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Sasuke card captor por shiki1221

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Cap 5: La lealtad de una carta

 

―¡¿Charasuke?! ―gritó Uchiha sin poder creer que esa carta hubiera asesinado a una sacerdotisa a sangre fría.

 

―El mismo ―respondió sonriendo sin dejar de verlos con aquella expresión presumida.

Sakura e Ino no pudieron contener los gritos de horror al ver a Shion muerta frente a ellas. No tuvieron tiempo de actuar. Siendo su deber proteger la vida de las videntes y habían fallado de manera penosa con una. Las doncellas observaron al recién llegado comparándolo con Sasuke. Ambos se veían exactamente iguales, pero el invitado tenía un aura diferente. Una magia impura, diferente a la de las demás cartas de la baraja de Clown. Sakura se levantó de inmediato sacando sus talismanes de entre sus prendas, en lo que Ino ayudaba a Hinata a ponerse de pie. Tenían que sacarla de allí antes de que fuera atacada o recibiera algún daño. No dejarían que otra de las suyas fuera asesinada. Era un pésimo momento para estar ciega. Hinata se lamentó por no poder pelear al lado de las demás, pero en su estado era imposible. Si tan sólo sus ojos no hubieran sido robados.

―Tú eres el amante del demonio, ¿cierto? ―cuestionó Hyuga sin mostrarse alterada por los gritos de los demás. Deteniendo a la rubia que intentaba sacarla de allí.

―¿Cómo me dijiste? ―interrogó con molesta el moreno cambiando su expresión antes jovial a una más amenazante.

―¡Sea como sea debo detenerlo! ―gritó Sasuke tras aprovechar aquella charla entre ellos para invocar su báculo y usar una de sus cartas―. ¡Rayo! ―invocó.

La copia de Uchiha ni siquiera se inmutó por sus gritos, permaneció en su sitio. En su lugar el zorrito en su hombro advirtió del ataque de la carta. Sin embargo, Charasuke simplemente levantó una mano y con ello consiguió que el ataque dirigido a su persona golpeara a Sasuke por el flanco izquierdo. Naruto había asumido su forma de guardián para atacar a la carta, mas se detuvo al ver un zorro de su mismo tamaño de color negro impidiéndole el paso. Se decidió morderlo para sacarlo del camino, pero no consiguió atraparlo. Ese maldito se movía de una manera demasiado rápida para él. Aun no lo atacaba, pero parecía querer divertirse a su costa frustrando su avance. La figura del pequeño zorro cambió brevemente revelando a un joven idéntico a Naruto, pero con algunas características diferentes. Un cabello oscuro como el de los Uchiha y unos ojos carmesí.

―Los guardianes ya no son tan impresionantes como antes ―dijo Menma sonriendo de lado mientras se cruzaba de brazos sin quitar la vista del rubio.

―¡¿Eres una copia mía?! ―exclamó Naruto viéndolo de arriba abajo, notando sus grandes similitudes con el otro.

―Qué insulto, niño ―contestó ofendido el azabache de ojos azules con una voz seria―. Yo no soy copia de semejante inútil. Provengo de tiempos en los cuales los magos y guardianes recibían el respeto merecido por sus servicios ―explicó mirando significativamente a Uchiha―. En estos tiempos veo que dan pena.

Sasuke aún permanecía en el suelo de rodillas manteniéndose sentado con ayuda de su báculo. El ataque de la carta rayo había sido un golpe bastante duro para su persona. Agradecía no poseer ninguna deficiencia cardíaca o habría provocado un infarto a su propio corazón. Por el momento era su cuerpo el más afectado, sus músculos no estaban coordinando las ordenes de su cerebro. Rayo jamás fue una carta tan específica, su poder residía en la destrucción provocada por la fuerza bruta. Por ello supuso que Charasuke modificó aquel ataque, como lo vio hacer anteriormente con la carta burbujas. Tenía gran facilidad cuando se trataba de aprovechar al máximo las habilidades propias de las cartas. Los ojos del card captor permanecieron expectantes de la conversación de la carta con la sacerdotisa. Por unos momentos sus palabras parecieron cerrarle la boca al siempre hablador Charasuke.

―¡Responde! ―demandó Hyuga alzando la voz sin saber la ubicación exacta de la carta―. Tú eres el traidor del mago Clown, ¿verdad? ―inquirió de manera acusatoria.

