Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sasuke card captor por shiki1221

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Cap 22: El anhelo de Clown

La mente de Sasuke quedó en blanco al oír las palabras de Charasuke. Sabía bien que fallar era una posibilidad, pero la esperanza de superar esa prueba, hizo más doloroso el fallo. Apretó los puños con frustración. Prometió sobrevivir y volver con su amado y su amigo Sai. Anhelaba verlos nuevamente, así fuera para reclamarle al más pálido por su mentira. Lo había usado según lo dicho por Espejo, pero necesitaba oírlo de él. Saber sus motivos, pues tras ver reveladas las verdaderas intenciones de Itachi, tenía miedo de su propio odio. Aquel sentimiento que le permitió asesinar a su hermano. Quería controlarse, o al menos, eso se repetía a sí mismo abrazándose en un intento por no cometer una locura allí mismo.

—¿Es necesario asesinarme? —cuestionó Sasuke con el cabello cubriendo sus ojos.

Luego de aquellas revelaciones sus piernas temblaron y las fuerzas escaparon de su cuerpo. Tambaleó hacia adelante y se esforzó por enderezarse, evitando caer por completo. Se dejó caer de rodillas evitando golpear su cabeza contra el suelo al apoyar sus manos. Se sentía asfixiado y sumamente adolorido en su pecho. A pesar de estar inspirando aire, era como si éste ingresara por sus fosas nasales y bajara por su esófago hasta atorarse en su tráquea. Sus pulmones no se sentían llenos y eso le dificultaba respirar. No estaba herido y ningún hechizo fue pronunciado en su contra, mas era como si tuvieran su corazón aplastado entre dos manos. Dolía simplemente estar con vida.

—Lo es —respondió Charasuke hincándose ante el otro para verlo de frente—. ¿Has visto llorar a un payaso? —preguntó con una expresión triste mientras recibía un asentimiento—. Reír es doloroso cuando lo haces para escapar de la angustia —suspiró con pesar.

La carta Espejo estaba dubitativo. ¿Esa era la única manera? Muchas veces ejecutó el juicio y siempre acababa igual. Jamás logró acostumbrarse a terminar con la vida de los magos que fallaban. "Era lo mejor para ellos". Se repetía constantemente. Al fallar el juicio la maldición de Haku ganaba poder y eso a la corta o a la larga convertía a la víctima en un ser poseído por magia oscura. Le estaría ahorrando un camino plagado de falsas esperanzas. No obstante, asesinar a su otra mitad, era una sensación difícil de describir. El sólo pensarlo generaba un malestar en su ser. La maldición de Haku era equiparable al cáncer. Infectaba y devoraba todo a su paso. No sólo era una atroz e inigualable tortura para el portador del maleficio, sino también para quienes lo rodeaban.

La primera vez que realizó el juicio, no tuvo el valor para acabar con el mago. Fue egoísta. Tarde se dio cuenta de que lo dejó vivir por su propio bienestar y no el ajeno. Tuvo miedo de la culpa. Del odio y la tristeza de la familia de aquel mago primigenio en tomar su juicio. Y sucedió lo mismo que recordaba en Menma. Poco a poco el carácter del mago comenzó a cambiar. Se volvía cada vez más violento, irascible e incluso cruel. Llegando a emplear su magia para desquitarse de personas que no eran de su total agrado. El punto cúlmine llegó cuando se dispuso a asesinar a su esposa e hijos. Charasuke cumplió su deber y lo asesinó. Después de aquello, regresó al mazo a dormir. Su primer motivo era reponer su fuerza y el segundo, no pensar. Mientras durmiera nada lo dañaría, ni siquiera aquellos recuerdos de los rostros llorosos de quienes amaron a ese mago ejecutado por su mano.

Y así fue como a medida qué aumentaban los muertos en su haber, sus períodos de sueño se hacían cada vez más largos. Llegando a ignorar la invocación de los magos, a menos claro, que fuera para tomar su juicio. Deseó dejar de despertar. Cerrar los ojos y jamás volver a abrirlos. Nada lo esperaba en ese mundo. No existía algo esperando por él, sólo aquello que deseaba evitar con todas sus fuerzas. Charasuke sólo era una carta después de todo. Mas, aun dentro del mazo, rodeado de la oscuridad, aún seguían atormentándolo los pensamientos sobre sus propias acciones tomando la forma de pesadillas.

