos molesto por ver lo que intentaba hacer su hermano. ¿Acaso sólo a él le puso esa ridícula condición de esperar hasta completar el mazo? Sus ojos negros permanecieron enfocados en aquellas dos figuras que tan bien conocida, esperando a lo que sucedería. Por su lado, Itachi observaba en silencio a su contrincante. Su rostro ni siquiera cambió de expresión a pesar de las palabras del otro. Tenía claro su razón de buscarlo y no se dejaría perturbar sólo por una cuantas frases. Llevó su mano derecha hasta el collar que descansaba en su cuello e invocó su propio báculo.

—No veo nada de atrevido o temerario en cazar un ratoncito —respondió Itachi calmado.

—¿Qué dijiste? —preguntó enojado Charasuke mirándolo fijamente antes de copiar su báculo.

—Has estado huyendo de mí —le recordó el mayor de los hermanos Uchiha—. ¿Temes ser sellado por mí? ―cuestionó exhibiendo una confianza que ponía de mal humor a la carta.

—Eres un mago bastante mediocre si no pudiste con el poder de las cartas Clown —sentenció la carta.

Charasuke sabía bien de los errores y pecados cometidos por toda la descendencia de Clown. Él los había juzgado por generaciones; sus aciertos, sus pecados, sus mentiras, sus virtudes. Todo. Absolutamente cada acción o pensamiento estaba grabado en el corazón de cada mago dando origen a su magia. Él tenía el deber de evaluar eso: la composición de la magia de cada uno. Ya conocía un poco de la magia del hermano de Sasuke. No era nadie con el cual no pudiera lidiar por su cuenta. Dio un salto en el aire y se dejó caer en dirección a Itachi. Usando la fuerza de gravedad conseguiría aumentar el impactó. Mas, el mago vio a través de sus intenciones y rápidamente sacó una carta.

—Tierra —dijo elevando un muro de barro frente de él.

—Maldición —se quejó Charasuke.

La velocidad con la cual una carta podía efectuar la orden de un mago dependía enteramente del poder del invocador. Semejante velocidad de su parte para realizar un muro, era alarmante. Ni siquiera había conseguido asestarle un golpe y ya había formado un escudo para su persona. Para disminuir el impacto Charasuke se vio forzado a usar el báculo para desviar la trayectoria o terminaría seriamente herido. Tierra era una carta dura de gran poder defensivo. Era más probable que terminara con su pierna rota antes de poder romper su barrera. La única manera de superar a esa carta sería imitando a “fuerza” o a “pelea”. Tendría que ponerse serio y prestar más atención, porque pese a saber la manera de sortear las defensas de Itachi, dependía mucho de la velocidad de reacción de ambos. No estaba dispuesto a dejarse atacar fácilmente.

—¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó Itachi mirándolo serenamente.

—No sabes con quien te estás metiendo —respondió él mientras se levantaba.

Se paró firmemente cara a cara contra Itachi y asestó una patada directamente en su rostro. La fuerza de su golpe lo mandó a volar varios metros lejos de él. El mago no tardó en recuperarse, se reincorporó tan rápido que sintió como si no le hubiera causado daño. El mago se valió de aquel desconcierto para retomar la batalla y con su espada en alto contrarrestó los ataques contra la carta. Varios cortes fueron ejecutados a gran velocidad siendo esquivados por los pelos. Ni siquiera Charasuke podía esquivarlo por completo, provocando que recibiera diversos cortes por todo su cuerpo. Otra vez estaba sintiéndose afectado por la magia de Itachi. Mientras más era herido, su velocidad se entorpecía el doble.

―No aguantaré mucho así ―murmuró la carta Clown sujetándose un brazo. Donde recibió un corte mucho más profundo y doloroso.

―Tú deberías tener un mago contigo ―comentó Itachi antes de clavar su espada en el muslo del otro.

Al sentir la espada atravesando su piel, Charasuke soltó un gran grito de dolor. La magia oscura de Itachi estaba dispersándose por su cuerpo quemándolo de una manera indescriptible. Se mordió los labios en un inútil intento de acallar su propio dolor sin conseguirlo.

―¡Basta! ―ordenó Menma apareciendo frente a la carta―. No puedes continuar con esto. No entiendes en lo que te estás metiendo.

―Tú eres el que no sabe nada ―replicó mirándolo de manera burlesca―. Siendo que siempre estás a su lado, ¿conoces su pecado?

―¿De qué demonios estás hablando? ―cuestionó Menma sin dejar de interponerse entre ellos, dándole la espalda a Charasuke.

―¡Cállate, Itachi! ―gritó la carta esforzándose para ponerse de pie. Su rostro denotaba dolor y culpa. Era como si quisiera negarse a hablar de un tema que le causaba dolor.

―A juzgar por tu cara no sabes nada ―comentó el mago avanzando sin importarle la figura de Menma allí.

Sin ningún remordimiento caminó traspasando la imagen del otro. El joven de la mirada azulina abrió los ojos sorprendido. Nadie, o al menos se suponía que nadie conocía su realidad. Él era sólo un fantasma del pasado unido a Charasuke. Y aunque no pudiera protegerlo de los daños físicos se encargaba de proteger algo mucho más importante de él. No conforme con eso, el mago volteó y de un rápido movimiento cortó la imagen de Menma en forma diagonal.

―Aquellos que no pertenecen a este mundo retornarán a su sitio correspondiente ―recitó el mayor de los Uchiha con su dedo índice y corazón unidos.

Las letras grabadas en la espada brillaron ante el hechizo y Menma se desvaneció en el aire. No importaba cuanto gritara o suplicara Charasuke era imposible retener a su amado a su lado. Todo lo que pudo hacer fue observar cómo lo perdía sin poder hacer nada. Sus manos se cerraron con fuerza y comenzó a golpear el suelo. No podía ser cierto. Lo único bueno que tenía en su triste inmortalidad le fue arrebatado por un mocoso que aun ni siquiera podía ser considerado un mago de la altura del gran maestro Clown. ¿Qué se suponía que hiciera ahora?

 

CONTINUARÁ…

 


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