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Sasuke card captor por shiki1221

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Notas del capitulo:

Una enorme disculpa por tardar en actualizar, pero prometo que pronto responderé todos los reviews y actualizaré :D 

 

Cap 17: Decisiones

Sus párpados se abrieron con la llegada de un nuevo día. El despertador aun no sonaba, pero él ya se encontraba despierto. Sasuke miraba el techo de su habitación como si fuera algo entretenido. No tenía ánimos de levantarse, pues faltaban varias horas para que debiera alistarse para la escuela. Tampoco podía conciliar el sueño una vez abiertos sus ojos. Todo se sentía tan vacío. Habían pasado dos semanas desde que logró su tan ansiada venganza, pero aún no se podía acostumbrar a no tener nada que lo motivara a seguir. Hasta ese día se había esforzado para poder vengarse. Vivía cada día con ese único pensamiento en mente. ¿Y ahora qué haría? Ya no había motivos para vivir. ¿Valía la pena seguir una vida tan monótona carente de un significado real? Toda su familia estaba muerta, aquellos a quienes amó y aquel a quien odio juró estaban reunidos en el más allá. Todos aquellos poseedores de la sangre Uchiha estaban lejos de él. Se encontró divagando en aquellos pensamientos sin ser consciente del paso de las horas.

―¡Teme! ―interrumpió Uzumaki entrando en su habitación de manera imprevista.

―¡Usuratonkachi! ―gritó sorprendido al verlo ingresar de manera tan inesperada a su habitación privada―. ¿Cómo te atreves a entrar a mi cuarto de esa forma? ―preguntó frunciendo el ceño―. Es más, ¿qué haces dentro de mi casa?

―¿Qué tiene de malo? ―cuestionó el rubio mientras hacia un puchero y sus manos iban detrás de su cabeza―. No tienes nada que no te haya visto antes ttebayo.

―¡Idiota! ―insultó Sasuke con la cara levemente sonrosada arrojándole una almohada a la cabeza.

―¡Pagarás por eso, bastardo! ―advirtió antes de saltar sobre la cama ajena.

El moreno intento mantenerse cubierto por las mantas, mas las hábiles manos del otro habían conseguido atravesar su muralla de tela. Con eso fuera de su camino las manos de Naruto se inmiscuyeron en el piyama de Sasuke y comenzó a hacerle cosquillas. Uchiha era bastante sensible y muy susceptible a ese tipo de ataques. Así que contra su voluntad comenzó a reír con fuerza, soltando múltiples carcajadas a la vez que hacía el esfuerzo por cubrirse usando sus manos. Uzumaki se subió sobre el cuerpo del otro usando su propio peso para dejar parcialmente inmóvil a su presa y siguió haciéndole cosquillas unos momentos más. Finalmente, cuando sintió que tuvo suficiente venganza, se dejó caer en el colchón y abrazó al azabache. Uchiha no rechazó el contacto ni dijo nada, quizás estaba muy ocupado recuperando el aire tras reír tanto.

―¿Por qué viniste? ―preguntó Sasuke posando su negro mirar en el contrario.

―Esperaba acompañarte a la escuela ttebayo ―respondió bajando su mano hacia la cadera del otro para atraerlo más cerca.

―¿Crees que no iré? ―cuestionó alzando una ceja mientras su mano iba a parar en la mejilla del rubio. Le regaló una suave caricia mientras hablaba―. No soy un irresponsable, Dobe ―comentó antes de jalarle la mejilla que antes acariciaba.

―¡Eso duele! ―se quejó al sentir el área afectada arderle―. Entonces date prisa ttebayo ―dijo mientras se apartaba de él para esperarlo.

El card captor se levantó de su cama con pereza. Estaba dispuesto a colocarse sus ropas tras quitarse parte de su pijama cuando vio sus cartas Clown. Allí estaban cincuenta y un cartas. Pese a tener el torso descubierto, se sentó en la cama. Su hermano estaba muerto. Su presencia mágica no se sentía y confirmó su fallecimiento al ver su mazo crecer. Las cartas naturalmente pasaron a un nuevo dueño y ese era él por vencerlo. ¿Eso estaba bien? Bueno, la única forma de hacerse con las cartas de Itachi era dándole muerte. Sólo le quedaba un pendiente: Charasuke. Estaba preocupado por sus niveles de magia, no tenía mago y él dijo que sólo sería sellado cuando el mazo estuviera completo. La duda en su mente era ¿valía la pena tomar ese juicio? Quería darle de su magia para mantenerlo con vida, pero era complicado hacer eso sin tomar el juicio como sucesor. Consultaría con Sai alguna alternativa para eso, pero sentía que el otro se negaría. Desde el inicio su amigo se mostró confiado y orgulloso de colaborar en hacerlo el siguiente gran mago.