Sólo soy una simple herramienta creada por un grandioso mago ya fallecido. No poseo un corazón, no tengo derecho a llorar, ni a amar. Entonces, ¿por qué siento este dolor? ¿Cómo puedo terminar con él? Yo me encargo de ponerle fin al sufrimiento de los magos, ¿puedo terminar con el mío propio? Mis músculos se entumecen cada vez que peleo contra ellos. Me hieren, me cortan e incluso maldicen mi nombre. Gracias a la magia investida en mí, todo eso es limpiado de mi ser en cuestión de segundos. Mi cuerpo sana, las heridas dejan de sangrar, pero el dolor no desaparece. No debo llorar o quejarme, soy un payaso. Estoy en la obligación de sonreír y repetir que todo está bien. Sólo los humanos pueden hablar de sentimientos. Yo debo mantener una imperturbable sonrisa, pero a veces siento que me supera y no puedo detener las lágrimas corriendo por mis mejillas. En esos momentos, donde la soledad es mi única aliada, mi confidente y mi amiga.

Es muy tarde para gritar que amo a Menma, pese a ser sólo un despojo de un pasado mejor. El viento aún está soplando y mi corazón aún duele. Una parte de mis ojos puede ver el mañana, las siguientes generaciones de magos ansiosos de poder y la otra parte sólo ve el ayer, donde estaban todos aquellos que amé. O mejor dicho, amó el gran mago Clown. Empero, si son sus sentimientos y recuerdos, ¿por qué se siente tan real y propio? Este no es mi corazón, no es mi vida. Si me perteneciera, le pondría fin sin dudarlo. Desearía poder dormir en los brazos de la muerte y que alguien llore por mí, con ojos secos, libres de culpa o arrepentimiento. Tan sólo quiero sentir una verdadera pena y el verdadero placer de estar en este mundo. ¿Cuánto más debo vivir hasta ser libre? Lo que es correcto, o equivocado. Son dos caras de una misma moneda que yo arrojó al momento de realizar el juicio. Apostando por un futuro mejor que parece nunca llegar.

―Lo arruiné todo ―murmuró Sasuke sacando al otro de sus pensamientos―. A causa mía Naruto perdió a su padre ―se lamentó crujiendo los dientes antes de golpear el suelo con sus puños cerrados.

―Él y Kushina-san no deseaban que se convirtiera en un guardián ―comentó Charasuke viéndolo apenado. No podía evitar sentir su dolor, siendo ambos parte de una misma alma―. Ya nada se puede hacer, no es como si lo hubieras pedido.

―¡No seas imbécil! ―insultó Uchiha sujetándolo por la ropa atrayéndolo más hacia su cuerpo mientras lo mantenía preso bajo su cuerpo―. Ni tú te crees esas palabras cargadas de lástima. ¡Es eso lo que sientes por mí! ¿No es cierto? ―demandó saber viéndolo cara a cara.

―Es lo que siento por nosotros ―suspiró colocando su mano abierta en el pecho del otro en la zona donde se encontraba el corazón―. El dolor también forma parte de tu crecimiento ―comentó Charasuke sentándose―. Quizás en tu siguiente vida lo puedas hacer mejor ―consoló inútilmente.

―Se siente extraño que me diga eso quien pretende asesinarme ―dijo el card captor retirándose del cuerpo de la carta―. Vas a asesinarme para evitar un mal mayor ―habló en un tono inexpresivo difícil de leer―. Es lo mejor para los demás, ¿verdad?

―Haré lo mejor ―aseguró la carta viéndolo con lágrimas retenidas en sus ojos. No deseaba hacerlo, pero era necesario. Su decisión determinaba el equilibrio―. Buscaré tu alma y me aseguraré de que tú y Naruto no vuelvan a pasar por tantos problemas ―prometió sujetando sus manos―. No deseo hacer esto, pero… pero…

―Lo entiendo ―suspiró Sasuke resignadamente, dándose cuenta de que su otra mitad era extremadamente sentimental―. Sólo te pido que salves a mi amigo Gaara ―pidió dándole un pequeño golpe en la frente al otro.