―¿Eso te han contado de mí? ―cuestionó la carta caminando tranquilo hacia Hyuga sin importarle que Ino estuviera tomando sus propios talismanes para detenerlo.

―Se dice que el gran mago Clown tuvo un mejor amigo, quien lo traicionó tras enamorarse de un peligroso demonio ―explicó Hinata apretando la tela de su propio traje―. Has venido a liberar a tu amante del sello impuesto. ¡Desatarás la calamidad! ¡Esto es como una caja de Pandora! ―advirtió elevando su tono de voz.

―Vaya, vaya qué chismosas resultaron ser y eso que son sacerdotisas ―se burló el azabache ladeando la cabeza con una gran sonrisa―. Tienes razón en gran parte de lo que dices ―confirmó.

Charasuke caminó lentamente hacia ella, siendo interrumpido su camino por Sakura e Ino. Ellas arrojaron los talismanes y comenzaron a orar, creando un círculo mágico alrededor del moreno. Su intención era paralizarlo en ese sitio y purificarlo hasta hacerlo desaparecer por completo. La carta miró con aburrimiento su intento de detenerlo. El hechizo era bueno, la efectividad y la fortaleza del mismo residía en la cantidad de personas participes del ritual. Para mala suerte de las chicas, sus poderes no eran suficientes para alguien como él. Estar hecho de magia pura tenía una ventaja sin igual. Dio un paso fuera del circulo provocando que se rompiera. El aire se expandió como una onda empujando a Ino y Sakura lejos del sitio. Una de ellas se golpeó la cabeza contra una columna y la otra terminó rodando por el suelo hasta dar con una pared.

―¡Sakura-san! ¡Ino-san! ―gritó Hyuga asustada al percatarse de los gritos de ambas al ser lanzadas por los aires.

―No creo que puedan ayudarte, de hecho nadie aquí puede ―comentó Charasuke mirando a las chicas inconscientes y luego al card captor aun paralizado por su propio ataque. El guardián nada podía hacer sin evadir al zorrito negro―. Por lo que noté tú eres la que puede leer el pasado ―afirmó serio sujetando el cuello de la muchacha.

―Sin mis ojos me es imposible utilizar el byakugan para hurgar en tu pasado ―respondió con la voz entrecortada por la falta de aire.

―Pero sabes acerca de mi amante ―afirmó Charasuke con seguridad―. Lo debes haber visto de alguien. ¿De quién fue? ―demandó saber mientras apretaba con mayor fuerza el frágil cuello de la azabache.

―De Itachi ―respondió finalmente tras varios segundos luchando por jalar un poco de oxígeno a sus pulmones. Cuando el agarre disminuyó hizo el intento de respirar mientras tosía―. Uchiha Itachi me mostró el pecado que ustedes comparten ―explicó con una sonrisa de burla―. Ustedes temían que Shion y yo reveláramos el secreto de ambos, por eso han venido a este templo, ¿cierto? ―interrogó con toda la seguridad que podía en su situación.

Naruto se desesperaba más y más a cada momento por no poder evadir a ese maldito zorro. Deseaba ir en ayuda de la sacerdotisa, pero le era imposible. Uchiha apenas sin conseguía arrastrarse un poco en el suelo. Haciendo acopló de sus fuerzas silenció sus deseos de saltar sobre aquellos dos a preguntar la razón de mencionar a Itachi. Cerró los ojos concentrando toda su magia en sanarse a sí mismo. Su tutor le había enseñado a canalizar energía mágica con ese fin, la desventaja era lo inútil que resultaba en batalla. Requería de su concentración al máximo y estar completamente quieto. Ninguna de esas dos cosas eran precisamente sus especialidades, pero estaba siendo completamente ignorado por ello lo mejor era darle uso a esa invaluable oportunidad.

―Itachi te manda saludos ―dijo Charasuke con una enorme y falsa sonrisa mientras se disponía a asesinarla de un sólo movimiento.

―¡No te lo permitiré! ―gritó Uchiha usando la carta rayo para apartarlo de Hinata.