—¿En qué piensas? —preguntó Naruto acercándose con dos tazas de café. Estuvo tanto tiempo pensando que el otro tuvo tiempo de hacerle el desayuno.

—¿Usaste mi cocina? —preguntó con una sonrisa burlona—. Espero aún tener cocina —bromeó Uchiha recibiendo la taza entre sus manos.

—¡Eres un bastardo! —insultó refunfuñando mientras se sentaba a su lado—. Ni porque soy tu novio dejas de ser un Teme ttebayo —protestó mientras comenzaba a beber.

—Al menos yo no ando peleando con doctores y enfermeras como otros —dijo avergonzando al rubio al recordarle cómo se hicieron novios.

Itachi había herido gravemente al guardián haciendo uso de su espada. Tras sus repetidos ataques, el card captor se había alejado lo más rápido posible. Se reprochó así mismo durante todo el camino haber gastado magia en exceso. De no haberlo hecho él mismo podría haber sanado a Uzumaki allí. Ahora tendría que rogar que Sai contara con suficiente energía para ayudarle a salvar la vida del guardián. Llegó en pocos minutos gracias a la carta vuelo y entró directamente por la ventana de la habitación de Sai. El mencionado estaba sentado leyendo un libro tranquilamente hasta que los vio heridos. De inmediato se levantó y ayudó a su amigo a recostar al rubio en la cama antes ocupada por él. Lo tendió y sin preguntar nada comenzó a aplicar magia curativa.

―Itachi lo hirió con la espada de Clown ―avisó Uchiha sujetando una de las manos del joven de ojos azules.

―¿En serio? ―preguntó Sai con sorpresa sin dejar de curarlo en ningún momento―. ¿Sucedió algo extraño o que deba saber?

―Creo que… ―comenzó a hablar a punto de decir que no, pero al recordar aquella aura extraña se atrevió a hablar―. Sí, hubo algo ―afirmó preocupado de que aquella fuera un efecto secundario―. Tuvo una especie de aura oscura rodeándolo, parecía un zorro demonio.

―¿Similar a lo que le sucedió a Charasuke cuando Itachi lo apuñaló? ―interrogó seriamente mientras abría la ropa de Uzumaki revisando las heridas en su cuerpo.

―¡Sí! ―gritó mientras asentía enérgicamente―. ¿Naruto también fue afectado por la magia oscura de Menma? ―preguntó viendo de su amigo y luego al herido―. Charasuke fue afectado, pero no lo noté hasta que perdió el control.

―Es probable ―corroboró Sai mientras su mano, iluminada por magia blanca, tocaba la zona del corazón del blondo―. Según me contó Naruto-kun, cuando atraparon a sueño vieron, o mejor dicho recordaron, que desde muchas vidas pasadas los Uzumaki están relacionados a dos cosas: la tarea de ser guardianes y al zorro demonio.

―¿Eso que tiene qué ver con esto? ―interrogó Sasuke más preocupado por el bienestar del otro.

―Cuando ambos se sientan mejor, tengo que explicarles acerca del importante lazo entre mago y guardián ―explicó Sai escuetamente terminando de cerrar las heridas más graves.

―Pero el Dobe es tu guardián ―puntualizó Uchiha mientras iba a pedir a los doctores que revisaran a Uzumaki.

Los doctores se extrañaron por las heridas del joven azabache e insistieron en curarlo. Mas, se negó vehementemente y prácticamente los obligó a ir a ver a Naruto. Los regañaron fuertemente por haber estado ocupando la habitación de otro paciente, pues Sai aun no era dado de alta. Algunas enfermeras se preguntaron cómo ambos chicos llegaron hasta esa habitación sin ser vistos en la recepción. Un par de adolescente heridos y llenos de sangre por todos lados, no hubiera pasado precisamente desapercibido. Revisaron a Uzumaki y una vez que vendaron e hicieron los puntos correspondientes a las heridas, tocaba hacer las preguntas de cómo sucedió cosa semejante. Sasuke siendo quien estaba consciente y menos grave fue quien hablaría por los dos.

―¿Y bien? ―preguntó el doctor cruzado de brazos viendo seriamente a Uchiha mientras señalaba a Naruto descansando en la cama―. ¿Cómo terminó así?