La carta espejo titubeó nuevamente evitando dejar caer las lágrimas. Mientras más forzaba a sus ojos a retener aquel líquido, más dolían y el nudo en su pecho parecía presionar incluso más. Supuso que el card captor estaba demasiado afectado por lo mostrado en el juicio. No lo culpaba por desear morir. Él mismo hacía eso todo el tiempo. Anhelaba con desesperación inusitada conseguir el descanso eterno. Todo fuera para dejar de ensuciarse las manos de sangre. Estaba cansado, débil y hasta se atrevería a decir que quebrado. Ese juicio se suponía pondría a prueba la voluntad de Sasuke, pero no podía asegurar quien estaba peor. Maldita fuera la desventaja de compartir su esencia. Ver los pecados de Sasuke era ver los propios y viceversa. De hecho, ¿de quién eran esos recuerdos? ¿Del alma que Clown limpió o de la herramienta que creó? Sin siquiera dudarlo, cambiaría todos los conocimientos y hechizos otorgados por el gran mago a su persona sólo por romper ese maldito ciclo sin fin.

―Mejor te das prisa ―sugirió Sasuke mirando como la carta hipaba levemente como evitando romper en llanto ahí mismo―. Quien morirá soy yo, deja de lloriquear ―ordenó frunciendo un poco el ceño―. Date prisa o podría tener un ataque de pánico y arrepentirme. Quien sabe que desastres ocasionaría si eso sucediera ―explicó poniéndose de pie para erguirse con orgullo y aceptar lo que viniera.

―No necesito que me lo digas ―respondió colocándose firme volviendo a sujetar la espada.

Ante eso el card captor cerró los ojos para visualizar en su mente a su familia. No temía a la muerte, después de todo había comprobado de primera mano que las reencarnaciones eran posibles. Al perecer podría esperar con una sonrisa que en su siguiente le fuera mejor. Sai se encargaría de salvar a Gaara y aunque sabía que probablemente Naruto lloraría su muerte, al menos sería feliz. Tendría una vida tranquila. Tras ver lo sucedido con Menma, prefería no ponerse en esa situación. Aún no había despertado como demonio, sólo tuvo aquel pequeño indicio a causa suya. Si no hubiera estado en peligro el demonio en él no habría despertado. Mas, era su oportunidad de asegurarse de que el demonio no pudiera ser liberado. Sin él ni Charasuke aquel ente maligno estaría confinado por varios siglos más. Con gran ironía, se podía apreciar fácilmente como el card captor le estaba viendo el lado positivo a la muerte. A diferencia de su contraparte.

Las manos de Charasuke no dejaban de temblar al pensar en lo que iba a hacer. Y una duda asaltó su mente con insistencia: ¿Qué es lo que estoy protegiendo? ¿Realmente mantengo vivo a Menma? De hecho, ¿sigue habiendo algo de la esencia de Menma en ese sello? Itachi había conseguido separar la parte “buena” de ese cuerpo preso de Zabuza y luego lo destruyó frente a sus ojos. ¿Valía la pena lo que estaba haciendo? Pensando en él, rememoró a consciencia el juicio de Sasuke. Muchos murieron protegiéndolo, parte de ellos incluso solicitaron su ayuda para procurar por él. "¿Estoy arruinando sus sacrificios? Si lo asesino ahora todo lo que hicieron será en vano". Estaba tan harto de todo eso. Podría ponerle fin a la vida de Sasuke, pero le daría la razón al destino. Estaban destinados al sufrimiento y a causarlo. Tomó aire intentando deshacerse de esos molestos pensamientos. Alzó la espada y corrió hacia el otro moreno. Empero, se detuvo a pocos centímetros de su cuello.

―No puedo ―susurró con impotencia tapándose el rostro con la palma de la mano mientras Uchiha lo veía confundido―. De sólo pensar en traerle un pesar aun mayor a Naruto, me siento un traidor.

―¿A Naruto? ―preguntó Sasuke sin entender a qué venía esa afirmación―. Si muero él estará bien, ¿o no? No seguirá avanzando el poder del zorro y jamás se convertirá en un demonio completo.

―Si mueres se sentirá como yo al perder a Menma ―corrigió dejando ver su rostro―. Además creo que… ―habló, mas no terminó la oración pues abrió los ojos con sorpresa.

―¿Qué te sucede? ―interrogó Sasuke acercándose al otro al verlo como si estuviera a punto de caer al suelo.

―El sello ―respondió con dificultad poniéndose nuevamente erguido por su cuenta―. Algo sucede ―susurró preocupado y confundido.