La carta soltó de inmediato a la sacerdotisa dejándola caer al suelo. Poco y nada le importaba el bienestar de la joven, pues sus ojos estaban centrando su atención en el card captor. Un ataque desesperado y poco pensado como el lanzado, no tendría ningún efecto sobre él. Con una cínica sonrisa dio un salto mortal hacia atrás, con la única finalidad de burlarse de las habilidades del otro. Empero, Sasuke había estado aprendiendo de sus errores. En cuanto Charasuke tocó el suelo sintió una potente descarga eléctrica que lo aturdió momentáneamente. Al mirar al suelo encontró la causa. El mago no sólo había usado su tiempo en el suelo para curarse sino también para electrificar los restos del techo y estatuas metálicas. Tan sólo con haber clavado su báculo en el suelo activó el circuito en su contra.

―Muy ingenioso debo reconocerlo ―comentó Charasuke sonriendo―. Veo que sí has aprendido a usar un poco tu imaginación ―halagó mientras copiaba la ropa y el báculo del card captor―. Si sigues así tal vez deba ponerme serio ―advirtió haciendo girar su propia versión del báculo mágico, con la única diferencia apreciable en el color del mismo.

―Hablas demasiado ―gruñó Sasuke sacando de entre su ropa otra carta―. ¡Vuelo! ―gritó elevándose para alejarse del suelo.

―¿Tu novio está en problemas y no lo ayudas? ―preguntó la carta con una mirada de burla.

―En estos momentos tengo más interés en tu novio ―replicó Sasuke mirando de reojo el altar del centro de aquel templo.

―Miras hacia el sitio equivocado, niño ―comentó la carta mientras veía desde abajo al mago―. Si no eres capaz de sentir su descomunal poder maligno, no estás calificado para ser un card captor.

―¡Eso no lo decides tú! ―acusó el moreno revisando con prisas sus cartas―. Tal vez no sea la mejor, pero es todo lo que tengo para ataques a larga distancia ―suspiró observando su siguiente carta―. ¡Burbujas!

―No sabes cuán equivocado estás ―dijo Charasuke mientras permanecía totalmente quieto ante su ataque.

Las burbujas que estaban supuestas a causar un gran daño al explotar pasaban alrededor del cuerpo de la carta. No lo impactaban, ni siquiera llegaban a causarle el más mínimo roce. Era como si temieran tocarlo. La carta burbujas asumió su forma humanoide frente a Charasuke, era como un niño pequeño vestido de bufón. Su trajecito de color celeste cielo le daba un toque de inocencia propio de una carta como él. Charasuke le sonrió con dulzura antes de acariciar su cabeza con una mano y se colocó de rodillas para estar a su altura. Su boca se acercó al oído del menor y susurró palabras que nadie más alcanzó a escuchar. Sasuke crujió los dientes al ver a su carta acercarse a abrazar al mayor. Menma también se acercó en forma de zorrito y subió al cabello de la carta menor.

 ―¡¿Qué demonios haces, Burbujas?! ―preguntó con molestia Sasuke agitando su báculo―. ¡Maldito traidor! ―acusó regresándolo a su carta.

―Qué temperamento ―susurró Charasuke sin una pizca de gracia por la acción.

―Tendré que detenerte con hechizos convencionales ―dijo Uchiha más para sí mismo que para el otro, ya que verdaderamente era un problema intentar ganarle a una carta Clown con magia básica.

―Ambos sabemos que no funcionará ―avisó Charasuke antes de desaparecer de la vista del mago en cuestión de segundos.

―¿A dónde se fue? ―cuestionó el moreno paseando su vista por el lugar en busca de esa carta rebelde.

―¡Sasuke! ―gritó el rubio corriendo hacia él para empujarlo antes de que recibiera el ataque de Charasuke.

―El zorrito tiene buenos reflejos ―comentó la carta sonriendo antes de hacer que su báculo se transformara en una espada―, pero eso no es suficiente.

Con ese último comentario dejó caer su espada contra el suelo, abriéndolo bajo los pies del rubio y el mago. Uzumaki cambió a su forma de guardián para poder volar. Mientras el moreno invocaba a vuelo nuevamente para elevarse a un sitio seguro. Desde la altura a la que estaban vieron como los pisos de mármol, ahora deshechos, dejaban ver unas líneas y letras extrañas. No les tomó demasiado tiempo deducir de lo que se trataba: era un círculo mágico. La pregunta por responder era ¿para qué servía? Temían estar en presencia del sello del demonio guardado en ese templo. Si era liberado aquel ser que, ni siquiera la suprema sacerdotisa consiguió erradicar, menos aún lo podrían conseguir ellos. Sasuke voló en picada dispuesto a atacar nuevamente a esa carta y sellarla de una buena vez.