―Fue en una pelea ―respondió el azabache algo acostumbrado a repetir que se herían peleando contra “pandillas” o delincuentes.

―¿Y qué más? ―preguntó el doctor apoyando su mano en el hombro del otro―. Tiene un corte que pareciera hecho por un sable yakuza. Sea lo que sea que les haya sucedido deben hablarlo con la policía, ellos pueden brindarles protección a ti y tu novio.

―¿Cómo sabe que es mi novio? ―interrogó más alterado por esa pregunta que por el hecho de que Sai no tuviera suficiente magia para cerrar mejor esa herida.

―¡¿Soy tu novio?! ―preguntó Naruto sentándose en la cama de forma abrupta mientras fijaba sus ojos azules en el otro.

—¡No! Bueno sí —respondió Uchiha al darse cuenta de sus palabras—. Te me confesaste y eso.

—¡Pero no me respondiste si me correspondías! —reclamó con ansiedad de saber su respuesta.

—¿No es obvio que sí? —preguntó el moreno mirando hacia otro sitio—. Cuando dos personas se aman es natural que sean pareja luego.

—Lo normal es pedirlo formalmente —reclamó Uzumaki.

—¡Suficiente de esto! —interrumpió el doctor mirándolos con un gesto severo—. Jovencito llamaré a la policía y será mejor que le expliquen con lujo de detalles lo que sucede aquí ―aconsejó viéndolos sospechosamente, pues no habían dado explicaciones de lo sucedido.

—Lo que sucede es que el Teme me hizo su novio sin consultarme ―señaló con su dedo al mencionado mirando con el ceño fruncido―. ¡Y ni siquiera me dijo qué me ama el muy insensible, arromántico, asexual, antisocial!

—Se dice "asocial" , niño —corrigió el doctor—. Y olvídate de eso, hay muchas cosas que deben explicar, especialmente tú ―riñó comenzando a creer que ese rubio era uno de esos delincuentes juveniles. A juzgar por el color de su cabello no le sorprendería que ese fuera el caso.

―No me importa cómo se diga esa mierda, sólo quiero saber qué nombre recibe mi relación con él ―expresó Naruto observando fijamente a Sasuke esperando una respuesta.

Nuevamente el doctor insistió en que explicaran la razón de sus heridas, recibiendo evasivas y torpes palabras sin sentido. Sasuke intentaba decidir si mentirle al doctor o responderle a Naruto. Obligatoriamente tenía que hacer una primero, pero esos dos estaban metidos en una pelea en la cual no quería enredarse. De vez en cuando le caían algunos insultos de parte de Uzumaki insistiendo en su relación y regaños del doctor por su silencio. Jamás agradeció tanto ser amigo de Sai que cuando los durmió a ambos para que dejaran de pelear. Tras hablar unos momentos con la reencarnación de Clown y soportar sus burlas por su enamoramiento le ayudó a armarse de valor para pedirle un noviazgo formal a Uzumaki. Cosa que hizo apenas esos ojos azules se abrieron nuevamente. Aunque Sai quiso burlarse de ambos por ser tan lentos simplemente los dejó hacerse los melosos un rato.

―¡No fue mi culpa ttebayo! ―se excusó Uzumaki cruzado de brazos ofendido por la queja del otro―. Él seguía insistiendo en saber qué me había sucedido y yo necesitaba saber si tú… ―interrumpió su propias palabras avergonzado, haciendo sonreír al azabache.

―Tal vez no lo vayas a oír muy seguido ―habló el joven de ojos oscuros mirándolo con una tenue sonrisa.

―Sólo oí esa indirecta tuya en el hospital ―bufó el guardián con molestia.

―Te amo ―soltó repentinamente dejando al otro con la boca abierta y aprovechándose de eso, Uchiha le robó un corto beso.

―¡Teme! ―reclamó Naruto con el rostro completamente rojo―. ¡Al menos avisa! No tuve tiempo de corresponder al beso ttebayo ―se quejó.

―Eres muy lento ―se burló antes de levantarse de la cama e ir a buscar su ropa―. Ahora sal de aquí, quiero vestirme ―ordenó señalando la puerta.

―Me gusta mirar ―dijo el otro restándole importancia.

―¡Vete! ―repitió usando su carta “pequeño” para reducir su tamaño y arrojarlo con facilidad fuera de su habitación.