―¿Qué cosa podría ser? ―cuestionó el otro mirándolo con desconfianza―. Aunque Sai esté allí no puede hacer nada sin nosotros, ¿me equivoco? ―preguntó el card captor intentando confirmar que nada malo podía suceder si su amigo estaba para resguardar el sello.

―Sólo nosotros podemos romper el sello ―confirmó Charasuke asintiendo sin dejar de mirar en dirección al templo. Aunque no pudiera verlo por la distancia, la sensación le dejaba saber exactamente dónde estaba el cuerpo de su amado―. Aun así Sai es muy astuto cuando quiere, tiene parte de los recuerdos de Clown. Algo debe haber hecho con eso.

―Entonces vayamos a ver ―dijo Sasuke sacando su báculo y a la carta que usaría para llegar más rápido―. ¡Vuelo! ―exclamó haciendo aparecer las alas en el báculo para poder montarlo.

―¡Espera! ―pidió la carta sujetándolo del tobillo―. Tal vez sería mejor si te quedas aquí y esperas a que yo regrese. Si algo le sucedió a Naruto…

―Si ese bastardo que se supone es mi amigo, le hizo algo me las cobraré sin falta ―prometió viendo decidido a su otra mitad―. Luego podrás ejecutarme ―afirmó con determinación―. Sólo te pido que me dejes salvar al Dobe, luego podrás matarme sin interrupciones.

Charasuke simplemente asintió en silencio. Envidiaba esa tranquilidad con la que hablaba de su propia ejecución. Mientras él, siendo el verdugo, dudaba de tomar una decisión, el card captor parecía hacerle frente a la situación sin exhibir su miedo o debilidades. Lástima que no había superado su juicio. Habría sido un gran mago en el futuro, pues contaba con las actitudes dignas de uno. Tal vez podría dejarlo vivir. En honor a los sacrificios realizados por aquellas personas que amaron a Sasuke, consideraba justo al menos reconsiderar su decisión. Siguió pensando en ello mientras iba volando junto al mago, estaba tan inmerso en sus pensamientos que por poco no se daba cuenta de la magnitud del avance de magia corrupta. A diferencia de Sasuke, quien sólo podía pensar en el peligro que podría estar pasando su novio por culpa de su ingenuidad. “Soy un estúpido”. Se reprochó el joven mago al no haber previsto las verdaderas intenciones de su “amigo”.

―Hay demasiadas sombras ―murmuró Charasuke mirando como alrededor del templo se sentía una carga muy pesada en el aire.

―¿Habrá conseguido romper el sello? ―preguntó Uchiha viendo a la carta con seria preocupación―. ¿Naruto está bien? ¿Sai fue capaz de…? ―interrogó sin llegar a terminar de formular su pregunta, dado que Charasuke no quería oír lo siguiente.

―No creo que pudiera ―dijo con seguridad―. Si él pudiera romper el sello por su cuenta lo habría hecho hace mucho tiempo ―explicó siendo que desde hacía décadas, literalmente, el otro intentaba liberar a Menma sin éxito alguno.

―Tendremos que prepararnos para lo peor ―afirmó Sasuke con cautela. No es que quisiera sonar pesimista, pero debía ser realista. Sai tenía sus ases bajo la manga.

Sus miradas se cruzaron brevemente sabiendo cuál era su deber en esa situación. Ambos tenían sus armas listas y en mano. El báculo y la espada de Clown estaban en poder de ellos y no eran herramientas comunes y corrientes. Habían sido forjadas por el gran mago y eso les daría ventaja sobre el desarmado Sai. Fuera lo que fuera que estuvo planeando, lo detendrían y lo harían arrepentirse de tal imprudencia contra ellos. Estaban enojados por intuir que estaba usando a Naruto, quien lo veía como un amigo, para resucitar a Menma. Muy bajo e inefectivo a su parecer. Sólo esperaban que Naruto no hubiera sido herido. Entraron caminando con lentitud al templo, observando a su alrededor buscando trampas ocultas o hechizos preparados para ellos. Todo estaba increíblemente silencioso. A lo lejos distinguieron al Uzumaki recostado con los ojos cerrados en donde yacía el circulo del sello. Sai estaba parado delante de él viéndolos con su típica falsa sonrisa.

―¡Sai! ―llamó Uchiha en un grito ronco que se asemejaba a un gruñido lleno de odio―. ¿Qué demonios estás haciendo? ―interrogó avanzando a paso decidido hacia donde estaba su novio.