 

Fui un iluso al creer que una carta puede permanecer libre. Ahora comprendo mejor el deber legado a mi familia. Nosotros como magos debemos sellar a las cartas y guardarlas donde no caigan en manos equivocadas ni se liberen. Todas ellas no hacen más que causar problemas cuando se les otorga un poco de libertad para hacer lo que quieren”

 

―No debiste atacarme de esa manera tan vulgar ―comentó Charasuke mientras chasqueaba los dedos.

―¿Qué? ―preguntó Sasuke antes de sentir su cuerpo paralizado―. No puedo moverme ―murmuró con molestia.

―¿Cómo? ―preguntó Naruto a su lado viéndolo alternativamente a él y luego a Charasuke―. ¡¿Qué demonios le hiciste al Teme?! ―demandó saber. Gruñendo con su cola erizada de rabia.

―Parece que son muy distraídos ―afirmó la carta sonriendo mientras hacia una señal de pasar su dedo por su propio cuello―. Han olvidado que asesiné  a Shion delante de sus ojos ―dijo mientras una línea carmesí comenzaba a dibujarse en el cuello de Sasuke.

Los ojos azules de Naruto se fijaron en la carta antes de volar a toda velocidad contra él. Distraerlo, golpearlo, lo que fuera necesario para detenerlo lo haría, pero salvaría a su mejor amigo. Sin embargo, no tuvo necesidad de hacer nada. El suelo tembló por breves momentos y una especie de “cola” salió de la grieta atravesando el pecho de Charasuke. De la boca de la carta comenzó a brotar sangre, al mismo tiempo en el que el card captor recuperaba la movilidad de su cuerpo. El zorrito negro mordió aquello que hería a la carta y, para sorpresa de los presentes, se alejó del cuerpo de la carta.

―¿Intentas matarme acaso? ―preguntó Charasuke mientras se sujetaba la herida sangrante en su pecho sin dejar de observar a su zorro.

―No creo ser capaz de asesinarte con tanta facilidad, ¿cierto? ―preguntó Menma mientras subía al hombro de la carta.

―No moriré con tan poco, pero… ―afirmó dubitativo de continuar aquella oración.

Por su parte, Sasuke estaba más que furioso. Desconocía por completo la razón de haber quedado indefenso frente a esa ridícula y molesta carta. Mas, en cuanto notó que nuevamente tenía el uso completo de sus facultades físicas, no tardó mucho en lanzarse contra Charasuke. Dejaría para más tarde sus análisis, pues por el momento sólo estaba decidido a terminar pronto con el otro. Corrió hacia el contrario siendo detenido únicamente por el temblor bajo sus pies. El suelo comenzó a brillar de manera sospechosa y poco a poco se abría más y más develándose aquel sello maldito bajo sus pies. Menma frunció el ceño al mirar el círculo mágico brillando intensamente en un color morado. Negó con la cabeza brevemente antes de dirigir su atención a la sangre antes derramada por su pareja.

―Charasuke ―llamó en su forma de zorrito―. Se terminó el tiempo, debemos irnos de aquí ―sugirió a sabiendas de las posibles consecuencias de permanecer demasiado tiempo en ese templo.

―Creo que es hora de irnos, pero… ―aseguró la carta con su mirada brillando en carmesí―, antes debo encargarme de que el secreto que Itachi y yo compartimos jamás sea revelado ―comentó buscando a la sacerdotisa Hinata.

La joven aun no recobraba el conocimiento, por lo que era completamente ajena al peligro que se cernía sobre ella. Sasuke junto a Naruto no estaban dispuestos a permitir que la joven fuera asesinada delante de sus ojos. “¿Cuál es el pecado que comparte esta carta con mi hermano Itachi? ¿Qué relación llevan esos dos?”. Pensó Uchiha dispuesto a interrogar a la miko en cuanto volviera en sí, mas primero era necesario ponerla a salvo y sellar a Charasuke de una buena vez por todas. Sea lo que sea que esa maldita carta ocultara lo forzaría a revelárselo a como diera lugar. El card captor se posicionó delante de la joven Hyuga anticipando el ataque de su copia, pero no contaba con que lanzara su ataque contra él. Charasuke se abalanzó contra él con la espada en alto y atravesó el pecho de Sasuke con sus ojos brillando de manera más intensa, sonrió cínicamente. Movió su mano retorciendo la espada en el pecho del mago mientras la hoja de la espada se expandía y destruía el corazón de Hinata tras Uchiha.