Unos momentos después de haberlo sacado de su habitación Naruto recuperó su tamaño normal y esperó a su novio para ir a la escuela. El camino fue bastante silencioso y no era para menos. Sus amigos no estaban asistiendo a la escuela últimamente. Gaara aún no se recuperaba de sus heridas y Sai iba al hospital cada mañana para curarlo. Por ello, aparecía directamente en el salón de clases usando su magia. Ellos a diferencia del moreno de falsa sonrisa solían visitar al pelirrojo tras finalizar las clases. Bajo esas circunstancias, Naruto y Sasuke no lograban poner atención a las clases realmente. Tampoco había muchas cosas llamativas o memorables para captar su interés. Sin las cartas atacando, Itachi siendo una amenaza y las sombras acosándolos todo se sentía monótono y gris. Uchiha salió de aquellos pensamientos grises cuando Uzumaki le tendió la mano para irse juntos al hospital. El guardián no necesito dedicarle palabras de aliento o consuelos vacíos, su mano sujetándolo fuertemente le prometía estar a su lado.

Avisaron el motivo de su llegada siendo saludados amigablemente por el personal. Habían ido durante días a ver a su amigo sin falta. Mantenían la esperanza de que pronto abriera los ojos y los regañara por preocuparse exageradamente o algo similar. Desde que Charasuke lo había herido no había vuelto a despertar. Los doctores lo mantenían monitoreado desconociendo la causa de su estado. Sus heridas se negaban a cerrar y su mente no respondía a sus constantes llamados. Según Sai, el problema era su magia. Demasiado debilitada como para el nivel de un guardián. La reencarnación de Clown estuvo alimentándolo con su magia para evitar que muriera por falta de ésta. Como su mago, Uchiha ofreció hacerlo, pero la vez que lo intentó fue rechazado. Aguardaba con paciencia aquella “plática” que Sai venía atrasando desde hacía dos semanas. Y pronto exigiría las respuestas correspondientes.

Entretanto, el responsable del estado de Gaara estaba parado delante de una tumba. Se había encargado de darle un entierro en el cementerio junto a las tumbas del matrimonio Uchiha. Estaba seguro que de enterarse, Sasuke se horrorizaría e intentaría destruirla. Mas, lo conocía. Sabía muy bien que aquel moreno no se solía acercar a esas tumbas. Demasiado doloroso para el pobre, haciendo que ni siquiera en su aniversario de deceso fuera a dejarle flores o algo similar. Desde que sucedió aquel horrible asesinato, Charasuke solía rondar el cementerio cuando se sentía perdido e indeciso. Estar cerca de ellos le traía un poco de paz. Así le hablara a pedazos de piedra fría y oscurecida, rezar era todo lo que le quedaba. A veces reía solo por la ironía de pedir a un ente jamás visto, supuestamente omnisciente y omnipresente cuando el gran mago Clown fue llamado “el hombre más cercano a Dios”. Quizás fue la arrogancia de aquellas palabras las que le hicieron merecedor de semejante karma. Buscando respuestas se detuvo a mirar la inscripción “Uchiha Itachi” mientras se hundía en sus propios pensamientos.

Perdóname, Itachi. De lo sucedido culpable soy. Ya debería saber que es imposible recuperar aquello que el destino me arrebató, pero soy terco. Me negué a aceptar que para la muerte no hay cura, ni siquiera la magia puede lograr milagro semejante. No obstante, por aquel padre que admiré, por mi gentil madre a la que amé y por el amante que juró su lealtad a mí, quise intentar. Nosotros fuimos un desastre. Les fallamos como hijos, sólo causamos su tristeza. Falsas esperanzas te di, a mí mismo me engañé. Recurrimos a lo prohibido desesperados por lavar la sangre en nuestras manos. Fuimos ingenuos. Como dos simples niños jugando con fuerzas que nadie podía controlar. Mas, podríamos simplemente culpar a nuestras inmundas consciencias. ¿Cómo el error olvidar? ¿Cómo perdonar la traición entre nosotros? Mentimos, engañamos, asesinamos en pos de aquellos que amamos. ¿Hicimos bien o mal?

Desearía que estuvieras aquí. Nunca pude decirte que te perdonaba, aunque jamás oí tus disculpas tampoco. ¿Sabías sobre mi rencor contra ti, Itachi? Con el byakugan estoy seguro de que eras consciente de mi rencor por haberme traicionado en tu otra vida. Aun me siento perdido. Las pesadillas se siguen repitiendo mientras la respuesta no logro hallar. En aquella vida cuando nuestros padres fueron asesinados dijiste que me protegerías. En aquel entonces cuando nuestro padre yacía muerto en el suelo y nuestra madre ardía en la hoguera acusada de bruja.