El mencionado simplemente se movió haciéndose a un lado para dejar al card captor acercarse a su pareja. El joven mago corrió hasta el inerte cuerpo y se hincó frente a él. Charasuke ingresó por completo al templo casi al mismo tiempo que el otro y caminó a paso lento no queriendo saber con qué se toparía, pero se forzaba a avanzar por ser su deber estar al tanto. Sasuke tocó las mejillas del guardián sintiéndolas frías, notó también que estaban algo pálidas. Temiendo lo peor apoyó su cabeza en el pecho del otro alineando su oreja con la zona en la que estaría el corazón del otro. Espejo permaneció a una distancia prudente vigilando a Sai. No lo vio intentar hacer nada para evitar el acercamiento entre Uchiha y le rubio. Eso, lejos de darle algo de calma, lo ponía de los nervios. La sonrisa falsa de Sai le parecía desconcertante. Esa expresión no le dejaba leer sus emociones y sólo lo mantenía confundido.

―¡Naruto! ―gritó Sasuke con desesperación llamando la atención de Charasuke―. Su corazón… su corazón no late ―expresó mordiendo sus labios haciéndolos sangrar con rabia por llegar tarde.

―¡¿Qué demonios hiciste, Sai? ―cuestionó la carta sujetando la ropa del otro arrojándolo contra la pared.

Espejo no tardó en usar su propio brazo para retener al contrario dispuesto a arrancarle las respuestas a la fuerza. ¿Asesinar a un guardián? ¿Precisamente a la persona que más amaba Sasuke? Era un atentado sin lugar a dudas. Meditó sus intenciones, pero sólo se le vino a la cabeza que se trataba de un berrinche de parte del otro azabache por no haber conseguido su cometido de resucitar a Menma. Sin embargo, ante su pregunta sólo recibió la molesta risilla de Sai viéndolo de una manera difícil de catalogar. Oyó un gruñido a sus espaldas y al darse vuelta vio el cuerpo de Naruto cubriéndose de magia oscura. Incluso su cabello comenzó a teñirse de color negro. Tal y como le había sucedido a…

―¡Menma! ―exclamó Charasuke presa de la sorpresa, viendo como esos ojos azules se tornaban rojizos y su dorado cabello se volvía negro―. ¡Imposible! —susurró al ver a Naruto rodeándose con el poder del zorro—. ¿Cómo demonios rompiste el sello? ―exigió saber a Sai.

Sasuke no podía creer que su sueño del pasado estuviera materializándose delante de él. Durante sus aventuras como card captor había descubierto muchas cosas, especialmente por ayuda e influencia de su “amigo”, conocía aquella transformación. Empero, no lo podía asimilar. Sólo un mago con la sangre Uchiha podría ser el sucesor y tener el poder para romper ese sello. ¿Cómo había logrado hazaña semejante? La respuesta parecía tenerla Sai, quien sólo seguía sonriendo triunfal mientras se quitaba de encima a Charasuke dándole un golpe en el estómago haciéndolo soltar la espada. Aprovechando que su atención estaba dividida entre él y el guardián. Uchiha le hubiera reclamado también de no ser porque estaba evitando los ataques de Naruto. Envuelto en aquella magia entre rojiza y negra con forma de zorro no paraba de atacarlo con intención de asesinarlo.

―¿Qué hiciste? ―preguntó Charasuke con dificultad por el golpe anterior viendo fijamente a Sai.

―Realmente yo no hice nada ―contestó con una expresión aun tranquila pese al descontrol de Naruto, quien no cesaba los ataques contra su propio novio―. Quien ha roto el sello no ha sido otro más que tú, Charasuke ―agregó dejando al otro sin habla.

―¡No mientas! ―ordenó con sus ojos cambiando a rojo por el odio que estaba sintiendo por tal acusación―. ¡Yo no liberé ese sello! Lo reforcé ―le recordó con un tono de voz grueso y lleno de furia.

―¿En verdad no te diste cuenta? ―preguntó caminando con calma hacia el otro, sin importarle la espada a pocos metros de ellos. Si Charasuke se apresuraba podía recuperarla y atacar.

―No me hagas reír ―espetó la carta viendo de reojo la pelea entre la pareja sucediendo mientras ellos hablaban―. Yo fui encargado a asignar un sucesor para que cuide y refuerce el sello según juzgue en mi sabiduría ―explicó recordándole la razón por la cual Clown lo había creado en primer lugar.