―Tu cuerpo es muy frágil para ser un escudo ―comentó Charasuke mientras acercaba su cara al contrario.

―¡Sasukeee! ―gritó desesperado Naruto no sabiendo qué hacer. En su figura humana quedaría incluso más expuesto que como guardián.

―¿Qué… qué relación tienes con Itachi? ―interrogó tosiendo sangre. Uchiha a pesar de las heridas intentaba mantenerse firme.

―No es algo que necesites saber ―contestó la carta usando su mano disponible para acariciar el cabello de Sasuke―. Un niñito tan falto de odio como tú no está listo para ensuciarse las manos ―dijo antes de retirar su espada de su cuerpo.

Al retirar la espada del cuerpo Sasuke lo dejó caer al suelo desangrándose. Detrás de él yacía el cuerpo de la sacerdotisa con una prominente herida en el pecho. Charasuke acercó su espada hasta su rostro y abrió su boca mostrando su lengua. Lamió la sangre del goteante borde de su arma. Caminó de manera despreocupada hacia el centro del templo. Allí donde residía el círculo mágico, siendo seguido de cerca por aquel confiable zorrito de color oscuro. Éste al poner su pata delantera en el borde del círculo sintió una fuerte descarga eléctrica haciéndolo retroceder de inmediato. Uzumaki también intentó acercarse, pero al igual que aquel zorro negro recibió una descarga que lo alejó del centro.

―¡¿En verdad vas a hacerlo?! ―gritó Menma saltando completamente alterado―. ¿Acaso no me amas? ―interrogó.

―Te amo con todo mi corazón y sabes que haría cualquier cosa por ti ―aseguró el azabache alzando aquella espada por encima de su cabeza―. Es por eso que debo hacer esto ―exclamó antes de concentrar su magia en la espada haciendo que unas letras se dibujaran en ella―. Dos doncellas que gobiernan el destino guardan el secreto impío, la sangre del pecador y el réquiem cantado por un traidor. Obedece a mi voluntad, oye mi voz y ¡ríndete a mis deseos! ―exclamó clavando su espada en medio del círculo.

El templo entero comenzó a temblar mientras el brillo se intensificaba. El sello comenzó a disolverse de manera titilante. Apareciendo y desapareciendo por breves lapsos de tiempo. Unas sombras oscuras surgieron del suelo y volaron hacia el techo, destrozándolo mientras salían y se perdían de la vista en el cielo. Los ojos de Charasuke dejaron momentáneamente de brillar en color rojo, pero recuperaron su color. Su rostro no tenía ninguna expresión en particular. Quedó como ausente por donde se fue aquella energía oscura. Sin embargo, reaccionó al ver a Naruto intentado arremeter contra él. En un ataque desesperado para hacerle pagar su afrenta. Empero, para la carta sólo bastó un parpadeo para detener al blondo.

―¿Qué sucede? ―preguntó al aire cuando su cuerpo quedó suspendido en pleno vuelo.

―Tú eres bastante inútil ―comentó Charasuke acercándose a él. Sujetó con fuerza su mentón y sin previo aviso, le robó un beso de sus labios.

―¡¿Qué demonios se supone que haces?! ―interrogó el  joven de ojos azules protestando mientras escupía completamente ofendido.

―Es un pequeño regalo ―respondió el azabache relamiéndose los labios―. Sasuke no será feliz mientras yo pueda impedirlo ―explicó con tranquilidad.

―¿A qué te refieres con eso? ―inquirió haciendo acoplo de sus fuerzas para moverse normalmente.

―La ignorancia es felicidad ―contestó mientras hacía girar el báculo en su mano.