―Esto es a causa tuya ―murmuró Itachi confundiéndome―. Nuestros padres han muerto por ti.

―¿Por qué? ―pregunté sollozando bajito intentando no gritar e ignorar la grotesca escena del cuerpo de mi madre deshaciéndose lentamente en las llamas.

―No lo entenderías ahora ―respondiste limpiando mis lágrimas con tus dedos―. Sólo quiero que siempre recuerdes que nuestros padres nos amaron mucho. Ahora que ellos no están, yo te protegeré de todos ―prometiste sonriendo forzadamente.

―Yo confío en ti, Itachi ―asentí limpiando mis lágrimas. Si estabas haciendo el esfuerzo por no desmoronarte, yo también sería fuerte.

Eso pensé en aquel entonces

Sobrevivimos con dificultades pidiendo limosna y haciendo trabajos poco remunerativos. Apenas nos daban unas cuantas monedas que poco y nada servía. Muchas veces revisamos la basura de las casas mejor acomodadas buscando restos de algo que sirviera para llenarnos el estómago. El mío gruñía constantemente de hambre hasta el punto en el que tenía una extraña sensación. Era como si mi cuerpo se devorara a sí mismo. Dejaba de gruñir, pero me sentía lleno sin haber comido. Años después me di cuenta que eso se le llamaría “desnutrición”. Jamás creí que eso de comerse a sí mismo era tan literal. A veces quería llorar al ver las verduras. En parte por hambre y por otra al recordar las cenas de mi madre. Siempre preparadas con lo cultivado por mi padre. Llegaba orgulloso con sus cosechas y ella les hacía justicia con una abundante cena. Era bastante miserable, pero Itachi siempre me abrazaba y consolaba diciendo que pronto todo estaría mejor.

Sin embargo, un día mientras caminábamos por un bosque buscando algunas frutas que cortar algo cambió. Seguimos por un camino nuevo, desconocido para mí. Mi hermano había dicho que allí descubrió frutas que nadie custodiaba. Fui emocionado pensando en comer frutas maduras y frescas en vez de aquellas medio masticadas o podridas. A veces maldije las enseñanzas de mis padres, pues Itachi se negaba a robar. Solía repetir que eso pondría tristes a nuestros padres. Aseguraba que ellos eran ángeles que nos veían y nos protegían todo el tiempo. Por eso siempre me aseguraba de portarme muy bien. A veces incluso me sentaba junto a mi hermano en las noches y les hablábamos a las estrellas. Allí decían que iban las almas de las personas buenas. Nuestros padres eran los mejores del mundo, según mi infantil creencia.

―Por aquí, Sasuke ―me llamó mostrándome un árbol donde había una gran cantidad de manzanas rojizas.

―¡Increíble! ―exclamé acercándome, pero luego miré detenidamente notando que estaba cerca de un peñasco.

―¿Verdad? ―preguntó mientras me daba la mano y me ayudaba a caminar por el sitio seguro―. Ahora debes subir allí ―dijo señalando una rama alta que crecía quedando sobre el vacío.

―¿Ahí? ―cuestioné mirando la rama. Si se rompía o me resbalaba caería y moriría sin dudas. Pues eran muchos metros y abajo me esperaba una zona llena de rocas afiladas.

―Sí, sí ―asintió mi hermano empujándome lentamente―. La rama no soportará mi peso, pero el tuyo sí por ser más pequeño ―explicó mientras yo iba subiendo.

Subí algo inseguro al árbol. Trepé con cuidado y a paso lento hasta acomodarme en una gruesa rama. Comencé a cortar todas las manzanas que podía. No sabía cuándo volvería a tener esa oportunidad, así que decidí aprovecharme lo más posible. Oí a mi hermano llamarme, pero no le presté atención. Estaba muy entretenido juntando su fruta. Repentinamente sentí una mano en su espalda, al voltear vi a mi hermano y me aparté de él por la sorpresa. Lo siguiente que recordaba era estar cayendo de espaldas hacia el vacío mientras mantenía la mano extendida hacia mi hermano. Los rayos del Sol golpearon mis ojos impidiéndome ver el rostro del mayor. Sólo podía oír el viento romperse en mis oídos. Tuve miedo e inevitablemente comencé a llorar. Lo último que recordaba haber hecho fue gritar con todas mis fuerzas:

―¡¡Itachi!!