―Eres muy idiota e inocente, ¿lo sabías? ―preguntó Sai mientras caminaba hacia donde estaba el sello roto en el suelo―. Este sello depende puramente de ti. Para ser específicos, de la voluntad de tu corazón ―explicó calmado mientras tocaba el sello con la punta de los dedos de sus manos.

El moreno de la falsa sonrisa tuvo la necesidad de apartarse del sello, ya que la pelea de Naruto y Sasuke había llegado hasta allí. Una enorme cola rojiza hecha puramente de magia intentaba capturar al card captor, quien lo esquivaba usando a las cartas vuelo o velocidad según fuera el caso. Cuando tomaba la ofensiva buscando noquear al rubio, usaba velocidad para acercarse, pero en cuanto intentaba capturarlo se alejaba con vuelo. Era un juego de atrapa y esquiva. Ninguno de los dos daba ventaja al otro y el templo que durante semanas estuvo en reparaciones, nuevamente estaba siendo reducido a escombros poco a poco. Los impresionantes ataques del mago y el guardián no hacían más que causar daño al inmobiliario. Cuando Sasuke esquivó al zorro, éste lo persiguió con mayor insistencia, las columnas se vieron fuertemente afectadas.

―Yo no tengo corazón, Sai ―aseguró Charasuke dispuesto a sacarle a la fuerza una solución. Usando sus poderes sobre los reflejos, le hizo un par de cortes en la cara, sólo para recordarle con quien estaba tratando―. Sólo guardo el fragmento del alma de Clown, pero soy una carta ―explicó con orgullo.

―En eso es lo que te equivocas ―corrigió tocándose las heridas, mientras veía sus propios dedos manchados de sangre―. Tú tienes tu propio corazón, uno que desarrollaste sin notarlo ―dijo viendo el desconcierto de la carta―. Cuando tu voluntad y felicidad son grandes, el sello gana poder. Si tú estás sintiéndote triste y decaído, el poder que retenía a Menma se debilita ―relató caminando hacia la shockeada carta.

―¡Es mentira! ¡Mentira! ―repitió Charasuke colocándose las manos en las orejas queriendo ensordecerse e ignorar esas palabras―. Yo no tengo corazón. Sólo las personas con sangre Uchiha pueden decidir el destino del sello ―repitió un par de veces como si fuera un mantra. Deseaba convencerse más a sí mismo que al otro.

―Cuando Itachi “fracturó” el sello me interesé mucho en cómo hizo tal hazaña, siendo que él no era el sucesor ―confesó soltando una corta risita―. La respuesta fue tan sencilla y obvia que me sentí estúpido por no haberlo visto antes ―se carcajeó más alto por la ironía de ello―. ¿Recuerdas cuando sucedió? ―cuestionó haciéndolo rememorar aquella noche.

—Visité a la vidente del templo Nakano ―comentó Itachi acercándose un poco viendo al zorrito ser tan amistoso.

—No es posible que rompieras el sello ―dijo la carta sin poder creer lo que estaba viendo.

―Lo hice por ti ―confesó el mago de manera natural, como si aquello fuera algo sin importancia.

―¡Perdiste la razón! ―regañó Charasuke sin poder creer semejante locura. Aquel sello no debía ni podía ser roto.

—No lo rompí, sólo lo fracturé y de ahí traje tu regalo ―explicó de manera escueta sin dar detalles al respecto.

La carta espejo tenía muy en cuenta aquellas palabras. Lo había regañado por su imprudencia y hasta maldijo su nombre por llevarle a Menma sólo para quitárselo poco después. Recordaba con rencor ese momento en el cual vio a Itachi usando el hechizo para devolver espíritus y demonios al más allá. Le había arrebatado a Menma delante de sus ojos sin tener el más mínimo reparo ni compasión por él. Estuvo algún tiempo furioso. Le había costado mucho mantener la calma. Odiaba eso de lidiar con los Uchiha. Aquella familia siempre le causaba dolor y malestar en su pecho. Aun así no tenía el derecho de quejarse. ¿Qué carta tiene tal privilegio? Por ello las palabras de Sai lo confundían aun más. No era razonable aquella afirmación sobre la presencia de un corazón en su pecho. Quería llorar y huir de allí lo antes posible, pues los gritos de Sasuke y los gruñidos de Uzumaki no hacían más que recordarles lo sucedido entre Clown y su guardián.