Lo siguiente que sintió Uzumaki fue dolor en su cuerpo. Como si decenas de cuchillos rasgaran su piel fue sintiendo el ardor y la sangre tibia derramarse. Aquel ser tan parecido a él se hizo presente al lado de Charasuke sonriéndole con deleite. Hizo todo lo posible por mantenerse consciente y de pie dándoles pelea, mas el dolor fue tan intenso que sintió su propia alma romperse en pedazos. Soltó un gran y prolongado alarido de dolor mientras perdía el conocimiento. “Lo siento, Teme. De nuevo no pude protegerte”. Fue el último pensamiento surcando la mente del de ojos azules teniendo como última imagen a Sasuke tirado en el suelo herido. Una imagen grabada en la pupila de sus irises.

 

Naruto abrió los ojos nuevamente sin saber dónde estaba. Todo el lugar se veía pobremente iluminado, dificultando identificar si seguía o no en el templo Nakano. El suelo estaba lleno de agua. Estaba de un extraño color amarillento y el olor a podredumbre no estaba siendo de su agrado. Observó a unos cuantos metros de distancia a Charasuke atravesar el pecho de Sasuke con la espada de antes. Intentó gritar, pero su voz no le salía. Quiso correr a detenerlo, pero sin importar cuanto se esforzara, continuo sin poder moverse de su sitio. A su lado distinguió a aquel sujeto presentado como Menma. La sangre de su mejor amigo estaba dispersándose en el suelo tras ese ataque. Cerró los ojos no deseando verla y cerró sus puños antes de estrellarlos contra la superficie bajo suyo. Un hilo rojizo corrió a través de aquella agua hasta llegar a sus dedos, humedeciéndolos. Sintió el tibio líquido en su piel, destacando entre el resto.

—¿La sangre de Sasuke? —preguntó al abrir sus ojos.

—Es deliciosa —comentó Menma sujetándole la mano—. Deberías probarla —sugirió con una sonrisa maliciosa.

Aquel sujeto elevó su mano en contra de su voluntad y lo obligó a ver sus dedos manchados. Observó su propia mano largamente sin siquiera imaginar la razón de tan rara petición. Empero, a la fuerza el azabache le metió sus propios dedos a la boca. Sintió el sabor de la sangre deslizarse suavemente por su lengua. Era un sabor algo salado y hasta diría como metálico. No sabía bien cómo describirlo, pero le estaba gustando. Para su sorpresa y miedo no le tomó demasiado tiempo acostumbrarse al sabor y desear más. Sacó de inmediato sus dedos de su boca. Se preguntó a sí mismo por qué estaba codiciando la sangre de Sasuke. Sintió asco de sí mismo por semejantes deseos aberrantes.

—¿Quieres más? —interrogó Menma obligándolo a ver en dirección al mago—. Allí hay más —señaló al inconsciente Sasuke— ¡Tómalo! ―ordenó con firmeza sujetándolo por su cabello.

—No ―negó con molestia mientras se resistía al agarre sobre su persona.

—Hazlo ―incitó de manera tentadora. La forma de ofrecerle aquello ciertamente parecía una invitación difícil de rechazar―. Tú lo deseas ―aseguró con un tono tranquilo al decirlo.

Se vio a sí mismo acercándose. ¿Era él o era el tal Menma? Sintió que comenzaba a enloquecer. ¿Cómo siquiera era posible pensar en algo así de despreciable? Aun así, tenía el cuerpo de Sasuke entre sus brazos. La sangre fluyendo a raudales de la herida de su pecho. Su boca comenzó a salivar por alguna causa desconocida. Mejor dicho, no quería aceptar el deseo de su paladar de impregnarse con aquel liquido carmesí perteneciente a su mejor amigo. Su lengua se asomó tímidamente como pidiendo permiso de probar aquel elixir prohibido.

 

—¡Sasuke! ―gritó Uzumaki lleno de terror mientras respiraba completamente agitado.

Los ojos azules se abrieron rápidamente enfocando a su alrededor. Estaba en una habitación blanca con un olor a alcohol y desinfectante que le hacía desear largarse. Se levantó de la cama un poco incómodo y caminó hacia la puerta. Salió y comenzó a buscar al Uchiha desesperadamente por cada habitación. Leyó cada etiqueta hasta dar con la que buscaba. Una vez encontró la habitación de Sasuke, no dudó en meterse sin esperar siquiera el permiso de algún doctor. Sus ojos se abrieron de impresión al ver a su mejor amigo vendado inconsciente usando respirador artificial. Jamás se había sentido tan impotente que en esos momentos. No fue capaz de protegerlo, sólo se limitó a mirar y volar a su alrededor cual mosca a la fruta. “Inútil, inútil, inútil” se repetía constantemente en su mente recriminándose a sí mismo lo sucedido. Conteniendo sus ganas de llorar se acercó hasta la cama. Se colocó de rodillas, como haciendo penitencia y sujetó la mano pálida entre sus dedos.