Charasuke abrió los ojos dándose cuenta de que se había quedado dormido sobre el pasto mientras pensaba. Un recuerdo convertido en sueño para atormentarlo con la incertidumbre de los motivos de Itachi. Él lo había empujado, ¿verdad? Se había cansado de cuidarlo y por eso lo engañó para subirse allí, ¿cierto? Esa era la explicación lógica a la que había llegado tiempo después cuando se convirtió en carta Clown. Soltó un suspiro pesadamente reprochándose no recordar con exactitud las palabras del otro o al menos su rostro. ¿Sonrió? ¿Planeó arrojarlo de aquel sitio? En ocasiones solía lanzarse desde sitios altos buscando revivir ese momento, refrescar su memoria y traer a su consciencia detalles enterrados. Habían pasado siglos desde aquel hecho, había cosas distorsionadas o minucias que pasaron inadvertidamente.

―¿En qué piensas? ―preguntó Sai apareciendo delante suyo con aquella molesta y falsa sonrisa.

―En el pasado escrito, el presente cambiante y la incertidumbre del futuro ―respondió soltando un suspiro―. ¿Qué haces aquí? ―cuestionó curioso―. Creí que estarías al menos un poco enojado conmigo por enviarte al hospital.

―No te guardo rencor por eso. Después de todo, te dejé malherido también ―contestó la reencarnación de Clown sentándose a su lado―. Siempre fuiste muy sentimental ―señaló sin ninguna expresión en particular.

―Déjate de rodeos y dime qué quieres de mí ―bufó espejo flexionando una pierna mientras apoyaba su mejilla en su propia rodilla viéndole fijamente.

―Es acerca del juicio final… ―comenzó a hablar Sai siendo interrumpido de inmediato.

―Sasuke no lo podría pasar ni en sueños ―dictaminó casi de inmediato la carta regresando su mirada hacia el horizonte.

―Deberías tenerle un poco de fe ―aconsejó el azabache viéndolo con el ceño fruncido.

―Estoy molesto con él por haber asesinado a Itachi ―confesó retrayendo sus piernas para ocultar su rostro en ellas―. Me ha tomado varios días calmarme para no ir a matarlo.

―Las reglas de este juego nos prohíben asesinar a cualquiera de la familia Uchiha excepto…

―Excepto durante el juicio final ―completó Charasuke mirándolo de reojo―. Seré sincero, ríndete ―aconsejó sacando su rostro para mirarlo fijamente―. No logrará pasarlo, es demasiado ignorante y débil. No soportaría el peso del verdadero odio.

―¿Por qué él no es como tú? ―cuestionó frunciendo el ceño mientras lo sujetaba por los hombros―. ¿Hasta cuándo seguirás con esto, Charasuke? ¿Por cuánto tiempo podrás seguir soportando ver morir a quienes amabas? ―exigió saber mientras su voz se tornaba cada vez más grave―. ¿Por qué eres tú quién se ensucia de la sangre de los Uchiha y carga consigo todos sus pecados?

―Ya deberías saberlo ―contestó con una sonrisa resignada―. Clown me maldijo al unir un fragmento de mi alma a la carta espejo. Mi única meta es nombrar un maldito sucesor y morirme de una vez.

―Es demasiado doloroso para mí verte así ―confesó Sai abrazándolo contra su pecho―. Eres el mejor amigo que he tenido durante estos siglos. No me pidas quedarme de brazos cruzados mientras veo que te rompes.

―Lo siento ―dijo con sinceridad correspondiendo a su abrazo―. A veces olvido que tu existencia no es mucho mejor que la mía. Estamos condenados por un destino que se mofa en nuestros rostros a cada intento de enfrentarlo.

―¡Podemos cambiarlo! ―exclamó con fuerza procurando verlo a los ojos―. Sé que Sasuke puede cumplir mi propósito y traerte la felicidad que tanto anhelas.

―Olvídalo ―negó apartándose de él dándole un fuerte empujón con sus manos―. Por mucho que sienta odio, envidia, enojo y tristeza de la vida de Sasuke, no puedo permitir que mi juicio se nuble. Es mejor si no intenta tomar el poder de Clown ―explicó demostrando una fortaleza de la cual carecía realmente―. Y a juzgar por la pacifica vida que lleva no le hace falta arruinarlo todo.