―¡Deja de mentir de una vez y repara el sello! ―ordenó la carta preparándose para repeler cualquier ataque que el otro intentara.

―¿No te parece raro que el sello se haya roto cuando tú te quebraste? ―preguntó Sai mientras sacaba su libro de mano del bolsillo de su pantalón―. Itachi no fue lo suficientemente listo para reconocer mis manipulaciones, pero he de darle mérito por notar que ese sello estaba fracturado desde el día en que asesinaste a tus padres por segunda vez ―explicó invocando unas cadenas para ir contra Charasuke.

―Estuvo intacto por mucho tiempo, estoy seguro ―replicó usando un espejo para rodearse con una esfera transparente y cubrir todas las áreas donde podría colar un ataque. Las cadenas rebotaron una y otra vez sin conseguir alcanzarlo.

―Nuestras revisiones se basaban en medir la energía oscura liberada ―le recordó cambiando de hechizo para utilizar fuego. El cual sólo rodeo su esfera―. Por eso no notamos la brecha. No fue hasta que tras años de lidiar con la culpa, ambicionaste con todas tus fuerzas morir.

―Tú no tenías trato con Itachi. Y si hubieras sabido de esto antes, no habrías tardado tanto en venir a romper el sello ―razonó no dejándose llevar por sus palabras. Alguien tan manipulador y vil como Sai seguramente sólo estaba diciéndole eso para hacerlo bajar la guardia.

—En eso tienes razón, yo no tenía trato con Itachi —secundó Sai—, pero no hizo falta, tenía a su guardián para sacarle información.

—¡¿Qué le hiciste a Minato-san?! —preguntó Charasuke con molestia.

—Él no quiso quedarse con dudas sobre mi identidad y digamos que descubrió que cuando un guardián muere a manos de su mago, éste último se fortalece —respondió con una sonrisa aún más retorcida.

La carta espejo lo soltó como si tocarlo fuera corrosivo. Intentaba procesar lo que estaba sucediendo. Si Sai no le estaba mintiendo significaba que aquella vez cuando fueron a ver a Itachi él... Contuvo el aire mientras se sujetaba el pecho. La zona donde había sido herido por el demonio estaba quemando con intensidad. Y lo peor era que se extendía por su cuerpo con velocidad. No notaba ese avance al estar sumido en sus propios pensamientos. "Si tiene razón eso significa que todo lo que hice fue inútil. No pude salvar a nadie. Fui yo quién trajo la desgracia". Sai no perdía oportunidad, así que se acercó al otro para darle el tiro de gracia.

—Al fin serás feliz —susurró con malicia cerca de su oído—. Tú mismo dijiste que era fácil corromper a Sasuke-kun estoy seguro de que puedes convencerlo de darte su cuerpo —explicó viendo como la batalla entre esos dos seguía avanzando—. Menma está esperando por ti. No desperdicies tu oportunidad.

Con esa última indicación Charasuke no pudo contener más sus gritos llenos de desesperación. Todo había salido mal. Perdió contra Sai y contra el mismo destino. Golpeó el suelo con sus puños mientras las lágrimas humedecían sus propias manos y parte del suelo. El pálido chico de la falsa sonrisa se alejó con un rostro lleno de satisfacción. Al cruzar la puerta del templo, chasqueo los dedos y un círculo mágico se dibujó alrededor de todo el templo creando una barrera.

—Sólo hay espacio para un mago Clown y un guardián —dijo captando la atención de los otros dos—. Mientras existan dos mitades de Sasuke, estarán atrapados con el nuevo Menma-sama.

Y con esas palabras se despidió de ellos. Uchiha quiso correr para detenerlo, pero fue interceptado por Naruto. Un rasengan dirigido a su persona lo obligó a invocar una carta para reducir el impacto. Aún con el daño directo evitado, el impulso de aquel ataque lo mandó a volar contra una de las columnas. Lastimándose bastante en el proceso. Charasuke miró hacia la puerta y luego a Sasuke. Su deber estaba contradiciéndose. ¿Debía ayudar a Sasuke o ir tras Sai? Al fin y al cabo tendría que asesinar al card captor a causa del veredicto del juicio.

—Veamos qué decides esta vez, Gran mago Clown —murmuró Sai para sí mismo.

Habiendo conseguido su objetivo sólo le restaba una cosa por solucionar...

Gaara

 

CONTINUARÁ…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).