Muy lejos de aquel hospital, se encontraba Charasuke en el mismo viejo departamento que estuvo ocupando todo ese tiempo. Contaba únicamente con la compañía de su amado Menma a su lado. Sin él estaba seguro de que no sería siquiera capaz de soportar la herida en su pecho. A pesar de estar concentrando toda su magia en dicho lugar, no conseguía cerrar el corte de aquella maldita cola de demonio. Odiaba cuando las colas de Kyubi se transformaban en armas así de eficaces, tan filosas y rápidas como el mismo viento. Comenzó a toser desesperado por la falta de aire, siendo observado de cerca por Menma. Hasta que repentinamente oyó la puerta del lugar abrirse.

―Considerando que puedes romper mi barrera mágica no entiendo porque tomarte la molestia de usar la puerta ―comentó Charasuke estando aun con su cuerpo doblegado en el suelo a causa del dolor.

―Por cuestiones de educación ―respondió Itachi caminando hacia él.

―Qué considerado ―dijo Menma mirándolo de mala manera―. ¿Qué haces aquí? ―demandó saber sin ningún miramiento.

―Sólo vine a ver a Charasuke ―contestó con tranquilidad el mago Uchiha sosteniéndole la mirada a Menma―. ¿No deberías estar más agradecido conmigo? Yo te liberé de aquel sello ―le recordó con obvias intenciones de hacerlo molestar.

―¡Lo que hiciste no tiene nombre, imbécil! ―reclamó el joven de ojos azules mostrando sus afilados dientes más parecidos a colmillos animales que a los de un humano.

―Tranquilo, kitsune-chan ―habló la carta teniendo problemas para respirar―. Itachi es tu benefactor, así que deberías tenerle un poco más de consideración ―recomendó sujetándose las rodillas antes de ponerse completamente de pie―. Yo no soy un beneficiario suyo, así que… ―dijo apareciendo a espaldas de Itachi colocando un cuchillo en su cuello―. Dime, ¿qué pretendías lograr? ―inquirió jadeando del esfuerzo realizado.

―Para estar tan gravemente herido eres bastante agresivo ―señaló Uchiha mientras sujetaba el cuchillo con la mano desnuda―. Mis manos tienen tanta sangre que la mía propia no hace la diferencia ―explicó sin mostrarse afectado por tener un corte tan grande en su mano.

―Estás loco ―comentó Menma viéndolo horrorizado―. Lárgate de aquí antes de que…

―¿Antes de qué? ―interrogó Uchiha mirándolo desafiante―. No puedes hacerme nada en tu estado actual ―afirmó viéndolo con superioridad.

―¡Cierra la boca! ―ordenó Charasuke separándose de su cuerpo a una distancia prudente.

―Sólo venía a ver cómo estabas. Después de todo yo fui quien te reunió con tu amante y protegió tu pasado ―explicó Itachi haciendo enojar a los otros dos―. Era justo que fueras tú quien asegurara mi futuro.

―Esto no debió salir de esta manera ―reclamó Charasuke cerrando sus manos en puños―. Sasuke tiene un alma demasiado…

―¿Pura? ―preguntó el mago encogiéndose de hombros restándole importancia―. No tiene suficiente odio y nunca lo tendrá. Tú y yo lo sabemos ―explicó mientras se acercaba caminando a paso lento.

La carta se sujetó la cabeza unos breves momentos. Era inútil un alma como la de Sasuke. Supuso que sería fácil corromperlo, pero ni siquiera la tragedia ocurrida en su familia lograba generar el odio que esperaba en él. Si no podía obtener ese sentimiento genuinamente, le era irrelevante. En cambio, tenía frente suyo a Itachi, quien servía a su causa en más de un aspecto. No, él no debía involucrarse más en los secretos del mago Clown. Ya sabía demasiado y no quería repetir sus errores anteriores. Jamás debió confiar en un mago Uchiha, sólo traían calamidades cuando se les confiaba algún conocimiento mágico. Estar divagando acerca del corazón de Sasuke le costó unos breves momentos de distracción, los cuales fueron aprovechados por Uchiha. Usando su mano lo sujetó por la muñeca obligándolo a posicionarse frente a él. Allí la dio una fuerte patada en el vientre mandándolo a volar contra la pared.