Tras decir esas palabras la carta se alejó de él. Charasuke se conocía a sí mismo, bien tenía claros sus sentimientos negativos. Las heridas causadas por Menma nunca habían sanado por completo. Itachi había sellado lo mejor posible aquel veneno de su alma, pero había roto esa marca por accidente. Su odio debía mantenerse controlado y no actuar en torno a sus sentimientos. Las palabras de Sai no hacían más que alentarlo a ir contra su motivo de existir. Él no fue hecho para asesinar a Sasuke. Se tomó su tiempo para evaluar la situación del card captor. Regularmente prefería dormir y no sentir nada. Abandonarse en la oscuridad de la soledad, pero solía ser llamado por los Uchiha. Sai estuvo al lado de cada incauto que intentó tomar su prueba y todos fallaron miserablemente. Deseaba hacer lo sugerido por su amigo, estar junto a Menma y dejar a Sasuke ser feliz con Naruto, pero era riesgoso.

―Es tan débil que su alma fácilmente sería corrompía y devorada por la maldición ―suspiró Charasuke llevándose la mano hacia su propio pecho―. No podrías controlarla, sólo te romperías y mi martirio seguiría ―comentó al aire.

Sai se sintió frustrado por las palabras de la carta Clown, pero aún no se rendía. Regresó al hospital para hablar con Sasuke. Estaba seguro de que el joven mago tomaría los riesgos del juicio. Las esperanzas de conseguir sus metas y propósitos no estaban perdidas. Apareció en delante de la correspondiente habitación del pelirrojo y fingió recién llegar. Hizo su típica sonrisa falsa y abrió la puerta anunciándose de manera disimulada. Sus ojos viajaron a la figura de sus amigos, quienes estaban sentados delante de la cama de Gaara viéndolo preocupados. Movieron un poco la cabeza a modo de saludo y lo vieron con aquel brillo de esperanza de buenas noticias traídas con él. Negó con la cabeza antes de caminar hasta quedar delante de la cama.

―¿Sigue igual? ―preguntó Uchiha de manera muy interesada por el bienestar del otro.

―Me temo que sí ―respondió el de la falsa sonrisa viendo su oportunidad―. Creo que sólo alguien del nivel del mago Clown podría hacerlo sanar ―explicó de manera calmada.

―Pero no hay un sucesor de él ni siquiera ttebayo ―le recordó el rubio frunciendo el ceño, no gustándole el rumbo de aquella conversación.

―Estoy seguro de que si Sasuke-kun tomara la prueba de Charasuke lograría pasarla con facilidad ―comentó mientras notaba que el mencionado no lo veía de frente.

―¿En serio crees eso? ―interrogó Uchiha apretando los puños sobre sus rodillas.

―Así es, yo estoy seguro de que podrías hacerlo sin dificultad. ¡Incluso podrías superar al mismísimo mago Clown!

La reencarnación del gran mago estaba sonriendo internamente al saberse ganador. Conociendo a Sasuke jamás podría rehusarse a ayudar a su amigo. Gaara era alguien sumamente importante para él y si tenía que jugarse la vida para proteger a uno de los pocos seres preciados por él, no dudaba que lo haría. El azabache seguía con la cabeza agacha sin observar a nadie. Uzumaki se vio tentado a decirle algo, pero se detuvo. Esa decisión era completamente de su novio y aunque temiera por el resultado no tenía derecho a intervenir.

―Sai he tomado una decisión ―avisó Uchiha alzando la mirada para fijar aquellos ojos negros llenos de convicción en su persona―. ¡No tomaré el juicio del mago Clown!

Sai miró sorprendido a su amigo. Sacudió un poco la cabeza no creyéndose lo que había oído. Sus orejas debían estar muy sucias como para confundirse de aquella manera. El card captor siempre fue alguien ambicioso destinado a la grandeza. Estaba seguro de que no existía persona más calificada para suceder al gran mago que Uchiha Sasuke. Empero, parecía ser que la carta y el mago estaban aliados en silencio para llevarle la contra a sus predicciones. Por su parte Naruto estaba feliz de oír aquellas palabras. Había oído historias sobre el destino de aquellos que fallaban en dicha prueba. Si bien tenía fe en las habilidades de su novio, ¿para qué arriesgarse? Es decir, cuando obtuviera dicho poder ¿cuál uso le daría? Si el asunto era mejorar a Gaara y conservar la existencia de Charasuke, debían existir alternativas. Sólo necesitaban encontrar una manera de donarles magia y todo estaría resuelto.

―Dijiste “yo tomaré el juicio de Clown”, ¿cierto? ―preguntó Sai con una falsa sonrisa.

―No ―negó Uchiha tomando aire para repetir lo antes dicho―. Dije que no quiero ser el sucesor del gran mago ―repitió de forma clara y firme.