―¡Charasuke! ―gritó Menma preocupado viéndolo demasiado quieto para su gusto―. Maldito ―insultó a Uchiha―. Una de las colas del zorro lo hirió gravemente ―avisó sin moverse de su sitio―. No lo lastimes ―ordenó.

―Imaginaba que ese detestable olor a sangre podrida venía de él ―respondió Itachi caminando lentamente hacia el otro.

El mago Uchiha usó su mano para invocar su báculo personal. Lo alzó sobre su cabeza y comenzó a recitar un antiguo hechizo. La punta del báculo comenzó a brillar, una vez listo golpeó directamente la herida en el pecho de Charasuke. Un grito desgarrador salió de sus labios mientras convulsionaba de dolor. Menma cerró sus manos en puños mientras desviaba la mirada incapaz de interceder en lo que estaba sucediéndole a su pareja. Sus ojos se negaban a ver semejante tortura, pero sus oídos eran incapaces de obviar sus alaridos. Fue cuando todo quedó en silencio que se atrevió a mirar nuevamente. Se encontró con una enorme mancha de sangre en la pared y a su pareja tirado en el suelo en medio de un charco de su propia sangre.

―¡Charasuke! ―gritó el joven de ojos azules acercándose.

―Era mejor que muriera de una vez. Ya no tiene sentido que esté vagando en este mundo ―dijo Itachi dándose la vuelta caminando rumbo a la puerta.

Menma siguió llamando repetidas veces al moreno sin obtener ninguna respuesta. Deseó tocarlo, pero su mano permaneció suspendida a un centímetro del negro cabello. Se mordió los labios antes de dirigir su mirar hacia donde había partido Itachi. Ese mago estaba dispuesto a sacrificar lo que fuera por su objetivo. Tal determinación u obsesión por hacer las cosas a su manera podía resultar en una gran calamidad si no lo hacían reaccionar. Empero, era más posible que aceptara el destino impuesto si seguía pensando de esa misma forma. Los ojos negros de Charasuke apenas si podían mantenerse entrecerrados enfocando al mago y a Menma. “No debería amarlos tanto, pero aun con todo el dolor que me causan, no puedo alejarme”. Pensó mientras su visión se iba tornando borrosa al mismo tiempo que Itachi abandonaba el lugar.

Itachi caminaba tranquilamente por la ciudad percatándose de que la atmosfera de la ciudad había cambiado. Claramente se podía percibir la magia oscura del demonio zorro esparcida. Y no fue el único en notarla, en su mansión Sai se encontraba sentado frente a una mesa con un tablero de ajedrez encima. Las piezas estaban dispuestas cual partido iniciado recientemente. Del lado de la reencarnación de Clown se hallaban las piezas blancas, en el contrario las de color negro. La habitación estaba a oscuras iluminada tan sólo por una pobre vela.

―Nuestro destino no es más que un juego de ajedrez en el que el mago Clown juega contra sí mismo ―afirmó sonriendo falsamente estando completamente solo―. Sasuke sería el rey blanco e Itachi el negro ―mencionó tocando las piezas haciéndolas brillar tenuemente―. La reina es la pieza que protege al rey, ese sitio es mío al lado de Sasuke, pero tú, Itachi te deshiciste de Charasuke. ¿Cómo planeas ganar sin tu reina?

Preguntas murmuradas a la nada misma. Respuestas ocultas en la sangre de los Uchiha. El aullido del demonio fue tan grande esa noche que todos los poseedores de magia sintieron su amenaza. Aquel capaz de destruir ciudades, legendario por asesinar y alimentarse de magos clamaba por más sangre. La derramada ese día en su honor no calmó su sed. Por el contrario, probar la sangre fresca del nuevo card captor lo había puesto inquieto y deseoso de más. La luna, como sintiera temor por los recientes acontecimientos, se ocultó tras las nubes privando a los mortales de su blanca luz. La oscuridad estaba cobrando la fuerza de devorarlo todo.

 

 

CONTINUARÁ…


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