―¿En verdad, Teme? ―cuestionó el rubio sin poder ocultar la sonrisa en sus labios.

―Así es ―asintió el moreno mientras le dedicaba una pequeña sonrisa a su pareja―. No hay necesidad de que me arriesgue a morir cuando tengo cincuenta y un cartas, los secretos de los Uchiha y a la reencarnación de Clown conmigo ―enumeró señalando las cartas en su bolsillo y a su amigo―. Seguro que entre todos encontraremos una manera de salvar a Gaara y Charasuke ―prometió seguro de sus palabras.

El joven mago estaba conforme con su propia decisión. Tenía una larga vida por delante esperándolo junto a quienes eran valiosos para él. No dejaría morir a ninguno de ellos. Durante días había estado meditando acerca de ello. Comparó su situación a la de aquellos que deben elegir una carrera universitaria y temen equivocarse. La incertidumbre, el miedo a lo desconocido y la sensación de que quizás era mejor no dar el siguiente paso. Sin embargo, en su caso esa decisión era una cuestión de vida o muerte literalmente hablando. Tenía confianza en sus habilidades propias gracias al apoyo de su novio y amigos. Mejoraría lo que fuera necesario su magia curativa y se dedicaría a ayudar a las personas como alguna vez hizo su difunta madre. Las palabras de Charasuke cuando apareció la carta laberinto retornaron a su consciencia mientras meditaba acerca de su futuro. Seguramente la carta y su propia madre no estaban satisfechas con su venganza, mas intentaría limpiar o apaciguar su consciencia dándole su ayuda a los demás. Esa sería su penitencia personal por asesinar a su hermano mayor. Uzumaki lo apoyaba respecto a esa meta y estaba seguro de que no habría objeciones con un nuevo objetivo más sano al compararlo con el anterior.

―Has madurado mucho, Sasuke-kun ―felicitó Sai con una sonrisa tranquila mientras apoyaba su mano en el hombro del mencionado―. Si estás dispuesto a luchar por ayudarlos, creo que estás listo para conocer los secretos de Charasuke ―mencionó.

―Ya lo intuyo, Sai ―respondió Uchiha con una mirada tranquila. Muy apacible, casi impropia de él―. Él es un fragmento de mi alma, ¿verdad? ―preguntó sólo por corroborar.

―¿Cómo? ―cuestionó Uzumaki mirándolo confundido―. No entiendo qué quieres decir ttebayo.

―Cuando sellé a la carta Laberinto, Charasuke dijo que el mago Clown unió un fragmento del alma de ciertas personas a las cartas ―relató pausadamente, siendo un tema difícil de tratar hasta para él―. Escudo y Laberinto nos mostraron sus vidas anteriores, Itachi y yo fuimos hermanos incluso siglos atrás.

―¿Cómo sucedió con la carta sueño? ―interrogó Naruto intentando unir las piezas para entender.

―Sí ―asintió Sasuke mirando hacia el suelo―. No he hablado del asunto porque me resulta difícil de procesar, pero entendí que a él le dolía ver como lastimábamos a sus, mis, nuestros o como se diga, padres.

―Debo admitir que no entendía por qué intentabas salvarlo luego de todo lo que te hizo ―confesó el rubio rascándose la mejilla con nerviosismo.

―Somos prácticamente la misma persona ―afirmó el moreno mientras tomaba aire antes de mirar a Sai―. Tengo claro que él perdió a sus padres de una manera horrible al igual que yo y que no volvió a ser feliz hasta que conoció a Menma.

―Pero él es un demonio ―le recordó el blondo mirándolo con preocupación. Podía entender querer salvarlo, pero tenía sus reservas―. Aunque cuando tuvimos aquel sueño… él era un humano que vivía con mi madre ―afirmó agachando un poco la cabeza, pues su madre también era la misma.

―Esas cosas son las que me gustaría aclararles ―comentó Sai interrumpiendo las reflexiones de ambos―. Charasuke y Menma nacieron como humanos, ya saben un poco de la vida de ambos, pero hay algo importante que deben saber.

―¿Cómo se volvieron una carta y un demonio? ―interrogó Uchiha con seriedad mientras intercambiaba una mirada con su novio viéndolo asentir―. Queremos saberlo.

―Entonces vamos a mi casa ―sugirió Sai mientras se acercaba a Gaara y le daba más de su magia―. Con esto bastará para que soporte hasta nuestro regreso ―dijo para sí mismo.

 

CONTINUARÁ…

 


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